Resumen Sociologia Del Delito
Resumen Sociologia Del Delito
Resumen Sociologia Del Delito
CAPITULO III
I. Dificultades para la caracterización de la Ilustración: rasgos comunes y aparentes contradicciones.
Las ideas más trascendentes de este período son las que hacen referencia a la forma de organizar la cosa pública, esas formas –
Estado que habían surgido en Europa a partir del siglo XIII, y que, desde fines del siglo XVI, habían dado lugar a los gobiernos
absolutistas y concentradores del poder en una monarquía que oscilaba en sus apoyos entre una emergente burguesía urbana y
los poderes tradicionales. La ilustración fue el momento en que la burguesía emprendió claramente su lucha contra estos
poderes tradicionales de la nobleza y el clero y que también se enfrentó, en parte, al mismo absolutismo monárquico. De acuerdo
a ello se intentaría desarrollar democráticamente el ejercicio de este poder de acuerdo al concepto de soberanía. Se aceptó
entonces la noción monárquica de soberanía, pero con el reconocimiento de que esta no es propiedad de un particular sino que
está conformada por todos los que han pasado de ser súbditos a ciudadanos.
La misma noción de ciudadano quedaba emparejada con la capacidad de voto. Niños y jóvenes, extranjeros, minorías a las
que no se reconocería ese carácter y también aquella mitad de la población, tan activa durante la Ilustración, compuesta por las
mujeres, serían personas de “segunda categoría” al no gozar de muchos de los derechos que sólo tendrían los “ciudadanos”.
Otra contradicción surgiría de la idea del “contrato”. Aquella misma concepción individualista que ponía su fe en la razón humana
es la que está en el origen de los diversos modelos de “contrato”, que explicarían en la Ilustración las formaciones políticas
basadas en el individuo, características del pensamiento liberal y opuestas a las previas y posteriores formas organicistas.
El individualismo también había engendrado dos formas de hacer ciencia: por un lado, el racionalismo (Descartes); y por el otro el
empirismo (Inglaterra, mayores representantes: Francis Bacon e Isaac Newton). Con ambas concepciones científicas se puede
visualizar a la sociedad como un conjunto de partes en interdependencia recíproca. La forma política de explicar esa “totalidad”
sería utilizando una expresión jurídica de equilibrio. Esa forma jurídica sería la del contrato.
El contrato de Hobbes tiene como mira afirmar y legitimar el poder absoluto del Estado representado por el monarca, y por ello su
metáfora del contrato señala que los individuos ceden por miedo todas sus capacidades al soberano en el acto de constituir la
sociedad política y luego éste administra ese poder concentrado como le place.
El liberalismo, que pretende ser el único heredero de las diversas ideas del “contrato social”, aparece con mayor claridad en la
obra de John Locke, quien hace hincapié en la tolerancia y en los derechos naturales (luego, humanos) como límites al accionar
de los gobiernos. Locke afirmaba la idea de un gobierno basado en la exigencia de la libertad de los individuos. Un Estado que
tenga limitados sus poderes y su funciones.
El contrato entonces, tiene dos partes: en la primera los individuos deciden entre ellos crear la autoridad superior; y en la segunda,
pactan con esta autoridad superior el entregarle, fiduciariamente, el manejo de algunos intereses para su mejor consecución, pero
con la salvedad de que los derechos naturales no dependen de esa institución. No es el miedo lo que los lleva a los hombres
a constituir el Estado, sino la búsqueda de un estadio superior en el que se garanticen y puedan actuar sus derechos naturales.
La naturaleza humana que concibe Locke es un estado de libertad, de igualdad, y sobre todo, de racionalidad. Ello implica la
universalidad de los derechos humanos pues todos los Estados estarán guiados por estas reglas últimas y comunes, accesibles
racionalmente. Las leyes que dicte el Estado deben estar de acuerdo con ellos y no serán un límite a su goce sino que, por el
contrario, sirven para proteger y acrecentar la libertad individual. Todo el Estado sirve para regular esa libertad humana a través
del dictado de leyes racionales y el juzgamiento imparcial de las relaciones entre individuos libres. Los límites nos los tiene el
individuo sino el Estado, tanto para juzgar, para lo que sirven las leyes, como para legislar.
El concepto de democracia de Locke será el de una democracia liberal que reconoce la validez de las leyes superiores al propio
Estado.
El concepto de soberanía también es fundamental en la obra de Locke, y se vincula con lo bélico y lo punitivo. Definiría esa idea
de soberanía al decir que “la comunidad nace de un poder de decidir qué castigo corresponderá a las diversas transgresiones
cometidas entre los miembros de la sociedad que se consideren merecedoras de él, del mismo modo que tiene el poder de
castigar cualquier lesión inferida a cualquiera de sus miembros por cualquiera que no pertenezca a ella”.
Esta idea de soberanía perduraría y se relegitimaría en todas las versiones contractualistas.
Para Rousseau, es el propio contrato el que a la vez de crear el Estado de Derecho establece los deberes y obligaciones de los
individuos de acuerdo a la “voluntad general”. El contrato pensado por este ilustrado que inspiraría a la Revolución Francesa no es
de entrega de los derechos naturales al Estado ni de confiar una regulación de la natural libertad mantenida, sino que por el
contrario es un acto originario de una forma social que defienda y proteja con toda la fuerza de común a la persona de cada uno
de los asociados y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y que por lo tanto sea libre siguiendo la
“voluntad general” que será la misma que la de cada uno de los individuos contratantes.
La teoría más limitada del poder punitivo, aquella que justifica la necesidad de “garantías” para el individuo, emerge directamente
del contrato de Locke.
El poder soberano de Rousseau está constituido por la voluntad de cada uno y de todos, y por tanto es infalible. Ese Estado no
tiene necesidad de proporcionar garantías a los súbditos, “porque es imposible que el cuerpo quiera perjudicar a su miembros”.
Esta metáfora organicista no hace desaparecer la base contractual, pues, para este autor, el Estado no podía cargar con cadenas
inútiles a los miembros de la comunidad. El todo se justifica para la mejor satisfacción de las necesidades de las partes y no al
revés.
Las garantías pueden y deben entenderse como protectoras del débil frente al accionar del Estado pero también como impulsoras
de un accionar concreto que lleve hacia la igualdad y por tanto hacia la desaparición de la posición de debilidad.
Durante el siglo XVIII ocurrió el segundo momento económico, llamado revolución industrial, como una nueva vuelta de tuerca en
la globalización del capitalismo occidental.
La revolución industrial requería además de innovaciones tecnológicas, y de comunicaciones, nuevas formas de organización de
lo político y de lo punitivo para dar respuesta a las recientes necesidades de orden en las nuevas y más grandes concentraciones
fabriles y urbanas.
El espíritu crítico era sin duda una continuación de los pensadores del límite del siglo XVII y sería el lugar común de los escritores
y pensadores que de la ciencia o filosofía pasarían a formular los primeros pensamientos propiamente criminológicos, en tanto
sociológicos o políticos.
Como lo remarcarían Adorno y Horkheimer años más tarde, “el iluminismo, en el sentido más amplio de pensamiento en continuo
progreso, ha perseguido siempre el objetivo de quitar el miedo a los hombres y de convertirlos en amos”.
Los dos pensadores más representativos de la Ilustración son Montesquieu y Voltaire.
Montesquieu reflejó tanto en su vida como en su obra dos características que serían la base de los planteos políticos de la
burguesía acomodada y comercial: moderación y límites. La política de Montesquieu pretende asegurar la armonía social y la
libertad política y económica de los individuos, a través de un equilibrio que permita la aceptación de las diferentes situaciones
sociales y reduzca de esta forma la violencia sin recurrir a la misma violencia. La división de poderes por él preconizada como
forma de asegurar ese equilibrio, es la división de un único poder en funciones realizadas por distintos órganos que de esta forma
evitan el abuso de uno de ellos. En su obra Del Espíritu de las leyes la imagen de equilibrio que él adoptó es la del cuerpo
humano, y la de sus órganos que funcionan con autonomía pero guiados por el sentido de totalidad o de conjunto. El organicismo
ya comenzaba a ser el dogma de la burguesía más lúcida europea.
En cuanto al pensamiento criminológico, la obra de Montesquieu anticiparía los criterios popularizados por Beccaria. Criticaba
Monstesquieu la injusta proporción entre delitos y penas, criticaba la sanción de determinados delitos basados en supersticiones –
magia, herejía, sodomía, etc. -, manifestaba que sólo debían regularse comportamientos exteriores, pregonaba lo inútil y
contraproducente de los castigo severos. Y planteaba una reforma procesal que renegara de las denuncias anónimas, los
delatores y las torturas.
El objeto de este planteo de reforma es la libertad, pues las leyes producen libertad.
Para Montesquieu las leyes, los derechos y las garantías son una expresión de su miedo a la tiranía. Señalaba así que el
Ejecutivo es el órgano más peligroso, y advierte ya el problema de las burocracias, en especial si están armadas: el ejército es el
principal corruptor de las leyes, afirma.
La obra de Montesquieu fue prohibida por la Iglesia Católica por sus críticas a las supersticiones y a la Inquisición española, y por
la radical separación de derecho y moral.
Voltaire, al igual que Montesquieu, no era un revolucionario: su interés iba dirigido a la tolerancia, a la humanización y civilización
de costumbres e instituciones y al progres o económico guiado por la ciencia. Criticaba el despotismo del poder político y religioso.
El pensamiento penal de Voltaire se desarrollaría denunciando los sufrimientos humanos y los errores provocados por un sistema
de derecho arbitrario y autoritario. Defendía así la presunción de inocencia, el derecho de defensa, la publicidad de los juicios,
mientras criticaba la tortura judicial y a los castigos corporales como la propia muerte.
VI. Los conceptos jurídicos de delito y pena como objetos de conocimiento criminológico
Carrara dice que “el delito no es un ente de hecho sino un ente jurídico”. No todo Estado que tiene leyes o basado en una mera
legalidad es un Estado de Derecho. En cambio, lo que sí aparece como un reclamo ilustrado es lo que Ferrajoli actualmente llama
“estricta legalidad” que requiere, como límite al legislador para definir lo que es delito, que la acción así calificada sea en primer
lugar una acción externa, que lesione un bien jurídico de tercero, que reconozca culpabilidad del ser humano que la realice, etc.
No sólo el límite de la ley era necesario para habilitar el poder punitivo, sino también para que éste, una vez habilitado, no se
excediera en sus formas y contenidos. Los ilustrados burgueses advertían ya, como lo señalara Foucault, que el poder punitivo
ejemplarizante y sanguinario del Antiguo Régimen ya no era efectivo, y hasta podría ser peligroso para la subsistencia del mismo
poder. La ceremonia del suplicio – y la violencia allí implicada – que era fundamental en el esquema de poder monárquico o de la
revolución mercantil, se convertía en el hecho terrible a erradicar en la política y filosofía del castigo del siglo XVIII.
Se busca entonces que la justicia criminal en lugar de vengarse, castigue. Y ese “castigo” debe justificarse de acuerdo a la crítica
racional.
El ejercicio del poder – también del poder punitivo como ámbito privilegiado de aplicación – fue “desnaturalizado”, y por lo tanto
discutido y justificado.
CAPITULO IV
I. LOS DISCURSOS DISCIPLINARIOS Y UTILITARIOS. EL NACIMIENTO DE LA POLICIA Y LA PRISION.
Durante el siglo XVIII, en Inglaterra se produjo el primer desarrollo de la "Revolución Industrial". Las innovaciones tecnológicas,
como la máquina de vapor, la utilización del carbón para manipular los metales, los cambios en la explotación agraria y en los
transportes establecieron una producción verdaderamente industrial.
Aumentaría en forma explosiva el número de habitantes como consecuencia de otras innovaciones técnicas que permitirían una
mayor sobrevida.
La idea económica que acompañaría ese desarrollo era la del capitalismo liberal, presentado en su forma clásica en 1776 por
Adam Smith (1723-1799). Según este autor, y sólo en algunos casos, pues en otros estima mejor la "coacción", si los intereses
privados funcionasen en circunstancias de economía perfecta se desarrollarían de tal forma que lograrían lo mejor para toda
sociedad.
Se trata de un sistema de "libertad natural" en el que cada uno, y mientras no vulnere la ley, debe quedar libre para perseguir a su
manera su propio interés y dirigir sus propiedades en competencia con los de los otros, el gobierno se limita a mantener la
seguridad, la justicia y "ciertas obras" e "instituciones públicas" como la educación. En su visión más sesegada el objetivo sería el
de dejar en libertad la búsqueda individual de privilegios para dar lugar a un orden social "natural" con el mayor aumento de la
riqueza de la nación.
Este liberalismo teóricamente "sin reglas"-puesto que evidentemente las había, y ellas beneficiaban a unos, los poseedores, y
perjudicaba a otros- produjo las cuotas más altas de injusticia social y de explotación de la nueva clase social trabajadora-
proletariado-. Las estrategias defensivas de los trabajadores contra esa explotación pasaban por la sindicalización y la huelga, y
por este motivo tales prácticas "naturales" fueron declaradas ilegales y severamente reprimidas.
El liberalismo en lo práctico no se basaba en la falta de intervención social. Por el contrario, los estados resultaron funcionales a
esta forma de producción, a través de la contención y el control de los explotados.
Tal injusticia se basaría en nuevas formas de "justicias". La revolución Industrial y sus necesidades provocarían un cambio en la
forma de ejercer el control estatal a través de los castigos. Se buscaba una utilidad también con la pena, y esa utilidad estaría
dada con el disciplinamiento de los grandes contingentes humanos explotados en las fábricas privadas de cualquier beneficio
personal.
El individuo supuestamente aumentaría su capacidad productiva a través de un entrenamiento de su cuerpo, y de su mente.
Las principales funciones de estas burocracias reforzadas estarían orientadas hacia el control de los individuos en libertad, o de
los privados de ella como castigo.
En estas prácticas penales, utilitarias y disciplinarias, se destacaba el pensamiento del reformista Jeremy BENTHAM, éste es el
mejor referente del discurso que acompañó al nacimiento de una nueva forma de castigar.
Esta nueva forma, la privación de la libertad, se generalizará a lo largo del siglo XIX y sólo desde entonces, en todo el mundo
occidental.
La prisión nace directamente justificada por las necesidades disciplinarias. Una de sus funciones ideológicas proviene del
pensamiento puritano, el de la disidencia religiosa inglesa y estadounidense.
La disciplina, el encierro y ascetismo como condición de orden y progreso espiritual de estos religiosos influyeron en el diseño de
orden democrático y del sistema penitenciario en Estados Unidos. El orden democrático sólo es posible con hombres
responsables, y por tanto éticamente irresponsables: auto-controlados.
Uno de sus claros exponentes fue el médico Benjamín RUSH (1745-1813), un cuáquero que organizó el sistema penitenciario
luego de la Independencia, y el que lo relacionó claramente con los presupuestos liberales e igualitarios de la democracia
estadounidense. También sería Rush un promotor de la abolición de la esclavitud. La misión de las cárceles era, para este
reformador, la de convertir a los individuos en verdaderos ciudadanos capaces de dialogar con sus semejantes. Las cárceles
deberían ser "máquinas republicanas", radicalmente distintas a los castigos del Antiguo Régimen.
Tanto la desaparición de los castigos como la aparición de la prisión han sido explicadas como producto de la misma
necesidad de existencia de la democracia liberal e igualitaria en los EEUU.
Ello se evidencia al comprobar que Alexis TOCQUEVILLE (1805-1859) realizó en 1831 un viaje de estudios de 6 meses junto a
Gutave BEAUMONT (1802-1866) del que surgió su "sistema penitenciario de los EEUU y su aplicación en Francia". Algún tiempo
después escribiría su famoso libro "La democracia en América".
Se advertía la importancia política de las curiosas instituciones penales que querían importar ¿cuál es el objeto de la pena en
relación al que lo sufre? darle hábitos sociales, y ante todo, enseñarles a obedecer. La importancia de la disciplina para el
desarrollo del capitalismo y de la democracia liberal es un rasgo que no se le escaparía a Tocqueville.
También existió un elemento religioso en quienes planteaban un nuevo orden. De hecho, el nombre "penitenciaria" derivó de la
función penitencial que se pretendía efectuar en el aislamiento de los nuevos sistemas organizados por los cuáqueros.
Como los puritanos John HOWARD (1726-1790) creía en la salvación por la fe, y en que ella se interiorizaba sobre el cuerpo y la
mente de uno mismo. Es por eso que defendía firmemente el aislamiento en celdas limpias y la disciplina de trabajo como
métodos para mejorar a los hombres.
Para HOWARD la cárcel debería asemejarse a un centro de trabajo, no tener suplementos puritivos inútiles para la corrección
moral, e imponer una verdadera disciplina.
De este origen puritano se desprenden las características de la pena de encierro en régimen celular estadounidense: aislamiento,
silencio, encierro discilpina, orden, trabajo, inspección.
Jeremy BENTHAM fue quien desarrolló la filosofía utilitaria y práctica que arraigó con fuerza el pensamiento burgués, inglés y el
disciplinarismo como técnica política de control social. Esta pretensión disciplinante ya existía con anterioridad a ésta época
industrializado. Pero sería en plena Revolución Industrial cuando se le proporcionarse justificación teórica en base a la utilidad
pública entendida como felicidad.
Para BENTHAM el ideal de sociedad es la que obtiene "la mayor felicidad para el mayor número". Su creación en el área del
control disciplinario, es el mencionado proyecto de "el Panóptico" (1791), no inventó aquí la cárcel, sino que diseña un modelo
eficiente de la misma posibilidad de disciplinar mediante el encierro que se vería aplicado desde la emergencia del capitalismo
manufacturero.
Este modelo había pretendido ser una cárcel concreta diseñada por el propio BENTHAM para aprovecha como empresario
privado a los presos que el rey de Inglaterra no sabía dónde alojar. Cuando estaba avanzada la concesión de esta cárcel, el
Parlamento Británico, impidió que se construyera, por lo que quedaría solamente el diseño de esta máquina.
Para BENTHAM el sistema de gobierno se basaba en la mixtura de dulzura, severidad y economía, de acuerdo a las necesidades
del caso concreto. El diseño de la obra arquitectónica: en la periferia sería una construcción en forma de anillo con pequeñas
celdas iluminadas y rodeadas de vacío, para evitar fugas, en el centro, una torre con anchas ventanas que permiten observar lo
que sucede en la construcción periférica que se divide e celdas que atraviesan toda la anchura y permiten que la luz inunde toda
la dependencia sin dejar lugar fuera de la vista. En lo que hace a la unión entre la arquitectura y el régimen está el "ojo que todo lo
ve", el vigilante de la celda central que puede ver todo lo que sucede en las periferias y además puede hacer rotar su presencia
mediante un complejo sistema de sonido. Al no sabes si es efectivamente vigilado, el controlado actuará como si siempre
estuviera presente la mirada de su guardián. De lo que se trata es de disociar la democrática y transparente pareja "ver/ser visto":
en el anillo periférico se es totalmente visto sin ver jamás, en la torre interior se ve todo sin ser jamás visto.
En el siglo XIX al encierro había que dotarlo de lógica: hacer algo con los encerrados requería de una justificación que no pasaba
sólo por los excluirlos (aunque esta función excluyente persistiría). No sólo los excluidos producirían, sino que sus cuerpos se
transformarían en materia prima moldeable.
Es de este momento histórico determinado, el del paso del capitalismo industrial, de donde proviene la necesaria relación entre
cárcel y fábrica. La cárcel se haría fábrica o tomaría la representación simbólica de la fábrica.
El liberalismo capitalista no era enemigo de las burocracias. En todo caso los liberales querían que estas burocracias fuesen
eficaces y útiles. Debía reservarse a la iniciativa privada lo relacionado con la producción, nuevas necesidades debían ser
resueltas por los Estados. El gesto público por habitante crecería en forma notable en el siglo XIX. Este gasto iría a parar a las
poderosas herramientas disciplinarias de los ejércitos, muchos más numerosos tras las guerras napoleónicas. Pero también ese
gasto se explica por la aparición de la policía, como cuerpo de disciplinamiento e inspección. Las policías nacionales, tal como
funcionan hoy, se diferenciaron en el siglo XIX -aunque tienen su origen en Francia- antes y durante el antiguo Régimen, con el
objetivo de la delación y control total terrorista.
La organización burocrática francesa se basaba en la recolección de datos sobre los individuos. Un ejemplo es el de los datos
recolectados por los nacientes registros civiles, que cumplirían funciones importantes para el servicio militar obligatorio que
auspiciaba el Estado basado en la identidad nacional.
Sería el ministro de policía del populismo bonapartista, Joseph FOUCHE quien organizaría la policía en su función disciplinaria,
burocrática y represiva.
La gendarmería se apoyaría en el procesamiento de datos de todo tipo que su estructura burocrática se encargaba de recoger y
catalogar.
Es importante señalar que en todos los países, la justificación de estos cuerpos especiales de control estaba dada por el control
de las clases peligrosas, en particular la constituída por el nuevo proletariado urbano y sus posibilidades de huelga y de sabotaje.
Todos los ilegalismos que eran tolerados antes del capitalismo industrial, y que aseguraban la supervivencia de amplios sectores
de la población, se vuelven intolerables ahora para los propietarios comerciantes e industriales -junto a la exigencia de castigo
debían organizarse un sistema que evitase las pérdidas de los comerciantes e industriales. La protección de los grandes depósitos
y fábricas se haría de tal forma que diluiría la participación en este control y en tales ganancias de los sujetos individuales que
ejercían el poder.
Las burocracias, las de la prisión, la justicia o la policía, serían todas ellas unas máquinas de eliminar la responsabilidad individual
de sus propios miembros, por lo que es posible explicar así como podrían, años más tarde, llegar a producir los horrores más
significativos de la historia del pensamiento y de la acción criminal.
A la idea de prevención del delito iba ligada directamente a la idea de protección de la propiedad privada, comercial e industrial.
De esa forma es posible percibir la labor de la burguesía como sujeto beneficiario de la importante tarea de reforma penal del siglo
XIX, al menos en los estados industrializados. En los estados con menor desarrollo industrial, los cuerpos de policía tenían una
función más rural que urbana pues se trataba de proteger los caminos y también la propiedad del pillaje campesino. Se establecen
así sistemas de control que sirven a la clase industrial y propietaria, pero organizadas desde el propio Estado.
Junto a las burocracias de la industria aparecerán otras burocracias estatales que se harán cargo de la cosa pública en lugar de
sus verdaderos dueños, en teoría todos los ciudadanos.
Estas burocracias tendrían como principal función el control y la disciplina de los otros, aunque quizás sean los mismos miembros
de esas burocracias los más directamente afectados en cuanto a la transformación "interna". También esta transformación hacia la
obediencia y respecto de la autoridad se procurará en los demás.
Comienzan a organizarse sistemas de instrucción pública y también sistemas judiciales que se organizan racionalmente y con
criterios "nacionales". El ejemplo más importante de nacionalización burocrática eficientista es el de los modernos ejércitos.
En el caso de la pena de prisión, se produciría la racionalización conclusiva del modelo de disciplinamiento de la edad moderna
que intentaba imponer el modelo calculador de la ciudad apestaba al tratamiento segresivo y excluyente de los leprosos. Aquí se
comienza a alejar el discurso jurídico de la práctica penal.
VI. LA FILOSOFÍA POSITIVA. COMTE Y EL MÉTODO CIENTÍFICO. SPENCER Y LACONCEPCIÓN EVOLUCIONISTA DEL
UNIVERSO.
El siglo XIX es el siglo de la ciencia, el de la ciencia aplicada, que fue la que permitió el rápido desarrollo del capitalismo europeo y
estadounidense que se dio en llamar Revolución Industrial. Este fue el siglo de las grandes invenciones, de las grandes máquinas,
de la extensión de las comunicaciones gracias al vapor.
Auguste COMTE es considerado el fundador de la “sociología” como ciencia aunque, en todo caso, hay que hacer aquí la misma
salvedad que con la “criminología”, cuyas reflexiones también existen desde mucho tiempo antes. Comte creó una denominación,
aunque se diceque tenía intenciones de bautizar a esta ciencia como “física social” pero luego la llamó “sociología” para no repetir
un término ya utilizado por Quetelet.
Éste autor fue el fundador del “positivismo”, término que tomaría de su maestro Saint Simón. El positivismo de Comte fue el que
otorgó pretensión científica a las reflexiones sobre la sociedad que articulaban el discurso de la razón hegeliano con el orden
tradicionalista. Para Comte tales reflexiones deberían realizarse sólo a partir del conocimiento de los hechos; y de su tratamiento
con el mismo método positivo es conocer el juego entre los fenómenos existentes para entender las leyes naturales que
los gobiernan.
Comte tenía una formación matemática, y entonces suponía que todo saber debería tener sus precisas leyes. La sociología debía
ser un saber basado en la observación y por tanto “verificable”: intenta Comte acercar dos tipos de reflexiones que él conocía; la
de los científicos que había estudiado, y la de los políticos y empresarios que habían conocido como secretario de Sain Simón –
que no tenían formación científica. El gobierno de la sociedad debería estar en manos de estos políticos- científicos, nuevos
“expertos” así legitimados contra el ideal democrático, y debería ser una “ciencia”.
Según Comte la sociedad es un “cuerpo” que actúa con espíritu y demás tributos humanos. Ese organicismo no puede ser
“verificable”.
Para Comte ese cuerpo social es un organismo compuesto por individuos familiares y sociedad. Para Comte la familia constituía la
unidad social básica. La sociedad tenía una inclinación “natural” al gobierno, como resultado de las diferencias “naturales” entre
individuos que demostraban que unos estaban más inclinados a obedecer y otros a mandar, esas inclinados habrían llevado a la
humanidad a avanzar, de acuerdo a su crucial noción de progreso, pasando por tres estadios, el teológico o ficticio, el metafísico o
abstracto y el científico o positivo.
Toda la filosofía de Comte basada fundamentalmente en la idea de orden, para él, el saber era el conocedor del orden de las
cosas. El mismo progreso es posible a partir del orden inmanente establecido. El orden es la condición fundamental del progreso,
y todo progreso tiende a consolidar el orden, diría Comte “orden y progreso” con indisociables como lema positivista. El mismo
lema indica que el progreso es meramente el aspecto dinámico del orden, que sólo es posible dentro de una estabilidad
armoniosa, o aspecto estadístico del progreso. El orden, la armonía y el consenso, son los que permiten la sumisión de lo múltiple
a lo único. Y ese único que puede ser entendido – en tanto orden natural de las cosas. Y tiene capacidad de progresar es la
sociedad, siempre y cuando sea guiada por métodos científicos.
La idea de evolución demostraría que el progreso estaba científicamente probado, y que el actual orden burgués se asentaba
sobre esa cientificidad y no sobre mandatos religiosos.
El positivismo, el materialismo y en general el cientificismo proveyeron la base para la sofisticación ideológica que requería el
capitalismo imperialista ya hacía fines del siglo XIX.
El gran ideólogo del evolucionismo que Herbert Spencer quien hablaba de una evolución en las sociedades de un estadio primitivo
hacia una mayor civilización, y por ello se denominó usualmente “darwinismo social”. A él, antes que a Darwin, se debía la
constante referencia la “lucha por la viuda” que tanto era usada para denunciar las condiciones de vida de su momento cuanto
para justificar la lucha y también la imposición de los considerados “más aptos”.
Spencer sostenía que tanto el individuo como la sociedad son sistemas interdependientes, que a su vez están integrados por
subsistemas que corresponden a los aspectos internos y externos de un organismo. Entre ellos un subsistema industrial o de
mantenimiento económico y otro subsistema de mecanismos de gobierno y de comunicaciones.
Para Spencer la sociedad era un organismo pues aumentaba su masa por reproducción y al hacerlo aumentaba su complejidad,
con lo que aumentaría finalmente la diferenciación de sus funciones. Ello no estaba sin embargo en contra de su anarquizante
individualismo, pues este organismo carecía de centro de percepción, y por lo tanto el organismo social existía en función de sus
miembros y no al revés, como en otro tipo de organismos muchos más peligrosos de caer en totalitarismos.
Este autor combinaba tales teorías con un reclamo de reducción del estado en sus intervenciones sociales, lo que agradaba a los
librecambistas ingleses pero también a los trabajadores anarquistas ya todos los demás que en el estado sólo veían represión,
porque era lo único que en realidad hacía. Para Spencer el orden social de la naturaleza no podía ni debía ser modificado, ni por
los hombres, ni por el estado. Él creía, de acuerdo a las ideas de Maine, que el evolucionismo haría que los hombres abandonaran
la unión entre ellos basado en el status para unirse solidariamente a partir del reconocimiento progresivo de la individualidad.
Su confianza en la evolución de unas sociedades militarizadas y autoritarias hacia otras industriales y tolerantes chocaría al final
de su vida con la constatación del aumento de las funciones estatales y la pérdida de posibilidades para el individualismo, pues el
industrialismo no estaba en realidad reñida con el militarismo. Sin embargo, no dejaría de manifestar su opinión a este desarrollo,
terriblemente peligrosos si se aunaba a su evolucionismo organicista. Su individualismo era una consecuencia del evolucionismo
que parecía llevar al fin del Estado por manos del liberalismo. Este liberalismo debería enfrentarse con el autoritarismo estatal y el
militarismo que le dio origen.
Spencer fue el primero que hablaría de funciones “sociales”, tanto de los individuos como delas instituciones. Por lo tanto, toda la
escuela “funcionalista” que se describiría luego reconocea él como su fundador.
Capítulo V - Anitua
El positivismo y la criminología científica V.
1. El paradigma positivista: las causas individuales del comportamiento criminal. Positivismo e imperialista
El origen de la "criminología" suele estar asociado, antes que con las reflexiones sobre el orden o sobre el poder punitivo y sus
justificaciones, con el momento histórico en que esas reflexiones y justificaciones se alejan en un grado mayor de la cuestión
esencialmente política.
Ello sería posible cuando la justificación del poder burocrático y de los expertos del momento se pretendiera "científica". Es por
ello que el propio nombre de "criminología" surgiría en estos finales del siglo XIX, tan señalados por el cientificismo cuanto por el
organicismo
Ello ya había sido observado antes en el desarrollo de las ciencias médicas, que no tardarían en trasladarse hacia el campo del
control penal, y en brindar una explicación "científica" de la criminalidad.
La idea de "ciencia" como centro del naturalismo positivista daría lugar al presupuesto básico de la anormalidad individual del
autor del comportamiento delincuencial como explicación universal de la "criminología". Las nuevas justificaciones tendrían como
objeto de estudio ya no la sociedad, ni el Estado, ni las leyes y su afectación a los individuos, sino el comportamiento singular y
desviado que, además, debía tener una base patológica en el propio individuo que lo realizaba
El estudio de la criminología positivista puede ser explicado, muy sintéticamente y salvando numerosas diferencias, en base al
"hombre delincuente". Esa denominación sería la de un ente diferenciado, como otra "raza" en todo disímil de la de los seres
humanos normales.
La influencia del racismo es evidente, pues cuando se señalaba que era diferente también se quería indicar que era inferior, de
acuerdo a toda la construcción teórica que se haría en el siglo XIX. Curioso es señalar, no obstante, la novedad de esa
construcción, las innumerables continuidades que hay entre estos seres "inferiores" -negros, enfermos mentales y, para la
criminología, delincuentes- y los que durante el Antiguo Régimen eran señalados por la posesión demoníaca: ejemplo de ello es la
supuesta capacidad para soportar el dolor.
El éxito de este pensamiento y su actualidad no deben hacernos pensar que estas eran ideas limitadas al campo "científico" o de
elites ilustradas. Las descripciones provenientes de la nueva ciencia "criminológica" serían usuales a partir de entonces en las
más diversas publicaciones, incluso populares. Para ellas, cualquier signo visible podía señalar la existencia de un "delincuente
nato”
la tesis fuerte del iniciador del positivismo criminológico sería criticada duramente incluso en su época. Parecía haber una
contradicción intrínseca al afirmar, a la vez, que el delincuente era un ser atrasado que no se adaptaba a la sociedad moderna y
que era un ser con alguna alteración mental ligada a la locura. Sin embargo, esa contradicción -y toda la discusión que generó-
provocó la aparición de la "ciencia" necesaria para el poder penal del momento.
El momento de la crisis del imperialismo europeo en el mundo sería también el de la criminología,pero no su "utilidad", sobre todo
para las agencias estatales que saldrían consolidadas en su autoritarismo como siempre suele suceder en momentos de crisis -
que ideológicamente se definen como crisis "de autoridad"-.
el mismo LOMBROSO decía en su Medicina legal -un compendio de su vasta obra- que el delito, como otra enfermedad mental,
reconoce la existencia de un conjunto de causas que lo determinan y producen. Sin desconocer la inmensidad de este conjunto,
que también incluye problemas sociales, la escuela positivista se centraría en las causas antropológicas individuales, que era
donde la sociedad moderna debía, y podía, solucionar el atraso de algunos sujetos para adecuarse a ella e, incluso, a los males
que ella misma había ocasionado. Éste es quizás el principal reproche que deba formulársele al positivismo criminológico: el de
ocultar los problemas políticos, económicos y sociales que giran alrededor de la cuestión criminal. Aunque también debe
confesarse que ello no sucedió con todos los positivistas.
v. 7. El positivismo jurídico-penal, la política crhninal y la recepción del positivismo en el derecho penal alemán y
europeo. La ((huida" de la realidad del neokantismo
Los penalistas también quedaron encantados con las nuevas ideas científicas sobre el crimen, y el más importante intento de
asimilar a ellas con la ciencia penal del siglo XIX que se realizaría en lengua alemana. El profesor vienés LISZT sería quien
llevaría adelante una unión más permanente entre el idealismo jurídico y la práctica del positivismo criminológico (representada en
lengua alemana por el mencionado Hans KURELLA y por el psiquiatra Richard KRAFFT-EBING, 1840- 1902, quienes
reproducirían, en sus respectivos Historia natural del delincuente de 1893 y Manual de psiquiatría de 1879, algunas de las ideas
lombrosianas e incluso crearían otras "tipologías" asociadas al racismo degenerativo de KURELLA y a las por KRAFFT-EBING
llamadas "desviaciones sexuales"). El escrito más importante en esta materia de Franz VON LISZT (1851-1919) es el llamado
"Programa de Marburgo" de 1882. El texto es ya de un hombre maduro, a pesar de la juventud de su autor, pues para entonces ya
había publicado su importante Tratado de derecho penal alemán. LISZT hablaba entonces de la "ciencia total del derecho penal",
la cual tendría tres partes: la dogmática, 'que era la estrictamente jurídica; la científica o criminológica, que consistía en estudiar
las causas del delito y los efectos de las penas -para ello se recurría a la antropología y a la sociología criminales-; y la político-
criminal, que era la parte valorativa de esta ciencia total del derecho penal. Lo jurídico se vería influido de esta manera por el
espíritu positivo, para ampliar la atención a cuestiones especialmente sociológicas pero también políticas, pues como resultado de
la indagación científica habría que establecer líneas de acción de política criminal. La función de la dogn1ática consistía
simplemente en algo tan importante como ponerle límites a la función político-criminal, con lo que se heredaban funciones del
pensamiento jurídico ilustrado. La dogmática penal para LISZT era la "Carta Magna" del delincuente, que no protegería a la
comunidad sino al individuo que ha delinquido, garantizándole el derecho a ser castigado únicamente bajo los presupuestos
legales y dentro de sus límites legales. La dogmática protegería, entonces, la libertad del ciudadano frente a la arbitrariedad del
poder punitivo estatal, mediante la exigencia de respeto al principio de legalidad y a todas las garantías formuladas por los
penalistas de la "escuela clásica".
Pero esta herencia de lo jurídico se uniría con la búsqueda de contrastación empírica en datos de la realidad. Mientras la
dogmática se fundaba en las ciencias del espíritu, la criminología y la política criminal, para LISZT, se fundaban en las ciencias
naturales. Las ciencias naturales guiarían, por tanto, la tarea de investigación científica y la de su aplicación en políticas concretas
para permitir la "evolución" y "mejora" social. De esta forma se pensaba en "integrar" dos funciones. Su resultado podría haber
dado frutos más que interesantes si hubiera sido el encuentro del derecho con la sociología. Este encuentro, no obstante, debió
postergarse un siglo pues mediante el positivismo los datos de la "realidad" que se incorporaban se alejaban de la sociología y la
política para reducirse a la etiología individual. No se incorporaba toda la realidad sino sólo aquella que era construida por el
propio sistema al seleccionar a ciertas personas, tarea que por otra parte se "naturalizaba". La tarea reductora de la "ciencia" tenía
conlo he dicho elementos importantes del racismo que provocarían la pugna isoluble entre el derecho penal de "autor" y el
derecho penal de "acto" en aquel modelo integrado.
CAPITULO V
I. El paradigma positivista: las causas individuales del comportamiento criminal. Positivismo e imperialismo.
El origen de la Criminología suele asociarse, antes que con las reflexiones sobre el orden o sobre el poder punitivo y sus
justificaciones, con el momento histórico en que esas reflexiones y justificaciones se alejan en un grado mayor de la cuestión
esencialmente política: cuando la justificación del poder burocrático y de los expertos se pretendiera “científica”. Por ello, elnombre
“criminología” surgió a finales del SXIX, a partir del desarrollo de las ciencias médicas y su extensión hasta el ámbito del control
penal, brindando una explicación científica de la criminalidad. Esto daría lugar a la concepción de “anormalidad individual” del
autor del comportamiento delincuencial.
El objeto de estudio de esta “criminología” sería ya no la sociedad, el Estado, las leyes o la afectación a los individuos, sino que el
objeto estaría constituido por los comportamientos singulares y desviados que, además, debían tener una base patológica en su
autor. Es decir, surge la idea de “hombre delincuente”, un ente diferenciado e inferior a la raza humana. Las descripciones de este
“hombre delincuente” serían muy variadas y surgirían del campo científico, elitista y también del popular.
Por medio de este pensamiento, como se dijo, se reemplazaba el objeto de estudio, que ahora sería “el hombre delincuente”, en
reemplazo por “los delitos y las penas”. Se pasó de un pensamiento jurídico a uno pretendidamente científico, de manera tal que
existiría que las penas serían adecuadas a las necesidades sociales de defensa, pero también a las características de cada
delincuente (algo insostenible desde los princ. liberales de la ilustración): Las penas debían ajustarse al grado de peligrosidad
social de cada individuo y ello se trasladaría a la idea de “tratamiento”, lo que permitiría un mayor control de las condiciones
internas de las cárceles y manicomios.
Estas necesidades sociales de defensa condujeron a la utilización de penas indeterminadas (porque el daño ya no es relevante,
sino que se aplicará la pena o tratamiento en la medida en que ello sea necesario) y la implementación de medidas para penales,
vinculadas a las condiciones subjetivas del individuo y no a sus actos.
La justificación de este sistema punitivo estaba dado por aquello que los policías realmente hacían, se sintetizaba el delito y el
delincuente mediante la observación de los hombres que eran enviados a los calabozos. Aquello que está mal en la sociedad es
se identifica con el delincuente, el loco, etc., y por ello había que dominarlos y ordenarlos: las cosas que funcionan mal deben ser
expulsadas del cuerpo social o arregladas (visión organicista de la sociedad)
El racismo en estas ideas tuvo su apogeo en esta etapa, en coincidencia con el imperialismo, mediante el cual los Estados
europeos se repartieron las áreas del mundo que no habían sido colonizadas mediante la inversión, con una clara concepción de
superioridad del ser europeo por sobre el resto.
Cesare Lombroso: Era un médico alienista italiano, señalado como el fundador de la criminología a partir de su obra “El Hombre
Delincuente” en 1876. Ingresó al ejército y allí comenzó a realizar estudios por medio de la observación de los hombres.
En virtud de ello, comenzó a elaborar teorías:
1. Las condiciones de los hombres se deben a los alimentos que ingieren: Buscaba aplicar el método positivo, identificando un
fenómeno (la conducta humana), y luego mediante la observación ver qué pasa. Una vez que surgen comportamientos comunes
se está en presencia de una ley general. Luego de ello, y tras el éxito de esa investigación, Lombroso pasó a analizar distintos
tipos que obtenía de los manicomios y las prisiones, para comprobar si estas diferencias consustancias al loco o al delincuente,
eran producidas por la alimentación. Mediante el método científico Lombroso desvió el objeto de estudio desde el delito hasta el
delincuente.
2. Luego de examinar a un delincuente llamado Vilella, observo que su cráneo poseía una peculiaridad anatómica propia de los
monos – homínidos no desarrollados- y de los fetos antes de alcanzar su pleno desarrollo. En virtud de ello, concluyó que el
delincuente era un ser involucionado desde una perspectiva evolutiva darwiniana, que era un ser atávico, y que llevaba adelante
delitos por sus propias características de nacimiento (tal como hacían los monos). Era un ser atrasado evolutivamente.
El atavismo cumplía diversas funciones:
Causa: Explica la etiología, el porqué del delincuente. Es la explicación científica del delincuente.
Signo: Síntomas, aquellos que hace visible el fenómeno, y que permite saber quién es delincuente. No importa lo que haga, lo que
importa son sus condiciones biológicas, que loharán delincuente, aún si no hubiera cometido delitos. Así, podría identificarse a los
sujetos que hacen que el cuerpo social no funcione por las características de su cuerpo.
Lombroso creó un atlas en el que describió las características físicas de estos seres atávicos, y confeccionó categorías:
Delincuente nato: Un ser atávico desde su nacimiento, inferior biológicamente. Delinque por su propia carga congénita y orgánica.
Loco moral: Posee una anomalía psíquica y moral.
Delincuente epiléptico: la epilepsia es un signo de problemas neurológicos, y un síntoma de atavismo. Lombroso tendría un gran
éxito alrededor de todo el mundo en base a esta teoría, y posteriormente tuvo una gran influencia de la psiquiatría, mediante la
cual corrigió los defectos de su teoría: el delincuente se acercaría cada vez más a la enfermedad mental, y para poder mostrarla
como algo visible y relacionado con su teoría originaria se ocuparía de la epilepsia.
Las categorías se retroalimentaban, pues eran realizadas basándose en las personas que eran efectivamente detenidas, y su
aspecto justificaba que esos eran los “tipos” que había que detener. Consideraba que la mayoría de los delincuentes eran
incorregibles o imposibles de resocializar, y por lo tanto aconsejaba su exterminio.
La teoría de Lombroso generó una ruptura en el trato de la cuestión criminal, pues el positivismo avanzó frente a las viejas teorías
morales o metafísicas para las cuales el libre arbitrio era un artículo de fe, del que los positivistas debían prescindir. Logró la
nueva disciplina concentrarse en el estudio clínico del delincuente, que era nacido como tal y cuyos comportamientos debería
evitarse: esto permitía previsibilidad sobre sus comportamientos, que debían ser evitados de todas maneras.
El autor también recibió críticas por su monocausalismo de la delincuencia, de manera tal que fue ampliando esas causas
reducidas en principio al atavismo, y las enumeró en: el clima, la geología, la raza, la civilización y la prensa, la densidad de
población e inmigración, a la subsistencia, el alcoholismo y otras drogas, la falta de educación, condición económica, la religión, la
orfandad, la herencia, al edad, el sexo, o la imitación. Esto igualmente no constituyó parte del fuerte de su teoría, que se encuentra
identificada por la primera parte.
Con un notorio machismo Lombroso también teorízo sobre la mujer al escribir “La Mujer Delincuente”, en dónde sostuvo que la
mujer ocupaba naturalmente un estadío evolutivo inferior, caracterizándose principalmente por una falta de pena y de
insensibilidad, combinado con una falta de refinamiento moral que las acerca al hombre atávico. No obstante estosefectos se
neutralizarían mediante la piedad, la maternidad y la necesidad de pasión sexual – la satisfacción del hombre pero que a su vez
debía poseer frialdad o frigidez-, debilidad, infantilismo e inteligencia menos desarrollada. Estas circunstancias las aleja del delito a
pesar de su inferioridad, de manera tal que las pocas mujeres delincuentes eran aquellas parecidas a los hombres.
La mujer delincuente era más viciosa que el hombre, siendo la prostitución el equivalente a la delincuencia masculina. La
prostitución era causada por una ineludible predisposición orgánica a la locura moral debida a procesos degenerativos en las
líneas hereditarias antecesoras de las prostitutas. Lombroso entendía que la prostitución femenina era menos perversa que la
delincuencia masculina, y que era raramente peligrosa para la sociedad, y que inclusive realizaba una función social de válvula de
escape de la sexualidad masculina que podía, incluso, evitar delitos. La mujer prostituta se encontraba entonces en una especie
de zona gris, que no se encontraba dentro de los mismos parámetros que la delincuencia.
La prostitución no era prohibida porque era necesaria, aunque debía ser controlada: Por ello se continuó con la preocupación del
higienismo del S.XIX, mediante normativa profiláctica para evitar contagios, e inclusive en los algunos casos reprimiendo la
prostitución, represión que siempre recaía sobre la mujer y no sobre los hombres.
También escribe Lombroso en “Los Anarquistas” que los anarquistas son enfermos mentales y que su pensamiento requiere de
una vuelta al pasado imposible de realizar. Ello justificaría la represión de quienes sostenían tales ideas y, sobre todo, la
internación en manicomios de muchos de ellos para de esta forma minar el respeto que se profesaba ampliamente entre sectores
populares hacia sus expositores.
La famosa tríada del positivismo que difundiría sus ideas mediante la “Scuola Positiva” sería integrada por Lombroso, Ferri y
Garófalo. Existían diferencias importantes entre los tres: Lombroso sería el cuerpo del positivismo, mientras que Ferri y Garófalo
constituirían las alas de un mismo pájaro investido por una pretendida cientificidad, el primero desde una visión de izquierda y más
progresista y el segundo desde una perspectiva más reaccionaria y conservadora.
Enrico Ferri (1856-1929): Abogado, periodista y político de origen socialista que terminaría su carrera legitimando el fascismo de
Benito Mussolini. Posee una gran influencia sobre el pensamiento latinoamericano.
Si bien es positivista y encuentra sus estudios desde una perspectiva cientificista, y hasta en algún punto buscas causales
biológicas, lo cierto es que logra encontrarle una vuelta jurídica a las causas de la delincuencia. Ferri escribió una tesis en la que
intentó demostrar que el librealbedrío es una ficción, y teoriza el determinismo: Las condiciones del hombre vienen determinadas,
están dadas más allá de su voluntad.
En virtud de esa negación del libre albedrío elaboraría una nueva concepción de responsabilidad, ya que no era posible aplicar la
visión iluminista que atribuía responsabilidad en la medida en que el sujeto se encuentra en condiciones de elegir u optar. Afirma
entonces la existencia de una responsabilidad positiva o social: El individuo es responsable por integrar el cuerpo social y poseer
un estado peligroso, que lo lleva a su conducta. La represión no viene dada entonces por lo que el sujeto hace, sino por su
condición de peligroso, ya que sus comportamientos están determinados, y lo que debe hacerse es evitar esos actos en pos de la
defensa social. El delito era entonces solamente un síntoma que revela la personalidad peligrosa, y mediante la pena habría que
atender a esa personalidad para transformarla, siendo legítima su aplicación tanto ante un delito como en su ausencia. La
sociedad debe capturar al sujeto peligroso, diagnosticarlo, tratarlo y, de ser posible, curarlo.
De tal manera, para él la pena era una represión necesaria para defender el organismo social, pero no contra decisiones
asociales, sino contra el estado peligroso de algunos individuos. A su juicio el propósito de la justicia criminal era la defensa social,
y seguía sosteniendo, al igual que Lombroso, que el crimen debía estudiarse en la figura del delincuente.
Desde una perspectiva socialista, en “Sociología Criminal” elabora este determinismo, que para él sería, mayoritariamente,
económico, y por lo tanto notoriamente más progresista que el determinismo de carácter biológico. Decía que las acciones
humanas, honestas y deshonestas, sociales o antisociales, son siempre el producto de su organismo fisiopsíquico, y de la
atmósfera física y social que lo envuelve.
Primero distingue entre distintos tipos de delincuentes:
Delincuente nato: Tiene una carga biológica que lo lleva a delinquir, y por lo tanto es imposible resocializarlo. A juicio de Ferri son
mínimos, casi inexistentes.
Loco moral: Posee una anomalía psíquica que además es moral, y que por ello lo lleva a delinquir.
Delincuente habitual: Posee una tendencia a delinquir adquirida, sin base orgánica.
Delincuente ocasional: Aquel que no presenta condiciones físicas, pero que cede ante la oportunidad de delinquir siempre que se
le presenten las condiciones favorables.
Clasifica asimismo los factores o causas de constitución del delincuente:
Factores antropológicos: La constitución orgánica del sujeto, psíquica, la raza, edad, sexo, etc.
Factores físicos: el clima, suelo, estaciones.
Factores sociales: opinión pública, densidad de población, religión, alcoholismo, educación, justicia penal, etc.
Como se dijo antes, la pena tendría como único propósito la defensa social ante un sujeto peligroso, lo que dio lugar a que Ferri
propusiera penas indeterminadas – pues sería tan necesaria como se requiera el tratamiento para el delincuente-, sustituvos
penales y medidas predelictuales. El valor de estas medidas no está dado solamente en la exclusión, sino que pretendían incluir a
través del tratamiento curativo o reeducador. La pena dependerá entonces del tipo de autor y no del hecho, circunstancia en base
a la cual se determinará el “tratamiento” más idóneo. Ello, pues, a su juicio la prisión podía en la mayoría de los casos resocializar
al delincuente si tenía el marco favorable para hacerlo.
RafaelleGarófalo (1851-1934): Representaba el ala más conservadora y derechista del positivismo criminológico, y era un
aristócrata profundamente autoritario. Publicó “La criminología”, donde buscó encontrar el concepto de delito natural desde una
aproximación que el denominaba criminológica y no jurídica.
Lo que justificaba para Garófalo la defensa social era la lucha contra los enemigos naturales, ya que más que delito natural lo que
lo impulsaba era el delincuente natural, determinado por una concepción racista. El delito natural en cada sociedad no era el
mismo en todas las sociedades, y por lo tanto podrían variar los enemigos. En este cuadro, las sociedades que nosé
correspondían con los valores de las europeas eran degeneradas, y sólo las
valoraciones jurídicas europeas eran las que guiaban a la humanidad en la idea de sensibilidades sanas ynaturales. Los dos
sentimientos básicos y naturales serían la piedad y la probidad u honestidad, y sólo en caso de que éstos se desarrollen en las
sociedades se considerará delito a aquellas conductas que los violen. Los delitos que afectan a la vida o a la salud lesionan la
piedad, y los que atentan contra la propiedad lesionan la probidad.
De tal manera, delincuentes naturales serán aquellos que carezcan de esos sentimientos de piedad y probidad, y contra ellos no
existiría medida re-socializadora posible, por lo que ide. Él fue el verdadero autor del concepto de peligrosidad, que sería la
perversidad constante y activa. La pena no debía ser proporcional al daño ocasionado (como proponían los iluministas), sino que
debía realizarse en base a la peligrosidad del sujeto.
En base a ello, ideó las más terribles propuestas de inocuización como solución frente a esos enemigos peligrosos: para los que
desconocieran del sentido de probidad o justicia proponía la deportación – o expulsión de la comunidad-, y para aquellos faltos de
piedad la pena de muerte. La ley tendría un rol fundamental en lo que él denominara la guerra contra el delito, ycumpliría con la
ley natural de la selección natural que impediría que toda sociedad se degenere.
Escudaba todas esas ideas bajo el argumento de privilegiar los derechos de las víctimas, para quienes solicitaba una reparación,
no un agravamiento: para él sería agravar su sufrimiento que tuvieran que pagar con sus impuestos el sostén de los condenados a
prisión, de manera talque esa era la solución más piadosa.
Las ideas de estos positivistas serían retomadas por los de generaciones posteriores, que fueron aún más allá de lo estrictamente
penal para descubrir lo que llamaban “estado peligroso sin delito”, que se exhibía en lo que denominaron “mala vida” y que incluía
la medicidad, la prostitución, las religiones no oficiales, la toxicomanía, y todo aquello que no se adecuara al modo de vida
burgués. Esa mala vida era en realidad la marginación social, y daba cuenta de la existencia de las clases peligrosas ajenas al
mundo deseado por la burguesía, pero también de la clase trabajadora. Ese submundo era lo opuesto a la civilización y el
progreso defendido también por los grupos de izquierda, y que sólo podía ser explicado mediante teorías de atraso en el
desarrollo o persistencia del atavismo
CAPITULO VI
I - La sociología y los Estados Unidos. El nacimiento de la Escuela de Chicago
Los primeros años del siglo XX vemos el origen de una nueva forma de pensar sobre la cuestióncriminal. Es entonces cuando
apareció la sociología y con ella el nuevo modelo de experto: elsociólogo reemplazaría al médico, al jurista, al filósofo y al teólogo.
Vale recordar que la llamada “sociología criminal” cambiaría durante la primera mitad del sigloXX la visión de aquellas primeras
aproximaciones que había hecho desde ese campo, entreotros, Enrico FERRI. Poco tiempo después de su muerte aparecerían en
los Estados Unidosunas obras que cambiarían totalmente la perspectiva criminológica. Creo que incluso antes dela Segunda
Guerra Mundial ya estaba delineado el proyecto de pensamiento sociológico sobrela cuestión criminal.Coincidan más o menos en
el año 1938 la aparición de las producciones de Robert MERTON,Edwin SUTHERLAND, Thorstein SELLIN, Frank TANNENBAUM
y Georg RUSCHE, las quedescribirán los cambios en los pensamientos criminológicos. Lo que une a todas estas obras esla
radical oposición a la forma de pensamiento sobre la cuestión criminal que coadyuvaría a laperpetración de los genocidios que en
esas mismas fechas se llevarían a cabo en Europa. Lasobras de mención fueron publicadas en los Estados Unidos a pesar de las
diferentesnacionalidades de sus autores. Es que es allí a donde hay que trasladarse para entender estenuevo enfoque dado no
sólo al pensamiento criminológico sino al más amplio sobre lacuestión social y política.
Ello no es ajeno al trasvase del “centro” económico y político del poder occidental, que ya paramediados del siglo XX quedaría
radicado en los Estados Unidos.
La muestra de que ese imperialismo sería más exitoso la da el hecho de ir asociado a ciertaidea de “prosperidad”, la que atraería
enormes contingentes que eran expulsados del hastaentonces poder central europeo. Esta migración nos acerca a una segunda
explicación delsurgimiento del pensamiento sociológico sobre la cuestión criminal en los Estados Unidos. Nosólo se produciría
entonces la migración de importantes pensadores europeos, sino quetambién se brindaría allí la posibilidad de estabilizar un
campo de conocimiento merced a unarelativa tranquilidad política y a una institucionalización de los centros de investigación.
En Estados Unidos se desarrollaría esta nueva aproximación al estudio y pensamiento de losocial pues existía allí un contexto
general y académico favorable a la investigación, sobre todoa la investigación empírica que en Europa era impracticable.
El “pragmatismo” fue la corriente filosófica que influiría en la realización de unas cienciassociales alejadas del teoricismo europeo
y apegadas a un empirismo denominado “filosofía dela acción”. La reacción contra la filosofía de raíz hegeliana se haría en
Estados Unidos conpostulados del empirismo y evolucionismo inglés, así como también del positivismo. Ello,además, iba adunado
a un cierto optimismo que pretendía verificar las investigaciones yaplicarlas sobre la realidad para mejorarla. Así se presenta un
pensamiento que pretenderealizar una praxis, una aplicación de las ideas para intervenir en la realidad. Los pragmatistasasumían
una concepción relacional de la verdad que, en términos de investigación social, setradujo en una mayor sensibilidad para
escuchar el punto de vista de los actores sociales.
Los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX muestran a los EstadosUnidos inmersos en un fuerte proceso
de industrialización. Había abundancia de capitales ycarencia de mano de obra por lo que se produjo un enorme movimiento
migratorio desde lospaíses pobres de Europa. Todos estos inmigrantes se concentrarían en las ciudades másindustrializadas,
como Nueva York, Detroit o Chicago, donde crearían guetos de colectividadescon valores bastante distintos a los dominantes
entre las clases dirigentes. Además, tambiénse produjo una importante migración interna, del campo y de los Estados de
economíaprincipalmente agraria hacia las ciudades industrializadas.
Por lo tanto, se producirían entonces grandes concentraciones de población en las ciudades, yse trataba de poblaciones muy poco
heterogéneas, provenientes de lugares muy diversos, condistintos idiomas, distintos valores, costumbres, riquezas, etc. El gran
problema que se iba aplantear entonces sería el de la integración. Pues de este problema de la “integración” seocupaba la
naciente sociología que hacían algunos autores europeos, considerados susfundadores.
En un primer momento, los estudiosestuvieron realizados por pensadores “comunitaristas”,descendientes de los primeros
colonizadores ingleses.
Luego de esos estudios, la llamada Escuela de Chicago se ocuparía del “problema” social conmayor inteligencia. De acuerdo la
citada tradición pragmática, la voz “problema” tendría unsignificado diferente en Estados Unidos y en Europa. En la industriosa
América significaba elpunto de partida de posibles soluciones. Habría, entonces, un reciente interés por los estudiose
investigaciones empíricas que pudieran explicar los problemas sociales que aparecían entodas las grandes ciudades
estadounidenses, y sobre todo habría interés en que surgieransoluciones a estos problemas. Precisamente el triunfo de la
sociología en los Estados Unidospuede explicarse debido a la capacidad mostrada por esta disciplina de sugerir, y de sugerir alos
hombres “correctos”, soluciones al problema de la integración y del control de una realidadsocial muy poco homogénea y
conflictiva.
Se pasaba de una sociedad fundada alrededor de unos valores dominantes (pequeñascomunidades agrícolas provincianas) a
unas ciudades muy indefinidas, a las que iban llegandomasas de inmigrantes de los más variados países pobre de Europa, con
distintas costumbres,lenguas y culturas. Las ciudades se extendían muy rápidamente y con un proceso deurbanización caótico y
salvaje. El crecimiento de las ciudades fue muy rápido (Chicago tenía en1840, 2.000 habitantes; en 1860 ya eran 110.000; en
1870, 300.000 y en 1910 ya serían 2millones de habitantes).Esta explosión demográfica provocaba en todo el mundo problemas
de orden social. LaEscuela de Chicago se iba a interesar por esos problemas comunes, pero pondría orden enaquello que
reflejaba justamente la carencia de un orden mayor, y no se alejaría de loconcreto. El Departamento de Sociología de la
Universidad de Chicago, uno de los primerossobre tal disciplina en el mundo, fue fundado por Albion W. SMALL (1854-1926). Éste
hombreera un darwinista social. El principal éxito lo tuvo como organizador e institucionalizador de lanueva disciplina sociológica,
tanto desde la revista que fundó y dirigió, el “American Jorunal of Sociology”, como por la formación de una “escuela” dentro de la
mencionada Universidad deChicago. Esta Universidad había sido creada en 1892 gracias a la generosa contribución de unode los
nuevos magnates estadounidense, John D. Rockefeller.
No debe estar lejos de las explicaciones sobre su “éxito”, esta originaria dependencia de lasociología de los soportes económicos
de los mayores capitalistas del momento. ThorsteinVEBLEN era quizás el único profesor de sociología de Chicago que mantenía
un discursoabiertamente anticapitalista centrado en la cuestión social.
Aún advirtiendo esta dependencia con respecto a los sectores más inteligentes de las clasesdominantes, deben valorarse
significativamente las importantes ideas desarrolladas poraquella primera Universidad que estudiaba y daba respuestas desde el
prisma sociológico a lascuestiones sociales. Esta “Escuela de Chicago” desarrollaría, entonces, la sociología académica.La
sociología de Chicago se emplearía en investigaciones cualitativas y guiadas por la búsquedade una sociedad democrática,
multicultural y multiétnica. Ello tendría que ver con el origenmencionado del pragmatismo.
Una personalidad muy fuerte como la de William I. THOMAS (1863-1947) le daría a Chicago loscimientos fundamentales de la
sociología. En 1908, este profesor obtuvo un subsidio paraestudiar los problemas relacionados con la inmigración europea.
THOMAS se centró en lacolonia polaca, que era muy importante en Chicago, y en uno de sus viajes a Polonia conoció alpoeta y
filósofo Florian ZNANIECKI (1882-1958). Juntos completarían en 1918 el informe finalllamado El campesino polaco en Europa y
América, compuesto por cinco largo volúmenes. Losautores describían cuatro aspiraciones: el deseo de experiencias nuevas, el
deseo de serreconocido o apreciado, el deseo de poder y el deseo de seguridad. En las posibilidades desatisfacerlas a un número
mayoritario o total de personas estaría la clave de una sociedadordenada. Si bien tales pautas son aplicadas a los campesinos en
ambos mundos, loimportante del informe es el estudio del cambio social que sufre el inmigrado en el nuevomedio. Ello se
relaciona con la “desorganización social” como debilitamiento de las normassociales que afectaba los comportamientos
individuales. De esta forma la desorganizaciónsocial es algo tanto individual como colectivo. La desorganización social es la
disminución de lainfluencia de las reglas de conducta, existentes y conocidas, que controlan a los miembros delgrupo.
La sociedad moderna se desorganiza porque los medios de “control social” realmenteimportantes, los basados en la comunidad y
en los grupos de relación primarios, se handebilitado a causa de la heterogeneidad cultural, el anonimato, el individualismo y
lacompetencia social. Tal desorganización social prohíja la desorganización individual y por tantose ha de estudiar a la primera,
junto a los nuevos métodos de “control social” para solucionarlos problemas de marginación y retraso que producen, entro otras
cosas, delitos.
Los autores del informe creían que debe crearse una reorganización puesto que los inmigradosno se integraban en un primer
momento en la sociedad estadounidense sino que se asociabancon otros inmigrados. Los problemas se producían especialmente
cuando estos grupossecundarios de reorganización (iglesias, sociedades de inmigrantes, etc.) no podían cumplircon su función de
otorgar modelos de acción a algunos individuos. En estos casos se produciríala desorganización individual, que llevaría consigo
problemas económicos, de estructurafamiliar y de delincuencia. Esos problemas no podrían solucionarse por el Estado sino por
unverdadero “control social”, según estos autores y el ideario de la Escuela de Chicago. Lapresión ejercida por el medio social
sería la mejor arma para el auto-control y, también, paraevitar los problemas sociales e individuales.THOMAS desarrollaría una
obra muy importante dentro de la Escuela de Chicago,especialmente referida a la temática de la prostitución, aparecería lo que
sería el famoso“teorema de THOMAS”, que dice que si algunas situaciones son consideradas como realesserán reales con
respecto a sus consecuencias.
III. Las investigaciones empíricas sobre la ciudad: control social, ecología social y sususos criminológicos
Los estudios propiamente criminológicos fueron fundamentales en Chicago a partir de que alDepartamento de Sociología se
uniera Robert Ezra PARK (1864-1944) en 1915 y Ernest W.BURGES (1866-1966) en 1921. Estos autores continuaban la obra del
sociólogo Edward A. ROSS(1866-1951), autor en 1901 de un influyente libro llamado Control social, un término quetendría gran
éxito en la sociología, pero también en la criminología.
El concepto de control social tuvo en la obra de ROSS un puntual significado que remite a lasideas comunitarias antes que a las
estatales. El ideal estaba en los diferentes autoresmencionados, que ceñían este control al “auto-control” o al realizado por
institucionesprivadas.
Para PARK la sociedad existiría y se mantendría gracias a la comunicación, y en ella propondríauna serie de funciones
esenciales. PARK era un periodista, en sus trabajos criminológicos,adoptará los puntos de vista que se conocieron como
“darwinismo social”. Este enfoqueteórico consideraba a la sociedad como un organismo que a través de su desarrollo
mantienecierto equilibrio ecológico, resultado de la competencia por las oportunidades en el trabajo yen las acciones sociales. Sus
enfoques realizados desde el campo de la interaccióncomunicativa procuraban corregir lo que aquel otro enfoque no tenía de
democrático. ParaPARK, la labor de la comunicación iba más allá de corregir el orden ecológico de la sociedad. Lacomunicación
sería un ideal cultural consistente en la creación de un universo de discursocomún. En PARK se unen las ideas democráticas de
DEWEY con las reflexiones sociológicas deSIMMEL y TARDE. En su Introducción a la sociología escrita en 1920, señalaba que
“lacomunicación es una forma de interacción o proceso que tiene lugar entre personas, es decir,individuos con un ego, con un
punto de vista, conscientes de ellos mismos y más o menosorientados en un universo moral”.
Para PARK, la comunicación libre entre individuos, grupos, comunidades y organizaciones erael mejor modo de resolver los
conflictos que él mismo se encargaría de describirsociológicamente a partir del modelo de ciudad denominado “ecológico”. La
“ecología social”daba un marco general en el que se debían colocar los problemas concretos, estudiados en supropio ser y
mediante las mejores herramientas descriptivas posibles.
PARK y BURGESS formularon el programa de la Escuela de Chicago: la sociología tiene la tareade penetrar tanto en las leyes de
la naturaleza como en los enunciados generales sobre loshombres y sus sociedades, los cuales vendrían a ser independientes del
tiempo y del espacio.
Los autores citados publicaron junto a MCKENZIE en 1925 una gran obra, llamada La Ciudad,donde aparecería la famosa figura
de la media luna en forma de diana, representativa de laciudad de Chicago y de sus diversas áreas. El núcleo central a orillas del
lago se extendería enuna compleja expansión que ellos intentaban explicar para colocar en su sitio los problemassociales
concretos que debían analizarse. Así dirían que el proceso de expansión de la ciudadsería de “descentralización centralizada”
pues mientras la población aumentaba, lasestructuras se hacían más complejas. Los barrios o áreas se analizarían también a
partir de lasposibilidades moralizadoras o de “control social” que generaban en sus habitantes. La ciudaden general permitía la
confusión, la movilidad y por tanto el refugio y la creación depersonalidades conflictivas, como vagabundos, alcohólicos,
prostitutas y delincuentes. Todosellos serían reprimidos y censurados en determinadas áreas morales, en las cuales merced aese
control social, no se verificaban importantes conflictos sociales. Sin embargo, esos centrosde control social no solucionaban el
problema de la ciudad, pues esas individualidades quereflejaban tales problemas no siempre eran “acogidas” y “controladas” por
la comunidad local,sino que normalmente eran expulsadas y encontraban entonces su acomodo en otras áreasdonde dicho
control sería más laxo.
La Escuela de Chicago se dedicó principalmente a estudiar la desorganización socia de estasotras áreas dentro de las ciudades,
para intentar buscar soluciones a esa desorganización a lavez social e individual. Antes de teorizar, PARK enviaría a sus
estudiantes a analizar el terreno,a realizar trabajo de campo consistente en entrevistas, observaciones, descripciones y mapasde
la ciudad.
Este nuevo objeto de investigación del pensamiento criminológico guiado por sociólogos era laciudad. El objeto de estudio del
positivismo criminológico era el delincuente, se habíaproducido una identificación entre delincuente y detenido, pues se estudiaba
a los individuosencerrados. Con el nuevo objeto, esta identificación entre delincuente y detenido seríasuperada definitivamente. Ya
que no va a ser la cárcel, ni el manicomio, el laboratorio deobservación y experimentación del criminólogo, sino que ese
laboratorio se ampliaría al gueto,o a la ciudad toda. Se estudiarían por tanto a los grupos y a los individuos en su propio“hábitat”.
Este sería el concreto objeto de los criminólogos asociados al Departamento de Sociología.Como ejemplo de las investigaciones
centradas en la delincuencia está la de FrederickTHRASHER (1892-1962) quien, en 1927, publicó un libro con la investigación
sobre 25.000miembros de 1313 bandas de delincuencia de Chicago. El libro sigue la evolución de los gruposde amigos de la
infancia, que de los juegos comunes pasan naturalmente a compartiractividades propiamente delincuenciales. La banda sería
también el lugar en el cual los jóvenesencontrarían el afecto, reconocimiento y lealtad. THRASHER arribaría a la conclusión de
que lasbandas se dividían en cuatro tipos: la banda difusa, la solidificada, la convencional y laestrictamente criminal; y de que
había unas zonas de bandas criminales en la periferia de lasciudades. Este tipo de investigaciones intentaban establecer las
llamadas “áreasdelincuenciales” como zonas donde se concentrarían los comportamientos delictivos, yexplicar su aparición como
una consecuencia del desarrollo económico y político de la ciudad.
Otro trabajo sería el del análisis espacial de Clifford SHAW (1896-1957) y Henry MCKAY (1899-1972) publicado en 1942 como
Delincuencia juvenil y áreas urbanas, obra que fue lacontribución más importante de la Escuela de Chicago a la criminología.
La principal teoría era la definición de SHAW sobre las “áreas delincuenciales”, que seríanzonas de transición, física y socialmente
degradadas y que por ese mismo tránsito, deterioro ypérdida de la capacidad de control social de la comunidad, generarían
delincuencia.
En las conclusiones de la obra citada indican, en primer lugar, que la delincuencia juvenil seconcentra en aquellos barrios
degradados, es decir, que de ser residenciales se convierten enzonas de tránsito; segundo, que siempre es allí donde reside la
delincuencia, más allá delcambio de los moradores y sus características físicas, de origen nacional, o raciales; tercero,que allí
también pueden actuar otras instancias delictivas (mafia, corrupción policial) enreemplazo del control social de las áreas
residenciales; cuarto, que si los habitantes de esasáreas se mudan a otras, sus hijos tienen menos posibilidades de caer en la
delincuencia;quinto, que los habitantes de esta zona que cometen un delito, tienen mayores posibilidadesluego de ser
reincidentes; sexto, que la delincuencia en estas zonas es un comportamientogrupal; y séptimo, que integrar bandas delictivas es
parte del crecimiento normal de los jóvenes de estas zonas.
Las áreas delincuenciales serían vistas como las causantes del vicio. La pérdida de la adhesión alos lugares de origen y el
debilitamiento de los frenos inhibitorios del grupo primario son losresponsables del aumento del vicio y de la criminalidad en las
partes degradadas de la ciudad.Los trabajos de SHAW llevaban a proponer y llevar luego adelante un proyecto de
urbanizacióncomo medida de control social. Esto significaría un cambio radical en el terreno de laprevención de la delincuencia,
que intentaría insertar a trabajadores sociales, maestros ymiembros de los mismos barrios para ocupar el tiempo y mejorar las
condiciones de “controlsocial” en estos barrios.
De aquí provendría el aporte más trascendente de la sociología estadounidense a lacriminología, la cual comenzaría a utilizar el
criterio de la “desorganización social” pararesponder a la búsqueda de causas de la delincuencia. Además se constata que más
quecausas del comportamiento delictivo individual se buscan las del comportamiento colectivoespecialmente el llamado
gangsterimo.
Al del comercio de distintas bebidas alcohólicas las nacientes mafias agregaban los negocios dela prostitución y el juego
clandestino, lo que en total movería una ingente cantidad de dineroque era participada a los políticos, policías y jueces. Los grupos
más marginales de lapoblación, y sobre todo lo jóvenes “aprendían” de estos códigos morales dominantes que eramuy fácil
hacerse rico, y que no serlo iba necesariamente asociado a la torpeza mental.
A ello se sumaría la aparición de la crisis económica denominada “gran depresión” hacia 1929.Se presentaban enormes
problemas que la criminología del momento debía ayudar asolucionar para salvar al capitalismo de su propia voracidad
autodestructiva. Las propuestas dela sociología criminológica a esos problemas vendrían de la mano con el llamado “Estados
debienestar”.
Con el aporte del funcionalismo la investigación criminológica de cuño sociológico yetnográfica desarrollada sobre todo en los
Estados Unidos produciría una importante cantidadde investigaciones que, además de servir de soporte al naciente “Estado de
bienestar”,conformaría un nuevo pensamiento criminológico.
CAPITULO VII
I. Origen de la criminología sociológica. Políticas del Estado asistencial.
Si tras el momento de irrupción de una “ciencia” criminológica, y una posterior crisis, esposible hablar de otra etapa de
“consolidación”, es porque la institucionalización era elresultado de que las investigaciones empíricas producidas sirvieron a un
“príncipe”determinado: al Estado de Bienestar. Esa época sería la del apogeo del funcionalismo.
El origen tórico de las políticas que dan forma a ese tipo de Estado: John Maynar Keynes, sedecidió a buscar las causas de la
crisis, y el modo en que no se repitieran. Lo importante para élera lograr una ocupación plena dentro del sistema fabril, y para ello
no se podría confiar en la“mano invisible” o en los capitalistas en busca de su provecho. Su alegato para la intervencióndel Estado
en la economía era muy claro: sólo de esa forma se podría lograr un acentuadoaumento de salarios, clave del aumento de la
demanda y por tanto del crecimiento de laeconomía. Eso también debía ser fomento del Estado con la creación de obras aunque
seaninútiles pues lo que importa es brindar empleo y poder adquisitivo a todos los hombres. Peroel evidente éxito del Estado de
Bienestar se produjo con el New Deal de los Estados Unidos.,Franklin Roosevelt fue el presidente que enfrentó la crisis bursátil de
1929. A partir de 1932, Roosevelt impulsó un programa político conocido como New Deal y nuevo acuerdo, nuevocontrato social o
nuevo reparto. Promovió la intervención del Estado para sacar a la economíadel estancamiento y para paliar los efectos sociales
de la crisis aunque fuera a costa deacrecentar el déficit público.
Luego, regularía las relaciones laborales a favor de los trabajadores mediante garantías delibertad sindical, creación de seguros
de desempleo, de invalidez y de vejez., instauración de lasemana laboral de 40 hs, y un salario mínimo.
En vez de buscar evitar el conflicto y promover la inclusión de todos, se promovería en Europaotro tipo de inclusión basada en la
exclusión feroz de “otros” alos que se reputaría comoenemigos. En esa exclusión, los pensamientos criminológicos y penales no
eran para nadaajenos. No sólo se deduciría tal discurso excluyente a los capitalistas, sino también a unaspauperizadas y
temerosas clases medias.
El modelo democrático de los estados europeos que recibieron la ayuda de los EEUU para lareconstrucción económica a través
del Plan Marshall, estaba inspirado en los principiosvigentes en la propia potencia vencedora. –elecciones libres, pluralismo
partidario, economíade mercado capitalista y división de poderes de acuerdo a un esquema constitucional-.
La criminología también estaría comprometida con las dos caras que mostraba el pensamientosociológico de entonces: por un
lado la sociología funcionalista para brindar explicaciones queincluyeran lo material y lo jurídico en la base sistémica de la
sociedad. Por el otro, unasociología empírica para las concretas políticas de transformación del ambiente en manos del“príncipe”
indiscutible, del verdadero poseedorde la soberanía que sería esa exitosa, por elmomento forma de estado.
Pero la criminología sociológica brindaba una justificación teórica a la forma estatal decompromiso y pacificación de las
desigualdades, como también se aprovechaba de las políticaspúblicas y sus programas concretos. Es decir, a la vez que servía
para proponerlos, una vezimplementados se ofrecía para evaluar sus resultados. La investigación sobre los concretosprogramas
para prevenir el delito, precisaba dar ese salto importante desde la explicaciónteórica de las causas en general, hacia un análisis
más total del problema en un caso concreto.No sólo había que analizar el comportamiento individual del joven o del condenado, y
losmúltiples factores sociales y culturales, sino también el propio funcionamiento del programa. Ycon él, el del funcionamiento
judicial, policial y penal, tanto en sus aspectos declarados comoocultos, y en definitiva se debían realizar investigaciones sobre
todo el sistema social.
Para ello no resultaba útil la criminología positivista que se había realizado hasta entonces,predominantemente en Europa y
América Latina. Además y en lo que a Europa concierne, esetipo de criminología estaba demasiado comprometido con los
regímenes autoritariosderrotados en la segunda guerra mundial. La nueva investigación criminológica intentaríaacercarse a la del
tipo sociológico que se realizaba en aquel país del norte de América. Lainvestigación criminológica de cuño sociológico se realizó
a partir de la unión entre la teoríafuncionalista de Merton y las ideas de la escuela de Chicago desarrollada entonces
porSutherland.
En todo caso, la investigación criminológica proveniente de la sociología de EEUU estuvodominada por el intento de realizar una
ciencia “neutral”, y avocada al análisis de datos. Ellono excluía la elaboración de teorías, aunque estas también perseguían la idea
de neutralidad.Con dicha idea se aceptaba el término desviación que parece querer indicar ciertaindependencia a los prejuicios
de base legal médica que había inundado el campo de estudioscriminológicos. Sn embargo, la sociología de la desviación
continuaría realizandoprincipalmente estudios que se obligaban a indicar causas, cuando no soluciones a losproblemas que
finalmente eran señalados por la ley penal o por la patología médica.Casualmente, contra esas dos influencias quería Sutherland
independizar a la criminología.
La obra de Sutherland tiene distintas influencias: una de ellas de la escuela de Chicago de la qextrajo de Shaw y Mc Kay la idea
de desorganización social como factor de delito. Sin embargoSutherland ya no hablaba de desorganización social sino de
“organización social diferenciada”pues no es que en esos barrios no hubiera organización, sino que encontraba
distintasorganizaciones que perseguían fines diferentes.
Otra influencia es la de Sellin, “cultura crimen y conflicto de 1938”. De él tomó la idea deconflicto cultural, principal aporte para
distinguir porqué los individuos aprenden valoresnormativos distintos y no unos generales e idénticos. Con todo ello elaboró
Sutherland lateoría de los contactos diferenciales que parte de que en cada área cultural diferencial losindividuos aprenden
modelos de esquemas de comportamiento diferentes. El comportamientodelictivo no está determinado genéticamente, ni es
producido por problemas en lapersonalidad ni por la pobreza, sino que es un comportamiento aprendido por medio delcontacto
diferencial. Es aprendido este comportamiento al igual que es aprendido otro tipo decomportamiento por medio de la interacción
con otras personas en el proceso comunicativo.
En concreto el aprendizaje del comportamiento delictivo incluye tanto las técnicas de comisióndel delito, cuanto la racionalización
del comportamiento delictivo: la motivación, justificación,actitudes frente a la conducta, etc. El principio del contacto diferencial
indica que una personase convierte en delincuente porque en su medio hay más definiciones favorables a infringir laley y se logran
aislar así a los grupos que se inclinan por respetarlo.
No todos los contactos influyen de la misma forma. Un individuo no adopta el modelo deconducta de otro al que no le otorga
prestigio.
También pretendía explicar los distintos niveles de delincuencia existentes en lasorganizaciones sociales diferenciales o áreas.
Son dos niveles de análisis: el individual,mediante el cual el contacto diferencial permite explicar cómo alguien se convierte
endelincuente, -la influencia de esta variable es de una sociología más cercana a la sociología- ; yel social, que explica la
delincuencia en las áreas diferenciales -esta variable es más socioestructural-.
El nivel de delincuencia aunque discutía Sutherland con las estadísticas oficiales debe sertenido en cuenta en virtud de esta última
variable.
Sutherland quería realizar también la explicación del crimen individual. El delito dependerá delvocabulario de motivos grupales,
cuando es introyectado por el individuo y forma parte de suvocabulario aprendido. Así podrá saberse la probabilidad de que un
individuo realice uncomportamiento delictivo. Esto es visto en su libro de 1937 “el ladrón profesional” escrito en lamisma
universidad de Chicago en la q entonces se hacían trabajos de historia de vida.
Sutherland se detuvo en un ladrón al que se le pagaron 100 dólares durante tres meses para qle contase su experiencia
profesional – Chick Conwelle-.
De acuerdo a las propias palabras de este profesional del robo, demostraba Sutherland cómolos miembros de ese oficio adquieren
poco a poco unas técnicas relacionadas con las distintasactividades, a través de la asociación y cooperaciones con otros
ladrones. –en los barrios bajosy en las mismas prisiones-
El aprendizaje de ese comportamiento o de cualquier otro no es un producto de un problemade socialización sino al contrario,
tiene q ver con el éxito de la socialización en unos valoresdiferentes a los de la ley, como se decía ese aprendizaje no es solo de
valores sino también detécnicas de delitos: algunas son sencillas, pero otras más elaboradas, y solo son posibles en unproceso de
adiestramiento importante.
El aprendizaje de quienes delinquen es en todo sentido normal. Es igual q el aprendizaje deotros valores y comportamientos. No
queda muy claro cuando se produce exactamente eseexceso de definiciones favorables a delinquir, que sería determinante.
Podría aplicársele aSutherland la misma critica que el realizaba. No todos los individuos sometidos al contacto deuna subcultura
criminal delinquen, y no todos los q delinquen han estado en contacto con unasubcultura favorable al delito.
Sus investigaciones sobre la criminalidad de cuello blanco resultaron fundamentales por variosmotivos, uno de ellos es el de
señalar para siempre como erróneas las teorías que hastaentonces seguían hablando de genes, de test de inteligencia, de
complejos psicológicos y, entodo caso, de una anormalidad e inferioridad individual en el delincuente.
También se señalaba como errónea la vinculación de la delincuencia con la pobreza. SegúnSutherland esa vinculación se basaba
en los estudios de la delincuencia detectada y esadetectación omite sistemáticamente los delitos realizados por a clase media y
alta que son sinembargo muy numerosos.
Por otro lado las teorías que surgían de las explicaciones del crimen por cuestiones individuales – la herencia, el facto psicológico
o la pobreza- no podían explicar a la delincuenciaen los delitos de cuello blanco. Y por ello no eran válidas como teorías
generales. La teoría delos contactos diferenciales es general, según Sutherland pues tanto puede explicar el delito delas clases
bajas, como el delito de las clases media y alta. Ello sucede entre los mismoshombres de negocios, q transmiten de generaciones
en generación un código distinto dellegal, pero también en el resto de la sociedad y en las instituciones estatales que no
censuranestas conductas, ya sea por el status de las personas q realizan este tipo de delitos, por lacreación de tribunales
especiales para juzgaros.
Sutherland verificaba en el mundo de los negocios una real situación de desorganización social.Habría una situación de anomia y
ya no de valores diferentes a los legales, en estos sectores,de acuerdo a la terminología funcionalista.
Decía q ello no es causal, pues se trató de las décadas de apogeo del Estado de Bienestarintervencionista en EEUU, y una de la
evidentes preocupaciones de tal forma-estado, era lacreciente acumulación de poder político y económico de las principales
empresas del nuevocapitalismo monopólico.
III. La teoría de las subculturas criminales y el estudio de las bandas juveniles. Lacriminología entre anomia y aprendizaje
La teoría de las subculturas criminales se percibía ya en los trabajos de Sutherland en tantomencionaba el crimen no tanto como
oposición a unos valores, sino como adecuación a unosdiferentes. El más importante de aquellos teóricos socialdemócratas fue el
profesor de laUniversidad de Connecticut Albert Cohen, quien escribió una obra destacada en 1955,“delincuentes juveniles: la
cultura de pandillas”. Cohen se había formado en Harvard junto aParsons, pero luego sería colaborador de Sutherland en Indiana.
Cohen verificó la existencia desubculturas criminales en las bandas delincuentes juveniles. Entendía por estas bandas a losgrupos
organizados integrados por jóvenes q se reúnen con asiduidad, disponen de estructuras jerárquicas de grupos y tienen criterios de
admisión. Describía así Cohen la subcultura criminalde esos grupo de jóvenes, en tanto un sistema de creencias y valores que
surgen de lainteracción con otros jóvenes en similar situación, y que resuelven por su intermedio losproblemas de adaptación
causados por la cultura dominante.
Combatía Cohen las explicaciones psicológicas de la criminalidad entre jóvenes y explicaba ladelincuencia individual ya no
por razón de la personalidad particular, sino porque podría existiren cualquier personalidad si las circunstancias permiten el
contacto con modelosdelincuenciales en vez de con modelos respetuosos de la ley. Luego explicaba como surgenesos modelos
culturales delincuenciales. Cohen intentaba realizar una síntesis entre las teoríasde la anomia y la de los contactos diferentes. La
teoría de la anomia es la que explica que lassubculturas surgen, según Cohen, entre jóvenes de clase obrera que no encuentran
respuestapara su frustración dentro de la cultura general que enfatiza el éxito económico.
Para Cohen cada una de esas teorías por si solas, no pueden explicar a las bandas criminales;pues una presupone a la
delincuencia como acto racional, y la otra es circular y no explica cómo surge tanto el slum, como la subcultura de ese lugar. Pero
juntas sí tienen capacidadexplicativa: la presión social explica el bloqueo de la satisfacción de unos individuos y laasociación con
otros, en la misma situación explica cómo se soluciona ese bloqueo.
El libro de Cohen describe las características de las bandas delictivas juveniles de su época ypaís. Estarían compuestas por
jóvenes del sexo masculino pertenecientes a familias de claseobrera y usualmente cometerían delitos: a-expresivos o no utilitarios
esto es, q no le sirven alos jóvenes para acceder a las cosas por medios legales, sino que producen placer por simismas y sobre
todo permite adquirir un reconocimiento por medio del grupo. B- maliciosos,esto es, simplemente placenteros por molestar a la
moral general o a quienes la respetan. c-negativistas, esto es, que se definen por oposición a los valores de la cultura general, o
de laclase media, no tienen referencia autónomo a sino que son justamente lo contrario a lo queella prescribe d-variables, esto es,
que los pandilleros no se especializan en uncomportamiento delictivo, sino que realizan una gran variedad de actos delictivos o
que sinllegar a serlo aparezcan como contrarios a esos valores generales –desde hurtos, hastagamberrismo, o faltar a clase o a la
buena educación e-hedonistas a corto plazo, lo que serelaciona con lo anterior pues no realizan actividades planificadas, sino q
responden al impulsopara realizar la actividad delictiva como valor cultural en sí. F- reforzadores de laindependencia de grupo,
pues en estas mismas conductas y por intermedio de otrasconductas, se refuerzan la solidaridad y autonomía del grupo mediante
la hostilidad yresistencia a otros grupos y principalmente a la autoridad o instituciones que la representes –familia escuela, etc.-
Cohen otorga una importancia mayor a q los jóvenes integrantes de estas bandas provengande familia de clase obrera o baja y q
sean varones. En los varones recaía un mayor peso parasatisfacer las demandas de la sociedad integrada mediante el trabajo
exclusivamentemasculino de su época. La condición social imponía dificultades para acceder a los requisitosdel éxito económico o
sueño americano. Los jóvenes de clases humildes reciben de todasformas la presión por cumplir ese sueño pero tienen un status
inherente (el nacimiento en unafamilia pobre y otro adquirido, ese mismo origen influye en la educación) que los pondrá
ensituaciones de inferioridad con los varones de clase media y alta.
La presión surge de los medios de comunicación, la escuela y la propia familia que, aunque deorigen humilde transmiten a sus
hijos el valor del éxito. Para alcanzar el éxito el joven debe serya precozmente competitivo y tener las condiciones que auguren
ese éxito en la vida adulta:ambición, responsabilidad capacidad, buena educación y autocontrol, excelentes calificacionesen la
escuela, respeto a las normas, conocimientos extra, etc. Tener esas cualidades hace a
un joven más valorado por la cultura social. Si el joven de clase baja toma en consideración esediferencial y acepta los valores de
la cultura general, se percata de q se encuentra en el status más bajo de la jerarquía social y experimenta sentimientos negativos,
como culpa,autorrechazo, ansiedad, hostilidad y resentimiento.
Se le ofrecen entonces al joven según Cohen, tres vías posibles de solución para su problemade falta de reconocimiento por parte
de la cultura general: o se esfuerza pese a todo, porobtener un reconocimiento por ser aplicado, y buscar la superación, o
renunciar a lasaspiraciones del éxito y asumir el papel de buen chico humilde de barrio. O se acoge a la vidade la subcultura
criminal.
La influencia de la clasificación de Merton, es aquí evidente. El primer caso sería una respuestaconformista, aún a sabiendas de q
se compite en inferioridad de condiciones (pero segúnCohen, muchos jóvenes de clase baja lo intentan) El segundo caso, sería de
ritualismo o deapatía pero permite eludir los problemas de status pues se acepta la situación de inferioridadcon respecto a los
jóvenes de clases altas y se renuncia a obtener gratificación en esos
valores juntándose con otros jóvenes de clase obrera que comparten ese punto de vista. La tercerarespuesta es innovadora, pero
junto con los medios se cambian tb los fines q se buscan. Secambia en realidad todo el marco de referencia de la cultura general
por el del la subculturacriminal, pues sucede lo mismo que en cualquier situación alteradora de la cultura normal porejemplo,
durante un incendio o cualquier desastre. La nueva subcultura valorarápositivamente aquellas capacidades q el joven sí tiene. Se
produce la innovación culturalcuando ese joven se junta con otros q están en la mismas situaciones y se producen
reaccionesfavorables frente a actos desaprobados por la cultura general.
Cuando el grupo reconoce, acepta y valora el comportamiento transgresor o delictivo, secambian los valores y se abre una vía
para solucionar el problema de status de estos jóvenespues ahora obtendrá una valoración positiva por realizar actos que antes
eran síntoma dedesprecio.
La delincuencia es un medio de conseguir status, pero no para obtener el mertoniano éxitoeconómico por medios ilegítimos, sino q
es una forma de encontrar reconocimiento en losdemás gracias a la exhibición de capacidades que sí están a su alcance (aunq
esereconocimiento se quede dentro del subgrupo). Es por ello q la delincuencia de estosmuchachos es expresiva y no utilitaria.
La importante diferencia entre la teoría de Cohen y la de Merton, es q para el primero lainnovación además es negativa, es una
respuesta grupal y no individual.
Debería proporcionarse a todos los jóvenes la posibilidad de adquirir el mismo status parasentirse valorados. Ello requeriría
eliminar progresivamente la diferencia de clases y posibilitarun fluido ascenso social. Asimismo sugería Cohen q para q no se
desvalore al joven de clasebaja, podía procederse de otras maneras, como reconociéndose socialmente otros valores queallí sí
existen como la solidaridad aunq señalaba q ello era muy difícil y riesgoso, pues sacrificarla competitividad podría tener efectos no
deseados y poco beneficiosos sobre la produccióneconómica. Se ve así q aunq este autor tb es un progresista tampoco sale del
marco delcapitalismo.
Algunos de los autores q siguieron sus postulados más importantes para entender esteconcepto sociológico que explica al acto
desviado dentro de la subcultura son Richard Clowardy Loyd Ohlin.
En cuanto a las aspiraciones, estos autores contraponían a Cohen que no todos los muchachosde clase baja desean desde un
principio alcanzar el “sueño americano”; no todos quieren vivircomo vive la clase media. De todas formas en estas sociedades
capitalistas sí que es probableque aspiren a ganar dinero aun sin cambiar de valores culturales. Las oportunidades legítimasque
ofrece el sistema para hacerse con dinero son muy limitadas. Pero las oportunidades deobtener dinero de manera ilícita tampoco
están democráticamente distribuidas. No cualquierapuede convertirse en delincuente, ni en cualesquier tipo de delincuente,
siempre según estosautores. El acceso a los roles ilegítimos no está libremente disponible. Ello depende, comomostró el trabajo
empírico de la escuela de Chicago, de la organización social de cada barrio declase baja.
Rituales de la impunidad
Gracias a los trabajos de Sutherland, y a los estudios realizados por sus continuadores, conocemos mejor la mecánica que facilita
la impunidad de los delincuentes de cuello blanco. Los grandes procesos de estos delincuentes presentan la apariencia de la
singularidad que les otorga el prestigio social del acusado pero en realidad no pueden ser mas repetitivos y rituales. En un primer
momento el presunto delincuente, cuando se produce la orden de detención, se declara inocente y víctima de una maquinación.
Como se creen situados en el centro del mundo confunden su caída con la caída del mundo. Unos, los mas débiles, formulan en
voz alta el chantaje: si me detienen tiraré de la manta. Otros, los que cuentan con mas apoyos, guardan un significativo silencio.
Saben que sus amigos no cesan de actuar en la sombra. Esto les da fuerzas para proclamar ante el juez su inocencia. Para
probarla echan mano de famosos abogados especializados en delitos económicos que ponen en actividad febril a todos los
subalternos de su bufete. Si es preciso se acude a otro u otros bufetes de abogados, -siempre de reconocido prestigio- con
especificas cualificaciones. Las llamadas de teléfono se suceden y se intensifican las redes de cableado que llegan siempre a los
llamados líderes de opinión pero que pasan también por informantes en los juzgados y por tocar a los responsables de las altas
esferas de la judicatura y de la política. Los socios del presunto delincuente, los miembros de la asociación diferencial, tratan por
todos los medios de informarse sobre como está la situación y de ponerse también a a buen recaudo. La caída de un pez gordo es
como una revolución en un hormiguero. Significa que las reglas del juego se han alterado, que ha cambiado de signo el clima de
bonanza del que gozaba uno de los socios y por tanto que ya nadie está a salvo de las tormentas. Como medida preventiva los
socios más próximos proceden al cambio de titularidad de sus bienes o a hipotecarlos - a no ser que cuenten con la cobertura de
una fundación inembargable-. Esta primera fase de la instrucción del sumario es muy importante y quizás la mas grave para este
tipo de delincuentes, y para sus defensores, pues el efecto sorpresa de la detención pesa sobre ellos como una losa. Los
abogados tienen que recorrer a gran velocidad el camino recorrido por lajusticia para darle la vuelta. Por esto, en este preciso
momento, jueces y fiscales son sometidos a una gran presión. Para los abogados es muy importante ganar tiempo, parar el primer
golpe, lo que requiere entre otras cosas conseguir la libertad provisional del acusado. Saben que ejecutivos y hombres de
negocios son predominantemente condenados en tribunales penales cuando usan métodos delictivos similares a los métodos
empleados por los delincuentes de las clases bajas. De hecho la manifiesta intervención de delincuentes comunes en los delitos
de cuello blanco es un buen indicador de la extrema gravedadde los delitos cometidos. Los delincuentes especializados en el
mundo de los negocios son muy conscientes de que únicamente cabe recurrir a esta medida extrema en situaciones muy
desesperadas y casi siempre para hacer desaparecer papeles y pruebas comprometedoras. Históricamente se han dado casos en
los que documentos comprometedores claves, e incluso hasta el propio sumario y sus copias, se volatilizaron. En la actualidad,
con la informatización de los juzgados, la introducciónde virus en los programas de ordenador podría jugar, de forma mas limpia,
el papel de los antiguos robos de documentos.
La cárcel, esa institución punitiva por antonomasia para las clases populares, estigmatiza, desvaloriza las alegaciones, marca con
la infamia al reo, y tiñe todo el proceso de verdadera criminalidad. Por esto el objetivo fundamental de familiares, abogados, y
allegados del acusado, es hacer salir al delincuente "honrado" de la cárcel cuanto antes, aunque para ello sea preciso echar
mano, como los magos, de una chistera.
Una de las estrategias mas socorridas de los abogados de los delincuentes elegantes es proceder a la inundación documental de
los juzgados señalando falsas pistas, abriendo nuevos frentes y nuevas alegaciones. Las ramificaciones internacionales pueden
ser en este sentido muy útiles. Se trata de hacer aun más complejos los delitos y aun más difusos sus efectos, aunque para ello
haya que recurrir a la incomparecencia de los testigos, a dilaciones, pruebas falsas, cambio de manos del sumario, traslados de
jueces y fiscales, y, en fín, a los incontables e inconfesables medios para lograr archivar la causa.
Decía Michel Foucault, -quien en Vigilar y castigar mostró cómo las cárceles permiten entre otras cosas regular de forma
diferenciada los ilegalismos populares de los ilegalismos de las clases altas-, que la complejidad del aparato judicial, la
parafernalia que rodea al tribunal en el acto de juzgar, la teatralidad de los estrados, no tiene tanto por objeto probar la inocencia o
culpabilidad del reo cuanto mostrar la inocencia del propio tribunal. La elevada impunidad de la que aún hoy siguen gozando los
delincuentes de cuello blanco parece confirmar su opinión. Es como si estos chorizos de las altas finanzas extrajesen de las
tarjetas de crédito y de sus tarjetas de visita su inocencia. Algo funciona mal en nuestro sistema judicial cuando la justiciaresulta
estar tan divergente y distante del derecho. Sin embargo cualquier gobierno, en un sistema de democracia representativa, durante
el tiempo en que ocupe el poder, tiene la obligación moral de atajar los delitos de cuello blanco, los crímenes de máxima
peligrosidad social, ya que lo que está en juego en esta lucha por la justicia es la legitimidad misma delEstado de derecho (31).
Sociología criminal
El criminalista italiano Enrico Ferri resumió y sistematizó en Sociología criminal (1900) sus ideas sobre criminología y derecho
penal, diseminadas anteriormente en innumerables monografías. En la introducción enuncia Ferri los principios de la escuela
criminal positiva; la gran escuela clásica de Beccaria y de Carrara, afirma, se ha perdido en estériles especulaciones metafísicas,
resumidas en la fórmula carrariana de que el delito es un ente jurídico.
Pero, para el autor, los tiempos plantean una nueva exigencia, nacida de un fenómeno cotidiano: el aumento de la delincuencia.
Tal exigencia impone el estudio del delincuente, tanto desde el punto de vista antropológico como del psicológico. Lo mismo
puede decirse respecto de las penas. La escuela penitenciaria de Howard ha dirigido los métodos de Carrara hacia metas más
humanitarias, olvidando sin embargo la higiene criminal, esto es, la prevención de los delitos. Frente a ello, la escuela positiva
aplica el método experimental a la ciencia criminal, sin entender destruir con esto los resultados de las escuelas anteriores, sino
integrarlos y renovarlos. Así como en la medicina la nueva dirección se ha desplazado del examen de la enfermedad al del
enfermo, así en la criminología lo ha hecho del delito al delincuente. Por tanto, al problema de la disminución de la pena
contrapone el de la disminución de los delitos, y al estudio abstracto del delito como ente jurídico contrapone el estudio del delito
como fenómeno natural y social. Así, pues, ha de examinarse la actuación del delincuente a la luz de varios factores:
psicopatológicos, ambientales, hereditarios, etc.
Enrico Ferri
Expone primero Enrico Ferri los datos de la "Antropología criminal", que es la "historia natural del hombre delincuente". Ella ha
demostrado que el delincuente es "un salvaje perdido en nuestra civilización", esto es, una variedad antropológica con existencia
propia que representa las razas inferiores, a causa de degeneración, retorno atávico o desarrollo insuficiente. El hombre
delincuente es estudiado bajo dos aspectos: el orgánico y el psíquico. Del lado orgánico interesan los datos craneológicos y
somáticos (reacción fisiológica, sensibilidad al dolor, etc.) que son el fundamento de la herencia criminal. Los datos psíquicos
fundamentales son la insensibilidad moral y la imprevisión.
El delincuente no es un tipo abstracto: presenta variedades que pueden clasificarse. Hay que distinguir sobre todo al delincuente
habitual del ocasional. A este propósito, la estadística de la recidiva general y de la recidiva en las varias especies de crímenes
confirma indirectamente la observación de que, del número total de delincuentes, sólo una parte presenta anormalidades
individuales que la antropología ha revelado. Sobre esta clasificación surge otra, más completa y específica, entre delincuentes
"locos" (afectos de imbecilidad moral, epilépticos, etc.), "natos" (los "salvajes" de que acabamos de hablar), "habituales"
(generalmente corrompidos sociales), "pasionales" (temperamentos morales, pero hipersensibles) y "ocasionales" (que llegan a la
delincuencia por incentivos externos).
Se consideran después los datos de la estadística criminal. Tres son los factores que influyen sobre la criminalidad de un pueblo
dado: antropológicos o individuales, físicos o cosmotelúricos, y sociales. Estos últimos determinan las variaciones estadísticas de
la criminalidad en el tiempo. De la acción combinada de estos factores se desprende la ley de "saturación criminosa", según la
cual en un ambiente social dado se comete un determinado número de delitos. Las penas, tal como son aplicadas, ejercen por
tanto una influencia mínima sobre la criminalidad, influyendo psicológicamente sólo sobre la clase social fundamentalmente
honesta. Es preciso recurrir, por tanto, a remedios de otro orden: a los "sustitutivos penales", o sea, a medios indirectos para
impedir las condiciones favorables a la criminalidad.
Ferri no acepta la teoría de la libertad de la voluntad o libre albedrío, porque la considera desmentida por la ciencia, que
demuestra que todo se halla ligado al principio de causalidad. Por tanto el hombre, cuya personalidad está determinada por la
herencia psicofísica y por el ambiente, "obra como siente y no como piensa". Se debe entonces determinar el derecho de castigar
de otro modo de como hacen las escuelas clásicas. Al no poderse hablar de responsabilidad moral individual, deberá hablarse de
responsabilidad social, esto es, de responsabilidad frente a la sociedad, que tiene el derecho de defenderse. Por lo tanto, el
hombre es siempre responsable de todos sus actos únicamente porque vive en sociedad.
En cuanto a las sanciones, no deben ser exclusivamente penales, sino tales que satisfagan la exigencia de higiene social
(prevención del delito). A tal fin, la escuela positiva reúne en un sistema único las sanciones más dispares: preventivas,
represivas, civiles, penales. Medios preventivos son los policiales; medios reparadores son la reparación, la remoción del estado
antijurídico o la nulidad del propio acto; medios represivos son las penas ordinarias; medios disminutivos son los que "tienen por
fin expeler del cuerpo social los elementos no asimilables". Para establecer la forma de sanciones adaptadas al caso singular, es
preciso tener en cuenta la peligrosidad del reo. Para establecer el grado de la sanción es preciso tener en cuenta el derecho
violado y los motivos determinantes; estos últimos se deducen de la categoría a que pertenece el delincuente. De este modo se
realiza la verdadera justicia.
Finalmente, se sugieren las reformas prácticas: atenuación del principio "in dubio pro reo", cualquiera que haya sido la prueba o si
se trata de un delincuente habitual; medios científicos adecuados para llegar a la identificación del culpable y su clasificación en
una de las ya mencionadas categorías: datos fisiognómicos y craneológicos, esfigmográficos, psicológicos, etc.; capacidad
científica en los juicios; abolición del jurado, salvo para delitos políticos; la pena de segregación indeterminada en relación con la
peligrosidad; manicomios para delincuentes locos.
La importancia actual de esta obra reside en el hecho de resumir toda la escuela positiva, que durante decenios gozó de
celebridad mundial. Indudablemente, la escuela tuvo sus méritos, pero no fueron tales como para compensar la negación de la
autonomía de la voluntad del hombre y la afirmación de un despiadado determinismo causal al que se encadenaría la
personalidad humana. Fue sobre todo fecunda y legítima la exigencia de valorar el delito "también" a la medida del delincuente: a
tal exigencia se atiende hoy en muchos códigos modernos. De hecho, con esta concepción se superaba al positivismo,
reconociendo implícitamente que el hombre no se puede considerar de manera abstracta, dentro de una pura mecanicidad de
causa y efecto, sino en su realidad irreductible y en el conjunto de sus propias responsabilidades morales.
Lombroso.
Desea sentar las bases de un nuevo edificio criminológico mas sólido, basado en no estudiar al delito en abstracto sino al criminal
y sus morfología, su variedad congénita y sus caracteres atávicos.
Atavismo: hace referencia a las características o sea y morfológicas que definen al sujeto. Ejemplo: en las razas salvajes se
encuentran muchos caracteres del delincuente nato.
Costumbres como los tatuajes, abuso de gesticulación, pasión por las bebidas alcohólicas y el juego.
Explica que ciertos delitos que eran más frecuentes en ciertas culturas y que no eran consideradas como tal, los que poseen
características físicas similares a estos (griegos, romanos, etc.) son más propensos a cometer eses delitos.
Garofalo: los caracteres psíquicos del delincuente nato en la ausencia de los sentimientos de pudor, piedad y probidad.
Contra Reclus y Kropotkine que dicen que hay pueblos salvajes justos y honrados. El autor indica: no se puede robar donde la
propiedad no existe y no se puede estafar si no existe el comercio.
Robertson -Cuando los españoles conocieron a los americanos se quedaron estupefactos al ver su furiosa pasión por la danza y la
actividad vertiginosa que desarrollaba un pueblo frio y pacifico cuando no se dedicaban a ella.
La dentadura ligada al cerebro es nato de lo salvaje: ladrar, morder, maullar.
Epilepsia: toma a la epilepsia como un rasgo neurológico complejo.
Los accesos epilépticos completos faltan frecuentemente entre los criminales natos.
Arrugas anormales remonta a los monos.
Criminaloides: son los rasgos fisiológicos que se dan en ciertos tipos de delitos.
Delincuentes pasionales: son considerados aparte por que presentan hermosura en sus líneas de su cuerpo, belleza del alma y el
exceso de sensibilidad y afectividad.
Delincuentes ocasionales: no buscan el delito, sino que se ven arrastrados al mal y no tienen que ver con el atavismo o la
epilepsia (a estos no se les debería llamar delincuentes)
Causas: explica que las características pueden influir pero que hay cosas como la riqueza y la instrucción que disminuyen
crímenes feroces, pero generan otros como las falsedades y las estafas.
Necesidad del delito: es un fenómeno natural, necesario, como la concepción, el nacimiento y la muerte. Todo el mundo sabe lo
que es una acción buena y una mala, pero es difícil, hasta imposible distinguir si la acción perversa fue cometida con conocimiento
completo o incompleto del mal.
La imputabilidad absoluta se da cuando hay concurso de inteligencia y voluntad de realización de una acción criminal, pero no hay
delito cuando falten alguna de estas.
Derecho a penar: ¿si se niega la imputabilidad, con que derecho castigaras?
Es imposible encontrar una relación moral entre el delito y la pena. El hombre no tiene derecho a castigar, para tenerle necesitaría
poseer ciencia y justicia absoluta. Como el hombre no puede defenderse sin castigar, ha sacado la conclusión de que tiene
derecho a penar.
Rondeau; el delito no existe en la naturaleza, es la ley quien la impone injustamente esta denominación a actos a actos necesarios
e inevitables. Las causas infinitas y diversas que producen la llamada criminalidad, son completamente materiales e
independientes de nuestra voluntad, como en los miasmas producen la fiebre. Todo mal mora, es un resultado de males fiscos,
hasta el asesino es un enfermo, como los demás criminales. Entonces, ¿Por qué y en nombre de que se castiga? Solo porque
perturban el curso regular de la vida social, porque detienen el desarrollo normal y legítimo de la especie, o, mejor dicho, el
gobierno, tiene derecho a poner un obstáculo a las consecuencias funestas de sus actos, de manera que el propietario de un
terreno tiene derecho a levantar un dique contra el torrente que amenaza inundarle. Por consiguiente el poder social puede privar
de la libertad a malhechores sin vacilaciones ni escrúpulos, pero desde el momento en que se reconoce que el delito es el
producto natural y la consecuencia lógica de la enfermedad, la pena no debe ser otra cosa que un tratamiento. Al ladrón y al
vagabundo se les curará haciéndoles sentir las alergias del trabajo, pero si por una excepción, desgraciablemente muy frecuente
se muestran insensibles a la curación médica, entonces se les separará definitivamente de la sociedad.
Teoría de Herbart, Kant, Altomid, Hergel… etc..es la teoría de la retribución penal, una forma larvada de las antiguas ideas de
venganza y de la ley del talion.
El estado no piensa en lo porvenir. Toma al criminal, lo encierra, y luego que ha expiado su pena lo suelta en libertad, aumentando
de este modo los peligros, porque aquel sale pervertido por la promiscuidad, irritado y meor armado contra los hombres. Con esta
teoría no hay explicación para la agravación de las penas por causas de reincidencia.
Teoría de la intimación: esta cortaba una oreja o la nariz con la intención de intimidar y que no volviera a castigar, sin embargo
estos tormentos endurecían a los hombres, multiplicando los delitos y haciéndolos mas horribles.
RUSCHE Y KIRCHHEIMER:
Realizan un grupo de proposiciones entrelazadas respecto de la naturaleza del castigo y su funcionamiento social. Poniendo el eje
en los aspectos económicos, más que en los ideológicos o políticos, estos autores intentan definir al castigo como un fenómeno
histórico específico, estrictamente determinado por los requerimientos del modo de producción dominante de cada época, y con
un significado social que rebasa los requisitos técnicos del control del crimen.
El mercado laboral determina las formas en que se estructura el castigo. Los autores destacan el rol del mercado laboral en la
valorización social de la vida humana, especialmente la de los siervos, vagos y obreros que fueron sucesivamente el objeto de la
administración social. Aquí como la demanda de mano de obra comenzó a amenazar con exceder la oferta, el Estado y las
instituciones penales estuvieron menos dispuestos a deshacerse del recurso valioso que representan sus cautivos, y debieron
pensar en ponerlos a trabajar de una u otra manera. El castigo se presenta como un mecanismo con hondas implicaciones en la
lucha de clases, entre ricos y pobres, burgueses y proletariado. La penalidad tendría entonces una función de disciplinamiento de
la mano de obra, buscando asegurar que los individuos no puedan mantenerse por medio de la delincuencia o del crimen, lo cual
habría sido particularmente importante durante el desarrollo temprano de la mano de obra en las fábricas y manufacturas. La
penalidad pasa del arreglo entre las partes y las multas a la utilización del derecho penal como instrumento de dominación de la
clase dominante. Hacia fines del siglo XVI, los métodos punitivos comenzaron a sufrir lentos pero profundos cambios con el
creciente interés que recibía la posibilidad de explotación de mano de obra de los sometidos a penas de prisión. La esclaAátud en
galeras, la deportación y las servidumbres de trabajo forzado fueron puestas en práctica; las dos primeras, temporáneamente, y la
tercera, como forma precursora e indecisa de una institución que ha sobrevivido hasta nuestros días. Estos cambios constituyeron
el resultado no de consideraciones humanitarias, sino de un cierto desarrollo económico que revelaba el valor potencial de una
masa de material humano a entera disposición del aparato administrativo
La escasez de hombres fue en algunas oportunidades tan grave, que los ejércitos tuvieron que ser reforzados con criminales. En
las grandes guerras efectuadas por Inglaterra contra Francia y España durante la última mitad del siglo XVIII, resultó difícil, aun
apelando a todos los medios de alistamiento e importación, encontrar suficientes soldados y marinos. De este modo el ejército
comenzó a ser considerado como una especie de organización penal, apropiada para vagos, mendigos y expresidiarios. La
política del período mercantilista demuestra un notable favorecimiento de la actividad de los empleadores acorde con el esfuerzo
del absolutismo de desarrollar la industria, ensayándose en este sentido todas las formas de incentivos posibles, como premios,
privilegios, derechos monopólicos, tarifas y restricciones a las corporaciones. El texto de Rusche habla sobre el mercantilismo, en
la época feudal la economía funcionaba a través del trueque, no había posibilidad de almacenamiento, de acumular. Los modos y
medios de producción no permitían esa posibilidad, había una subsistencia a través del trueque. La única manera de pegar un
salto en materia de acumulación era a través de la guerra. Esta dinámica de guerra entre los feudos no es muy eficiente, pero es
lo que había. Hasta que se descubre la maneras de producción, rutas comerciales, etc. Se restablece el tráfico de mercadería con
Oriente que se había interrumpido por las cruzadas (interrupción comercial). La economía pasa a ser mercantilista, que
presentaba como característica la acumulación y la existencia de la moneda, en esta época se dieron cambios económicos
grandes, se dejó de lado la manera feudal y surgió la idea del mercantilismo. Esta idea de mercantilismo trajo efectos en el
discurso de lo criminológico, en el discurso de lo criminal. A raíz de todo ese crecimiento va a pasar algo que antes no era, los
robos, la preocupación por la propiedad privada, y esta termina siendo la preocupación central, donde la “desviación” pasa a ser
legal y no religiosa. Hoy una de las cosas que garantiza el estado soberano, es la libertad económica, la posibilidad de comerciar,
la idea de mercado. Cambios en las formas de la pena. Dentro del siglo XVI y XIX. La demanda de trabajo se debe a la
industrialización. No había muchos trabajadores, y eso hacía que el precio sea muy alto. El castigo corporal generaba una pérdida
de esa persona para que pueda volver a trabajar. La servidumbre es el trabajo forzoso, la deportación vinculada a las colonias y a
las galeras. La acumulación del capital, y los cambios en los modos de castigar. Los mendigos eran ayudados por la iglesia. Sin el
ejército de reserva de trabajadores, el salario se vuelve inestable. Con la existencia de los institutos de corrección y el trabajo de
ellos, mantenía los salarios bajos. Estas casas pasan a ser el lugar donde empieza a existir esta manera de satisfacer la
necesidad de que tenía que existir un ejército de reserva.
Rituales de la impunidad
Gracias a los trabajos de Sutherland, y a los estudios realizados por sus continuadores, conocemos mejor la mecánica
que facilita la impunidad de los delincuentes de cuello blanco. Los grandes procesos de estos delincuentes presentan la
apariencia de la singularidad que les otorga el prestigio social del acusado pero en realidad no pueden ser más
repetitivos y rituales.
En un primer momento el presunto delincuente, cuando se produce la orden de detención, se declara inocente y víctima
de una maquinación. Como se creen situados en el centro del mundo confunden su caída con la caída del mundo. Unos,
los más débiles, formulan en voz alta el chantaje: si me detienen tiraré de la manta. Otros, los que cuentan con más apoyos,
guardan un significativo silencio. Saben que sus amigos no cesan de actuar en la sombra. Esto les da fuerzas para
proclamar ante el juez su inocencia
Los socios del presunto delincuente, los miembros de la asociación diferencial, tratan por todos los medios de informarse
sobre cómo está la situación y de ponerse también a buen recaudo. La caída de un pez gordo es como una revolución en
un hormiguero. Significa que las reglas del juego se han alterado, que ha cambiado de signo el clima de bonanza del que
gozaba uno de los socios y por tanto que ya nadie está a salvo de las tormentas. Como medida preventiva los socios
más próximos proceden al cambio de titularidad de sus bienes o a hipotecarlos - a no ser que cuenten con la cobertura de
una fundación inembargable
La manifiesta intervención de delincuentes comunes en los delitos de cuello blanco es un buen indicador de la extrema
gravedad de los delitos cometidos. Los delincuentes especializados en el mundo de los negocios son muy conscientes
de que únicamente cabe recurrir a esta medida extrema en situaciones muy desesperadas y casi siempre para hacer
desaparecer papeles y pruebas comprometedoras.
La cárcel, esa institución punitiva por antonomasia para las clases populares, estigmatiza, desvaloriza las alegaciones,
marca con la infamia al reo, y tiñe todo el proceso de verdadera criminalidad. Por esto el objetivo fundamental de
familiares, abogados, y allegados del acusado, es hacer salir al delincuente "honrado" de la cárcel cuanto antes, aunque
para ello sea preciso echar mano, como los magos, de una chistera .
Una de las estrategias más socorridas de los abogados de los delincuentes elegantes es proceder a la inundación
documental de los juzgados señalando falsas pistas, abriendo nuevos frentes y nuevas alegaciones. Las ramificaciones
internacionales pueden ser en este sentido muy útiles. Se trata de hacer aún más complejos los delitos y aún más difusos sus
efectos, aunque para ello haya que recurrir a la incomparecencia de los testigos, a dilaciones, pruebas falsas, cambio
de manos del sumario, traslados de jueces y fiscales, y, en fin, a los incontables e inconfesables medios para lograr
archivar la causa.
Decía Michel Foucault, -quien en Vigilar y castigar mostró cómo las cárceles permiten entre otras cosas regular de
forma diferenciada los ilegalismos populares de los ilegalismos de las clases altas-, que la complejidad del aparato
judicial, la parafernalia que rodea al tribunal en el acto de juzgar, la teatralidad de los estrados, no tiene tanto por objeto
probar la inocencia o culpabilidad del reo cuanto mostrar la inocencia del propio tribunal. La elevada impunidad de la que
aún hoy siguen gozando los delincuentes de cuello blanco parece confirmar su opinión Es como si estos chorizos de las altas
finanzas extrajesen de las tarjetas de crédito y de sus tarjetas de visita su inocencia. Algo funciona mal en nuestro sistema
judicial cuando la justicia resulta estar tan divergente y distante del derecho. Sin embargo cualquier gobierno, en un
sistema de democracia representativa, durante el tiempo en que ocupe el poder, tiene la obligación moral de atajar los delitos
de cuello blanco, los crímenes de máxima peligrosidad social, ya que lo que está en juego en esta lucha por la
justicia es la legitimidad misma del Estado de derecho (31).
El sociólogo, investigador de verdades ocultas
La obra de Edwin H. Sutherland, determina una sociología crítica al servicio de una sociedad democrática. El concepto de
delito de cuello blanco significa un punto de no retorno, un camino parcialmente trillado por el que podemos avanzar para
detectar las debilidades de la justicia y ponerles remedio, un camino por tanto que permite avanzar hacia sociedades más justas.
No es extraño que la sociología criminal, pese a su capacidad analítica y explicativa, y pese a las posibilidades que
abre al cambio social e institucional, tienda a ser sustituida por la psicología jurídica y/o la filosofía del derecho,
saberes mucho más acomodaticios e instrumentalizarles.
El trabajo de investigación sociológica es la aventura de este hombre en busca de una verdad oculta, y no sería una
aventura si no le ocurriera al hombre adecuado para las aventuras. Tiene una amplitud de conciencia que le asombra a uno,
pero que le pertenece por derecho propio, porque pertenece al mundo en que vive. Si hubiera bastantes hombres
como él, creo que el mundo sería un lugar muy seguro en el que vivir, y sin embargo no demasiado aburrido como
para que no valiera la pena habitar en él.
3. La diferente aplicación de las leyes que se refieren a los criminales de cuello blanco se explica fundamentalmente por el
elevado estatus socioeconómico de estos delincuentes.
Este hecho manifiesta que, mientras el 71% de las decisiones de las leyes antitrust contra los sindicatos, en el periodo que va de
1890 a1929, fueron adoptadas por la jurisdicción criminal, únicamente el 27% de decisiones similares contra las empresas
comerciales provinieron de la jurisdicción criminal. La ley autoriza, y las agencias administrativa y judicial recurren a estos
procedimientos diferentes, cuando tienen que vérselas con los negociantes, y esto se produce también por el miedo a las
represalias de los poderosos grupos de negocios, pero principalmente por la admiración y por la confianza que rinden a los
hombres de negocios. Los legisladores han creído que estas violaciones cesarían cuando llamasen la atención de estas personas
respetables, ya que estas personas no responden al ‘criminal tipo’ y no deben ser tratadas como delincuentes. La experiencia ha
demostrado que los delincuentes de cuello blanco muestran una tasa mucho más alta de reincidencia que otros delincuentes. La
promulgación de la ley antitrust no sirvió para detener las restricciones al comercio, sino que la tendencia hacia el monopolio
quizás se incrementó a partir del momento en que esta conducta fue definida como criminal.
El alto esta status de los negociantes no es el único elemento diferencial en la aplicación de la ley. Un segundo componente es la
falta de apoyo de las leyes debido a las costumbres, ya que en parte estas normas son recientes, y en parte el control de las
agencias de comunicación pública está en las manos de los hombres de negocios que violan las leyes. Un tercer componente a
tener en cuenta es la tendencia hacia métodos no punitivos de control social en las familias, la escuela, la iglesia y el Estado. La
dependencia de métodos no punitivos es mayor en todas las áreas del delito si se las compara con generaciones anteriores, y
relativamente mucho mayor en el caso del delito de cuello blanco que en otros ámbitos delictivos.
4. delito de cuello blanco, tal como ha sido definido, actualmente está muy presente en la sociedad norteamericana, como
se ha puesto de manifiesto por investigaciones del Congreso y por muchas áreas de los negocios, tales como empresas de
servicios públicos, banca, seguros, bienes raíces, manufacturas y mercancías.
Las investigaciones de la última centuria han puesto al corriente a los norteamericanos sobre los barones ladrones de este
periodo; las investigaciones más recientes muestran delincuentes con métodos más suaves pero cuyo respeto por la ley no es
mayor, ni cuya determinación para conseguir sus objetivos fuera de la ley es menor que la de los barones ladrones. Con el fin de
ofrecer datos más precisos de esta predominancia del delito de cuello blanco se han hecho investigaciones más determinadas; se
han explorado las colecciones de sentencias correspondientes a las 70 corporaciones industriales y comerciales más importantes
de Estados Unidos (excluyendo las empresas financieras, de servicios públicos y las petrolíferas). Estas sentencias se refieren a
las empresas principales y a las subsidiarias y abarcan la vida profesional de las empresas, durante una media de cuarenta años.
Dicho estudio muestran que cada una de estas 70 corporaciones ha violado las leyes enunciadas con anterioridad, como prueban
las decisiones de los tribunales o de las comisiones de justicia, en un rango que va de 1 a 40 decisiones adversas por corporación,
y en una media de 14 decisiones adversas por corporación. De este modo, de las 70 empresas, 58 han tenido 252 decisiones
adversas siendo acusadas de restringir el comercio; y en muchos casos las decisiones muestran que las empresas han
desarrollado una política ilegal a lo largo de toda su vida empresarial. Estas decisiones justifican la siguiente conclusión: las
grandes empresas, con pocas excepciones, se oponen a un sistema de libre competición y de libre mercado, sistema que intentan
sustituir mediante un sistema de colectivismo privado. Además, de las 70 corporaciones 44 han tenido 144 decisiones adversas de
la ley Nacional de Relaciones Laborales durante la década que siguió a la promulgación de esta ley, en 1935. Aproximadamente
las terceras de estas principales empresas se han opuesto a la negociación colectiva a tal grado que han violentado la ley para
evitar que fuese aplicada en sus industrias. En general, las sentencias demuestran que cada una de estas grandes empresas han
quebrantado estas regulaciones comerciales y que algunas lo han hecho continuamente. Las normas relativas al ‘criminal habitual’
de algunos Estados señalan la ley de tres o cuatro condenas previas como criterio para establecer una separación entre los
delincuentes habituales y los ocasionales.
Si se recurre a este criterio aproximadamente las tres cuartas partes de estas grandes corporaciones son delincuentes habituales
de cuello blanco.
5. Si las primeras definiciones de delito de cuello blanco y los argumentos utilizados son justificados el concepto de delito de
cuello blanco tiene una gran relevancia desde el punto de vista de las teorías de la conducta delincuente, ya que llama la atención
hacia una amplia área de la conducta criminal que ha sido descuidada por los criminólogos.
Los criminólogos han puesto un gran énfasis en la pobreza y en patologías sociales y personales que habitualmente se asociaban
con ella. Los criminólogos han resaltado estos factores porque habían reducido sus estudios a criminales de las clases
socioeconómicas bajas y han basado, de este modo, sus teorías en una sesgada muestra de todos los criminales. Los
negociantes que violan las leyes raramente son pobres y raramente presentan patologías sociales y personales. La Compañía de
la General Motors no viola la ley debido a un complejo de Edipo, ni la General Electric lo hace porque es emocionalmente
inestable, la Anaconda Copper Company no viola las leyes porque tiene una sede en malas condiciones, ni la Armour & Company
porque su ’hogar’ está desestructurado, ni la Standard Oil porque carece de servicios recreativos, o cualquiera de ellas por una
causa relacionada con la escasez.
Si las patologías sociales y personales no explican la conducta de los delincuentes de cuello blanco, y presumiblemente tampoco
explican la conducta de otros criminales, teniendo en cuenta que los delincuentes de cuello blanco constituyen un tipo específico
que son el resultado de la manera cómo se aplica la ley. Las patologías sociales y personales de las clases delincuentes bajas
pueden ser accidentales.
El delito de cuello blanco y los otros delitos en términos de procesos que son comunes a ambos tipos de delitos. Estos factores
comunes han de buscarse en las ‘leyes del aprendizaje’ y en la organización social moderna, cuya especificidad radica en las
relaciones culturales. El termino delito de cuello blanco está justificado tiene también implicaciones desde el punto de vista del
tratamiento y la prevención de la conducta delincuente. La redistribución de la riqueza puede ser altamente deseable por otras
razones pero probablemente no sea un medio para controlar el crimen. Pero probablemente esto tendrá un reducido efecto en la
prevención del delito.
Estos delitos son poco castigados, y que ellos generan un cierto sentimiento de admiración en la gente de bajos recursos
y educación.
El análisis del fenomino de las mafias y de la criminalidad en el chicago de los años 20 brindaba mas que ejemplos de
criminales, como John torrio, denominado rey de los prostibujos, y la trata de blancas, que bien pasaba como un
caballero decente y ejemplar, de buenos modales y mejores apariencias, pero al mando de un negocio de corrupucion y
delito que le dio una posición de poder que heredara posteriormente el gánster mas conocido, al capone, uno de los
delicuentes mas feroces, que solo conocería la cárcel por la evasión fiscal y no por sus multiples crímenes.
LILA CAIMARI
CASTIGAR CIVILIZADAMENTE.
RASGOS DELA MODERNIZACION PUNITIVA EN LA ARGENTINA (1827-1930)
La argentina a mediados del siglo XIX era una sociedad que miraba con aspiraciones de introducirse dentro de las llamadas
Naciones civilizadas, en relación a la moderación de las penas y el principio de igualdad ante la ley que empezaban a
vislumbrarse en Europa y Estados Unidos.
La Constitución ya mostraba nociones de castigo moderado y la privación de la libertad como pena de referencia. La eliminación
de las torturas y azotes, así como la eliminación de pena de muerte por causas políticas. En la Argentina el castigo reflejaría la
aplicación justa e igualitaria de la ley.
Los intelectuales de la época y los apellidos ilustres debatían que modelo penal debía seguir la Argentina, las aguas estaban
divididas de sostener o no la pena de muerte como opción punitiva. Claro que dejaban la pena máxima a crímenes de extrema
violencia y premeditación, que de hecho era la opción de la mayoría de los Códigos penales Europeos.
Los contrarios a la pena de muerte sostenían, que debíamos salir de ese sistema inquisitorio que había traído España y que había
regido en nuestras tierras, y sostenían que el perfil de la sociedad futura la imaginaban lo suficientemente sofisticada para
rechazar la sed de venganza como fundamento de su futuro sistema penal y que les permitiera inscribirse en un movimiento
reformista de escala universal.
Había personas como Avellaneda, que se oponían a la pena máxima sosteniendo que era inútil, en vez de colgarlo y que
abandonara la tierra, ya que si de igual forma lo llevaban a una casa de corrección pasaba de dejar de ser no útil a útil a sí mismo,
a su familia a su patria. Para estos la privación de la libertad tenía el atractivo de adaptarse proporcionalmente agregando o
quitando años de acuerdo a la proporcionalidad del delito.
La prisión se constituyó con el tiempo en el castigo de referencia. Entre 1870 y 1890 se fueron definiendo sus características,
copiándose de los modelos inglés y norteamericano.
La Penitenciaria Nacional inaugurada en 1877 vislumbro esa idea de modernización penal Argentina. Un edificio radial, cercano a
la ciudad de Buenos Aires, representaba a la vista de la sociedad el triunfo de la modernidad disciplinaria y manifestó un símbolo
de poder del Estado que se estaba formando.
El positivismo de fin de siglo introduciría una profunda renovación conceptual del proyecto disciplinario. Estos llegaron con teorías
que desplazaban del centro de atención del delito al delincuente. Los criminólogos veían en las prisiones sus propios laboratorios
de observación individualizada. Millares de penados fueron sometidos a escrutinios de la criminología, que de la acumulación de
datos, buscaban establecer cadenas etiológicas capaces de establecer la definición de tipos de transgresores.
La incorporación de criminólogos a la prisión, revelo las diferencias entre el proyecto de prisión-fabrica del penitenciarismo y el de
prisión-laboratorio de la criminología.
El panorama general de la renovación del sistema penitenciario de comienzos del siglo XX indica que los cambios que
modernizarían, solo fueron para algunas instituciones estrellas, dejando a la mayoría de las demás dentro de los parámetros
prepenitenciarios y precientificos.
De esta manera, el avance de la investigación sobre las ideas y prácticas del castigo en Argentina, que ha expandido de forma
saludable los interrogantes sobre el proyecto modernizador. Quiere decir que esa historia no se limita a la del dispositivo
conceptual e institucional penitenciario criminológico.
La cantidad de datos empíricos que contradicen la hipótesis de la introducción lineal de ese modelo conceptual y de su inserción
completa en el aparato estatal, se han incorporados dudas en relación a la hipótesis complementaria de la normalización del
castigo del Estado en el seno de la sociedad.
Garofalo. La criminología
En este texto podemos ver cómo el autor compara la acción delictual con las costumbres en los tiempos de la antigüedad, ya sea
los homicidios por cobro de venganza, los homicidios por probar quien es más fuerte o por brujería, habla de los sentimientos
altruistas en el accionar criminal, dónde por egoísmo o tomar posesión de un objeto o persona se causa daño a los mismos,
explicando que no es lo mismo el adulterio que un robo o el producir daño solo por producirlo a otras personas, habla de la falta de
piedad. Encuadra los delitos en distintas clasificaciones aunque da más importancia a los delitos dónde se causa un daño físico.
En una palabra lo que no es más que la violación a un derecho lo que no lastima el sentimiento de piedad ni de probidad no puede
ser considerado como un crimen por la opinión pública, estos son los sentimientos que se hieren con la bigamia y con las falsas
condiciones que se atribuye un aventurero para conseguir penetrar en una flia honrada y lo que tendría que ser considerado como
un crimen no lo es. Existen delitos que se llaman políticos y son considersfos políticos hasta para nosotros mismos, por ejemplo el
atentar contra la vida del jefe de estado o de un funcionario de gobierno la explosión de una mina o de una bomba para infundir y l
terror a una población etc.
En cierto caso poco importante que sea un delito político cuando atenta contra el sentimiento de humanidad. ¿Se ha matado o
querido matar fuera del caso de guerra o de defensa legítima? Pues por solo ese hecho se es criminal.
El delito existe con independencia de la pasión que lo ha provocado, existe solo por el hecho de la violación de los sentimientos de
piedad y probidad, ambos sentimientos altruistas elementales. Por ejemplo el delito político no es considerado tal sino hiere los
sentimientos morales de la comunidad, por más que sea un delito punible natural.
En una sociedad civilizada contemporánea carácter criminal es decir, el que da q los delincuentes el calificativo de malechores se
reserva tan solo para los hechos que contienen un elemento de crueldad o de improbidad, porque estos son los que ofenden los
sentimientos en que se funda esencialmente la moralidad de un pueblo moderno.
Por eso la primera categoría , la ofensa a los sentimientos de piedad y humanidad está en primer término , y Encuadra: los
ataques contra la vida de las personas y todo genero de acciones que tiendan a producirles un mal físico, como las heridas las
mutilaciones, los malos tratamientos entre padres e hijos, marido y mujer, las enfermedades voluntariamente provocadas, el
exceso de trabajo impuesto a niños o un trabajo especial que ponga en peligro su salud o impida su desarrollo corporal, después
los actos físicos que Producen un dolor al par físico y moral, como la violación de la libertad con un fin egoísta, ya sea la lujuria o
el deseo de riquezas, Co el estupro, el rapto, el secuestro, y por último los actos que por un hecho indirecto causan dolor moral,
como la calumnia, la injuria, la seducción de una doncella.
En segunda categoría la ofensa al sentimiento elemental de la probidad primer término los ataques violentos a la propiedad
individual, como el robó, el hurto, la devastación, el incendio, después los ataques físicos sin violencia pero con abuso de
confianza, como la estafa, la insolvencia voluntaria, la quiebra fraudulenta, la violación de secretos el plagio y todo genero de
adulteraciones perjudiciales a los derechos de autores y fabricantes y por ultimo las lesiones indirectas a la propiedad o a los
derechos de las personas por medio de mentiras solemnes, como los falsos testimonios, las falsedades de documentos, la
simulación de parto, la usurpación del estado civil, etc .
El criminalista sociólogo no puede estudiar más que esto, solo los verdaderos delitos pueden interesar a la verdadera ciencia, la
cual investigará sus causas naturales y sus remedios, cuando vulneren la moralidad elemental de un pueblo civilizado, y sean
indicio de anomalía en sus autores. Los demás hechos punibles vulneran solo las leyes de una sociedad determinada, son
variables según los países y en relación a condiciones particulares y necesidades de gobierno, y en este caso no hay necesidad
de desentrañar sus causas biológicas y sus remedios no pueden ser más que castigos también variables con arreglo a la mayor o
menor necesidad de represión.