SESIÓN 2. Entre Dos Revoluciones El Siglo XIX

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 30

FILOSOFÍA DEL SIGLO XIX

Grado en Políticas-Filosofía | Curso 2023-2024

Profesor
David Cardozo Santiago
SESIÓN 2
Entre dos revoluciones: el siglo XIX
CONTENIDOS
ENTRE DOS REVOLUCIONES: LA POLÍTICA (FRANCESA) Y LA
1 ECONÓMICA (BRITÁNICA)

LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN


2 MUNDIAL CAPITALISTA

NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS


303
A LA POLÍTICA

EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA


403
HISTORIA MUNDIAL
“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo
circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con
que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el
pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una
pesadilla el cerebro de los vivos.”

Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte


ENTRE DOS REVOLUCIONES:
LA POLÍTICA (FRANCESA) Y
LA ECONÓMICA (BRITÁNICA)
1 ENTRE DOS REVOLUCIONES: LA POLÍTICA (FRANCESA) Y LA ECONÓMICA (BRITÁNICA)

“Los años que van de 1789 a 1848 estuvieron dominados por una doble revolución: la transformación
industrial iniciada en Gran Bretaña y muy restringida a esta nación, y la transformación política
asociada y muy limitada a Francia. Ambas transformaciones implicaban el triunfo de una nueva
sociedad, pero por lo visto sus contemporáneos tuvieron más dudas aún que nosotros respecto a si iba
a ser la sociedad del capitalismo liberal la triunfante, o lo que un historiador francés ha denominado
"la burguesía conquistadora". (...)
La expansión repentina, vasta y aparentemente ilimitada de la economía capitalista mundial
proporcionó ciertas alternativas políticas en los países "avanzados". La revolución industrial (británica)
se había tragado a la revolución política (francesa)."

(Eric Hobsbawm, La era del capital, p. 14)


1 ENTRE DOS REVOLUCIONES: LA POLÍTICA (FRANCESA) Y LA ECONÓMICA (BRITÁNICA)

“Si la economía del mundo del siglo XIX se formó principalmente bajo la influencia de la Revolución
industrial inglesa, su política e ideología se formaron principalmente bajo la influencia de la Revolución
francesa. Gran Bretaña proporcionó el modelo para sus ferrocarriles y fábricas y el explosivo
económico que hizo estallar las tradicionales estructuras económicas y sociales del mundo no europeo,
pero Francia hizo sus revoluciones y les dio sus ideas, hasta el punto de que cualquier cosa tricolor se
convirtió en el emblema de todas las nacionalidades nacientes. Entre 1789 y 1917, las políticas
europeas (y las de todo el mundo) lucharon ardorosamente en pro o en contra de los principios de
1789 o los más incendiarios todavía de 1793.”

(Hobsbawm, La era de la revolución, pp. 61-62)


1 ENTRE DOS REVOLUCIONES: LA POLÍTICA (FRANCESA) Y LA ECONÓMICA (BRITÁNICA)

"El modelo revolucionario francés de cambio social es incluso responsable de la caracterización del
desarrollo industrial inglés en términos de «revolución». Pese a que ahora esta revolución
habitualmente aparezca en el paradigma dominante como si hubiese tenido lugar ajena a las relaciones
sociales, como si hubiese pertenecido a algún tipo de proceso natural, a la evolución impersonal de la
tecnología, un desarrollo técnico autónomo llamado «industrialización». Finalmente, este paradigma
combinado se ha convertido en un modelo paneuropeo, proyectando un único, aunque desigual, modelo
de desarrollo para Europa, y —a la larga— para el mundo."

(Ellen Meiksins Wood, La prístina cultura del capitalismo, p. 23)


LA LEY NATURAL DEL
PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN
MUNDIAL CAPITALISTA
2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

“Cuanto más vayan extendiéndose, en el curso de esta evolución, los círculos concretos que influyen
los unos en los otros, cuanto más vaya viéndose la primitiva cerrazón de las diferentes nacionalidades
destruida por el desarrollo del modo de producción, del intercambio y de la división del trabajo que ello
hace surgir por vía natural entre las diversas naciones, tanto más va la historia convirtiéndose en
historia universal, y así vemos que cuando, por ejemplo, se inventa hoy una máquina en Inglaterra,
son lanzados a la calle incontables obreros en la India y en China y se estremece toda la forma de
existencia de estos reinos, lo que quiere decir que aquella invención constituye un hecho histórico-
universal.”

(Karl Marx, Friedrich Engels, La ideología alemana, p. 38)


2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

“La gran revolución de 1789-1848 fue el triunfo no de la «industria» como tal, sino de la industria
«capitalista»; no de la libertad y la igualdad en general, sino de la «clase media» o sociedad
«burguesa» y liberal; no de la «economía moderna», sino de las economías y estados en una región
geográfica particular del mundo (parte de Europa y algunas regiones de Norteamérica), cuyo centro
fueron los estados rivales de Gran Bretaña y Francia. La transformación de 1789-1848 está constituida
sobre todo por el trastorno gemelo iniciado en ambos países y propagado en seguida al mundo entero”

(Hobsbawm, La era de la revolución, p. 9)


2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

“La consecuencia más importante para la historia universal [de la doble revolución: la industrial y la
francesa] fue el establecimiento del dominio del globo por parte de unos cuantos regímenes
occidentales (especialmente por el británico) sin paralelo en la historia. Ante los mercaderes, las
máquinas de vapor, los barcos y los cañones de Occidente —y también ante sus ideas—, los viejos
imperios y civilizaciones del mundo se derrumbaban y capitulaban (...) En 1848 nada se oponía a la
conquista occidental de los territorios, que tanto los gobiernos como los negociantes consideraban
conveniente ocupar, y el progreso de la empresa capitalista occidental sólo era cuestión de tiempo."

(Eric Hobsbawm, La era de la revolución, p. 11)


2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

"Un discurso burgués por excelencia ayudó a la burguesía a cambiar o por lo menos a modificar
significativamente el mundo de acuerdo con sus intereses de clase en su periodo de ascenso, y de ese modo a
perpetuar su dominación. Se puede decir que esta historiografía como tal ha propagado las ideas
fundamentales por medio de las cuales la burguesía representa y explica el mundo, tal y como es y tal y como
era. La función de esta complicidad, por ser breves, consiste en hacer que la historiografía liberal hable desde
dentro de la propia conciencia burguesa. (...) Dado que las paradojas características de la cultura política del
colonialismo testifican el fracaso de la burguesía en reconocer las limitaciones estructurales de la dominación
burguesa, no sorprende mucho que el discurso histórico liberal también sea ciego a estas paradojas. Uno
podría decir que esta ceguera es congénita y necesaria, es una ceguera que esta historiografía adquiere por
virtud de su origen de clase.”

(Ranajit Guha, Dominación sin hegemonía, pp. 30-31)


2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

“[A] efectos prácticos el liberalismo continuó en el poder, ya que representaba la única política
económica considerada como apropiada para el desarrollo (…) y representaba también las fuerzas casi
universalmente consideradas como representación de la ciencia, la razón, la historia y el progreso por
aquellos que tenían alguna idea sobre estas cuestiones. (…) La genuina oposición («la derecha»)
provenía de aquellos que resistían a las «fuerzas de la historia», con independencia del argumento. En
Europa pocos confiaban realmente en un retomo al pasado, como en los días de los reaccionarios
románticos posteriores a 1815. Lo que pretendían todos era detener, o incluso simplemente aminorar,
el progreso amenazador del presente, objetivo que racionalizaban los intelectuales que precisaban los
partidos del «movimiento» y la «estabilidad», el «orden» y el «progreso».”

(Hobsbawm, La era del capital, pp. 115-116)


2 LA LEY NATURAL DEL PROGRESO Y LA UNIFICACIÓN MUNDIAL CAPITALISTA

“El historicismo posibilitó la dominación europea del mundo en el siglo XIX. Podría decirse, grosso modo, que fue
una forma importante que la ideología del progreso o del «desarrollo» adoptó a partir del siglo XIX. El
historicismo es lo que hizo que la modernidad o el capitalismo pareciera no simplemente global, sino más bien
algo que se transformó en global a lo largo del tiempo, originándose en un sitio (Europa) y expandiéndose luego
fuera de él. (...) El historicismo planteó así el tiempo histórico como una medida de la distancia cultural (al menos
en cuanto al desarrollo institucional) que, se asumió, mediaba entre Occidente y lo que no es Occidente. (...) A los
habitantes de las colonias, por otro lado, se les asignó un lugar en «otros sitios» en la estructura temporal
«primero en Europa y luego en otros sitios». (...) Podría decirse que el historicismo —e incluso la idea moderna,
europea, de la historia— se presentó ante los pueblos no europeos del siglo XIX como una persona que dice a otra
«todavía no»."

Dipesh Chakrabarty, Al margen de Europa, pp. 34-35)


NACIONALISMO Y DEMOCRACIA:
EL INGRESO DE LAS MASAS A LA
POLÍTICA
3 NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS A LA POLÍTICA

“El sistema mundial de capitalismo era una estructura de «economías nacionales» rivales. El triunfo
mundial del liberalismo radicaba en su transformación de todos los pueblos, al menos de los
considerados como «civilizados». No hay duda de que los paladines del proceso en el tercer cuarto del
siglo XIX confiaban muchísimo en que esto aconteciera antes o después. Pero su confianza
descansaba en fundamentos inseguros.”

(Hobsbawm, La era del capital, p. 77)


3 NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS A LA POLÍTICA

"La evolución de los «modernos» nacionalismos europeos estuvo estrechamente unida al proyecto de
formación y centralización del Estado. De nuevo, Francia es el paradigma. La Revolución estableció la idea de
nación que inspiraría a muchas otras, proveyendo de un modelo de liberación cuyos efectos fueron incluso
mucho más profundos en el resto de los lugares de lo que lo fueron en la propia Francia. En Europa, el
expansionismo napoleónico actuó en su momento como otro tipo de impulso a la construcción del Estado. Lo
que el Estado «moderno» requería no era únicamente una clase dominante cuya vocación era la guerra, sino
toda una nación capaz de movilizarse en defensa de la causa del Estado. El nacionalismo suplió la motivación
ideológica y proporcionó razones para la movilización entre unas clases que, al contrario que las aristocracias
tradicionalmente militarizadas, no poseían una disposición estructural para la guerra."

(Ellen Meiksins Wood, La prístina cultura del capitalismo, p. 47)


3 NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS A LA POLÍTICA

"El siglo XVIII marca en Europa occidental no sólo el surgimiento de la época del nacionalismo sino también el
crepúsculo de los modos de pensamiento religioso. El siglo de la Ilustración, del secularismo racionalista, trajo
consigo su propia oscuridad moderna. Con el reflujo de la creencia religiosa no desapareció el sufrimiento que
formaba parte de ella. (...) Por supuesto, no estoy diciendo que la aparición del nacionalismo, hacia el final del
siglo XVIII, haya sido “producida” por la erosión de las certidumbres religiosas (...) [l]o que estoy
proponiendo es que el nacionalismo debe entenderse alineándolo, no con ideologías políticas conscientes, sino
con los grandes sistemas culturales que lo precedieron, de donde surgió por oposición. (...) [L]os dos sistemas
culturales relevantes son la comunidad religiosa y el reino dinástico. Estos dos sistemas eran en su apogeo
marcos de referencia que se daban por sentados, como ocurre ahora con la nacionalidad.”

(Bennedict Anderson, Comunidades imaginadas, pp. 29-30)


3 NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS A LA POLÍTICA

“El impulso revolucionario de las lenguas vernáculas por el capitalismo se vio reforzado por tres factores
externos, dos de los cuales contribuyeron directamente al surgimiento de la conciencia nacional. El primero, y en
última instancia el menos importante, fue un cambio en el carácter del latín mismo (...) El segundo factor fue la
repercusión de la Reforma, que al mismo tiempo debía gran parte de su éxito al capitalismo impreso. (...) El tercer
factor fue la difusión lenta, geográficamente dispareja, de lenguas vernáculas particulares como instrumentos de
la centralización administrativa, realizada por ciertos aspirantes a monarcas absolutistas privilegiados. (...) Es
muy posible concebir el surgimiento de las nuevas comunidades nacionales imaginadas sin que ninguno de esos
factores esté presente. Lo que, en un sentido positivo, hizo imaginables a las comunidades nuevas era una
interacción semifortuita, pero explosiva, entre un sistema de producción y de relaciones productivas (el
capitalismo), una tecnología de las comunicaciones (la imprenta) y la fatalidad de la diversidadlingüística humana."

(Bennedict Anderson, Comunidades imaginadas, pp. 65-70)


3 NACIONALISMO Y DEMOCRACIA: EL INGRESO DE LAS MASAS A LA POLÍTICA

“Si el nacionalismo fue una de las fuerzas históricas que reconocieron los gobiernos, la «democracia»,
o la progresiva función del hombre común en los asuntos del estado, fue la otra. Ambos fueron lo
mismo, por cuanto los movimientos nacionalistas de este período se convirtieron en movimientos de
masas, y en este sentido ciertamente casi todos los dirigentes nacionalistas radicales supusieron que
los dos eran idénticos (…) [D]esde el punto de vista de las clases gobernantes lo notable no era lo que
creían «las masas», sino que sus creencias contaban ya en política. (…)
Además, también se hizo evidente que el liberalismo que formaba la ideología básica del mundo
burgués no disponía de defensas teóricas frente a esta contingencia.”

(Hobsbawm, La era del capital, pp. 109-110)


EL PROYECTO ILUSTRADO Y
LOS DERROTADOS DE LA
HISTORIA MUNDIAL
4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

“El argumento más simple de aquellos que identificaban los estados-nación con el progreso era la
negación del carácter de naciones «reales» a los pueblos pequeños y atrasados, o argüir que el
progreso les debía reducir a meras idiosincrasias provinciales dentro de las naciones «reales» más
grandes, o incluso hacerlos desaparecer por la asimilación a algún Kulturvolk. (…)
Algunas naciones —las grandes, las «avanzadas», las establecidas, y ciertamente la del ideólogo— se
hallaban destinadas por la historia a prevalecer o (si el ideólogo prefería la fraseología darwiniana) a
vencer en la lucha por la existencia: con otras en cambio, no ocurría lo mismo.”

(Hobsbawm, La era del capital, pp. 97-98)


4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

"El orientalismo no dista mucho de lo que Denys Hay ha llamado la idea de Europa, una noción colectiva que
nos define a «nosotros» europeos, contra todos «aquellos» no europeos, y se puede decir que el
componente principal de la cultura europea es precisamente aquel que contribuye a que esta cultura sea
hegemónica tanto dentro como fuera de Europa: la idea de una identidad europea superior a todos los pueblos
y culturas no europeos. (...) Bajo el lema general de conocer Oriente y dentro de los límites que el paraguas
de la hegemonía occidental imponía, a partir de finales del siglo XVIII emergió un Oriente complejo, adaptado
a los estudios académicos, a las exposiciones en los museos, a las reconstrucciones en la oficina colonial, a la
ilustración teórica de tesis antropológicas, biológicas, lingüísticas, raciales e históricas sobre el género
humano y el universo, y a ejemplificar teorías económicas y sociológicas de desarrollo, de revolución, de
personalidad cultural y de carácter nacional o religioso.”

(Edward Said, Orientalismo, p. 27)


4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

“[E]l grueso de los pueblos del Tercer Mundo no parecía todavía beneficiarse significativamente del
progreso extraordinario y sin precedentes de Occidente. Si para ellos significaba algo más que la mera
interrupción de sus antiguas formas de vida, se trataría seguramente de un posible ejemplo y no de
una realidad; se trataría de algo hecho por y para hombres de rostro rojizo y cetrino, con curiosos
cascos protectores y pantalones cilíndricos, que procedían de remotos países o que vivían en grandes
ciudades. Aquello no pertenecía a su mundo, y la mayoría de ellos dudaban muchísimo de que lo
desearan para su país. Pero quienes lo rechazaron en nombre de sus antiguas costumbres fueron
derrotados. Aún no había llegado el día de aquellos que lo resistirían con las armas del progreso
mismo.”

(Hobsbawm, La era del capital, p. 144))


4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

“[L]a convicción del progreso del conocimiento humano, el racionalismo, la riqueza, la civilización y el
dominio de la naturaleza de que tan profundamente imbuido estaba el siglo XVIII, la Ilustración, debió
su fuerza, ante todo, al evidente progreso de la producción y el comercio, y al racionalismo económico
y científico, que se creía asociado a ellos de manera inevitable. Y sus mayores paladines fueron las
clases más progresistas económicamente, las más directamente implicadas en los tangibles adelantos
de los tiempos. (…) La apasionada creencia en el progreso del típico pensador «ilustrado» reflejaba el
visible aumento en conocimientos y técnica, en riqueza, bienestar y civilización que podía ver en torno
suyo y que achacaba con alguna justicia al avance creciente de sus ideas.”

(Hobsbawm, La era de la revolución, pp. 28-29)


4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

"En un principio, los capitalistas alentaron la esclavitud de las Antillas, y luego ayudaron a destruirla. Cuando el
capitalismo británico dependía de las Antillas, ignoraron la esclavitud o la defendieron. Cuando el capitalismo británico
se dio cuenta que el monopolio de las Antillas era un estorbo, destruyeron la esclavitud de las Antillas como primer
paso en la destrucción del monopolio de las mismas. (...) Todo esto sucedía antes de 1833, contemporáneamente a los
ataques capitalistas a la esclavitud de las Antillas. Después de 1833 los capitalistas estaban todavía implicados en el
propio tráfico de esclavos. Las mercancías británicas, de Manchester y Liverpool, algodones, cadenas y grillos, eran
enviados directamente a la costa de África o indirectamente a Río de Janeiro y La Habana, donde eran usados por sus
signatarios cubanos y brasileños para comprar esclavos. Se decía que siete décimos de las mercancías usadas por
Brasil para la compra de esclavos eran manufacturas británicas, y se murmuraba que los británicos se resistían a
destruir las barreras de la costa porque si lo hacían iban a destruir el calicó británico."

(Eric Williams, Capitalismo y esclavitud, pp. 245-248)


4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

“En el siglo XVIII, la esclavitud se había convertido en la metáfora principal de la filosofía política de
Occidente para connotar todo lo negativo de las relaciones de poder. La libertad, su antítesis
conceptual, era para los pensadores del Iluminismo el más alto y universal de los valores políticos. Sin
embargo, esta metáfora política comenzó a arraigarse en una época en que la práctica económica de la
esclavitud -la sistemática y altamente sofisticada esclavitud capitalista de pueblos no europeos como
fuerza de trabajo en las colonias- se iba incrementando cuantitativamente e intensificando
cualitativamente, hasta el punto que a mediados de siglo todo el sistema económico de Occidente
estaba basado en ella, facilitando paradójicamente la difusión global de los ideales iluministas con los
que se hallaba en franca contradicción. (...)
4 EL PROYECTO ILUSTRADO Y LOS DERROTADOS DE LA HISTORIA MUNDIAL

Esta flagrante discrepancia entre pensamiento y práctica marcó el período de transformación de la


forma mercantil del capitalismo global en su forma protoindustrial. Podría pensarse que, seguramente,
de manera no racional, los filósofos "iluminados" fueron incapaces de percibirlo. Pero no fue el caso.
La explotación de millones de trabajadores esclavos en las colonias fue aceptada como parte de una
realidad dada por los mismos pensadores que proclamaban que la libertad era el estado natural del
hombre y su derecho inalienable. Aun cuando los reclamos teóricos de libertad se transformaron en
acción revolucionaria sobre la escena política, la economía esclavista de las colonias que funcionaba
entre bastidores permaneció en la oscuridad."

(Susan Buck-Morss, Hegel y Haití, pp. 9-10)


¡HASTA LA PRÓXIMA SEMANA!

También podría gustarte