Tribunal Administrativo Tributario

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Tribunal Administrativo Tributario

El ente que antecedió al TAT era la Comisión de Apelaciones de la Dirección General de


Ingresos del Ministerio de Economía y Finanzas, que se encargaban de resolver, en segunda
instancia, las decisiones de las Administraciones Provinciales de Ingresos que eran
apeladas, conforme a las normas que regulan el procedimiento fiscal. (Artículo 9 del
Decreto de Gabinete 109 de 1970). La creación en nuestro país del Tribunal Administrativo
Tributario (TAT) se concretó con la Ley N° 8 de 15 de marzo de 2010, publicada en Gaceta
Oficial N°26489-A, que reforma el Código Fiscal, adopta Medidas Fiscales y crea el
Tribunal Administrativo Tributario (TAT), como un ente autónomo e independiente,
especializado e imparcial, con jurisdicción en toda la República. Esta Ley establece que el
Tribunal estará integrado por tres Magistrados, entre los cuales habrá dos abogados y un
Contador Público Autorizado, con sus respectivos suplentes. Es decir, que en el Tribunal
Administrativo se requiere que entre sus miembros se cuente con un Magistrado Contador
Público Autorizado dada la especialidad de los asuntos que le competen.
Los principios constitucionales de la tributación en nuestro ordenamiento son conocidas en
la doctrina como “limitaciones constitucionales al poder tributario”, ya que su función es
limitar u orientar las actuaciones o decisiones de los servidores públicos en el ejercicio de
su potestad tributaria en la creación de determinados impuestos.
En nuestra carta magna existen varios de estos principios, entre ellos: el Principio de
Legalidad o Reserva Legal, el Principio de No Confiscatoriedad, el Principio de Capacidad
Contributiva y el Principio de Igualdad.

El Principio de Legalidad Tributaria o Reserva Legal


Sin el ánimo de entrar en una discusión de conceptos doctrinarios entre quienes consideran
que el Principio de Legalidad y el Principio de Reserva Legal significan lo mismo y
aquellos que le dan significados diferentes, para efecto de nuestro artículo lo estudiaremos
como sinónimos. Se caracteriza por ser la institución más importante, de nuestra carta
fundamental, creada con el propósito de salvaguardar los derechos de los contribuyentes,
que pueden lesionarse por el interés desmedido de una administración estatal transitoria, en
la obtención de los recursos económicos necesarios para el cumplimiento de sus políticas
públicas.
Se inspira en el principio de Derecho Penal “nullum crimen, nulla poena sine lege”. Es
decir, que el nacimiento y aplicación de un tributo, no surge de la discrecionalidad de la
autoridad tributaria, sino que obedece a reglas previamente establecidas en la Ley y por ello
se afirma que “no existe un impuesto sin una ley previa que lo establezca”.
El artículo 52 de la Constitución Política de la República de Panamá, se refiere a este
principio en los siguientes términos:
Artículo 52. Nadie está obligado a pagar contribución ni impuesto, que no tuvieren
legalmente establecidos y cuya cobranza no se hiciere en la forma prescrita por las leyes.
Este principio tributario, funciona como mecanismo de control, para que tanto las
autoridades del Estado, como los contribuyentes cobren o paguen respectivamente los
impuestos que hayan sido establecidos, mediante una ley formal. La Reserva de Ley,
consiste en que: “los aspectos esenciales de los tributos que el Estado impone a las personas
deben ser aprobados por norma con rango de Ley: Ley o Decreto Legislativo, siempre que
ocurra la delegación de facultades legislativas del Congreso al Ejecutivo”. Significa que la
creación y modificación de leyes está reservada a la Asamblea Nacional de Diputados y al
Órgano Ejecutivo, le corresponde su ejecución y cumplimiento.

Principio de No Confiscatoriedad
Se fundamenta en el reconocimiento del derecho de propiedad por el Estado, que impide la
aplicación radical y progresiva de un impuesto, en detrimento de la capacidad económica
del contribuyente. Permite la reparación de los actos abusivos cometidos por los
funcionarios públicos en perjuicio de la renta o patrimonio del sujeto pasivo, que implique
una posible confiscación de bienes, tal y como se puede observar en el artículo 30 de la
Constitución Nacional, así:
Artículo 30. No hay pena de muerte, de expatriación, ni de confiscación de bienes
En tanto, podemos reconocer una violación al Principio de No Confiscatoriedad, cuando la
tarifa llega a ser impagable e insostenible, sometiendo a los bienes a posibles
confiscaciones.

Principio de Capacidad Contributiva


La doctrina y la legislación comparada han establecido que la capacidad contributiva,
puede medirse a través de factores cuantitativos directos e indirectos. Los primeros, se
determina mediante la declaración de renta o el capital donde se aprecia claramente la
riqueza obtenida y los segundos, se determinan mediante el consumo de los contribuyentes
en el comercio (Derecho comparado).
El mismo supone que debe repartirse la carga tributaria, atendiendo a la riqueza individual
de cada sujeto. Lo anterior se reafirma en el artículo 264 de la Constitución Política de la
República de Panamá, que establece: “La Ley procurará, hasta donde sea posible, dentro de
la necesidad de arbitrar fondos públicos y de proteger la producción nacional, que todo
impuesto grave al contribuyente en proporción directa a su capacidad económica”.
En estos preceptos constitucionales de Panamá, el Principio de Capacidad Contributiva,
está muy ligado al Principio de No Confiscatoriedad, ya que la violación del primero puede
también afectar al segundo.

Principio de Igualdad
La constitución panameña reconoce este principio en los artículos 19 y 20 del capítulo
primero, que trata sobre Garantías Fundamentales, en los siguientes términos:
Artículo 19. No habrá fueros o privilegios personales ni discriminación por razón de raza,
nacimiento, discapacidad, clase social, sexo, religión o ideas políticas.
Artículo 20. Los panameños y los extranjeros son iguales ante la Ley.
Estas disposiciones con rango constitucional garantizan el mismo tratamiento tributario a
todos los sujetos pasivos de la obligación tributaria.
Para concluir, los principios constitucionales estudiados no son exclusivos de la rama del
derecho tributario, pero le son aplicables. Los mismos garantizan los derechos
fundamentales de toda persona que realice sus actividades económicas dentro de la
República de Panamá y están disponibles para ser utilizados como mecanismo de control de
legalidad cuando sea necesario, contra normas o actos administrativos expedidos por las
autoridades tributarias, nacionales o municipales que no cumplan con tales preceptos.
A pesar de que el ordenamiento jurídico tributario de la República de Panamá, en sus
orígenes no había establecido de manera expresa cual es el tipo de clasificación de Tributos
adoptado, con el transcurrir del tiempo y de acuerdo a la doctrina generalmente aceptada, la
jurisprudencia expedida por la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, así como las
últimas reformas tributarias, los tributos en Panamá hoy día se entienden y se han aceptado
clasificados en los siguientes conceptos: Impuestos, Tasas y Contribuciones Especiales.
Si bien es cierto, resulta difícil establecer las diferencias entre los tipos de tributos, en
atención a esta clasificación generalmente aceptada, la diferencia la podemos encontrar por
una lado, en cuanto a la razón del pago de los mismos, ya sea que se realice por una
actividad estatal sectorizada o no en cada contribuyente, y por otro lado, como
consecuencia de la realización de un supuesto de hecho al que la ley vincula la obligación
de contribuir, con el fin de obtener los ingresos necesarios para el sostenimiento de los
gastos públicos.
Se considera que la importancia de la clasificación de los tipos de tributos, además de
permitirnos identificar y separar los ingresos financieros del Estado, entre ingresos
tributarios y no tributarios, radica en el apego al principio de legalidad consagrado en la
Constitución Política de Panamá, al momento de verificar su expedición.
Esto, toda vez que, es reconocida la máxima de que los tributos sólo pueden crearse y
exigirse a través de Ley, y no por medio de otro instrumento normativo de menor jerarquía,
ya sean decretos o resoluciones reglamentarias, en virtud del mandato constitucional
consagrado en el Artículo 52, de la Constitución Política de Panamá que dice:
“Nadie está obligado a pagar contribución ni impuesto que no estuvieren legalmente
establecidos y cuya cobranza no se hiciere en la forma prescrita por las leyes”, y cuya
redacción en su momento ha sido motivo de análisis por la Corte Suprema de Justicia,
concluyendo que a pesar de que no se establece el concepto tasa, Panamá adopta la
clasificación de tributos generalmente aceptada”.
En virtud, a lo antes señalado debemos indicar que para establecer las diferencias entre los
distintos tipos de tributos, se reconoce generalmente el concepto de Tributo dado por el
Modelo de Código Tributario para América Latina del CIAT (Centro Interamericano de
Administraciones Tributarias) como aquella prestación en dinero, que el Estado en el
ejercicio de su poder de imperio, exige con el objeto de obtener recursos para el
cumplimiento de sus fines.
Siguiendo el concepto dado de tributos, y en función a la actividad estatal del Estado, la
diferencia entre los tipos de tributos se da cuando se entiende que el gravamen o tributo que
no guarda relación directa con una actividad estatal individualizada en el contribuyente, se
está frente a un impuesto.
Por otro lado, cuando el tributo guarda relación directa con una actividad estatal
individualizada en el contribuyente, se está en presencia de una tasa. Y en las
contribuciones especiales existe siempre una parte de la actividad estatal individualizada en
el contribuyente (obra pública o un servicio de seguridad social), pero no es fácil precisar el
beneficio que recibe el contribuyente.
En este último tipo de tributo, destaca el autor el caso en que, a pesar, de que un empleado
paga su aporte al sistema de seguridad social para acceder a la jubilación y a la asistencia
médica, no es posible determinar en qué grado el servicio estatal beneficia directamente al
contribuyente, por cuanto podría ocurrir, por ejemplo, que nunca haga uso de los servicios
del seguro social.
Como consecuencia de la realización de un supuesto de hecho al que la ley vincula la
obligación de contribuir, se definen a los Impuestos como los tributos exigidos sin
contraprestación cuyo hecho generador está constituido por actos o hechos que ponen de
manifiesto la capacidad contributiva del contribuyente; a las Tasas como los tributos cuyo
hecho generador consiste en el aprovechamiento especial del dominio público o la
prestación de servicios, que beneficien de modo particular y directo al contribuyente; y las
Contribuciones Especiales como los tributos cuyo hecho generador consiste en la obtención
por el contribuyente de un beneficio o aumento de valor de sus bienes como consecuencia
de la realización de obras públicas o el establecimiento o ampliación de servicios públicos.
El Decreto de Gabinete 109 de 1970, establecía en su artículo 2 que la Dirección General
de Ingresos tendría como funciones, salvo que la Ley las haya asignado a otra entidad o
dependencia, el reconocimiento, recaudación y fiscalización de las rentas, servicios,
derechos, impuestos, tasas y contribuciones fiscales de carácter interno y aduanero
comprendidas en la Dirección activa del Tesoro Nacional, observándose que no se atendía a
la exclusiva clasificación generalmente aceptada por la doctrina y el derecho comparado, de
los tributos.
S in embargo, en nuestros antecedentes normativos encontramos que el artículo 21 de la
Ley 61 de 2002, modificó el artículo 1 del Decreto de Gabinete 109 de 7 de mayo de 1970
quedando así:
“Artículo 1. …
Esta Dirección tendrá a su cargo, en la vía administrativa, el reconocimiento, la
recaudación, la cobranza, la investigación y fiscalización de tributos, la aplicación de
sanciones, la resolución de recursos y la expedición de los actos administrativos necesarios
en caso de infracción a las leyes fiscales, así como cualquier otra actividad relacionada con
el control del cumplimiento de las obligaciones establecidas por las normas con respecto a
los impuestos, tasas, contribuciones y rentas de carácter interno comprendidas dentro de la
dirección activa del Tesoro Nacional, no asignadas por la ley a otras instituciones del
Estado....”
Por lo tanto, a manera de conclusión podemos observar que la legislación tributaria de
Panamá reconoce la clasificación de tributos: Impuestos, Tasas, y Contribuciones
Especiales.

Competencias del TAT (Artículo 156 de la Ley 8 de 2010)


 Conocer y revolver en última instancia administrativa las apelaciones contra las
resoluciones de la Autoridad Nacional de Ingresos Públicos, que resuleven
reclamaciones de devoluciones de tributos nacionales: liquidaciones adicionales:
multas y sanciones: asi como cualquier otro acto administrativo que tenga relación
directa con la determinación de tributos bajo competencia de dicha entidad en forma
cierta o presuntiva.
 Conocer y resolver los recursos de apelación en contra de reclamaciones no
contenciosas vinculadas a la determinación de la obligación tributaria.
 Conocer y resolver los recursos de apelación contra los actos administrativos o
resoluciones que afecten los derechos de los contribuyentes y de los responsables.
 Resolver los recursos de apelación que presenten los contribuyentes contra las
actuaciones o procedimientos que los afecten directamente o que infrinjan lo
establecido en el Código Fiscal y/o demás legislación tributaria aplicable.
 Proponer al Ministerio de Economía y Finanzas las normas que consideren
necesarias para suplir deficiencias en la legislación tributaria.
 Conocer en única instancia los incidentes, excepciones, tercerías y nulidades que se
presente en los procesos por jurisdicción coactiva que se lleven en la Autoridad
Nacional de Ingresos Públicos.
 Proponer al ministro de Economía y Finanzas las normas que juzguen necesarias
para suplir las deficiencias en la legislación tributaria.
 Uniformar la jurisprudencia en las materias de su competencia.
Las decisiones que dicte el Tribunal Administrativo Tributario agotan la vía gubernativa.
El contribuyente podrá recurrir a la vía contencioso-administrativa en la forma prevista en
la ley.

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