Monografia Ecocompatibles.

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Universidad Nacional de La Plata – Facultad de Ciencias Exactas.

HACIA UNA ECONOMÍA VERDE


Cátedra de Tecnologías Ecocompatibles.

Licenciatura en Química y Tecnología Ambiental.

Cervantes Melania.

10 de julio del 2020.


1. INTRODUCCIÓN.
En los últimos años, la idea de economía verde dejo de estar solo en el discurso ambiental
para pasar a dominar el discurso político.

Cuando se acercaba el vigésimo aniversario de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 (o


Cumbre de la Tierra), el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente)
lanzó su publicación Hacia una economía verde. Guía para el desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza. En la misma, explicaba que las diferentes crisis que se vienen
sucediendo (del clima, de la diversidad biológica, del combustible, alimentaria, del agua y de la
economía), si bien tienen causas diversas, básicamente todas comparten un mismo elemento:
la asignación errónea del capital y presentaba entonces, argumentos convincentes para
invertir el 2% del PBI mundial por año en enverdecer diez sectores fundamentales de la
economía (la agricultura, la construcción, la energía, la pesca, la silvicultura, la industria, el
turismo, el transporte, el agua y la gestión de residuos) con el fin de orientar el desarrollo hacia
actividades con bajas emisiones de carbono que sean eficientes en la utilización de los
recursos.

El modelo actual promueve como estrategia de desarrollo y crecimiento la rápida


acumulación de capital financiero y humano, a costa de agotar y degradar los recursos
naturales, sin considerar las consecuencias que se generan sobre el ambiente y la sociedad.

El concepto de economía verde es una de las estrategias globales que surgen para enfrentar
esta situación. En el presente trabajo se aborda la conceptualización, los objetivos, la
implementación y la financiación de este nuevo paradigma económico.

2. DESARROLLO.
2.1. ¿QUÉ ES LA ECONOMÍA VERDE?

El sistema económico mundial actual y la consecuente explotación de los recursos naturales,


ha provocado la aparición de problemas ambientales severos y la desigual concentración de
riqueza.

El concepto de Economía Verde no es un concepto nuevo, fue introducido en 1989 por


Pearce, Markandya y Barbier en su libro Blueprint for a Green Economy, donde se define como
un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumo
de bienes y servicios que resulta en mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin
comprometer a las generaciones futuras a riesgos ambientales y escasez ecológica
significativas, sin embargo, fue introducido oficialmente recién por el PNUMA en 2011 y llegó
así hasta Río+20. {1}

De forma básica, una economía verde debería ser socialmente incluyente mientras utiliza los
recursos de una forma eficiente y baja las emisiones de carbono.

La sociedad cada vez es más consciente del daño que las actividades productivas causan
sobre el entorno natural (contaminación en los recursos agua, aire, suelo y biodiversidad) y

1
que esto afecta de manera directa su dinámica social, por lo que actualmente, la economía y el
ambiente logran un alto grado de interacción.

Esa toma de conciencia ha permitido que se busquen alternativas más sostenibles y


responsables con el ambiente, en el sentido de alcanzar una serie de acciones y regulaciones
por parte del estado y de iniciativas sociales para controlar, minimizar, corregir y prevenir los
efectos nocivos de las actividades económicas sobre el sistema natural. Este proceso de
actividades se conoce en los medios, como economía verde y la interrelación puede verse
reflejada en la Figura 1. {2}

Figura 1 - Interrelación entre los capitales en la economía verde.

Si bien no se busca sustituir el concepto de desarrollo sostenible, hay que reconocer que el
modelo que se siguió durante décadas, que podría llamarse economía marrón, no abordaba las
desigualdades sociales ni el agotamiento de los recursos, por lo que para alcanzar los Objetivos
de Desarrollo del Milenio y conseguir una verdadera sostenibilidad a largo plazo, hay que
enverdecer la economía.

Esto no puede lograrse sin un cambio en las condiciones que acompañen a la transición
(normativas, políticas, subsidios e incentivos nacionales, mercado internacional,
infraestructura jurídica, etc.) porque actualmente las circunstancias son favorables para la
economía marrón, que depende de forma excesiva de los combustibles fósiles (por ejemplo,
existen subsidios a los precios de los mismos que afectan negativamente la transición hacia el
uso de energías alternativas renovables).

Es falso que una sostenibilidad ambiental solo pueda obtenerse a costa de progreso
económico. El enverdecimiento de la economía ofrece muchas oportunidades de inversión y
de crecimiento en términos de riqueza y puestos de trabajo, pero requiriendo políticas que la
respalden.

Otro mito es que la economía verde es apta solamente para países ricos y que estos quieren
imponerla para impedir el desarrollo de los países más pobres. Muchos países en vías de

2
desarrollo se encuentran realizando transiciones hacia el modelo verde que merecen ser
imitadas y en su publicación, el PNUMA da a conocer algunos ejemplos y estimula su
aplicación.

2.2. OBJETIVOS DE LA ECONOMÍA VERDE.

̶ Mitigar la pobreza.

La desigualdad social está claramente relacionada con la pobreza y se hace visible en el


acceso a la educación, la atención sanitaria, las oportunidades de generar ingresos y el derecho
a la propiedad.

La economía verde busca facilitar oportunidades para el desarrollo económico para mitigar
así dicha pobreza, pero siempre cuidando no dilapidar o erosionar los recursos naturales de un
país. Este enfoque es especialmente necesario en los países en desarrollo, en los que las
poblaciones rurales pobres se sustentan fundamentalmente de los bienes y servicios de los
ecosistemas y son más vulnerables a los desastres naturales.

Enverdecer el sector de las pequeñas explotaciones agrícolas, mediante la promoción y


difusión de prácticas sostenibles, podría ser la manera más eficaz de facilitar acceso a los
alimentos a las personas más desfavorecidas y que sufren hambre, reducir la pobreza y a la vez
incrementar el secuestro de carbono.

La adopción de métodos agrícolas sostenibles tiene el potencial necesario para que la


agricultura, pase de ser una de las principales actividades emisoras de gases de efecto
invernadero, a una actividad neutra y, posiblemente, un sumidero de dichos gases, reduciendo
además la deforestación y el consumo de agua dulce en un 55% y un 35%, respectivamente.

En muchos países de baja renta, una de las mejores maneras de acelerar la transición a una
economía verde es invertir en el suministro de agua limpia y servicios de saneamiento para los
ciudadanos más vulnerables.

El agua, una necesidad básica para la vida, no llega a una buena parte de la población pobre
de la Tierra. Más de 884 millones de personas carecen de acceso a agua potable limpia y 2.600
millones de personas carecen de acceso a servicios de saneamiento adecuados. {3} Las
personas carenciadas se ven obligadas a destinar una parte significativa de sus ingresos a
comprar agua potable (o bien a dedicar una enorme cantidad de tiempo a transportarla) y
además son extremadamente vulnerables a enfermedades que también suponen un gasto, por
lo que es muy importante invertir tempranamente en una solución.

También es necesario abordar el problema de la pobreza energética para mejorar la calidad


de vida. Aquellas personas que actualmente no tienen acceso a la electricidad, gastan millones
de dólares al año en iluminación con queroseno, un sistema caro, ineficiente y peligroso para
la salud.

El actual sistema energético es extremadamente desigual e insostenible, genera gran


contaminación del aire porque para cocinar se ven obligados a utilizar biomasa y carbón, lo
que desencadena millones de muertes prematuras cada año.

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Entre las soluciones más rentables se encuentran el biogás y la energía solar fotovoltaica no
conectada a la red, que ofrecen costos de operación reducidos y flexibles y la posibilidad de
utilizarlas a pequeña escala.

̶ Impulsar la equidad social y la creación de puestos de trabajo.

Con la transición hacia la economía verde, a corto y mediano plazo, por la necesidad de
reducir algunos recursos de extracción excesiva (como la pesca) se podrían disminuir
ligeramente los empleos directos, pero a largo plazo, las inversiones verdes crearían puestos
de trabajo suficientes para compensar, y probablemente superar, el modelo actual, donde el
crecimiento del empleo se vería limitado por la escasez de recursos y energía.

Un ámbito donde se verá un crecimiento de los puestos de trabajo es el de la gestión de


residuos y el reciclaje, debido al crecimiento demográfico y a que clasificar y procesar los
materiales reciclables ocupa a 10 veces más personas (por tonelada métrica) que los rellenos
sanitarios o la incineración de residuos.

Los modelos de inversión verde arrojan una proyección de crecimiento del empleo en el
sector de los residuos un 10% mayor que en el modelo actual. Para considerarlos empleos
verdes es necesario cumplir con requisitos tales como salario mínimo para la subsistencia, la
erradicación del trabajo infantil, la salud y la seguridad en el trabajo, la protección social y la
libertad de asociación.

̶ Sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y tecnologías con bajas
emisiones de carbono.

El actual sistema energético, basado en el petróleo, es el origen del problema del cambio
climático, por ser responsable de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Incrementar la energía proveniente de fuentes renovables tiene claramente beneficios de
mitigación y además permite reducir los riesgos del incremento y la volatilidad en el precio de
los combustibles fósiles.

Algunos países africanos, entre los que se encuentran Kenia y Senegal, dedican más de la
mitad de los ingresos que obtienen de las exportaciones a importar energía. Invirtiendo en las
fuentes renovables que estén disponibles localmente, se podría mejorar significativamente la
seguridad energética y, por extensión, la seguridad económica y financiera.

Las energías renovables ofrecen importantes oportunidades económicas. Para enverdecer el


sector energético es necesario sustituir las inversiones en fuentes de energía intensivas en
carbono por inversiones en energía limpia y mejora de la eficiencia.

̶ Promover el uso eficiente de recursos y energía.

No es fácil conciliar la administración de los los recursos naturales con los modelos
empresariales vigentes. Hoy en día hay que analizar la escasez de recursos, plantear el uso
eficiente durante la producción pero también el consumo sostenible.

La manufactura, responsable del 23% del empleo mundial, es una fase clave en el ciclo de
vida de las materias primas, que comienza con la extracción de los recursos naturales y

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termina con su disposición final. En términos de la utilización de los recursos, el sector es
responsable de aproximadamente el 35% del consumo eléctrico mundial, más del 20% de las
emisiones de gases de efecto invernadero y más de un cuarto de la extracción de recursos
primarios.

Enverdecer el sector de la manufactura supone extender la vida útil de los productos,


haciendo más hincapié en el diseño y el reciclaje, haciendo uso de los principios de la química
verde y logrando características finales que faciliten su reparación y reciclado. Una tendencia
emergente es la intensificación de procesos, que se refiere a la puesta en marcha de equipos y
métodos para producir más con menos, ahorrando reactivos, logrando que la separación de los
productos sea en el mismo sistema de reacción y optimizando el uso de energía.

El reciclaje, además, promueve el uso de los subproductos del proceso y ofrece alternativas
para sustituir determinados factores de la producción. Para reciclar materiales como el
aluminio, por ejemplo, sólo hace falta el 5% de la energía que se consume en la producción
primaria. Un uso más eficiente y mayor recuperación de recursos reduce la generación de
residuos.

Las políticas regulatorias a nivel estatal desempeñan un papel importante para orientar a
industrias y consumidores hacia un uso más eficiente de los recursos. En la República de Corea,
por ejemplo, desde 2003, se aplica una política de responsabilidad extendida del productor
(REP) con relación al embalaje (papel, vidrio, hierro, aluminio y plástico) y a productos
específicos (baterías, neumáticos, aceite lubricante y lámparas fluorescentes). Esta iniciativa ha
permitido reciclar 6 millones de toneladas métricas de residuos entre 2003 y 2007,
incrementando la tasa de reciclaje en un 14% y generando un beneficio económico
equivalente a 1.600 millones de dólares. {3}

El reciclaje y la recuperación de energía a partir de los residuos lleva a que estos se


conviertan en recursos valiosos. En un escenario de economía verde, todos los residuos de
biomasa se convierten en compost o bien se recuperan para generar energía.

̶ Promover una movilidad baja en carbono y una vida urbana sostenible.

En las áreas urbanas se da el mayor consumo energético y las emisiones de carbono. El


rápido proceso de urbanización está ejerciendo presión sobre el suministro de agua, los
sistemas de alcantarillado y la salud pública.

La transición planteada le da una oportunidad a las ciudades de aumentar la eficiencia


energética y su productividad, teniendo como consecuencia reducir las emisiones y los
residuos generados.

Las eco-ciudades o ciudades verdes, se caracterizan normalmente por una mayor densidad
de población, vivienda, empleo, comercio e instalaciones de recreación, sujeta a ciertos límites
para evitar la congestión. Lo que es infraestructura, incluyendo calles, transporte,
abastecimiento de agua y otros servicios, tienen un costo mucho menor por persona a medida
que aumenta la densidad de población.

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El PNUMA y sus asociados desarrollaron una Iniciativa de Edificios y Construcciones
Sostenibles (SBCI) que si bien acarrean una inversión previa adicional, suelen generar ahorro a
lo largo de su ciclo vital (menor consumo energético, eficiencia en el uso de materias primas,
tierra y agua, así como una disminución de los residuos y de los riesgos asociados a las
sustancias peligrosas). El sector tiene un potencial enorme, sobre todo en los países en
desarrollo, para reducir la contaminación del aire doméstico, el cual es responsable del 11% de
las muertes que se producen en el mundo cada año. {3}

En lo que respecta al transporte, la economía marrón actual fomenta los vehículos


motorizados (que funcionan con combustibles fósiles) y son los principales contribuyentes al
cambio climático, la contaminación y determinados riesgos para la salud. Las políticas para
enverdecer el transporte siguen tres principios relacionados entre sí:

1) Evitar o reducir los desplazamientos, planificando el transporte y fomentando la


producción y el consumo locales;

2) Adoptar medios más eficientes desde el punto de vista ambiental, tales como el
transporte público y los medios no motorizados y para lo que es mercancías utilizar el
transporte ferroviario o por agua.

3) Mejorar tecnológicamente vehículos y utilizar combustibles más verdes (alternativos,


biocombustibles) para reducir sus efectos negativos, a nivel social y ambiental, por kilómetro
recorrido.

Por medio de impuestos, cargos y reformas de los subsidios puede fomentarse el transporte
verde.

En la Figura 2, se resumen los objetivos para lograr el enverdecimiento. {4}

Figura 2 - Transición verde.

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2.3. IMPLEMENTACIÓN.

En el enverdecimiento de la economía se ven involucrados numerosos actores pero en


particular son las políticas de los gobiernos nacionales las que establecen las condiciones
favorables para lograr la transición:

̶ Establecimiento de marcos regulatorios sólidos.

Por medio de un marco regulador diseñado desde la economía verde se pueden generar
incentivos que fomenten ciertas actividades y también controlar las formas perjudiciales de
actuación no sostenible.

Para las empresas a menudo es mejor trabajar con normas claras y que se hagan cumplir de
forma eficaz, en lugar de tener que actuar con incertidumbre o de enfrentarse a la
competencia desleal que resulta del incumplimiento de las normas impuestas.

Las normas que establecen criterios técnicos (por ejemplo, los requisitos para los productos
y los procesos y métodos de producción) suelen ser de ámbito nacional, aunque existen casos,
por ejemplo las normas dirigidas a mejorar la eficiencia energética y a reducir las emisiones,
como las asociadas con el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto, que
también tienen aplicación internacional.

Los subsidios de carácter ambiental (medidas de apoyo a los precios, otorgamiento de


préstamos, incentivos, etc.) permiten desarrollar sistemas sostenibles (sin pérdida del capital
natural), asegurar el desarrollo de infraestructura y tecnologías verdes, fomentar las industrias
verdes incipientes dándoles una ventaja competitiva que impulsa el empleo y crecimiento a
largo plazo.

Los incentivos fiscales pueden ayudar a promover la inversión en la economía verde y a


movilizar el financiamiento privado. Estos incentivos pueden dirigirse al consumo o a la
producción de bienes y servicios. A modo de ejemplo, en India, algunos municipios
establecieron una rebaja (en algunos casos del 6-10%) del impuesto sobre bienes inmuebles
para los usuarios de calentadores solares de agua.

̶ Limitación del gasto estatal en áreas que son perjudiciales para los recursos naturales.

Muchos subsidios representan un elevado costo económico y ambiental para los países.
Bajar artificialmente el precio de los bienes a través de subsidios fomenta la ineficiencia, el
desperdicio y el uso excesivo, y tiene como resultado la escasez prematura de recursos
valiosos no renovables o la degradación de recursos y ecosistemas renovables.

Cuando los subsidios disminuyen artificialmente el costo o los riesgos de una actividad no
sostenible, el mercado se hace desfavorable para la inversión en alternativas verdes.

Se estima que los subsidios mundiales al consumo de combustibles fósiles ascendieron a


557.000 millones de dólares en 2008 y que los subsidios a la producción representaron
100.000 millones de dólares adicionales. {3} Al reducir de forma artificial el costo del consumo
de los combustibles fósiles, dichos subsidios disuaden a los consumidores y las empresas de

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adoptar medidas de eficiencia energética, las cuales serían rentables de no existir tales
subsidios.

̶ Aplicación de impuestos para promover las inversiones e innovaciones verdes.

En algunos sectores económicos, como por ejemplo el del transporte, se generan impactos
negativos tales como la contaminación, efectos sobre la salud o la pérdida de productividad,
que normalmente no quedan reflejados en los costos, reduciendo así el incentivo para pasar a
bienes y servicios más sostenibles.

También es el caso de los residuos, aquellos productos que impliquen un tratamiento


específico para su disposición final o que la misma sea extremadamente contaminante,
deberían tener un costo superior en comparación con el producto amigable con el medio
ambiente.

A menudo los impuestos proporcionan un incentivo claro para reducir las emisiones, hacer
un uso eficiente de los recursos naturales y estimular la innovación.

Existen dos grandes categorías de impuestos ambientales según quien se hace cargo del
costo:

- Quien contamina, paga. Son aquellos impuestos dirigidos a los consumidores


principalmente, responsables de generar la contaminación por elegir esos bienes o productos.

- El usuario paga. Están enfocados en las empresas productoras, y son los que cobran por la
extracción o uso de recursos naturales.

Muchos países en desarrollo se están concentrando cada vez más en aplicar impuestos a la
extracción de los recursos naturales, incluyendo cargos sobre los recursos forestales, tarifas
para las licencias de pesca e impuestos para la extracción de recursos minerales y petróleo.

̶ Inversión en el desarrollo de capacidades, formación y educación.

Cada país tiene diferentes capacidades para aprovechar las oportunidades que ofrece el
enverdecimiento y para desarrollar políticas de apoyo, dependiendo de su economía y su
población.

El cambio hacia una economía verde podría requerir una mayor capacidad a nivel
gubernamental para analizar desafíos, identificar oportunidades, priorizar intervenciones,
movilizar recursos, desarrollar políticas y evaluar los progresos. Así por ejemplo, si bien
algunos países en desarrollo utilizan con éxito diferentes impuestos ambientales, la aplicación
y administración de estos impuestos puede presentar ciertos obstáculos, y puede requerir el
desarrollo de una mayor capacidad administrativa.

Para mantener el impulso de la transformación hacia una economía verde, los gobiernos
también deben ser capaces de medir el progreso logrado, lo cual incluye la capacidad de
desarrollar indicadores, recolectar datos y analizar e interpretar los resultados que sirvan de
orientación en la formulación de políticas.

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Se necesitan también programas de formación y desarrollo de habilidades para preparar a la
fuerza de trabajo para la transición hacia una economía verde.

En Alemania, por ejemplo, la industria de las energías renovables está experimentando una
escasez de trabajadores calificados. En realidad, casi todos los subsectores de la energía
requieren trabajadores calificados, siendo más pronunciada esta escasez en el sector hídrico,
del biogás y la biomasa.

̶ Fortalecimiento de las relaciones internacionales.

La participación activa de los gobiernos en los procesos internacionales puede promover,


facilitar y estimular la transición a una economía verde.

La economía verde se puede facilitar y estimular por medio de acuerdos internacionales. Los
Acuerdos Multilaterales Ambientales (AMA) establecen marcos legales e institucionales. El
Protocolo de Montreal, relativo a sustancias que agotan la capa de ozono, es considerado el
AMA de mayor éxito ya que tuvo como resultado que toda la industria sustituya o elimine las
sustancias que agotan la capa de ozono.

Sin lugar a dudas, el acuerdo multilateral con mayor potencial para influir en la transición a
una economía verde es la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC). El Protocolo de Kioto de la CMNUCC ya ha fomentado el crecimiento en diferentes
sectores económicos, como la generación de energías renovables y las tecnologías para el uso
eficiente de la energía, para hacer frente a las emisiones de gases de efecto invernadero.

2.4 FINANCIAMIENTO.

Una evaluación realizada por el equipo de Economía Verde del PNUMA, concluyó que la
inversión necesaria se situaría entre 1,05 y 2,59 billones de dólares anuales en su etapa inicial.
En promedio, estas inversiones adicionales ascendieron al 2% del PBI mundial cada año
durante el periodo 2010-2050, en diferentes sectores, con el objetivo de desarrollar
capacidades, adoptar nuevas tecnologías y técnicas de gestión y ampliar la infraestructura
verde. {3}

La financiación pública es fundamental para dar el impulso inicial a la transformación en una


economía verde.

En los países donde la financiación pública está limitada, se puede recurrir a la reforma de
los subsidios y de las políticas fiscales, con el propósito de abrir espacios fiscales a las
inversiones verdes. Los subsidios en las áreas de la energía, el agua, la industria pesquera y la
agricultura, por ejemplo, reducen los precios y alientan el uso excesivo del capital natural. Al
mismo tiempo, suponen una carga recurrente para el presupuesto público. La eliminación
gradual de estas subvenciones y la introducción de impuestos al consumo de energía y
recursos naturales puede mejorar la eficiencia y, al mismo tiempo, fortalecer la financiación
pública y liberar recursos para las inversiones verdes. La eliminación de los subsidios
solamente en estos cuatro sectores, por ejemplo, sería suficiente para ahorrar entre 1 y 2% del
PIB mundial cada año.

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A nivel mundial, es necesaria la creación de mecanismos de financiación verde a gran escala.
Ejemplos de estos son el Fondo Verde para el Clima, en la Cumbre del Clima del 2010
(financiación relacionada al cambio climático), el Programa REDD de las Naciones Unidas
(financiación para reducir la deforestación y la degradación de los bosques, mejorando las
reservas de carbono forestal), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el
Programa de Inversión Forestal, que entre otros, ascienden a 5.000 millones de dólares hasta
2012.

Además de estos mecanismos, las instituciones financieras para el desarrollo a nivel nacional
e internacional tendrán un papel fundamental en la promoción de la economía verde. Entre
estas instituciones se incluyen: bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial y
los bancos regionales de desarrollo, agencias bilaterales de asistencia al desarrollo como el
KFW en Alemania y Caisse des Depots y AFD en Francia, y los bancos nacionales de desarrollo
como el BNDES en Brasil, DBSA en Sudáfrica y CDB en China. {3}

3. CONCLUSIONES.
El mundo actual y los riesgos a los que nos enfrentamos, requieren un nuevo planteamiento
económico y el enverdecimiento tiene el potencial para lograr el desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza.

Para ello, claramente es necesario reasignar las inversiones públicas y privadas y reformar
políticas para tener las condiciones favorables que permitan desarrollar y mejorar el capital
natural (bosques, agua, suelo, etc.). Con las inversiones verdes se pueden ver favorecidas las
energías renovables, los edificios o equipos con uso eficiente de energía, los sistemas de
transporte público bajos en carbono y el reciclaje de residuos.

Se requiere además invertir en la formación del capital humano, incluyendo conocimientos,


habilidades técnicas y de gestión relacionadas con prácticas verdes, para asegurar una
transición fluida a un camino hacia un desarrollo más sostenible.

La economía verde promueve el crecimiento, la generación de ingresos y la creación de


puestos de trabajo, por lo que cuando se dice que no se puede tener progreso económico y
sostenibilidad ambiental a la vez, se está mintiendo, en particular si la riqueza se mide
teniendo en cuenta los bienes naturales y no solamente el rendimiento producido.

A pesar de que la mayor parte de las inversiones necesarias para la transformación a una
economía verde se obtendrá del sector privado, las políticas estatales también tendrán un
papel fundamental en la corrección de las distorsiones provocadas por los subsidios
perjudiciales y los costos externalizados.

En resumen, la economía verde valora el capital natural e invierte en él, garantizando que no
se agote. Los servicios que brindan los ecosistemas se preservan de forma más adecuada y ello
tiene como resultado mayores ingresos para las comunidades vulnerables que dependen de
estos recursos naturales. Las prácticas agrícolas amigables con el ambiente mejoran
significativamente el rendimiento para los agricultores cuyo sustento depende de la
agricultura.

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Además, la mejora en el acceso al agua potable y al saneamiento, así como las innovaciones
en fuentes de energía fuera de la red eléctrica (energía solar, biogás, etc.), se añaden al
conjunto de estrategias para una economía verde que pueden ayudar a erradicar la pobreza.

La transición de la economía marrón a la verde conlleva perdidas de algunos puestos de


trabajo pero son contrarrestadas con crecimiento en nuevas direcciones que generan puestos
de trabajo decente y reduce la dependencia a las importaciones. Además el reemplazo de los
combustibles fósiles con energía limpia y tecnologías bajas en carbono, atiende obviamente a
las problemáticas del cambio climático.

Según lo convenido en Rio+20, los países desarrollados tienen un papel fundamental en el


despliegue de habilidades, la creación de un mercado internacional y una infraestructura legal
que promueva el enverdecimiento y deben permitir que los países de baja renta avancen a su
propio ritmo, respetando sus objetivos de desarrollo.

El nivel de crecimiento y empleo al que se llega con la economía marrón, también puede ser
alcanzado con la economía verde, teniendo un mejor desempeño a mediano y largo plazo,
generando beneficios ambientales y sociales mayores; pero el cambio exige que los líderes
mundiales, la sociedad y las empresas emprendan la transición de forma colaborativa.

Será necesario el esfuerzo sostenido en el tiempo de quienes formulan las políticas y la


comunidad que los vota para tener conciencia, analizar y redefinir las formas tradicionales de
medir la riqueza, la prosperidad y el bienestar.

4. REFERENCIAS.
{1} The green economy: a necessary environmental and social change in today’s world – O. I.
Vargas Pineda, J. M. Trujillo González y M. A. Torres Mora. ICAOC, Facultad de Ciencias Básicas
e Ingeniería, Universidad de los Llanos. Colombia (2017)

{2} Evaluación de aspectos ambientales – Perfil Ambiental de España. (2015)

{3} Hacia una economía verde: Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la
pobreza – Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. (2011)

{4} El camino hacia una economía verde – Claudia Herrán. Proyecto Energía y Clima de la
Fundación Friedrich Ebert. FES. México. (2012)

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