Agua

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UNIVERSIDAD VIÑA DEL MAR

ESCUELA DE CIENCIAS
AREA QUÍMICA Y BIOLOGÍA

EL AGUA

La molécula de la vida

El agua es, la sustancia más abundante en los sistemas vivos, constituyendo un 70% o más
del peso de la mayoría de los organismos. Está presente en todos los lugares de la célula,
es el medio de transporte de los nutrientes celulares y el medio de reacción en el que tiene
lugar la inmensa mayoría de las reacciones químicas del metabolismo; es, en definitiva, el
medio en el que se mueven e interactúan las demás biomoléculas.
La abundancia y ubicuidad del agua en la materia viva no deben conducirnos al error de
considerarla como un líquido inerte con la única misión de rellenar espacios vacíos en los
organismos vivos. Muy por el contrario, el agua participa activamente como reactivo en
muchas reacciones químicas celulares y, lo que es más importante, la estructura y
propiedades de muchas biomoléculas y otros componentes celulares dependen de su
interacción con las moléculas de agua que los rodean.

LAS PROPIEDADES DEL AGUA


Propiedades físicas
Es la única sustancia que se puede encontrar en los tres estados de la materia (líquido,
sólido y gaseoso) de forma natural en la Tierra. El Agua en su forma sólida, hielo, es menos
densa que la líquida, por eso el hielo flota.
No tiene color, sabor ni olor. Su punto de congelación 0°C, mientras que el de ebullición es
a 100 °C (a nivel del mar). El agua del planeta está cambiando constantemente de estado
y siempre está en movimiento.
El agua tiene un alto índice específico de calor, es decir que tiene la capacidad de absorber
mucho calor antes de que suba su temperatura. Por este motivo, el agua adquiere un papel
relevante como enfriador en las industrias y ayuda a regular el cambio de temperatura del
aire durante las estaciones del año.
El agua posee una tensión superficial muy alta, lo que significa que es pegajosa y elástica.
Se une en gotas en vez de separarse. Esta cualidad le proporciona al agua la acción capilar,
es decir, que se pueda desplazar por medio de las raíces de las plantas y los vasos
sanguíneos y disolver sustancias.
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Propiedades químicas
La fórmula química del agua es H₂O, un átomo de oxígeno unido a dos de hidrógeno. La
molécula del agua tiene carga eléctrica positiva en un lado y negativa del otro. Debido a que
las cargas eléctricas opuestas se atraen, las moléculas del agua tienden a unirse unas con
otras.
El agua es conocida como el “solvente universal”, ya que disuelve más sustancias que
cualquier otro líquido y contiene valiosos minerales y nutrientes.
El potencial de hidrógeno (pH) es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución. El
agua pura tiene un pH neutro de 7, lo que significa que no es ácida ni básica.
Otras de sus propiedades químicas son:
Reacciona con los óxidos ácidos (compuesto químico binario que resulta de la combinación
de un elemento no metal con el oxígeno).
Reacciona con los óxidos básicos (combinación de un elemento metálico con el oxígeno).
Reacciona con los metales.
Reacciona con los no metales.
Se une en las sales formando hidratos.

Estructura Molecular del Agua: El Puente de Hidrógeno.

Como se puede comprobar en la tabla adjunta, el agua tiene un punto de fusión, punto de
ebullición, calores de fusión y vaporización y tensión superficial más elevados que la
mayoría de los líquidos comunes. Otras sustancias químicamente afines a ella, como el NH3
y el SH2, son gases a temperatura ambiente, mientras que el agua, como es obvio, se
encuentra en estado líquido a esa temperatura. Estas propiedades físicas excepcionales
indican la existencia de poderosas fuerzas intermoleculares que mantienen unidas entre sí
las moléculas de agua adyacentes, ya que, de lo contrario, los cambios de estado de sólido
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a líquido y de líquido a gas no consumirían tanta energía como parecen indicar dichas
propiedades. Analizaremos a continuación la estructura de la molécula de agua, con el fin
de identificar la naturaleza de esas fuerzas intermoleculares responsables de tan elevado
grado de cohesión interna. En la molécula de agua (H2O) cada átomo de hidrógeno
comparte un par electrónico con el de oxígeno para formar un enlace covalente simple. La
geometría de la molécula está determinada por la forma de los orbitales electrónicos más
externos del átomo de oxígeno que son los que participan en los enlaces. Estos orbitales
describen un tetraedro casi regular con los electrones compartidos con el hidrógeno en dos
de sus vértices y los electrones sin compartir en los otros dos (Figura 1). De este modo, los
tres átomos de la molécula forman un ángulo de 104,51, algo menor que los 109,51 de un
tetraedro regular, debido a que la repulsión entre los orbitales no enlazantes del oxígeno
comprime ligeramente a los orbitales enlazantes con el hidrógeno.

Figura 1. Molécula del agua.

Por otra parte, el núcleo del átomo de oxígeno atrae hacia sí con más fuerza los electrones
compartidos que el núcleo del átomo de hidrógeno, es decir, el átomo de oxígeno es más
electronegativo. Por lo tanto, en la molécula de agua el oxígeno y los hidrógenos comparten
los electrones de forma desigual: los electrones están más tiempo cerca del oxígeno que del
hidrógeno, de alguna manera "pertenecen" más al oxígeno que al hidrógeno. Esta forma
desigual de compartir los electrones provoca la aparición de cargas eléctricas parciales en
distintas zonas de la molécula: sobre los átomos de hidrógeno, parcialmente desposeídos de
sus electrones, aparece, por defecto, una carga parcial positiva (δ+); correspondientemente
el exceso de densidad electrónica sobre el átomo de oxígeno , que se traduce en la aparición
sobre el mismo de una carga parcial negativa (δ-) que se encuentra repartida entre sus dos
orbitales no enlazantes (Figura 2). Así, la molécula de agua, aun siendo eléctricamente
neutra (carga neta=0), se convierte en un dipolo eléctrico doble, con una carga parcial
positiva sobre cada átomo de hidrógeno y una carga parcial negativa en cada uno de los
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orbitales no enlazantes del oxígeno. Las cuatro cargas parciales se encuentran en


disposición tetraédrica alrededor del núcleo del oxígeno.

La existencia de cargas eléctricas parciales permite que se establezcan interacciones


electrostáticas entre moléculas de agua vecinas: las cargas parciales de signo contrario
situadas en una y otra molécula se atraen mutuamente. Este tipo particular de interacción
electrostática se conoce con el nombre de puente de hidrógeno (Figura 3). Así, los
puentes de hidrógeno entre moléculas de agua vecinas son las fuerzas
intermoleculares responsables de la elevada cohesión interna del agua y, por lo tanto,
de sus excepcionales propiedades físicas. Los cambios de estado en el agua implican
la ruptura de un cierto número de puentes de hidrógeno; los elevados puntos de fusión y
ebullición, así como los elevados calores de fusión y vaporización, se explican porque es
necesario emplear una cantidad considerable de energía para romper dichos puentes de
hidrógeno.

Cada molécula de agua, con sus cuatro cargas parciales en disposición tetraédrica, puede
unirse mediante puentes de hidrógeno con otras cuatro moléculas vecinas que a su vez se
disponen tetraédricamente alrededor de la molécula central (Figura 3). En el hielo, cada
molécula de agua se encuentra unida de este modo a exactamente cuatro de sus vecinas
configurando una red cristalina regular. Cuando el hielo se funde se rompen algunos
puentes de hidrógeno de manera que a temperatura ambiente cada molécula de agua está
unida a un promedio de 3,4 moléculas adyacentes. Si se compara la rigidez del hielo con la
extrema fluidez del agua líquida, resulta sorprendente esta pequeña diferencia entre ambos
en lo que se refiere al grado de unión entre sus moléculas; si las moléculas del agua líquida
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están tan intensamente unidas por puentes de hidrógen, ésta debería ser mucho más
viscosa. La explicación a este curioso fenómeno reside en la corta vida del puente de
hidrógeno. Dado que la energía implicada en la formación de un puente de hidrógeno es
del mismo orden de magnitud que la energía térmica presente en el agua a temperatura
ambiente, éstos se forman y se rompen con suma facilidad: se ha calculado que la vida
media de un puente de hidrógeno es del orden de 10-9 seg. Esta circunstancia permite a las
moléculas de agua una gran movilidad en un radio corto, ya que cada una puede formar en
muy poco tiempo sucesivos puentes de hidrógeno con muchas de sus vecinas. En la Figura
4 se puede apreciar un modelo espacial compacto de una molécula de agua. Por último, los
puentes de hidrógeno no son exclusivos del agua. Se pueden formar fácilmente entre
cualquier átomo electronegativo y un átomo de hidrógeno unido covalentemente a otro
átomo electronegativo de la misma o de otra molécula. Puesto que en las biomoléculas
abundan los grupos funcionales capaces de formar puentes de hidrógeno, este tipo de
interacción tiene una gran importancia biológica.

Figura 4. Modelo espacial compacto de una molécula de agua.

El Agua como Disolvente.

Entre las excepcionales propiedades físicas del agua, hay una que se destaca por su
importancia biológica, y es la extraordinaria capacidad que presenta para disolver una
amplia gama de sustancias. Otras propiedades son aprovechadas por algunos seres vivos
en los que el agua desempeña funciones específicas, sin embargo, dado que la gran
mayoría de las biomoléculas se encuentran en las células en disolución acuosa, las
propiedades disolventes del agua son de importancia capital para todas las formas de vida.
Al igual que las demás propiedades físicas, la capacidad disolvente del agua está basada
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en su naturaleza dipolar, que le permite establecer interacciones electrostáticas con


determinados tipos de solutos. Podemos considerar tres tipos de sustancias y su solubilidad
en agua: sustancias hidrofílicas, sustancias hidrofóbicas, y sustancias anfipáticas.

a) Sustancias hidrofílicas. Son netamente solubles en agua. Entre ellas podemos


diferenciar las sustancias iónicas, que poseen carga eléctrica neta, y las sustancias polares,
que presentan en su molécula cargas parciales. Muchas biomoléculas son sustancias
iónicas, como las sales minerales y las biomoléculas orgánicas poseedoras de grupos
funcionales ionizados al pH de la célula (por ejemplo, los aminoácidos). Otras muchas son
sustancias polares, como las biomoléculas orgánicas con grupos funcionales capaces de
formar puentes de hidrógeno (por ejemplo, los azúcares).

b) Sustancias hidrofóbicas. Son totalmente insolubles en agua. Se caracterizan por


no poseer cargas eléctricas netas ni parciales, es decir, son totalmente apolares. Este
carácter apolar les impide establecer interacciones energéticamente favorables con las
moléculas de agua, es más, interfieren con los puentes de hidrógeno entre ellas, por lo que,
cuando se encuentran en medio acuoso, tienden a agregarse y precipitar. De este modo
ofrecen al agua la mínima superficie de contacto posible, y así se minimizan también las
interferencias que ejercen sobre los puentes de hidrógeno entre sus moléculas. Algunas
biomoléculas como las grasas neutras y las ceras son de naturaleza hidrofóbica; también
lo son los gases biológicamente importantes, como el O2, el CO2 y el N2, que son muy poco
solubles en agua.

c) Sustancias anfipáticas. - Son sustancias que presentan en su molécula una parte


polar (o cargada) y otra no polar. Cuando estas sustancias se mezclan con el agua las dos
zonas de su molécula experimentan tendencias contrapuestas: las zonas polares tienden a
establecer interacciones electrostáticas con las moléculas de agua, mientras que las zonas
no polares tienden a agregarse para ofrecer la mínima superficie de contacto con ella. El
resultado de estas dos tendencias contrapuestas es que las moléculas anfipáticas se
asocian para constituir unas estructuras estables denominadas micelas (Figura 5) en las
que las zonas polares se disponen hacia el exterior, en contacto con el agua, mientras que
las zonas no polares lo hacen hacia el interior, aisladas del contacto con el agua y unidas
entre sí por unas atracciones débiles llamadas interacciones hidrofóbicas. En
determinadas condiciones las sustancias anfipáticas en el seno del agua pueden dar lugar
a bicapas cerradas sobre sí mismas que constituyen la base estructural de las membranas
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celulares. Algunas biomoléculas importantes son sustancias anfipáticas; entre ellas se


encuentran los ácidos grasos, las proteínas globulares y una amplia categoría de lípidos
llamados lípidos de membrana.

Figura 5. Se observa una micela con sus cabezas hidrófila y colas hidrófobas.

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