Micosis Superficial
Micosis Superficial
PATOGENIA:
Los dermatofitos no infectan la epidermis indemne, sólo atacan el estrato
córneo muerto o dañado más externo.
La presencia de un medio adecuado en la piel del huésped (calor y humedad)
es un factor de importancia crítica en el desarrollo de una dermatofitosis.
La infección se adquiere por transferencia de hifas, o de material queratinoso,
de un hospedador infectado a otro hospedador susceptible no infectado.
La afinidad de los dermatofitos por la queratina es la condición básica de su
existencia.
PATOLOGIA:
La micosis superficial es producida por dos grandes grupos de hongos: las
levaduras y los dermatofitos (tiñas). Las primeras ocurren por una alteración
de la microbiota que lleva a una proliferación del hongo y las segundas son
infecciones exógenas en que el contagio está dado por transmisión de un
animal u otra persona.
DIAGNOSTICO LABORATORIAL:
Se puede realizar por examen microscópico o examen directo, se toma una
muestra de la zona afectada:
Piel: Se raspa la piel de la lesión con un portaobjetos o un bisturí
Uña: Se corto un trozo de la uña que tenga parte de la zona
comprometida
Pelo: Se arranca el pelo NO SE CORTA.
Se pone una placa con una preparación ( Tincion PAS , Gram ,Azul de
metileno) en caso de microscópico, también se puede realizar por cultivos
Agar de Sabouraud para tipificar la levadura. A veces se requiere fundir la
queratina con KOH para observar mejor la levadura.
Síntomas y signos:
1. Placas escamosas en los cabellos.
2. Placas bilaterales de coloración eritemato-marronácea con finas
escamas.
3. Descamación en espacios interdigitales.
TRATAMIENTO:
Dentro de los tratamientos generales se puede emplear griseofulvina,
ketoconazol, itraconazol o terbinafina.
En la práctica diaria, son estos dos últimos los que frecuentemente se
prescriben, a excepción de los niños a quienes se les indica griseofulvina.
PROFILAXIS:
Evitar andar descalzo en lugares públicos y húmedos, como piscinas y
gimnasios, que pueden ser una importante fuente de contagio.
Después de ducharse o cuando se ha transpirado mucho, hay que
secarse muy bien el cuerpo y ser especialmente cuidadoso con los pies y
los pliegues cutáneos.
Utilizar zapatos que eviten la sudoración excesiva del pie.
Lavar los pies todos los días con agua y jabón y secarlos
cuidadosamente con toalla suave de algodón.
Evitar el contacto con animales que puedan ser susceptibles de
transmitir infecciones y provocar contagio, especialmente gatos y
perros.