Éxodo 15
Éxodo 15
Éxodo 15
- Los israelitas cruzan el mar rojo en seco -Los egipcios van tras ellos y perecen en el mar
Cántico al SEÑOR por la liberación 15 Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico
al SEÑOR, diciendo: “¡Cantaré al SEÑOR, pues se ha enaltecido grandemente! ¡Arrojó al mar al
caballo y su jinete! 2 El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción; él ha sido mi salvación. ¡Este es mi
Dios! Yo lo alabaré. ¡El Dios de mi padre! A él ensalzaré. (Observemos cuantas veces repiten “mi”,
haciendo personal este cántico cada uno de los israelitas. “Dios de mi padre.” Porque es Dios de
Abraham, Isaac y Jacob, los ancestros del pueblo de Israel.) 3 “El SEÑOR es un guerrero. ¡El SEÑOR
es su nombre! 4 Ha echado al mar los carros y al ejército del faraón. Fueron hundidos en el mar Rojo
sus mejores oficiales. (RV60: “Varón de guerra”. Se le describe a Dios como un guerrero que pelea a
favor de su pueblo, a continuación, se detalla lo que hizo por ellos.) 5 Las aguas profundas los
cubrieron; descendieron como piedra a las profundidades. 6 “Tu diestra, oh SEÑOR, ha sido
majestuosa en poder; tu diestra, oh SEÑOR, ha quebrantado al enemigo. (Quiere decir que el poder
de Dios ha sido demostrado y reconocido por sus obras. Dios se ha magnificado a sí mismo a través
de la liberación hecha a su pueblo.) 7 Con la grandeza de tu poder has destruido a los que se
opusieron a ti; desataste tu furor, y los consumió como a hojarasca. (En las Escrituras
constantemente se nos recordará que el hombre no puede hacer nada para resistir a Dios. Cuando
Dios se propone a mostrar su ira contra alguien, nadie le dura nada. Son consumidos como hojas
secas por el fuego.) 8 Por el soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; las olas se acumularon
como un dique (montón o muro); las aguas profundas se congelaron en medio del mar. (Cuajaron o
asentaron) 9 Dijo el enemigo: ‘Perseguiré, tomaré prisioneros y repartiré el botín; mi alma se saciará
de ellos; desenvainaré mi espada, y mi mano los desalojará’. (O “destruirá”) 10 Pero tú soplaste con
tu aliento, y el mar los cubrió. Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. 11 “¿Quién como
tú, oh SEÑOR, entre los dioses? ¿Quién como tú, majestuoso en santidad, temible en hazañas
dignas de alabanza, hacedor de maravillas? 12 Extendiste tu diestra, y la tierra los tragó. (Dios ha
quedado por completo diferenciado de cualquier Dios ficticio egipcio mostrando su gran poder,
haciendo sus terribles obras, y siendo por eso aún más digno de alabanza.) 13 En tu misericordia
guías a este pueblo que has redimido, y lo llevas con tu poder a tu santa morada. (Reconocen que
Dios tiene el plan de llevarlos a la tierra prometida. Pero no solo era una tierra deseada porque sería
una tierra donde fluye leche y miel, es decir muy próspera, sino porque ahí moraría Dios con ellos
como nación.) 14 “Los pueblos lo oyen y tiemblan; la angustia se apodera de los filisteos. 15 Entonces
los jefes de Edom se aterran; los poderosos de Moab son presas del pánico; se abaten todos los
habitantes de Canaán. 16 Sobre ellos caen terror y espanto; ante la grandeza de tu brazo enmudecen
como la piedra, hasta que haya pasado tu pueblo, oh SEÑOR; hasta que haya pasado este pueblo
que tú has adquirido. (Es decir, hasta que pasen por el territorio de otras naciones y entren en la
tierra prometida. Las noticias de lo que Dios hizo con los egipcios infundirían temor en los pueblos,
no por causa del pueblo, sino por causa de su Dios.) 17 Tú los introducirás y los plantarás en el
monte de tu heredad, en el lugar que has preparado como tu habitación, oh SEÑOR, en el santuario
que establecieron tus manos, oh SEÑOR. 18 El SEÑOR reinará por siempre jamás”. (El Señor que le
dio forma a los montes y los valles, preparó esta tierra para que ahí fuera puesto el lugar donde se
le adoraría en el antiguo testamento.) 19 Cuando la caballería del faraón entró en el mar con sus
carros y jinetes, el SEÑOR hizo volver las aguas del mar sobre ellos, mientras que los hijos de Israel
caminaron en seco en medio del mar. 20 Entonces María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un
pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. 21 Y María
las dirigía diciendo: “¡Canten al SEÑOR, pues se ha enaltecido grandemente! ¡Ha arrojado al mar
caballos y jinetes!”. (No se detalla, pero Dios habló por medio de ella -Nm. 12:2-. María sería la
primera de algunas mujeres a las que Dios daría el honor de ser profetisas. De aquí viene el adorar
a Dios con panderos, instrumentos y danzas.)
Las aguas de Mara son hechas dulces 22 Moisés hizo que Israel partiera del mar Rojo, y ellos se
dirigieron al desierto de Shur. Caminaron tres días por el desierto, sin hallar agua, 23 y llegaron a
Mara. Pero no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas. Por eso pusieron al lugar el
nombre de Mara. (“Amargo”. Posiblemente contenía minerales disueltos que hacían amarga al agua)
24
Entonces el pueblo murmuró contra Moisés diciendo: —¿Qué hemos de beber? (Se quejó y se puso
en contra de Moisés. Anteriormente en lo del mar rojo tan siquiera oraron a Dios primero. Esta vez
no, fueron contra el siervo de Dios directamente.) 25 Moisés clamó al SEÑOR, y el SEÑOR le mostró
un árbol. Cuando él arrojó el árbol dentro de las aguas, las aguas se volvieron dulces. (Moisés hace
lo que debió haber hecho el pueblo desde el principio, clamó al Señor, pidió ayuda al Dios que los
había librado. No existe un árbol que vuelva dulces las aguas amargas, esto es claramente un
milagro de Dios. ¿Por qué el Señor quiso usar un árbol? Dios no siempre es totalmente directo al
hacer sus obras. Hay ocasiones que utiliza diferentes personas y diferentes medios para hacer a
cabo sus milagros. Sea como sea, el poder no está en el medio ni en la persona que Dios usa, sino
en Él mismo.) Allí dio al pueblo leyes y decretos. Allí lo probó 26 diciéndole: —Si escuchas
atentamente la voz del SEÑOR tu Dios y haces lo recto ante sus ojos; si prestas atención a sus
mandamientos y guardas todas sus leyes, ninguna enfermedad de las que envié a Egipto te enviaré
a ti, porque yo soy el SEÑOR tu sanador. (Recordemos que las plagas que el Señor envió a Egipto
eran porque estaba juzgando, destruyendo a esta nación opresora. Dios aquí está diciendo que, si el
pueblo de Israel se mantenía obediente, no tendría por qué destruirlos a ellos como a los egipcios.
“Jehová Rafá”, “Yahweh Rafá”. Dios no estaba en medio del pueblo de Israel para provocarles
muerte ni enfermedad, sino para bendecirles con su presencia, protegerles y guiarles para habitar
con ellos en la tierra prometida. Fue el destructor de los egipcios, pero es el sanador de su pueblo)
(Notemos que Dios, poquito después del milagro del mar rojo, empieza a darles normas de vida al
pueblo, a decirles que obedezcan al Señor en todas las cosas, porque si no habría consecuencias.)
El SEÑOR envía codornices y maná 27 Llegaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y
setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas. (Dios en su bondad los lleva a un lugar cerca
de Mara donde no escaseara el agua, que fue de lo que se quejaron contra Moisés y contra Dios
anteriormente. No deberían de haber murmurado en Mara. Tenían que haber sido pacientes porque
Dios que los libró de la muerte, no los mataría de sed en el desierto.)
Conclusión v.26 Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios y haces lo recto ante sus ojos.
A unos Dios está llamando hoy a que lo hagan su Dios, a otros los está llamando hoy a ser
constantes.