0% encontró este documento útil (0 votos)
8 vistas6 páginas

Filosofia 6

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 6

TR

AB
AJ
O
PR
ALUMNA: GALARZA LEILA

CARRERA: PROFESORADO DE CS
POLITICAS

AC MATERIA: FILOSOFIA

CURSO: 2°

TIC
2023

O
N°6
a- José Vasconcelos Calderón.
b- Rodolfo Kusch.
Desarrollo:
1-Leer atenta y conscientemente el material bibliográfico.
2- Realice un resumen.
Fecha de presentación Martes 21/11/23.

José Vasconcelos Calderón


José Vasconcelos Calderón (Oaxaca, 27 de febrero de 1882-Ciudad de México, 30
de junio de 1959) fue un abogado, político, escritor, educador, funcionario público,
pedagogo y filósofo mexicano. Autor de una serie de relatos autobiográficos que
retratan detalles singulares del largo proceso de descomposición del porfiriato, del
desarrollo y triunfo de la Revolución mexicana y del inicio de la etapa del régimen
posrevolucionario mexicano que fue llamada «de construcción de instituciones».
Fue uno de los más destacados exponentes de la Filosofía en México, su filosofía
abarca muchos campos: metafísica, estética, filosofía de lo mexicano. Cercano
a Arthur Schopenhauer y Miguel de Unamuno, está influenciado por numerosos
autores y corrientes como Henri Bergson, Pitágoras, Nietzsche, así como
el cristianismo y la mística entre otros. Vasconcelos realiza una filosofía ecléctica en
la que desde una lectura propia de diversos conceptos busca establecer un marco
metafísico y estético para realidad mexicana. Las nociones de «raza cósmica»,
«indiología» y «todología» surgen de ese proyecto.
«Apóstol de la educación»
Vasconcelos fue nombrado como secretario de Instrucción Pública. En su puesto
realizó la primera reforma educativa, la cual elaboró desde la Universidad
repercutiendo en toda la República Mexicana,7 y desde esa posición inició un
ambicioso proyecto de difusión cultural en el país, con programas de instrucción
popular, escuelas rurales, edición de libros y promoción del arte y la cultura. El
objetivo era integrar a México de manera más amplia en las grandes transformaciones
que siguieron al fin de la Primera Guerra Mundial. Vasconcelos, un personaje
carismático y capaz de entusiasmar a sus colaboradores, hizo de los maestros de las
escuelas rurales un ejército de paz y de cada profesor, según su propia metáfora de
raíz católica, inspirada en el sacrificio de los misioneros del período colonial, un
«apóstol de la educación».8 Al trabajo de los maestros rurales sumó el apoyo, nunca
antes visto en México, de la edición masiva de algunas de las más grandes obras del
pensamiento europeo y occidental, que fueron distribuidas por todos los rincones del
país en lo que Vasconcelos no dudó en calificar como Misiones Culturales.
Además, inició un ambicioso programa de intercambio educativo y cultural con otros
países americanos, las llamadas «embajadas culturales», que llevaron a algunos de
los más brillantes estudiantes mexicanos de la época a entrar en contacto a edad
temprana con sus pares de Argentina, Brasil, Colombia, Perú y otros países de
América Latina.
Antipositivismo.
El positivismo fue la filosofía que predominó en Latinoamérica desde mediados del
siglo XIX. Los alcances más significativos del positivismo se pudieron observar en la
política, proporcionando una base ideológica a las nacientes democracias liberales, un
segundo aporte fue en el plano educativo, en el sentido de superar algunos encuadres
mentales medievales. Sin embargo, el positivismo tuvo sus debilidades, siendo unas
de las más notables, el etapismo Comtiano, y el ser una filosofía de carácter
progresista que no cuestionaba en lo absoluto al sistema, es en ese sentido que
Guadarrama cita a Francovich, diciendo que “las doctrinas positivistas eran un
alimento intelectual, que no exigía muy elevada cultura” y que lo que la hacía
asimilable, era la sencillez, que en ocasiones rayaba con la ingenuidad de sus
planteamientos. En efecto una de las desilusiones más grandes del positivismo fue su
anticlericalismo y desprecio a las humanidades, hiperbolizando el papel de las ciencias
naturales, y el avance de la biología, lo cual lo hace estar más anclado al
determinismo. La modernidad puso al sujeto en el centro, pero posteriormente el gran
ideal de la ilustración se ve traicionado cuando la tecnología termina haciendo del
hombre su sirviente. El saber reflexivo se sustituye por el saber calculador. Es
importante señalar el impacto que esto tiene en la vida espiritual de nuestros pueblos,
acostumbrados a la dominación, no solamente política e intelectual, esa cosificación
del ser humano, lo hunde en un sin sentido, quitándole el disfrute de su integralidad,
emociones, sentimientos, e imaginación. Los asuntos de fe, son totalmente
ridiculizados, y se les niega toda posibilidad de verdad. Esas lamentables actitudes
humanas, tienen su origen en los resabios del positivismo de las primera dos décadas
del siglo XX, el cual con su postura antimetaficista, obstaculizó comprender los
valores, tanto de la filosofía clásica alemana, como de la dialéctica del Marxismo por lo
menos hasta la tercera década del ya mencionado siglo. Con algunas excepciones
como el caso de José Ingenieros, que asume una posición más socialista, a diferencia
del positivismo centroamericano y Mexicano, el cual es más reaccionario.Es la
intención de esta nota, destacar la importancia, del pensamiento de José Vasconcelos,
quien con su “humanismo iberoamericano” aporto significativamente al desarrollo del
pensamiento filosófico latinoamericano.
Vasconcelos nació en la ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882, se formó en
México donde se inscribió en la Escuela Nacional preparatoria, baluarte principal del
positivismo. Vasconcelos, criticó el sistema jerárquico positivista de Comte y en
consecuencia de Gabino Barreda, quienes propugnaban que el fin último a que debe
aspirar la sociedad es el conocimiento científico. La critica de Vasconcelos al
positivismo no fue general, pues en alguna medida reconoció el merito que tuvo en
América, más que todo en el sentido de contribuir a superar la escolástica.
El significado de los valores en Vasconcelos
Vasconcelos consideró que la acción del sujeto, o su conducta está regida por valores,
el prototipo del hombre contemporáneo, no debe ser el audaz, el inteligente, sino el
más capaz de servir, el que denota una moral de constante superación. Se debe
destacar la labor de Vasconcelos en el plano educativo, su más importante
contribución fue el establecimiento de la educación rural elemental, tomando el modelo
de los misioneros españoles, se puede afirmar que bajo su gestión, México dio un
paso sin precedentes en cuanto a historia educativa.
El pensamiento Vasconceliano de corte liberal democrático, tenía en su propuesta
política como fin: una sociedad mexicana con un orden social y económico más justo,
en que el respeto a la libertad y el desarrollo integral de los individuos fuera el
elemento prioritario.
Rodolfo Kusch

Nacido en Buenos Aires el 25 de junio 1922 y fallecido en la misma ciudad el 30 de


septiembre de 1979. De padres alemanes radicados en Argentina. Profesor de
Filosofía por la Universidad de Buenos Aires en 1948. Ejerció una actividad técnica en
la dirección de psicología educacional y orientación profesional del Ministerio de
Educación de la Provincia de Buenos Aires en el ámbito de la sociología, la psicología
y una amplia actividad docente en la enseñanza secundaria y sobre todo superior en
universidades argentinas y bolivianas.
El pensador argentino Rodolfo Kusch realiza aportes considerables, en torno de
cuestiones como la cultura, el sujeto cultural, el suelo, el símbolo, la vida, el saber, el
pensar, la política, el pueblo, en el estar siendo en América Latina. A lo largo de su
camino del pensar, Kusch señala la necesidad de re-encontrar el sujeto
latinoamericano, es decir, a ese “hombre total”, que ha sido des-doblado y des-
constituido desde la-s colonia-s. En tanto se ha dispuesto e instalado el “aparecer” de
uno de los posibles modos de ser: el pulcro, ese que se estanca, se etiqueta, se
afirma, se define, se clasifica, “es alguien”.

Pues, en esta búsqueda del hombre total, Kusch considera que los opuestos no se
superan o eliminan, si no que con-viven, en la contradicción del cosmos y el caos, que
siempre está ahí. Pero que, a través de la mediación-integración (constitución del
sujeto latinoamericano) es posible la instalación de mundo, de hombre, de sentido, que
puede ser traducido como cultura propia, en tanto común (americana, de-colonial).

Dimensión Filosófica de Kusch

Creemos que existen las causas, por qué en nuestra forma de pensar, es extraño que
no existan, solo sabemos ver efecto o consecuencia de una causa, todo pensamiento
que no dependa del proceso de validación, no entra en nuestra lógica occidental.
Siempre pensé que lo opuesto estaba en la vereda de enfrente, que no se unía. Me
enseñaron en la escuela primaria, si era verdadero no era falso, después en la
secundaria, se complejizó, por la contradicción de las cosas, las situaciones y lo
humano. Ya en la universidad, la vida se había alejado de las aulas y solo valían las
categorías que nos relacionaban a quienes integrábamos esa comunidad: afirmación,
negación o negación de la negación, para una nueva certeza. En el posgrado apareció
la sorpresa de la intuición que venía sospechando, me acercaron al pensamiento de
Rodolfo Kusch en el que descubrí que lo opuesto es dinámico, todos somos luminosos
y nos sostenemos en nuestras sombras a la vez; como en América Profunda, donde lo
opuesto puede ser/estar y no ser/estar al mismo tiempo, por el principio del tercero
excluido, principio que occidente abdicó para su acumulación y posesión de las cosas,
los hombres y las reglas.

Nos enseñan las cosas como producto después de la lucha, cristalizadas, sin
movimiento, nos hacen perder la dimensión del mismo, del devenir, apelan a la
epistemología de la certeza, sin duda y no cambiante, configurando una estabilidad de
un sistema hegemónico; donde el antagonismo no se tiene en cuenta, donde parece
que todos somos iguales y todos podemos progresar, sin considerar que somos
diferentes y el que mueve la historia es el conflicto, reflejado en lo implícito de las
cosas y las palabras, armados en los discursos y en los imaginarios sociales.

Esto trae Rodolfo Kusch, la búsqueda de los supuestos axiológicos en el fondo del
pensamiento hegemónico occidental, para ser alguien, con lo profundo del relato de
creencias americanas, en los pueblos andinos, que simbolizan la vida, para el mero
estar, para ser parte de la cosmología, en comunidad. Mientras occidente lo que más
teme es la pérdida de sentido de la acción, por eso se refugia en el proceso de
validación. El pensamiento americano se sostiene en el principio irreductible de la
evidencia. Dos relatos de sostenimiento axiológico que no son opuestos, conviven en
un tiempo y espacio, en un territorio que conlleva la esperanza de otro horizonte
humano, superpuestos, entre la tierra y el cielo, entre lo divino y lo profano. Donde
juega la pulcritud, el hedor, la ira, la fe, la astucia del vivir o la razón universal a los
lazos del vivir.

No hay historia sin imperio, no hay historia sin posicionamiento colectivo, y nuestra
posición es americana, con los lazos implícitos, que nos deja la colonialidad en la
cultura, la economía y la política. Es desde donde partimos, donde estamos parados;
esto aportó Kusch: el sentido, ya no la causa del pensamiento americano, que está en
la ciudad, en el campo, en el pueblo andino, en la vida. Kusch, aporta, desde América,
la filosofía del Posicionamiento Colectivo, anclados en los supuestos que nos rodean,
más cercanos a nuestra vida, para cuestionar lo obvio, para ampliar los horizontes de
lo fagocitado que nos inhibe generar otro relato, otra acción, sin alteridad vanguardista,
pero en comunidad.

Lo profundo de trabajar a Rodolfo Kusch no es por lo que hizo, sino por lo que se
puede generar desde su umbral aportado al pensamiento americano, una metodología
que cambió la contemplación por la escucha, donde la palabra del otro recobra sentido
en lo colectivo, cuestionando, interpelando al mundus académico y vislumbrando
sentido en la sabiduría para el mero estar, en la vida no más.

En América se trata de organizar un trayecto que va desde el cosmos, como


organizador del caos original, a fin de que el hombre pueda vivir y ”no dejarse ilusionar
con la civilización ficticia, sino por el contrario, reconocer su realidad viviente,
desplegar en lo demoniaco y vegetal sus posibilidades, no vergonzantes ni del hedor
ni del diablo y poder construir así una América madura, la que brota desde la barbarie,
y no contra la barbarie”. En el continente mestizo, como dice Kusch, “la naturaleza,
está primero que el hombre (…) América continúa inmersa en ese gran fondo irracional
que es la naturaleza”. Entre la tensión de lo sagrado y lo profano, donde Occidente se
refugia en la ciencia, el indígena, el campesino, en América, se refugia en la magia,
desde los sentidos del olor y la escucha, en el umbral del hedor y la distancia
amurallada de la pulcritud, mientras occidente se amparó en la culpa como
organizador de la fe, América antepone la conjura como posibilidad del estar siendo.

La ciencia occidental, no puede dar cuenta de la historia particular que se vive en


América, de lo más cercano a la nuestro. Donde la lógica de la negación se antepone
a la ciencia verificable, donde el saber propio del pueblo latinoamericano, que es
milenario, ha tenido su propia forma de percibir el mundo a través del mito y del rito.
Tendiendo la historia universal a cosificar los hechos, los vínculos, generando una
historia chica de un relato de dominación y posesión de las cosas; dando una historia
chica que es un simple relato antropocéntrico que relata lo humano, una historia
reducida y reduccionista, historia selectiva y excluyente, siendo una pequeña historia
que relata solo el acontecer de los últimos 400 años europeos. Mientras la historia
grande es la historia del estar-ahí, la historia de la existencia misma, que no se cuenta
porque no necesita afirmaciones ni negaciones, es la historia de la especie; la historia
chica es la que genera el patio de los objetos. La historia grande no tiende a una
evolución, sino ha de desenroscarse naturalmente, en la vivencia del existir.

Kusch indaga sobre la identidad, desde el ser alguien como umbral de horizonte de
Occidente, donde el pa’mi, posibilita la búsqueda de las cosas sagradas, en el estar
siendo en un lugar, en el suelo que habitamos, punto de convergencia entre el pa’mi y
el mundo exterior. Configurando la cultura como decisión, acontecer, expresión de su
vivir, enajenado por el sueño occidental, idealizado y avergonzado de su propia
identidad, cultura y creencias. La Estarlogía, el aporte más nombrado del pensamiento
de Kusch, en su diferenciación con el recorrido filosófico del ser occidental. Donde el
miedo, la ira, en América, se configuran en la espacialidad de la inquietud, en lo
dinámico de la vida, rescatando el silencio, el ayuno, como nota característica del
mero estar, como aporta Rodolfo Kusch, “en el fondo de todo no estoy yo, sino que
estamos nosotros”.

También podría gustarte