Cirugía, Fiebre Reumática

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE ODONTOLOGÍA

CATEDRA DE CIRUGIA

Integrantes: Fecha: 07/09/2022


● Wendy Acero
● Daniela Bernal
● Fernanda Chicaiza

Tema: Fiebre Reumática


1) ¿Qué es la enfermedad?
La fiebre reumática (FR) es una enfermedad inflamatoria sistémica
caracterizada por la presencia de lesiones que afectan al corazón, las
articulaciones, el sistema nervioso central, la piel y el tejido celular
subcutáneo como secuela de una infección faríngea por estreptococo
betahemolítico del grupo A.
2) Diagnóstico: exámenes complementarios
El diagnóstico se basa en el conjunto de hallazgos clínicos y en los datos
biológicos. Los criterios de Jones (tabla 1) sirven para el diagnóstico
del brote agudo inicial. La FR se define como un síndrome inflamatorio
evolutivo con una infección estreptocócica previa. Los criterios de Jones,
revisados varias veces, sirven como guía. La asociación de 2 criterios
mayores o uno mayor y 2 menores, junto con la existencia de signos
evidentes de infección estreptocócica reciente, hacen muy probable el
diagnóstico de FR. Actualmente en los países más desarrollados la FR está
en retroceso y los casos esporádicos que se presentan tienen una evolución
distinta al cuadro clásico, por lo que el diagnóstico es más complicado y los
errores son frecuentes.
● Elevación de los títulos de anticuerpos relacionados a la infección
estreptocócica: se elevan desde los primeros días en que se manifiesta
la F.R. y pueden durar elevados alrededor de 6 -8 semanas.
● El cultivo faríngeo positivo para estreptococo grupo A durante un
episodio de F.R. es infrecuente y de interpretación incierta.
3) Fisiopatología de la enfermedad
El brote reumático afecta a diversos órganos y tejidos, sin embargo, corazón
sufre secuelas permanentes. La lesión típica es el nódulo de Aschoff, lesión
proliferativa, con un núcleo de colágeno necrótico, rodeado de células
reticuloendoteliales, plasmocitos y linfocitos. Estos nódulos se pueden
encontrar en el miocardio, las articulaciones y la piel, y la mayoría son
reversibles salvo en el corazón, donde causan inflamación con posterior
fibrosis, calcificación y deformidades, y dejan insuficiencia y estenosis
valvular, sobre todo en la válvula mitral (85%), la aórtica (45%), la tricúspide
(10%) y la pulmonar (2%).

4) Características clínicas generales

La fiebre reumática puede provocar los siguientes signos y síntomas:

● Fiebre
● Articulaciones dolorosas y sensibles, con mayor frecuencia en las
rodillas, los tobillos, los codos y las muñecas
● Dolor en una articulación que migra a otra articulación
● Articulaciones rojas, calientes o inflamadas
● Dolor de pecho
● Fatiga
● Erupción cutánea plana o ligeramente elevada, indolora, con un borde
irregular
● Soplo cardíaco
● Movimientos corporales espasmódicos e incontrolables (corea de
Sydenham), con mayor frecuencia en las manos, los pies y la cara
● Estallidos de conducta inusual, como llanto o risa inapropiada, que
acompañan a la corea de Sydenham
● Protuberancias pequeñas e indoloras debajo de la piel

5) Características clínicas locales


Suele haber un episodio inicial de síntomas de fiebre reumática alrededor de 2 a 3 semanas
después de la infección estreptocócica. Por lo general, se observa alguna combinación de
manifestaciones articulares, cardíacas, cutáneas y del sistema nervioso central.

Articulaciones
La manifestación más frecuente de de la fiebre reumática aguda es la poliartritis migratoria, que
afecta a alrededor del 35 al 66% de los niños; a menudo, se acompaña de fiebre. Migratoria
significa que la artritis aparece en una o unas pocas articulaciones, se resuelve en una pero
luego aparece en las demás, pareciendo así pasar de una articulación a otra.

Corazón
Puede haber carditis sola o asociada con frote pericárdico, soplos, cardiomegalia o insuficiencia
cardíaca. En el primer episodio de fiebre reumática aguda, se observa carditis en alrededor del
50 al 70% de los casos. Los pacientes pueden presentar fiebre alta, dolor torácico o ambos; la
taquicardia es frecuente, en especial durante el sueño. En alrededor del 50% de los pacientes,
la lesión cardíaca (es decir, disfunción valvular persistente) es mucho más tardía.

Piel
Las manifestaciones cutáneas y subcutáneas son infrecuentes y casi nunca aparecen solas,
sino que afectan a un paciente que ya presenta carditis, artritis o corea.

Los nódulos subcutáneos, cuya localización más frecuente es la superficie extensora de las
grandes articulaciones (p. ej., rodillas, codos, muecas), suelen coexistir con artritis y carditis.
Menos del 10% de los niños con fiebre reumática aguda tienen nódulos. En general, son
indoloros y transitorios, y responden al tratamiento de la inflamación articular o cardíaca.

Sistema nervioso central


La corea de Sydenham afecta al 10-30% de los niños. Puede aparecer junto con otras
manifestaciones, pero en general lo hace después de que estas han cedido (a menudo, meses
después de la infección estreptocócica aguda) y, por ende, puede no considerarse un indicador
de fiebre reumática aguda. Por lo general, el comienzo de la corea es insidioso y puede ser
precedido de risa o llanto inapropiados. La corea consiste en sacudidas rápidas e irregulares
que pueden comenzar en las manos, pero a menudo se generalizan y comprometen los pies y la
cara.

6) Tratamiento general de la enfermedad

● Antibióticos
● Aspirina
● A veces, corticosteroides

Los objetivos principales del tratamiento de la fiebre reumática son la erradicación


de la infección por el estreptococo grupo A, el alivio de los síntomas agudos, la
supresión de la inflamación y la profilaxis contra la infección futura a fin de prevenir
una cardiopatía recurrente.

Para el tratamiento general, los pacientes deben limitar sus actividades si presentan
síntomas de artritis, corea o insuficiencia cardíaca. En ausencia de carditis, no se
indican limitaciones físicas después de la remisión del episodio inicial. En pacientes
asintomáticos con carditis, no se ha comprobado el valor del reposo estricto en
cama, a pesar de su uso tradicional.

Aspirina y otros antiinflamatorios

La aspirina controla la fiebre y el dolor y debe administrarse a todos los pacientes


con artritis y/o carditis. Aunque la aspirina se ha utilizado durante muchas décadas,
hay sorprendentemente pocos datos de ensayos controlados para definir el
esquema de dosificación óptima. La mayoría de los expertos le daría a los niños y
adolescentes de 15 a 25 mg/kg por vía oral cuatro veces al día (hasta una dosis
diaria máxima de 4 a 6 g) durante 2 a 4 semanas, para luego disminuir la dosis
durante otras 4 semanas. La IRA sintomática responde muy bien a la aspirina. Si no
se observa mejoría después de 24 a 48 h de tratamiento con aspirina en dosis
elevadas, el diagnóstico de IRA debe reconsiderarse. La toxicidad por salicilato es
un factor limitante de la terapia con aspirina y se manifiesta con acúfenos, cefalea o
hiperpnea; puede no aparecer hasta después de 1 semana de tratamiento. Los
niveles de salicilato se miden únicamente para tratar la intoxicación. Las
presentaciones con cubierta entérica, amortiguadas o las moléculas complejas de
salicilato no ofrecen ninguna ventaja.

Profilaxis antibiótica

La profilaxis antiestreptocócica debe mantenerse continuamente después del


episodio inicial de fiebre reumática aguda para prevenir recurrencias. Los
antibióticos por vía oral son un poco menos eficaces que los administrados por
inyección. Sin embargo, con la vía oral se evitan las inyecciones dolorosas, y no son
necesarias las consultas clínicas y la observación para detectar reacciones
posinyección.

7) Tratamiento Odontológico
Aquellos pacientes con una historia de fiebre reumática y que hayan tenido secuelas
de un daño cardíaco residual o enfermedad cardíaca reumática, deben ser
sometidos a una terapia de antibióticos previa a cualquier intervención quirúrgica
para prevenir el desarrollo de una endocarditis bacteriana subaguda. Las
intervenciones en la boca, por mínimas que sean, no deben llevarse a cabo sin la
profilaxis antibiótica recomendada por la Asociación Americana de Cardiología y la
Organización Mundial de la Salud.
El odontólogo debe estar alerta ante aquellos síntomas de endocarditis evidentes en
visitas posteriores de los enfermos, tales como fiebre, sudoración, fatiga, pérdida del
apetito y algunas otras más, como palidez en las mucosas y petequias.

7.1. PREOPERATORIO Y POSOPERATORIO


Los pacientes con dichos antecedentes deben de estar libres de cualquier proceso
infeccioso, para evitar que se presenten nuevos cuadros de carditis, es aquí donde
el cirujano dentista tiene un papel fundamental, pues él será el responsable de
eliminar dichos focos infecciosos del área bucal, que pueden ser desde caries, hasta
procesos infecciosos de origen odontogénico.
El manejo de estos pacientes en el consultorio dental es diferente a aquellos que no
presenten estos antecedentes, pues el uso de esquemas profilácticos
antimicrobianos es uno de los procedimientos que deben tomar en cuenta para el
adecuado tratamiento de estos pacientes.
Con estas medidas, el cirujano dentista protege al paciente antes, durante y
después del tratamiento dental. De tal forma que se logra evitar las posibles
complicaciones que podría desarrollar un paciente con cualquiera de estos
antecedentes médicos.

7.2. FARMACOLOGÍA
La Asociación Americana de Cardiología advierte que la endocarditis puede ocurrir a
pesar de la profilaxis y que tanto los dentistas, como los médicos y los mismos
pacientes deben estar alerta ante cualquier sintomatología, para llevar a cabo un
pronto diagnóstico y reducir así la mortalidad, las complicaciones y las secuelas.

Los medicamentos usados fueron: penicilina benzatínica (1.200.000 U cada 21


días); sulfas de acción prolongada, 500 mg al día; corticosteroides 2 mg/kilo al día;
ácido acetil salicílico, de 65 a 100 mg por kilo al día; fenobarbital 5 mg/kilo al día;
haloperidol de 50 a 100 mg por kilo al día. Dicho tratamiento fue el siguiente:
extracciones dentales u otras cirugías; 27 pacientes con operatoria.

Todos los pacientes bajo tratamiento dental en instituciones fueron premedicados


con dosis adicionales de antibióticos antes y después de la intervención. Esta
enfermedad si no es tratada oportuna y adecuadamente, puede ser la causa de que
un paciente posteriormente desarrolle una cardiopatía reumática debido a la
deformación valvular inicial.

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