Trabajo Recuperación Bimestral Filosofía 11
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EXPLORACIÓN
EL POSITIVISMO
Comte elabora el positivismo no sólo como una teoría (filosofía) sino especialmente como una práctica
(ciencia política). Desde su juventud se orienta hacia la ciencia porque ve en ella la posibilidad de conseguir
la regeneración del hombre, un hombre más culto y perfecto; y a la filoso fía le atribuye la responsabilidad de
concebir y ejecutar el nuevo orden social en correspondencia con el estado actual del saber, porque la teoría
antecede a la práctica y le sirve de guía. Comte define la filosofía como: "doctrina general de los
conocimientos humanos", pero al añadirle el calificativo de "positiva", identifica el conocimiento humano con
los conocimientos aportados por las ciencias, es decir, a partir de hechos observados. La "filosofía positiva"
(positivismo), consiste, pues, en la sistematización enciclopédica del saber positivo o el saber de las ciencias.
Como filosofía es un saber universal que sintetiza todas las ciencias, y como positiva se aplica a cualquier
conocimiento que procede de la observación empírica, para organizar esos datos por la razón.
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El "fenomenalismo", el positivismo quiere superar la diferencia kantiana entre "fenómeno y noúmeno" o
entre "apariencia y esencia". Para el positivismo el "fenómeno o apariencia" es lo real: "lo real es todo y sólo
lo dado en la experiencia".
El "nominalismo", los objetos singulares son los referentes últimos de cualquier conocimiento. Si niega la
"esencia o el número", niega también los "conceptos universales", pues éstos no corresponden a nada real,
son sólo nombres. De esta forma el positivismo es "antimetafisico", pues niega aquellas realidades más
allá de la realidad empírica, la "ciencia única". La aspiración máxima de la filosofía positiva es la unidad
fundamental de la ciencia.
Es el primer estado del espíritu humano, en el que la humanidad busca respuestas a sus interrogantes sobre
la naturaleza de las cosas y atribuye la explicación de sus problemas a "causas o principios sobrenaturales":
dioses. Este estado, según Comte, representa en filosofía la infancia de la humanidad. Se caracteriza por un
predominio de la "imaginación" en el conocimiento, y en lo social se caracteriza por el predominio de lo
militar y de lo religioso. El estado teológico, que según Comte se da hasta finales de la Edad Media, ha
pasado por tres etapas sucesivas:
— Fetichismo: (adora a objetos a los que da un poder sobrenatural).
— Politeísmo: (el objeto de veneración son los dioses).
— Monoteísmo: (el objeto de veneración es un Dios: omnipotente e omnisciente.
Este estado representa un progreso sobre el anterior Las preguntas que hace el hombre sobre la naturaleza
de las cosas, no las explica por medio de agentes sobrenaturales, sino que las explica por medio de
"abstracciones o principios racionales", como esencia, substancia, etc. En este estado la humanidad se
aparta de la imaginación y se apoya en la "razón" o deducciones-racionalizaciones. Según Comte, este
estado se inicia en la Edad Moderna con el racionalismo y pretende imponerse en la humanidad.
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Es el estado definitivo en el que debe perdurar la humanidad. En este estado el hombre no se pregunta por
las causas, las esencias de las cosas, sino el "cómo" se da los fenómenos, es decir, en la descripción de los
fenómenos de la "relación" invariable de sucesión y similitud de ellos. Según esto, el estado positivo no
consiste en saberes abstractos o metafísicos, sino en saberes que dan las ciencias positivas, fundados en
hechos observados y en sus relaciones sucesivas. Comte sitúa este estado en la época actual, es decir, en la
época industrial. En este caso positivo surge el positivismo como "filosofía positiva", que se enfrenta al
idealismo absoluto de Hegel, es decir, contra las concepciones abstractas y metafísicas que nada tienen que
ver con la realidad.
Definición de sociología
La sociología constituye la aportación científica más genuina de Comte, quien dedica un gran esfuerzo a
elaborarla, a la manera de las ciencias positivas ya establecidas, y a señalar su verdadero carácter filosófico.
En el libro cuarto de "Curso de filosofía positiva", Comte define la sociología como: "El estudio positivo del
conjunto de las leyes fundamentales propias de los fenómenos sociales" La sociología se dedica, pues, al
estudio de las estructuras de la sociedad con el objeto de reformarla y buscando su desarrollo: "orden y
progreso". En otras palabras, el objeto de la sociología es establecer las leyes que rigen el orden y el
progreso de la sociedad.
División de la sociología
La nueva ciencia, según Comte, tendrá dos partes lógicamente unidas. Estas partes son: "estática social" (el
orden) y la "dinámica social" (el progreso).
Estática social
Estudia el orden social, la estructura de la sociedad tratando de encontrar las leyes del orden social. Lo
estático se refiere a las condiciones de "equilibrio" de la sociedad. Esta parte es la base de la sociología, pues
estudia las condiciones generales de la existencia del individuo, de la familia y de la sociedad. Todos se
encuentran sometidos a las leyes de la vida orgánica, al orden. La idea de orden se refiere a la unidad
sistemática de la sociedad en una época determinada; este orden le da a la estructura social estabilidad y
firmeza.
— Individuo Es sociable por naturaleza, no por utilidad. Por naturaleza todos los individuos son iguales, la
diferencia es sólo de grados. En el individuo predomina lo instintivo y afectivo sobre lo intelectual.
— Familia Es la base de la vida social. Ha evolucionado desde la poligamia. No igualdad de sexos: la mujer
está dotada de una capacidad secundaria (por la afectividad).
— Sociedad El gobierno debe corresponderse con las tendencias espontáneas de la comuni dad popular.
Debe regirse en ella el principio de cooperación entre las filosofías y la división del trabajo. Espontáneamente
se impondrá el gobierno de los mejores (la estructura social lleva a esto: es inútil la lucha por la
democracia).
Dinámica social
Estudia el progreso social, el desarrollo constante de la comunidad humana. Lo dinámico se refiere a la
movilidad social, a su desarrollo, a su impulso histórico renovador. La dinámica social es la aplicación a la
sociedad de la "ley de los tres estados":
— Teológico: históricamente al estado teológico corresponde el momento social en el que el poder del tirano
organiza la sociedad: es la época de la esclavitud.
— Metafísica: es el momento político de la igualdad de los hombres y de la soberanía popular. Es un período
de revolución.
— Positivo: a este estado corresponde una sociedad organizada pacíficamente a partir de la ciencia positiva.
Es el estado definitivo de la humanidad.
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Estos tres estados se desarrollan "dialécticamente" al modo hegeliano: es una ley necesaria de la sociedad,
aunque el trabajo del hombre ha contribuido a ella. La humanidad se "perfecciona" progresivamente; por lo
tanto se va aumentando la felicidad en el hombre. Este progreso no se puede detener. Cada estado social es
coherente con el momento que vive la civilización; sociedad y civilización avanzan al mismo ritmo: sin esta
coherencia no se podría explicar la historia. Según Comte, la historia no es un retorno circular ni oscilatorio,
sino una línea que, en avance progresivo, se va acercando indefinidamente a una meta sin jamás tocarla.
Esto le permite a Comte introducir ya en el Curso de filosofía positiva, la moral como una parte de la
sociología encargada de estudiar y promover la política de la solidaridad. En el "Discurso sobre el espíritu
positivo", Comte habla ya de la "moral" como una disciplina independiente, como la séptima ciencia
fundamental dentro del saber positivo enciclopédico. Según él, la moral tiene por objeto la revalorización del
sentimiento como fuerza activa de la existencia humana, y tiene como finalidad, armonizar la vida individual
con el resto de los individuos. La moral debe coordinar los actos, sistematizar los sentimientos, dar unidad a
la vida total del individuo en beneficio de los demás con el fin de promover la unidad verdadera y fecunda del
género humano. La "moral positiva" exige al hombre vivir para la "humanidad", para el "Gran Ser", como
conjunto de seres pasados, presentes y futuros que concurren a perfeccionar el orden universal.
Como nuestro desarrollo se debe a la sociedad, para el espíritu positivo no existe el hombre sino la
humanidad. Es incorporándose a la humanidad como cada uno obtiene su intensidad de vida, satisface su
tendencia a eternizarse.
De la moral a la religión
Comte, que había considerado superadas en el estado positivo del saber, las ciencias religiosas propias del
estado teológico y metafísico, se va, sin embargo, acercando progresivamente a ellas al desarrollar su
sistema filosófico. Consciente de su importancia desde el punto de vista individual y social, va admitiendo la
necesidad de constituir una nueva religión que religue de nuevo a los hombres en el futuro. Tras la
sociología y la moral, la religión viene a completar el cuadro de las ciencias fundamentales. La religión,
propia del estado positivo, no es la religión de Dios, superada en todas sus formas históricas, sino la
"Religión de la Humanidad", en la que el individuo se salva y sobrevive en otros. Por eso en su obra Sistema
de política positiva, Comte constituye la religión en el ángulo de reflexión de todo un sistema enciclopédico
del saber porque, dice: "en cuanto que potencia y enlaza las voluntades, es el comienzo y fin de la
humanidad". El hombre es por naturaleza un ser religioso, que vive para los demás, si se ha hecho egoísta se
debe a su debilidad personal y social, a las circunstancias negativas que ha vivido, pero que, por fortuna, son
superables mediante la educación que asegura el progreso teórico y práctico de la sociedad. Todos los actos
de la vida individual y social deben servir y venerar a la humanidad: la felicidad consiste en unirse cada vez
más a ella. El elemento básico de la nueva religión es el "culto a la humanidad" entendida como el conjunto
de hombres que viven y contribuirán al "orden y al progreso de ella".
El ideal de la religión positiva es el "altruismo" y su credo religioso se puede resumir en tres máximas:
— el amor como principio:
— el orden como base:
— el progreso como finalidad
La religión positiva está formada por una Trinidad:
— Gran Ser: la humanidad.
— Gran Fetiche: la tierra.
— Gran Medio: el espacio
De este modo la humanidad debe organizarse como una gran sociocracia. La religión positiva tiene
— una "clase sacerdotal": son los filósofos positivistas, donde él ocupa el lugar supremo:
— una verdadera liturgia sacramental
— una jerarquía
Lo que debe dominar en esta religión es el "amor y el sentimiento" representado sobre todo por la "mujer":
nadie mejor que ella sintetiza las cualidades de los dirigentes positivistas, Comte hizo de Cleotilde de Vaux
el modelo de la gran sacerdotisa de la humanidad.
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VITALISMO
¿En qué consiste?
A mediados del siglo XIX, un conjunto de pensadores va a establecer una filosofía cuyo eje va a ser la
"exaltación de lo vital y de lo afectivo", frente a un excesivo racionalismo propio del idealismo de Hegel o un
excesivo mecanicismo propio del positivismo de Comte. Se trata de las "filosofías de la vida o vitalismo" que
defienden el "irracionalismo y la afirmación de la vida como realidad radical del ser humano" Aparecen estas
filosofías vitalistas en un momento en el que el mundo cultural europeo se halla inmerso en concepciones
mecanicistas y deterministas de la realidad.
b) Una vertiente positiva, el intento de comprensión y explicación de la vida, como el transfondo profundo de
lo que todo surge. Pero para esta explicación, esta develación de la realidad oculta utiliza el método de
genealogía, no la hace a través de una exposición sistemática de sus ideas, sino siguiendo el desarrollo
de unos temas que van surgiendo a lo largo de su obra, entre los que sobresalen: "muerte de Dios", el
"superhombre", la "voluntad de poder" y el "eterno retorno".
Por eso puede seguirse el hilo del proceso de elaboración progresiva de sus ideas de forma tal que cada una de
sus ideas prefigura, en cierto modo, la siguiente, hasta llegar a la que él mismo considera una exposición
completa de su pensamiento. Nietzsche es un gran escritor, lo que facilita y hace especialmente interesante su
lectura. Sin embargo, su estilo aforístico, de frases breves, está lleno de metáforas, en cierto modo de
"máscaras", bajo las que se ocultan ideas cuyo sentido y alcance con frecuencia son difíciles de entender. Su
obra se ha dividido en distintos períodos para explicar el desarrollo de su pensamiento.
a) Contraposición de lo "apolíneo y lo dionisiaco". Considera que la cultura griega había sido conducida por
dos fuerzas estéticas (lo apolíneo y lo dionisiaco) que se combaten mutuamente pero que no pueden existir una
sin la otra.
Estas fuerzas estéticas son:
— "Lo apolíneo", que representa el orden, la luz, la medida, la forma; es promovida por el dios Apolo.
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— "Lo dionisiaco", que representa la vida, la embriaguez, la alegría desbordante de vivir, fuerza que rompe
todas las barreras e ignora todas las limitaciones; es promovida por el dios Dionisio.
¿Cómo se llega a captar la vida? Nietzsche dice que por medio de la "intuición". La "intuición" (entendida como
una especie de adivinación, de mirada que penetra como un rayo en la esencia de las cosas) es el modo de
captación de ese fondo oscuro y profundo que es la vida. La vida escapa a toda comprensión conceptual y sólo
a través del arte se logra su expresión. Para Nietzsche la filosofía es arte, una sabiduría trágica, una mirada que
penetra en la lucha originaria de los principios antagónicos de Dionisio y Apolo, visión de la batalla entre el
fondo vital inferior, que engendra todo y que todo lo devora
Con la racionalidad socrática llega la decadencia de la cultura griega y de la auténtica filosofía y comienza la
época de la razón y del hombre teórico. Con Sócrates, Grecia pierde su seguridad en el "instinto". El
"socratismo" es el fenómeno contrapuesto a lo "dionisiaco", por lo que significa predominio de lo "lógico" de la
racionalidad intelectual incapaz de captar la vida que fluye.
Nietzsche se pregunta, ¿qué sucede con las convenciones del lenguaje si concuerdan las designaciones y las
cosas? El mismo responde que con las palabras no se llega jamás a la verdad Las palabras designan puras
metáforas de las cosas, aún en su designación individual. Se convierten en conceptos cuando adquieren un uso
aplicable a una pluralidad de individuos, cuando dejan de referirse a la experiencia singular. Todo concepto se
forma por equiparación de cosas no iguales abandonando las diferencias individuales, cuando la naturaleza no
conoce formas ni conceptos.
El concepto es, pues, el residuo de una metáfora y éstas a su vez son reflejos del hombre, pues de lo que se
trata en el conocimiento es de hacer comprensible el mundo como cosa humanizada. El hombre crea los
conceptos y luego se olvida (olvido inconsciente) de que es él mismo quien los ha creado. Nietzsche contrapone
este nombre "conceptual", que no puede conocer las cosas como son, al hombre "intuitivo" quien valiéndose de
la intuición y gracias al arte. puede llegar a comprender la vida mejor que el científico Y termina afirmando que,
allí donde el hombre intuitivo predomina, consigue configurar una cultura y establecer el dominio del arte sobre
la vida, mientras el hombre que se guía por el concepto y por abstraciones sólo consigue la desgracia.
• Critica a la filosofía (metafísica) La filosofía tradicional considera el "ser" como algo estático, fijo, inmutable,
abstracto. El "ser", el absoluto, el bien, lo verdadero, etc. desde su dimensión metafísica, son idénticos, y en
consecuencia, no están sujetos al devenir. Nietzsche considera que el "ser metafísico", es absurdo y sólo puede
considerarse como un valor subjetivo y ficticio, que no es posible conocerlo ni demostrarlo. El afirma: "que sólo
el devenir es", es decir, el mundo delimitado por el espacio y por el tiempo, y que puede ser experimentado por
los sentidos. De aquí que admire a Heráclito, del que dice: "el único filósofo que no ha falseado la verdad"
El filósofo que inicia la "racionalidad" y suplanta a los instintos es Sócrates, pues con su ecuación: "razón =
virtud = felicidad", se opone a la vida de los instintos. Pero el filósofo que inicia la metafísica, según él, fue
Platón, que con su "egipticismo" (seducido por los sacerdotes en su viaje a Egipto) introdujo el "moralismo" en
filosofía, algo tan extraño a la esencia griega. Platón fue el iniciador de una interpretación moral del "ser"
(recuérdese que la Idea suprema es para Platón la Idea del Bien) y con ella sustituye la interpretación que del
mundo se hacían los presocráticos, que estaban más cerca de la realidad.
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Considera que a la filosofía tradicional hay que darle la vuelta, pues en vez de partir de conceptos metafísicos,
debe partir del único mundo real que existe, que fluye, que cambia, que deviene y del conocimiento sensible.
También critica los aspectos mecanicistas y positivistas de la ciencia, porque la ciencia no interpreta fielmente la
realidad. Las cosas no se comportan regularmente de acuerdo a una ley, sino que fluyen sin obediencia a algo
impuesto.
• Crítica a la religión
Nietzsche aplica a la religión una crítica similar a la realizada con la filosofía. Rechaza cualquier pretensión de
verdad en ella. En este sentido dice: "Toda religión ha nacido de las angustias y de las necesidades, de la
impotencia que siente el hombre en sí mismo; se ha deslizado en la existencia a través de los errados caminos
de la razón". Concretamente el "cristianismo" ha invertido los valores religiosos de Grecia y Roma, que eran
valores de vida, y los ha suplantado por valores como obediencia, sacrificio y humildad.
En su obra El Anticristo es donde ataca a la religión con más fuerza. El cristianismo es la manifestación más
fuerte que se ha dado en la historia universal del "extravío de los instintos". Es un platonismo para el pueblo.
Subraya el carácter pesimista de la religión cristiana, "El cristianismo es la venida del pesimismo... de los
débiles, de los inferiores, de los tristes y de los oprimidos". Con sus prescripciones tales como la soledad, el
ayuno, y la abstinencia sexual, conlleva no sólo a una enfermedad de la vida (neurosis) sino también a un
predominio de valores vulgares.
• Crítica a la moral
La crítica más profunda de Nietzsche a la cultura occidental es la critica a los valores morales. Las
manifestaciones filosóficas, científicas, y religiosas de una civilización son, en último término, manifestaciones
de un sistema de valores. La preocupación moral, es sin duda, la principal en su filosofía. En su obra: Más allá
del bien y del mal, analiza el origen de la moral entre los griegos y la transformación que los conceptos morales
sufren a partir de Sócrates y de Platón
Los primeros griegos practicaban la "virtud" (equivalente a fuerza, nobleza y poder); a partir de Sócrates la
virtud se convierte en "renuncia" a los placeres, las pasiones, las ambiciones; el único bien que admiten es la
"sabiduría". El "resentimiento", es decir, la "reacción" (típico de los sacerdotes), es el generador de los nuevos
valores del esclavo; ajeno al mundo griego, surge en el judaismo y se instaura en el cristianismo. La moral
tradicional es antinatural y "ha sido distinguida con los máximos honores, quedando supeditada sobre la
humanidad como ley, como imperativo categórico.
Esta moral pretende que el hombre sea bueno, modesto, diligente, bien intencionado y moderado. Pero esto es
su conversión en el esclavo ideal, el esclavo del futuro. La moral tradicional, y más concretamente la moral
cristiana, aboga por un mundo situado en el más allá e identificado con el mundo de las ideas absolutas de
Platón. "Resultado": este mundo no vale nada y debe existir otro mundo verdadero.
Es una constante histórica que el triunfo de: "un ideal moral se logra por los mismos medios inmorales que
cualquier otro triunfo: la violencia, la mentira, la difamación y la injusticia" La práctica de la moral tradicional
provoca una alienación de la personalidad. Se proyecta en el ser perfecto, que es Dios, el ejercicio de lo valioso,
y reduce al hombre en la práctica de lo vulgar.
Nietzsche distingue dos tipos de moral: moral de los señores y moral de los esclavos.
— La "moral de los señores" es una moral activa y creadora, que implanta valores determinados por el que
tiene "voluntad de poder" Es una moral propia de los espíritus elevados, de los que aman la vida. el poder, la
grandeza, el placer. Es propia del "superhombre" En este tipo de moral es despreciado el cobarde, el miedoso,
el mezquino, el utilitarista, el desconfiado, el que se rebaja a sí mismo, el que se deja maltratar, el adulador, el
mentiroso. ...
El que se rige por la "moral de los señores" es el hombre que se siente a sí mismo como determinador de
valores y defiende la autoglorificación. Nietzsche lo llama "aristócrata".
— La "moral de los esclavos" se caracteriza por el instinto de venganza, de resentimiento a toda forma de vida
que sea superior, la mirada del esclavo no ve con buenos ojos las virtudes del poderoso. El escepticismo, la
desconfianza y la no creación de valores, serán sus características. Esta moral pretende nivelar e igualar a
todos los hombres, mediante la comprensión, la paciencia, la diligencia, la humildad, la amabilidad, etc.
Establecida la distinción entre la moral de los señores y la moral de esclavo, Nietzsche va a considerar la
historia de la cultura occidental como un creciente ascenso de los valores plebeyos (moral de esclavos) que
culminará en los movimientos sociales de emancipación que se inician en la Revolución Francesa (movimientos
democráticos, socialismos, anarquismos) concepción que facilitó la utilización política que de su filosofía hizo el
"nacismo".
Pero la crítica más radical de la moral la hizo en su obra: "Genealogía de la moral" en la que adelanta una teoría
de la "génesis" de la conciencia moral en la línea que luego desarrollará Freud. La conciencia moral es un
instinto de crueldad refrenado en su desahogo hacia fuera y que por ello se ha vuelto hacia dentro. La crueldad
forma parte de la esencia del hombre, pero el instinto de crueldad se ha domesticado, se ha reprimido en los
pueblos moralizados, por ello pasa a ser un transfondo oculto de la cultura humana. Para él la interioridad (la
conciencia) es el resultado de la inhibición de los instintos.
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El nihilismo
Podemos resumir las criticas anteriores diciendo que frente a los antiguos valores griegos que expresaron la
vida misma, en la cultura occidental sólo ha quedado lugar para ideas conceptualizadas, alejadas de todo lo que
podemos sentir como vida; nos hemos quedado con palabras vacías de contenido. Esta decadencia de los
valores griegos, de los auténticos valores de la vida, esta pérdida de sentido de la existencia es lo que
Nietzsche llama "nihilismo".
Podemos decir con Hans Küng que el nihilismo es, según Nitzsche, "el convencimiento de la inanidad, la
incoherencia, el sinsentido y el sinvalor, de la realidad". El "nihilismo", por tanto, es la consecuencia propia de la
"ausencia de valores". Por la vía del conocimiento también se puede caer en el "nihilismo", manteniendo como
"verdad" lo que es fuente de la "racionalización". Asi pues, términos como "Dios, más allá, vida verdadera,
salvación, bienaventuranza", son sinónimos de "nada".
Conclusión
Hasta aquí, hemos visto la vertiente "negativa" o crítica de los principales conceptos de la filosofía, religión y la
moral que tradicionalmente han vivido para explicar el mundo de la cultura occidental. Pero esta parte negativa
exige "dialécticamente" una parte "positiva": es negar para afirmar, destruir para crear, aniquilar para producir.
Sólo un cambio de valores, que afirmen la vida, permitirá la superación del "nihilismo", de esta negación de la
vida, que han llevado a cabo los filósofos, la religión y la moral e incluso la ciencia.
La nueva civilización
En esta segunda parte de su obra, Nietzsche va a plantear, a través de temas como: la "muerte de Dios", el
"superhombre", la "voluntad de poder", el "eterno retorno", la superación de este "nihilismo".
La muerte de Dios
Con el término "muerte de Dios" se hace alusión al creciente abandono de la visión religiosa cristiana del mundo
que se venía dando en la cultura europea a partir del Renacimiento y que sigue a través del empirismo inglés,
ilustración y posteriormente lo que se llamó "proceso de secularización de la cultura europea".
Este abandono se fue manifestando en una sustitución progresiva de la idea suprema de Dios como sentido del
mundo, respaldo de la autoridad establecida, garante del orden social, etc., por otras ideas como la "razón,
progreso, religión natural, etc."
Nietzsche pretende apurar las consecuencias de la significación histórica de la muerte de Dios, en relación
sobre todo con el comportamiento del hombre. Dios significa para él una forma determinada de concebir la
realidad (una determinada ontología) y, a la vez, una determinada moral que es hostil a lo que se llama "el
sentido de la tierra". La idea de Dios es para él "el vampiro de la vida"
¿No habéis oído hablar de ese hombre loco, que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la
plaza pública, gritando sin cesar: Busco a Dios, busco a Dios? Como allí había muchos que no creían en Dios,
su grito provocó hilaridad. -Qué ¿se ha perdido Dios?, decía uno. -¿Se ha perdido como un niño pequeño?,
preguntaba otro. -¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?
Así gritaban y reían en confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. ¿Dónde
se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir, les gritó. ¡Nosotros le hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos nosotros
somos sus asesinos!
F. NIETZSCHE: El gay saber. Parágrafo 125. El hombre loco.
La muerte de Dios es para Nietzche el más grande de los últimos acontecimientos. Significa una crítica radical a
la religión, a la moral y a la metafísica, es decir, la destrucción de los valores absolutos. El lugar de Dios lo
ocupará la vida y el "superhombre" será el creador de los nuevos valores. La "muerte de Dios" es el tema
central de la primera parte de "Así habló Zaratustra", que comienza con un discurso de las tres
transformaciones.
Según él, la transformación del hombre en superhombre pasa por tres cambios sucesivos:
a) "El espíritu se convierte en camello": el camello, junto con el asno, es el animal del desierto que transporta
grandes cargas y obedece a su amo sin quejarse. El camello simboliza al hombre que se inclina ante la
omnipotencia de Dios, y ante la ley moral, arrastrando así grandes pesos.
b) "El camello se convierte en león": el hombre-camello cansado por el peso de la carga (valores establecidos)
se revela contra su amo y lo derriba (destruye los valores establecidos). Entonces se convierte el hombre en
león, fiera (critico de sí mismo) que impone a través de la fuerza (voluntad) las condiciones para la producción
de un nuevo hombre (superhombre).
c) "El león se convierte en niño": a medida que va quitando las cargas es capaz de crear, de proyectar nuevos
valores, esencia originaria y auténtica libertad, a la que Nietzsche alude una vez más en la metáfora del "juego".
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El superhombre
A partir de la transformación en niño es cuando empieza a surgir el "superhombre". El niño, inicio del
superhombre, sólo se preocupa de la vida, sin trabas de ninguna naturaleza. Valora la vida corporal, la salud, el
placer, las pasiones, la violencia, la victoria, el éxito. Es fiel a lo terreno, a lo que pisa, es el más acá lo que le
preocupa hasta que lo viva con toda intensidad. A través del niño se manifiesta la vida.
En el prólogo de Así habló Zaratustra presenta la figura del "superhombre", como ser que conoce la muerte de
Dios y que renuncia a los sueños ultramundanos para volverse a la tierra. Zaratustra en su descenso de la
montaña se encuentra primero con un "eremita" que no ha oído hablar de la muerte de Dios. Llega a la ciudad y
en el mercado intenta hablar al público, pero el fracaso es total pues se burlan de él. Comprende entonces que
hablar a todos es no hablar a nadie y, después de enterrar al "volatinero" que se estrella mientras divierte al
público, regresa a la montaña y decide hablar sólo a aquellos que tengan todavía "oídos para oír cosas
inauditas".
El "superhombre" no ha existido aún (lo hemos visto en la predicación de Zaratrustra); se trata de preparar el
mundo para la venida del "superhombre". El superhombre es la meta del hombre y se presenta como una
decisión de los más fuertes, de los más lúcidos, que son los que han de preparar su venida.
— "El espíritu libre": junto a la figura del genio sitúa también al "sabio", al científico, como prefiguras del
superhombre. Al sabio lo identifica con el "espíritu libre" y sus características son la audacia y el afán
experimentador.
Este afán abarca al sujeto, al mundo y a Dios. No respeta nada y es capaz de desenmascarar lo que se oculta
tras el "ideal". El "espíritu libre" lo es, no porque viva de acuerdo con el conocimiento científico, sino porque
utiliza la ciencia como medio para liberarse de las esclavitudes de la existencia: los ideales, la religión, la
metafísica y la moral. Se descubre a sí mismo como el que dicta los valores. Adquiere la posibilidad de
proyectar nuevos valores y de invertir los existentes.
La voluntad de poder
Es la idea básica de la segunda parte de "Así habló Zaratustra". Es en el capítulo titulado "De la superación de
sí mismo" donde define más claramente lo que entiende por "voluntad de poder": "la lucha de la vida que tiene
que superarse a sí misma continuamente, que determina todo lo existente". La vida es la lucha constante y
antagónica de lo existente individual contra todo lo demás.
Dice Hans Küng: "Por todas partes se trasluce aquí claramente el padrinazgo de Darwin: la fuerza (el poder) de
la vida y su evolución; la lucha por la existencia en la que sólo sobreviven los más fuertes, elección y selección
de los más capacitados". La voluntad de poder lleva a Nietzsche hacia el tema del "tiempo", pues toda voluntad
de poder termina al chocar con la inmutabilidad del tiempo ya transcurrido. La voluntad de poder podría referirse
al presente y al futuro, pero no al pasado, y sin embargo, ¿no podría esta voluntad abarcarlo también? Surge
así el tema del tiempo y la idea del "eterno retorno".
El eterno retorno
Se trata del problema de la relación de la voluntad de poder con el tiempo: presente, pasado y futuro. Nietzsche
considera que la idea del "eterno retorno de lo mismo" era su pensamiento más profundo; sin embargo, es uno
de los temas menos elaborados, desde el punto de vista teórico.
Cuando se admitía la idea de Dios se consideraba que de Él manaba el tiempo y a El volvía. Las cosas
perecederas y caducas eran barridas por el tiempo y sólo se escapaba lo espiritual, que retornaba a su
verdadera patria eterna (en Platón, al mundo de las Ideas). Todo aquello que no puede escapar al tiempo debe
desaparecer. Cuando la ilustración rechaza la idea de un Dios providente, que interviene en el mundo, se sigue
admitiendo la diferencia entre lo temporal y lo eterno. Así Hegel considera que la individualidad finita debe pagar
el tributo de su muerte a lo infinito y universal.
Lo que Nietzsche pretende es precisamente recobrar la "eternidad" para lo inmanente, anulando la dicotomía de
los dos mundos y recuperando así el sentido de la tierra. Trata de negar la condición perecedera de lo real. Lo
que realmente es, es el "instante" que se desvanece y esto es lo que hay que amar. Para que pueda haber
creación (y este es el designio de la voluntad de poder) tiene que haber destrucción. Parece ser que la voluntad
de poder es capaz de crear el futuro, el tiempo "hacia adelante". Pero ¿y el tiempo pasado 9 En una concepción
lineal del tiempo, el pasado es irreversible y no puede rectificarse, pero ¿y si la voluntad de poder quisiera ir
hacia atrás? Responde: "Acaso el adelante y el atrás del tiempo sea una ilusión, que la voluntad de poder
puede hacer desaparecer. Quizá todo esté por delante y a la vez todo hubiese ocurrido. Parece que el eterno
sino del morir y volver a existir se repite eternamente para todos.
“No es sabio el que más sabe, sino el que sabe lo más útil” Página 9 de 10
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Según esto, su pensamiento, es que esta vida hay que vivirla infinitas veces con cada dolor y cada alegría. Pero
Nietzsche añade que "la repetición de lo mismo es desesperante para el que no ama la vida, entonces vuelve
sobre la idea del "instante". Es el superhombre el que puede llegar a comprender que ningún "instante" tiene
justificación más allá de sí mismo y que, además, en el "instante feliz" está la justificación del pasado y de lo
futuro. En ese instante se anuda el tiempo. Esto no todos los hombres son capaces de comprenderlo y sobre
todo de aceptarlo; pues se trata de aceptar todo el contenido (tanto lo bueno como lo malo) del mundo una y mil
veces.
Pero llegará el día que el mundo de Zaratustra será entendido y aceptado por todos los hombres, incluido el
más sometido, el más esclavo, pues habrá roto las cadenas y amará la vida e incluso deseará revivirla.
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