El Derecho A La Libertad Personal y Seguridad Individual
El Derecho A La Libertad Personal y Seguridad Individual
El Derecho A La Libertad Personal y Seguridad Individual
La libertad personal.
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contenido fundamental de este derecho se descompone en la libertad de
permanencia, o aspecto estático, y en la libertad de locomoción o aspecto
dinámico.
Así, estrictamente la afectación de la libertad de locomoción no conllevará una privación de libertad personal.
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Notamos en este punto una manifestación actual de lo que se denominaba con anterioridad como el “Juicio
de Residencia”.
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En el Código Procesal Penal, artículo 155º, se establecen medidas
cautelares personales, entre las cuales encontramos las siguientes: la
privación de libertad, total o parcial, en su casa o en la que el propio
imputado señalare, si aquélla se encontrare fuera de la ciudad asiento
del Tribunal; la prohibición de salir del país, de la localidad en la cual
residiere o del ámbito territorial que fijare el Tribunal.
La seguridad individual.
Así es como el art. 19 Nº 7 inciso segundo letra c) señala: “Nadie puede ser
arrestado o detenido sino por orden de funcionario público expresamente
facultado por la ley y después de que una orden le sea intimada en forma
legal”.
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seguridad. En cambio, la detención es la privación de libertad, pero
vinculada a un proceso penal a una investigación penal.
Este caso constituye una excepción a las garantías antes indicadas, ya que
no existe orden de detención y por la naturaleza misma de los hechos,
tampoco puede haber intimación de la orden.
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a) El que actualmente se encontrare cometiendo el delito;
b) El que acabare de cometerlo;
c) El que huyere del lugar de la comisión del delito y fuere designado
por el ofendido u otra persona como autor o cómplice;
d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere
encontrado con objetos procedentes de aquel o con señales, en sí
mismo o en sus vestidos, que permitieren sospechar su participación
en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido empleados
para cometerlo;
e) El que las personas asaltadas, heridas o víctimas de un robo o hurto
que reclamaren auxilio, señalaren como autor o cómplice de un
delito que acabare de cometerse.
El art. 131 inc. 2º C.P.P establece que en las situaciones de delito flagrante
el agente policial que la hubiere realizado o el encargado del recinto de
detención deberán informar de ella al Ministerio Público dentro de un
plazo máximo de doce horas. El fiscal podrá dejar sin efecto la detención u
ordenar que el detenido sea conducido ante el juez dentro de un plazo
máximo de veinticuatro horas, contado desde que la detención se hubiere
practicado. Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá presentar al
detenido ante la autoridad judicial en el plazo indicado.
Establece el art. 95º C.P.P que toda persona privada de libertad tendrá
derecho a ser conducida sin demora ante el Juez de Garantía, con el objeto
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Ver artículos 154º, 127º y 140º C.P.P.
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de que examine la legalidad de su privación de libertad. Asimismo, para
que examine las condiciones en que se encontrare, constituyéndose, si
fuere necesario, en el lugar en que estuviere el afectado. El Juez de
Garantía podrá ordenar la libertad del afectado o adoptar las medidas que
fueren procedentes.
Difiere por tanto este amparo legal, del denominado ‘recurso de amparo’
constitucional (art. 21º C.P.E) y del recurso de amparo económico (art. 19
Nº 21 C.P.E), que serán estudiados en su oportunidad.
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Garantías constitucionales establecidas en favor de los arrestados,
detenidos y presos.
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caso, corresponderá a la ley fijas el plazo máximo, el que no podrá,
en todo caso, exceder de cinco días corridos”; (Este último párrafo
fue incorporado por el artículo único, Nro.2 de la ley de Reforma
Constitucional Nro.21568, de 3 de mayo de 2023).
2. Lugar de detención. La letra d), en su inciso primero, señala: “Nadie
puede ser arrestado o detenido, sujeto a prisión preventiva o preso,
sino en su casa o lugares públicos destinados a este objeto”.
Estos lugares públicos destinados a cumplir la privación de libertad
son las penitenciarías, presidios y cárceles a cargo del Servicio de
Gendarmería de Chile, dependiente del Ministerio de Justicia. En el
caso de las mujeres están las casas correccionales de mujeres. La
finalidad es que estos lugares ofrezcan las condiciones de higiene,
seguridad y condiciones mínimas para la rehabilitación de los
condenados, con especial consideración de la dignidad que poseen
éstos por su sola condición de personas.
Transitoriamente, y mientras pasan a disposición del juez, pueden
los detenidos permanecer en Comisarías de policía o de
investigaciones.
3. Registro de la orden. Dispone el inciso segundo de la letra d) que
“Los encargados de las prisiones no pueden recibir en ellas a nadie
en calidad de arrestado o detenido, procesado o preso, sin dejar
constancia de la orden correspondiente, emanada de autoridad que
tenga facultad legal, en un registro que será público”.
Este registro público debe exhibir las constancias de las órdenes de
privación de libertad. No es necesario que se copien íntegramente.
El funcionario encargado de la prisión estará obligado -siempre que
el arrestado o detenido lo requiera- a transmitir al juez competente
la copia de la orden de detención, o a reclamar para que se le dé
dicha copia, o a dar él mismo un certificado de hallarse detenido
aquel individuo, si al tiempo de su detención se hubiere omitido este
requisito.
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4. En caso de incomunicación. La incomunicación es una medida que
agrava la detención, y que impide al detenido establecer contactos
con personas ajenas al juez, o al funcionario encargado de la casa de
detención.
Dispone el inciso tercero de la letra d) que ninguna incomunicación
puede impedir que el funcionario encargado de la casa de detención
visite al arrestado o detenido, procesado o preso, que se encuentre
en ella. Este funcionario está obligado, siempre que el arrestado o
detenido lo requiera, a transmitir al juez competente la copia de la
orden de detención, o a reclamar para que se le dé dicha copia, o a
dar él mismo un certificado de hallarse detenido aquel individuo, si
al tiempo de su detención se hubiere omitido este requisito.
5. Juramento. La letra f) dispone que: “En las causas criminales no se
podrá obligar al imputado o acusado a que declare bajo juramento
sobre hecho propio; tampoco podrán ser obligados a declarar en
contra de éste sus ascendientes, descendientes, cónyuge y demás
personas que, según los casos y circunstancias, señale la ley”.
Se justifica la prohibición constitucional, puesto que en caso
contrario ello significaría que se coloca al inculpado de un delito en
la situación de condenarse si es que admite su responsabilidad en
los hechos objeto de reproche, o de cometer perjurio, si quebranta
su juramento.
Al inculpado el juez sólo lo exhorta, a decir verdad. En cuanto a las
demás personas indicadas, no se encuentran obligadas a declarar en
su contra y aquellas personas que, por su estado, profesión o
función legal, como es el caso del abogado, médico o confesor, tienen
el deber guardar secreto respecto a la información precisa que se les
haya confiado.
6. Libertad del imputado. Dispone la letra e) en su inciso primero lo
siguiente: “La libertad del imputado procederá a menos que la
detención o prisión preventiva sea considerada por el juez como
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necesaria para las investigaciones o para la seguridad del ofendido o
de la sociedad. La ley establecerá los requisitos y modalidades para
obtenerla”.
Es un beneficio a favor de los imputados detenidos y sujetos a
prisión preventiva, ya que la tramitación del proceso penal puede
durar bastante, y la culpabilidad definitiva sólo se establece en la
sentencia.
Respecto a este punto también se ha sostenido por la cátedra que
“la libertad del imputado es la regla general, y la detención o la
prisión preventiva sólo pueden ser dispuestas por el juez cuando se
configure alguna de las causales que el texto señala, lo que guarda
armonía con el carácter garantista del actual procedimiento penal
con la presunción de inocencia” agregando que lo que se busca es
evitar que “… por la vía de estas medidas de privación de libertad, se
anticipe una pena que aún no ha sido determinada judicialmente”
El inciso segundo de la misma letra del precepto señala que: “La
apelación de la resolución que se pronuncie sobre la libertad del
imputado por los delitos a que se refiere el artículo 9º, será conocida
por el Tribunal superior que corresponda, integrado exclusivamente
por miembros titulares. La resolución que la apruebe u otorgue
requerirá ser acordada por unanimidad. Mientras dure la libertad, el
imputado quedará siempre sometido a las medidas de vigilancia de
la autoridad que la ley contemple”.
Esta norma regula la libertad del imputado por delitos de conductas
terroristas, y la somete a las siguientes exigencias:
a) La apelación de la resolución que se pronuncie sobre la libertad
del imputado ya sea favorable o desfavorable, será conocida por el
Tribunal Superior que corresponda, integrado exclusivamente por
miembros titulares.
b) La resolución que la apruebe u otorgue requerirá ser acordada
por unanimidad.
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La resolución la aprueba, si confirma la libertad otorgada. La
resolución la otorga, si revoca la resolución negativa apelada.
Ahora bien, cualquiera sea la resolución que la apruebe u
otorgue, debe ser adoptada por unanimidad.
c) Concedida la libertad y mientras ella dure, el imputado quedará
siempre sometido a las medidas de vigilancia de la autoridad que
la ley contemple.
7. Pena de confiscación de bienes. La letra g) dispone: “No podrá
imponerse la pena de confiscación de bienes, sin perjuicio del
comiso en los casos establecidos por las leyes, pero dicha pena será
procedente respecto de las asociaciones ilícitas”.
La pena de confiscación de bienes importa una privación al
condenado de la totalidad de sus bienes que pasan al dominio del
Estado.
El comiso, por otra parte, consiste en la pérdida de los instrumentos
o efectos del delito (ver artículo 21 del Código Penal).
8. Prohibición de aplicarse como sanción la pérdida de los derechos
previsionales. Dispone la letra h): “No podrá aplicarse como sanción
la pérdida de los derechos previsionales”. En este punto la idea de
‘sanción’ es amplia y no se circunscribe al marco penal, sino
también hace referencia a la idea de sanciones por infracciones de
carácter administrativo.
9. Indemnización por error judicial. Dispone la letra i): “Una vez dictado
sobreseimiento definitiva o sentencia absolutoria, el que hubiere sido
sometido a proceso o condenado en cualquier instancia por
resolución que la Corte Suprema declare injustificadamente errónea
o arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado de los
perjuicios patrimoniales y morales que haya sufrido. La
indemnización será determinada judicialmente en procedimiento
breve y sumario y en él la prueba se apreciará en conciencia”.
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10. Se trata por tanto de una acción de reparación concedida por
la Constitución sólo para obtener la reparación completa de los
perjuicios causados por una decisión judicial en el marco de un
proceso penal. De ello se tiene que las actuaciones
injustificadamente erróneas o arbitrarias de otros órganos del
sistema de justicia penal, como es el caso del Ministerio Público, no
tendrán cabida en esta hipótesis y tendrán por consiguiente una
acción de reparación diversa.4
Las bases establecidas en el precepto para hacer procedente la
indemnización son las siguientes:
a) Todo individuo que fue procesado o condenado en cualquier
instancia, y a favor de quien se dictó sobreseimiento definitivo o
sentencia absolutoria.
b) La resolución que sometió a proceso o la sentencia que condenó
debe ser declarada por la Corte Suprema como
“injustificadamente errónea o arbitraria”.
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Ibíd. Pág. 24.
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d) La reparación, según ya se ha dicho, habrá de ser completa. Es
decir, se indemnizan los perjuicios civiles, patrimoniales y
morales.
e) El Estado -Fisco- es quien paga la indemnización por el error
judicial, pues es el que tiene la responsabilidad extracontractual
frente al actor.
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