Embrio Aparato Genital Femenino
Embrio Aparato Genital Femenino
Embrio Aparato Genital Femenino
Los aparatos genitales iniciales de ambos sexos son similares, por tanto, el período inicial de
desarrollo genital se denomina estadio indiferente del desarrollo sexual.
El sexo genético depende exclusivamente del cromosoma “Y”. Sin embargo, el cromosoma Y
por sí mismo no determina el sexo, es el gen Sry el cual se ubica en el brazo corto del
cromosoma Y el que codifica un factor conocido como determinante testicular, el cual
organizará la gónada como testículo.
Las tres capas germinativas (ectodermo, mesodermo y endodermo) que se forman durante la
gastrulación y dan lugar al primordio de todos los tejidos y órganos. Las células de cada una de
las capas germinativas experimentan procesos de división, migración, agregación y
diferenciación con patrones bastante precisos a medida que forman los diferentes órganos y
sistemas.
Las gónadas aparecen inicialmente como un par de eminencias longitudinales, los pliegues o
crestas genitales o gonadales, que se forman por proliferación del epitelio superficial y la
condensación de la mesénquima subyacente. Las células germinativas primordiales solo
aparecen en los pliegues genitales desde la 6ta semana. Cabe mencionar que estas se originan
del endodermo la cual migran a través de la línea primitiva.
Las células germinales primordiales se observan en una etapa temprana del desarrollo (3era
semana) entre las células endodérmicas de la pared del saco vitelino cerca de la alantoides. En
la 4ta semana emigran por movimientos ameboideos a lo largo del mesenterio dorsal del
intestino posterior y llegan a las gónadas primitivas (indiferenciadas) al comienzo de la quinta
semana e invaden las crestas genitales en la sexta semana.
Si no alcanzan a éstas, las gónadas no se desarrollan. Por lo tanto, las células germinales
primordiales tienen una influencia inductora sobre el desarrollo de la gónada en ovario o
testículo.
Poco antes de la llegada de las células germinales primordiales, y durante su arribo, el epitelio
de la cresta genital prolifera y las células epiteliales penetran en la mesénquima subyacente,
donde forman cordones de forma irregular, los cordones sexuales primitivos. En embriones
masculinos y femeninos, los cordones están unidos al epitelio superficial, y en esta etapa es
imposible diferenciar la gónada masculina y la femenina. En consecuencia, se la llama gónada
indiferente.
Tanto los embriones masculinos como las femeninos tienen inicialmente dos pares de
conductos genitales: los conductos mesonéfrico o de Wolff y los conductos paramesonéfrico o
de Müller. El conducto paramesonefrico aparece como una evaginación longitudinal del
epitelio superficial en la cara anterolateral de la cresta urogenital. Los conductos
paramesonefricos se convierten en los conductos genitales principales femeninos, al comienzo
se identifican tres porciones en cada conducto:
Al producirse el descenso del ovario, las dos primeras porciones los conductos
paramesonefricos, por influencia del estrógeno producido en el ovario materno y placenta,
dan origen a las trompas de Falopio, al cuerpo y al cuello del útero y a la porción superior de la
vagina. y las partes caudales fusionadas forman el conducto uterino.
Los conductos de Wolff también se unen detrás de la cloaca y forman el ligamento ancho, es
considerado un remanente embriológico de los conductos de Wolff
Desarrollo de la vagina
Entonces, La vagina se forma a partir del extremo inferior de los conductos de Müller y el seno
urogenital, el punto de contacto de ambos es el tubérculo de Müller. La ausencia congénita de
la vagina es una condición rara, que la causa más común es el síndrome de Mayer-Rokitansky.
Ahora, los defectos de la tunelización normal vaginal dan lugar al tabique vaginal longitudinal
y transverso, este último divide a la vagina en dos segmentos, proximal y distal, reduce su largo
funcional y obstruye parcial o totalmente la salida del flujo menstrual entonces el TABIQUE
VAGINAL TRANSVERSO, se debe a una alteración de la fusión entre los conductos de Muller y el
seno urogenital, resultando en una falta de canalización de los tejidos del bulbo senovaginal.
Su causa es desconocida, aunque se cree que podría estar relacionada con una herencia
autosómica recesiva ligada al sexo. Por lo tanto, la hipótesis más extendida es la fusión
errónea de estas partes (conductos de Muller y el seno urogenital), lo que justifica la presencia
de epitelio columnar Müllerianos en la superficie craneal del tabique y epitelio escamoso en la
caudal por la invaginación del seno urogenital. Estos septos pueden estar localizados en varios
niveles de la vagina. Estos septos son generalmente menores de 1 centímetro de grosor y
pueden tener una pequeña perforación de localización central o excéntrica.
La luz de la vagina permanece separada de la luz del seno urogenital por una lámina delgada,
el himen. Generalmente se forma en el himen un pequeño orificio durante la vida perinatal.
En la mujer pueden encontrarse algunos restos de los túbulos excretores craneales y caudales
en el mesoovarios, donde forman el epooforo y el paraooforo, respectivamente. El conducto
mesonefrico desaparece por completo excepto una pequeña porción craneal que se encuentra
en el epooforo y, en ocasiones, una pequeña porción caudal que puede observase en la pared
del útero o de la vagina. Estos pueden formar más adelante un quiste, llamado quiste de
Gartner.
Parte del extremo craneal del conducto paramesonéfrico que no contribuye al infundíbulo de
la trompa uterina puede persistir en forma de un apéndice vesicular denominado hidátide (de
Morgagni)