BOSQUEJO

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DIOS MIRA PROFUNDAMENTE

Esta tarde reflexionaremos sobre lo que le damos a Dios de nuestra vida, porque lo que
le damos a Dios refleja lo que verdaderamente hay en nuestro corazón para El.

la Biblia nos enseña que desde el principio Dios rechazó


muchas ofrendas que el ser humano le presentó y lo sigue
haciendo aun en nuestros días. El primer caso registrado en la
Biblia es el de Caín.
OFRENDA. Acto por el cual se presenta algo como expresión de adoración a
Dios, y aquello que se entrega. Puede ser un sacrificio, un objeto, un bien, u
otra cosa que para quien lo hace tiene valor.

Cain trabajaba en la agricultura por lo que su ofrenda al señor es del fruto de la tierra.
Mientras que Abel trabajaba con ovejas. trajo de los primogénitos de sus ovejas de lo
más gordo de ellas una ofrenda al Señor.

De lo que tengo

Lo que ambos trajeron a Dios fue el fruto de su trabajo, no traían


cosa diferente. Caín trajo del fruto de la tierra y Abel del fruto de sus
ovejas. De lo que tenían a mano es lo que trajeron en ofrenda a
Dios.

Dios no pide ofrendas que están fuera de nuestro alcance. No pide


que las busquemos si no las tenemos. Jesús cuando vio la ofrenda
en el templo se agradó de la ofrenda de la viuda pobre, e indicó que
ella había dado más que todos los presentes (Marcos 12:43).

Con fe
Cain preparo del fruto de la tierra una ofrenda, seguramente era una ofrenda bonita, una
canasta de frutas y legumbres preciosa, seguramente algo muy bonito, algo muy bien
presentado.
Abel busco entre los primogénitos de sus ovejas, busco la primicia, busco la oveja más
gorda, la mejor de todas, pero ¿ha visto usted una oveja? pueden Estar sucias, tienen
mal olor, los insectos andan detrás de ellas, a la vista de Caín seguramente esa ofrenda
era desagradable, y más aún al momento de ofrecerla, pues tenía que matarla, tenía que
derramar su sangre, era una ofrenda sangrienta, nada atractivo comparado con la
ofrenda de Caín
Ambos hicieron algo para Dios, ambos creían que Dios recibiría sus ofrendas, ambos
trajeron sus ofrendas delante del Señor, ¿Por qué solo agrado a Dios la ofrenda de Abel?

La respuesta la encontramos en (Hebreos 11:4) Abel tenia fe en la obra de Dios.

Caín creía en Dios, pero no tenía fe en la obra redentora de Dios para su vida, no creía
que necesitaba esa obra redentora de Dios en el.

La ofrenda de Abel era una ofrenda que con la cual reconocía en su vida su fe en lo que
haría

agradecimiento por lo que Dios había hecho y.

 Su agradecimiento por lo que Dios hizo en el huerto de Edén cuando sus padres
pecaron, y el Señor sacrifico un animal para cubrirlos con una túnica.

Su fe en lo que Dios haría, sacrificando a Jesucristo que es el cordero de Dios que quita
el pecado del mundo.

La ofrenda de Caín representa a aquellas personas que no están agradecidos con Dios,
son personas que no reconocen su necesidad de ser redimidos y rescatados por Cristo,
representa el sentir de aquellas personas que piensan que pueden comprar el favor y la
gracia de Dios con sus obras, con su ofrendas, con su dinero.

Representa la vida de aquellos que menosprecian al sacrificio de Cristo y quieren


alcanzar la salvación por medios humanos, a su manera y no a la de Dios (Hebreos
9:22)

Igualmente la ofrenda de Caín representa a los cristianos que no tienen fe y quieren


adquirir la bendición de Dios con sus obras religiosas, pero se han olvidado lo que
claramente nos enseña la palabra de Dios (Hebreos 11:6) Sin fe no podemos agradar a
Dios, no importa que tan lindas, que tan maravillosas sean las obras que hagamos, Dios
ve la fe de tu ofrenda no solo tu ofrenda

Abel reconocía que su vida es efímera pues el pecado estaba en él, sabía que tendría que
morir, sabía que un día su vida terminaría y por eso con humildad reconoció que solo la
obra redentora de Dios podía salvarlo.

Al traer la oveja estaba reconociendo su necesidad de ser redimido, su necesidad como


pecador de ser perdonado, reconoció con fe que el único que podía darle vida después
de su muerte es Dios.

La ofrenda de Abel representa la necesidad del hombre que reconocer su condición de


pecado y viene al Señor buscando ser redimido por su sangre.
la ofrenda agradable viene de un corazón temeroso

Resulta que Dios no miro la ofrenda del uno o del otro, Dios
mira el corazon. Dios no vio con agrado a Cain no a la
ofrenda, pero al ver el corazon de Cain, Dios
automáticamente rechazo su ofrenda

Esto es muy importante para nosotros. Desde el principio, la


ofrenda agradable viene de un corazón temeroso que halla
gracia ante Dios y no perjudica al prójimo. Es el mismo
principio que Cristo enseñó (Mt 5:23-24; cp. Gn 3:5). Según
estos pasajes, ninguna persona que está tramando algo contra
su prójimo, o que está enojada con él, puede presentar una
ofrenda agradable a Dios.
El contexto de Génesis 4:3-5 es muy importante para
comprender este principio: “Entonces el Señor dijo a Caín:
‘¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu
semblante? Si haces bien, ¿no serás aceptado? Pero si no
haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú
debes dominarlo’” (Gn 4:6-7).

En este pasaje, Dios le indica a Caín que ya sabe sobre su plan


asesino y le advierte que su pecado está por llevarlo a cometer
el primer homicidio. Además, Dios explica a Caín cómo
puede ser aceptado ante Él. El Señor no está hablando de la
ofrenda de Caín, sino de su corazón. Por eso afirma: “Si haces
bien, ¿no serás aceptado?” (Gn 4:7). Sin embargo, la
indiferencia ante el consejo divino, unida a un corazón
iracundo e impulsivo, llevó a Caín a cometer el horrendo
pecado de asesinar a su hermano (Gn 4:8).
Dios no solo quiere ofrenda material, lo que sube a su presencia
como perfume agradable es que ofrezcamos nuestro corazón a
Dios. Dios quiere nuestra obediencia antes que cualquier ofrenda
material.

Las Escrituras en conjunto revelan las características de una


ofrenda agradable a Dios. Estas no empiezan con las
cualidades intrínsecas de la ofrenda, sino con las del oferente.
Esto nos debe llevar a preguntarnos: Cuando ofrendo a Dios,
¿soy agradable a Él? Gracias a la redención, quienes creemos
en Cristo somos aceptados en el Amado (Ef 1:3-6). Sin
embargo, Dios demanda que demos fruto de arrepentimiento
y que practiquemos las buenas obras que Él demanda (Ef
2:10). Juan nos da un consejo que encaja aquí:

Santa

En su omnisciencia y presciencia, Dios sabía que Caín tenía


una actitud indiferente, un corazón iracundo y un carácter
impulsivo que podría llevarlo a cometer graves imprudencias
y pecados. Con un corazón cargado de pecado, Caín presentó
su ofrenda a Dios. Dios no estaba viendo solo su acción, o su
ofrenda, lo que estaba ofrendando, sino también su
motivación y la actitud de su corazón. Esa fue la principal
razón por la que Dios no vio con agrado a Caín y, por
consiguiente, su ofrenda.

“Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la


simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es
nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los
hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es
de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. Porque
este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio:
que nos amemos unos a otros. No como Caín que era del
maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató?
Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas” (1
Juan 3:9-12).

Este pasaje revela que el obrar de Caín fue malo porque “Caín
era del maligno” (1 Jn 3:12). De manera que, para Dios, la
ofrenda aceptable no se mide con estándares humanos de
cantidad y calidad, o si le ofrendas verduras o animales.

Con humildad

Sin discordias

La clave para que una ofrenda sea agradable está en que


venga de un corazón que pertenece a Dios, le obedece y ama
al prójimo (Os 6:6). Dios no vio estas características en el
corazón de Caín y por eso su ofrenda no le agradó. Recuerda
las palabras de nuestro Señor Jesucristo:

“Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te


acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda
allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu
hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mt 5:23-24).

En el capítulo 4 de Génesis encontramos a Caín y Abel, dos hermanos que dieron una
ofrenda a Dios. Hoy veremos cual fue la diferencia entre ambos.

Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la
tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la
grosura de los mismos. Génesis 4:3-4

Una de las diferencias es que Caín ofreció granos y Abel animales pero esta no fue la
razón por la que Dios rechazó a Caían. Verás, la gran diferencia fue que Abel no dio
una simple ofrenda, no dio cualquier cosa, él dio lo primero (trajo de los primogénitos)
y lo mejor, es por eso que fue visto con agrado delante de Dios.

Muchas veces somos como Caín. Queremos darle cualquier cosa a Dios o le damos lo
que nos sobra y olvidamos que nuestro Dios no es limosnero ni pordiosero. Él no está
ahí con la mano estirada esperando a ver que le damos. Olvidamos que, ¡Él es el Señor,
reina sobre la tierra y es el Dueño de todo! Es importante que sepamos que no toda
ofrenda agrada a Dios.

Tú y yo no podemos poner primero la renta, los recibos de los servicios, la despensa o la


ropa, antes que a Dios. Si queremos demostrarle a Dios que verdaderamente es el más
importante en nuestras vidas y que nuestra confianza y fe están puestas en Él, debemos
honrarle dándole lo primero y lo mejor así como Abel.

Dios nos pide que le demos la décima parte de nuestras ganancias, es decir, el diezmo.
Pero no solo debe ser la décima parte, debe ser la primera décima parte. ¿Entiendes la
diferencia? Antes de pagar cualquier cosa, lo primero que debemos hacer al recibir
nuestro sueldo o cheque es tomar ese 10% que le corresponde a Dios y entregárselo.
Debemos dejar a un lado nuestras preocupaciones “¿Y si no me alcanza? ¿Y si no me
rinde la quincena?”, caminar en fe y confiar plenamente en Dios.

Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero a Caín y su ofrenda no miró
con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó. Entonces el Señor dijo a
Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante? Si haces bien,
¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú
debes dominarlo. Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que
cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo
mató. Génesis 4:4-8

No dejemos que el espíritu de codicia que invadió a Caín domine nuestra vida. Algunas
veces vemos que Dios bendice a nuestro prójimo, que si es fiel y diezmador, y nos
enojamos. Sin embargo, eso no va a resolver nada al igual que la muerte de Abel a
manos de Caín no resolvió su situación. Hoy quiero desafiarte a que seamos hombres
que poner a Dios primero en todo lo que hacen y dan y veremos la bendición de Dios en
nuestras vidas.

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