El Cuerpo y Los Signos Calendaricos Del

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EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS

DEL TONALÁMATL ENTRE LOS· NAHUAS

CARLos T.
VIESCA
ANDRÉS ARANDAC.
MARIBLANCA RAMos

La importancia del tonalámatl en las culturas mesoamericanas es


un hecho que no puede ser negado ni minimizado. La posesión
de un libro de los destinos que permite conocer el devenir de las
fuerzas cósmicas que concurren a la región del centro del universo
y, por lo tanto, se hacen así significativas a nivel de la vida de los
seres humanos, confiere a los sabios nahuas el poder de conocer,
predecir y modificar los sucesos y, ¿por qué no? los destinos.
Mortunadamente para nosotros, un buen número de tonalámatl
ha sobrevivido hasta ahora y, aunque las explicaciones conservadas
distan mucho de ser enteramente satisfactorias y, sobre todo, ca-
recen las más de las veces de interpretaciones verdaderamente
congruentes con la cultura náhuatl, nos proveen de un repertorio
considerable de material que es suficiente para ofrecer una visión
razonablemente adecuada de lo que son.
Debido a alguna forma de relación o de correspondencia, en
algunos de 1m "libros de los destinos" aparecen signos calendáricos
referidos a partes específicas del cuerpo. La pregunta acerca de si
esto tenía algo que ver con la medicina es ya vieja y no han faltado
estudios que apunten a respuestas de variada Índole para ella. En
un artículo aparecido por primera vez hace ya cuatro décadas,
Francisco Fernández del Castillo llamaba la atención sobre los textos
de fray Bernardino de Sahagún en los que éste señalaba la relación
entre los signos calendáricos del día del nacimiento de los indivi-
duos y su destino en el mundo; sin embargo, él ponía más énfasis
en la relación entre números, las trecenas, el cómputo dt~ tiempo
y algo que podía ser un atisbo de determinismo adivinatorio,
El presente trabajo file realizado C011 apoyo dentro del proyecto IN­310596 de
DGAPA
144 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

concepto que adoptó como elemento explicativo de numerosos


rasgos de la cultura náhuatl. 1 Por esa misma época, a inicios de los
años sesenta, Gonzalo Aguirre Beltrán, en un libro que es parteaguas
para muchos aspectos del estudio de la medicina y la magia entre
los antiguos mexicanos, que es Medicina y Magia. El proceso de
aculturación en la medicina colonial, 2 señalaba con precisión los efec-
tos de los signos calendáricos sobre la vida humana en general y
en particular sobre el cuerpo. Insistía en la importancia que tiene
el que "el curso de la enfermedad está predeterminado por el
calendario augural", no obstante en que en otras partes de su texto
remarcaba también la función central para la medicina náhuatl de
la confianza en la capacidad del hombre para modificar el destino.
Hablando del calendario y de su significado adivinatorio llamaba
la atención sobre la subordinación de las diversas partes del cuer-
po humano a los signos de los días, es decir, a las fuerzas cósmicas
representadas por y encarnadas en dichos signos, citando al respecto
la lámina 73 del Códice Vaticano A que juega un papel relevante
en el presente estudio.!! Consideraciones semejantes hacia Fernando
Martínez Cortés en Las ideas de la medicina náhuatl. 4
. El estudio cada vez más cuidadoso y detallado de los calenda-
rios adivinatorios y los avances en el conocimiento de lo que era
la filosofia del tiempo para nuestros antepasados, han vuelto a
hacer un llamado con respecto a la relación cuerpo y tiempo y,
sobre todo, cuerpo y fuerzas cósmicas.!;
En algunos de los calendarios adivinatorios se encuentran figu-
ras en las que ha llamado la atención el que se representen glifos
calendáricos apuntando a partes específicas del cuerpo. Analizar
las figuras correspondientes y establecer algunos puntos con respec-
to a su significado y plantear lineamientos para futuros trab.yos,
son los fines del presente estudio.
1 Fra.ncisco Fernández del Castillo, "La cronología y la medicina náhuau", en
Antología de escritos histúrictrmédicos del Dr. Francisco Fernández del Castillo, México, UNAM,
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, 1984.2 vols.
I:61-S4.
2 Gonzalo, Aguirre Beltrán. Medicina y Magia. El proaso de aculturación en la medicina
colonial, México, Instituto Nacional Indigenista, 1963. Ver en particular p. 49-51.
j Ibíd., p. 50.

4 Fernando Martínez Cortés, Las Ideas en la medicina náhuat~ México, Prensa Médica
Mexicana, 1965.
5 Alfredo López Ausún, Cuerpo humano e ideología, 2 vols., México, UNAM. 1980. En
particular 1 : 395 y SS.; Alfredo López Austin, Tamoanchan y Tlalocan, México, Fondo de
Cultura Económica, 1994, p. 35 Y SS.; Alfredo López Austin, "La cosmovisión meso-
americana". en S. Lombardo y E. Nalda, Temas mesoamericanos, México, CENCA/INAH,
1996, p. 71-507, en particular p. 485 YSS.; Carlos Viesca, TiciotL La medicina de los antiguos
mexicanos, México, UNAM, Facultad de Medicina, 1997.
EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 145

El repertorio de figuras representando la asociación del cuerpo


con signos calendárícos

En efecto, la lámina 73 del Códice Vaticano Latino 3738 6 representa


la figura de un hombre desnudo, con los brazos extendidos en
cruz y las palmas de las manos dirigidas hacia adelante. A su
alrededor están dibujados los veinte signos que representan los
días del calendario adivinatorio. El hecho no es único, pues, hay
otros códices, como el Borgia,7 en sus láminas 17, 53 Y73, el Fejérváry
Mayer en la 44,8 la lámina 23 del Laud,9 la lámina 75 del Códice
Vaticano B 3773 10 Y la figura representada en en la fo. 125 del
Códice 1udela 11 o Códice del Museo de América en los que aparecen los
signos distribuidos en el cuerpo de algunos dioses como Quetzalcóatl,
Yayauhqui Tezcatlipoca, Tláloc y Mictlantecuhtli, o sobre la piel del
venado solar, como pormenorizaremos más adelante.
Se desconoce bien a bien el significado de estas imágenes,
sobre todo en el caso de Jos dioses, ya que los signos mismos
deberían tener validez más allá de la región del centro, en la que
el tiempo cobra su mayor sentido. Sin embargo, su disposición
hace pensar en que los signos denotan a los rumbos cósmicos y
en ese caso solamente tendrían relación con las deidades a partir
de que su presencia se diera precisamente en la región del centro.
Por otra parte, es de gran interés el que al menos dos de ellas, la
del Vaticano A 3738 Y la del Códice 1udela consignen expresamen-
te que dichas imágenes tenían un valor de interpretación médica
y eran empleadas para correlacionar los órganos o partes del cuerpo
señaladas con el signo correspondiente. Asimismo es importante
encontrar este tipo de representaciones en códices prehispánicos,
ya que esto permite inferir, al ver otros posthispánicos como lo es
el Vaticano 3738, que el sujeto representado pertenece a una tra-
dición indígena y no se deriva de las representaciones europeas de
las influencias zodiacales con las que se pudiera encontrar pareci-
dos y con las que no han faltado autores que las han asociado y
hasta tratado de establecer una filiación directa.

tiCódice Vaticano Latino 3738 en Antigüedades de México. ecL cit. Vol. 111 p. 160-167.
7 Códice BOTgia. Láminas 17, 53 Y 73.
" Códice Fejéroáry Mayer, lámina XLIV Antif!:Üedades de México. ed. cit. IV p. 274.
" Códice Laud. Lám. 23. Antif(Üedades de México. ed.cit. Vol. 111 p. 363.
10 Códice Vaticano B 3773, Viena, ADEVA, Gral., 1972. Edición facsimilar con intro-
ducción de Ferdinand Anders. p. 75.
II Códice Tudela. fol. 1251'.
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Los códices en cuestión


A fin de tener a la mano un mayor número de elementos que nos
ayuden en la observación, interpretación y análisis de las figuras,
recordemos brevemente las características y naturaleza de los do-
cumentos en cuestión.
1. El Códice Vaticano A 3736. Copiado ya en tiempos posteriores
a la conquista, este códice ha sido asociado por los especialistas al
hipotético grupo del perdido Códice Huitzilopochtli, al que también
pertenecería el Códice Telleriano-&mensis. Su relación con fray Pe-
dro de los Ríos, a quien se debe el texto del comentario que, en
el manuscrito aparece ya traducido al italiano, y la mención del
año 1566 con referencia a un acontecimiento pasado permite
ubicarlo a fines de la década de 1560. Copiado en Italia, su pre-
sencia en la biblioteca del Vaticano en 1596 está confirmada por
un inventario. Es, pues, un códice colonial temprano, del ámbito
mexica y que conserva numerosos pictogramas calendáricos con
todas sus características indígenas; sin embargo, la lámina 73, que
es la que aquí nos interesa, revela una fuerte influencia europea
en la misma representación de la figura, la cual recuerda algunos
esquemas renacentistas representando el cuerpo humano. Su aso-
ciación con un manuscrito más antiguo, quizá el que anotara Pedro
de los Ríos, y su parentesco con otros documentos de origen mexica,
ofrecen un mínimo de seguridad en cuanto al contenido. Veremos
después que, aunque no falta la tentación de compararlo con
representaciones de cuerpos con signos zodiacales, los referentes,
es decir los signos del tonalpohuaUi son individualizados de manera
totalmente diferente y la pequeña anotación de De los Ríos ase-
gura un contexto indígena mexicano.

El Códice Borgia y su grupo

Por muchos años considerado como proveniente de la región de


la Mixteca-Puebla, recientemente ha sido objeto de controversia y
se ha ubicado en la región de Puebla-Tlaxcala y hasta en la costa
del Golfo, aunque siempre en un área fuertemente influenciada
por la cultura nahua. Sin embargo, para nuestros propósitos baste
la consideración de que se trata de un documento de origen
prehispánico y que forma un grupo perfectamente individualizado
e integrado con otros de los códices en los que aparecen las repre-
sentaciones que componen el material de este estudio. Al grupo
Borgia pertenecen los códices Laud, Fejéroáry-Mayer y Vaticano B.
EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 147

El Códice l'udela

Este documento es parte de un grupo, junto con los códices


Magliabecchiano y la primera parte del Códice Ixtlilxóchitl. Su infor-
mación procede del siglo XVI y existe la impresión de que se trata
de un cuerpo de documentos que quizá procede de una fuente
común o que, al menos, fue consultada y copiada, intercambiándose
en este caso material entre ellos, antes de 1570, puesto que
Cervantes de Salazar maneja en su crónica datos semejantes en
todo a los que aparecen en estos códices. Es claro que todos ellos
son de origen mexica. 12
En resumen, con las prevenciones indispensables para cual-
quier caso, se puede considerar que todos los códices en que
aparecen figuras representando la relación del cuerpo con signos
calendáricos son prehispánicos o coloniales tempranos y que, en
estos últimos, la tradición indígena priva.

La figura de la lámina 73 del Códice Vaticano A 3736

Por lo que toca al Códice Vaticano 3738, se dispone, como señalá-


bamos previamente, de la interpretación que hizo de la figura
Pedro de los Ríos, fraile dominico que estuvo en México antes de
1537 y que se supone murió alrededor de 1565. Su glosa es muy
clara:

Estos son los veinte caracteres o figuras que ellos usaban en todos
sus cálculos, las cuales dicen que tenían dominio sobre los hombres,
como aquí se representa, y de acuerdo con esto los curaban cuando
alguno se enfermaba o ciertamente le dolía cualquier parte del cuer-
po. Buleo (Cípactli) (tenía dominio) sobre el hígado. La rosa (xóchítf),
en las mamilas. Temblor (ollin, el movimiento) en la lengua. El águila
(cuauhtli), en el brazo derecho. El zopilote (zoPílotf) , en el oído dere-
cho. El conejo (tochtli), en el oído izquierdo. El pedernal (técpatf), en
los dientes. El aire (ehécatf) en el aliento. El mono (ozornatli) en el
brazo izquierdo. La caña (ácatf) en el corazón. Malinalli (lo retorci-
do) en el intestino. La lagartija (cuet:r.palin), en la matrÍz de la mujer.
El tign: (océlotf), en el pie izquierdo. La culebra (coátf) en el miembro
viril del hombre [... ] y señalaba más adelante y según el día y la hora

12 John B., Glass, "A census of Native Middle American PictOlial Manuscripts", en
Wauchope, Robert, ed. Haruibook ol Middk American Indíans. Vol. 14. Gui(1e ro Ethnohistorical
lourees. Pan three. Austin, Universíty of Texas Press, 1975, p. 81-252. p. 156.
148 VTESCA, ARANDA Y RAMOS

en la cual alguno se enfermaba, así veían si la enfermedad estaba


conforme con el signo que reinaba. 13

En su enumeración, De los Ríos omitió enumerar los signos


agua (atl), asociada con el cahello; casa (calla), con el cerebro,
refería Kingsborough, aunque a mí me parece más probable su
asociación con la cabeza en general; muerte (miquiztb), referida a
la cabeza aunque parecería indicar el vértice del cráneo o quizá
al órgano receptor del tonalli que correspondía a los cabellos del
remolino de la coronilla, a la sutura o en su caso a la fontanela
posterior y a las partes de meninge y cerebro subyacentes; lluvia
(quiáhuitl), los ojos y/o las lágrimas; perro (itzcuintli), la nariz y
venado (mázatl), el pie derecho.
Amén de relaciones directas con la concepción de la enferme-
dad, el texto pone en relieve el que los signos ilustrados en la
lámina y la parte del cuerpo a la que están unidos por una línea
mantienen entre sí relaciones de dependencia y que las partes del
cuerpo están regidas por las influencias de los signos correspon-
dientes.
Como se desprende de lo observado en la lámina, no todos los
signos son asociados con órganos reconocidos como tales por
los anatomistas modernos, sino que algunos de ellos son expresión de
una idea totalmente diferente a la muestra en cuanto al funciona-
miento del cuerpo y por lo tanto en cuanto a la organología náhuatl,
pudiendo plantearse por ejemplo la hipótesis de que el vértice del
cráneo (cuaitl) fuera individualizado de acuerdo con las funciones
que se le atribuían: allí se ha presumido que podían estar la con-
ciencia y la razón, en lo que ambas tenían que ver con el tonalli;
allí estaba también la hipersensibilidad transmitida a los cabellos
y algunos poderes especiales, como eran los de los hechiceros él
quienes, cortados los cahellos de la coronilla se les privaba de ellos.
López Austin lo cataloga como "centro anímico mayor".14
Es notoria asimismo la asociación del signo tigre (ocelotl) con
el pie izquierdo, siendo el primero un ser nocturno y del infra-
mundo, pues mora en las cuevas de los cerros, y la del derecho con
el venado, animal solar, dejándose así entrever la oposición entre
izquierdo y derecho y día y noche. El correlato entre cipactli, la
tierra y el hígado es de llamar la atención. Más difícil de captar es
la relación entre ácatl, caña, y el corazón, aunque parece darse a
través de su acepción como un símbolo de mando, de acuerdo con
.., Códice Vaticano 3738, ed. cit., p. 166.
14 López Austin, Cuerpo Humano... 1, p. 219.
EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 149

su interpretación como cetro y significando el papel jerárquico del


corazón en el organismo. Resulta interesante pensar al corazón
como el tlatoani del cuerpo humano, su rector, interpretación que
cuadra perfectamente con las atribuciones dadas a este órgano por
los informantes de Sahagún en el texto nahua del Códice Florentino
al afirmar quicemitqui in yollotli, el corazón gobierna todo. 15
En fin, lo que es un hecho, es que estas correspondencias
entre cuadrantes de los cielos y partes del cuerpo hacen un mapa
de este último que, significando la confluencia de influjos celestes
a él los orienta y organiza, dando lugar a una anatorpía astrológica,
de la que se desconocen todos los detalles, pero cuya característica
radica en ser funcional y dinámica. De hecho, no se puede pasar
por alto la afirmación que el mismo Códice Vaticano Latino al que
vengo refiriéndome en el sentido de que los médicos tenían siem-
pre presente este esquema para ver si la enfermedad, de acuerdo
con el día y la hora de su aparición, correspondía con los signos
celestes. 16 Otros autores, como Aguirre Beltrán, por ejemplo, ha-
bían interpretado esta lámina como de contenido astrológico,
tomando como buena la existencia de una correlación cielo/cuer-
po humano y sin entrar en más detalles acerca de las semejanzas
y diferencias que pudieran existir entre el sistema mesoameri-
cano y los vigentes en el viejo mundo. 17 Por otra parte, Ortiz de
Montellano, en una reciente y bien documentada obra, ofrece una
interpretación que tiende a destacar la elaboración posterior a la
llegada de los españoles del Códice Vaticano A en cuestión, mar-
cando la posibilidad, válida para él, de que la lámina que se dis-
cute aquí fuera hecha teniendo presente la tendencia europea a
dar una importancia particular a la astrología. lB Sus argumentos,
sólidamente construidos, orientan a pensar en que no es confiable
la evidencia de la lámina Códice Vaticano, relacionándolo con la
"distorsión europea" que también aprecia en la interpretación al
calendario indígena que presenta De la Serna en su Tratado de
ídolatrias, supersticiones y hechicerías. 19 En términos generales es
ésta una, interpretación con la que no coincidimos, ya que, aun-

15 CódiceF1mentinfJ, Libro x, capítulo 27, parágrafo 12. El texto en cuestión se puede


localizar en la edición y traducción de Charles A Dibble y ArthurJ.O. Anderson, .F/om¡tine
Oxkx, Book 10. TIIe people, Santa Fe, Nuevo México, The School of American Research
and The Museum of New Mexico, 1961, p. 131.
16 Códice Vaticano 3738. ed. Cit. Lám. LXXIIl.
17 Gonzalo Aguirre Beltrán, Medicina y Magia, ed, cit, p. 50.
18 Bernardo Ortiz de Montellano, Medicina, Salud Y Nutrición o:r.U1cas, ed, cit, p. 165-167.
1!1 Jacinto de la Serna, Tratado de idolatrías, s'UpmticWnes y hechicerías, ed. cit, p. 117.
150 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

que es obvio que la figura está influenciada por la manera europea


de representar el cuerpo, exponiéndolo de frente y con los brazos
y piernas abiertos, el contenido de la representación no es ajeno
en manera alguna al pensamiento prehispánico, existiendo, como
hemos señalado, al menos otras siete representaciones, seis de ellas
prehispánicas que ilustran la distribución de los signos sobre el
cuerpo de dioses y de pieles de venado. Para López Austin la consi-
deración de lo anteriormente expuesto es suficiente para conside-
rar a esta lámina "libre de influencias del priscilianismo".2o A esto
pidiéramos agregar que las láminas de los códices Borgia y 1udela
que analizaremos a continuación, representan la piel de venado
como si estuviera extendida sobre el suelo con las manos y la patas
abiertas, lo que los aproxima a la imagen del Códice Vaticano A.

Las representaciones de signos de los días asociados


con el cuerpo en otras fuentes

Creemos conveniente insistir en que, si bien las figuras de los otros


códices mencionados no representan seres humanos, no por ello
carecen de interés, ya que la representación de signos astrológicos
ligados con partes del cuerpo permite llevar adelante el análisis de
dichas correspondencias. Metodológicamente, también creemos
necesario señalar que no se puede transpolar directamente 10
representado en una figura a las demás, ya que no se dispone de
la explicación indígena de sus significados, lo que obliga a ser
sumamente cautos en las interpretaciones y tomarlas, finalmente,
como hipótesis de trabajo que deberán ser st:!jetas a los más seve-
ros cuestionamientos epistemológicos.
Comencemos por exponer el contenido de dos láminas, la
número 53 del Códice Borgia y la que ocupa el fo. 125 del Códice
1udela, ya que ambas pueden constituir un subgrupo puesto que
representan una piel de venado en la que se reparten los símbolos
de los días.
Tomando en consideración el texto que explica muy parcial-
mente la ilustración del Códice 1udela, podemos estar seguros de
que estas láminas tenían un significado pronóstico y relacionado
con los seres humanos, ya que se afirma allí que "en esta figura están
puestos los sinos e días de la semana y tenían quenta en naciendo
en mirar en qué día nacía y ansí vían lo que avía de ser dellos ... " 21

20 López Austin. cuerpo humano e ideología, 1, p. 400.


21 C6dice Tl1.dela, Col. 124v.
EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 151

Los signos dibujados en esta figura son: océlotl para la oreja


derecha y oUin para la izquierda, cozcacuauhtli en el ojo derecho y
cuauhtli para el izquierdo, oUin en la lengua, itzcuintli en la mano
derecha y atl en la izquierda, Malinalli a nivel de la axila derecha
y ozomatli en la izquierda, técpatl en el centro del pecho, tal vez en
el corazón, tochtli en el costado derecho y mázatl en el izquierdo,
quiáhuitl en el centro del vientre, quizá el ombligo, miquiztli en el
lado derecho del vientre y cóatl en el izquierdo, ehécatl en el pie
derecho y cipactli en el izquierdo, cuetzpalin en la ingle derecha
y calli en la izquierda, quedando xóchitl, junto con un medio
quincunce dirigido hacia abajo en el centro del periné, muy pro-
bablemente en relación con los órganos genitales. Ab~o, en la
punta de la cola, se ve otro cipactli más, posiblemente indicando
una correspondencia final con el abajo, con la tierra. Una nota en
la parte más b~a de la hoja indica que quienes nacían en los
signos cuetzpalin o calli y enfermaban en cualquiera de ellos ha-
brían de estar enfermos durante dos años.
El destino de cómo habrían de ser los nacidos en cada uno de
los signos se expresa en letreros encuadrados y orientados hacia
aquellos, y es de hacer notar que señalan lo mismo para el lado
derecho que para el izquierdo, cambiando conforme los signos se
sitúan más abajo en el cuerpo. Así, dicen que los que nacen en
los signos correspondientes a las orejas serán bien entendidos; a los
ojos, hombres vivos y sabios; a la lengua, movimiento, habladores
y chismosos; a las axilas, es decir, malinaUi y ozmatl~ encubridores y
ladrones; al técpatl del corazón, los hombres sabios y las mujeres
"hechibuenas"; a los costados "guardadores de sus haciendas"; luju-
riosos los que nacían en el signo agua del centro del vientre y
aborrecibles los nacidos en miquiztli y cóatl señalados en los flancos;
andadores de caminos quienes naCÍan en ehécatl y cipactli, señalan-
do los pies y viciosos y adúlteros los nacidos en los signos cuetzpalin,
calli y xóchitl
La figura representada en la lámina 53 del Códice Borgia tiene
una estrecha relación con la descrita anteriormente, aunque de
ninguna manera se corresponden puntualmente entre sí. Los signos
del Borgia son cozcacuauhtli para el cuerno derecho y ollin para el
izquierdo; en la sien derecha, cuauhtli, y en la izquierda océlt~ en
la mano derecha, malinaUi, y en la izquierda ácat~ ollin y técpatl
están colocados a la derecha y a la izquierda de la zona correspon-
diente a la boca, estando xóchitl en la parte inferior y al centro del
orificio, dirigidos sus pétalos hacia abajo; ozomatli está representa-
do en el centro del cuerpo, en una zona que pudiera corresponder
152 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

a la región epigástrica. En la cintura está dibujada una banda que


va de lado a lado y que recuerda los yugos; en ella están dispuestos,
de derecha a izquierda de la piel del venado, miquiztli y mázatl del
lado derecho, tochtli en el centro, y atl e itzcuintli del lado izquierdo.
Abajo se ven: caili en la banda colgante del máxtlatl, cuetzpallin en
el pene y cóatl en la cola; ehécatl en el pie derecho y cipactli en el
izquierdo. En su comentario al Códice Borgia, Anders, Jansen y Reyes
García, interpretan esta lámina como una forma de exponer la
ventura transmitida a los niños en virtud de los días de su naci-
miento, interpretación que derivan de las explicaciones escritas
sobre las figuras del Códice Tudela. 22
Comparando ambas figuras, se encuentra que coinciden las
siguientes asociaciones de signos y partes del cuerpo: miquiztli en
el flanco derecho y ehécatl y cipactli con los pies derecho e izquierdo
respectivamente, quedando cuetzpallin en el periné, del lado derecho
y calli a la izquierda en el Tudela y en el centro en el Borgia.

Las representaciones de dioses y los signos


relacionados con su cuerpo

La lámina 23 del Códice Laud representa a Tláloc, barbado, en el


Tlalocan y rodeado de los signos calendáricos, algunos de los cuales
son relacionados directamente con partes del cuerpo del dios, en
tanto que otros apuntan a prendas de ropa o a adornos. CiPactli
se relaciona con el pie derecho, ehécatl con la nariz, caili se eleva
hasta el cielo con el aliento, cuetzpalin con la mano derecha y se
ubica al pie del rayo celeste, cóatl con la punta del máxtlatl ab<yo
de la rodilla izquierda, miquiztli con el pie izquierdo, mázatl con la
punta de un adorno colgado del brazo izquierdo y se encuentra
sobre una mata de maíz, tochtli con el hacha de mango de serpiente
y apunta al antebrazo izquierdo, atl con la mano izquierda, itzcuintli
está colocado arriba del signo atl y no parece corresponder a
ninguna parte del cuerpo del dios, ozomatli tampoco corresponde
a ninguna de ellas pero se ubica ab<yo del friso de las aguas celestes,
malinaili se relaciona con el adorno trasero del cinturón, ácatl con
el antebrazo derecho, océlotl con el bezote del labio inferior y tal
vez c~m el aliento, cuauhtli se ubica arriba de las plumas de quetzal
que lleva el tigre que permite asociar la imagen con Tepeyollotli,
cozcacuauhtli con la mano derecha y está colocado junto al rayo,

22 Anden; Jansen y Reyes Garda, op. cit., p. 285-287.


EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 153

ollin frente a la mano derecha, técpatl arriba de la serpiente del


rayo,
,
quiáhuitl con el adorno de la cabeza , y xóchitl por encima de
esta.
El Códice Fejérváry-Mayer ofrece una representación de los sig-
nos alrededor del cuerpo de Yayauhqui Tezcatlipoca, el Tezcatlipoca
negro, el cual aparece barbado, a! igual que el Tláloc del Códice
Laud. Es menos preciso en sus señalamientos, ya que solamente
seis de los signos son referidos a partes precisas del cuerpo: técpatl
al pecho, cueauhtli a la rodilla derecha, océlotl a la rodilla izquierda,
ollin al pie derecho, cO'1.cacuauhtli al pie izquierdo y ácatl al pene.
Los catorce signos restantes están dispuestos alrededor del cuerpo,
correspondiendo calli, cuet'1.pallin, cóat~ miquiztli y mázatl al frente de
él, en su parte superior; cipactli, xóchitl, quiáhuitl y ehécatl al frente
también, pero dispuestos en la parte inferior y tochtli, at~ it'1.cuintli,
o'1.omatli y malinalli en la parte posterior del cuerpo. Los signos
colocados al frente están dispuestos horizontalmente, en tanto que
los que están atrás lo son de manera vertical, estando tochtli atrás
del vértice de la cabeza y malinalli a nivel de la pierna. Más que
referirse a señalamientos anatómicos, que de esta manera se con-
vierten en indicaciones que provisionalmente llamaré indirectas, la
disposición de los signos orienta a un mapa de las regiones del
plano horizontal del universo, ubicando en el centro, pero que a
la vez inicia la fila de signos de la mitad inferior del frente, con
el corazón, técpa~ lo cual indica el norte; en la esquina superior
de la parte postrera está tochtli, señalando el sur; calli, marca el
poniente desde el ángulo superior izquierdo, al frente de la figura,
en tanto que ácatl marca, desde el pene, el centro de la parte
inferior y el oriente. León-Portilla ha interpretado a esta figura
como el Tezcatlipoca en el cual convergen rumbos, tiempos y
magia. 23
El Códice Borgia contiene, como se ha dicho, tres láminas con
representaciones que correlacionan el cuerpo con los signos
calendáricos, de las cuales ha sido descrita la piel de venado de la
lámina 53. En la lámina 17 aparece un Yayauhqui Tezcatlipoca,
mientras que la 73 muestra una dualidad Quetzalcóatl Ehécatl-
Mictlantecuhtli. El primero, siendo semejante en su disposición a
la deidad representada en el Códice Fejérváry-Mayer, ostenta una
distribución totalmente diferente de los signos, ya que no se orga-
nizan por rumbos, sino se asocian la mitad con alguna parte del
cuerpo, y el resto con prendas de su vestido y ornamentos. Men-
2j Miguel Le6n-Portilla, Tonalámatl de los pochtecas. Códice mesoamericano Fejéroáry-
Mayer. México, Celanese Mexicana, 1985. p. 116 Y 117.
154 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

cionaré solamente los primeros: cipactli con el pie en el que se


apoya y está atrás, o sea el izquierdo, cóatl con el sexo, ozomatli con
el cabello, malinalli con la frente a la que Anders, Jansen y Reyes
García asocian la tenacidad,24 ácatl con el ojo, océlotl con el pie que
va adelante y es el del espejo, cuauhtli con la oreja, ollin con la
mandíbula y xóchitl con la lengua. 25 Los intérpretes citados definen
esta imagen como Tezcatlipoca, señor de los días, y le adscriben
las funciones de dominar los tiempos y las partes del cuerpo, de
ser "el que determina el destino de los días y de las almas",26 aunque
yo, en 10 personal, pienso que más bien es quien incorpora en su
esencia y transmite el destino.
La lámina 73 representa a Quetzalcóatl­Ehécatl y Mictlantecuhtli,
con las espaldas del uno contra las del otro, mirando el primero
hacia la izquierda, en posición inversa a la que se representa en
la lámina 56 del mismo Códice Borgia y la 75 del Códice Vaticano B,
en las que Mictlantecuhtli es quien ve hacia la izquierda. 27 La figu-
ra está enmarcada por los signos del tonalám~ mismos que además
aparecen dispersos e inscritos en diferentes partes del cuerpo de
los dioses. Quetzalcóatl tiene cipactli en su ojo, miquiztli entre las
manos, ozomatli en la cadera, ácatl en el pie, cóatl en la lengua,
mázatl en la rodílla, malinalli en la pierna aunque parece ser que
se trata de la pantorrilla y ollin en la oreja; por su parte, Mictlante-
cuhtli tiene callí en el ojo, cuetzpalin entre las manos, quiáhuitl en
la cadera, cuauhtli en el pie, técpatl en la mandíbula, xóchitl en la
lengua, atl en la rodilla, ilzcuintli en la pantorrilla y coz.cacuauhtli en
la oreja. Quedan, distribuidos entre las dos deidades, ehécatl entre
las cabezas, tochtli entre las espaldas y océlotl entre los ceñidores
(máxtlatl), es decir por abajo de donde terminan los dos cuerpos.
Resta por comentar siquiera brevemente la lámina 75 del Có-
dice Vaticano B 3773, en la cual, como apuntaba, aparecen también
Mictlantecuhtli y Ehécatl espalda con espalda. Esta figura contiene
los signos de los días dispuestos en forma muy parecida a los de
la lámina 73 del Códice Borgia, sólo que aquéllos que en esta última
correspondían a Quetzalcóatl-Ehécatl están en el Vaticano B en
relación con Mictlantecuhtli, es decir que conservan su disposición

21 Ferdinand Anders, Jansen Martín, Luis Reyes García, Los templos del cielo y de la
oscuridad. Oráculos y liturgia. Libro explicativo del llamado Códice Borgia. México, Sociedad
Estatal Quinto Centenario (España), Akademische Druck und Verlagsanstalt (Austlia,
Fondo de Cultura Económica (México), 1993. p. 117.
2!ó CiXlice Borgia, ed. facsimilar, México, Fondo de Cultura Económica, 1993. Lámina 17.
26 Anders Jansen y Reyes García, op. cit., p. 117.
27 Códice Vaticano B 3773, ed. facsimilru.; Viena, ADEVA, Graz, 1974. Introducción
de Ferdinand Anders.
EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRlCOS ENTRE LOS NAHUAS 155

en cuanto a los rumbos y direcciones y, al estar rotados los dioses,


lo que cambia no son los signos sino el dios de adscripción.
Además, itzcuintli y malinaUi no están en las pantorrillas sino en las
rodillas, y mázatl y atl no en las rodillas sino en los codos. Por otra
parte, faltan las representaciones de ollin y cozcacuauhtli en las orejas,
y quiáhuitl en la cadera del dios del lado derecho de la lámina,
quedando el ya mencionado ozomatli como signo único para las
dos caderas y, finalmente, técpa~ quedando así representados so-
lamente dieciséis signos.
Bien se observa, teniendo en mente a todas estas figuras en su
conjunto, que no existe una relación directa entre todas ellas y
menos aún entre los signos de los días y las partes del cuerpo
a las que éstos se asocian en las ocho representaciones descritas.
La única que marca partes del cuerpo y a la que pudiera adjudi-
carse una correlación signo/parte anatómica es la del Códice Vati-
cano A 3738. Dos pieles de venado son comparables entre sí y los
textos explicativos que aparecen en el Códice Tudela permiten afir-
mar que esquematizan la relación entre el primer signo de la trecena
del día del nacimiento y el destino de las personas. Hay una re-
presentación de Tláloc y las otras pueden parearse: contamos con
dos representaciones del Tezcatlipoca Negro y dos de Quetzalcóatl-
Ehécatl espalda con espalda con Mictlantecuhtli.
Como habíamos señalado, la figura del Códice Vaticano A es a
primera vista la que más explicita una relación entre signos y
órganos. Sin embargo, pensamos que pueden expresarse algunas
consideraciones más. El comienzo de la serie de las trecenas con
la fecha Ce-cipactli, como era costumbre en Mesoamérica, y la re-
lación del signo con el hígado apuntan a favor de la posibilidad
de que éste fuera en efecto considerado como un equivalente
funcional del corazón en el inicio del inframundo del cuerpo, es
decir, inmediatamente abajo del diafragma. 2R Esta función rectora
de ciPactli/tierra e hígado es designada como característica esen-
cial por los informantes indígenas de Sahagún que le aportaron el
material que constituye el Códice Florentino. 2n Allí se asienta que los
nacidos en tal signo serían, señores o nobles, gobernantes, ricos
y prósperos, pero que tendrían que esforzarse para no desviarse
hacia el mal, tendencia subyacente que podemos adscribir al ries-
go de predominio del hígado sobre el corazón y de Tezcatlipo-
ca sobre los dioses creadores. Habiendo mencionado a Tezcatlipoca
2" Viesca, e., Ticot~ p. 145 Y ss.
29 Códice FlnTentino, libro IV, cap. 1. En la edición citada de Dibble y Anderson,
partes V y VI, Santa Fe, Nuevo México, 1979, p. 2.
156 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

llama la atención que el signo océlotl esté en el pie izquierdo, el


mismo pie que fuera comido a dicha deidad por el jaguar de la
tierra y que coincida en la representación de Tezcatlipoca en
la lámina 17 del Códice Borgia, aunque se debe recordar que en éste
está comido el pie representado hacia adelante del cuerpo, que
debería ser el derecho, situación que se repite en la iconografía
prehispánica y para la cual no disponemos hasta ahora de expli-
cación satisfactoria. Por otra parte, el gobierno del corazón se
expresa a través de su correspondencia con el signo ácatl. El víncu-
lo entre lengua y el signo ollin, movimiento, es algo que se man-
tiene constante en las figuras analizadas de los códices Vaticano A,
TudeZa y la lámina 17 del Borgia. No deja de llamar la atención que
en el Códice Fejérváry Maycr el pie derecho se apoye sobre el ollin
y el izquierdo esté asentado sobre cozcacuauhtli, haciendo referen-
cia quizás a la orientación de la sabiduría de Tezcatlipoca a partir
del interior, del vientre de la tierra, ya su extrema movilidad sobre
su superficie.
El signo xóchitl tiene que ver con la mandíbula, tal vez más
precisamente con la lengua y la palabra en las láminas 17, 53 Y 73
del Códice Borgia, en la 75 del Vaticano B y se ubica en la cabeza,
cerca de donde debiera estar la boca, en el Laud; pero, su relación
con los genitales, asentada en la piel de venado del Códice TudeZa,
recuerda la caracterización que transcribe Sahagún del sino de los
nacidos en día U no-Flor, cuya tendencia al placer desordenado les
llevaría a enfermar de la parte baja de la espalda y de los genitales,
incluyéndose entre sus males las hemorroides, enfermedad esta
última también relacionada con los pecados sexuales y los dioses
de la primavera. 30 Mencionemos por último la relación entre ce
miquiztli, día de las festividades de Tezcatlipoca, y el corazón, de-
notando el sacrificio mediante el cuchillo de pedernal, repre-
sentación que aparece en las imágenes de los códices TudeZa,
Fejérváry Maycr y la lámina 17, la que representa precisamente a
este dios, del Borgia.
El abajo y el arriba parecen estar bien delimitados en la piel
de venado de la lámina 53 del Códice Borgia, en la que una espe-
cie de yugo en el que se disponen cinco signos, itzcuintli, atl, tochtli,
mázatl y miquiztli, yendo en un orden de izquierda a derecha, pudiera
representar la superficie terrestre en una imagen en la que no está
el corazón y se observa se da un gran relieve al centro del vientre
con su signo ozomatli. Recordemos que en los días Ce ozomatli

lIO Códice Florentino, libro IV, capítulo 7, ed. cit., p. 24.


EL CUERPO Y LOS SIGNOS CALENDÁRICOS ENTRE LOS NAHUAS 157

descendían las cihuateteo y las enfermedades que empezaban


entonces se consideraban corno sumamente peligrosas, amén de
que se podían torcer los labios o los brazos, tornarse los enfermos
bizcos y hasta volverse locos "echando espuma por la boca".31
¿Corresponde esta figura al imperio del signo solamente? o ¿pu-
diera tratarse de las condiciones imperantes en momentos de
relevancia particular por sus condiciones cósmicas? Su posición,
entre la representación de los cargadores del cielo, asociados con
las deidades de los años, y los periodos de Venus pudiera orientar
en tal sentido.
Otro tipo de asociaciones se puede proponer a partir de la
consideración de los rumbos cardinales. Esto se puede apuntar en
relación con la piel de venado del Códice Tudela, en la cual llama
la atención que todos los signos correspondientes a los rumbos
oriente y poniente estén relacionados con partes del lado izquier-
do del cuerpo, mientras que las del lado derecho tienen que ver
con los rumbos norte y sur. ¿Cuál es la razón de esta disposición
y cómo funcionaba? No lo sabernos, aunque hemos pensado, sin
tener aun mayores evidencias al respecto, que pudiera tratarse de
una representación del curso solar a través del corazón y su coloca-
ción alIado izquierdo del cuerpo y del centro del firmamento. Queda
también por explicar si la relación entre el corazón y el norte tiene
otras implicaciones aparte de la del sacrificio que hemos señalado
líneas atrás.
Por otra parte, la referencia a la izquierda en todas las partes
del cuerpo relacionadas con el este en la lámina 17 del Códice
Borgia y de la derecha, a la que se agregan el centro del vientre,
el ombligo, y los genitales asociados al signo caili, que los convierte
en genitales femeninos, al oeste, concuerda perfectamente con el
camino del sol hacia el poniente y la representación de los persa-
n'!ies caminando con la espalda hacia la izquierda de los pictogramas.
Esta consideración obliga a observar algunas de las imágenes
corno si se desdoblaran a partir de su propio centro. En el caso
de las representaciones dobles, corno las de Quetzalcóatl Ehécatl-
Mictlantecuhtli, pudiera ser relevante, puesto que al ubicar los
glifos calendáricos no sólo se refieren al dios en cuyo cuerpo se
ubican, sino dan a la vez una referencia de izquierda/derecha y de
atrás/adelante, que sería también direccional en el sentido orien-
te/poniente. Por otra parte, la ubicación en una lámina de
Quezalcóatl mirando hacia la derecha y en la otra hacia la izquier-

31 ¡bid., libro IV, capítulo 22, ed. cit., p. 81.


158 VIESCA, ARANDA Y RAMOS

da, pero manteniendo a todos los signos en el mismo lugar, hace


que aquellos que corresponden a dicho dios en un códice estén
en la esfera de Mictlantecuhtli en el otro. Se nos presentan dos
preguntas apremiantes y ambas sin respuesta, ¿pudiera deberse
esto al error de un copista poco avesado? o ¿se tratará tal vez de
señalar, por medio de la representación invertida de los dioses una
dirección que correspondería al inframundo, con Mictlantecuhtli
caminando hacia su derecha, y la otra a la región del arriba?
Es posible que estas preguntas y otras más que seguramente
surgirán en el curso de nuestros trab~os futuros puedan recibir
respuestas, siquiera parciales o aun hipotéticas, en el momento en
que podamos establecer un plano que ubique a las enfermedades
por rumbos cósmicos tanto en el plano horizontal como en el
vertical. Por lo pronto, además de ofrecer una descripción del
repertorio de figuras de códices en las que se relaciona el cuerpo
con los signos calendáricos de los días, podemos concluir que éstas
representan en primer término órganos o partes del cuerpo huma-
no y su vulnerabilidad con respecto a influencias cósmicas, lo que
permite esbozar una anatomía simbólica, por llamarla de alguna
manera, en la que las relaciones expresadas, congruentes con la
cosmovisión náhuatl, abunden en la construcción de un cuerpo
microcósmico. Es evidente, sobre todo en la lámina del Códice
Vaticano A, que muchas de las correspondencias se derivan de la
aplicación de un principio de semejanza, al cual se van sumando
los referentes míticos. La piel de venado del Códice Borgia ofrece
una visión más esquemática pero al igual de reflejo del cosmos en
un cuerpo que matafóricamente es humano, en la cual son repre-
sentados, cuernos/orejas, partes laterales de la cara, boca con su
lengua, manos, pies, ombligo/centro y genitales, no concediendo
ninguna referencia a los órganos internos. Lo mismo pasa en el
Códice ludela, en el cual se establecen planos paralelos al estirar
lateralmente los cuatro miembros y se destacan orejas, ojos, axilas,
flancos, costados, ingles, manos y pies, y en un eje vertical, central,
lengua, corazón, ombligo/vientre y genitales.
Consideramos que las imágenes de deidades deben ser anali-
zadas de una manera integral que excedíi los límites de la presen-
te revisión, ya que se deben sumar a las consideraciones anatómi-
cas y de situación cósmica aquí apenas esbozadas, los análisis de
las características mitológicas y de representación simbólica de la
deidad y de la relación de la lámina con el resto del códice en
cuestión, a fin de tratar de dilucidar qué tanto lo representado por
ellas era transferible al cuerpo humano.

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