Semana 09 Apropiación

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|Sección tercera: Derechos reaes princiales Art.

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de Expropiaciones, Ley N.° 27177). Así, se le debe entender como una potestad del
Estado de la privación de la titularidad de ese derecho contra la voluntad de su ritular.
[TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expedienze N.° 0864-2009-PA/TC,
Lima: 28 de agosto del 2009, £ j. n.° 21]

Sin embargo, la privación de la propiedad, como consecuencia del ejercicio de la po-


testad expropiatoria del Estado, no constituye un supuesto de limitacién del derecho,
sino de sacrificio del mismo. La diferencia es muy importante, ya que, a diferencia de
lo que es propio de un supuesto de limitación o regulación del derecho de propiedad,
que no es indemnizable, el efecto inmediaro del ejercicio de la potestad expropiatoria
es afectar el núcleo dominical de la propiedad, por lo que, de conformidad con el
artículo 70 de la Constitución, su eficacia está condicionada al pago previo, en efec-
tivo, de la indemnización correspondiente.
La expropiación consiste en una potestad que se concretiza en un acto de derecho
público por el cual el Estado priva coactivamente a un particular, o a un grupo de
cllos, de la titularidad de un determinado bien. Para ello, es preciso que el Poder
Legislativo lo declare, mediante ley, y sobre la base de la existencia de una causa real
y apremiante de seguridad nacional o necesidad pública. Dado que la expropiación
compromete seriamente la titularidad de la propiedad de bien, la Constitución ha
establecido una serie de garantías para que se lleve a cabo el ejercicio de esta potestad.
Según el artículo 70 de la Constitución, el ejercicio de la potestad expropiatoria: a)
Debe obedecer a exigencias de “seguridad nacional” o “necesidad pública”; b) Está
sujeto a una reserva de ley absoluta, es decir, debe declararse mediante una ley expe-
dida por el Congreso de la República; c) Supone la obligación del Estado de pagar,
en efectivo, la indemnización justipreciada que compense el precio del bien materia
de expropiación.
[TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Expediente N.* 0031-2004-AI/TC,
Lima: 23 de setiembre del 2004, &, jj. n.? 3, 5 y 6]

CAPÍTULO SEGUNDO
Adquisición de la propiedad

SUBCAPÍTULO |
Apropiación

Artículo 929.— Apropiación de cosas libres


Las cosas que no pertenecen a nadie, como las piedras, conchas u otras análogas que se hallen
en el mar o en los ríos o en sus playas u orillas, se adquieren por la persona que las aprehenda,
salvo las previsiones de las leyes y reglamentos.

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Art. 929 Libro V. Derechos reales

Concordancias nacionales: Concordancia internacional:


ce 930, 931, 932, 933 CC Italiano 923

Comentario de José Carlos Fernández Salas


Los derechos reales, como las otras áreas del derecho civil, usan un sistema de
categorías conceptuales para dar respuesta a los desafíos de la vida en sociedad. De
ahí que el estudio de las instituciones jurídicas deba colocar en el centro la mirada
a la realidad social, económica, cultural, politica, histórica, entre otros adjetivos, en
que las mismas se aplicarán. En el ámbito de los derechos reales, más que en otras
secciones del derecho civil, se tiene la particularidad de que la mirada a la realidad
implica la consideración del desenvolvimiento de las instituciones juridicas en el
espacio. Las conchas que no pertenecen a nadie se recogen en el espacio adyacente a
los ríos, el acto de cazar se realiza atravesando el espacio de predios que pueden per-
tenecer a propietarios distintos y las edificaciones en terreno ajeno ocupan un espacio
sobre el que no se tiene titularidad juridica. Por ello, lo que buscaremos hacer en los
comentarios a los artículos del presente capítulo es considerar la sociedad que recibe
las instituciones jurídicas y, a la vez, incorporar el análisis espacial del derecho tan
necesario cuando se trata el tema de los bienes.
Adicionalmente, debemos señalar que muchas de las normas de este capítulo
carecen de importancia para la aplicación cotidiana del derecho, bien porque han
sido reemplazadas por legislaciones especializadas que contienen los pormenores de
su aplicación (por ejemplo, las normas sobre caza y pesca) o bien porque se trata de
supuestos casi imposibles de producirse en la realidad (por ejemplo, el hallazgo de
tesoros). No obstante, los artículos nos permitirán echar una mirada a la historia de
nuestro Código Civil, extraer los principios que informan su estructura y apreciar el
carácter estático que parece tener el uso de la codificación en la familia jurídica a la
que nuestro ordenamiento pertenece.
El subcapítulo al que pertenece el artículo en comentario regula un conjunto de
modos de adquirir la propiedad denominados “originarios”. Se denominan originarios
en contraposición con los modos de adquisición “derivativos” en una clasificación
que utiliza como criterio el medio, título o causa del derecho de propiedad que se
adquiere"!”7. Así, se denominan adquisiciones originarias las que se producen unila-
teralmente, por el acto propio del adquirente, sin la intervención de un sujeto que
actúe como transferente. Por otro lado, las adquisiciones derivativas son aquella en
que el derecho del adquirente tiene como fuente el traspaso del derecho del anterior
propietario, por lo que viene en los mismos términos en que lo tenía el transferente
(por ejemplo, con sus cargas y gravámenes, de ser el caso)''*5. Ejemplos de modos de
adquisición originaria son los que se desarrollarán en este capítulo como el hallazgo,

1157 Cuapros ViLLENA, Carlos, Derechos reales, t. 11, Lima: Cultural Cuzco, 1995, p. 351.
1158 Cuapros ViLLENA, op. cit., p. 353.

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Lsecmon tercera: Derechos reales principales Art. 929

la especificación y la accesión. Sin embargo, tal vez el ejemplo más importante es uno
que no se tratará en este capítulo: la prescripción adquisitiva o usucapión. Ejemplos
de modos de adquisición derivativa son la sucesión hereditaria y los contratos que
transfieren propiedad como la compraventa, la permuta y la donación.
La apropiación a la que se refiere el presente subcapítulo del Código Civil se
refiere a una forma originaria de adquirir la propiedad. Doctrinariamente se utiliza
el término “apropiación” a pesar de que el texto de la norma hace referencia al verbo
“aprehender”, por lo que también podría usarse el término “aprehensión” para refe-
rirse a esta institución. Esta consiste en el acto de tomar posesión de un bien mueble
que no tuviera un dueño previamente. ¿En qué casos podríamos estar ante un bien
que no pertenecía a nadie?
El bien objeto de la apropiacién como regla general debería tratarse de un bien
mueble debido a que los bienes inmuebles, si no pertenecen a sujetos de derecho
particulares, son del Estado'!. Al ser así, en doctrina se diferencian dos tipos de
bienes muebles sin dueño: los res nullius que son los muebles que no tienen ni nunca
tuvieron un dueño como sería el caso de las piedras que existen en el campo, y los
res derelictae que son los muebles que fueron abandonados por sus dueños. En este
último caso, el abandono se da a través de un acto voluntario de renuncia en el que
se exige que el actor haya tenido capacidad jurídica"!*. Un ejemplo de este último
es el periódico que un usuario, después de leerlo, deja en el transporte público para
que alguien más lo pueda aprovechar.
Aunque los ejemplos que da el artículo en comentario son de objetos con valor
escaso, la redacción del artículo no descarta en sí misma la apropiación de objetos
con un valor considerable, como podría ser la arena de las playas para fines de
construcción!!6 . Se respondería a esto que las normas sobre dominio público de las
playas prohibirían tales acciones —según el artículo 6, numeral 1, literal b de la Ley
de Recursos Hídricos (Ley N.* 29338) las playas son consideradas bienes naturales
asociados al agua y, como tales, según el artículo 7 de la mencionada ley, se consi-
deran bienes de dominio público hidráulico—. Sin embargo, cabe precisar que estas
últimas normas se refieren a la propiedad del espacio que se encuentra aledaño a la
línea de alta marea. En otras palabras, las extensiones de terreno adyacentes al mar,
así como su proyección de espacio hacia el sobresuelo y subsuelo (art. 954) son de
dominio público. No así los bienes muebles que se encuentren contenidos en dicho
espacio, como es el caso de los granos de arena de la playa. Estos últimos son bienes
muebles ubicados en la playa. Ellos no pierden su autonomía con respecto a la pro-
piedad del espacio adyacente al mar. Lo contrario sería afirmar erróneamente que
cualquier mueble que se encuentre en las playas, como, por ejemplo, las sombrillas

1159 Cuapros VILLENA, op. cit., p. 359.


1160 Loc. cit.

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Art. 929 Libro V- Derechos reales |

y las toallas de los bañistas son, por el mero hecho de su ubicación, de dominio pú-
blico. Por lo tanto, bajo un análisis espacial de estas normas, la propiedad del Estado
alcanza solamente al espacio adyacente al mar y no a los muebles que se encuentran
ubicados en dicho espacio. Estos últimos pueden pertenecer al Estado, a particulares
o no pertenecer a nadie. En este último caso es que se aplicaría la apropiación del
artículo en comentario.
Sin embargo, consideramos que existe un limite para la apropiación de este tipo
de bienes muebles. Debe tratarse de una apropiación para uso cotidiano y no para
un uso industrial. Explicamos los términos con ejemplos. Si los propietarios de las
zonas aledañas recogen uno o dos sacos de arena de la playa para protegerse de una
inundación o si un artesano local levanta algunas conchas para limpiarlas y elaborar
algunos adornos, ese sería un caso de apropiación permitido al amparo de este artículo.
Por el contrario, el uso de la arena con fines de explotación a mayor escala como el
de la actividad de una empresa arenera se regiría por las normas de explotación de
recursos naturales según las cuales el titulo habilitante para dicha explotacién debe
ser concedido por el Estado.
Como se aprecia en los párrafos anteriores, hacemos la distinción en el trata-
miento en base al tipo de uso que se da a los bienes. No es de utilidad solamente
la mirada al tipo de bien (natural o no) del que se trata. Sería ilógico interpretar de
manera absoluta que todos los recursos naturales son de la nación, pues, en tal caso,
casi cualquier objeto podría decirse que pertenece al Estado, incluyendo, por ejem-
plo, un huerto que una familia conserva dentro de los límites de su propiedad. Esos
bienes pueden perfectamente ser de propiedad privada a pesar de tener un carácter
“natural”. La explotación requiere título habilitante cuando se da para fines comer-
ciales/industriales.
Queda claro que también estaría prohibida la ocupación inmobiliaria del espa-
cio ubicado en la franja aledaña al mar que pertenece al Estado o a la faja marginal
que se encuentra al lado de un río. Sin embargo, dicha prohibición no tiene que ver
directamente con el artículo en comentario, sino con la circunstancia de que dichos
espacios tienen como dueño al Estado.
Adicionalmente, se discute acerca de la necesidad de que el agente actúe con un
ánimo de dueño. Cierto sector de la doctrina incluye este elemento como un requi-
sito!!%, No obstante, el ánimo de dueño no se encuentra explícito en el artículo en
comentario, por lo que concordamos con los autores que consideran que no se trata
de un requisito de la apropiación!. Esto se encuentra en la línea general del libro V
del Código Civil que no exige un ánimo de dueño para la posesión, sino solamente

1162 Cuapros VILLENA, op. cit., p. 357.


1163 Gonzatss Barrón, Gunther, Tiatado de derechos reales, 3.2 ed., . 1, Lima: Jurista, 2013, p. 967.

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