Detrás de Un Salmón
Detrás de Un Salmón
Detrás de Un Salmón
nada un tiburón,
lo caza en Alaska
cansados los dos.
Asustado grita:
¡Nooo!, por favor,
mi vida es muy corta
¡Muestra compasión!
Abriendo su boca
lo deja escapar
y corriente arriba
lo ha visto nadar.
Autor: Anónimo
Un grillo cantaba
cri cri muy contento,
mirando a la luna
en el firmamento.
Cri cri le cantaba
'eres la más bella'
y la luna reía
junto a las estrellas.
Cri cri le cantaba
'eres tan hermosa'
y la luna brillaba
creyéndose diosa.
Autor: Anónimo
Huga la tortuga
se perdió una noche,
un día de enero
jugando en el bosque.
Se manchó de barro
cayendo en un charco,
y croó la rana
que estaban en marzo.
Cuando se aseó,
se marchó de allí,
llovió en el camino,
ya estaba en abril.
Apretaba el sol
en el mes de junio,
se bañó en el río
en el mes de julio.
Se puso a la sombra
en el mes de agosto,
y a pesar de todo
se quemó su rostro.
Entrando en septiembre
Huga, la tortuga,
en alfombra de hojas
durmió con orugas.
En el mes de octubre
como el caracol,
se metió muy dentro
del caparazón.
Estaba perdida
aún en noviembre,
cantar villancicos
escuchó en diciembre.
Halló la tortuga
su bosque en enero,
y estuvo perdida
todo un año entero.
Autor: Anónimo
El esqueleto bailón. Poema para aprender los
huesos
Autor: Anónimo
El gallo despertador, de Gloria Fuertes
Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo,
era su traje
de hermoso plumaje.
Kikirikí
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.
Kikirikí
Levántate labrador,
despierta con alegría,
que vienen el día.
Kikirikí
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el “cole”.
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.
Caricia, de Gabriela Mistral
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
Mi lindo mundo de
ensueño
En un lugar lleno de alegría y color,
y la imaginación es inagotable.