Geografia
Geografia
Las capas de la Tierra, pues, son tres: corteza, manto y núcleo, cada una de las cuales
comprende diversos estratos intermedios y tiene determinadas características, que veremos
a continuación por separado.
Corteza de la Tierra
Es la capa más superficial del planeta, sobre la que habitamos los seres vivientes,
incluso aquellos que habitan las profundidades del suelo.
El agujero más profundo que hemos excavado los seres humanos, llamado Pozo
superprofundo de Kola (antigua Unión Soviética) posee 12.262 metros de profundidad, y se
encuentra dentro del rango de la corteza terrestre. El mismo se extiende desde la
superficie misma (0 km) hasta los 35 kilómetros de profundidad.
Todos los continentes forman parte de la corteza continental. Su composición es
mayoritariamente de rocas félsicas (silicatos de sodio, potasio y aluminio) con
una densidad promedio de 2,7 g/cm3.
Discontinuidad de Mohorovicic
A una profundidad media de 35 kilómetros (70 en los continentes y 10 en los océanos) se
halla la llamada Discontinuidad de Mohorovicic o “Moho”, una zona de transición entre
la corteza terrestre y el manto. Sirve de transición entre la corteza menos densa y las
rocas más densas de silicato de hierro y magnesio que inician el manto.
Litósfera
La litósfera es otro nombre que recibe la capa superior de la Tierra, comprendiendo entre
los 0 y los 100 kilómetros de profundidad, es decir, abarca toda la corteza terrestre y los
primeros kilómetros del manto superior o la astenósfera.
Astenósfera
Ubicada por debajo de la litósfera, entre 100 y 400 kilómetros de profundidad, se
encuentra la zona superior del manto conocida como astenósfera. Está compuesta por
materiales silicatados de mucha ductilidad, ya sea en estado sólido o semifundido por la
presión y las altas temperaturas.
Esta capa permite el movimiento sobre ella de las capas tectónicas, permitiendo así
la deriva continental. A medida que nos aproximamos a su borde inferior, no obstante, la
astenósfera pierde sus propiedades y adquiere rápidamente rigidez.
El manto terrestre
La capa que sigue a la corteza, estrictamente hablando, es el manto terrestre, que además es
el estrato más amplio del planeta, abarcando el 84% de la Tierra. Se extiende desde los
35 kilómetros de profundidad hasta los 2890, donde inicia el núcleo terrestre.
Se vuelve progresivamente más caliente conforme se avanza hacia el núcleo. Oscila entre
temperaturas de 600 °C a 3500 °C entre su franja superior y las proximidades del núcleo.
El manto contiene rocas en estado de pasta viscosa, debido a las altas temperaturas y la
enorme presión, aunque contrario a lo que se pensaría, conforme se avanza hacia el núcleo
las rocas tienden a ser más y más sólidas, debido a las gigantescas presiones que las obligan
a ocupar el mínimo espacio posible.
La discontinuidad de Gutenberg
En la discontinuidad de Gutenberg nace la magnetósfera que crea auroras boreales.
Entre el manto terrestre y el núcleo del planeta hay otra discontinuidad, ubicada a
casi tres mil kilómetros de profundidad. Su nombre rinde homenaje a su
descubridor, el geólogo alemán Beno Gutenberg, quien dio con su existencia en
1914.
El núcleo terrestre
La zona más interna de todas las capas terrestres es el núcleo. Se encuentra a casi
3.000 kilómetros de profundidad y se extiende hasta el centro mismo del planeta.
Es la región más densa del planeta, lo cual es bastante decir, ya que la Tierra es el
planeta más denso del Sistema Solar (5515 kg/m3 en promedio). Esto significa que la
presión en el núcleo es millones de veces la de la superficie, y que sus
temperaturas alcanzan hasta los 6700 °C.