02.marco Geográfico de Roma
02.marco Geográfico de Roma
02.marco Geográfico de Roma
Vrbi autem locum incredibili opportunitate delegit. Quid potuit igitur divinius quod
urbem perennis amnis et aequabilis et in mare late influentis posuit in ripa, quo posset
urbs et accipere ex mari quo egeret, et reddere quo redundaret: eodemque ut flumine rex
ad victum cultumque maxime necessarias non solum mari absorberet sed etiam invectas
acciperet ex terra: ut mihi iam tum divinasse ille videatur, hanc urbem sedem aliquando
et domum summo esse imperio praebituram: nam hanc rerum tantam potentiam non
ferme facilius alia in parte Italiae posita urbs tenere potuisset.
Locumque delegit et fontibus abundantem, et in regione pestilenti salubrem: colles enim
sunt, qui cum perflantur ipsi, tum adferunt umbram vallibus.
CICERÓN, De Re Publica II 5, 10
«Eligió el lugar para la ciudad con un acierto increíble. No pudo Rómulo tener una
inspiración mejor que la que tuvo, edificando Roma sobre la ribera de un río cuyo curso
igual y constante desagua en el mar por medio de una gran desembocadura, de suerte que
esta ciudad puede recibir por mar todo lo que le falta y enviar por el mismo camino lo
que le sobre; y encuentra en el mismo río comunicación no sólo para hacer venir por el
mar todos los productos necesarios para la manutención y elegancia de la vida, sino para
dar salida a los de sus propias campiñas: así es que creo que Rómulo adivinó desde
entonces que esta ciudad sería un día la base y el centro de un poderoso imperio. Porque
colocada en cualquier otro punto de Italia ninguna ciudad hubiera podido mantener tan
vasta dominación.
Escogió por otra parte un sitio lleno de manantiales vivos y muy notable por su
salubridad en medio de una región pestilencial. Rodéanlo, en efecto, colinas que a un
mismo tiempo renuevan su aire vital y protegen el valle con su sombra».
Traducción de Alvaro d'Ors. Ed. Gredos, Madrid, 1984
La silueta de la península Itálica evoca la imagen de una bota con un tacón alargado.
Hacia el norte, donde se une al continente europeo, se encuentra resguardada por la
imponente cadena montañosa de los Alpes, que actúan como una barrera natural. Las
costas occidentales son acariciadas por las aguas del mar Tirreno; mientras que las
orientales están bañadas por el mar Adriático, y las costas meridionales son besadas por
el mar Jónico.
Excluyendo a Sicilia, que es prácticamente una prolongación de la península, apenas
unas pocas islas salpican los tres mares mencionados: Córcega y Cerdeña, situadas a una
distancia considerable de las costas peninsulares, además de Elba, Capri e Ischia. Este
número es considerablemente reducido, especialmente al contrastarlo con la complejidad
de la red de islas que rodean la península Balcánica.
Si dirigimos nuestra atención hacia la propia península, podemos apreciar que está
atravesada de norte a sur por otra cordillera montañosa conocida como los Apeninos.
Estos montes, aunque se vuelven más suaves a medida que avanzan hacia el sur, la separan
en dos secciones distintas. Además, podemos distinguir varias regiones geográficas. En
la parte norte encontramos la denominada Galia Cisalpina, atravesada por el río Po, y
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EL MARCO GEOGRÁFICO DE LA ROMA ANTIGUA
flanqueada por otras dos regiones: Liguria al oeste y Venetia al este. Al sur de la Galia
Cisalpina se encuentran Etruria, que es regada por el río Arno, junto con Umbría y Piceno.
Casi en el centro de la forma similar a una bota, está ubicado el Lacio, por donde fluye
el río Tíber. Este territorio limita al sur con la región de Campania, y al este con el Samnio.
En la zona meridional de la península, encontramos tres regiones adicionales: Apulia,
cuyas tierras son atravesadas por el río Ofanto, Lucania y Brucio.
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EL MARCO GEOGRÁFICO DE LA ROMA ANTIGUA
Roma, posicionada en la región del Lacio, casi equidistante entre el norte y el sur, lo
que la convierte en un punto de convergencia de caminos, se encuentra atravesada por el
río Tíber. Además, se halla enmarcada por siete colinas: el Palatino, el Aventino, el
Esquilino, el Capitolio, el Celio, el Quirinal y el Viminal.
Surgió de la unificación de diversas tribus: etruscos, latinos y sabinos, alrededor del año
753 a.C.
Sin embargo, mucho antes, partir del año 2000 a.C. aproximadamente, la región ya
había comenzado a ser ocupada por un conjunto de pueblos de origen indoeuropeo que
se conocen como «itálicos». Entre estos grupos se encontraban los latinos, volscos, ecuos,
aruncos y hérnicos, que eran colectivamente denominados como el grupo latino-falisco.
Estos pueblos conformaban la rama más antigua y primordial de los itálicos que llegaron
a Italia. Posteriormente, otra rama de itálicos, que llegó a Italia alrededor del 1500 a.C.,
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estaba compuesta por los grupos osco-umbros, que incluían a los umbros, oscos, samnitas,
lucanos y otros.
El grupo latino-falisco
De Roma Antiga - 500 a.C.: Renato de carvalho ferreiraderivative work: Rowanwindwhistler (discusión) - Roma
Antiga - 500 a.C..svg, CC BY-SA 4.0, htps://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=49334467
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Después de la unión de estos nuevos habitantes, los latinos y las tribus vecinas sabinas
fundaron Roma Quiritium, bajo el reinado de Rómulo y el rey sabino Tito Tacio. Esta
unión fortaleció a la comunidad frente a la amenaza de los etruscos, que se estaban
asentando más al norte. Los etruscos eran un pueblo más avanzado en comparación con
los latinos y sabinos. Aquí comienza la historia de Roma.
Los etruscos destacaban por su avanzado conocimiento en las artes navales, su habilidad
como ingenieros y sus relaciones con las colonias griegas. Además, eran hábiles alfareros
y comerciantes y su mentalidad mostraba un enfoque más progresista en comparación
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con los latinos y sabinos. Este pueblo dominó la región central de la península Itálica,
específicamente la zona de la Toscana.
Durante el período de la monarquía romana, los etruscos ejercieron una notable
influencia en la vida política de Roma. De hecho, tres de los siete monarcas que rigieron
Roma fueron de origen etrusco. Estos gobernantes siempre representaron una perspectiva
más innovadora y progresista, en contraste con la visión más tradicional que tenían los
latinos y sabinos sobre el mundo.
Después de la muerte de Tito Tacio, Rómulo asumió el reinado en solitario sobre la
recién fundada Roma. A partir de este punto, comenzó la etapa de la monarquía romana.