Embrio Aparato Genital Femenino

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EMBRIO APARATO GENITAL FEMENINO

Aunque el sexo cromosómico y genético de un embrión se determina en el momento de la


fecundación según el tipo de espermatozoide que fecunde al ovocito; el desarrollo de las
características morfológicas masculinas y femeninas no comienzan hasta la 7ma semana.

Los aparatos genitales iniciales de ambos sexos son similares, por tanto, el período inicial de
desarrollo genital se denomina estadio indiferente del desarrollo sexual.

Determinación del sexo cromosómico

El sexo genético depende exclusivamente del cromosoma “Y”. Sin embargo, el cromosoma Y
por sí mismo no determina el sexo, es el gen Sry el cual se ubica en el brazo corto del
cromosoma Y el que codifica un factor conocido como determinante testicular, el cual
organizará la gónada como testículo.

Derivados de las capas germinativas.

Las tres capas germinativas (ectodermo, mesodermo y endodermo) que se forman durante la
gastrulación y dan lugar al primordio de todos los tejidos y órganos. Las células de cada una de
las capas germinativas experimentan procesos de división, migración, agregación y
diferenciación con patrones bastante precisos a medida que forman los diferentes órganos y
sistemas.

- ECTODERMO  no da origen a ninguna parte del aparato genital femenino.


- MESODERMO  además de dar lugar a todas estas estructuras aquí descritas. Es el
MESODERMO INTERMEDIO el que da lugar a los órganos sexuales internos (es decir,
ovarios – testículos, conductos genitales)
- ENDODERMO  por otro lado, este da lugar a los órganos sexuales externos (es decir,
el clítoris que proviene del túberculo genital, que lo veremos más adelante).

Desarrollo de las gónadas

Si bien el sexo del embrión es determinado genéticamente en el momento de la fertilización,


las gónadas solo adquieren caracteres morfológicos masculinos o femeninos a partir de la 7ma
semana del desarrollo.

Las gónadas aparecen inicialmente como un par de eminencias longitudinales, los pliegues o
crestas genitales o gonadales, que se forman por proliferación del epitelio superficial y la
condensación de la mesénquima subyacente. Las células germinativas primordiales solo
aparecen en los pliegues genitales desde la 6ta semana. Cabe mencionar que estas se originan
del endodermo la cual migran a través de la línea primitiva.

Las células germinales primordiales se observan en una etapa temprana del desarrollo (3era
semana) entre las células endodérmicas de la pared del saco vitelino cerca de la alantoides. En
la 4ta semana emigran por movimientos ameboideos a lo largo del mesenterio dorsal del
intestino posterior y llegan a las gónadas primitivas (indiferenciadas) al comienzo de la quinta
semana e invaden las crestas genitales en la sexta semana.

Si no alcanzan a éstas, las gónadas no se desarrollan. Por lo tanto, las células germinales
primordiales tienen una influencia inductora sobre el desarrollo de la gónada en ovario o
testículo.
Poco antes de la llegada de las células germinales primordiales, y durante su arribo, el epitelio
de la cresta genital prolifera y las células epiteliales penetran en la mesénquima subyacente,
donde forman cordones de forma irregular, los cordones sexuales primitivos. En embriones
masculinos y femeninos, los cordones están unidos al epitelio superficial, y en esta etapa es
imposible diferenciar la gónada masculina y la femenina. En consecuencia, se la llama gónada
indiferente.

Desarrollo de los ovarios

En embriones femeninos con complemento sexual XX y ausencia del cromosoma Y, los


cordones sexuales primitivos se disgregan en agrupaciones celulares irregulares. Estas
contienen grupos de células germinales primordiales y están situados principalmente en la
porción medular del ovario. Mas adelante desaparecen y son sustituidos por un estroma
vascularizado que forma la médula ovárica.

El epitelio superficial de la gónada femenina, a diferencia de lo que ocurre con la masculina,


continúa proliferando. En la 7ma semana da origen a una segunda generación de cordones, los
cordones corticales, que penetran en la mesénquima subyacente, aunque permanecen cerca
de la superficie. En el tercer o cuarto mes (según la literatura), esto cordones también se
disgregan en cúmulos celulares aislados, cada uno de ellos alrededor de una o más células
germinales primordiales. Las células germinales se convierten posteriormente en ovogonias,
en tanto que las células epiteliales circundantes, que provienen del epitelio superficial, forman
las células foliculares. Para formar los folículos primarios. El ovario se hace evidente hacia la
semana 12.

Desarrollo de los conductos genitales femeninos

Tanto los embriones masculinos como las femeninos tienen inicialmente dos pares de
conductos genitales: los conductos mesonéfrico o de Wolff y los conductos paramesonéfrico o
de Müller. El conducto paramesonefrico aparece como una evaginación longitudinal del
epitelio superficial en la cara anterolateral de la cresta urogenital. Los conductos
paramesonefricos se convierten en los conductos genitales principales femeninos, al comienzo
se identifican tres porciones en cada conducto:

a) una porción craneal vertical, que desemboca en la cavidad abdominal;


b) una porción horizontal, que atraviesa el conducto mesonefrico, y
c) una porción caudal vertical, que se fusiona con la correspondiente del lado opuesto.

Al producirse el descenso del ovario, las dos primeras porciones los conductos
paramesonefricos, por influencia del estrógeno producido en el ovario materno y placenta,
dan origen a las trompas de Falopio, al cuerpo y al cuello del útero y a la porción superior de la
vagina. y las partes caudales fusionadas forman el conducto uterino.

Los conductos de Wolff también se unen detrás de la cloaca y forman el ligamento ancho, es
considerado un remanente embriológico de los conductos de Wolff

Desarrollo de la vagina

La pared fibromuscular de la vagina se desarrolla a partir de la mesénquima adyacente. El


contacto del primordio uterovaginal con el seno urogenital da lugar a que se forme el
tubérculo sinusal (de Muller) e induce la formación de evaginaciones endodérmicas bilaterales,
los bulbos senovaginales. Los bulbos senovaginales forman una placa vaginal. Más adelante,
las células centrales de esta placa son eliminadas y se forma así la luz de la vagina. El epitelio
vaginal procede de las células periféricas de la placa vaginal.

Entonces, La vagina se forma a partir del extremo inferior de los conductos de Müller y el seno
urogenital, el punto de contacto de ambos es el tubérculo de Müller. La ausencia congénita de
la vagina es una condición rara, que la causa más común es el síndrome de Mayer-Rokitansky.

Ahora, los defectos de la tunelización normal vaginal dan lugar al tabique vaginal longitudinal
y transverso, este último divide a la vagina en dos segmentos, proximal y distal, reduce su largo
funcional y obstruye parcial o totalmente la salida del flujo menstrual entonces el TABIQUE
VAGINAL TRANSVERSO, se debe a una alteración de la fusión entre los conductos de Muller y el
seno urogenital, resultando en una falta de canalización de los tejidos del bulbo senovaginal.
Su causa es desconocida, aunque se cree que podría estar relacionada con una herencia
autosómica recesiva ligada al sexo. Por lo tanto, la hipótesis más extendida es la fusión
errónea de estas partes (conductos de Muller y el seno urogenital), lo que justifica la presencia
de epitelio columnar Müllerianos en la superficie craneal del tabique y epitelio escamoso en la
caudal por la invaginación del seno urogenital. Estos septos pueden estar localizados en varios
niveles de la vagina. Estos septos son generalmente menores de 1 centímetro de grosor y
pueden tener una pequeña perforación de localización central o excéntrica.

La luz de la vagina permanece separada de la luz del seno urogenital por una lámina delgada,
el himen. Generalmente se forma en el himen un pequeño orificio durante la vida perinatal.

En la mujer pueden encontrarse algunos restos de los túbulos excretores craneales y caudales
en el mesoovarios, donde forman el epooforo y el paraooforo, respectivamente. El conducto
mesonefrico desaparece por completo excepto una pequeña porción craneal que se encuentra
en el epooforo y, en ocasiones, una pequeña porción caudal que puede observase en la pared
del útero o de la vagina. Estos pueden formar más adelante un quiste, llamado quiste de
Gartner.

Parte del extremo craneal del conducto paramesonéfrico que no contribuye al infundíbulo de
la trompa uterina puede persistir en forma de un apéndice vesicular denominado hidátide (de
Morgagni)

Desarrollo de los genitales externos

En la tercera semana del desarrollo, las células mesenquimatosas originadas en la región de la


línea primitiva emigran alrededor de la membrana cloacal y forman un par de pliegues
cloacales ligeramente elevados. Craneales a la membrana cloacal, los pliegues se unen para
formar el tubérculo genital. Caudalmente, se subdividen en los pliegues uretrales por delante y
pliegues anales por detrás. Entretanto a cada lado de los pliegues uretrales se advierte otro
pare de elevaciones, las eminencias genitales, que en el varón formaran mas adelante las
eminencias escrotales y en la mujer, los labios mayores. Sin embargo, al final de la sexta
semana es imposible diferenciar el seso de los embriones.

Los estrógenos estimulan el desarrollo de los genitales externos femeninos. El tubérculo


genital se alarga apenas ligeramente y forma el clítoris; los pliegues uretrales no se fusionan,
como en el varón, sino que se transforman en los labios menores. Las eminencias genitales se
agrandan y constituyen los labios mayores. El surco urogenital queda abierto y da lugar al
vestíbulo.
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