Semana 09 Apropiación
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de Expropiaciones, Ley N.° 27177). Así, se le debe entender como una potestad del
Estado de la privación de la titularidad de ese derecho contra la voluntad de su ritular.
[TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expedienze N.° 0864-2009-PA/TC,
Lima: 28 de agosto del 2009, £ j. n.° 21]
CAPÍTULO SEGUNDO
Adquisición de la propiedad
SUBCAPÍTULO |
Apropiación
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Art. 929 Libro V. Derechos reales
1157 Cuapros ViLLENA, Carlos, Derechos reales, t. 11, Lima: Cultural Cuzco, 1995, p. 351.
1158 Cuapros ViLLENA, op. cit., p. 353.
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Lsecmon tercera: Derechos reales principales Art. 929
la especificación y la accesión. Sin embargo, tal vez el ejemplo más importante es uno
que no se tratará en este capítulo: la prescripción adquisitiva o usucapión. Ejemplos
de modos de adquisición derivativa son la sucesión hereditaria y los contratos que
transfieren propiedad como la compraventa, la permuta y la donación.
La apropiación a la que se refiere el presente subcapítulo del Código Civil se
refiere a una forma originaria de adquirir la propiedad. Doctrinariamente se utiliza
el término “apropiación” a pesar de que el texto de la norma hace referencia al verbo
“aprehender”, por lo que también podría usarse el término “aprehensión” para refe-
rirse a esta institución. Esta consiste en el acto de tomar posesión de un bien mueble
que no tuviera un dueño previamente. ¿En qué casos podríamos estar ante un bien
que no pertenecía a nadie?
El bien objeto de la apropiacién como regla general debería tratarse de un bien
mueble debido a que los bienes inmuebles, si no pertenecen a sujetos de derecho
particulares, son del Estado'!. Al ser así, en doctrina se diferencian dos tipos de
bienes muebles sin dueño: los res nullius que son los muebles que no tienen ni nunca
tuvieron un dueño como sería el caso de las piedras que existen en el campo, y los
res derelictae que son los muebles que fueron abandonados por sus dueños. En este
último caso, el abandono se da a través de un acto voluntario de renuncia en el que
se exige que el actor haya tenido capacidad jurídica"!*. Un ejemplo de este último
es el periódico que un usuario, después de leerlo, deja en el transporte público para
que alguien más lo pueda aprovechar.
Aunque los ejemplos que da el artículo en comentario son de objetos con valor
escaso, la redacción del artículo no descarta en sí misma la apropiación de objetos
con un valor considerable, como podría ser la arena de las playas para fines de
construcción!!6 . Se respondería a esto que las normas sobre dominio público de las
playas prohibirían tales acciones —según el artículo 6, numeral 1, literal b de la Ley
de Recursos Hídricos (Ley N.* 29338) las playas son consideradas bienes naturales
asociados al agua y, como tales, según el artículo 7 de la mencionada ley, se consi-
deran bienes de dominio público hidráulico—. Sin embargo, cabe precisar que estas
últimas normas se refieren a la propiedad del espacio que se encuentra aledaño a la
línea de alta marea. En otras palabras, las extensiones de terreno adyacentes al mar,
así como su proyección de espacio hacia el sobresuelo y subsuelo (art. 954) son de
dominio público. No así los bienes muebles que se encuentren contenidos en dicho
espacio, como es el caso de los granos de arena de la playa. Estos últimos son bienes
muebles ubicados en la playa. Ellos no pierden su autonomía con respecto a la pro-
piedad del espacio adyacente al mar. Lo contrario sería afirmar erróneamente que
cualquier mueble que se encuentre en las playas, como, por ejemplo, las sombrillas
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Art. 929 Libro V- Derechos reales |
y las toallas de los bañistas son, por el mero hecho de su ubicación, de dominio pú-
blico. Por lo tanto, bajo un análisis espacial de estas normas, la propiedad del Estado
alcanza solamente al espacio adyacente al mar y no a los muebles que se encuentran
ubicados en dicho espacio. Estos últimos pueden pertenecer al Estado, a particulares
o no pertenecer a nadie. En este último caso es que se aplicaría la apropiación del
artículo en comentario.
Sin embargo, consideramos que existe un limite para la apropiación de este tipo
de bienes muebles. Debe tratarse de una apropiación para uso cotidiano y no para
un uso industrial. Explicamos los términos con ejemplos. Si los propietarios de las
zonas aledañas recogen uno o dos sacos de arena de la playa para protegerse de una
inundación o si un artesano local levanta algunas conchas para limpiarlas y elaborar
algunos adornos, ese sería un caso de apropiación permitido al amparo de este artículo.
Por el contrario, el uso de la arena con fines de explotación a mayor escala como el
de la actividad de una empresa arenera se regiría por las normas de explotación de
recursos naturales según las cuales el titulo habilitante para dicha explotacién debe
ser concedido por el Estado.
Como se aprecia en los párrafos anteriores, hacemos la distinción en el trata-
miento en base al tipo de uso que se da a los bienes. No es de utilidad solamente
la mirada al tipo de bien (natural o no) del que se trata. Sería ilógico interpretar de
manera absoluta que todos los recursos naturales son de la nación, pues, en tal caso,
casi cualquier objeto podría decirse que pertenece al Estado, incluyendo, por ejem-
plo, un huerto que una familia conserva dentro de los límites de su propiedad. Esos
bienes pueden perfectamente ser de propiedad privada a pesar de tener un carácter
“natural”. La explotación requiere título habilitante cuando se da para fines comer-
ciales/industriales.
Queda claro que también estaría prohibida la ocupación inmobiliaria del espa-
cio ubicado en la franja aledaña al mar que pertenece al Estado o a la faja marginal
que se encuentra al lado de un río. Sin embargo, dicha prohibición no tiene que ver
directamente con el artículo en comentario, sino con la circunstancia de que dichos
espacios tienen como dueño al Estado.
Adicionalmente, se discute acerca de la necesidad de que el agente actúe con un
ánimo de dueño. Cierto sector de la doctrina incluye este elemento como un requi-
sito!!%, No obstante, el ánimo de dueño no se encuentra explícito en el artículo en
comentario, por lo que concordamos con los autores que consideran que no se trata
de un requisito de la apropiación!. Esto se encuentra en la línea general del libro V
del Código Civil que no exige un ánimo de dueño para la posesión, sino solamente
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