Los Orígenes de Roma
Los Orígenes de Roma
Los Orígenes de Roma
Entre las regiones transformadas por la colonización griega, destaca Italia. Allí, nace en
época arcaica una polis, Roma, llamada a dominar con el tiempo todo el área cultural
mediterránea.
Dinastía latino-sabina
Según los historiadores romanos, la primera organización política de Roma era
monárquica, lo que se acepta generalmente en la actualidad, con algunos matices. Lo
confirmaría el hecho de que la llamada Regia era un edificio importante, antiguo y ligado al
gobierno de la ciudad, y en las excavaciones relacionadas con ella, además, se pudo encontrar
cerámica etrusca de mediados del siglo VII a.C. e incluso en una de estas piezas un grafito con
la palabra rex. También en la inscripción del lapis niger1 aparece la expresión regei. En fin, entre
las instituciones romanas posteriores hay un rex sacrorum que sería pervivencia de una
monarquía más antigua, y también hay paralelos entre los latinos, como el rex Nemorensis.
En general, los historiadores romanos presentan una lista de 7 reyes: Rómulo (que
habría reinado conjuntamente con el sabino Tito Tacio después de apaciguado el conflicto por
el rapto de las sabinas), Numa Pompilio, Tulo Hostilio, Anco Marcio, Tarquino Prisco, Servio
Tulio y Tarquino el Soberbio. Pero sólo 7 reyes son muy pocos para el periodo 753-509 a.C., de
manera que o el periodo de tiempo que cubrieron fue bastante más corto o hay que incluir
más reyes en el mismo; en cualquier caso, existen muchísimas dudas sobre su carácter
histórico o legendario. Las narraciones de los historiadores antiguos sobre estos reyes son
muy anacrónicas: la Roma de los reyes debió ser muy humilde, una pequeña ciudad con unos
pocos miles de habitantes. Aunque el historiador Tito Livio hable de 80.000 adultos varones
para el 509 a.C., la realidad mostrada por la arqueología estaría más en la línea de unos 20.000
habitantes.
Una inscripción, el lapis satricanus, reutilizada en los cimientos del templo de Mater
Matuta en Satricum, a unos 65 km. de Roma, de finales del s. VI o principios del V a.C.,
muestra una dedicatoria al dios Marte de los suodales (sodales: compañeros) de un tal Popliosio
Valesiosio, nombre que se puede interpretar como equivalente al nombre latino y romano
Publio Valerio, quizás el mismo Publio Valerio Publícola recordado como uno de los primeros
cónsules de la república. La realidad histórica detrás de esta inscripción se corresponde con la
existencia de bandas armadas bajo el liderazgo de individuos prominentes, implicadas en
guerras o saqueos privados, y no parece que se trate de actividades bajo el control de una
polis, de manera que, incluso en el plano institucional, el desarrollo de Roma debía ser muy
modesto incluso a finales del siglo VI a.C.
Los primeros reyes
Los primeros 4 reyes constituyen la llamada dinastía latino-sabina, y son considerados
casi unánimemente como legendarios: se trataría de ficciones modeladas en la antigüedad
sobre escasísimas evidencias para cubrir el periodo de tiempo asignado a la monarquía y para
poder asignar un origen romano y no etrusco a algunas de las instituciones reputadas como
más antiguas de la ciudad.
1
Se conoce como lapis niger a una inscripción encontrada bajo el lugar que era conocido por ese nombre, una
zona de losas negras en el pavimento del foro del s. I a.C. A finales del s. XIX se excavó la zona y se encontró
un altar, restos de una columna y de un pilar bajo con una inscripción fragmentaria, y junto a ellos restos de
ofrendas y cerámicas del s. VI a.C. Parece tratarse de la ocultación intencionada bajo el pavimento del foro
de un antiguo lugar de culto. Los autores antiguos hablan de la zona del lapis niger como lugar de mala
suerte, y lo vinculan a la muerte de Rómulo o la tumba de algún contemporáneo. La inscripción es
fragmentaria, en alfabeto muy antiguo y lengua latina arcaica, con todo lo cual su traducción concreta es
imposible, pero parece tratarse de una ley sagrada relativa al altar o sus alrededores. La cronología de la
inscripción es muy debatida: entre el 700 y el 400 a.C.
Rómulo es el rey epónimo, el que habría dado nombre a la ciudad (en realidad es más
lógico que haya sido al revés), el organizador inicial de las instituciones de gobierno
(monarquía, senado, curias) y el poblador de la ciudad. En efecto, para conseguir pobladores,
decretó que el Capitolio sería lugar de asilo para quienes necesitaran refugio, con lo que
Roma conseguiría poblarse de fugitivos y delincuentes. También sería responsable de la
guerra con los sabinos, tras comandar el rapto de las mujeres sabinas aprovechando la
participación de los sabinos en unas fiestas. La guerra se resolvería con la unión de ambos
pueblos, de manera que junto a Rómulo reinará desde entonces el sabino Tito Tacio. Con estos
sabinos fundidos con los romanos se relacionaría especialmente la colina del Quirinal, el dios
Quirino y el apelativo quirites, término tradicional con el que se designaba a los ciudadanos
romanos.
Algunas instituciones religiosas romanas (especialmente los dos colegios sacerdotales
de luperci) muestran un carácter doble, que podría remitir a una ciudad resultado de la unión
de dos pueblos preexistentes. La tríada capitolina y las 3 tribus primitivas de Ramnes, Tities y
Luceres podrían remitir a un tercer componente del populus, quizás los etruscos, o un tercer
núcleo de población, tras el Palatino y el Quirinal, quizás el Aventino. En un momento
posterior se unirían otras colinas, de manera que la ciudad de Roma habría nacido de un
probable sinecismo de aldeas con núcleo central en el Palatino (recuérdese lo dicho sobre la
ceremonia del Septimontium).
El resto de reyes latino-sabinos cuentan con nombres más creíbles que "Rómulo": al
menos se trata de nombres bimembres, como es habitual en la región en esa época. Sus
personalidades, en cambio, siguen respondiendo a visiones estereotipadas, quizás
relacionadas con la supuesta ideología trifuncional de los indoeuropeos. Tras el Rómulo
fundador representante de la primera función en su faceta de gobierno, Numa Pompilio sería
el rey de la primera función en su faceta mágico-religiosa, fundador de colegios religiosos y
cultos, responsable del calendario romano, etc. Tulo Hostilio sería el rey representante de la
segunda función, el rey guerrero responsable sobre todo de la destrucción de Alba Longa.
Anco Marcio, aunque también con elementos propios de un rey guerrero, se relaciona más
con aspectos productivos y comerciales ligados a la tercera función, al ser responsable de la
anexión de la zona costera, con las salinas y el puerto de Ostia, y de la construcción del
primer puente de madera sobre el Tíber.
Instituciones políticas primitivas de Roma
En cuanto a las instituciones políticas vinculadas a estos momentos iniciales, Roma
estaría supuestamente gobernada por un rey elegido por el Senado y ratificado por unos
comicios curiados, que serían la forma de expresión del conjunto de los ciudadanos romanos.
Según las tradiciones romanas, el rex de Roma era ciertamente peculiar, más ligado por su
forma de actuación a las magistraturas o las tiranías griegas. Así, los monarcas romanos son
vitalicios, pero no hereditarios: son elegidos por el consejo, el Senado, y confirmados por el
pueblo, pero a partir de las ceremonias a que da lugar su elección, la inauguratio y la llamada lex
curiata de imperio, los reyes habrían tenido una capacidad ilimitada de actuación, derivada de su
vinculación con los designios divinos, su auctoritas.
Los ciudadanos, cives romani o quirites, estarían organizados en tres tribus (Ramnes,
Tities y Luceres) que serían la base de organización del ejército ciudadano en tres legiones.
Cada una de las tres tribus estaría subdividida en 10 curias (término también relacionado con
quirites: los quirites-curites, o ciudadanos romanos, serían los componentes de las curias), y
cada curia proporcionaría al ejército 100 hombres, una centuria, con lo que resultaría un
ejército de 3000 infantes, a los que se sumarían 300 jinetes, equites, agrupados en 3 centurias.
El ejército estaría comandado por el rey auxiliado por tribuni, jefes de tribu: 3 tribuni militum
(infantería) y 3 tribuni celerum (caballería). En los comitia curiata, el pueblo, a través del voto de
los curiones representantes de cada una de las 30 curias, o votando por fragor, ratificaría la
elección de los reyes por el Senado, y quizás también sería consultado para otros asuntos.
El Senatus, cuyo nombre remite a su carácter de "reunión de ancianos", elige al rey y
actúa como consejero colectivo del mismo, pero no controla su actuación. Estaría integrado por
los patres o jefes de las gentes, cuyos descendientes son los posteriores patricii. El Senado
habría contado inicialmente con unos 100 senadores que, tras sucesivas ampliaciones,
llegarían a 300 al final de la monarquía.
Las gentes
Antes de que la organización de la polis romana utilizase la curia como marco de
encuadramiento de los ciudadanos, la población romana estaría agrupada de forma natural
en gentes (singular gens), clanes integrados por los pretendidos descendientes de un
antepasado común, quizás vinculados a la administración de las tierras de pasto o cultivo.
Estas agrupaciones perdurarían, e incluso cobrarían más fuerza, tras la organización de Roma
como polis, y es posteriormente cuando podemos tener alguna información más sólida sobre
ellas. Frente a lo que ocurre con el genos griego, parece mucho más aceptable la existencia
primitiva de las gentes, ya que, por ejemplo, los antropónimos de la época llevan como
segundo miembro de su estructura el nomen gentilicum común a todos los gentiles. En esa
estructura de gentes se integrarían también, en posición subordinada, los clientes, personas
extrañas a las que se presta ayuda desde la gens a cambio de su fidelidad y colaboración. Es
posible que, antes de consolidarse las estructuras propias de la polis y de la sociedad estatal y
compleja en general, las tierras (salvo los pequeños huertos familiares) fueran de propiedad
comunal y su administración estuviera en manos de las gentes. Con los cambios económicos
ligados al origen del estado, las tierras pasarían a la propiedad de los gentiles, y especialmente de
los jefes de las gentes, los patricios, transformándose en propiedad privada. Las gentes se
convierten a partir de ese momento en asociaciones familiares aristocráticas. Empezaría así una
diferencia clara entre los patricios y miembros antiguos de las gentes, con acceso a la propiedad
de la tierra, y los llamados plebeyos, que, o bien integran la clientela de aquellos, trabajando en
sus campos, o se dedican a labores artesanales y comerciales. Si el Senado representa a los
intereses de las gentes, y los de sus representantes patricios, algunos reyes en cambio se asemejan
a los tiranos griegos arcaicos asumiendo un papel anti-aristocrático en defensa de los plebeyos y
con su apoyo. La existencia de estas gentes podría bien ser común a buena parte de la Italia
arcaica, y su importancia es generalmente aceptada por los especialistas. Se recuerda por
ejemplo cómo la gens Claudia, con sus clientes, agruparía a unos 5000 hombres, cuando llegan
a Roma a principios de la época republicana. También se recuerda en épocas poco posteriores
que la gens Fabia (con sus clientes) llegó a librar una batalla en solitario contra las tropas de la
ciudad de Veyes. Apio Herdonio era jefe de una gens de 4000 hombres.