Este documento describe los conceptos clave de la administración pública y el estado moderno, incluyendo cómo el estado surge para liberar al hombre a través de un contrato social y proceso constituyente que crea el poder estatal con límites e instituciones como la ley.
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Este documento describe los conceptos clave de la administración pública y el estado moderno, incluyendo cómo el estado surge para liberar al hombre a través de un contrato social y proceso constituyente que crea el poder estatal con límites e instituciones como la ley.
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ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
La Administración Pública es una organización, un ente que administra los
recursos del Estado. Se lo puede entender desde una perspectiva organizacional o dispositivo orgánico y como una actividad, es decir, cómo se relacionan los recursos. La Administración Pública es una especialidad dentro de las ciencias de la Administración. El Estado que adoptamos es una organización jurídico–política y tiene sus raíces en el contractualismo social. En el tiempo de los feudos el poder era administrado desde un origen divino y sin la posibilidad de un desarrollo intelectual. Las disputas por éste se dirimían en batallas. En disidencia a esta concepción, nacen ciudades libres que fomentaban el comercio, nuevas rutas marítimas, la actividad bancaria, los seguros, y fundamentalmente la institución del contrato, que tiene sus orígenes en la razón y en la voluntad de las personas, que se resumían en éste. En este sentido, la burguesía buscaba la forma de liberar al hombre. Rousseau, intenta llevar las bondades de este sistema hacia una concepción política del contrato, un contrato social basado en la enajenación de todas las voluntades. Lo materializa en el contrato social, idea por la cual se cede el poder al soberano pero de forma limitada. Será expresión de la voluntad general. La voluntad general es distinta de la simple voluntad de todos porque no es una mera totalización numéricamente mayoritaria de las voluntades particulares y egoístas, cuya resultante es siempre el puro interés privado. La voluntad general, en cambio, es siempre justa y mira por el interés común, por el interés social de la comunidad, por la utilidad pública. De esa voluntad general emana la única y legítima autoridad del Estado. A diferencia de toda monarquía absoluta, o de toda forma de poder autocrático, con el ejercicio de la voluntad general la soberanía residirá en el pueblo. El pueblo, partícipe de la soberanía, es también al mismo tiempo súbdito, y debe someterse a las leyes del Estado que el mismo pueblo, en el ejercicio de su libertad, se ha dado. Se concilian así libertad y obediencia mediante la ley, que no es sino concreción de la voluntad general y alma del cuerpo político del Estado. En este sentido, el poder se tiene que crear a través de un proceso social que va a institucionalizar el Estado, que va a tener sus propias instituciones y mecanismos para expresarse y que le van a dar funcionamiento, principalmente la Ley, un instituto de dominación para el ejercicio del poder. Hobbes proponía otra perspectiva. Justifica la necesidad de existencia del Estado, entendiendo al hombre como un ser que en su interés individual se aprovecha de los más débiles. En este sentido, el Estado es un mal necesario. Teoría del Estado: el Estado moderno nace tratando de liberar al hombre. Posee una característica antropocéntrica, es decir, el elemento humano es central. La Población es el primer elemento, aquel de formación del Estado, es decir, la antropología del mismo; poseen características objetivas tales como la raza, el dialecto, la lengua, religión, cultura, y características subjetivas que tienen que ver la proyección de aquella población hacia el futuro como una comunidad con organización política y jurídica. Un segundo elemento se refiere al Territorio como aquella área geográfica en la que una nación desarrolla sus actividades. Nación es un concepto sociológico que se relaciona con la identidad, el hecho de que un conjunto de personas compartan elementos comunes como la historia, la lengua y la cultura. Precede a la formación del Estado, que se relaciona con el contenido político, organizativo e institucional de una Nación. Las naciones se organizan política y jurídicamente y forman el Estado a través de un proceso político, representando así su soberanía. De esta manera emerge el tercer elemento, el Poder, es decir, la capacidad de determinar al resto a pesar de la resistencia. Para esto es necesario un proceso Constituyente que cree aquel poder y lo sostenga sobre instituciones. El Estado y la Ley son instituciones. Los órganos de gobierno son instituciones y las garantías de los derechos son instituciones. Para ser Estado, es necesario haber sido antes Nación? No siempre. Para la teoría clásica, el Estado se materializa con la creación de la identidad por medio de la Nación y, de esta manera, la Ley es entendida naturalmente como una institución a obedecer y aceptar. Estado racional normativo: el concepto racional normativo implica la constitución de un complejo normativo establecido de una sola vez y en el que de una manera total, exhaustiva y sistemática se establecen las funciones fundamentales del Estado. Dicho concepto parte de la idea de poder establecer de una vez, para siempre y de manera general un esquema de organización en el que se contenga toda la vida del Estado y en el que se subsumen todos los casos particulares. En nuestro país es la Constitución Nacional la que expresa esas características y que, en el momento de su creación, intentó encauzar las voluntades de las distintas provincias preexistentes (las cuales se podría afirmar que se desenvolvían como distintas naciones dentro de un territorio) y fomentando el nacimiento de la Nación Argentina moldeando su propia identidad al tiempo que se conformaba la Estado. Estado de vigencia sociológica: proceso sociológico en el cual la Nación ya se encuentra conformada con su identidad, y en la cual el desarrollo de la actividad del Estado tiende a configurarse con mayor naturalidad. Poder: es el elemento fundamental del Estado, es la esencia que lo identifica y distingue del resto de las organizaciones. Conceptualmente, es la capacidad de determinar al resto a pesar de la resistencia. Anteriormente a la creación del Estado moderno, el poder era ejercido por las monarquías de manera absoluta, personalista y sin límites. En el Estado moderno, el poder se basa en instituciones y es universal coactivo. Es limitado, pues las instituciones del Estado pueden exigir dentro del marco de un contrato social. Por ejemplo, las garantías en este Estado reflejan la plena vigencia de los derechos, que a su vez expresan los límites al ejercicio del poder. La creación del poder implica un proceso constituyente de carácter político mediante el cual se crean, regulan y coordinan las instituciones como instrumento de despersonalización del poder. De dicho proceso surgirán las bases contractuales para la vida en comunidad, el reconocimiento de derechos, la suscripción de garantías a esos derechos, las atribuciones de los órganos que ejercen el poder, y sus límites. Está signado por el positivismo, es decir que el poder será materializado por medio de leyes que deberán ser obedecidas previendo una sanción en caso de incumplimiento. Weber sostenía que el Estado va a ejercer el monopolio legítimo de la fuerza (su concepto de Poder). Es la legitimidad la justificación del ejercicio del poder. El poder surge de un proceso racional e intelectual. El poder es ejercido por el Estado, que es un soberano que no admite poder por encima. En el Estado moderno existe un ordenamiento jurídico cuyo objetivo es alcanzar la paz social. El poder es entendido como una relación de pares opuestos (mando y obediencia) que debe ser ejercido para que esta relación sea efectiva. Se lo crea, limita, regula, y finalmente se lo pone en ejercicio. Se lo crea en el proceso político constituyente, que pone las condiciones para el ejercicio del poder por parte del Estado y lo limita pero no lo ejerce. El poder no es absoluto porque es limitado por medio de la institucionalización de garantías; debe ser ejercido por el Estado por intermedio de órganos de gobierno en el marco de un contrato social y de una declaración de principios fundamentales y garantías que protegen derechos fundamentales (reconocidos como límites por el poder constituyente pero no creados por éste) frente al ejercicio del poder estatal. El poder es único, indivisible y debe ser ejercido. Clase 14/07 (primer semana) El Estado tiene determinadas prerrogativas, entre ellas, la presunción de verosimilitud de los actos administrativos. Esto es así porque el Estado no persigue otra finalidad sino el bienestar general y el mantenimiento del orden. En el proceso constituyente del poder del Estado se reconocen los derechos naturales (fundamentales) y se crean garantías para limitar ese poder estatal. El poder constituyente se va a instrumentar con un contrato social, la Constitución Nacional, que puede ser codificada, sistematizada y positivizada en artículos de un cuerpo normativo. El Preámbulo de la CN expresa la constitución del poder del Estado, la legitimación de un gobierno, la formación de un Estado federal, es decir, una forma de Estado en la que el poder se encuentra centralizado para algunas cuestiones comunes respecto de todo el territorio (facultades delegadas al gobierno central) y descentralizado para otras cuestiones en entidades subnacionales (las provincias que se reservan facultades) por el principio de subsidiariedad (el gobierno central no debe arrogarse competencias que los gobiernos locales pueden llevar adelante por sí mismos). La CN es el producto final del proceso constituyente. El proceso de constitución del poder estatal generará, a diferencia de los regímenes absolutistas, que éste nazca limitado. Es en la parte dogmática de la CN en la que se limita el poder estatal en base a los derechos fundamentales. En este sentido, la CN expresa la protección de estos derechos de acuerdo a las leyes que reglamenten su ejercicio (poder de policía del Estado, es decir, la capacidad de limitar determinadas actividades de los particulares). El ejercicio de los derechos está limitado por leyes que los reglamentan. Los derechos fundamentales como límites al poder que se expresan en la CN lo hacen de modo enunciativo y no taxativo. En este sentido, los derechos enunciados no representan la negación de otros derechos implícitos que también se corresponden con el principio de soberanía del pueblo, al igual que los derechos enunciados, y que constituyen límites al ejercicio del poder. El pueblo es soberano cuando se crea el Estado en el proceso constituyente. Así, el pueblo es soberano cuando se emancipa de un régimen político no aceptado y es convocada una asamblea constituyente. En esta etapa todavía no existe un ejercicio del poder por parte del Estado. La relación mando–obediencia con el poder estatal se concreta en tanto sean respetadas las garantías (instituciones) que protegen los derechos fundamentales. En síntesis, la parte dogmática de la CN es la que crea y limita el ejercicio del poder por parte del Estado. La segunda parte regula el ejercicio del poder de manera de generar un sistema de pesos y contrapesos, y que no exista una concentración del mismo, sino que se distribuya entre los órganos de gobierno que presentarán facultades bien definidas. Los órganos de gobierno tienen el poder de actuar en virtud de alguna atribución expresa; y, a diferencia de los particulares que no están impedidos de hacer lo que la ley no prohíbe, en el caso de los órganos de gobierno, no tienen permitido hacer aquello que la ley (que les otorgará atribuciones delimitadas) no les permite. En este sentido, la segunda parte de la CN es taxativa en sus enunciados. Finalmente, luego de haberse establecido, limitado y regulado el ejercicio del poder del Estado, éste debe ser ejercido. El constituyente se encargó de establecer las condiciones para el ejercicio del poder, pero no lo ejerce. El poder constituido (con todas sus instituciones) lo ejercita, pero no puede cambiar las condiciones para el ejercicio del mismo, sino que sería necesario convocar a una asamblea constituyente y reformar la CN. Legitimidad de origen: condición alcanzada mediante un proceso eleccionario. Legitimidad de ejercicio: si el comportamiento de la autoridad legitimada de origen se ajusta a las atribuciones definidas por el poder constituyente, es decir se atiene taxativamente a lo expresado en la CN. Gobierno: el gobierno es una institución, un conjunto de órganos que ejerce el poder del Estado. Se divide en órganos, pues la idea de los Estados es evitar la concentración de poder. El gobierno ejerce el poder constituido y cuenta con atribuciones y reglas claramente definidas. Las facultades de los órganos de gobierno son exclusivas y excluyentes. El poder que ejerce el gobierno debe poseer legitimidad de origen. Es por ello que en los estados modernos se habla de gobiernos representativos. Representación significa hacer presente algo. Los órganos de gobierno representan a los ciudadanos. El sistema de gobierno en nuestro país es presidencialista. Ello implica una persona con mucho poder, con iniciativa parlamentaria, capacidad de designar jueces, pero con algunos límites, por ejemplo, el límite temporal (cuatro años de mandato). El presidente es jefe de Estado y jefe de gobierno, a diferencia de las monarquías parlamentarias (España, Reino Unido) o repúblicas parlamentarias (Alemania) con gobiernos parlamentaristas en los que se diferencia esta función. En general, los gobiernos europeos son parlamentaristas, y los gobiernos del continente americano, con excepción de Canadá, presidencialistas. En el presidencialismo, el presidente es electo y tiene mandato por un tiempo limitado. En cambio, en el parlamentarismo, el voto proviene del parlamento y el jefe de gobierno puede ser destituido por este órgano por intermedio de una moción de censura, por lo que no necesariamente tiene un límite temporal. En el presidencialismo, el presidente representa al Estado; en nuestro país, particularmente, a un Estado federal. La legitimidad de origen de los órganos de gobierno está dada por un sistema electoral, un mecanismo mediante el cual se cambian votos por cargos electivos. Hasta el año 1995, en nuestro país existía un sistema electoral indirecto, en el cual se elegían electores. Desde entonces, el sistema electoral se reformó hacia uno de distrito único con voto directo. En cuanto al órgano de gobierno legislativo, el Congreso necesita el acuerdo de dos representaciones, la del pueblo (diputados) y de las provincias (senadores). Por cuestiones relacionadas al federalismo, el Senado (las provincias) presta acuerdo al órgano ejecutivo de gobierno, como por ejemplo, para el nombramiento de militares de alto rango, jueces y embajadores. Bajo este supuesto es que la CN es también un contrato político, ya que las provincias preexistentes a la conformación del Estado federal ceden su soberanía para algunas cuestiones en favor de una nueva organización. El gobierno, además de ser representativo, es participativo, ya que establece la iniciativa legislativa ciudadana en la CN y la reglamenta por ley. Es también republicano ya que prescribe la limitación temporal del ejercicio del poder. Un buen sistema republicano requiere alternancia y alternatividad en el ejercicio del poder, es decir que, además de que se produzca un cambio en la persona que detenta la autoridad presidencial, también se modifique su signo político. Un sistema republicano también implica la separación de funciones con atribuciones exclusivas y excluyentes respecto de cada órgano (las facultades de un órgano son exclusivas de aquel y están privadas para los otros). Además de la división de funciones, entre los órganos existe un sistema de pesos y contrapesos y de control cruzado.
Sistema político administrativo del Estado Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. En ellos se deciden y
Ley: instrumento que obliga a hacer cosas y, a su vez, obliga a quienes
ejercen el poder (funcionarios públicos) a cumplirla para no incurrir en arbitrariedades (deben obrar conforme a la ley). Cuando la ley faculta al funcionario a decidir, se le otorga discrecionalidad. La ley iguala, es de carácter general e impersonal. Para que sea válida debe ser pública, es decir, el gobierno está obligado a publicarla (requisito de publicidad). Además, debe ser publicado todo aquel acto administrativo que pueda ser dado a conocer (por ejemplo, la designación de funcionarios, las licitaciones públicas). Clase 18/07 (segunda semana) Teoría Económica del Estado: explica al Estado como una organización en la que, si bien se plantea la existencia de un contrato social para su conformación, éste se sostiene por medio de mutuos acuerdos autoejecutivos que buscan garantizar la autonomía de la libertad de las personas. Estos acuerdos se presentan de manera natural y prima la racionalidad. Existe un Estado porque la racionalidad de las personas implica la producción de acuerdos para garantizar el bienestar general que demanda el momento actual y la estabilidad, que pueden variar constantemente y son adaptativos a la sociedad cambiante. Esta teoría tiene orígenes hobbesianos. No plantea la existencia del Estado desde una perspectiva orgánica, sino que entiende que el contrato social llega para evitar que existiera un grupo de la sociedad que tome ventajas sobre otro grupo más débil, pero que el Estado debe tener una presencia relativa, con instituciones mínimas. Corriente neoclásica, funcionalista. Mientras la teoría orgánica sostiene que el ciudadano se comporta obedeciendo a la ley, la teoría económica sostiene que éste lo hace de acuerdo a sus conveniencias pero con determinados límites. Public Choice: todos los ciudadanos son consumidores racionales que maximizan su función de utilidad. El elector busca elevar sus beneficios y bienestar general. En el ámbito estatal, el funcionario público intenta maximizar la utilidad de su cargo. En este sentido, el político maximiza votos y el burócrata, presupuesto. Es decir, el comportamiento de estos agentes estatales no es muy distinto al de otros actores económicos de la sociedad. El Estado nace pregonando por la libertad del individuo (es una organización antropocéntrica). Atiende las necesidades de los individuos. Protege a las personas dotándolas de libertad, igualdad, legalidad. Sin embargo, algunos grupos sociales hacían mayor uso de estas cualidades que otros. Existían posiciones dominantes dentro de la sociedad. El Estado, brindando un marco general protegiendo únicamente los derechos fundamentales no respondía a las necesidades de todos. Los estados entran en crisis y comienzan a preocuparse por su subsistencia ante la falta de equidad en las sociedades y buscan equiparar las relaciones de dominación. Se reformula el concepto de bienestar general y bien común. El Estado promueve sobre los segmentos más desaventajados de sociedad una serie de derechos sociales, que no provienen del principio de soberanía del pueblo, sino del principio favor debilis. Estado social: el Estado como articulador de los conflictos colectivos, garantizando y regulando derechos sociales y laborales. Se rompe el concepto de lo individual para pasar a atender demandas colectivas. Comienza a tener también un rol empresario y como palanca para el desarrollo económico, fundamentalmente en actividades que requirieran inversiones que el sector privado no estaba dispuesto a realizar (por ejemplo, industria pesada proveedora de industria liviana). En este sentido, el Estado y su estructura presentan cambios a medida que se diversifican las actividades y demandas que debe atender. Transcurre desde un Estado pequeño con un servicio civil reducido hacia uno que con mayor volumen de procesos administrativos, industriales y comerciales. Se desarrolla el Estado de Bienestar (desarrollismo en los países periféricos). A principios de los años ochenta, los estados de los países centrales comienzan a permitir al capital privado hacerse cargo de algunas de las acciones que realizaba el Estado. Se produce una gran reforma estatal, que se da principalmente en Estados Unidos e Inglaterra. Aparecen inversores institucionales que se encargarán de hacer negocios en el espacio público (por ejemplo, fondos de pensiones y retiros, participación en licitaciones, asociaciones estratégicas para operar servicios públicos). Estas acciones desarrolladas por los privados se desenvuelven sobre un marco regulatorio controlado por el Estado (las acciones regulatorias estatales son monopolios del Estado); es decir, los Estados dejan de proveer algunos servicios públicos pero sí los regulan. Transcurre desde un Estado productor hacia uno regulador. El Estado reformula sus capacidades, deja de operar en algunas actividades clave y servicios públicos que cede a monopolios privados y que desarrollan su actividad en base a un marco regulatorio. En este sentido, el Estado protege al consumidor y usuario. El constante cambio que ha sufrido el Estado, su actividad y estructura, con el paso de los años constituye el bienestar general, que se va modificando con el cambio tecnológico y las nuevas demandas de la sociedad. Actualmente, el Estado se ocupa de brindar políticas públicas que beneficien a toda la sociedad en general y las futuras generaciones (no solo a grupos o individuos en particular). Este cambiante rol del Estado demanda que éste deba desarrollar políticas activas en su objetivo de alcanzar el bienestar general (en constante cambio por el surgimiento de nuevas demandas sociales). Políticas Públicas: una primera distinción conceptual básica es necesaria para entender el porqué y el cómo de las políticas públicas. El idioma español no permite hacer la diferencia entre dos conceptos básicos introducidos por los anglosajones: politics y policy. Por politics, que puede ser traducido por la política, se entiende a la lucha por el poder. Por lo tanto, cuando se pretende estudiar a la política en el sentido de politics, el objetivo de estudio constituye las fuerzas políticas, las elecciones, las instituciones gubernamentales y parlamentarias. Por policy, que se puede traducir por políticas públicas, se hace referencia a la acción pública, al aspecto programático de la acción gubernamental. Las políticas públicas son una concatenación de acciones, actividades y tareas coherentes, al menos en su intención, que se desarrollan con la finalidad de resolver un problema colectivo por medio de decisiones tomadas en el sistema político administrativo del Estado. Una concatenación implica una conexión o encadenamiento. Las políticas públicas deben ser observadas de manera integral y procurando coherencia, de manera de evitar que una acción del Estado perjudique o disminuya a otra acción estatal. Otra definición explica a las políticas públicas como el análisis del problema que se debe resolver para tomar la decisión de hacer o no hacer. El no hacer implica un análisis previo al haber tomado la decisión de no hacer, ya sea por contraposición a otra política, porque la inversión en recursos es enorme y tales fondos podrían derivarse a solucionar otros problemas, o porque la potencial decisión no asegura la resolución del problema. En el espacio de las políticas públicas se diferencia el análisis y el diseño. El primero significa especular sobre la teoría, la descomposición de sus elementos. El segundo implica tomar un problema real, observar un menú de alternativas para solucionarlo y elegir una, diseñar la ejecución y después evaluarla; el objetivo es la producción de la política pública definiendo las acciones a llevar adelante, siendo una tarea que requiere responsabilidad y conocimiento. Definiciones de Kauffer
Políticas públicas: conjunto de decisiones cuyo objeto es la distribución
Una distinción fundamental para entender el objeto del análisis de políticas públicas consiste en separarlo del diseño de políticas públicas. Este último se refiere a una actividad elaborada en función de un resultado social y político, es decir, una solución para obtener un determinado objetivo. Por su parte, el análisis de políticas públicas pretende la clarificación de las consecuencias de una o varias opciones sin objetivo determinado, sin resultado concreto esperado. Más recientemente, la necesidad de rendir cuentas por parte de las autoridades públicas se ha vuelto un imperativo. La rendición de cuentas ha propiciado el desarrollo de la evaluación de las políticas públicas, cuyo objetivo principal es determinar la eficiencia de las mismas. Se trata de comparar los resultados de las políticas públicas con los objetivos propuestos y los medios utilizados para llevarlas a cabo. La evaluación consiste a la vez en una actividad científica, una práctica profesional y en la elaboración de un conjunto de mecanismos institucionales. Modelos de políticas públicas Se pueden distinguir tres grandes modelos teóricos de análisis. funcionalista, considera que el Estado conforma una ventanilla encargada de atender todas las demandas sociales. Las políticas públicas constituyen respuestas a estas demandas y son analizadas en una perspectiva de optimización de las decisiones colectivas, de racionalidad de los comportamientos de los burócratas. En este modelo ubicamos al enfoque de la racionalidad absoluta, de la racionalidad limitada y a la Escuela del Public Choice. Según el segundo modelo, el Estado se encuentra monopolizado por una determinada clase social, tal como lo conciben los enfoques marxistas y neomarxistas, o por grupos específicos según la sociología de las élites y de las organizaciones. Por lo tanto, el Estado tiene un margen de autonomía limitado respecto a los intereses de una clase o de un grupo y las políticas públicas constituyen el reflejo de los intereses de los grupos dominantes. El tercer enfoque se centra en la distribución del poder y en las interacciones entre actores a través de la representación y de la organización de intereses sectoriales o categoriales según el enfoque neocorporativista, o se interesa en la organización institucional que enmarca estas interacciones, tal como lo propone el modelo neoinstitucionalista. Clase 20/07 El Estado tiene un sistema político que regula el ejercicio del poder (sistema republicano, gobierno es un conjunto de órganos con atribuciones definidas). Es este sistema el que interpretará cómo se va a alcanzar el bienestar general, cuáles son los problemas a resolver, y el que tomará las decisiones políticas pertinentes; también definirá los instrumentos con los que se financia el Estado (tributos, emisión monetaria, endeudamiento). El sistema político interactúa con el sistema administrativo (específicamente la Administración Pública), aquel que materializa y produce las políticas públicas, que pueden ser bienes, servicios públicos o acciones regulatorias. La Administración Pública es el conjunto de órganos que realizan la función administrativa del Estado, por medio de la cual éste dirige los múltiples mecanismos de organización y acción pública; constituye un dispositivo orgánico de gestión que utiliza procesos de producción (los inputs son los recursos económicos, humanos y tecnológicos y los outputs bienes públicos finales e instrumentales) para generar bienes, servicios y regulaciones, por medio de los cuales se concretan las políticas públicas. En síntesis, el Estado, en su objetivo de alcanzar el bienestar general, detecta determinados problemas y los incorpora a su agenda. A partir de allí, comienza a analizarlos y a tomar decisiones en su sistema político administrativo; el sistema político define las políticas a llevar adelante y el sistema administrativo las concreta a través de procesos productivos. Las políticas públicas se efectivizan en bienes, servicios y regulaciones (las regulaciones son monopólicas por parte del Estado). Bienes y servicios: el Estado no se encarga de producir bienes homogéneos (podría hacerlo), caracterizados por la rivalidad, exclusión y la no externalidad de costos; se encuentran en el mercado y su precio está definido por éste (oferta y demanda). El Estado produce bienes públicos puros. Éstos constituyen fallas del mercado y su costo marginal es cero. El sector privado no está dispuesto a invertir para la producción de este tipo de bienes debido a que es difícil, a una tecnología dada, capturar la renta por la utilización de los mismos. En este sentido, los bienes públicos puros se caracterizan por ser no rivales (no existe competencia por el bien) y no excluyentes (todos pueden acceder a éste). No obstante, existen también bienes públicos semipuros que pueden manifestar características de rivalidad, o exclusión (por ejemplo, una autopista congestionada genera exclusión a ser utilizada). Además, existen algunos bienes públicos denominados “de mérito”, que constituyen aquellos que el Estado decide que hay que proveer (por ejemplo, educación superior, salud pública) pero que, al mismo tiempo, pueden ser producidos por el privado debido a que cuentan con las características económicas de los bienes homogéneos. En este sentido, el Estado encontró un mérito en ese bien para brindarlo públicamente con el objetivo de ampliar el capital social de la población (visto desde una perspectiva amplia de las políticas públicas). Clase 21/07 En la Administración Pública coexisten estructuras burocráticas, por un lado dirigenciales cuyos funcionarios políticos son volátiles e ingresan con un aparato político partidario; por otro lado, y debajo del primero, se presenta otro aparato burocrático, aquel constituido por empleados burócratas (de carrera), responsables, en definitiva, de la ejecución de las políticas públicas. Es también la Administración Pública la encargada de reglamentar las leyes para que puedan ser cumplidas por los ciudadanos. El Estado es una abstracción. Posee el monopolio de la coerción física legítima (el monopolio de la violencia). Maquiavelo: los vínculos entre la consejería política y las decisiones se configuran –al menos hasta Maquiavelo– a través de relaciones personalizadas, escasamente sistematizadas en lo que hace a su estructura cognitiva, y con un muy bajo grado de institucionalización y profesionalización. Maquiavelo estableció su célebre distinción entre la verdad efectiva de las cosas y las repúblicas y monarquías imaginarias que nunca han existido ni existirán. Maquiavelo forma parte de un saber vulgar. La historia moderna reconocería su punto de quiebre en la última parte del siglo XIX, con los comienzos de la constitución de las ciencias sociales como disciplinas autónomas y su articulación con las necesidades del estado burocrático moderno, las exigencias funcionales de los mercados capitalistas, y las expectativas de inclusión social y de reconocimiento político de nuevos actores en la sociedad. En todos los casos encontramos una clara voluntad de vincular los avances del conocimiento especializado de la sociedad con las necesidades del estado y con el mejoramiento “científico” de la política. Pero es en la historia contemporánea donde comienza a definirse más claramente al conocimiento especializado (expertise) de un lado y política pública (public policy) del otro. Estos nuevos términos comienzan a escribirse en el período que va desde la crisis de los años ‘30 y el final de la segunda guerra mundial. Es aquí donde se comienza a pensar en una reformulación de las relaciones entre: ESTADO, SOCIEDAD CIVIL y MERCADO. Políticas públicas: acciones de la política que aspiran a transformar intencionalmente la realidad. Su principal vocación es moldear una realidad imperfecta, intentando que se acerque a una visión idealizada. Son los instrumentos con los que la política pretende hacer efectivas sus promesas. Surgimiento del campo académico sobre políticas públicas (Laswell): la necesidad de fortalecer la relación entre el conocimiento científico y la formulación de políticas fue el núcleo del trabajo del politólogo y sociólogo Harold Lasswell: definió y estructuró la disciplina de las políticas públicas, y le asignó la misión de resolver problemas prácticos. Se le considera el padre fundador del análisis de políticas como campo de estudio independiente y el pionero, a mediados del siglo XX, de un movimiento para racionalizar la toma de decisiones en los asuntos gubernamentales. Lasswell introdujo su concepto de ciencias de las políticas a comienzos de los años cincuenta, en un llamado a racionalizar el proceso de formulación de las políticas públicas. Modelo secuencial de políticas públicas (proceso de la política pública): es un modelo analítico explicado en etapas. El enfoque del ciclo de políticas públicas (o de manera más genérica, el modelo de toma de decisiones como proceso de etapas continuas) tal vez sea una de las herramientas más utilizadas en el ámbito de las políticas públicas, y también una de las más cuestionadas. Las políticas públicas se pueden entender como un proceso que se inicia cuando un gobierno o un directivo público detecta la existencia de un problema que, por su importancia, merece su atención y termina con la evaluación de los resultados que han tenido las acciones emprendidas para eliminar, disminuir o variar ese problema. El proceso o ciclo de construcción de las políticas públicas comprende las siguientes fases: 1) Identificación y definición del problema. 2) Formulación de las alternativas de solución. 3) Adopción de una alternativa. 4) Implantación de la alternativa seleccionada. 5) Evaluación de los resultados obtenidos. A este conjunto de decisiones y acciones emprendidas por el gobierno para influir sobre el problema lo denominamos política pública. El proceso de las políticas públicas tiene un carácter cíclico. El gobierno, una vez efectuada la intervención, mide los efectos de la misma sobre el problema y tras observar si éste ha concluido o si permanece se pregunta si es necesario seguir actuando. En caso afirmativo esto daría lugar a un nuevo proceso de formulación de alternativas. Los resultados de la política retroalimentan el proceso.
Análisis de políticas públicas: el análisis de políticas es un conjunto de
técnicas, conceptos y estrategias que provienen de distintas disciplinas –la Ciencia Política, la Sociología, la Teoría de la Organización, la Psicología y la Antropología, entre otras– que intentan mejorar la calidad de ese proceso de transformación de recursos en impactos. El análisis de políticas es “investigación para la acción”; su objetivo es ayudar al decisor público a responder a preguntas tales como: ¿debería intervenir el gobierno para solucionar un problema concreto?; ¿cómo se debe orientar esa intervención?; ¿cuánto tiempo será necesario actuar sobre él? El análisis de las políticas públicas lo realizan personas que filtran la realidad a través de sus valores, de su capacidad técnica, de sus intereses circunstanciales y de su grado de Información.
FASES DEL PROCESO DE LA POLÍTICA PÚBLICA (en detalle)
1) La definición de los problemas públicos: primera fase del ciclo de las políticas públicas. La realidad nos muestra, por el contrario, que los problemas no existen, sino que son construidos, definidos subjetiva e interesadamente por un observador. Actores distintos entenderán el problema planteado de manera diferente, reflejando en sus respectivas definiciones sus propios intereses y valores. Por ello los gestores públicos deben ser conscientes de que su visión del problema es sólo una de las posibles y no tiene por qué ser siempre la más correcta. De hecho, una medida conveniente para mejorar la calidad de la definición es preguntarse cómo entienden el problema otros actores. La primera tarea del analista de políticas en esta fase es, por tanto, identificar a los actores con algún tipo de intereses en el problema y reconstruir sus definiciones, la forma en que ven el problema. Desde este punto de vista, la definición de problemas es ante todo una CUESTIÓN POLÍTICA, decidir a quién se tiene en cuenta y hasta qué punto. El apoyo para la decisión sobre la definición del problema se resuelve con herramientas políticas –consultas, reuniones, intercambios de información, negociaciones– y posteriormente con técnicas instrumentales –fijación de las fronteras del problema, cuantificación del número de afectados, comprensión de sus posibles ramificaciones y evaluación de la gravedad e intensidad del problema–. El carácter eminentemente político de esta fase se muestra en toda su extensión cuando observamos las consecuencias que produce optar por una definición del problema y no por otra. Cuando el directivo público opta por una definición debe preguntarse por sus consecuencias, previendo a quién beneficia o perjudica con ella, y en qué medida. ¿Cómo conocen los directivos públicos la existencia de los problemas? LA DETECCIÓN DE LOS PROBLEMAS. ¿Por qué eligen unos problemas y no otros? EL DISEÑO DE LA AGENDA. A. La detección de los problemas: el análisis de políticas pierde gran parte de su utilidad si los directivos públicos no detectan los problemas con la suficiente antelación. Es decir, el problema hay que anticiparlo para poder controlar sus efectos. Una política reactiva –la que surge cuando un problema entra en crisis– no corresponde a la detección intencional del problema; más bien al contrario, el problema se manifiesta ante los ojos del decisor y éste no puede pararse a definirlo, a evaluar vías alternativas de solución, a anticipar impactos y a calcular costos. B. El diseño de la agenda: el volumen total de problemas que preocupan a la sociedad es más amplio que el de problemas que reciben atención por parte de las administraciones públicas. No todos los problemas detectados tienen la misma prioridad para los decisores públicos, sólo algunos de ellos tienen la entidad suficiente para convertirse en problemas públicos. Al conjunto de problemas que preocupan a una sociedad en un momento determinado se le denomina agenda sistémica. De esa agenda, los decisores públicos extraen algunos y confeccionan la agenda institucional o agenda política. Esta agenda está compuesta por los problemas que los directivos públicos consideran prioritarios en un momento determinado. La inclusión de un problema en la agenda institucional es una condición necesaria, pero no suficiente, para que el problema dé lugar a una política pública que intente solucionarlo. Los sesgos negativos de mayor importancia son: a) el poder y la capacidad de presión de los grupos de interés; b) los sesgos culturales; c) el peso de la tradición; d) las actitudes y valores de los decisores públicos. Los sesgos positivos: a) los medios de comunicación de masas; b) la competencia política; c) los deseos de crecer de las organizaciones públicas. 2) Elección de alternativas: se debe cuestionar si las alternativas planteadas para resolver el problema son viables técnica (verificar legalidad o racionalidad) y políticamente (apoyo político). 3) Formulación de las políticas públicas: una vez que un gobierno conoce la existencia de un problema, lo define y rechaza la opción de no actuar sobre él, comienza el proceso de elaboración de la política pública, que incluye: el establecimiento de las metas y objetivos a alcanzar; la detección de los posibles caminos para llegar a los objetivos, la valoración y comparación de los impactos de esas alternativas; la selección de una opción o combinación de ellas. La fase de formulación es una tarea exclusiva de los actores públicos, la responsabilidad sobre la decisión final y el diseño de la política permanece en manos del gobierno. El responsable de la implantación es la administración pública. 4) Implantación de las políticas públicas: A. La implantación como puesta en marcha. El modelo top–down: la implantación concebida como maquinaria burocrática en movimiento cumpliendo con diligencia y sumisión las decisiones es una transposición del modelo wilsoniano de relación entre la esfera política y la esfera de la administración. Según este modelo, ambas esferas deben permanecer necesariamente separadas, sin líneas de contacto. La esfera política decide, la esfera administrativa pone en marcha las decisiones. La administración no es más que una variable dependiente de la política. Esta forma de entender el proceso de formación de las políticas públicas se ha dado en denominar modelo Top–Down o de arriba abajo. El modelo top–down refleja una concepción jerárquica del funcionamiento de las políticas públicas, lo que importa es la decisión, que ésta sea acatada y que se cumpla en sus propios términos. B. La implantación desde abajo. El modelo bottom–up: este modelo explica la implantación como el proceso para conseguir los impactos deseados sobre la población. Implantación es lo que ocurre cuando un ciudadano entra en contacto con la organización pública responsable de distribuir los bienes y servicios de una política concreta. Los programas más complejos, las políticas más ambiciosas están en manos del personal de ventanilla, que debe resolver, en cada caso concreto, los defectos de formulación de la política, la vaguedad de los objetivos y las imprecisiones y rigideces del diseño de la implantación de acuerdo a sus propias capacidades y valores y a su comprensión de los fines y metas de la política pública. El modelo bottom–up no aboga por la discrecionalidad absoluta de los responsables locales, ni por la negación de la planificación, muy al contrario, lo que intenta es mostrar la utilidad de formar la decisión partiendo del contexto local, de las capacidades reales de las organizaciones que habrán de poner en marcha los programas, y una vez valoradas sus debilidades y fortalezas, orientar la decisión. 5) Evaluación: si existiera absoluta certidumbre y perfecto funcionamiento de las administraciones públicas, no habría necesidad de efectuar evaluaciones: habiendo seleccionado y puesto en marcha la mejor opción posible, sabríamos cuáles serían los resultados por adelantado. Esta situación no es la que opera en las políticas públicas. La evaluación es la última fase del proceso de la política pública y, puesto que el proceso es cíclico, es también la primera. El análisis de los resultados conduce a una revisión del estado del problema que puede dar lugar a una nueva política, a la continuación de la existente o a la terminación de la misma. Como argüimos anteriormente, los problemas públicos rara vez tienen una solución definitiva, de modo que las políticas que intentan disminuirlos raramente ven satisfecha esa aspiración. La evaluación de políticas no es un simple instrumento técnico, es también un mecanismo político de primer orden. En los sistemas democráticos los productos de la evaluación tienen diferentes utilidades políticas: a) el control parlamentario de las actuaciones del ejecutivo y sus administraciones. b) la presentación de resultados a los usuarios de los servicios públicos y al resto de los ciudadanos. c) la legitimación de acciones de rediseño organizativo o de políticas de ajuste de recursos. d) el mantenimiento de la confianza y la cooperación entre los actores públicos y no públicos que participan en el proceso de las políticas públicas. e) el reforzamiento –o la destrucción– de la reputación de eficacia, eficiencia y oportunidad de una política. f) el reforzamiento de la legitimidad de un tipo de liderazgo y de las oportunidades organizativas de apropiación presupuestaria. En definitiva, en un sistema democrático, el gobierno tiene que rendir cuenta de sus actos, explicar sus decisiones a los ciudadanos, presentar los logros alcanzados en las distintas áreas en las que interviene y legitimar, con resultados, sus decisiones. La meta general de la evaluación es producir información que sirva para orientar y valorar las decisiones vinculadas al diseño, la gestión y el futuro de las políticas públicas. CONCLUSIONES: el valor del enfoque de las políticas públicas radica en su preocupación por la acción del gobierno y sus administraciones. El análisis de políticas es a la vez un arte y una ciencia. Es un ARTE porque hace referencia a la labor de los directivos públicos, que intuitivamente reproducen con sus decisiones las fases del proceso de las políticas sin dominarlo conceptualmente. Es una CIENCIA porque aspira a entender el complejo mundo de la acción pública y prescribir, en la medida de lo posible, la mejor forma de aproximarse al proceso de las políticas. Clase 25/07 (tercer semana) Acciones regulatorias: es un ejercicio monopólico del Estado que le permite restringir razonablemente la actividad de los particulares. En este sentido, la CN expresa que el ejercicio de los derechos se encuentra reglamentado por leyes. Los derechos son absolutos y connaturales con el hombre, no obstante, el ejercicio de los mismos es relativo por parte de los particulares. La razonabilidad implica la debida proporción entre el fin (objeto de la medida) y el medio regulatorio. Las regulaciones son políticas públicas que tutelan un bien superior y general, y que colocan límites que deben ser razonables. No necesariamente deben materializarse por medio de una ley, sino también puede ser un decreto (presidencial, de un gobernador de provincia), una resolución (de AFIP, de un rector de Universidad Nacional). El Estado, a medida que delega en el sector privado la producción de bienes y servicios públicos, se torna más regulador. Solo pone regulaciones para los particulares, y no para sí mismo, aunque posee mecanismos de control interno y cruzado entre los distintos órganos de gobierno (por ejemplo, la Auditoría General de la Nación). Clase 27/07 Los bienes públicos puros presentan retornos de escala. Si bien se puede congestionarse (en baja medida) la producción de ese bien, es conveniente que se a nivel más centralizado del gobierno. Si existe un bien público que pueda producirse de una sola vez y tenga un costo marginal cero, es aconsejable que esa política o bien público sea producido por la administración pública central. Por el contrario, si un bien público se satura con rapidez, lo ideal es que se produzca en el nivel más descentralizado del gobierno. Se debería encontrar el nivel óptimo, es decir, la distribución exacta en la que se optimice la prestación de los servicios públicos. Toda acción redistributiva relacionada con un territorio y dependiendo de la tecnología que se utilice en la producción de ese bien público impactará sobre la movilidad de los agentes económicos (si en una provincia se paga menores alícuotas de impuestos que otra se generará un área de movilidad de agentes económicos). Esto puede generar territorialmente residuos fiscales positivos y negativos. Es por ello que es recomendable que estas cuestiones sean atribución de la administración central. El tratamiento de determinadas políticas públicas de manera más descentralizada realza la sensibilidad y compresión de las necesidades de los ciudadanos. La correspondencia implica que algunos bienes y servicios públicos deben ser tratados en el nivel municipal (porque se congestionan rápido), otros en el nivel provincial y otros que se corresponden con el nivel nacional (bienes públicos puros, el sistema monetario). Sin embargo, pueden existir regiones en las que se presentan áreas de movilidad y que incluyan a distintas provincias o municipios en conjunto, y en las que se tenga que buscar la mayor eficiencia en el sentido de que exista una correspondencia entre los usuarios de un bien público y los gobernantes de esa región (caso AMBA). Estas áreas presentan problemas comunes y sería recomendable que la autoridad administrativa tenga carácter regional, de manera de evitar un aumento del área de movilidad de agentes económicos y se generen asimetrías y desincentivos para las administraciones (separadas). En conclusión, la correspondencia en la que se encuentra la eficiencia en la prestación de los bienes públicos no necesariamente se relaciona con la divisiones políticas constitucionales. El lote óptimo: la correspondencia entre la prestación de bienes y servicios públicos y el universo de los beneficiarios. Se debe tener precisión para determinarlos. Es decir, se debe calcular a que nivel de gobierno se van prestar cada uno de los bienes y servicios púbicos (nacional, municipal, provincial, regiones) en la búsqueda de eficiencia. El lote óptimo en la provisión de un bien o servicio público tiene que ver tanto con las características del territorio (superficie y distancias) como la cantidad de población). La eficiencia en la prestación de un bien o servicio público, o en una regulación tiene que ver con el uso más racional de todos los elementos involucrados: la producción del bien o servicio, el área de beneficio (el área en la que se encuentran todos aquellos que se pueden beneficiar) y sus características (superficie, distancias, población). Clase 28/07 Correspondencia: provisión de un bien público (bienes, servicios o regulaciones) que se corresponde eficientemente con un nivel de gobierno (sistema político administrativo). El federalismo no debe ser entendido únicamente como una formalidad del Estado, sino como una forma de descentralización. En la búsqueda de la correspondencia óptima, ciertas acciones deben ser descentralizadas y otras centralizadas. El federalismo representa el principio de la subsidiariedad en sentido de reserva, que explica que no es necesario sustraerle a las jurisdicciones que poseen mayor sensibilidad y cercanía con las personas las competencias que desarrollan eficientemente para atribuírselas a entidades superiores (centralizando). En este sentido, hay autores que plantean positivamente que se practique una descentralización sobre todo aquello que pueda descentralizarse, incluso por un aspecto de responsabilidad política. El bien público que es recomendable centralizar es el bien público puro, cuyo costo marginal a medida que se suman beneficiarios del bien o servicio público tiende a cero y que denota retornos de escala. Descentralización política: transferencia completa de las capacidades gubernamentales sin la posibilidad de un retroceso en esa decisión. Ejemplo: federalismo. La CN, contrato social y político, define competencias centralizadas en el gobierno nacional y todas las demás (por principio de subsidiariedad) permanecerán descentralizadas en las provincias. Relación con el área de movilidad económica: dada una descentralización política de competencias, pueden generarse áreas de movilidad económica que presenten asimetrías, residuos fiscales negativos y positivos, y desincentivos para las administraciones púbicas (en caso de encontrarse separadas, caso AMBA). Descentralización administrativa: las competencias atribuidas a la administración central son descentralizadas por ley en determinados organismos con autarquía, es decir, que se administran a sí mismos (ejemplo AFIP). No constituye una descentralización política debido a que puede sancionarse una ley que retrotraiga aquella descentralización. Desconcentración: acercamiento de la administración al administrado, a través de la apertura de ventanillas de atención. Delegación: transferencia de competencias a través de un acto administrativo de la administración central. Por ejemplo, de un ministro a un director. Sin embargo, el poder de avocación permanece en el órgano jerárquico. La avocación implica la decisión de asumir los órganos superiores el conocimiento de un asunto cuya resolución corresponda a sus órganos administrativos dependientes. Administración pública y tecnologías de gestión: a principios del siglo XX se presentaba la burocracia como el gobierno de los escritorios, prescriptiva, positivista, que trata de resolver todas las cuestiones por medio de una norma. Pensada para organizaciones que deben resolver demandas de gran volumen. Es un sistema jerárquico, vertical, basado en la norma. La división de su trabajo se denota en el organigrama e implica un compromiso de cada funcionario con la norma. Su orientación focalizada en la norma despersonaliza los problemas y no tiene en cuenta el contexto social. La Administración Pública hace uso monopólico y legítimo de la fuerza, y no tiene competencia (ausencia de referencia). La burocracia es autorreferencial, es refractaria a la voluntad de los ciudadanos y no tiene incentivos para mejorar. Tecnología central para la gestión: aquella que resuelve por medio de políticas públicas. Tecnología de apoyo: instrumentos de apoyo de la gestión (informática, papeles). A medida que el Estado abandona su modelo productor y permite a los particulares la producción de bienes y servicios públicos, su actividad se torna más reguladora, limitando razonablemente el accionar privado. En función de esto, asegura el acceso de la ciudadanía a estos bienes y servicios públicos de carácter universal, creando marcos regulatorios que garantice la armonización entre los intereses de los usuarios, los prestadore y el Estado. Las leyes marco crean unidades administrativas independientes, es decir, entes reguladores (ejemplo ENACOM, CNRT). También existe la posibilidad de la creación un ente único regulador de los servicios públicos. A principios de los noventa, surge el New Public Management. Pregona una menor incidencia del Estado. Promueve herramientas de la gestión de entidades no estatales, que el Estado no se guíe a través de programas, sino por medio de contratos. Implica un modelo de gestión por resultados. Constituye un compromiso que debe asumir cada una de las reparticiones estatales con respecto a metas a alcanzar y recursos a utilizar. Asigna un sistema de premios y castigos a los funcionarios y otorga incentivos a la burocracia, es decir, al cuerpo estable de la administración. Bajo esta concepción, la Administración Pública debería atender su entorno y dejar de ser vertical y orientada a la norma. Busca que quienes participan en los procesos de formación de las políticas públicas conozcan cuáles serán los resultados y entiendan su participación. Cada tarea debe agregar valor, centrándose en los procesos y no en las normas (gestión por procesos). Implica la tarea de identificar el proceso y descomponerlo en procesos centrales y de apoyo, y es conducida por el “dueño del proceso” (especialista), quien no necesariamente debe ser funcionario de jerarquía. Explica que para brindar una mejor satisfacción a los usuarios se deben diagramar los procesos de la administración pública detallando ordenadamente las actividades y procedimientos, en la búsqueda de promover distintos mecanismos de control y brindar un servicio de calidad (en la burocracia, la calidad estaba orientada hacia el producto, y, bajo esta teoría, se enfoca en el procedimiento).