Isaias 59 El 20 Ayuno Intercesion

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ISAIAS 59:21:

Y éste será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis
palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de
la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.
TEMA: LIBERAR NUESTRAS GENERACIONES
PROPOSITO: Poner en Dios nuestra confianza, para obtener una verdadera victoria.
La palabra pacto aparece más de 300 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento, la
palabra hebrea berit tiene la connotación de un acuerdo contractual entre Dios y una
persona, o entre dos seres humanos, el cual implica una acción vinculante entre las
partes. De ahí que vemos la palabra pacto aplicada a los tratos entre los hombres,
como el caso de Abraham y Abimelec (Gn. 21:27), y también a los tratos de Dios con el
hombre en distintos momentos de la historia de la redención, donde se menciona
explícitamente esta palabra; por ejemplo: el pacto con Noé (Gn. 6:18; 9:9-17), el pacto
con Abraham (Gn. 15:1,21; 17:14), el pacto con Moisés (Éx. 34:28; Dt. 4:13; 9:9,11), y
el pacto con David (2 S. 7; Sal.78:60,72).

1 Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de
Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

2
Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crie hijos, y los
engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce a su dueño, y el
asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene
conocimiento.

4
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos
depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron
atrás.
7
Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante
de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. 8 Y
queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como
ciudad asolada.

He aquí, la mano de Jehová no se ha acortado para salvar; ni es pesado su oído, para


no oír ( Isaías 59:1 ):
Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros
pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro, para que no oiga( Isaías 59:2
Porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad;
tus labios han hablado mentira, tu lengua ha murmurado perversidades ( Isaías 59:3 ).
La venida del Redentor a Israel
Pero el Redentor llegará a Sion algún día, y en ese momento, habrá una gran confesión
de pecado. Zacarías nos escribió al respecto en el capítulo 12, versículo 10, diciendo:
"Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de
gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por
el hijo unigénito".
Volviendo ahora a Isaías
"Y este será mi pacto con ellos, dice el Señor: Mi espíritu que está sobre ti y mis
palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos
ni de la boca de los hijos de tus hijos. El Señor lo ha dicho, desde ahora y para
siempre."
Dios ha hecho un pacto afirmando que el Redentor vendrá a Sión. Nunca habrá un
tiempo en el que esta promesa sea completamente olvidada, porque ése es el
propósito de Dios. Será cumplida cuando Él lo considere oportuno. Estimado oyente, le
rogamos que no olvide estas palabras de Isaías 59:1, "He aquí que no se ha acortado la
mano del Señor para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír".

¿Qué significa Isaías 59:21?, la importancia y las reflexiones que podemos aprender
de este versículo:
El Pacto Divino de Isaías 59:21
Los pactos son acuerdos hechos entre dos o más partes con el objetivo de establecer
los términos de una relación. En la Biblia, encontramos que Dios ha realizado varios
pactos con la humanidad. El pacto de Isaías 59:21 es uno de los más significativos.
Según este versículo, Jehová establece un pacto con su pueblo, en el cual les promete
que su espíritu estará siempre sobre ellos y que sus palabras nunca faltarán de sus
bocas.

Un Pacto Eterno
Lo primero que podemos destacar de este versículo es que el pacto que Jehová
establece con su pueblo es un pacto eterno. Dios, al poner su espíritu en el corazón de
su pueblo, no lo hace temporalmente, sino que lo hace de manera permanente. De
esta manera, podemos entender que Dios está comprometido con su pueblo de una
forma inquebrantable. Este compromiso nos muestra la fidelidad de Dios hacia su
pueblo, una fidelidad que va más allá de nuestras acciones y circunstancias, una
fidelidad que está basada en su amor por nosotros.
Otra característica importante de este pacto es la presencia constante de las palabras
de Dios en nuestra boca. Esto significa que, como creyentes, tenemos la
responsabilidad de hablar las palabras de Dios a los demás, de compartir su amor y su
verdad con aquellos que nos rodean. Debemos ser conscientes de que nuestras
palabras tienen poder y, si estamos llenos del Espíritu Santo, podemos transformar la
vida de aquellos que nos escuchan.

El Espíritu de Dios y su Pueblo


Teniendo en cuenta lo anterior, podemos afirmar que el Espíritu Santo es fundamental
para el cumplimiento del pacto que Jehová establece con su pueblo en Isaías 59:21. De
hecho, el Espíritu Santo es quien nos capacita para cumplir nuestros compromisos con
Dios y para predicar su palabra. Su presencia en nosotros nos llena de sabiduría, de
amor, de paciencia y de poder para vivir de manera coherente con los valores del
Reino de los cielos.

LA SALVACIÓN DE NUESTRAS GENERACIONES


Qué es lo que más deseas para tu hijo o hija en esta vida?
Tal vez en tu lista de prioridades están:
un buen matrimonio,
una buena educación,
una vida sin vicios
un buen empleo o
una buena familia.
Estoy seguro que todo padre y madre normal quieren lo mejor para sus hijos. Sin
embargo, esta pregunta tiene que ver con las cosas de primera importancia. No existe
nada en este mundo más importante para tus hijos e hijas que la salvación:
arrepentirse de sus pecados y conocer al Dios vivo y verdadero por medio de
Jesucristo. Lamentablemente, muchos padres tienen otras prioridades con sus vidas y
las de sus hijos.

“Existen muchas metas dignas de alcanzar en este mundo, pero


pocas llegan a ser tan importantes como entrenar a nuestros hijos a
seguir al Señor Jesucristo y guardar sus mandamientos”.[1] Nuestro
hogar, es el primer campo misionero en el cual nos levantamos
cada día y el cual Dios nos ha encomendado directamente.
Ray Confort escribe: “No dejes que el amor ciego te impida ver lo feos que
somos todos, incluidos tus hijos. Han nacido con la semilla de Adán en su
interior, y si se deja que continúen su camino sin anunciarles el evangelio,
esa semilla crecerá hasta convertirse en un gran árbol del mal”
Muestra a tus hijos e hijas la ley de Dios. Como un buen punto de
partida, toma los 10 Mandamientos uno por uno y medita en ellos
buscando maneras de explicarlos a tus hijos con palabras
adecuadas para su edad. Si ellos no entienden que son pecadores
y que han quebrantado la ley de Dios no verán su necesidad de
Cristo y no creerán en él. Si ellos no creen en él no tendrán vida
eterna, sino que la ira de Dios estará sobre ellos (Jn. 3:36).

La mayoría de los padres tienen ciertos temas que les


emocionan, de los cuales se expresan a menudo… tú
conoces cuáles son esos temas para ti. ¿Están tus hijos
recibiendo una gran dosis de tu perspectiva política o de
tu afición por el deporte o de asuntos morales como el
aborto o asuntos bíblicos como el creacionismo –
pero no están escuchando de ti un énfasis claro y firme
del evangelio?[4]

Si es así, estás fallando en lo que es esencial. El tema de


conversación más frecuente con tus hijos e hijas ha de
ser Cristo y la salvación en él. Los padres creyentes
somos embajadores de Dios en nuestro hogar y estamos
llamados a rogar a nuestros hijos que se reconcilien con
Dios por medio de Jesús (2 Co. 5:20).

Exhortemos a nuestros hijos con todo nuestro corazón y


nuestra alma que vengan a Cristo, que vengan a Jesús
hoy mismo, que le busquen temprano en la vida. No
puedo enfatizar suficientemente lo crucial que es que los
padres llamen urgentemente a sus hijos a que pueden –y
deben– tener fe en Cristo, hoy mismo.[5]
Habla a tus hijos de la vida perfecta de Jesús y nuestra vida
imperfecta, la obediencia perfecta de Jesús y nuestra
desobediencia, el poder de Jesús para sanar enfermos, resucitar
muertos, calmar la tempestad, alimentar a miles de personas y
también háblales del poder de Jesús para perdonar los pecados.
Lee uno de los evangelios con tus hijos. En resumen, no te canses
de hablar de Jesús.

Una vez que ellos profesen a Cristo como Salvador, nunca


desprecies su profesión de fe, no la tomes a la ligera ni la mires con
sospecha – exactamente como lo harías con un adulto.

3. Ora por tus hijos e hijas y descansa en la gracia y


soberanía de Dios
Dios es quien salva a los pecadores. Nosotros solamente
somos sus embajadores que rogamos a nuestros hijos e
hijas en nombre de Dios que se reconcilien con él.

Si tienes hijos o hijas rebeldes que están lejos de Dios,


recuerda que el Padre perfecto, Dios mismo, crió hijos
que se rebelaron contra él (Is. 1:2). Así que en esta labor
de guiar a nuestros hijos a Cristo Jesús y a la salvación
dependemos totalmente de la gracia de Dios.

Oremos por nuestros hijos e hijas sin cansarnos jamás.


De manera específica oremos por su salvación, que Dios
obre en ellos y ellas para que se arrepientan de su
pecado y crean en Jesús como su único Salvador y
Señor.

Los cristianos tenemos la obligación sagrada de enseñar la verdad de la


Palabra a las próximas generaciones, para que entiendan que pueden
llegar a ser hijos de Dios, sepan que Él tiene un plan específico para cada
uno y estén preparados para enfrentar la vida.
Este modelo de instrucción debe continuar sin interrupción de generación en
generación. Los padres, de manera específica, tienen la responsabilidad de guiar
a sus hijos a Jesucristo.

Los cristianos tenemos la obligación sagrada de enseñar la verdad de la


Palabra a las próximas generaciones, para que entiendan que pueden
llegar a ser hijos de Dios, sepan que Él tiene un plan específico para cada
uno y estén preparados para enfrentar la vida.

Este modelo de instrucción debe continuar sin interrupción de generación en


generación. Los padres, de manera específica, tienen la responsabilidad de guiar
a sus hijos a Jesucristo.

 Debemos hablar con nuestros hijos acerca de temas espirituales. Como nuestra
sociedad no se interesa por los asuntos de Dios, lo mejor que podemos hacer por
nuestros hijos es hablarles de las enseñanzas de la Biblia. Tenemos que preguntarles
acerca de lo que aprenden en la escuela y de lo que piensan sobre las verdades
espirituales. Es nuestra responsabilidad enseñarles que Dios es el Creador, y que solo
por medio de su Hijo Jesucristo podemos ser salvos (Jn 14.6).
 Vivimos en tiempos de gran peligro espiritual, y debemos mantenernos firmes en
la verdad para proteger a nuestros hijos. En la década de los sesenta la inmoralidad
y la búsqueda de éxito y dinero fue promovida en gran manera, y al llegar a la próxima
década muchos padres habían perdido a sus hijos, pues se rebelaron contra Dios.
Desde esa época, el respeto y el amor al orden, a la ley y a las demás personas se han
degenerado. Si los hijos de Dios no se mantienen firmes, la sociedad continuará
corrompiéndose. No debemos ignorar la importancia que tiene nuestro testimonio. Y,
es importante destacar, que proveer para nuestros hijos no solo consiste en los
aspectos materiales. Lo más importante que podemos ofrecerles es capacitarlos para
que puedan vivir de acuerdo a la voluntad de Dios (Pr 22.6).
 Esta responsabilidad no es demasiado grande, pues contamos con el poder del
Espíritu Santo. Es Él quien guía nuestros pasos, nos ayuda a comprender la Palabra de
Dios y nos muestra cómo podemos alcanzar a la próxima generación. Mientras más
leemos la Biblia, más nos familiarizamos con sus enseñanzas, nuestra fe en Cristo se
fortalece y nuestra vida es transformada. Hay muchas personas que necesitan escuchar
lo que el Dios todopoderoso puede hacer en sus vidas, y nosotros contamos con
nuestro testimonio para contarlo.

Agenda como es las conversaciones al final

Conclusión
Esta es una labor que vale la pena porque hablamos de la
eternidad de nuestros hijos e hijas. No permitas que el tiempo
pase (o que más tiempo pase) sin que tus hijos escuchen de tus
labios las mejores noticias: hay salvación en Jesús.

"Vendrá el Redentor a Sión y a los que se vuelven de la iniquidad en Jacob, dice el


Señor."
Muchas personas se preguntan: "¿Se salvará toda esa nación?" No, amigo oyente, no
todo Israel. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos 9:6, "no todos los que descienden
de Israel son israelitas". Sólo se salvará un remanente (formado por aquellos que se
vuelvan a Dios) de la misma manera en que, al parecer, sólo un remanente del
cristianismo profesante, realmente se salvará.

El mundo le dice a nuestros hijos que amen muchas cosas. Comida rápida.
Popularidad. Famosos. Sus teléfonos. Lo que el mundo nunca le enseñará a tu
hijo es a amar la Palabra de Dios.

Eso depende de ti.

Hoy no hay mucho en nuestra cultura que respalde tus esfuerzos, por lo que
tendrás que ser intencional al respecto. E incluso si tu hijo asiste a una escuela
cristiana o está activo contigo en la iglesia, no supongas que estas instituciones
están infundiendo con éxito a tus hijos con respeto y amor por la Palabra de
Dios.

Una vez más, la mejor persona para esa misión es … tú.

A continuación encontrarás algunas ideas para ayudarte a alentar a tu hijo a


comprometerse con la Palabra de Dios.

1. ENAMÓRATE TU MISMO DE LA PALABRA DE DIOS


Una de las formas más importantes en que puedes mostrarles a tus hijos la
relevancia de la Biblia en la actualidad es que puedan ver la importancia de la
Palabra de Dios en tu vida. Lee tu Biblia. Que escuchen la voz de Dios en tus
palabras. Aplica lo que te está diciendo en tu propia vida. Tú serás impactado.
Tus hijos también se verán impactados.

2. PROPORCIONA A TUS HIJOS SU BIBLIA PROPIA, EN UNA VERSIÓN


AMIGABLE PARA NIÑOS.
Hay muchas para elegir. Tesoros de la Biblia , por ejemplo, presenta mapas, y
muchísimas preguntas divertidas para que los niños busquen en la Palabra de
Dios por sí mismos.

3. TRANSCRIBE LA BIBLIA.
¿Sabías que esto es algo importante? Deja que tus hijos elijan un diario,
algunas plumas coloridas y un libro de la Biblia para comenzar. Ah, y no te
olvides de elegir un diario para ti al mismo tiempo. Haz de esto un evento
familiar, y planifica de una manera que sepas que será agradable para tu hijo.
Puedes escribir en casa, en un parque, en una cafetería. Mantén cada evento
lo suficientemente corto para que los niños quieran repetir la experiencia. Las
personas que escriben a mano la Biblia dicen que les ayuda a comprender
mejor el pasaje, a sentirse más cerca de Dios y a memorizar las Escrituras con
mayor facilidad.

4. HAZLO RELEVANTE.
Enséñales a tus hijos a hacerse la pregunta: “¿Qué dice la Biblia sobre …?”
Como familia, practiquen recurrir a las Escrituras para obtener orientación
sobre temas relevantes, incluyendo: bullying, popularidad, rechazo, racismo,
chismes, lealtad, amabilidad, amor verdadero, películas populares, depresión,
sexo, evolución, suicidio, temas en las noticias y más.

5. APLICA LO QUE HAS LEÍDO EN LA BIBLIA.


Ponte en acción o toma una decisión basada en algo que hayas leído
recientemente en la Palabra de Dios, ya sea en tus estudios personales, o en
algo que hayas leído como familia. Asegúrate de que tus hijos entiendan las
razones detrás de tu acción o decisión. Es la mejor manera de ayudar a tus
hijos a comprender que leer la Palabra de Dios no es un ejercicio intelectual,
sino cómo a través de ella aprendemos a reconocer la voz de Dios y vivir de
acuerdo con Sus principios, es permitirles ver cómo las Escrituras influyen en
tus propios comportamiento y elecciones.

6. JUEGA A LAS ADIVINANZAS CON PROVERBIOS.


Aquí hay algunos ejemplos de versículos del libro de Proverbios que se
traducirían bien en un divertido juego de adivinanzas:

“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.”
(Proverbios 4:23)

“El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre.”


(Proverbios 27:17)

“Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es


digna de alabanza.” (Proverbios 31:30)
“¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere
sabiduría!” (Proverbios 6:6)

7. TEN LA BIBLIA EN TU CALENDARIO FAMILIAR.


Establece tiempos recurrentes en los horarios de tus hijos para interactuar con
la Palabra de Dios. ¿Cómo podría ser esto? Un devocional diario, una historia
bíblica semanal y palomitas de maíz, o una “cita” trimestral con mamá o papá
para hacer un chequeo espiritual y hablar sobre cualquier cosa que tus hijos
quieran mencionar.

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