Arcoíris de Emociones
Arcoíris de Emociones
Arcoíris de Emociones
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@editorialelateneo
La
Bella
Durmiente
tiene miedo
Carlos Perrault
alegría
de Aladino
Antonio Galland
y el enojo
de la Bestia
Había una vez un mercader viudo y rico que tenía tres hijos
varones y tres hijas mujeres, a los que dio grandes riquezas y en
cuya educación invirtió mucho dinero. Las tres hijas eran muy
hermosas, pero la más joven, Meldina, lo era tanto, que todos la
apodaban “la Bella”, por lo que las hermanas la envidiaban
muchísimo. Tenía los ojos claros y el pelo castaño.
Era la más bonita y también la más bondadosa. Las mayores
se vanagloriaban de sus riquezas y rechazaban a los que tenían
menos que ellas. Solo se reunían con otras personas ricas.
Asistían a todos los bailes, reuniones, funciones de teatro y
paseos; y despreciaban a la menor porque buena parte de su
tiempo lo utilizaba en leer.
Pero una vez, de golpe, el mercader perdió toda su fortuna:
solo le quedó una pequeña casa de campo alejada un poco de la
ciudad.
Llorando, contó lo sucedido a sus hijos y les dijo que debían
irse a vivir a esa casita y trabajar en las tareas rurales.
sorprende
a todos
de Jack
está disgustada
José Jacobs
Había una vez una viuda que vivía con su hijo Jack, en una
pequeña cabaña. Solo tenían una vaca lechera. Pero la madre se
enfermó y no pudo cultivar la huerta, ni ordeñar la vaca por
mucho tiempo. Entonces, empezaron a pasar hambre y
decidieron que Jack fuera al pueblo a vender la vaca para
comprar alimentos.
El muchachito volvió pronto. Su madre se sorprendió, pero,
como regresó sin la vaca, creyó que la había vendido; el hijo
enseguida le contó que la había cambiado por un puñado de
semillas de habichuelas mágicas, que un anciano le ofreció en el
camino hacia el pueblo. La madre le dijo mientras tiraba las
semillas de habichuelas por la ventana:
Jack se fue muy triste a dormir y soñó que las semillas
crecían. Después, el tallo de la planta crecía y crecía tanto que
golpeaba su ventana…
Por la mañana, el muchacho descubrió que el sueño era
realidad: la enorme planta era tan alta que se perdía entre las
nubes. Antes de que su madre se levantara, escapó por la
ventana y trepó por la gran planta.
Subió, subió y subió hasta más arriba que las nubes. Vio que
la planta terminaba en un lugar raro. Cerca, sobre una colina, en
medio de un espléndido bosque, había un enorme castillo.
En la puerta estaba parada una enorme mujer que lo miraba
sorprendida. Cuando estuvo casi debajo de ella, Jack le
preguntó quién vivía en el castillo. La mujer le respondió:
—Es de mi esposo, un ogro malvado. Mejor es que te vayas: le
gusta desayunar niños.
Jack tenía bastante hambre y le preguntó si podía comer algo
antes de bajar. La mujer lo hizo pasar, le dio leche de cabra y un
pan. Mientras el muchachito comía, sintieron un fuerte temblor:
¡pum, pum, pum!
Jack se quedó petrificado de miedo y no pudo seguir
comiendo. La mujer le explicó que llegaba su marido y lo
escondió en el horno.
—¡Viene muy hambriento! —le advirtió.
Cuando llegó el ogro, le pidió a su mujer el desayuno, que era
una torta, enorme, por supuesto, y ya se sentaba para
devorarla, pero comenzó a oler el aire:
—Huelo carne de niño… ¿No tienes guardado alguno que
pueda comer como pan?
La mujer le contestó que el olor era del niño que se había
comido a la noche, porque no había tenido tiempo de limpiar el
horno.
Después de desayunar, el ogro se fue a dormir y el
muchachito salió del horno. Silenciosamente, en puntitas de pie,
se acercaba a la puerta…, pero se detuvo porque vio que, en la
sala, el ogro tenía tesoros: bolsas repletas con monedas de oro,
estatuas y jarrones de oro también. Entre todos los tesoros, le
llamó la atención un ganso que ponía huevos de oro y un arpa
también de oro, que tocaba sola.
con Botas
y su triste amo
Carlos Perrault
de plomo
siente asco
Elena Luchetti
Arcoíris de emociones
Autores: Carlos Perrault, Antonio Galland, Juana María Le Prince de
Beaumont, Santiago y Guillermo Grimm, José Jacobs, Hans Christian
Andersen
Adaptación: Elena Luchetti, Mabel Zimmermann, María Alejandra Lumia,
Ivana Calamita
Ilustraciones: Ivana Calamita
Coordinación: Elena Luchetti
Diseño de tapa e interiores: Claudia Solari