Guion El Hombre de Maiz
Guion El Hombre de Maiz
Guion El Hombre de Maiz
Narrador: Con el tiempo, los dioses observaron cómo los humanos de maíz, Iztamná
y Ixchel, florecían en la tierra. Decidieron poner a prueba a sus creaciones, queriendo
asegurarse de que estos seres fueran dignos de habitar la tierra que tanto amaban.
Tepeu: (con una mirada seria) Veremos si han aprendido las lecciones de gratitud y
paciencia.
Ixtab (ser malévolo): (con una voz siniestra) ¿Por qué seguir el camino de la luz y la
gratitud cuando la oscuridad ofrece poder y placer?
Narrador: Al superar las pruebas, los dioses decidieron celebrar la vida en la tierra.
Crearon una danza sagrada que representaba la conexión entre el cielo, la tierra y los
humanos de maíz.
(Luces brillantes y coloridas iluminan el escenario. Los dioses y los humanos de maíz
comienzan a bailar en armonía, representando la danza de la vida)
Tepeu: (sonriendo) Nuestros hijos de maíz han demostrado ser dignos de este regalo
sagrado.
Narrador: La danza se vuelve más intensa y alegre, simbolizando la armonía entre los
dioses y los humanos de maíz. La luz resplandece mientras la celebración llena el
reino celestial y la tierra.
Ixchel: (sonriendo) Que nuestro renacer inspire a todos los seres a cuidar la tierra y
valorar la vida.
Narrador: Con el renacer de Itzamná e Ixchel, los dioses decidieron bendecir la tierra
con abundancia y prosperidad. El maíz se convirtió en un símbolo sagrado que
alimentaba a la humanidad y fortalecía la conexión entre los dioses y los hombres.
(Luces resplandecientes iluminan la escena mientras los dioses extienden sus brazos
hacia la tierra, bendiciendo los campos de maíz)
Kukulcán: (con voz majestuosa) Que la tierra florezca y que la bondad del maíz
alimente los corazones de todos los seres.
Tepeu: (con gratitud) Que esta bendición perdure por generaciones, recordándoles
siempre la importancia de cuidar de la tierra.
Narrador: Y así, los hijos de maíz, guiados por la sabiduría de Itzamná e Ixchel, se
convirtieron en los guardianes de la tierra. Su legado perdura en la memoria de los
mayas, recordándoles la importancia de la gratitud, la paciencia y el amor por la vida.
Fin: Y así concluye la leyenda del Hombre de Maíz, una historia que trasciende el
tiempo y el espacio, recordándonos la conexión eterna entre los dioses, la tierra y la
vida misma. Que la danza sagrada continúe, nutriendo el alma de la humanidad con la
esencia del maíz y la gratitud.