02 - Mechanic (Alexa Riley)
02 - Mechanic (Alexa Riley)
02 - Mechanic (Alexa Riley)
Todo estaba bien hasta que esa inocente pequeña niña rica entró
en mi garaje. Desde el segundo en que posé mis ojos sobre ella, todo
lo que he querido hacer es poner mis sucias manos sobre su puro
cuerpo.
Hay un obstáculo menor interponiéndose en mi camino, pero
tengo un plan. Todo lo que debo hacer es reclamarla, y ella será mía
para siempre.
***
No puedo moverme.
—Coño,— dice Penélope mientras salimos de la cafetería.
Me aprieto mi vientre y me río mientras la sigo detrás de ella,
agarrando su mano. No puedo creer lo que ella ha comido. Le sonrío
y apreté su mano un poco. Ella no se aleja de mí mientras
caminamos de regreso al garaje en silencio.
Cuando llegamos allí, veo que su coche ya está en la tienda, y
Butch está bajo el capó. Escribí una orden de trabajo y dejó en el
mostrador antes de irnos así que saben qué arreglar. Sólo necesitaba
traerla aquí esta mañana, y ahora tengo que hacerla quedarse.
—¿Cuándo estará listo mi coche? Se supone que debo estar en
algún lugar. —Ella saca su mano de la mía y cruza sus brazos, sin
mirarme.
—¿En algún lugar en el que tienes que tener algo que ver con que
te cases?
Ella levanta la cabeza y me da una mirada dura. —Eso no es
asunto tuyo. No tengo que explicarme a usted. Ni siquiera te
conozco. —Ella empieza a apartar la mirada, pero me muevo delante
de ella y sostener su mandíbula para que ella no pueda mirar a
ningún otro lugar sino a mis ojos.
—No actúes como si no lo sentiste también, Duquesa.
—Los sentimientos no tienen nada que ver con esto. No siempre
conseguimos lo que queremos, Paine.
La forma en que dice mi nombre suena mucho a arrepentimiento.
—Remordimiento. ¿Quieres ngir? Así que yo. —Con eso, tomo su
brazo y la empujo dentro de la tienda a mi o cina en la parte de
atrás. Una vez que llegamos allí, cierro las persianas y cierro la
puerta.
Volteando, veo a Penélope con los brazos cruzados de nuevo, y
ella se ve furiosa como el in erno. —Puedes seguir adelante y abrir
la puerta. No estoy haciendo nada contigo.
Me acerco lentamente, haciendo mis movimientos claros.
—Lo siento, pero el trabajo en su coche no es gratis.
Sus ojos se ensanchan en shock. Tú eres el que lo rompió.
—En dinero o culo, duquesa. Es hora de pagar.
—Vete a la mierda, Paine. No soy una puta. —Ella descruza sus
brazos y hace puños en sus caderas. Ella está enojada, y me encanta.
Me vuelvo aún más difícil ver la pelea en ella. Va a hacer que su
domesticación sea mucho más dulce. Está claro que con ella tengo
que empujar, y estoy dispuesto a hacer eso por él.
De pie delante de ella, empujo mi gran cuerpo contra el suyo. La
agarro por los brazos y la levanto sobre el escritorio, jándola allí. —
No eres una puta, Duquesa. Eres mía. Y cuando digo que es hora de
pagar, eso signi ca que vas a deslizar esos jeans y mostrarme tu
coño.
Oigo su respiración, y hay un ligero temblor. Le gusta mi charla
sucia. Me inclino sobre ella más y empujarla todo el camino de
regreso así que ella está acostada sobre mi escritorio, con sus piernas
colgando sobre el borde. Una vez que está abajo, me siento y muevo
mis manos a la cintura de sus vaqueros. Cuando agarro la
cremallera, ella se estiró y trató de detener mi mano. Empujo sus
dedos lejos y vuelvo a lo que estaba haciendo, desabrochando sus
jeans y agarrando la parte superior de ellos. Antes de derribarlos,
miro hacia sus ojos y observo su reacción mientras lentamente saco
sus pantalones vaqueros y sus bragas de sus caderas, sus muslos y
los empujo a sus rodillas. Mantengo los ojos jos en los suyos, y
pongo mis manos por sus cálidos y blandos muslos, observándola
mientras se muerde el labio. Ella parece nerviosa, como si estuviera
cerca de decirme que me detuviera.
—¿Vas a intentar decirme que no?
Cierra los ojos cuando me froto la palma de la mano sobre su coño
desnudo y simplemente descansar allí. Dejando que el calor de mi
mano se derritiera contra el calor de su coño. No me muevo, sólo
espero su respuesta, sintiendo que ella humedece mi palma.
—¿Duquesa?
Ella abre los ojos, y están vidriosos. Ella está encendida por todo
esto, incluso si ella no quiere admitirlo. Después de un segundo
traga, se lame los labios. —Nunca he hecho esto antes.
—Yo nunca he hecho algo como esto tampoco, nena.— Me inclino
y beso su estómago desnudo donde su camisa de franela se ha
abierto. —Ha pasado tanto tiempo desde que tuve algo que ver con
una mujer, no estoy seguro de saber cómo va más. Además,
cualquier pensamiento de otra persona dejó mi mente el día que tu
trasero entró en mi tienda.
Siento su risa nerviosa mientras beso su barriga y froto mi barba a
través de su delicada carne. Ver mis manos manchadas contra su piel
cremosa me recuerda lo diferentes que somos. Pero eso no importa
en este momento. Todo lo que importa ahora es que puedo probar
un poco de cielo.
—Eso no es lo que quiero decir, Paine.— Siento que ella está tensa
en mi contra, y yo la miro a los ojos. Parece casi asustada.
—¿Qué quieres decir?— Me siento, pero dejo las manos en su
cuerpo, con la esperanza de calmarla con mi toque.
Se muerde el labio de nuevo y luego toma otra respiración
profunda. No había hecho nada antes de ayer. Nada. Soy virgen.
Creo que mi mandíbula se va a desencajar al mismo tiempo que
mi pene se hincha hasta el punto de dolor en mis vaqueros. Ella es
muy jodidamente hermosa. Yo esperaba que ella hubiera dejado un
rastro de hombres detrás de ella. Pero saber que soy el primero en
tocarla me da ganas de disparar un cañón y plantar una estaca junto
a ella que dice: —Esta tierra es reclamada.— Ella es un país sin
descubrir, y quiero ser el maldito rey de él.
—Paine?— Su voz me trae de vuelta a la tierra, y me miro la
cabeza, tratando de encontrar la realidad de nuevo. Cierro los ojos y
acuesto mi frente contra su vientre. Respirando el olor de su coño.
Sólo un gusto. Por ahora, —digo contra su piel, y me lamo
alrededor de su ombligo. Yo la miro y muevo mi mano para que mis
dedos extendieran suavemente sus labios y frote su clítoris húmedo.
—Voy a ser la primera en recibirlo, Duquesa. Pero no aquí y no así.
Ella gime y cierra los ojos, y me sumerjo los dedos más abajo,
jugando a su entrada. Me muevo un poco y beso el interior de sus
muslos. Su olor dulce está haciendo que mi boca agua, y no puedo
esperar más. Sus piernas están unidas a sus rodillas por sus
pantalones vaqueros y bragas, así que sólo puedo esparcirlas un
poco mientras me lamo entre sus piernas. Me agarro los muslos,
tomando un puñado de cada uno como su néctar golpea mi lengua.
Ella es más dulce que cualquier cosa que he probado, y una gota me
tiene adicto.
—Mmm,— es todo lo que puedo decir mientras mi lengua se
mueve por todo su coño virgen.
—Paine.— Ella gime mi nombre como si estuviera tan desesperada
como mi polla. Él está pidiendo que salga y juegue, pero sé que el
segundo mi polla golpea el aire, voy a tener que follarla. Así que por
ahora, lo guardo en mis pantalones.
—Hazlo, Duquesa. Muéstrame qué chica sucia puedes ser. —Me
froto la barbilla en su clítoris, dejando que mi barba absorba su jugo.
—Ese es tu pago, nena. No puedes devolver tu auto hasta que te
corras en mi cara. Ahora limpia ese coño en mi lengua y gana.
Siento que su coño golpea mi cara mientras la devoro. No puedo
tener su ciente de ella, y cuanto más la bebo, más cerca está de bajar.
Oír que nunca ha tenido esto antes me quiere dar lo mejor. Quiero
ser el único en el que ella piense de nuevo.
Chupando su clítoris con fuerza, siento que su cuerpo se arquea
sobre el escritorio, y apreté sus muslos más apretados, sosteniéndola
hacia abajo. Su orgasmo es duro y profundo, y ella grita mi nombre
cuando alcanza su máximo.
Escuchar su eco de voz a través de mi o cina me hace sentir como
un dios. He sido lugares y cosas hechas en mi vida, pero nada se
compara con la sensación de ser el primero en comer su coño.
Y seré su último, si tengo algo que decir al respecto.
6
Penelope
***
—Me vas a contar todo después de que te tenga en nuestra cama.
¿Lo arreglaremos?
Ella asiente, y la saco de mi motocicleta y la sostengo mientras
entro. Sus piernas rodean mi cintura y sus brazos alrededor de mi
cuello. La sensación de estar presionada contra mí mientras
cabalgamos era maravillosa, pero estoy buscando presionarla contra
ella de muchas otras maneras.
La llevo a través de la entrada principal y la acompañé por el largo
pasillo hasta mi habitación. Una vez allí, la mantengo en medio de la
habitación y doy un paso atrás.
—Quiero que vayas a ese cuarto de baño y te quites ese vestido
que usaste para él, y luego quiero que te laves la cara. Eres
demasiado hermosa para esconderte bajo todas esas cosas, y quiero
ver lo que eres. Después de eso, tu viene aquí y se encuentran en mi
cama con las piernas abiertas.— Me acerco a tocar a su cabellera
rubia, que están hacia abajo por el viento. —¿Estás listo para hacer
eso por mí? ¿Me da ese coño virgen?
Ella mira lejos como un rubor se arrastra por sus mejillas, y
maldita sea si no me hace más difícil. Después de un segundo
asiente y luego camina más allá de mí al baño principal. La veo
entrar y cerrar la puerta, y camino a mi armario para desvestirme.
Me quito la camisa blanca de cuello en V y saco mis botas y
pantalones vaqueros. Me mantengo en mi bóxer por ahora,
queriendo que ella los quite de mí. Paso mis dedos por mi pelo rubio
y sucio y luego por mi barba rubia oscura, pensando en lo que voy a
hacer con ella.
Salgo del armario, mi pene duro y listo para joder. Tengo que
esperar un segundo antes de que la puerta del baño se abra y ella
salga, completamente desnuda. Su rostro es rosado por lavarlo, pero
se parece a la chica que conocí esta mañana. Ella parece dulce e
inocente, y no puedo esperar para poner mis manos sucias en su
cuerpo puro.
—En la cama, Duquesa. Las piernas se abren para mí. Quiero verlo
todo extendido para mí. Lo que me estás ofreciendo. Solo yo.
Me acerco mientras ella sube y se encuentra en el medio. Después
de un momento de vacilación, separa sus piernas. Me acerco al
extremo de la cama y me quedo allí con los brazos cruzados.
—Rodillas para arriba, bebé. Quiero ver todo tu lindo coño. No te
escondas de mí.
Ella toma una respiración nerviosa y hace lo que le pido, tirando
de sus rodillas y exponiendo todo. Mi boca se llena de agua a la
vista, y no puedo esperar para meter mi cara en ella.
—Mierda, te ves tan hermosa como esta. Recostada en mi cama,
con las piernas esparcidas y lista para ser tomada.
Ella es demasiado buena para un mecánico sucio como yo, pero
aquí está, coño abierto y abierto, suplicándome que la follen. Puedo
ver su coño caliente goteando hasta su culo, y me lame los labios en
la invitación que me está dando.
—Eres la única mujer que he tenido en mi casa, Duquesa. La única
mujer que ha estado en mi cama. Y después de esta noche, tú eres el
único que va a estar en ella otra vez.
Veo sus manos temblar un poco en mis palabras, y verla un poco
nerviosa me hace imposiblemente más difícil.
—Voy a comer ese coño dulce antes de tomar tu cereza. Te quiero
bien y relajado cuando me meto dentro de ti. —Me acuesto y froto
mi polla a través de mis calzoncillos bóxer, tratando de aliviar el
dolor. —Pero después de que te corras y ponga mi polla en ti, quiero
follarte duro. Quiero que recuerdes esta primera vez para siempre.
Subo en la cama y me sumerjo entre sus piernas, sin perder más
tiempo. Empujo sus muslos lejos y poner mi boca entera en su coño.
Abro de par en par, succionándola en mi boca y lamiéndola al
mismo tiempo. Sus manos salen disparadas, agarrándome el pelo, y
ella me agarra fuerte mientras cómo.
Su coño virgen rico es tan dulce y jugoso. Ella es como un
melocotón caliente, y no puedo obtener su ciente. Me muevo hacia
abajo, pegando mi lengua tan lejos dentro de su coño vacía como
puedo ir. Siento su himen con mi lengua, y la lamo, dejando saber
que estoy a punto de follar a través de ella.
Moviéndose hacia abajo, le arranco las mejillas del culo y la lamo
allí, sintiendo su apretado anillo. Ella gime otra vez ante la
sensación, y me muevo, mordiéndola la mejilla del culo con fuerza,
dejando marcas de dientes. Quiero marcar su cuerpo con signos de
mí para que todos sepan a quién pertenece. No más mierda novio,
no más conversación de la boda. Todo eso termina esta noche.
Me muevo hacia atrás hasta su coño, chupando sus labios y
clítoris. No tengo mucha paciencia, así que me concentro en sacarla
en vez de arrastrarla. Cuando me chupa el coño en la boca y le doy
un clítoris un mordisco suave, casi me arranca el cabello mientras
ella culmina, tensándose y gritando mi nombre.
Después de que ordeño su orgasmo, y ella tartamudea, tratando
de empujarme lejos, me siento y se mueven sobre su cuerpo.
—Toma la mano y toma mi polla, Duquesa. Quiero que seas el que
te lo ponga. Quiero que recuerdes que me pediste que te reclamara.
Muerde mi labio inferior. Cuando la punta de mi polla está en su
entrada virgen, siento que la cabeza de ella se recubre en su jugo
pegajoso.
Alejándome del beso, la miro a los ojos y le sostengo la cara. —
¿Estás listo?
—Sí, Paine. Te quiero. Sus ojos son suplicantes y necesitados, y
puedo ver que ella quiere esto tanto como yo.
Corro mis manos manchadas sobre su piel cremosa y blanca, hasta
sus tetas. Agarro uno y me inclino, tomando su pezón en mi boca.
Me muerdo en ella duro como me empujó mi polla desnuda en su
coño virgen. Es más apretado que mi propia mano. Más fuerte que
cualquier otra cosa que he sentido. Ella es tan caliente y húmeda, y
es el cielo puro. Me siento tenso debajo de mí, pero sigo adelante. Le
dije que iba a joder áspera, y tengo la intención. Quiero que le duela
y que piense en mí cada vez que se sienta. Lo besaré mejor más
tarde, pero ahora, lo estoy reclamando.
—¿Estás tomando la píldora?— Gruño mientras su pezón sale de
mi boca. Empuje de nuevo con fuerza.
Ella deja salir lo que suena como un cruce entre un gemido y un
grito, y tomo sus manos, sosteniéndolas sobre su cabeza. Me pego
ambos con una mano y con la otra, agarro su pierna y la tiro por
encima de mi hombro. Quiero allí profundamente.
—Responda, duquesa. ¿Estás tomando algo para evitar que te
embarace? —Sus ojos se acercaron a los míos, y siento la sonrisa
perversa extendida por mi cara. —Eso es cierto bebe. Planeo cumplir
contigo hasta que seas embarazada. No me estás alejando de eso,
¿verdad?
Siento que su coño se aferra a mis palabras, y empujo con más
fuerza. Después de dos golpes más, ella gime y sacude la cabeza.
—Dígame, Duquesa. Dime que no estás en nada y quieres que me
corra dentro de ti.
—Alzando la vista hacia mí, ella levanta sus caderas a mis
empujes, y gime, —No estoy en nada. Córrete dentro de mí, Paine.
—Dime que quieres mi semen, duquesa. Dime que lo quieres
dentro de ti, cubriendo tu útero desprotegido.
—Lo quiero—, susurra, y levanta las caderas de nuevo.
Me acerco entre nosotros y froto su clítoris. Con su pierna sobre mi
hombro, ella está abierta y tomando sólo lo que sólo puedo darle. Se
tarda sólo unos cuantos golpes y ella es cerrando a mí alrededor,
apretando mi polla y viniéndose conmigo.
Miro hacia abajo a donde estamos unidos y veo su crema
extendiéndose hacia arriba y abajo de mi eje como la mierda. Verla
desaparecer me hace perderla, y empuje duro una última vez,
vaciando mi semen dentro de ella.
Mi orgasmo continúa por un minuto sólido mientras mis bolas se
levantan y descargan en su útero esperando. Después de que suelte
cada gota, la mantengo en su lugar con mi polla todavía dentro de
ella, sosteniendo sus caderas para arriba, y asegurándose de que mi
semen permanezca allí.
Me perezoso mover mi polla en y hacia fuera apenas un poco
mientras que nos sentamos allí.
—Ven a acostarte a mi lado, Paine.— Penélope me alcanza pero
meneo la cabeza.
—Sólo un poco más así, cariño. Quiero asegurarme de que mi
semen permanezca en ti. —Quiero asegurarme de que ella haya sido
impregnada. Nada la llevará.
9
Penelope
5 años después
Riley…