Resume N
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Durante las últimas décadas del siglo XVIII hasta principios del siglo XIX se reconoce el
periodo de la “doble revolución”. Revolución industrial y revolución moderna, fundan los
estados-naciones modernas. Ambas revoluciones terminaron de eliminar el feudalismo y
asentaron el capitalismo.
Estos cambios tan acelerados y abruptos, fundacionales del mundo moderno, conlleva un
profundo cambio a los estilos de vida tradicional y sus valores asociados, las relaciones entre
personas y las formas de dominación.
Nuevas clases sociales, nuevas ideologías, y nuevos conflictos implicaron un nuevo desafío
intelectual. La necesidad de explicar el nuevo orden, de justificarlo o cuestionarlo, marcaron el
nacimiento de una nueva ciencia, la ciencia de la sociedad o la sociología. La sociología tiene el
papel de predecir, subordinándose a la observación objetiva, para prevenir el desorden. Todos
los seres vivos presentan dos órdenes de fenómenos distintos (los relativos al individuo y los que
afectan a la especie). Los individuos deben aceptar el lugar que ocupan en el todo y someterse a
ese todo que es la sociedad misma, como los individuos en la propia naturaleza para la
supervivencia de cada especie.
Vida cotidiana: Conjunto de acciones, motivaciones, pensamientos del hombre concreto, tal
como se manifiestan en la singularidad e irrepetibilidad que le son propias. Son pensamientos y
acciones que el hombre realiza sin percatarse completamente de ellas. Es ese carácter
“irreflexivo” lo que caracteriza al hombre que vive su vida cotidiana. Al enfocar la vida
cotidiana, aludimos a las experiencias que hacen aparecer la construcción social de las pautas de
convivencia social como un orden natural. El estudio de la vida cotidiana apunta a la crítica de la
producción y el uso de aquellas certezas básicas llamadas “sentido común”.
Vida cotidiana según Héller: “La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan
la reproducción de los hombres particulares los cuales a su vez crean la posibilidad de la
reproducción social”.
Sería un error pensar que todo podría haber sido distinto solo de haber nacido en otra época.
Con el nivel tecnológico actual son posibles diferentes formas de vida. Las cosas podrían ser,
para bien y para mal, distintas. No podemos entender como trabajamos, consumimos, amamos,
nos divertimos, enojamos, crecemos, tenemos relaciones, si no partimos de la base de que
podríamos hacer todo eso, de muchas otras formas. Muy pocas cosas están programadas por la
biología. Tenemos la capacidad de dar y recibir placer, necesitamos afecto y valoración por parte
de los otros, podemos trabajar, acumular pensamientos. Pero cómo se concrete todo eso, depende
de las circunstancias sociales en las que somos educados y maleducados, hechos y deshechos.
Son cosas que dependen de cómo la sociedad (una sociedad que no es nunca la única posible,
aunque no sean posibles todas), no las defina, limite, estimule o proponga. La sociedad nos
marca no solo un grado de concepto de satisfacción de las necesidades sino una forma de sentir
esas necesidades y de canalizar nuestros deseos. Nuestra vida cotidiana está plagada de
determinaciones sociales.
Captar lo que está ocurriendo en el mundo y comprender lo que está pasando en ellos mismos
como puntos diminutos de las intersecciones de la biografía y de la historia dentro de la
sociedad. La imaginación sociológica es la forma más fértil de esa conciencia de sí mismo.
Existen 3 tipos de preguntas:
La distinción más fructuosa con que opera la imaginación sociológica es la que hace entre
“las inquietudes personales del medio” y “los problemas públicos de la estructura social”.
En cambio, los problemas se relacionan con materias que trascienden del ambiente local del
individuo y del ámbito de su vida interior. Un problema es un asunto público: se advierte que
está amenazado un valor amado por la gente. Cuando la gente estima una tabla de valores y no
percibe ninguna amenaza contra ellos, experimenta bienestar. Cuando estima unos valores y
advierte que están amenazados, experimenta una crisis. Y si ello afecta a todos sus valores,
experimenta la amenaza total del pánico. Pero supongamos que la gente no siente estimación por
ningún valor ni perciba ninguna amenaza, ésta es la experiencia de la indiferencia. Si no siente
estimación por ningún valor, pero percibe agudamente una amenaza, es la experiencia del
malestar, de la ansiedad. Ésta situación de malestar e indiferencia es lo que constituye el signo
distintivo de nuestro tiempo. En todas las épocas intelectuales tiende a convertirse en comun
denominador de la vida cultural determinado estilo de pensamiento.
La sociedad, está formada por individuos ligados unos a otros del modo más diverso,
constituyen entramados de interdependencia. Éste es el modelo que él propone: un modelo de
interdependencia, un entramado de individuos que dependen unos de otros. Para poder entender
la sociología es necesario poder entenderse a sí mismo como una persona entre otras. Los
modelos sociales (estado, familia, etc.) están formados por este entramado de individuos. Todo
ese entramado en su conjunto es la sociedad. No hay modo de que una persona puede existir sin
relacionarse con el otro.
La cosificación es atribuir a las relaciones sociales las propiedades de las cosas. Las cosas no
influyen sobre nosotros, sino las relaciones sociales se ven influidas en torno a esas cosas.
¿Por qué la realidad social no tiene carácter objetivo? Porque los hechos sociales no
responden a leyes objetivas, como si lo hacen los fenómenos de la naturaleza. No podemos
pensar en las instituciones o grupos de personas como si fueran objetos estáticos o leyes dadas.
Naturalmente tendemos a pensar la relación de la sociedad y los individuos desde nuestra propia
experiencia, el yo relacionándose con figuras sociales, como si éstas fueran objetos. El modelo
de las ciencias naturales naturaliza lo social, lo cosifica, no nos permite cuestionarnos y nos lleva
a que todo lo tomemos como natural.
Vida cotidiana = vida del hombre entero, con todos los aspectos individuales y personales. Se
ponen en obra todos los sentidos, capacidades, habilidades, pasiones, sentimientos, etc. sin
embargo, ninguno se puede actuar con intensidad 100%, sino que ésta se divide. Se ve afectada
por la irreflexión y por pensamientos de tipo “sentido común”. La vida cotidiana es
indispensable, es el ámbito de reproducción de la vida. Crea las condiciones para que la sociedad
siga existiendo, y estas condiciones son distintas en cada sociedad.
Las necesidades humanas se hacen conscientes como necesidades del “yo”. Lo particular no
es el sentimiento, ni la pasión, sino su forma de manifestarse. La consciencia colectiva, está
basada en la consciencia del nosotros, formada por la relación con la sociedad, y puede derivar
también en la consciencia del yo.
El individuo puede identificarse por dos dimensiones: La particularidad (porque somos parte
de algo, un algo mayor, pero tenemos características únicas e irrepetibles) y la especificidad
(porque somos parte de la especie), que coexisten silenciosamente en la vida cotidiana. Así como
somos portadores de características propias, somos portadores de características de la especie.
Las especies (generosidad) tienen características biológicas como no biológicas (lenguaje,
conciencia, etc.). Esta coexistencia entre lo particular y lo específico es conflictiva, y se
denomina como muda porque no hay un diálogo consciente entre ellas. Cuando la tendencia
hacia lo particular, hacia el yo, no tiene límites, no se podría vivir en sociedad, ya que uno
estaría constantemente tratando de satisfacer sus necesidades, sin mediación de la sociedad, y
seríamos individuos luchando constantemente. Por lo tanto surge la ética como necesidad social.
Cuando es internalizada por los individuos se denomina moral. La función de la moral es doble,
la inhibición (el veto) y la transformación y culturización de las aspiraciones de la particularidad
(como alcanzar las aspiraciones de la particularidad con criterio). Cuanto mayor es la
importancia de la moralidad para un individuo, se alza su particularidad acercándose hacia la
especificidad. Esto no significa una abolición de la particularidad sino una limitación a los
sentimientos del yo. Tenemos mayor criterio y conciencia de lo que está bien y lo que está mal.
Nunca es posible saber con exactitud los riesgos de una acción. Nos movilizamos a través de
probabilidades, son riesgos imprescindibles que nuestra vida cotidiana nos llega a vivenciar
repetidamente. Debido a esto la cotidianeidad necesita de la fe y de la confianza. Una de las otras
características del pensamiento cotidiano es la ultra generalización, donde los prejuicios están
expuestos al peligro de la cristalización.
Vida cotidiana: Es heterogénea, porque exige nuestra atención desde múltiples lugares. Es
jerárquica porque hay un orden de las actividades, determinado por la estructura económica y
social. El tipo de la sociedad en la que vivimos y el tipo de la satisfacción de necesidades
determina y ordena nuestra vida cotidiana y el rol que ocupamos en la sociedad. Cuando nos
planteamos una relación distinta con nuestra vida cotidiana, cuando uno reflexiona y es capaz de
“salir” de ella, y al volver la reformula creando una jerarquía consciente, donde el “yo” decide
sobre qué es una prioridad y que no, y esta decisión ya no se basa en la estructura económica y
social. La vida cotidiana también es mimesis, pragmatismo, entonación.
Extrañación: La vida cotidiana tiene diferentes momentos (características) que tienen que ver
por ejemplo con la imitación (mimesis), la espontaneidad, intuición a través de la probabilidad,
etc. Cuando esos momentos cristalizan y se elevan al absoluto se produce el fenómeno de la
extrañación. Significa que no pueden trascender ni ser cuestionados, restan margen de
movimiento al individuo. La extrañación da carácter de extraño a algo que en realidad no lo es.
Es característico en la vida cotidiana de una sociedad capitalista, donde resalta la esencia
particular por sobre la específica. Hay extrañación de los otros. Un predominio del yo. Es un
fenómeno ambiguo, porque la sociedad refuerza el alejamiento de lo humano específico, y a la
vez nos da elementos para acercarnos a ella. Por lo tanto es importante trascender esos
momentos de la vida cotidiana, y tener un regimiento de la vida, dándole una jerarquía
consciente.
Socialización Primaria
La sociedad existe como realidad subjetiva y objetiva. La sociedad se entiende en términos
de un continuo proceso dialéctico compuesto de tres momentos: externalización, objetivación e
internalización. Estar en la sociedad, ser parte, es participar en su dialéctica.
El individuo no nace miembro de una sociedad, sino con predisposición hacia ella. El punto
de partida de este proceso se encuentra en la internalización. La internalización, constituye
primero la base para la comprensión de los semejantes y segundo para la comprensión del
mundo en cuanto a realidad significativa y social. Éste proceso comienza cuando el individuo
asume el mundo en el que ya viven otros. Además de comprender los procesos subjetivos del
otro, comprendo el mundo en el que vive, que es el mismo mundo en el que vivo yo. Cuando el
individuo ha llegado a este grado de internalización puede considerárselo miembro de la
sociedad. La socialización primaria es la primera por el cual el niño atraviesa en la niñez, y por
medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. La socialización primaria suele ser la más
importante para el individuo, y la estructura básica de toda socialización secundaria debe
asemejarse al de la primaria. Todo individuo nace dentro de una estructura social subjetiva, en la
cual encuentra a los otros significantes que le son impuestos y están encargados de su
socialización. Las definiciones que los otros significantes hacen de la situación del individuo le
son presentadas a este como realidad objetiva. Nace dentro de una estructura social objetiva y
dentro de un mundo social objetivo. Los otros significantes seleccionan aspectos del mundo
según la situación que ocupan dentro de la estructura social. El mundo social aparece “filtrado”.
Además la socialización primaria se efectúa en circunstancias de enorme carga emocional. Sin
esa adhesión emocional a los otros significantes el proceso de aprendizaje sería difícil, cuando
no imposible. El niño se identifica con los otros significantes. El niño acepta los roles y actitudes
de los otros significantes, los internaliza y se apropia de ellos. Y por esta identificación con los
significantes el niño se vuelve capaz de identificarse a él mismo, de adquirir una identidad
subjetivamente coherente y plausible. El yo es una entidad reflejada, porque refleja las actitudes
que primeramente adoptaron para con él los otros significantes. El individuo llega a ser lo que
los otros significantes lo consideren. Entraña una dialéctica entre la autoidentificación y la
identificación que hacen los otros, entre la identidad que es objetivamente atribuida y la que es
subjetivamente asumida.
La socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción progresiva que va de
los roles y actitudes de otros específicos a los roles y actitudes en general. Ahora el individuo no
se identifica sólo con otros concretos, sino con la sociedad. Solamente en virtud de esta
identificación generalizada logra estabilidad y continuidad en su propia auto identificación. La
formación dentro de la conciencia del otro generalizado señala una fase decisiva en la
socialización. La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo
proceso de internalización, que se corresponde con la internalización del lenguaje: el contenido
más importante y el instrumento más importante de la socialización. El lenguaje establece la
simetría entre la realidad objetiva y la realidad subjetiva, aunque esta no puede ser total. Ningún
individuo internaliza la totalidad de lo que se objetiva como realidad en su sociedad.
Socialización Secundaria
Resulta posible concebir una necesidad en la que no se produzca otra socialización después
de la primaria, pero tendría un acopio de conocimiento muy sencillo. Existe cierta distribución
social del conocimiento, por lo que mientras así ocurra, la socialización secundaria se vuelve una
necesidad. La socialización secundaria es la internalización de “submundos”. Su alcance y su
carácter se determinan por la complejidad de la división del trabajo y la distribución social del
conocimiento. Se realiza una distribución social del conocimiento especializado, que surge como
resultado de la división del trabajo y cuyos portadores se definen institucionalmente. Los
submundos internalizados en la socialización secundaria son generalmente realidades parciales
que contrastan con el mundo de base. Este proceso de internalización involucra identificación
subjetiva con el rol y sus normas apropiadas. La realidad ya internalizada suele persistir, los
nuevos contenidos que ahora haya que internalizar deben superponerse a esa realidad ya
presente. En la socialización secundaria, las limitaciones biológicas se vuelven cada vez menos
importantes en las secuencias del aprendizaje, que pueden también manejarse según los intereses
creados de quienes administran el cuerpo del conocimiento. Mientras que la socialización
primaria no puede efectuarse sin una identificación con carga emocional del niño con sus otros
significantes, la mayor parte de la socialización secundaria puede prescindir de esta clase de
identificación y proceder efectivamente con la sola dosis de identificación mutua que interviene
de cualquier comunicación entre los seres humanos. Los roles de la socialización secundaria
comprenden un anonimato, se separan fácilmente de los individuos que los desempeñan. Esta
formalidad y este anonimato se vinculan al carácter afectivo de las relaciones sociales en la
socialización secundaria. La realidad original de la niñez es el “hogar”. Todas las realidades
posteriores son “artificiales”.
Como la socialización nunca se termina y los contenidos que la misma internaliza enfrentan
continuas amenazas a su realidad subjetiva, toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos
de mantenimiento de la realidad para salvaguardar cierto grado de simetría entre la realidad
objetiva y subjetiva.
Teorías de la identidad
La identidad se forma por procesos sociales. Una vez que cristaliza, es mantenida, modificada
o reformada con las relaciones sociales. Los procesos sociales involucrados en la formación
como en el mantenimiento se determinan por la estructura social. Recíprocamente, las
identidades que forman parte de la estructura social reaccionan sobre ella manteniéndola,
modificándola o reformándola.
Organismo e Identidad
En el individuo totalmente socializado existe una dialéctica interna continua entre la identidad
y su substrato biológico. Lucha entre un yo “superior” y un yo “inferior”, equiparados
respectivamente con la identidad social, y con la animalidad pre social y posiblemente anti
social. El yo “superior” debe afirmarse repetidamente sobre el “inferior”. Afirmación de dominio
sobre el substrato biológico, que resiste pero es dominado por el yo social interior del hombre. El
hombre está biológicamente predestinado a construir y habitar un mundo con otros. Ese mundo
se convierte para él en la realidad dominante y definitiva. Sus límites los traza la naturaleza,
pero una vez construido ese mundo vuelve a actuar sobre la naturaleza. En la dialéctica entre la
naturaleza y el mundo socialmente construido el propio organismo humano se transforma. En
esa misma dialéctica el hombre produce la realidad, y por tanto se produce a sí mismo.
Pero realmente en toda sociedad hay un grupo determinado de fenómenos que se distinguen
por ciertos caracteres definidos de los que estudian otras ciencias de la naturaleza.
Las funciones de padre, esposo o ciudadano, son compromisos que se contraen llenos de
deberes que son definidos fuera de mí y de mis actos, en el derecho y en las costumbres. Aun
cuando están de acuerdo con mis propios sentimientos, y sienta interiormente su realidad, ésta no
deja de ser objetiva. Porque no soy yo quien los ha hecho, sino que los he recibido por medio de
la educación. Son modos de obrar, pensar y sentir que existen fuera de las condiciones
individuales, están dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud del cual se le imponen
al individuo quiera o no quiera. Cuando el individuo está completamente de acuerdo, esta
coacción es silenciosa, no se hace sentir. Sin embargo cuando hay desacuerdo por parte del
individuo y se hace notar como resistencia, esta coacción se hace visible a través de diferentes
“penas”, que terminan sometiendo al individuo a cumplir estos modos que le fueron
“impuestos”.
La mayor parte de nuestras ideas y tendencias no son elaboradas por nosotros, sino que las
incorporamos del exterior.
No encontramos hecho social sino allí donde existe una organización definida.
Toda educación consiste en un esfuerzo continuo para imponer al niño los modos de ver,
sentir y obrar, que él no hubiera adquirido espontáneamente. Según Spencer, una educación
racional debería condenar tales procedimientos y dejar al niño obrar con completa libertad, sin
embargo nunca se puso en práctica. El objetivo de la educación es hacer al ser social. La presión
hacia el niño es instaurada por la sociedad, siendo sus padres y profesores los intermediarios.
Un movimiento que se encuentra en todas las conciencias sociales, o que repiten todos los
individuos, no es necesariamente un hecho social.
Lo que construye los hechos sociales son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo
tomado colectivamente. Algunas de estas maneras de obrar o pensar se adquieren de la
repetición. Estadística: medio para aislar los hechos sociales.
Las manifestaciones privadas, tienen algo de social ya que reproducen en parte un modelo
colectivo, pero cada una de ellas depende también y en gran parte de la constitución psicológica
del individuo y de las circunstancias particulares en que está colocado. No son fenómenos
sociológicos, son socio psíquicos.
“Está en cada parte porque está en el todo (está en lo general porque es colectivo), pero no está
en el todo porque este en cada parte (pero no es colectivo por ser general)”.
Un hecho social se reconoce por el poder de coacción externo que ejerce o es susceptible de
ejercer sobre los individuos, y la presencia de este poder se reconoce por la existencia de una
sanción determinada a la resistencia y deseo de violarlo.
La estructura política de una sociedad, es la manera en que los diferentes sectores que la
componen han tomado la costumbre de vivir entre sí.
La sociología debe ser una ciencia objetiva, porque su objeto de estudio son hechos objetivos y
características objetivas.
No toda clase de acción, incluso de acción externa, es “social” en el sentido aquí admitido. No
lo es la acción exterior cuando solo se orienta por la expectativa de determinadas reacciones de
objetos materiales.
La conducta íntima es acción social sólo cuando está orientada por las acciones de otros.
No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social, sino sólo una acción con
sentido propio dirigida a la acción de otros.
La acción social no es idéntica ni a una acción homogénea de muchos, ni a la acción de
alguien influida por conductas de otros (acción condicionada por la masa).
Tampoco puede considerarse como una acción social específica el hecho de la imitación de
una conducta ajena. El simple hecho de que alguien acepte para sí una actitud determinada
aprendida en otros, y que parece conveniente para sus fines no es una acción social, debido a que
su acción fue determinada causalmente por la de otros, pero no por el sentido en aquel
contenido. No siempre pueden separarse con toda seguridad el mero “influjo” y la “orientación
con sentido” pero si pueden separarse conceptualmente.
Por relación social, debe entenderse una conducta plural de varios que se presenta como
recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste plena y
exclusivamente en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma indicable. Es un
condicionamiento que tenemos todos los individuos por vivir en una sociedad. Nuestras
expectativas en los otros, y las expectativas del otro sobre nosotros nos condiciona. Se produce
una reciprocidad cuando hay una expectativa o suposición de cómo va a actuar otro.
Relación social unilateral: El actor presupone una actitud determinada de su contrario y en esa
expectativa orienta su conducta. Consecuencias relativas al desarrollo de la acción y de la
relación. Es bilateral cuando el sentido de la acción se corresponde según las expectativas
medidas de cada uno de los actores. Puede tener carácter transitorio o de permanencia. El
contenido de sentido de una relación social puede variar o ser permanente. El sentido de una
relación social puede ser pactado por declaración recíproca. Promesa respecto a la conducta
futura.
La probabilidad de que exista la misma conducta social, genera la relación social, que necesita
de reciprocidad en comportamientos y en expectativas. La crisis o ruptura de la relación social se
da cuando ya no existe la probabilidad, cuando ya no es probable que las personas puedan
orientar su acción en función a las expectativas del otro.
En esta sociedad de libre competencia, cada individuo aparece como desprendido de los lazos
naturales.
La conexión social se produce para lograr fines privados, se vuelve una necesidad exterior.
Toda producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo en el seno, y por
intermedio de una forma de sociedad determinada. La propiedad es condición necesaria para la
producción.
Toda forma de producción crea sus propias instituciones jurídicas, y sus propias formas de
gobierno.
La producción de por sí, genera un doble consumo. Un consumo objetivo: el consumo de los
medios de producción. Y un consumo subjetivo: el individuo que al producir desarrolla sus
capacidades, las gasta también en el acto de producción. Por lo tanto el acto de producir es un
acto de consumo.
Cada uno de los dos, aparece como medio del otro y es mediado por él. (Dependencia
recíproca).
Puede verse a la producción como un objeto externo del consumo, y al consumo como un
objeto representado de la producción, es decir cada uno de los términos (separados unos del otro)
al realizarse, genera que se realice el otro.
El país, desde el punto de vista político económico, se encuentra dividido en clases sociales,
dividido en ramas de producción. El trabajo es un medio, para crear la riqueza.
La fuerza productiva puede ser, fuerza humana, o un instrumento en sí, que cooperan para
producir. Son actividades que llevan a cabo los individuos reales, en sus relaciones de
cooperación dentro del proceso productivo. La fuerza productiva es una fuerza social. Un cierto
modo de producción se combina con un modo de cooperación y este último en sí mismo es una
fuerza productiva.
El hombre trabaja con otros hombres, y para otros hombres que son los que poseen los medios
de producción. Éstos son separados de los que únicamente poseen su fuerza de trabajo.
La lucha de clases, logra que a través del tiempo y de un proceso social se modifiquen las
relaciones sociales de producción. Las diferentes clases, tienen intereses antagónicos, y
construyen la estructura económica de la sociedad sobre la cual se apoyan las instituciones
jurídicas y políticas.
Relaciones sociales de producción, entonces, son relaciones entre las clases sociales que se
fueron formando. Son relaciones de propiedad. La revolución social, es el paso de un modo de
producción a otro.
Dicho trabajo se convierte en capital cuando se concreta la venta del producto, y la ganancia la
invierte nuevamente en la producción, generando así un ciclo de producción.