Tribunal Administrativo Tributario
Tribunal Administrativo Tributario
Tribunal Administrativo Tributario
Principio de No Confiscatoriedad
Se fundamenta en el reconocimiento del derecho de propiedad por el Estado, que impide la
aplicación radical y progresiva de un impuesto, en detrimento de la capacidad económica
del contribuyente. Permite la reparación de los actos abusivos cometidos por los
funcionarios públicos en perjuicio de la renta o patrimonio del sujeto pasivo, que implique
una posible confiscación de bienes, tal y como se puede observar en el artículo 30 de la
Constitución Nacional, así:
Artículo 30. No hay pena de muerte, de expatriación, ni de confiscación de bienes
En tanto, podemos reconocer una violación al Principio de No Confiscatoriedad, cuando la
tarifa llega a ser impagable e insostenible, sometiendo a los bienes a posibles
confiscaciones.
Principio de Igualdad
La constitución panameña reconoce este principio en los artículos 19 y 20 del capítulo
primero, que trata sobre Garantías Fundamentales, en los siguientes términos:
Artículo 19. No habrá fueros o privilegios personales ni discriminación por razón de raza,
nacimiento, discapacidad, clase social, sexo, religión o ideas políticas.
Artículo 20. Los panameños y los extranjeros son iguales ante la Ley.
Estas disposiciones con rango constitucional garantizan el mismo tratamiento tributario a
todos los sujetos pasivos de la obligación tributaria.
Para concluir, los principios constitucionales estudiados no son exclusivos de la rama del
derecho tributario, pero le son aplicables. Los mismos garantizan los derechos
fundamentales de toda persona que realice sus actividades económicas dentro de la
República de Panamá y están disponibles para ser utilizados como mecanismo de control de
legalidad cuando sea necesario, contra normas o actos administrativos expedidos por las
autoridades tributarias, nacionales o municipales que no cumplan con tales preceptos.
A pesar de que el ordenamiento jurídico tributario de la República de Panamá, en sus
orígenes no había establecido de manera expresa cual es el tipo de clasificación de Tributos
adoptado, con el transcurrir del tiempo y de acuerdo a la doctrina generalmente aceptada, la
jurisprudencia expedida por la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, así como las
últimas reformas tributarias, los tributos en Panamá hoy día se entienden y se han aceptado
clasificados en los siguientes conceptos: Impuestos, Tasas y Contribuciones Especiales.
Si bien es cierto, resulta difícil establecer las diferencias entre los tipos de tributos, en
atención a esta clasificación generalmente aceptada, la diferencia la podemos encontrar por
una lado, en cuanto a la razón del pago de los mismos, ya sea que se realice por una
actividad estatal sectorizada o no en cada contribuyente, y por otro lado, como
consecuencia de la realización de un supuesto de hecho al que la ley vincula la obligación
de contribuir, con el fin de obtener los ingresos necesarios para el sostenimiento de los
gastos públicos.
Se considera que la importancia de la clasificación de los tipos de tributos, además de
permitirnos identificar y separar los ingresos financieros del Estado, entre ingresos
tributarios y no tributarios, radica en el apego al principio de legalidad consagrado en la
Constitución Política de Panamá, al momento de verificar su expedición.
Esto, toda vez que, es reconocida la máxima de que los tributos sólo pueden crearse y
exigirse a través de Ley, y no por medio de otro instrumento normativo de menor jerarquía,
ya sean decretos o resoluciones reglamentarias, en virtud del mandato constitucional
consagrado en el Artículo 52, de la Constitución Política de Panamá que dice:
“Nadie está obligado a pagar contribución ni impuesto que no estuvieren legalmente
establecidos y cuya cobranza no se hiciere en la forma prescrita por las leyes”, y cuya
redacción en su momento ha sido motivo de análisis por la Corte Suprema de Justicia,
concluyendo que a pesar de que no se establece el concepto tasa, Panamá adopta la
clasificación de tributos generalmente aceptada”.
En virtud, a lo antes señalado debemos indicar que para establecer las diferencias entre los
distintos tipos de tributos, se reconoce generalmente el concepto de Tributo dado por el
Modelo de Código Tributario para América Latina del CIAT (Centro Interamericano de
Administraciones Tributarias) como aquella prestación en dinero, que el Estado en el
ejercicio de su poder de imperio, exige con el objeto de obtener recursos para el
cumplimiento de sus fines.
Siguiendo el concepto dado de tributos, y en función a la actividad estatal del Estado, la
diferencia entre los tipos de tributos se da cuando se entiende que el gravamen o tributo que
no guarda relación directa con una actividad estatal individualizada en el contribuyente, se
está frente a un impuesto.
Por otro lado, cuando el tributo guarda relación directa con una actividad estatal
individualizada en el contribuyente, se está en presencia de una tasa. Y en las
contribuciones especiales existe siempre una parte de la actividad estatal individualizada en
el contribuyente (obra pública o un servicio de seguridad social), pero no es fácil precisar el
beneficio que recibe el contribuyente.
En este último tipo de tributo, destaca el autor el caso en que, a pesar, de que un empleado
paga su aporte al sistema de seguridad social para acceder a la jubilación y a la asistencia
médica, no es posible determinar en qué grado el servicio estatal beneficia directamente al
contribuyente, por cuanto podría ocurrir, por ejemplo, que nunca haga uso de los servicios
del seguro social.
Como consecuencia de la realización de un supuesto de hecho al que la ley vincula la
obligación de contribuir, se definen a los Impuestos como los tributos exigidos sin
contraprestación cuyo hecho generador está constituido por actos o hechos que ponen de
manifiesto la capacidad contributiva del contribuyente; a las Tasas como los tributos cuyo
hecho generador consiste en el aprovechamiento especial del dominio público o la
prestación de servicios, que beneficien de modo particular y directo al contribuyente; y las
Contribuciones Especiales como los tributos cuyo hecho generador consiste en la obtención
por el contribuyente de un beneficio o aumento de valor de sus bienes como consecuencia
de la realización de obras públicas o el establecimiento o ampliación de servicios públicos.
El Decreto de Gabinete 109 de 1970, establecía en su artículo 2 que la Dirección General
de Ingresos tendría como funciones, salvo que la Ley las haya asignado a otra entidad o
dependencia, el reconocimiento, recaudación y fiscalización de las rentas, servicios,
derechos, impuestos, tasas y contribuciones fiscales de carácter interno y aduanero
comprendidas en la Dirección activa del Tesoro Nacional, observándose que no se atendía a
la exclusiva clasificación generalmente aceptada por la doctrina y el derecho comparado, de
los tributos.
S in embargo, en nuestros antecedentes normativos encontramos que el artículo 21 de la
Ley 61 de 2002, modificó el artículo 1 del Decreto de Gabinete 109 de 7 de mayo de 1970
quedando así:
“Artículo 1. …
Esta Dirección tendrá a su cargo, en la vía administrativa, el reconocimiento, la
recaudación, la cobranza, la investigación y fiscalización de tributos, la aplicación de
sanciones, la resolución de recursos y la expedición de los actos administrativos necesarios
en caso de infracción a las leyes fiscales, así como cualquier otra actividad relacionada con
el control del cumplimiento de las obligaciones establecidas por las normas con respecto a
los impuestos, tasas, contribuciones y rentas de carácter interno comprendidas dentro de la
dirección activa del Tesoro Nacional, no asignadas por la ley a otras instituciones del
Estado....”
Por lo tanto, a manera de conclusión podemos observar que la legislación tributaria de
Panamá reconoce la clasificación de tributos: Impuestos, Tasas, y Contribuciones
Especiales.