Pensamiento Politico Romano

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1PENSAMIENTO POLITICO ROMANO

Tabla de Contenidos ii

Capítulo 1 Introducción e información general...................................................................1

Capitulo 2 Consolidacion....................................................................................................4

Capítulo 3 Epicureismo.......................................................................................................6

Capítulo 4.Consecuencias politicas...................................................................................10

Capítulo 5 Forma politica..................................................................................................11

Capítulo 6 Influencias.......................................................................................................13

Capitulo 7 Conclusiones....................................................................................................15

Capítulo 8 Referencias……………………………………………………………………17
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Capítulo 1

Introducción e información general

En Roma. Historia del pensamiento, Mosterín nos ofrece el que seguramente sea la

introducción más accesible y didáctica que se pueda encontrar a la Historia del

Pensamiento Romano. Se trata de un ensayo breve en donde el autor bilbaíno se centra en

repasar las cuestiones principales que permiten la comprensión de la civilización romana

en su conjunto: desde su auge en forma de República, el posterior Imperio, y también su

desmembramiento a partir del siglo IV, aunque a su vez las ruinas de Roma, por así

decirlo, fueron el sustrato para el nacimiento de la moderna civilización occidental.

El auge de Roma es el auge de una ciudad estado agrícola, del interior, al margen del río

Tíber, y que por una serie de circunstancias, la más destacable iba a ser la superioridad

relativa de sus estructuras políticas, se impondría a las demás regiones autónomas que

entonces poblaban las riberas de las mediterráneo. La organización romana se basaba en el

reconocimiento de derechos al paterfamilias, en una sociedad relativamente cohesionada


para la época. El gran hecho distintivo de Roma fue el ser capaz de haber generado el

primer proto estado inclusivo, lo que le permitió crecer en población manteniendo una

organización muy eficaz. Este pacto entre la nobleza, con tierras, y el pueblo que las

trabajaba, incluyo la novedad de ser público, se hizo ley: de manera que a la sociedad pasó

a operar bajo reglas conocidas por todos, a lo que se unió una primitiva fragmentación de

funciones entre cónsules (responsables del poder político y del ejercito), pretores (algo así

como jueces) y censores (encargados de la fiscalidad). Con gran maestría narrativa,

Mosterín narra la rápida expansión de Roma, con las diferentes guerras Púnicas, o la lucha

contra Cartago o Macedonia.


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En este mismo capítulo, también se explica el deterioro y caída de la república, con

personajes célebres en el imaginario colectivo como Cicerón, César o Bruto, personajes

históricos que el autor sabe colocar con enorme maestría en el eje temporal que

corresponde como quién completa un puzle ayudando al lector a ligar las imágenes que

todos tenemos de Roma, con una imagen completa y sistemática de la historia de su auge,

transformación en imperio y posterior e inevitable declive.

Tras la caída de Julio César, con toda la carga de profundidad que deja este episodio

histórico clave, llega la consolidación definitiva del primer estado moderno, con enorme

capacidad de recaudar impuestos, financiar obras públicas, y gestionar un ejercito como

nunca antes nadie había visto. Todas estas interioridades las tenemos porqué Roma fue

una civilización profundamente prolífica en documentos y de hecho la que seguramente

inventó la historia moderna, en el sentido de crónicas escritas para explicar el pasado de

manera ordenada, siguiendo el valioso ejemplo de Herodoto, educador de los griegos.

Después de César el siguiente personaje clave es Octavio César Augusto, primer gran

emperador del periodo imperial que recuperará la paz interior y marcará el canon de buen

gobierno. Augusto murió en el año 14 dejando un imperio en paz y orden, sin conflictos

sociales, con unas finanzas saneadas y unas fronteras seguras. Hay quién dice que en parte

Dios envió a su hijo Jesús en aquella época aprovechando el avance social y civilizatorio

que protagonizaron los romanos en aquella época, uno de esos extraños momentos en los

que el mundo ha disfrutado de una generalizada sensación de paz. Además de Augusto,

Vespasiano, Trajano, Antonino Pío, y Marco Aurelio, el último gran emperador romano,

serán los emperadores más sobresalientes. Una mención especial merece Antonino Pío,

hoy desconocido por las víctimas de la Logse, pero que sin duda figura como uno de los
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líderes políticos más destacados de la historia mundial. Reino veintitrés años, de los cuáles

nunca abandonó su puesto en Roma, y destacó por ser un emperador trabajador,

inteligente, justo y bondadoso. Nunca tuvo que comandar los numerosos ejércitos que

disponía. Sus relaciones con el Senado fueron siempre excelentes. Antonino presto mucha

atención a los problemas municipales a los que prestó mucha ayuda, y también promovió

leyes e iniciativas para mejorar la vida de los esclavos. En política exterior fue muy

pacífico, evitando acciones agresivas. Durante su reinado apenas se tiene documentación


al respecto. Probablemente fueron, concluye el sabio Mosterín, los años más felices de

toda la historia romana.


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Capítulo 2

Consolidación

El pensamiento político griego se estructuró sobre la base de la ciudad-Estado. Ellos

nunca contemplaron la unificación de Grecia. Fueron los extranjeros lo que lo hicieron:

los macedonios, primero y los romanos, después. Esto explica también el casi nulo

desarrollo de sus relaciones internacionales. Los griegos parecían no considerar la faz

ofensiva. No se veían como conquistadores sino que su estrategia era la defensa de

posibles agresores y la búsqueda de la felicidad del ciudadano. Alejandro Magno, rey de

Macedonia, intentó consolidar el mundo con una campaña militar que aún hoy asombra.

Conquistó las ciudades-Estado de Grecia y con los reinos del este del Mediterráneo fue

formando un conglomerado mundial. Pero de corta duración ya que la muerte lo

sorprendió joven. Alejandro admiraba a Atenas y había sido educado por Aristóteles.

Pero los griegos observaban que Filipo (padre de Alejandro) cuando peleaba con algún

pueblo, al ganar, no se retiraba de él. Ello los llevó a pensar que los macedonios tenían lo

que hoy se denominaría un comportamiento imperialista, lo cual generaba cierta

inquietud. Pero en principio, la actitud guerrera de Macedonia les parecía positiva a los

griegos, ya que ambos tenían un enemigo en común: Persia.

Lo inesperado fue que Alejandro decidió primero invadir Grecia, la unificó y recién

luego, se dirigió a Persia para conquistarla y continuar hacia el oriente, llegando hasta la

India. Alejandro fue un antecesor ilustre de otro imperio más grande: el Imperio Romano.

Las ciudades griegas en este contexto fueron perdiendo significancia política y los

pensamientos de Platón y Aristóteles se difuminaron con el paso del tiempo. Fueron otros
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pero ambos con distinta caligrafía escribieron la historia de ese mundo antiguo. El avance

del cristianismo fue provocando que el hombre fuera un ciudadano de dos reinos, uno de

este mundo y otro del otro. En la medida que la Iglesia fue afirmando su autonomía se iba

poniendo con ello un límite al poder del Estado. Un cambio importante respecto al

mundo antiguo. Se comenzaba a vivir una nueva pugna en el horizonte: Estado e Iglesia.
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Capítulo 3

Epicureismo

Epicuro fue en parte contemporáneo de Aristóteles. Su filosofía él la llamaba “la alegría

del placer”. Era todo un sistema, del cual se generaría el positivismo y el materialismo

moderno. El sueño de Platón, de ciudades regida por filósofos era solo un sueño. El

hombre debía alejarse de la política y buscar la felicidad individual. Se elevaba al

individuo y se desvanecía la importancia del grupo. El hombre era un ser aislado. La

religión no despertaba interés. Los dioses parecían estar muy apartados del hombre. El

materialismo epicúreo dejó una herencia intelectual a la posteridad que fue el

utilitarismo. El hombre pone la inteligencia al servicio del egoísmo, motivo que lo lleva a

actuar para conseguir su bienestar personal. Posteriormente esta idea va a ser recogida

por Hobbes, Hume, el utilitarismo, el marxismo y otros (Theimer, ibídem). Un aspecto a

resaltar en este pensamiento es que el hombre al poner la inteligencia al servicio del

egoísmo, realiza convenios con otros hombres sobre las reglas de conducta de todos ellos,

dando lugar al nacimiento de una nueva disciplina: el Derecho. Estos convenios no se

realizan sobre valores éticos eternos, tienen sentido en la medida en que son útiles. Con el

tiempo cambian las circunstancias y por lo tanto, los convenios. Dice Epicuro: “nunca ha

existido una justicia absoluta y sí solo una convención concluida entre los humanos de

tiempo en tiempo, a fin de impedir que sufran o se causen daños unos a otros”. Dado que

el hombre tiende a eludir el sufrimiento propio y no parece pretender evitar el ajeno surge

la necesidad de comprometerse. Se necesita un contrato social que evite que cada uno
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provoque daño a los demás y consiga cierto orden (teoría contractualista de la sociedad).

El hombre sensato es un hombre justo, porque obrando sensatamente evita un castigo. De

allí que las mejores leyes son aquellas que dan mayor seguridad al individuo (Theimer,

ibídem). Epicuro parece también esbozar una teoría de la evolución humana,

anticipándose siglos a los evolucionistas y arriesga a su vez, una tesis del desarrollo

continuo de la sociedad, en la que cualquier cambio forma parte de la dinámica natural de

la misma.

Los Cínicos fueron otra escuela, generalmente conformada por extranjeros de Grecia. Su

receta era la pobreza elegida en libertad. No les interesaban las convenciones sociales.

Eran, lo que hoy podría llamarse “anarco-socialistas”, aunque nunca intentaron imponer

sus utopías al mundo. A diferencia de los epicúreos, recomendaban el ascetismo. El

hombre sabio reducía sus necesidades al mínimo para no depender del mundo que lo

rodeaba. No había diferencia entre el rico y el pobre, el libre y el esclavo. Todos eran

iguales. No tenía sentido que el esclavo se rebelara. La lucha política no presentaba

incentivo. Lo único importante era huir “hacia adentro”, hacia el espíritu del ser humano.

El filósofo no necesitaba patria, ni Estado, ni instituciones. Vivía acorde a su virtud. El

cínico no era ciudadano de un lugar, sino del mundo. Quizás de allí abrevó el

cristianismo algunas ideas centrales, como la doctrina de la igualdad, el desprendimiento

de las cosas terrenas, la afirmación de la pobreza y la mayor importancia del mundo del

espíritu (Theimer, ibídem).

Pero hubo una escuela que influyó profundamente sobre Roma y fue la escuela Estoica.

Al igual que los Cínicos renunciaban a perseguir el placer, pero adherían a valores con
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inclinación a la acción: la fuerza de la voluntad, la firmeza, el sentimiento del deber.

Poseían además, actitudes éticas y profesaban un pensamiento humanístico, lo que fue

generando y modelando ideas sobre los derechos del hombre. Se afirmaban en el Derecho

natural o racional (idea teórica de un derecho inherente al hombre pero no escrito por él),

en contraposición al Derecho local o consuetudinario que nacía de las costumbres de los

hombres. Los estoicos no hicieron distinción (al igual que los cínicos) entre griegos o

romanos, libres o esclavos. Cada hombre era un hombre. El estoico creía en la razón de

los hombres. La sabiduría podía enseñarse y por lo tanto, difundirse. No era un privilegio

de nacimiento. El Derecho regía no solo para los sabios, sino para todo el mundo. Pero se

debía renunciar a la actitud egoísta y asumir la responsabilidad de la cosa común. El

Estado no debía fundarse solo en las leyes sino que debía garantizar a todos los hombres

determinados derechos mínimos. Panecio y Polibio eran dos griegos de Rodas que habían

ido a vivir a Roma. Eran historiadores y se dieron cuenta que se debían adaptar las ideas

estoicas al mundo cotidiano. Y eso hicieron, transformando una teoría para sabios en una

teoría para el pueblo romano. Polibio propuso un sistema de gobierno “mixto” como el

que se estaba consolidando en Roma: Consulado, Senado y Tribunado. El poder no tenía

que estar concentrado. Maquiavelo posteriormente adoptó la misma opinión y

Montesquieu introdujo la idea del equilibrio en las instituciones, que fue luego el corazón

de la constitución americana. También fue Polibio el que sostuvo el mantenimiento del

equilibrio como regla, en política exterior. Los estoicos animaron a Roma en su sueño

imperialista. Llegaron a justificarlo como una misión humanitaria y no como resultado de

una superioridad racista. Algunos romanos veían a esto como una debilidad ya que
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realmente se consideraban superiores y éste era para ellos, el verdadero fundamento. Sin

embargo, el grueso de los romanos fue aceptando el argumento estoico, como si hubiese

una necesidad espiritual de explicar la hegemonía que se estaba obteniendo.

Cicerón documentó el pensamiento político fundamental de los estoicos, formulando las

ideas del Derecho Natural: “Existe realmente una verdadera ley, a saber, la recta razón

que, conforme a la naturaleza, rige para todos los hombres y es inmutable y eterna. Esta

ley llama a los hombres al cumplimiento de sus deberes y les prohíbe a la vez hacer el

mal… Mudar esta ley por la legislación humana nunca puede ser justo; limitar su eficacia

es ilícito; suprimirla completamente es imposible. Ni el Senado, ni el pueblo pueden

absolvernos de la obligación de obedecerla y ningún gran jurista es necesario para

exponerla o para interpretarla. No hay una regla para Roma y otra para Atenas, ni una

regla para hoy y otra para mañana; sólo hay un Derecho, eterno e inmutable, que obliga a

todos los pueblos y para todos los tiempos.”


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Capitulo 4

Consecuencias Políticas

Las consecuencias políticas que brotan del Derecho natural son muchas. Se coloca sobre

todo Derecho positivo (escrito por el hombre), una ley moral que no ha sido establecida

ni por quienes detentan el poder ni por el Estado. El Derecho positivo solo es Derecho si

se subordina a esa ley moral. El Estado es legal en cuanto sea un Estado de Derecho. El

Estado deriva su autoridad del Derecho y no es el Derecho el que nace del poder del

Estado. El Estado injusto no tiene ninguna autoridad moral y no hay por lo tanto

obligación de obedecerle. La idea de que solo es legítimo el Estado de Derecho ya había

sido expresada por Aristóteles, pero Cicerón ve en ella una regla jurídica antes que una

regla moral. Para Cicerón, el Estado es una comunidad moral, una posesión de todos los

ciudadanos. Y el pueblo es: “… no cualquier grupo, asociado de cualquier manera, sino

que consiste en la reunión de un número relevante de hombres, que se hallan unidos por

un acuerdo general respecto de la Ley y del Derecho y que desean participar en las

recíprocas ventajas que esa unión les proporciona”. O sea no es un conglomerado

cualquiera sino aquél que se organiza en el consenso de la ley. Se va afirmando la

inclinación de la “Política” hacia el “Derecho” (Sartori, 2005). La autoridad del Estado

en último término nace del pueblo y sólo puede ser ejercida en el marco de la ley. Ningún

soberano ni tampoco el pueblo mismo puede suprimir el Derecho natural. El pensamiento

democrático moderno expresaría luego esto mismo señalando que determinados derechos

del hombre son irrenunciables, incluso contra una decisión de la mayoría. El Derecho

romano, luego desarrollado por generaciones de juristas, no solo dio forma al


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pensamiento jurídico sino también al político. En general, toda discusión política podría

reducirse a qué derechos debe tener acceso el hombre o un grupo de hombres frente al

Estado. Los estoicos lograron establecer que el hombre, al menos, tiene algunos derechos.

Y que debe existir un Derecho universal.

Capitulo 5

Formas Políticas

La primera forma política de gobierno fue la monarquía, desde el 750 a.C. hasta el 500

a.C. (aproximadamente), luego fue la República hasta unos años antes de Cristo. Y

después vino el Imperio, que amplió los límites de la nación a extremos impensables. La

dictadura en la República Romana era una institución dentro de la República. El Senado

otorgaba a quien había sido designado, el poder absoluto por 6 meses en tiempos de

emergencia. Por ejemplo, Cincinato, un general retirado que cultivaba una huerta fue

convocado por el Senado para salvar a la República frente a una invasión externa.

Cincinato venció a los invasores antes de los 6 meses y devolvió el poder al Senado y

volvió a cultivar su chacra de 2 hectáreas, junto al Tiber. Pero los tiempos de la

República se acercaron al ocaso en tiempos de Cicerón, aunque él pensaba que volvería a

existir esa forma de gobierno. Séneca, un siglo después y siendo filósofo de Nerón, se dio

cuenta que eso no iba a ocurrir. El ambiente era otro. Se había dado paso al despotismo.
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Tan mala era una forma de gobierno como cualquier otra. Era poco lo que políticamente

se podía hacer. Pero no por eso había que retirarse del mundo. Había que intentar

remediarlo profundizando en los asuntos del espíritu. Los estoicos se fueron volviendo

más religiosos y comenzaron a tener mayor sintonía con el cristianismo, el cual crecía por

todo el imperio. Un siglo más tarde, el emperador estoico Marco Aurelio repetía las

máximas de Séneca, aunque esto no le impedía perseguir cristianos (Theimer, ibídem).

La historia de Roma conforma una unidad con la historia exterior. Roma se arroja

primero a la conquista de la región del Lacio, luego de Italia y después del mundo,

absorbiéndose plenamente a ese cometido. Apenas inicia su campaña se deberá enfrentar

a litigios de todo tipo en la cuenca mediterránea. Debido a ello, no centraron su

dedicación en construir sistemas políticos. El tiempo y la situación de conflicto

permanente, los presionaba y sobre todo cuando los hombres de Estado, eran también

jefes de un ejército en campaña sobre todos los frentes (Touchard, 1969). Tal vez el genio

romano no era demasiado hábil para la reflexión. Cualquier detención de la acción,

cualquier retirada, sea para el estudio o la política, ponía de mal humor a un romano. El

ocio de los griegos lleno de reflexiones, discusiones y estudio, les inspiraba desconfianza.
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Capítulo 6

Influencias en los romanos

El romano amaba la guerra, la administración y la riqueza. Por esta razón, la política solo

se entendía fuertemente adherida a la acción. Donde el griego pensaba en términos

filosóficos, políticos o morales, el romano lo hacía en términos jurídicos. No necesitará

ninguna doctrina política hasta que las circunstancias no modificaran de manera profunda

la estabilidad del Estado. Los problemas no regulados por la espada, lo serán por el

Derecho (Touchard, ibídem). Para Séneca y la visión estoica del mundo, el hombre ya no

era un animal político, sino un animal social. Había cambiado la concepción del hombre

de lo político a lo social (Sartori, 2005). Señala este autor: La política de Aristóteles era

una antropología vinculada al espacio de la polis. Cuando cae la polis, la palabra política

se atenúa, se diluye o se transforma en otra cosa. Y la política se hace más jurídica,

acorde con el pensamiento romano. Por otro lado también se teologiza, primero por la

visión cristiana que surge, luego por la pelea del papado con el imperio y por último por

la discusión del catolicismo con los protestantes. Los romanos desarrollaron la disciplina

del Derecho y los estoicos fueron escribiendo gran parte de la filosofía que aceptaban los

romanos. Pero ya era su espíritu, un espíritu de conquista, ofensivo y militar y avanzaban

en ese sentido. Muy diferentes a los griegos,

pero ambos con distinta caligrafía escribieron la historia de ese mundo antiguo. El avance

del cristianismo fue provocando que el hombre fuera un ciudadano de dos reinos, uno de

este mundo y otro del otro. En la medida que la Iglesia fue afirmando su autonomía se iba
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poniendo con ello un límite al poder del Estado. Un cambio importante respecto al

mundo antiguo. Se comenzaba a vivir una nueva pugna en el horizonte: Estado e Iglesia.
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CONCLUSIONES

La Althusiusforschung carece de un estudio sobre la contribución específicamente romanista de

Althusius. Sus escritos de derecho romano: “Iurisprudentia Romana”, “Dicaelogica” requieren


de

una edición crítica para fijar el texto canónico.

Los estudios de Wyduckel y Stolleis han matizado la traslación del derecho romano en la

formación del discurso político-jurídico de Althusius. Pero la propuesta de P. Laband, a nuestro

entender, sigue siendo válida, cuando estudiamos la genética del discurso althusiano y los

fundamentos del constitucionalismo y la codificación, según refiere Gierke.

El derecho público de Althusius se nutre del pensamiento romano clásico: San Pablo, Séneca,

Cicerón, Digesto; el derecho romano medieval: Bártolo, Baldo, Marsilio de Padua; el derecho

romano público del humanismo: J. Bodin, P Gregoire.H. Vultejus. Sobre esta última línea el

jurista germano elabora una síntesis de derecho romano público y derecho romano privado, según

el modelo de los romanistas italianos medievales, y franceses modernos.

La obras de los juristas romanistas Bodin, Grégoire, Vultejus, Althusius inauguran un nuevo

humanismo, el humanismo jurídico barroco, el cual se extiende desde 1560 hasta 1700. Se puede

considerar este humanismo como una expresión de la revolución científica moderna.

La escuela del humanismo barroco es un capítulo en la historia del derecho germano que forma

un Rechtskreis. Esta Escuela formula los principios del constitucionalismo, la codificación, el


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derecho internacional, el derecho natural racionalista, entre otros. Con todo, más del noventa y

cinco por ciento de los escritos de esos autores no cuentan con una edición crítica. Este es uno de

los grandes desafíos que enfrenta la historiografía político-jurídica-constitucional. Mientras esta

situación se mantenga, nuestro conocimiento histórico será deficitario. A modo de ejemplo, la

obra de Althusius cuenta solo con ediciones crítica de la Politica.

El derecho romano juega un papel indiscutible en la formación del Estado y de la sociedad

europea, desde la Reichspublizistik medieval, base del constitucionalismo moderno, hasta el Usus

modernus pandectarum, fundamento de la codificación cuyo resultado es el Code Civil (1804) y

el BGB de 1900.
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Lista de referencias

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