Dificultades de Aprendizaje

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Introducción

Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales el que requiera, por un

periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas

específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta.

Las dificultades de aprendizaje se manifiestan en un retraso del desarrollo precoz del alumno/a y un

escaso desarrollo madurativo en las destrezas de atención, memoria, razonamiento, lectura,

escritura, cálculo…

Este tipo de dificultades, hacen referencia a un grupo de trastornos que frecuentemente suelen

confundirse entre sí. Las razones fundamentales de tal confusión son: la falta de una definición

clara, los solapamientos existentes entre los diferentes trastornos que integran las Dificultades en el

Aprendizaje, sobre todo cuando median aspectos de privación educativa y social, y en tercer lugar, la

heterogeneidad de la población escolar a la que se refieren.

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Resultados del aprendizaje

Describir las dificultades de aprendizaje.

Conocer la influencia de este tipo de dificultades en el aprendizaje.

Descripción de las características de la dislexia, discalculia, disgrafía, TDA y TDAH.

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Mapa Conceptual

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1. Dificultades de aprendizaje

Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales el que requiera, por un

periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas

específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta.

Antes de comenzar este punto del tema, es necesario hacer hincapié sobre las diferencias entre dos

conceptos muy relacionados:

Problemas de aprendizaje.

Dificultades de aprendizaje.

Se pueden definir los problemas de aprendizaje como un conjunto de obstáculos que inciden, de

manera directa, en el desarrollo correcto de actividades escolares, impidiendo el avance de los

objetivos educativos propuestos.

En cambio, las dificultades de aprendizaje hacen referencia a una serie de trastornos neurológicos,

un grupo de disfunciones del sistema neurológico.

Las dificultades de aprendizaje se manifiestan en un retraso del desarrollo precoz del alumno/a y un

escaso desarrollo madurativo en las destrezas de atención, memoria, razonamiento, lectura,

escritura, cálculo…

Los problemas de aprendizaje obedecen a variables externas al niño, son muy frecuentes y no se

puede determinar la causa exacta de su origen, ya que pueden deberse a varias causas y se

presentan de forma distinta en cada alumno. Pero las dificultades de aprendizaje obedecen a

trastornos durante el aprendizaje, teniendo un origen interno, neurológico.

La primera definición fue propuesta por Samuel A. Kira (1962):

“Una dificultad de aprendizaje se refiere a una alteración o retraso en el desarrollo en uno o más de

los procesos del lenguaje, habla, deletreo, escritura o aritmética que se produce por una disfunción

cerebral y/o trastorno emocional o conductual y no por discapacidad intelectual, deprivación

sensorial o factores culturales o instruccionales“.

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A continuación, para entender mejor en qué consiste este tipo de dificultades de aprendizaje, que

impide al alumnado alcanzar los objetivos del currículo académico, se expone la definición aportada

por la Guía sobre “dificultades de Aprendizaje”, publicada por la Junta de Andalucía, a modo de

ejemplo, concretando y especificando el concepto.

Las Dificultades en el Aprendizaje se refieren a un grupo de trastornos que frecuentemente

suelen confundirse entre sí. Las razones fundamentales de tal confusión son: la falta de una

definición clara, los solapamientos existentes entre los diferentes trastornos que integran las

Dificultades en el Aprendizaje, sobre todo cuando median aspectos de privación educativa y social, y,

en tercer lugar, la heterogeneidad de la población escolar a la que se refieren.

A continuación, se expone un esquema con las dificultades de aprendizaje que se desarrollaran a

continuación, y que suponen, para el alumno, una barrera para el desarrollo en el ámbito educativo.

Según el tipo de función neurológica dañada, puede distinguirse:

Déficit atencional.

Dismnesia.

Disgnosia.

Dispraxia.

Disfasia o TEDL.

Dislexia.

Discalculia.

Síndrome disejecutivo.

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2. Dislexia

La dislexia se incluye dentro de una gran clasificación, la denominada clasificación de las

dificultades de aprendizaje específicas (DEA ) definidas como "Desorden en uno o más de los

procesos básicos que involucran la comprensión oral y escrita del lenguaje".

Los problemas que pueden observarse en la escuela se concretan en distintas áreas: pensamiento,

habla, lectura, escritura, deletreo o dificultad para manejar signos matemáticos. Se da en sujetos

con un desarrollo cognitivo o inteligencia dentro de los límites o alta, que no padecen alteraciones

sensoriales perceptibles y que han recibido una instrucción adecuada.

Tal como se expresa en la definición consensuada por la Asociación Internacional de Dislexia

(IDA, 2002; Lyon, Shaywitz y Shaywitz, 2003), ésta se considera una Dificultad Especifica de

Aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico, caracterizada por la presencia de dificultades en la

precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras (escritas) y por un déficit en las habilidades de

decodificación (lectora) y deletreo. Estas dificultades son normalmente consecuencia de un déficit en

el componente fonológico del lenguaje y se presentan de manera inesperada ya que otras

habilidades cognitivas se desarrollan con regularidad y la Instrucción lectora es adecuada.

Como consecuencias secundarias, pueden presentarse dificultades en la comprensión lectora y

reducirse la experiencia lectora, lo que puede obstaculizar el incremento del vocabulario y del

conocimiento general.

De acuerdo con la definición anterior, la dislexia es una dificultad específica de aprendizaje (DEA).

Según la definición propuesta por el National Joint Comittee on Learning Disabilities (NJ-CLD,

1990), dificultad específica de aprendizaje, es un término general que hace referencia a un grupo

heterogéneo de trastornos que se manifiestan en dificultades en la adquisición y uso de las

habilidades de escucha, habla, lectura, escritura, razonamiento o cálculo.

Estos trastornos son intrínsecos a los individuos, presuntamente debidos a una disfunción en el

sistema nervioso central y pueden tener lugar a lo largo del ciclo vital, los problemas en la

autorregulación de la conducta, en la percepción social y en la interacción social pueden coexistir

con las dificultades de aprendizaje, pero no constituyen en sí mismas una dificultad de aprendizaje.

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Aunque las dificultades de aprendizaje pueden ocurrir de modo concomitante con otras condiciones

discapacitantes (por ejemplo, déficit sensorial, discapacidad intelectual, trastornos emocionales

severos), o con factores extrínsecos (tal como diferencias culturales, enseñanza insuficiente o

inadecuada), no son resultado de esas condiciones o influencias.

Frecuentemente el término “dificultad específica de aprendizaje” se focaliza en los problemas en la

lectura, la escritura o el cálculo (Hraaten, 2011).

Desde el punto de vista clínico, la dislexia se enmarca igualmente en el contexto de los trastornos

del aprendizaje, si bien se incide más en su carácter de trastorno, de alteración disfuncional de la

conducta y la cognición. Así la CIE-10, incluye los problemas específicos relacionados con el

aprendizaje de la lectura en la categoría F81. dedicada a los trastornos específicos del desarrollo del

aprendizaje escolar.

Estos se definen como aquellos trastornos en los que desde los primeros estadios del desarrollo

están deteriorados los patrones del aprendizaje. Los trastornos específicos del desarrollo del

aprendizaje escolar abarcan grupos de trastornos que se manifiestan por déficits específicos y

significativos del aprendizaje escolar.

Estos déficits no son únicamente consecuencia de la falta de oportunidades para aprender,

deficiencia intelectual, traumatismos o daño cerebral sobrevenido, problemas auditivos o visuales o

trastornos emocionales, aunque algunos de ellos puedan estar presentes.

Al contrario, los trastornos surgen de alteraciones de los procesos cognitivos en gran parte

secundarias a algún tipo de disfunción neurobiológica. Pueden presentarse acompañados de otros

trastornos tales como trastornos por déficit de atención o trastornos específicos del desarrollo del

habla y del lenguaje.

Por su parte, el DSM-V-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) de la

American Psychiatric Association (APA), es un manual de referencia, el cual incluye en última

versión la catalogación de los criterios diagnósticos para el trastorno específico del aprendizaje.

La dislexia es un trastorno, es decir, existe una alteración que afecta a la funcionalidad de la

conducta lectora que impide al sujeto extraer correcta y eficazmente la información escrita y, por

tanto, afecta a su adaptación académica, personal y social. La dislexia no es un don ni es un estilo

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diferente de aprender y percibir.

Este tipo de afirmaciones solo dificultan el desarrollo de procedimientos de evaluación e

intervención adecuados y, en último término, el bienestar de los individuos con dislexia.

Además, es un trastorno específico. El término «específico» se refiere a que la dislexia no es

consecuencia de déficit intelectual, trastornos emocionales, déficits sensoriales (auditivos o

visuales), lesiones neurológicas sobrevenidas, instrucción lectora inadecuada, falta de

oportunidades, etc.

Durante muchos años se ha utilizado como criterio diagnóstico la discrepancia entre el nivel lector y

el nivel cognitivo general. Esto ha generado el mito de que todos los individuos con dislexia tienen

capacidades cognitivas especiales o un cociente intelectual (CI) elevado.

Sin embargo, la dislexia puede darse en cualquier nivel intelectual que no implique una dificultad

severa de aprendizaje generalizada, basta que exista la discrepancia en el sentido de que la

capacidad lectora esté por debajo de la esperada en función de las habilidades cognitivas generales.

Lo mismo podría decirse si ha habido falta de oportunidades o instrucción inadecuada; si no existe

verdaderamente dislexia, el niño debe responder rápidamente a la instrucción adecuada, en otro

caso podría sospecharse un problema específico de lectura.

La especificidad se entiende también en el sentido de que la dislexia no es un síntoma de otros

trastornos sino un trastorno en sí mismo. Sin embargo, puede aparecer junto a otros trastornos del

aprendizaje, del lenguaje o del comportamiento, ya que existe una gran comorbilidad entre

trastornos de desarrollo. De ahí que puede darse en personas que previamente han presentado

trastornos en el desarrollo del lenguaje (Snow, Burns, y Griffin, 1998) especialmente trastorno

específico del lenguaje (TEL) o retraso simple de lenguaje (RSL).

Sin embargo, no es necesario que haya previamente trastorno del desarrollo del lenguaje para que la

dislexia aparezca, ni las dificultades lectoras son necesariamente su consecuencia. También, puede

cursar conjuntamente con otros trastornos, especialmente con el TDA/TDAH, trastorno por déficit de

atención e hiperactividad. Nótese que éste, a diferencia de la discalculia o la disgrafía, no es una

DEA ya que no está afectada una habilidad aprendida concreta (lectura, escritura, cálculo) sino que

está afectada una habilidad cognitiva general, la atención o el control de la conducta.

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La dislexia es de origen neurobiológico
La dislexia afecta al individuo durante todo el ciclo vital, aunque no tiene el mismo impacto en todos

los estadios evolutivos. Ello se debe a que la dislexia tiene un origen neurobiológico de carácter

constitucional. Dada la gravedad y la especificidad del trastorno, al no haber lesión sobrevenida,

siempre se sospechó la existencia de una alteración neurológica.

El hecho de que hasta hace relativamente poco tiempo no hayan podido detectarse con certeza las

anomalías estructurales y funcionales en el cerebro de las personas con dislexia llevó en su tiempo a

acuñar el término «disfunción cerebral mínima», que únicamente ponía de manifiesto esta sospecha.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la


lectoescritura ligado al lenguaje
Independientemente de que los niños con dislexia hayan presentado o no problemas específicos de

lenguaje (trastorno específico del lenguaje o retraso simple de lenguaje), presentan dificultades con

algunas habilidades lingüísticas especialmente con aquellas relacionadas con el procesamiento

fonológico.

Dice (Fumes y Samuelson, 2011) que “durante los últimos años han proliferado las investigaciones

que han puesto de manifiesto que experimentan un déficit en las habilidades de deletreo y otras

tareas de conciencia fonológica. Igualmente, existe evidencia de que pueden presentar dificultades

sutiles en la articulación, en tareas de memoria operativa verbal, o en tareas de denominación

rápida”.

La dislexia afecta a la ejecución lectora


La dislexia afecta a la ejecución lectora, es decir, a la decodificación lectora y al establecimiento de

las correspondencias grafema-fonema y al reconocimiento fluido de las palabras, esto es, a la

identificación y emparejamiento de la palabra escrita con su representación en el léxico mental. De

ninguna manera afecta específicamente a la comprensión lectora (Catts, 1989; Gallagher, Frith y

Snowling, 2000; S. Shaywitz, 2003; S. Shaywitz et al., 1999).

Esta se ve afectada como consecuencia de las dificultades de ejecución lectora dado que el esfuerzo

que ha de hacerse para decodificar el texto impide dedicar recursos cognitivos a la comprensión, ya

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que estos son limitados. Por otro lado, si se decodifica con errores, la comprensión se ve afectada.

Las dificultades de comprensión son, por tanto, generalmente consecuencia de las dificultades en el

reconocimiento de las palabras. La ejecución puede ser tan deficitaria que por sí sola justifica las

dificultades de comprensión. Las dificultades de comprensión suelen ir ligadas a un cociente

intelectual bajo. Puede haber, sin embargo, un trastorno específico de la comprensión lectora. La

disociación entre ejecución lectora y comprensión lectora se pone de manifiesto en el fenómeno

patológico de la hiperlexia, que se caracteriza por buena lectura, pero mala comprensión.

¿Qué se incluye dentro de una gran clasificación, la denominada clasificación de


las dificultades específicas de aprendizaje (DEA)?

Dislexia.

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3. Discalculia

La discalculia hace referencia a una dificultad de aprendizaje específica en la materia de

matemáticas. Hace referencia a la incapacidad de realizar operaciones matemáticas o aritméticas.

Supone una dificultad para el alumno para resolver o calcular operaciones aritméticas. La

discalculia es una dificultad específica en el proceso de aprendizaje de las matemáticas o en

aprendizajes en los que se requiere un nivel de razonamiento determinado.

Afecta a niños con un cociente intelectual dentro de los parámetros, que se traduce en un bajo

rendimiento académico en las matemáticas.

Este trastorno es causa de una maduración insuficiente a novel cerebral de las áreas relacionadas

con el procesamiento numérico. Es una disfunción que afecta a un porcentaje de la población infantil

(entre el 3 % y el 6 %) similar a otras más conocidas como la dislexia o el déficit de atención con

hiperactividad (TDAH) y que, si no se trata a tiempo, puede arrastrar un importante retraso

educativo.

El término que con mayor frecuencia se suele emplear para mencionar a este tipo de problemas es el

de "discalculia", pero también se usan a veces otros como: "disaritmética" o "acalculia".

Todos ellos se refieren a alteraciones que tiene su origen en aquellas partes del cerebro que son el

directo sustrato anatómico-psicológico de los procesos neuropsicológicos que se ocupan de nociones

matemáticas y hechos numéricos, del manejo de los números y del cálculo aritmético, tanto escrito

como mental; sin que exista un desorden simultáneo de las funciones mentales generales.

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En la discalculia se diferencian las que son de origen "adquirido" (como consecuencia de un daño

cerebral sobrevenido y que afecta a personas que ya sabían calcular) y las llamadas "evolutivas" que

surgen en el curso del desarrollo y de proceso de aprendizaje, pero con características muy similares

a las adquiridas.

Para González-Pienda (1998) las dificultades relacionadas con las habilidades numéricas y el cálculo

se concretan en:

La comprensión
Las dificultades se presentan más que con la memorización de los números (que también se dan) al

realizar la asociación entre el número y los objetos reales: "A muchos niños les resulta difícil

comprender que un número es algo más que una mera palabra que sirve para designar un elemento

simple, como puede ser, por ejemplo, la palabra coche, sino que el número se refiere a un todo

formado por unidades más pequeñas incluidas en él, y guardando una relación de orden con el resto

de los números" (González-Pienda y Álvarez, 1998, p. 323). De hecho, ocurre que los niños saben

contar verbalmente o, incluso, sumar, pero, sin embargo, no saben el significado de los números que

manejan.

Estas dificultades de comprensión se incrementan a medida que se asciende en la seriación y, sobre

todo, con los números decimales (para los niños con DAM es difícil comprender que cada 10

unidades forman una unidad de orden superior). La práctica de este tipo de tareas es una condición

necesaria pero no suficiente para la comprensión de los hechos numéricos, el significado debe

aprenderse de otro modo, no sólo por la mera automatización.

La escritura de los números


Además de las dificultades propias de la escritura, semejantes a las que se presentan en la escritura

de letras y palabras (escritura en espejo, inversiones, etc.), se añaden las dificultades derivadas del

hecho de que la dirección de la escritura es de izquierda a derecha mientras que el valor posicional

aumenta de derecha a izquierda y las operaciones se realizan siguiendo este orden.

Para los niños con dificultades en las matemáticas es especialmente complicado aprenderse esta

distinción, y llegar a comprender el verdadero significado de la posición y el valor que con ella

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alcanzan los números (por ejemplo, el 5, no tiene el mismo valor en 50 que en 500).

De ahí que uno de los errores más comunes se produzca en la escritura de cantidades, por ejemplo,

si se les pide que escriban "doscientos cinco", escriben 2005, es decir, la unidad con los ceros

correspondientes. Otros errores frecuentes se dan al cambiar la dirección de la escritura.

Las operaciones
Las dificultades en la realización de las operaciones tienen que ver tanto con la comprensión del

significado de las operaciones, como con, lo que González-Pienda (1998) denomina, "la mecánica de

las operaciones".

En el primer caso, los alumnos con dificultades no traducen adecuadamente las palabras (como, por

ejemplo, "unir", "añadir", "quitar", "sustraer", "repartir", etc.) a las operaciones matemáticas a las

que se refieren.

Con respecto a la realización mecánica de las operaciones el mayor problema se encuentra en que es

necesario que los alumnos aprendan reglas, que se consideran tanto más abstractas e

incomprensibles, cuanto peor adquiridas tengan las nociones previas.

La correcta ejecución de las operaciones de cálculo aritmético entraña la automatización de las

tablas y las reglas de aplicación, y la organización y estructuración espacial de cada operación.

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4. Dispraxia

La dispraxia es una alteración del desarrollo que afecta al desarrollo del crecimiento del niño,

incluyendo la dimensión física, social, memoria, intelectual y emocional, interfiriendo en la

capacidad de aprendizaje y desarrollo evolutivo.

Se traduce en una dificultad para realizar movimientos con una coordinación determinada, como por

ejemplo recortar un papel o atarse los cordones. Este término proviene de dis (dificultad o anomalía)

y praxia (práctica).

Este trastorno se manifiesta en falta de coordinación, torpeza, problemas de percepción, aprendizaje

e idioma.

Para Jean Piaget las praxias son “sistemas de movimientos en función de un resultado o de una

intención”. Toda praxia se construye y es construida en una relación de aprendizaje con otro. La

resolución no exitosa de estos movimientos coordinados se denomina dispraxia.

Es una patología psicomotriz, que no implica deficiencia intelectual, pero es un trastorno que va

acompañado de problemas de aprendizaje, lenguaje y lógicamente de problemas motores.

La dispraxia se diferencia de la apraxia, en que, en la dispraxia, no se han llegado a desarrollar de

forma óptima y correcta los movimientos, mientras que la apraxia, si se adquirieron de forma

correcta, pero debido a una lesión cerebral, se ha perdido total o parcial la capacidad de

coordinación y control de los movimientos.

Esto quiere decir que la dispraxia es un trastorno del desarrollo, en el que el niño no desarrolla los

movimientos necesarios para ejecutar distintas acciones, mientras que la apraxia se debe a una

lesión cerebral que impide la realización de movimientos coordinados, que se adquirieron de forma

correcta en su momento y la lesión provoco su disminución o perdida.

Puede clasificarse la dispraxia según su sintomatología en:

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Dispraxia del habla u oromotora

Dificultad para coordinar los movimientos de la musculatura implicada en el habla.

Constructiva

Afecta a la capacidad espacial, dificultad para comprender las relaciones de espaciales. Se


traduce en una gran dificultad para mover los objetos de un lugar a otro.

Ideatoria

Es la incapacidad o dificultad para realizar un conjunto de acciones, es decir, un actor motor


que implique varias acciones como ducharse: quitarse la ropa, meterse en la bañera, echarse
agua, coger la esponja…

Ideomotora

Incapacidad o dificultad para la realización de una tarea motora sencilla, que implica un solo
paso o acción, como por ejemplo peinarse.

Según Sánchez Cubillo, los terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas se encargan de las

modalidades motoras, mientras que los logopedas son expertos en el habla. El neuropsicólogo

interviene en especial en las personas con dispraxia ideatoria.

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5. Disgrafía

Es un trastorno relacionado con el lenguaje escrito, es un trastorno del desarrollo que no está

relacionada con una lesión, sino con nivel de maduración insuficiente cerebral.

En la actualidad, el DSM-V engloba la disgrafía (o trastorno de la Expresión Escrita) dentro de los

denominados Trastornos Específicos del Aprendizaje.

Según este manual, el concepto de disgrafía se utiliza para definir, un trastorno de la escritura que

afecta a la forma o al contenido y la manifiestan niños que no presentan problemas intelectuales,

neurológicos, sensoriales, motores, afectivos o sociales. Este manual no expone una diferencia entre

los trastornos disgráficos y los disortográficos.

Existen dos tipos de disgrafías, en el caso de la disgrafía adquirida esta hace referencia a la pérdida

de los procesos de la escritura debidos a una lesión neurológica y se subdivide según dónde se

encuentre la zona de la lesión. Por otro lado, la disgrafía evolutiva se produce durante el aprendizaje

del lenguaje escrito, se subdivide en:

Disgrafía fonológica: presentan dificultades en esta vía de acceso al léxico por lo que tiene

dificultad en la escritura de las pseudopalabras y en las palabras fonéticamente parecidas dada

su baja discriminación fonológica. Escriben la ñ por la ll, la p por la t, desconcertando a

muchos de sus profesores. Aparecen también errores de en la segmentación léxica con uniones

de palabras indebidamente y fragmentaciones: mepeino, serena mente, etc...

Disgrafía superficial: dificultad en la ruta ortográfica, aparecen errores en la ortografía

arbitraria, b, v, h, y, ll y en las palabras irregulares. Lo más frecuente en los niños es tener

errores en las dos rutas y todo tipo de faltas ya que la causa de estos trastornos es la

incapacidad de estos sujetos para codificar los signos lingüísticos: Disgrafía mixta

Disgrafía de los procesos motores: aquí el problema puede venir por inmadurez en el

desarrollo de la psicomotricidad fina, por problemas de memoria en el almacén de alógrafos y a

veces por un defectuoso aprendizaje e incluso por tema emocional.

Se puede tener problemas, en numerosas ocasiones, únicamente en este proceso de la escritura, la

grafía y tener los otros procesos: planificación, sintaxis y ortografía desarrollados normalmente.

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Si bien existen pocos estudios sobre este trastorno, se estima que la prevalencia es del 3% de la

población (Artigas, 2002).

Tienen disgrafía los niños, que, a pesar de no tener dificultades de aprendizaje, buen ambiente

familiar, adecuada escolaridad, aspectos perceptivos y motores estandarizados, etc. Tienen aspectos

perceptivos y motores estandarizados, etc. Tienen dificultades para aprender a escribir.

Teniendo como referencia el DSM-V los criterios diagnósticos en relación con los trastornos

específicos del aprendizaje quedan recogidos del siguiente modo:

Trastornos de lectura especificando si:

Existe dificultad en la lectura.

Existe dificultad en la expresión escrita.

Existe dificultad matemática.

Trastornos de la expresión escrita: especificando la gravedad (leve, moderado o grave).

Estas van desde las más periféricas; derivadas de procesos perceptivo-motores en la realización de

los signos gráficos; hasta la dificultad para componer textos, pasando por problemas en la escritura

de frases y dificultades ortográficas.

Como características disgráficas se señalan dos tipos de síntomas relacionados. Los primeros,

denominados signos secundarios globales, comprenden la postura inadecuada, soporte incorrecto

del instrumento (lápiz, bolígrafo, etc.), mala presión de este o velocidad de escritura excesivamente

rápida o lenta.

Por otra parte, los síntomas específicos, ponen su atención en elementos del propio grafismo como

gran tamaño de las letras, letras inclinadas, deformes, excesivo espaciado entre letras o muy

apiñadas, enlaces indebidos entre grafemas, letras irreconocibles y, en definitiva, texto de difícil

comprensión.

Para el establecimiento del diagnóstico de la disgrafía es necesario tener en cuenta el factor edad,

dado que este trastorno no empieza a manifestarse hasta después de haber iniciado el período de

aprendizaje (después de los 6-7 años). No es adecuado el diagnóstico si se realiza antes de la edad

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indicada.

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6. TDA y TDAH

Existen diferencias entre el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el Trastorno por Déficit

de Atención e Hiperactividad (TDAH). No todos los niños con problemas de atención son

hiperactivos, pero sí presentan problemas para regular la atención.

La sintomatología que se observa en un niño con déficit de atención difiere, de manera considerable,

de si éste presenta o no hiperactividad. El déficit de atención sin hiperactividad (TDA), se

caracteriza por presentan un mayor nivel de distracción, pudiendo llegar a parecer personas muy

retraídas o temerosas.

Es menos común y se caracteriza por pasividad, lentitud, falta de energía, parsimonia, presenta

problemas para mantener y regular el estado de alerta, de atención, focalizando la atención en los

estímulos relevantes, ignorando los irrelevantes. Presentan un alto índice de inatención.

Se presenta desde los primeros años de vida, y se caracteriza por la dificultad de mantener, de

manera voluntaria, la atención en determinadas actividades, tanto en el ambiente social, como en el

académico. Para las personas que presentan este tipo de déficit atencional, es muy difícil seguir una

serie de pautas o reglas de comportamiento.

Estos alumnos no es que no quieran atender, es que tiene verdaderas dificultades para mantener la

atención sostenida y filtra la información para discriminar lo importante de lo que no es importante.

El TDAH es un trastorno de inicio en la infancia que comprende un patrón persistente de conductas

de desatención, hiperactividad e impulsividad. Se considera que el trastorno está presente cuando

estas conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la edad y el

desarrollo de la persona, y tales manifestaciones interfieren de forma significativa en el rendimiento

escolar o laboral, y en sus actividades cotidianas.

El TDAH representa un problema de salud pública debido a su elevada prevalencia que se estima,

según las fuentes epidemiológicas, entre un 3 y un 7% de la población escolar. Los niños con este

trastorno tienen un mayor riesgo de fracaso escolar, problemas de comportamiento y dificultades en

las relaciones socio-familiares como consecuencia de los síntomas propios del TDAH.

El curso del trastorno es crónico y requiere tratamiento a largo plazo, con el correspondiente coste

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social. Las repercusiones potenciales sobre el desarrollo personal y familiar del niño hacen que sea

uno de los trastornos más investigados en los últimos años. Dada la gran cantidad de bibliografía

que existe sobre el tema, es necesario que los profesionales que trabajan en el campo de la

pediatría, la neurología, la psicología y la psiquiatría infanto-juvenil puedan disponer de una guía

práctica sobre la evaluación y el tratamiento del TDAH que reúna la mejor evidencia científica y que

les sea de utilidad para seleccionar la mejor opción en el diagnóstico y el tratamiento de dicho

trastorno.

¿Cómo se denomina el trastorno en el cual los niños presentan un mayor riesgo


de fracaso escolar, problemas de comportamiento y dificultades en las relaciones
socio-familiares?

TDAH.

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Recuerda

Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales el que requiera, por

un periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones

educativas específicas derivadas de discapacidad o trastornos graves de conducta.

Los problemas de aprendizaje son un conjunto de obstáculos que inciden, de manera directa,

en el desarrollo correcto de actividades escolares, impidiendo el avance de los objetivos

educativos propuestos.

Las dificultades de aprendizaje hacen referencia a una serie de trastornos neurológicos, un

grupo de disfunciones del sistema neurológico.

Las dificultades de aprendizaje se manifiestan en un retraso del desarrollo precoz del alumno/a

y un escaso desarrollo madurativo en las destrezas de atención, memoria, razonamiento,

lectura, escritura, cálculo…

La dislexia se incluye dentro de una gran clasificación, la denominada clasificación de las

dificultades específicas de aprendizaje (DEA) definidas como "Desorden en uno o más de los

procesos básicos que involucran la comprensión oral y escrita del lenguaje".

La discalculia hace referencia a una dificultad de aprendizaje específica en la materia de

matemáticas. Hace referencia a la incapacidad de realizar operaciones matemáticas o

aritméticas.

La dispraxia es una alteración del desarrollo que afecta al desarrollo del crecimiento del niño,

incluyendo la dimensión física, social, memoria, intelectual y emocional, interfiriendo en la

capacidad de aprendizaje y desarrollo evolutivo.

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