"El Orden Es El Desorden". Guerra y Movilización Campesina en La Campaña de Jujuy, 1815-1821
"El Orden Es El Desorden". Guerra y Movilización Campesina en La Campaña de Jujuy, 1815-1821
"El Orden Es El Desorden". Guerra y Movilización Campesina en La Campaña de Jujuy, 1815-1821
Gustavo L. Paz
UNTREF/UBA/Conicet
Introducción
1
“Expediente de consolidación de la deuda pública iniciado por Teodoro Sánchez de
Bustamante (1829)”, Archivo General de la Nación (en adelante AGN), VII, Archivo
Sánchez de Bustamante [en adelante ASB], Legajo III.
2
ignora que este caudillo, apoyándose exclusivamente en la plebe y gauchos de la
campaña, se había hecho enemigas las otras clases superiores de la sociedad”.2 Esta
breve descripción resume claramente el dilema que enfrentaba la elite urbana de esas
ciudades: el desafío a su poder proveniente de una movilización popular que no
controlaban y que se transformó en un arma política poderosa en manos del jefe militar y
gobernador.
Güemes construyó su poder mediante la extensión de la protección y la compensación
material a los habitantes de la campaña movilizados, los gauchos. La movilización de
amplios sectores rurales terminó quebrando relaciones sociales establecidas en el periodo
colonial entre la elite y la población rural basadas en el arrendamiento, el peonaje, la
provisión de crédito y la administración de justicia por parte del cabildo. La guerra desató
tensiones sociales y étnicas que habían estado contenidas desde la colonia. Las elites de
Salta y Jujuy toleraron dificultosamente el sistema de Güemes sólo porque las urgencias
de la guerra lo hacían necesario y lo legitimaban. El régimen de Güemes contaba además
con el apoyo del Directorio y el Congreso pues el gobernador salteño actuaba como una
sólida barrera contra las invasiones españolas en las provincias del norte.
Las medidas de Güemes que más irritaban a la élite eran la excención del pago de
arriendos otorgada a los gauchos a manera de compensación por sus servicios militares y
la extensión del fuero militar que los sustraía de la jurisdicción civil. La movilización
campesina en milicias que gozaban de fuero militar y recompensadas por medio de la
excención del pago de arriendo desafiaban abiertamente por primera vez la autoridad de
la gente decente. Este desafío a la autoridad de las elites se basaba en una ideología
republicana que moldeaba un concepto de patria vagamente definida, pero que incluía los
conceptos de igualdad ante la ley y la abolición de las diferencias étnicas.3
2
Paz, José María Memorias póstumas [1854], Emecé, Buenos Aires, 2000, tomo I, p.
339.
3
Esta interpretación del régimen de Güemes proviene de mi tesis doctoral, Paz, Gustavo
L. Province and Nation in Northern Argentina. Peasants, Elite, and the State, 1780-1880,
Ph.D. Dissertation, Emory University, 1999, en particular del capítulo IV “Social War:
Caudillo, Gauchos and the Elite (1815-1825)”. La bibliografía sobre el régimen de
Güemes es extensa. Entre las obras más importantes se encuentran las de Frías, Bernardo
Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la
3
Hacia 1821 era evidente que a medida que las invasiones españolas eran menos
frecuentes e iban cediendo a periodos más largos de paz, la legitimidad de Güemes sobre
las elites locales se deterioraba rápidamente. La caída del Directorio y del Congreso en
1820 colaboró a erosionar lo poco que le quedaba de legitimidad. Las elites locales
recibieron la inesperada muerte de Güemes a mediados de 1821 con una sensación de
alivio. El régimen se desmoronó rápidamente. En Salta el cabildo convertido en
Legislatura con amplios poderes legales y constitucionales designó como gobernador a
Antonino Fernández Cornejo, uno de los más conspicuos enemigos políticos de Guemes.
En Jujuy el cabildo derrocó al teniente de Gobernador, Bartolomé de la Corte, e impuso
en su reemplazo a Agustín Dávila, militar de la independencia en la Quebrada de
Humahuaca y opositor al régimen depuesto.4
Entre 1815 y 1821 la movilización miliciana de la población campesina de Jujuy
significó un abierto desafío a la gente decente que terminó socavando las bases del orden
colonial. El archivo capitular de esa ciudad, expedientes judiciales y correspondencia
Cada sitio, cada hora, cada hombre, hasta ancianos i mujeres, eran soldados i
capitanes; vencedores siempre, esperimentados i sagaces, descubrian la
oportunidad i se lanzaban con brio, sobre un destacamento, sobre una comision,
sobre un convoi de municiones, una reserva de ganados, un recinto donde se
custodiaban caballerías, sobre las trincheras mismas.5
5
Carrillo, Joaquín Jujui, Provincia Federal Arjentina. Apuntes de su historia civil,
Buenos Aires, 1877, p. 299.
5
miembros de la élite urbana de San Salvador, generalmente aquellos que tenían
propiedades rurales en el distrito de Río Negro.6
La movilización campesina en Jujuy comenzó en 1812 con el alistamiento de soldados
que emprendió el General Manuel Belgrano para hacer frente a la invasión realista de ese
año. El reclutamiento de soldados y el traslado forzoso de la población de Jujuy ordenado
por Belgrano ese mismo año resintieron fuertemente las actividades rurales que se habían
convertido en el único ramo de actividad económica de la jurisdicción al verse cortadas
las rutas mercantiles con los tradicionales mercados del Alto y Bajo Perú.
Ese mismo año el Síndico Procurador del cabildo, Manuel Lanfranco, produjo una serie
de informes sobre la situación económica de la ciudad y su jurisdicción. Ante la
exigencia por parte del gobierno central de una contribución a los vecinos para auxiliar al
ejército en la Banda Oriental, Lanfranco relataba en sus Dictámenes la grave situación
que atravesaba Jujuy a causa de la guerra. Sin duda el Síndico exageraba los desastres
provocados por la guerra, pero dejaba en claro dos cosas: la ruina del comercio (aunque
mitigada esporádicamente por el tráfico ilegal con las zonas realistas) y la dependencia
cada vez mayor de la élite de las actividades rurales, ganadería y agricultura. La primera
estaba mermada por las requisas de caballares y vacunos del ejército auxiliar, la segunda
por el reclutamiento de campesinos. Como afirmaba Lanfranco,
En la leva o Enganche que se acava de hacer, han ido envueltos algunos de
aquellos, a quien la patria mira con predilección, por ser como el sosten, y
subsistencia de ella, estos son los labradores, y siendo la mejor parte por esta
circunstancia la que se halla alistada.
Agregaba que los labradores (término genérico que con que se designaba a los pobladores
de la campaña) debían ser dispensados del alistamiento y reemplazados por artesanos,
empleados y dependientes del comercio, de lo contrario “en el Pais donde no ay mas
6
Sobre las milicias el Tucumán colonial puede consultarse Gullón Abao, Alberto La
frontera del Chaco en la Gobernación del Tucumán (1750-1810), Universidad de Cádiz,
Cádiz, 1993, pp. 197-231 y 287-307.
6
aucilio que la labranza y Agricultura, en faltando estas, no habrá avitantes, los hombres
se retraerán de vivir en él”.7
La escasez de trabajadores rurales percibida tan claramente por Lanfranco en 1812 fue
una constante durante toda la década. Se hizo más aguda a partir de la segunda invasión
realista de 1814, por la movilización promovida por algunos hacendados y el
reclutamiento y reorganización de las milicias provinciales emprendidas por Martín
Güemes desde que fue designado comandante de milicias de Salta. Para ampliar el
reclutamiento de hombres en la campaña de Jujuy, el recientemente designado
comandante Güemes se apoyaba en los antiguos maestres de posta del Camino Real,
sobre todo en la Quebrada de Humahuaca.8 Los jefes de milicias locales, propietarios
rurales de la Quebrada como Manuel Eduardo Arias, Fermín de la Quintana y Manuel
Alvarez Prado, y de los valles como José Eustaquio de Iriarte, Juan José Goyechea, José
Ramón del Portal, y Eustaquio Medina reconocieron a Güemes como comandante
superior desde 1815 y lo apoyaron en su conflicto con el cabildo de Jujuy por su elección
como gobernador de Salta.9
El impacto de la movilización miliciana campesina sobre las actividades rurales se refleja
en la correspondencia privada entre el hacendado Julián Gregorio de Zegada, rico
terrateniente con propiedades rurales en el valle de Jujuy y la Quebrada de Humahuaca, y
el administrador de sus haciendas Juan José Guzmán entre 1814 y 1818.
A fines de 1814 Guzmán comunicó por primera vez a su patrón las dificultades que
encontraba en las haciendas de El Pongo y Río Blanco (ubicadas en el valle de Jujuy)
para cosechar, trillar y trasladar el trigo a la ciudad para su venta, y para sembrar maíz a
causa de la escasez de peones. Las tareas agrícolas quedaban en consecuencia
7
“Dictamen del Síndico Procurador Manuel Lanfranco” (25 de junio a 23 de julio de
1812), en Rojas, Ricardo Archivo Capitular de Jujuy, Jujuy, 1944, Volumen IV, pp. 555-
578. Los párrafos citados se encuentran en las páginas 577-578.
8
Rojas, Ricardo Archivo Capitular ..., cit., Vol. IV, pp. 463-464.
9
Carrillo, Joaquín Jujui, Provincia Federal..., cit., p. 281. Los conflictos entre el cabildo
de Jujuy y Guemes por su elección como gobernador fueron estudiados por Segreti,
Carlos S. A. “Jujuy: un caso de autonomía no federal en 1810-1820”, Investigaciones y
Ensayos 34, 1987, pp. 47-92 y por Paz, Gustavo L. Province and Nation..., cit., cap. 3.
7
mayormente a cargo de los esclavos de las haciendas, cuyo número no era suficiente
para finalizarlas a tiempo. En ocasiones los escasos peones que podían conchabarse eran
empleados sucesivamente en ambas haciendas, luego de finalizadas las tareas en la
primera pasaban a la otra. El administrador señalaba que, si bien la cosecha podía ser
abundante, la escasez de trabajadores para levantarla causaba graves perjuicios a la
producción y las ventas de trigo en la ciudad.10
En marzo de 1815 la escasez de hombres en la campaña de Jujuy se hizo más aguda.
Guzmán explicaba a Zegada, ausente en Tucumán, que el trigo cosechado no podía ser
trillado “por falta de gente pues todos han caminado de Gauchos pa. Arriba.” 11
Esta es la primera vez que el término gaucho aparece consignado en la correspondencia
entre administrador y propietario; a partir de ese momento todas las menciones a la
escasez de peones se refieren al reclutamiento de gauchos en las milicias provinciales. En
octubre Guzmán informaba a Zegada, aún ausente de Jujuy, que
La campaña de esta ciudad esta dada al remate, pr. q. con la citacion de los
Gauchos pa. Soldados, no se encuentra un Peon q. trabaje, ni cabalgaduras
seguras [...].12
Desde la segunda invasión española en 1814 las milicias rurales de Jujuy estaban en
plena expansión y el término gaucho se había instalado en el vocabulario de la ciudad
norteña. El vocablo tenía obvias connotaciones militares ya que señalaba a los pobres
rurales reclutados o alistados en la milicia. En Jujuy el nombre fue en pricipio aplicado a
los pobladores de los valles centrales y orientales y muy poco después a los de la
10
Archivo Histórico de la Provincia de Jujuy (en adelante AHPJ), Documentos Vergara
(en adelante DV), Papeles de la familia Zegada. Las cartas de Guzmán a Zegada están
fechadas 17 de noviembre, 1 de diciembre y 25 de diciembre de 1814 y 3 de marzo de
1815.
11
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 10 de marzo de 1815.
12
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 11 de octubre de 1815. Dos meses
después Guzmán refería a Zegada nuevamente los inconvenientes que enfrentaba para
levantar la cosecha de trigo en la hacienda Río Blanco, donde sólo había quedado un
peón para complementar el trabajo de los esclavos, Guzmán a Zegada, 5 de diciembre de
1815
8
Quebrada de Humahuaca. Los gauchos, según los testimonios de la época, eran
valientes y entusiastas (aunque no muy disciplinados) soldados, jinetes consumados y
muy habilidosos en el manejo del cuchillo. Con precisos conocimientos de la geografía
del lugar, atacaban a las tropas españolas por sorpresa y se retiraban aún más
rápidamente.
Para 1816 Güemes ya había puesto bajo su indisputado control a las milicias de toda la
jurisdicción. Pero, ¿quiénes eran los gauchos?
13
La provincia de Salta, de la que Jujuy formaba parte, dejó de registrar raza o
pertenencia étnica (`calidad´ en los censos locales) a comienzos de la década de 1820.
Después de esa fecha sólo unos pocos censos locales contienen datos incompletos sobre
etnicidad, que desaparecieron por completo en la década de 1840.
14
Para una discusión sobre el término labrador en Jujuy véase Paz, Gustavo L. “Las
bases agrarias del poder de la élite: tenencia de tierras y sociedad en Jujuy a mediados del
siglo XIX”, Anuario IEHS 19, 2004, pp. 419-442.
10
en el valle de Jujuy, especialmente en época de cosecha. Las características del peonaje
son muy poco conocidas para el Jujuy de esta época pero puede delinearse un poco mejor
el perfil del arrendamiento rural.15
Llamado en Jujuy arriendo y obligaciones, el arrendamiento suponía obligaciones
mutuas entre arrendero y propietario. Los arrenderos solían pagar al terrateniente una
suma fija de dinero anual, generalmente entre 6 y 12 pesos, dependiendo del tamaño de
las parcelas que ocupaban. Además de esto, debían trabajar para la hacienda durante unas
dos semanas al año cuidando los rebaños del propietario, marcando ganado y herrando
caballos. En ocasiones el propietario proveía de semillas y herramienta agrícola al
arrendero (un arado, por ejemplo), bueyes y cobraba el arriendo en especie (parte de la
cosecha) en lugar de en dinero. El arreglo era de palabra y estable mientras que ambas
partes cumplieran los términos estipulados.16
La relación entre arrendatarios y terratenientes era más compleja de lo que a primera vista
puede parecer. Veamos algunos de estos arreglos en detalle de acuerdo con expedientes
judiciales; en todos ellos aparece la palabra labrador para calificar la actividad de estos
trabajadores rurales.
En uno de esos casos, el sargento de gauchos Carmelo Burgos elevó una queja en 1823
contra el ex teniente de Gobernador de Jujuy Bartolomé de la Corte (primo de Güemes y
su cercano colaborador) por no haber cumplido con los términos de un arreglo de
arrendamiento establecido en 1812 con el padre de Burgos. Por este arreglo el padre se
había comprometido a pagar seis pesos al año por el uso de una parcela de “tierras de
labranza” perteneciente a de la Corte ubicada en los alrededores de la ciudad de Jujuy. El
propietario le proveería semillas y bueyes y cobraría el arriendo en especie, en este caso
seis almudes de trigo anuales. Pero debido al éxodo total de población ordenado ese año
por el General Belgrano, de la Corte no había cumplido con su parte del arreglo. Cuando
15
Paz, Gustavo “Las bases agrarias...”, cit.; Teruel, Ana “Población y trabajo rural en
Jujuy. Siglo XIX”, en Teruel, Ana (comp.) Población y mano de obra en el noroeste
argentino. Siglos XVIII y XIX, UNIHR/UNJU, Jujuy, 1994, pp. 94-123: Madrazo,
Guillermo Hacienda y encomienda en los Andes. La puna de Jujuy bajo el Marquesado
de Tojo, siglos XVII-XIX, Fondo Editorial, Buenos Aires, 1982.
16
Archivo Histórico y Biblioteca de Salta (en adelante AHBS), 1822, “Arrendamiento
de los Gauchos”.
11
retornó a Jujuy cobró la renta de todos modos porque, como afirmaba Burgos él “era
Jefe, podía hacer lo que quisiera”. Once años después el hijo de Burgos reclamaba a los
herederos de de la Corte ese arriendo injustamente cobrado.17
Un segundo caso a examinar es el del alférez de gauchos Juan Bautista Solís, arrendero
de Ignacio Noble Carrillo en su hacienda de Yala, al norte de la ciudad. En 1818 Solís
falleció e inmediatamente Carrillo inició una causa judicial por deudas impagas contra su
viuda. Solís debía al propietario seis años de arriendos impagos entre 1812 y 1818,
sesenta pesos a razón de 10 pesos por año que había rehusado pagar porque Carrillo era
español. Burgos era también arriero y en esa actividad estaba endeudado con Carrillo y
con Alberto Puch, otro terrateniente y comerciante jujeño y antiguo subdelegado hasta
1810, por habilitación de tropas desde 1809. Como resultado de estas habilitaciones Solís
debía a Puch 34.4 pesos y a Carrillo 41.4 pesos. La viuda de Solís pagó esa deuda con
100 pesos que su marido había depositado con el comerciante español Diego Ramos, y
declaró que su marido había confiado 68 pesos a su colega Bartolomé Antepasa.18
Las actividades de Solís constituyen un buen ejemplo del tipo de redes económicas y
sociales establecidas entre arrenderos, propietarios rurales y comerciantes que excedían el
arrendamiento rural. Para los arrenderos, y campesinos en general, los terratenientes y
comerciantes de la ciudad eran una fuente de mercancías compradas a crédito, mientras
que para los propietarios y comerciantes la provisión de crédito a los habitantes de la
campaña complementaba la apropiación del excedente productivo de los campesinos
obtenida por medio del arriendo.19
17
Archivo de los Tribunales de Jujuy (en adelante ATJ), 79/2580, 1823, “Testamento del
Sr. Coronel Don Bartolomé de la Corte.”
18
ATJ, 77/2483, 1818, “Expediente sobre los vienes del finado Juan Bautista Solís”.
Algunos datos sobre este personaje se encuentran en Sánchez de Bustamante, Teófilo
Biografías históricas de Jujuy, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, 1957, p.
169.
19
Véanse al respecto los sugerentes comentarios de Tulio Halperín Donghi acerca de la
importancia para las élites provinciales de la provision de crédito a la población rural
como mecanismo de apropiación del excedente productivo agrícola , en Halperin Donghi,
Tulio “The Buenos Aires Landed Class and the Shape of Argentine Politics (1820-
1880)”, en Huber, Evelyn and Safford, Frank (eds.) Agrarian Structure & Political
12
Otro ejemplo –aunque bastante excepcional- de la complejidad de las relaciones
sociales establecidas en el mundo rural es el del teniente de gauchos Marcos Toledo,
residente en la hacienda azucarera de San Pedro ubicada al noreste de la ciudad capital,
propiedad de Martín Otero. Toledo era aparentemente un capataz de peones que
usufructuaba una parcela de tierra dentro de la hacienda por la que no pagaba arriendo, tal
vez como retribución por sus servicios. Cuando murió en 1821 poseía un capital de 861
pesos en metálico, ganado, muebles y una pequeña vivienda en San Salvador que había
recibido en herencia de su madre. Su patrón (porque así lo llamaba Toledo) le era deudor
de 272 pesos en salarios acumulados, 58 pesos por maíz que Toledo había distribuido
entre los peones de la hacienda, y 73 pesos en maíz y trigo que Otero había comprado a
Toledo. A su vez éste debía a su patrón 91 pesos en plata que Otero le había adelantado.
En su parcela dentro de la hacienda se encontraban 4 caballos y veinte vacas de
propiedad de Toledo. En abril de 1821 había hecho un arreglo de cinco años con un
hombre llamado Alejandro Gil por el cual éste cuidaba 15 de las cabezas de ganado de
Toledo a cambio de dividir los terneros por partes iguales entre ambos.20
Los casos mencionados son sólo algunos pocos ejemplos de la amplia trama de relaciones
sociales ocultas detrás de la demasiado abarcadora categoría de labrador y de la de
arrendatario. Ellos también son reveladores de la complejidad social del término gaucho
en la campaña de Jujuy. Si ninguno de los gauchos descriptos anteriormente eran
propietarios de tierras, al menos los estratos más altos poseían ganado. Algunos de ellos
participaban en actividades mercantiles o eran empleados claves en las haciendas donde
residían. Los casos también muestran el entramado de la provision de crédito entre las
elites urbanas y los habitantes de la campaña que establecía vinculaciones que excedían
al arriendo. Estos casos, por supuesto, no son una muestra representativa de la variedad
social de la campaña de Jujuy sino sólo aquellos más reveladores entre los que
sobrevivieron en los archivos. Ellos no incluyen a la gran masa de peones y arrenderos
más pobres escasamente representados en los expedientes de la justicia civil.
Culture. Landlord & Peasant in the Making of Latin America, University of Pittsburgh
Press, Pittsburgh, 1995, pp. 39-66 (la cita es de p. 40).
20
ATJ, 78/2514, 1821, “Inventario de Marcos Toledo en San Pedro”.
13
Para resumir, en Jujuy los gauchos eran campesinos de escasos medios materiales, al
menos a los ojos de la élite. Campesinos sin tierras, eran peones o arrenderos en las
haciendas de la élite a quien pagaban el arriendo en metálico y/o especie y en trabajo. La
gran mayoría eran adultos de entre 20 y 35 años con familias. Algunos se involucraban en
actividades comerciales, y poseían algunas cabezas de ganado. Excelentes jinetes
enlistados en la milicia, el término gaucho tenía una indudable connotación militar. Por
esa razón los gauchos se conviertieron en figuras respetadas y temidas por españoles y
patriotas.
La movilización masiva de los años 1815 y 1816 enfrentó a la élite con un dilema de
proporciones: la pérdida de control de la campaña y de sus habitantes.
Reclutamiento y fuero
Y en otra carta a Zegada pocos meses después volvía a retomar ese tema:
En lo demás que depende de peon ... no se puede hacer cosa alguna por que los
que estan alistados de Gauchos (qe. son 250 los de esta Jurisdiccion) se han
llamado a Gauchos y fuero, y no se quieren conchavar y aun qe. se conchavasen
no se podría hacer ningun progreso, por qe. disponen mas de lo que Vm. puede
imaginar.22
De manera muy sintética Sarasivar resumía en sus cartas la opinión que la élite tenía de
los gauchos: arrogantes, altaneros, desafiantes. El desafío gaucho a su autoridad tenía
21
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Sarasívar a Zegada , 11 de junio de 1815.
22
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Sarasívar a Zegada, 23 de octubre de 1815.
14
para la élite un origen claro: la protección jurídica ofrecida por Güemes que culminaría
en la extensión del fuero militar a los gauchos. La élite urbana nucleada en el cabildo de
Jujuy resistió tenazmente este cercenamiento a su autoridad a lo largo de 1815.
En agosto de ese año el cabildo reunió una junta especial de vecinos para observar el
Estatuto Provisional sancionado en mayo en Buenos Aires. Dentro de los artículos
observados se hallaban los referidos a la organización de las milicias. El cabildo
postulaba que las milicias reclutadas para combatir las invasiones realistas debían tener el
estado de cívicas y quedar bajo la comandancia de la institución. Ante la actividad
desplegada por Güemes en el reclutamiento de gauchos en la campaña de Jujuy el cabildo
afrimaba que
Ningun particular ni Militar... podrá de propia autoridad y sin orn. del Supremo
Director del Estado, lebantar tropas, constituirse en Gefe de ellas, ni alhagar á la
incauta plebe con arbitrarias escepciones. Contrabenir á este artículo es incurrir en
el Crimen de perturbador del Orden, y alistarse bajo de tales banderas, es incurrir
en la nota de faccioso contra la libertad de la Patria.23
23
Rojas, Ricardo Archivo Capitular ..., cit., Vol. II, pp. 132-141.
24
Rojas, Ricardo Archivo Capitular ..., cit., Vol. II, p. 154.
15
había desobedecido a las autoridades jujeñas para remitirlo a Salta a ser juzgado por la
justicia militar y no por el cabildo de Jujuy.
Deseperado por la absoluta falta de control del cabildo de la campaña de su jurisdicción,
Gordaliza se quejó al Director Supremo que Güemes
exerse por la fuerza la jurisdiccion.... Asi es q. el Gaucho que hase un atentado no
puede ser juzgado en esta Jurisdicción, sino q. por necesidad debe ir á Salta a
quejarse a él, q. es el unico que los debe juzgar... Este es un modo facil de
subyugar por la fuerza a esta Ciudad atrayendo la Campaña a la obediencia
exclusiva de él [...].25
En 1816 el cabildo de Jujuy redobló sus esfuerzos por conservar su jurisdicción sobre la
población de la campaña, ya masivamente movilizada. A comienzos de marzo el cabildo
recibió una alarmante comunicación del capitán de división de Cívicos (milicias urbanas)
José Eustaquio Iriarte sobre la citación que Güemes había hecho de esas milicias, hasta
ese momento bajo el control nominal del propio cabildo. Como el gobernador se
encontraba en la ciudad dispuesto a finalizar sus disputas con el cabildo jujeño se dirigió
en persona al cuerpo capitular. Güemes afirmó que había decidido incorporar a todos los
habitantes de la jurisdicción de Jujuy como gauchos, aun los alistados como cívicos hasta
ese momento bajo el control del cabildo, `para obviar todo motivo de desabenencia´. El
cabildo protestó esta arbitrariedad del gobernador alegando que una medida de tal índole
haría cesar de hecho su autoridad sobre la población. Después de unos días de tirantes
negociaciones, en los que el cabildo intentó al menos mantener su control de las milicias
cívicas, Güemes lo amenazó con abandonar a su suerte la ciudad, a punto de ser invadida
por los realistas. Unos días después, ante el rechazo del cabildo de una imposición para
costear la inminente guerra, el gobernador confirmó su decisión de alistar a todos los
habitantes como gauchos,
no viendose en ninga. parte del mundo, qe. los de la Campaña fuesen Cibicos,
determino que todos estos se alisten en la Cías. beneméritas de Gauchos, y que
esto sea para siempre.26
25
AGN, X-27-8-11, “Informe del Teniente de Gobernador de Jujuy Mariano de
Gordaliza al Director Supremo Antonio Alvarez Thomas”, 10 de septiembre de 1815, p.
276.
26
Rojas, Ricardo Archivo Capitular ..., cit., Vol. II, pp. 199-200.
16
Un año después, el cabildo reportaba que había recibido quejas de los alcaldes sobre la
“insubordinacion y ninguna obediencia de la gente de esta campaña asia las autoridades”.
Reclamaba al comandante de milicias de Jujuy, Bartolomé de la Corte, “como jefe
principal de la campaña” que pusiera en conocimiento de sus oficiales y subalternos el
reconocimiento que los gauchos debían a los alcaldes de Hermandad en los distritos
rurales.27 Si bien la campaña no respondía a las autoridades y había quedado en control
de los jefes de milicias designados por Güemes, el cabildo seguía manteniendo su
desconocimiento del fuero militar extendido a los gauchos.
En 1818 Güemes cortó de raíz el problema. Mediante un famoso Auto confirmó el goce
del fuero militar de los gauchos enlistados en sus escuadrones. La medida se basaba en el
Reglamento de Milicias virreinal de 1801 cuyas disposiciones acerca de jurisdicción
militar habían sido incluídas con escasas modificaciones en los Estatutos Provisionales de
1815 y 1817.28
De esta manera en 1818 se consolidó de derecho algo que desde 1815 se daba de hecho:
una parte muy importante de la población rural de la campaña de Jujuy movilizada por la
guerra gozaba de una situación jurídica privilegiada. Como eran gauchos, es decir
hombres enlistados en las milicias, estaban englobados en el fuero militar y por lo tanto el
cabildo no podía ejercer jurisdicción sobre ellos. Esta era una situación desesperante para
la élite urbana a quien, no sin resistencia, se le había escapado el control sobre la
campaña y sus habitantes. Imposibilitada de imponer su orden en las áreas rurales, la élite
calificaría en los años siguientes a los gauchos con tonos sombríos: bandidos, ladrones,
criminales.
27
Rojas, Ricardo Archivo Capitular ..., cit., Vol. II, p. 302.
28
“Auto de Güemes sobre la perpetuidad del fuero militar correspondiente a sus
escuadrones de Gauchos” (11 de abril de 1818), en Güemes, Luis (comp.) Güemes
documentado, Plus Ultra, Buenos Aires, 1972, vol 7, pp. 440-442.
17
El desafío a la autoridad de la élite se hizo sentir en términos prácticos en las
frecuentes requisas de ganado que los gauchos realizaban en las haciendas de los grandes
propietarios jujeños. Amparados por la protección que les proveía el goce del fuero
militar, desde 1815 los gauchos comenzaron a introducirse en las fincas rurales de
miembros de la elite a requisar ganado vacuno y caballar para el mantenimiento de la
tropa. Esta práctica no era en absoluto nueva o excepcional en la época para un ejército
en campaña, pero la peculiaridad estaba en el hecho de que ni los gauchos ni sus
comandantes entregaban recibos por los ganados requisados. Es evidente que los gauchos
consideraban esas requisas como una módica contribución de los propietarios al
sostenimiento de la lucha por la independencia pero para los terratenientes estos hechos
constituían un violento pillaje.
En marzo de 1815 el administrador Guzmán proporcionaba a su patrón Zegada la primera
información sobre requisas de ganado de los gauchos en la hacienda de Río Blanco. En
junio reportaba de manera detallada un hecho similar,
Por lo qe. hace a los animales [...] se han robado muchos potros y yeguas este se
ha comido uno de los Buelles y una vaca mas. Sus animales ya dije a Ud. que
Franco. Portal se llevo con los Gauchos 8 cabezas de las qe. estaban junto a las
casas de las que no me han dado recivo ningo. El mulato Santana y otros compañ.
de el han carneado 2 o 3, segun me dicen los negros [...].29
En octubre del mismo año el administrador refería a Zegada que para evitar el “pillaje”
de caballos los trasladó a su casa de la ciudad, único lugar que él consideraba seguro.30 Y
en noviembre ventilaba su impotencia por escrito ante la imposibilidad de castigar a los
peones de la finca devenidos en gauchos por el robo de ganado,
Y por lo que hace al ganado Bacuno con motivo de haberse metido de Gaucho el
mozo q. dexó en la chacrilla del Dr. Barcena reunidos con todos los Peones,
apenas le han dexado una Baca lechera, pues yá no encuentran q. pillar. No puedo
remediar semejante latrocinio tan escandaloso, ni hay como evitar ... y aunq. han
sido pillados estos ladrones, convenidos con justificaciones y demandados por mi,
29
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 17 de marzo y 16 de junio de 1815.
30
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 26 de octubre de 1815.
18
no hay Juez q. resuelba, ni siquiera los excarmiente, pr. ultimo son Gauchos y
se dice todo.31
Según los capataces el comandante de vanguardia había ordenado no pagar los arriendos
ya que estaban en servicio. En una medida excepcional a fin de evitar pérdidas totales por
robos, Guzmán decidió repartir los burros de la hacienda entre los arrenderos a cambio de
picotes y jergas que acopiaba en Humahuaca para remitir a Jujuy para su venta.32
Zegada no era el único hacendado afectado por los saqueos de los gauchos. Algunos de
los propietarios de la jurisdicción de Jujuy hacían notar que las exacciones más violentas
se perpetraban contra las fincas de los enemigos políticos locales del sistema de Güemes.
Este es el caso de Teodoro Sánchez de Bustamante, hombre público jujeño, miembro de
una de las familias más prominentes de la elite urbana y enemigo político de Güemes,
quien experimentó en sus propiedades varios de estos episodios. En 1829 Sánchez de
Bustamante elevó a la tenencia de gobernación de Jujuy una solicitud de reconocimiento
de deuda de guerra de la independencia. La provincia de Salta estaba en proceso de
consolidación de la deuda pública y había abierto un registro a tal fin.
En su presentación Bustamante relataba que en 1813 su fallecida esposa, María Felipa del
Portal (miembro de una de las familias más ricas de Jujuy) había dejado en la hacienda El
Brete, propiedad de sus hermanos, el ganado que en 1809 le había sido asignado por
31
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 24 de noviembre de 1815.
32
AHPJ (DV), Papeles Zegada, Guzmán a Zegada, 2 de diciembre de 1818. Para 1818 el
gobernador Güemes había otorgado la excención de arriendos a los gauchos de toda la
provincia de Salta, Jujuy incluido. Ver Frías, Bernardo Historia del General Martín
Güemes..., cit., 1972, tomo 6, capítulo 4. El documento fundamental sobre este asunto es
el ya citado AHBS, “Arrendamiento de los Gauchos”, 1822.
19
herencia de sus padres: 260 vacas, una yunta de bueyes, 40 yeguas y 6 caballos.
Cuando Sánchez de Bustamante salió de Jujuy en 1816 como diputado al Congreso de
Tucumán el ganado aun estaba en la finca. Pero después de la retirada del Ejército
Auxiliar ese año los gauchos comenzaron a saquear el ganado de El Brete hasta su
conclusión definitiva. Cuando Sánchez de Bustamante retornó a Jujuy en 1825 nada
quedaba del ganado de su esposa.
Bustamante responsabilizaba de los saqueos a los gauchos y al ex-Gobernador Güemes
quien les había dado licencia para entrar a las propiedades de los terratenientes y sacar el
ganado para su mantenimiento. Estas exacciones se hacían sin otorgamiento de recibo ya
que, como decía un testigo “ni los dueños se atrevían a pedirlos ni había orden para
darlos”.33
En 1816 ocurrió un episodio inédito que muestra a las claras la erosión de las relaciones
jerárquicas entre campesinos y hacendados y el desafío de los pobladores rurales a la
autoridad de los propietarios rurales. Algunos arrenderos de la hacienda Río Blanco,
propiedad de Sánchez de Bustamante, estaban requisando cabezas de ganado vacuno y
caballos sin permiso del propietario. Airado por lo que consideraba la arrogancia de los
gauchos, Bustamante los enfrentó y amenazó con expulsarlos de su hacienda sin
compensación por sus sementeras, tal como era la costumbre en esos casos. En un acto de
abierto desafío al propietario, los gauchos denunciaron a Bustamante ante la comandancia
general de milicias (Güemes) por haberlos tratado despreciativamente y calumniado al
acusarlos de ladrones. Los gauchos Norberto y Raimundo Aramayo relataron en el
sumario que Bustamante les recriminó que
Ahora se regalan por qe. Son Gauchos, están comiendo carne de la que roban, y
montando animales de los qe. quitan. La Patria no manda que roben.
33
“Expedientes de consolidación de la deuda pública iniciado por Teodoro Sánchez de
Bustamante.” AGN, VII, [ASB], Legajo III. Otro reclamo similar fue el de Manuel del
Portal, cuñado de Bustamante, por exacciones de ganado en sus fincas de El Brete y
Palpala. Portal reclamaba a las autoridades provinciales resarcimiento por la desaparición
de 2.400 cabezas de ganado vacuno manso y 2.300 de ganado cimarrón propiedad suya y
de sus hermanos, AGN, VII (ASB), Legajo II, sin fecha.
20
Ante las protestas de los gauchos de que actuaban autorizados por sus comandantes,
Bustamante respondió que
Ahora sí están contentos Vmds. Ya tienen carne qe. comer q. van a voltear reses
al campo y se mantienen con lo que roban. Belay me han dho. que pasa Francisco
Santa Ana, y Serafin Cabesas, cada uno de ellos con media res en las ancas, y qe
los Gauchos estan montando Potros y yeguas ajenos de los qe. roban en el campo,
pero que tuviesen entendido qe. llegaria el tpo. Y adonde havian de ir los Señores
Gauchos y comandantes qe. no les havia de ervir la olla...
34
“Sumaria informacion jirada sobre la denuncia contra el Dr. Teodoro Sánchez de
Bustamante por el Sargento de la 1 Compa. del Rejimiento de caballeria de gauchos
Franco. Santa Ana y según el decreto librado a la Sargentía Mayor del Cuerpo por el Sor.
Comandante General Coronel Dn Martín Güemes”, AGN, VII, ASB, I, 28, Jujuy, febrero
de 1816.
21
*********
Carrillo reconocía en los gauchos el coraje y el arrojo que los contemporáneos de las
guerras de independencia habían aprendido a admirar y temer. Pero también percibía en
esa altanería y libertad sin límites, fruto (para él negativo) del impacto de la guerra y la
prédica de Guemes: “la relajación de los respetos mutuos, i fomento del antagonismo de
clases [...]”.36
La profunda movilización campesina al amparo del fuero militar erosionó las relaciones
jerárquicas coloniales hasta casi su desaparición. Arrenderos y peones comiéndose el
ganado de sus patrones, respondiéndoles como a iguales y denunciándolos ante las
autoridades eran actos impensables antes de 1810. Estas acciones parecen constituir el
esbozo de nuevas relaciones sociales que incluían entre sus componentes básicos un
concepto de igualdad de cara al esfuerzo de la guerra. Esta igualdad todavía vagamente
definida repudiaba las relaciones de deferencia y control coloniales tanto en sus aspectos
sociales como jurídicos, incluídas las diferencias étnicas. En esto residía el desafío al
poder de la elite urbana proveniente de la movilización de los gauchos inaugurada por la
guerra y canalizada por Guemes. Los años siguientes verían el desesperado intento de
35
Carrillo, Joaquín Jujui, Provincia Federal..., cit., p. 239.
36
Carrillo, Joaquín Jujui, Provincia Federal..., cit., p. 255.
22
esas mismas elites por volver a domar a esos inmanejables gauchos.
23
----------------------------------------------------
DISTRITO POBLACION
----------------------------------------------------
PUEBLO 1, 667
MOLINOS 499
PONGO 599
PERICO 657
CARMEN 532
TUMBAYA 1, 485
TILCARA 631
HUMAHUACA 1, 305
---------------------------------------------------
TOTAL 8, 864
---------------------------------------------------
FUENTE: AHPJ, 1826, “Estado general del censo de habitantes de Jujuy y su campaña”.
24
----------------------------------------------------------------
DISTRITO EFECTIVOS %
----------------------------------------------------------------
LA TOMA 186 23
PERICO 140 17
MOLINOS 128 16
LEON 68 8
OCLOYAS 158 19
----------------------------------------------------------------
TOTAL 811 100
----------------------------------------------------------------
Nota. Porcentajes ( ); total de casos 728 (83 casos sin datos sobre edad).
LUGAR DE NACIMIENTO
HACIENDA TOTAL
TUMBAYA VOLCAN CHAÑI PUR/HUM PUNA PERU OTROS *
CARRILLO 1 --- 3 --- --- 1 3 8
BARCENA 11 3 --- 6 5 3 3 31
QUINTANA 2 --- --- 2 3 --- --- 7
PORTAL 6 --- 3 --- 2 2 2 13
ALVARADO 2 --- 1 --- --- 1 1 6
OTROS ** 1 --- --- --- 1 1 1 3
TOTAL 23 3 7 8 11 8 8 68