Zimmerman

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Constitución de la identidad y anticortesía verbal

entre jóvenes masculinos hablantes de español

KLAUS ZIMMERMANN
Universidad de Bremen

Las investigaciones de los últimos veinticinco años en el marco de


la pragmática revelan que una visión estructuralista del lenguaje como
sistema y estructura no es suficiente para explicar su funcionamiento. El
hecho de la función comunicativa e interactiva del lenguaje hace necesario
estudiar las relaciones entre los medios lingüísticos y estas funciones, o
mejor dicho: ¿cómo proceden los interactuantes para lograr sus metas
interactivas? Los análisis de interacciones reales sacan a la luz de que a
parte de las metas ilocutivas (lograr que el otro haga una cosa (actos
exhortativos), lograr que el otro sepa o crea una cosa (actos asertivos o
constatativos), lograr que el otro tenga un estatus o rango social
determinado (actos representativos), etc., y de las metas concretas (por
ejemplo: que un profesor universitario quiera lograr que un burócrata
subalterno, pero con el poder de obstaculizar el funcionamiento de una
actividad, de su aprobación para una solicitud de subsidio económico para
la invitación de un profesor visitante). Los interactuantes persiguen también
metas de identidad/imagen1 . Bajo este concepto podemo s reunir una
diversidad de funciones de actividades verbales, destinadas a constituir la
identidad/imagen (face) del EGO o la de constituir y respetar la
identidad/imagen (face) del OTRO/ALTER. Muchas veces están destinadas
a las dos al mismo tiempo, ya que ciertas identidades/imágenes son
complementarias, por ejemplo la identidad de padre de una persona implica
la de hijo/hija de otra, sin olvidar que también es de alta importancia la
constitución de la identidad colectiva, la de NOSOTROS y, por antinomia ,
la de LOS OTROS.
Una de las formas de la constitución de la identidad del otro es lo
que venimos a llamar en las culturas occidentales la cortesía. Mientras que
los estudios en el pasado, así como las múltiples guías prácticas que
enseñan un tipo de comportamiento que vino formándose durante siglos,
daban como razón para aplicar las “reglas” de cortesía, establecer la
identidad del hablante: el hombre urbano, el honnête homme, se comporta

1
Cf. Zimmermann (1992). De hecho podemos discernir más metas en las actividades verbales:
estéticas, sentirse en comunidad, etc.
48 Klaus Zimmerman

así (lo que implica que el que observa estas reglas pertenece a la clase social
X, es decir adquiere una identidad social determinada), hoy en día, en el
marco de las investigaciones de la lingüística pragmática, que descubrió la
cortesía como una de sus campos predilectos, el concepto de identidad se
introduce en relación al interlocutor. Tanto Brown y Levinson ([1978]1987)
como Leech (1983) ven en la institución de la cortesía un sistema dirigido
al OTRO: evitar la amenaza a la identidad/imagen del interlocutor/ del otro
de actos de habla (u otros actos) susceptibles de amenazarla (face
threatening acts) o un sistema de actos de habla que directamente sirven de
estrategias para denominar de formas diferentes la identidad del otro o
aspectos de su persona que están vinculadas con su percepción positiva
(tratamiento pronominal y nominal con títulos, por ejemplo). Otra de las
maneras de lograrlo puede ser la estrategia indirecta de auto-humillación
(fingida) para que el interlocutor se sienta elevado en su rango social;
también esta estrategia está dirigida al otro.
En estas teorías de la cortesía la aplicación de las estrategias, que
podemos llamar estrategias de identidad, se ven subordinadas a la ejecución
de otras metas comunicativas. Para lograr que el otro haga lo que quiere un
hablante es conveniente respetar los deseos de identidad/ imagen del otro.
Es un análisis correcto pero insuficiente. La insuficiencia se debe al hecho
de que estas teorías partieron de un problema de lingüística menor, o sea de
explicar la forma de actos de habla concretos, en base al teorema de que los
actos de habla tienen metas prácticas, como las descritas, por ejemplo, en
las clasificaciones de actos de habla de Searle (1979) o Habermas (1981: I,
435-440).
Sin negar la utilidad de este tipo de acercamiento, pienso que la
relación entre lengua e identidad es más fundamental y más amplia. La
observación de conversaciones cotidianas y menos cotidianas nos enseña
que los seres humanos tienen el deseo de una identidad positiva, reconocida
por los otros y que este deseo se traduce en una pretensión de identidad
continúa en todas las interacciones, muchas de ellas destinadas
primordialmente a la constitución o ratificación de la identidad, no sólo del
OTRO sino también del EGO.
Sabemos que lo que Goffman ha llamado face-work (gestión de
identidad/ imagen), es un concepto más amplio. En diferentes análisis se ha
podido demostrar (y lo podemos observar en cada conversación cotidiana)
que una parte de lo que los interactuantes hacen cuando hablan se puede
entender como la gestión de las identidades de las personas involucradas en
el evento comunicativo e interactivo. Lo que llamamos cortesía es apenas
una parte de la gestión de identidad que es una tarea2 necesaria, implícita y
continua de los interactuantes.

2
Me baso para el concepto de “tarea” en Kallmayer (1988).
49 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

A partir de los planteamientos de Grice, de las máximas de


conversación también se ha presentado la necesidad de considerar que
muchos rasgos esenciales de la producción lingüística no se pueden
entender sin la consideración del efecto de reglas de cortesía, es decir la
observación del deseo del otro de tener y guardar una imagen aceptada por
la comunidad y la que el mismo pretende tener. Sin embargo, sabemos que
estas reglas no se observan siempre. La cortesía, tal cual la entendemos
actualmente, no puede explicar la totalidad de los eventos comunicativos.
Primero, existen actos comunicativos que explícitamente no
quieren considerar los deseos de imagen del otro, al contrario, quieren
denigrarla o deteriorarla. Los más obvios de estos son los actos
intencionalmente amenazadores o deteriorantes de identidad, los insultos.
Estos actos los llamo descorteses. Este tipo de actos son teóricamente
importantes porque nos demuestran que la cortesía no es una constante
social sino una opción entre otras.
Segundo, hay actos comunicativos que comparten rasgos con los
insultos, es decir amenazan la identidad del otro, sin que los afectados se
sientan ofendidos o reclamen excusas sino que, al contrario, se sienten muy
felices por este tipo de trato. Un caso ya clásico lo ha descrito William
Labov en su estudio Rules of ritual insult. El prototipo de insultos consiste
en la forma “T es tan q que P”. T es una persona relacionada con el
alocutor, q una cualidad peyorativa y P una proposición exagerada: Por
ejemplo: Tu madre está tan vieja que está tirando pedos de polvo. En un
análisis muy detallado Labov describe las reglas de este tipo de insultos, los
tipos de contra-insultos, la evaluación de los oyentes, los campos
semánticos de las cualidades peyorativas, las personas objeto de la
calificación negativa etc. En todo caso, él sostiene que es un tipo de juego y
un ritual en el que los participantes saben que lo que se dice no es verdad y
se trata de contrarrestar a este tipo de insulto igualándolo o superándolo de
manera original o innovativa y demostrando así la alta creatividad y
capacidad verbal de los jóvenes de grupos sociales bajos o marginados (en
este caso del Black English).
Labov, no obstante, permanece en su análisis en un nivel bastante
descriptivo. Habrá, sin embargo, para un entendimiento más profundo, que
enfatizar más algunos aspectos que me parecen significativos y que
permiten no sólo una visión más fundamental sino un avance teórico. Son
los siguientes factores:
1° Son jóvenes (adolescentes) los que practican este tipo de ritual.
2° Parece que es necesario que se establezca antes un marco casi
institucional como condición del desarrollo de este tipo de actividades
obviamente descorteses.
3° Labov utiliza el concepto de insulto, pero no lo relaciona con la
teoría de la cortesía y de la identidad.
50 Klaus Zimmerman

4° Son, parece, únicamente jóvenes masculinos, no femeninos los


que lo practican.
5° No considera el carácter del insulto en estos eventos como acto
antinormativo (la cortesía está vista por los jóvenes como un aspecto más
de las normas que el mundo adulto y establecido, los protagonistas de la
educación oficial, quieren imponer a la generación joven).
6° Aparte de la mención del concepto de ritual no dice nada acerca
de la función de estos eventos comunicativos. Trataré de demostrar que
aparte de la lúdica, tienen una función de constitución de identidad.
7° No relaciona su análisis con una teoría de la cultura e identidad
generacional.
Creo que estos factores juntos pueden aportar algo más para la
comprensión del fenómeno de anticortesía entre jóvenes. Antes de intentar
una respuesta me permito recordar que entretanto sabemos que hay
fenómenos semejantes (no iguales) en otras comunidades de habla. Hay
juegos/ rituales de réplicas agudas como el albur en México, la actividad de
contar chistes entre amigos (Sacks, 1974, 1978; Zimmermann, 1991);
algunos vinculan el género musical del rap con los insultos rituales (Foytlin
et al., 1999; Streeck, 20023 ). Todos analizan eventos que comparten el
factor 2, un marco institucional, actos en parte no espontáneos, sino
preparados y hasta repetidos de un repertorio compartido (lo que señala una
tradición de cultura oral).
Mi punto de partida son entonces las siguientes observaciones:
¿porqué insultos, es decir un comportamiento descortés, un fenómeno que
toca a la identidad/ imagen? ¿Porqué jóvenes? ¿Porqué jóvenes masculinos?
Quiero acercarme al análisis por medio del análisis de tres
conversaciones entre jóvenes masculinos, una de España, otras dos de
México y la tercera del Uruguay. No se trata de grabaciones específicas o
especialmente escogidas para analizar las estrategias de identidad y de
cortesía entre jóvenes. Al contrario: la de España fue grabada en el contexto
de un proyecto del español hablado Val.Es.Co, dirigido por Antonio Briz.
La conversación mexicana fue grabada en el marco de una tesis de maestría
sobre el tema de la competencia/ habilidad narrativa de jóvenes marginados.
Y la del Uruguay fue grabada sin marco y propósito analítico especial, por
una estudiante que estaba interesada en el léxico de los jóvenes.
Podemos distinguir tres orientaciones de estrategias de identidad/
imagen y agrupar el análisis en función de ellas:
1. Estrategias orientadas al yo (hablante), identidad personal del
yo.
2. Estrategias orientadas al tú (alocutor), identidad personal del
otro.
3
Como veremos, este tipo de insultos no es privativo de los jóvenes afroamericanos en EE.UU.
Lo que vemos en España tampoco me parece un prés tamo de prácticas de estos jóvenes.
51 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

3. Estrategias orientadas al nosotros (hablante y alocutores),


identidad colectiva.
Además, habrá que distinguir entre estrategias directas e indirectas:
Las últimas son por ejemplo los actos de hablar sobre terceros con la meta
retroactiva de diferenciarse (de manera positiva) de ellos (el yo o el
nosotros). De estos no voy a hablar en esta ponencia.

1 Estrategias orientadas al yo (hablante)


Aunque esta estrategia no está relacionada con la cortesía,
estrategia dirigida al otro, tengo que hablar primero de esta estrategia ya
que es ella la que nos permite conocer la identidad/ imagen deseada por los
jóvenes masculinos. Esto nos servirá después como dato importante para el
análisis de la descortesía. Además, revela la interdependencia de la
identidad/ imagen del yo y la del otro.
En las tres conversaciones se ve como una constante la
constitución de una identidad masculina. Esta identidad no se define de
manera biológica sino se basa en construcciones de masculinidad social, de
cómo debe ser un hombre, qué características tiene que tener, cómo tiene
que comportarse. Los jóvenes, grupo social que tiene una identidad
transitoria entre su estatus anterior de niños y su estatus posterior de
adultos, están en una situación de crearse su nueva identidad púbera o
pospúbera. Podemos ver a través del análisis de conversaciones entre
jóvenes masculinos los modelos de identidad masculina determinantes para
ellos. Podemos observar varios instantes.

1.1 La relación con el otro sexo; las mujeres


Un punto esencial para la identidad masculina juvenil parece ser
primero haber tenido relaciones sexuales con mujeres y segundo la potencia
sexual.

Texto 1
C: hombre ¿pero tú qué le dices?
D: ven a follar (entre RISAS) ¿ qué quieres [que le diga↓ hostia↑?]
Β: [es una puta ¿no?§
A: § ¿tú le
has echao los techos↑ alguna vez?
D: y la POLLA también le he echao↓ ¿¡qué le voy a ((echar))!?// es otra
que no Lee-que no está trabajando↓ con nosotros
A: ¿y de qué la conoces↑ a la otra↑?
D: cosas de la vida/ que te enseña
A: (RISAS)/ ¿que te recogió de la [calle↑ o algo ↑ =]
D: [que (( ))]
A: alguna vez?§
52 Klaus Zimmerman

D: § FFF4 mee me la chupó5 /// cosas /// pues ya me ha


dicho la del pab a ver si vamos un día↓ que nos invitará/// me lo ha
dicho ya dos veces// [digo pues pa- ]
(Valencia 91-105)

D se vanagloria de sus relaciones sexuales, utilizando un vocabulario


considerado como vulgar con cierta tendencia de violencia, reducido al acto
sexual, sin implicaciones de los conceptos de amor o de cariño (follar,
echar la polla, chupársela). Se trata más bien de una gestión de identidad/
imagen que de un relato sobre aventuras sexuales. Las relaciones sexuales
(verdaderas o no) son apenas pretexto para mostrarse como alguien que
tiene experiencias con mujeres, atributo muy importante de hombres de esa
edad para su estatus en el grupo de jóvenes.
Un aspecto importante dentro de la misma línea es la
cuantificación y la ausencia de individualidad.

Texto 2
A: bueno↓ entonces Antonio↑ ¿qué?// [¿cómo te va=]
D: [(( ))]
A: = la vida?
D: bien
B: ¿has ligao mucho↑ en tu trabajo↑ Antonio?§
A: §¿y esa chica que conocías?§
D: §pues hay dos o tres↑ quee
C: [¿con cuanta gente- ?]
A: [solamente dos] o tres macho? (Valencia 64-72)

No se trata aquí de criticar este tipo de actitud, además, estamos


lejos de pensar que corresponda a sus sentimientos verdaderos, sin
embargo, analizando estos rasgos de cuantificación y de ausencia de
individualidad como expresión de una gestión de su identidad/ imagen se
manifiestan claramente destinados a la creación de una imagen de macho
según el modelo aparentemente vigente entre miembros de este grupo de
edad.
Una actitud semejante de definirse como macho según rasgos
similares, aunque no tan fuerte, se percibe en el texto uruguayo:

Texto 3
I: Ba! Vo‘ sabé‘ que/ que (de) goze ando quieto como una foro, eh?
Sa: ((RISAS))
I: Pero voy (a?) invehtigar, voy invehtigar
Ay va, así
Se: ¡Invehtigue! ¡Invehtigue! ¿Oka? ( )
I: (saco hasta cuir) alguna(‘) gata(‘) Ay va
Se: ( ) Po’que seguro ma‘ bien Animal sabe‘ que! ‘stoy ma‘

4
Soplido que indica rechazo.
5
Exageración grosera como manifestación del desacuerdo con lo dicho anteriormente por A.
53 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

Se: duro/ duro como una tabla ((RISAS) ( )


I: No y yo andoo . solo como un hincha
Se: ((RISAS)) ¿Eh? ¿Alguna gatita eh? . ahh
I: Necesito/ necesito . mimos especialmente femeninos Claaro, una
gatita
I: Una que la tengo ahí/ en la mira . La tengo en la mira (un par de
letra‘
Se:¿sí? ((RISAS))
I: y ya eh mía
(Montevideo 455-461)

1.2 La relación con la sociedad establecida de los adultos, sus normas,


sus comportamientos
Otro fenómeno, verbal y no verbal, abiertamente manifiesto en la
conversación valenciana son comportamientos que podemos clasificar como
antinormativos.
Se puede percibir el empleo continuo de palabras disfemísticas
como las ya citadas follar, echar una polla, cagarse la puta, follársela,
hacerse una paja (291). Según la teoría de cortesía de Brown y Levinson el
trato cortés evita disfemismos porque estos podrían causar un sentimiento
de agresión al otro. Lo mismo pasa con el empleo de una variedad
lingüística que pueda chocar al interlocutor.
Esta conversación se inscribe, sin embargo, con su uso continuo de
una variedad lingüística muy popular y hasta vulgar, tocando temas
delicados, dentro del estilo juvenil detectado en el análisis del lenguaje de
jóvenes, un lenguaje antinormativo, haciendo uso precisamente de los
recursos lingüísticos proscritos por la sociedad dominante. Este uso
continuo de lo proscrito no tiene siempre una función local determinada
sino es parte de una estrategia global de manifestarse como diferente, con
una identidad rebelde y en desacuerdo con las normas establecidas.

2 Estrategias orientadas al otro (alocutor)


La teoría de la cortesía reveló que las exhortaciones son actos
virtualmente amenazadores de la identidad. Por ello, para evitar este efecto,
los hablantes tienen a su disposición diferentes estrategias: actos de habla
indirectos en vez de imperativos, excusas para pedir algo, explicar la
necesidad de hacer el pedido, atenuación en forma de uso del imperfecto o
condicional en el verbo exhortativo etc.
Tenemos testimonios de estos eventos comunicativos que
demuestran que entre jóvenes vemos la ausencia de todo eso:

Texto 4
B: Yeee pasa las papas/ ¡hostia↑! Medio paquete os habéis hecho ya↓
cabrones/ déjame coger§ [Valencia línea 9,10]
54 Klaus Zimmerman

En el marco de encuentro de jóvenes en una playa haciendo un


“piquenique”, el hablante pide que le pasen las papas fritas. Lo hace
utilizando un imperativo sin atenuación (pasa las papas) introducido por
una interjección exhortativa (yeee), agregando una interjección de
etimología blasfémica para indicar su sorpresa negativa y repudio (hostia),
reprochando a los otros un comportamiento egoísta (medio paquete os
habéis hecho ya), intensificando su reprimenda con una denominación de
insulto (cabrones), terminando con otro imperativo (déjame coger) sin
ningún tipo de atenuación o reparación. Aun cuando tomamos en cuenta que
la sociedad española peninsular se caracteriza por una predominación de la
cortesía positiva y trabaja menos con la cortesía negativa, es decir que
encontramos menos atenuaciones (Haverkate, en este volumen), este turno
es un ejemplo de una falta de cortesía, un acto agresivo que debería
provocar una reacción correspondiente por parte de los afectados ya que
amenaza su identidad/ imagen. Sin embargo, en los turnos siguientes de los
otros no se percibe ningún reclamo de reparación de tal comportamiento.
Parece que es un trato normal, no se le toma como deterioro de la imagen.
Esto se ve en el turno siguiente que reza así:

Texto 5
D: §medio paqu- noo de eso no se llena/// (8‘‘) [dame cocacola]

Se trata más bien de un tipo de contra-ataque pequeño: D presume


que B quiere comer el resto del medio paquete y niega este deseo eventual.
Continúa su turno con otra exhortación (“dame cocacola”), también en
forma imperativa, sin estrategias de atenuación o similares para evitar su
efecto fuerte. Actos evidentemente y formalmente descorteses no se toman
como tales por los interactuantes. Esto requiere una explicación.
En este intercambio de turnos podemos, sin embargo, observar otro
acto relacionado a la identidad/ imagen. Aparentemente a B se le entregan
las papas [no está anotado en la transcripción]. Según la regla del trato
cortés B debería agradecer el cumplimiento de su pedido. Aquí esto ni
ocurre, constatamos una falta de dar las gracias, acto que es negativo y
puede clasificarse como forma de anticortesía, y según las reglas
“normales” como negación de la rutina de respetar la imagen del otro.
Otro ejemplo es el siguiente en las líneas 38-43:

Texto 6
C: có[gelo↑]
Α: [sí sí] CÓGELO
C: Pásame una poca/ bueno↓ me pongo yo cocacol- y lo cojo
B: limpiarlo un poco ¡coño!
D: [( RISAS)]
55 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

No voy a analizarlo en detalle por falta de espacio, pero contiene más o


menos los mismos rasgos en lo de identidad y cortesía que el texto anterior.
Otra estrategia orientada hacia al alocutor son apodos denigrantes o
desfavorables:

Texto 7
C: [nos tenían que haber] puesto↑
algunas mesas por aquí§
D: § aquí↑ pa nosotros /// (( ))
A: yo soy un caballero
D: un caballo (Valencia 58-62)

Aparentemente se trata de una secuencia de turnos irónicos. A reclama el


estatus de caballero de manera jocosa y lúdica. Pero la reacción de D podría
ser de otra manera, siguiendo este tono afirmándolo para todos los
participantes, diciendo por ejemplo: sí, somos todos caballeros, indicando
con eso solidaridad e identidad del grupo. No obstante, al contrario, toma
este reclamo jocoso de identidad social alta (caballero) que lleva
connotación de honor y respeto social como pretexto para convertirlo al
contrario, basado en un juego de palabras, quitándole, también jocosamente,
hasta la calidad de ser humano (caballero > caballo). Cualquier sea el
resultado de un análisis más profundo hasta psicoanalítico de este juego de
palabras, lo que es evidente es un rechazo de la pretensión identitaria y la
atribución de otra, mucho menos favorable.
A lo largo de la conversación, además, se encuentran apodos
negativos fijos como Conejo, Nano (< enano), el Sordo, etc., pero también
momentáneos como cabrón.

Texto 8
B: [¿dónde están las papas↓ nano?] (entre RISAS)
C: [(RISAS)] ((estoy mirando arriba))
D: (RISAS)§
B: § ¡qué cabrón! (entre RISAS)
A: tú no hables→ tú no hables (Valencia 218-222)

O la denominación: guarra asquerosa (turno 291).


También en el texto uruguayo observamos el uso de apodos como
Animal (366 passim), Patata (378), Sapo (397), Indio (452).

3 Estrategias orientadas al nosotros (hablante y alocutores)


En el texto mexicano (texto 9) que es una entrevista entre la
investigadora y –parece- un líder de una banda de jóvenes marginados de la
Ciudad Netzahualcóyotl (vecina de la Ciudad de México), encontramos una
forma de presentación de la identidad completamente diferente.
Aparentemente y formalmente se trata de una narración oral, provocada por
56 Klaus Zimmerman

una pregunta de la entrevistadora. En la narración, el protagonis ta y


narrador cuenta con muchos recursos dramatizadores y teatrales, capaces de
crear varios momentos de suspensión, utilizando, además, un lenguaje oral,
juvenil y popular (que no voy a analizar aquí6 ) —encuentros del grupo
juvenil con la policía (judas < judiciales, un cuerpo específico de la
policía). Toda la narración parece orientada a la comunicación de los
eventos. Pero si nos acercamos al texto desde una perspectiva de
presentación de la identidad, vemos que el texto entero sirve para la
construcción de una identidad/ imagen. La narración puede concebirse
como una prueba explícita de la situación social, del trato de los jóvenes
marginados por la sociedad oficial por medio de sus agentes de policía: Se
crea una escenificación narrativa con dos polos, los buenos y los malos. Los
buenos (nosotros) somos pacíficos, llevando una vida tranquila,
preparándose un desayuno al aire libre (hicimos el vaquero), comiendo,
cuando de repente sufren un asalto de los malos (la policía), un asalto
descrito como sin justificación, describiendo además las crueldades de la
policía. Con todo ello se constituye una imagen de los jóvenes para la
entrevistadora (que es una mujer perteneciente a la sociedad establecida) y
para los otros miembros de la banda presentes en la entrevista, un universo
urbano y callejero de constantes peligros (como los caballeros y vaqueros
de los cuentos y películas mitológicas) y ellos en lucha contra las fuerzas
enemigas.
La manera de presentar a los protagonistas del evento, además,
manifiesta un predominio claro de la identidad del grupo, una identidad
colectiva. Prevalecen los pronombres nosotros y nos (como víctimas de
acciones de los malos), y el yo del narrador no se vincula con acciones
sobresalientes para presentarse como el más listo sino como responsable,
tratando de proteger el más débil de la banda, un minusválido (Aron, un
valedor que está malo).
A pesar de ser marginados se presentan como los moralmente
mejores, víctimas de ataques, viven en un mundo peligroso (mundo en que
sobreviven solamente los héroes), demuestran hombría a través de las
peleas y son defensores de sus compañeros (para los que se tienen
conceptos de denominación identitaria específicos: valedores o de los
hermanos que les llaman carnales).
Todas estas son las categorías de identidad relevantes para los jóvenes.

Conclusión
De este análisis se pueden sacar varias conclusiones de índole
diferente.

6
Para un análisis de los rasgos del lenguaje oral y juvenil en este texto, cf. Zimmermann (1996).
57 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

1° Lo que Labov a descrito no es una curiosidad etnográfica sino


algo más general en la cultura de los jóvenes.
2° La segunda conclusión tiene que ver con el aspecto universal vs.
relativo de la cortesía. Si partimos de las teorías de la cortesía, de pretensión
universal, -recordamo s que la teoría de Brown y Levinson se basa en datos
de grupos étnicos con culturas mu y diferentes de la sociedad occidental-
podemos ver que el deseo de que la identidad sea respetada es universal.
Aun cuando podría parecer que este tipo de gestión de la identidad no se
hace entre jóvenes, se puede ver en otros dominios que necesitan de ello, tal
vez más que los adultos. Pero nos dimos cuenta que los valores y por ello
los procedimientos para valorarlos son diferentes. Cabe asumir entonces no
sólo una perspectiva no etnocentrista sino también una perspectiva no
sociocentrista ya que ni siquiera en nuestra propia cultura todos los grupos
la expresan de la misma manera. Desde una perspectiva formal, hemos visto
que las estrategias establecidas por Brown y Levinson no se observan entre
jóvenes de España. ¿Tenemos por ello el derecho de decir que sus actos de
habla están destinados a amenazar la identidad del otro? Obviamente no.
Los textos analizados, también el de Valencia, se destacan por un ambiente
cooperativo, no agresivo. En ningún momento de los actos que a veces
parecen por su forma muy agresivos e insultantes se percibe una queja o
algo similar por parte del agredido. Según Labov este se debe al hecho de
que se trata de un ritual, de un juego.
Sin negar un cierto carácter lúdico, esto no es todo. Pienso que se
trata más bien de otro universo de valores, en el que los interactuantes están
dispensados de las reglas de la sociedad dominante de los adultos.
De hecho podemos constatar que la aceptación de este tipo de trato
se limita al grupo de amigos y compañeros. No es que cualquiera tenga el
derecho de hablar así a cualquier joven. El mismo trato se tomaría como
insultante y agresivo, atacando la pretensión de ser una persona de respeto
entre jóvenes que no se conocen. Entonces, si estos actos no están
considerados por los afectados como deterioro o amenaza a la imagen, no
podemos clasificarlos como descorteses. Más bien habrá que considerarlos
como una clase sui generis. Forman parte de una actitud más general que
los estudios del lenguaje juvenil han destacado en el comportamiento
lingüís tico y paralingüístico (semiótica del cuerpo etc.), una actitud
antinormativa. Lo vemos en los mecanismos de constitución del léxico
juvenil, y lo vemos todavía con más claridad en sus hábitos de interacción
entre ellos y sobre todo en lo que respecta a la identidad. Por ello pienso que
los actos descritos como descorteses de hecho no son descorteses sino que
son parte de esa actividad antinormativa. Por ello los llamo anticorteses.
Esta categoría significa que los jóvenes tienen igualmente la
pretensión de ser miembros respetados de su grupo. Sin embargo, este
estatus no se adquiere por los procedimientos del mundo adulto, sino al
58 Klaus Zimmerman

contrario por la violación de estas normas y reglas. Se trata entonces de un


evento de colaboración mutua para crear este universo antinormativo. La
anticortesía es una de las estrategias.
3° Con eso llego a una tercera conclusión, de tipo metodológico. El
hecho de que las identidades se construyen por medio de actos verbales
tiene como consecuencia de que las pretensiones de identidad en general se
manifiestan de manera directa o indirecta (subsidiaria) en la interacción, y
sobre todo en la interacción verbal. Se pueden detectar en conversaciones
entre jóvenes y adultos y sobre todo entre jóvenes mismos. La grabación de
éstas y su análisis discursivo en la primera parte, las estrategias orientadas
al yo y al nosotros han podido mostrarnos:
a) Qué tipo de identidad es el esencial para los jóvenes. Es desde
ahí, de esta identidad específica relevante para los jóvenes que se debe
analizar su comportamiento lingüístico.
b) Los actos lingüísticos identitarios adquieren su función
interactiva sólo respecto al tipo de identidad específico relevante para los
usuarios. No existe un vínculo determinado de la identidad/face con
determinado tipo de estrategias sino de varios tipos de identidad/face con
sus estrategias correspondientes.
4° Una cuarta conclusión, que no tiene que ver ni con la cortesía ni
con la metodología, sino con el conocimiento sociocultural. Creo haber
podido demostrar que las máximas de cortesía y las estrategias de cortesía
que se han descrito como vigentes en las conversaciones en general tienen
de hecho una vigencia limitada al ámbito social e interpersonal de los
adultos. En relaciones interpersonales entre jóvenes masculinos que
mantienen relaciones amistosas o de identidad grupal, la constitución de la
identidad generacional se gestiona al contrario mediante estrategias de
anticortesía. Este tipo de constitución de identidad particular de los jóvenes
masculinos, recientemente a veces copiado por mujeres jóvenes, se explica
por un tipo de identidad parcialmente diferente de la de los adultos y la de
los niños. Por nuestro tipo de análisis etnometodológico hemos podido
deducir las identidades/imágenes relevantes para los mismos interactuantes.
Sin pretender que sean los únicos y que se puedan generalizar vemos los
siguientes rasgos:
1. Somos diferentes de los adultos (y de sus deseos de identidad,
derivados de los valores del mundo adulto); por ello actuamos en contra de
estos valores. Nuestra identidad se define como contraria a la de los adultos.
Por ello actuamos – por lo menos parcialmente – en contra de los valores
del mundo adulto (legítimo).
2. Como jóvenes masculinos tenemo s una identidad prospectiva
de “verdaderos hombres”. Queremos ser machos. Este aspecto de la
identidad juvenil masculina se compone de tres rasgos:
59 Constitución de la identidad y anticortesía verbal entre jóvenes masculinos españoles y mexicanos

a) Somos diferentes de las mujeres (y de sus deseos de identidad,


derivados de los valores del mundo femenino); por ello actuamos
exa gerando los rasgos susceptibles del mundo masculino y en contra de los
valores femeninos y de todo lo que parece afeminado.
b) Somos diferentes de los niños, sobre todo en el aspecto de la
sexualidad. Ser un joven aceptado en su grupo tiene como condición el
conocimiento de prácticas sexuales, de haber tenido o de tener relaciones
sexuales (experiencia sexual).
c) Somos héroes, sin temor a los peligros. Vivimos en un mundo
que no nos comprende y que nos amenaza (profesores, policía, otros grupos
de jóvenes). No tenemos miedo a las peleas, somos más listos que nuestros
adversarios.
La identidad juvenil no es coherente. Al mismo tiempo los jóvenes
quieren tener algunos de los atributos de los adultos (autonomía,
independencia, dinero, relaciones sexuales, etc.) y ser diferentes de los
adultos. Por ello se explican algunos valores contradictorios y se percibe
una identidad contradictoria (querer ser dos cosas opuestas a la vez).
Nuestro enfoque para analizar esta gestión de la identidad
generacional (juvenil) se basa en el teorema de que la identidad es un
fenómeno psico-social resultado de una construcción mental en un proceso
de interacción entre un EGO y un ALTER (de hecho muchos otros, hasta un
tipo Otro generalizado, como ya dijo George H. Mead). Las identidades que
tenemos no son emanaciones directas de la realidad. La identidad no es algo
que deriva directamente del estatus social, de la edad, de la región de
nacimiento o del sexo de una persona. Cada identidad es algo cultural e
históricamente creado o construido, por ello dependiente de la cultura y
colado en conceptos de la lengua. Para cada identidad relevante en la
sociedad o en un subgrupo de la sociedad se crean términos de identidad.
La construcción de la identidad depende en parte de la atribución
de identidad por parte del otro, pero está también en parte a disposición del
YO. Todos los seres humanos tienen el deseo de gozar –cualquier sea su
identidad social- de una identidad vista por los otros de manera positiva. El
YO tiene a su disposición estrategias para influir en la visión que el otro
tiene del YO. Al mismo tiempo el YO contribuye con sus actos de
atribución de identidad a la del otro. Se pueden llamar actos identitarios
(muy semejantes y en parte idénticos a los actos de cortesía que han descrito
Brown y Levinson). En estos actos de identidad son entonces perceptibles
las estrategias y los “ingredientes” específicos de la identidad, que son
relevantes para los interactuantes concretos.

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