Ondas Electromagnéticas
Ondas Electromagnéticas
Ondas Electromagnéticas
Una onda es una perturbación que avanza o que se propaga en un medio material o incluso
en el vacío.
Una onda es una perturbación que avanza o que se propaga en un medio material o incluso
en el vacío. A pesar de la naturaleza diversa de las perturbaciones que pueden originarlas,
todas las ondas tienen un comportamiento semejante. El sonido es un tipo de onda que se
propaga únicamente en presencia de un medio que haga de soporte de la perturbación. Los
conceptos generales sobre ondas sirven para describir el sonido, pero, inversamente, los
fenómenos sonoros permiten comprender mejor algunas de las características del
comportamiento ondulatorio.
Los jugadores de dominó, como distracción complementaria, colocan las fichas del juego en
posición vertical, una al lado de otra, a una distancia inferior a la longitud de las fichas,
formando una hilera. Cuando se le da un impulso a la ficha situada en uno de los extremos,
se inicia una acción en cadena; cada ficha transmite a su vecina el impulso recibido, el cual
se propaga desde un extremo a otro a lo largo de toda la hilera. En términos físicos, podría
decirse que una onda se ha propagado a través de las fichas de dominó. La idea de onda
corresponde en la física a la de una perturbación local de cualquier naturaleza que avanza o
se propaga a través de un medio material o incluso en el vacío.
Algunas clases de ondas precisan para propagarse de la existencia de un medio material que,
al igual que las fichas de dominó, haga el papel de soporte de la perturbación; se denominan
genéricamente ondas mecánicas. El sonido, las ondas que se forman en la superficie del
agua, las ondas en muelles o en cuerdas, son algunos ejemplos de ondas mecánicas y
corresponden a compresiones, deformaciones y, en general, a perturbaciones del medio que
se propagan a través de este. Sin embargo, existen ondas que pueden propasarse aún en
ausencia de medio material, es decir, en el vacío. Son las ondas o campos electromagnéticos
viajeros; a esta segunda categoría pertenecen las ondas luminosas.
Movimiento ondulatorio:
Proceso por el que se propaga energía de un lugar a otro sin transferencia de materia,
mediante ondas mecánicas o electromagnéticas. En cualquier punto de la trayectoria de
propagación se produce un desplazamiento periódico, u oscilación, alrededor de una posición
de equilibrio. Puede ser una oscilación de moléculas de aire, como en el caso del sonido que
viaja por la atmósfera, de moléculas de agua (como en las olas que se forman en la superficie
del mar) o de porciones de una cuerda o un resorte. En todos estos casos, las partículas
oscilan en torno a su posición de equilibrio y sólo la energía avanza de forma continua. Estas
ondas se denominan mecánicas porque la energía se transmite a través de un medio material,
sin ningún movimiento global del propio medio. Las únicas ondas que no requieren un medio
material para su propagación son las ondas electromagnéticas; en ese caso, las oscilaciones
corresponden a variaciones en la intensidad de campos magnéticos y eléctricos.
Las ondas son una perturbación periódica del medio en que se mueven. En las ondas
longitudinales, el medio se desplaza en la dirección de propagación. Por ejemplo, el aire se
comprime y expande en la misma dirección en que avanza el sonido. En las ondas
transversales, el medio se desplaza en ángulo recto a la dirección de propagación. Por
ejemplo, las ondas en un estanque avanzan horizontalmente, pero el agua se desplaza
verticalmente. Los terremotos generan ondas de los dos tipos, que avanzan a distintas
velocidades y con distintas trayectorias. Estas diferencias permiten determinar el epicentro
del sismo. Las partículas atómicas y la luz pueden describirse mediante ondas de
probabilidad, que en ciertos aspectos se comportan como las ondas de un estanque.
Oscilación:
En física, química e ingeniería, movimiento repetido de un lado a otro en torno a una posición
central, o posición de equilibrio. El recorrido consiste en ir desde una posición extrema a la
otra y volver a la primera, pasando dos veces por la posición central; se denomina ciclo. El
número de ciclos por segundo, o hercios (Hz), se conoce como frecuencia de la oscilación.
Cuando se pone en movimiento un péndulo o se puntea la cuerda de una guitarra, el péndulo
y la cuerda acaban deteniéndose si no actúan sobre ellos otras fuerzas. La fuerza que hace
que dejen de oscilar se denomina amortiguadora. Con frecuencia, estas fuerzas son fuerzas
de rozamiento, pero en un sistema oscilante pueden existir otras fuerzas amortiguadoras,
por ejemplo, eléctricas o magnéticas.
Frecuencia natural:
Cualquier objeto oscilante tiene una ‘frecuencia natural’, que es la frecuencia con la que
tiende a vibrar si no se le perturba. Por ejemplo, la frecuencia natural de un péndulo de 1 m
de longitud es de 0,5 Hz, lo que significa que el péndulo va y vuelve una vez cada 2 segundos.
Si se le da un ligero impulso al péndulo cada 2 segundos, la amplitud de la oscilación aumenta
gradualmente hasta hacerse muy grande. El fenómeno por el que una fuerza relativamente
pequeña aplicada de forma repetida hace que la amplitud de un sistema oscilante se haga
muy grande se denomina resonancia. Muchos problemas graves de vibración en ingeniería
son debidos a la resonancia. Por ejemplo, si la frecuencia natural de la carrocería de un
automóvil es la misma que el ritmo del motor cuando gira a una velocidad determinada, la
carrocería puede empezar a vibrar o a dar fuertes sacudidas. Esta vibración puede evitarse
al montar el motor sobre un material amortiguador, por ejemplo, hule o goma, para aislarlo
de la carrocería.
Flameo:
Sonido:
fenómeno físico que estimula el sentido del oído. En los seres humanos, esto ocurre siempre
que una vibración con frecuencia comprendida entre unos 15 y 20.000 hercios llega al oído
interno. El hercio (Hz) es una unidad de frecuencia que corresponde a un ciclo por segundo.
Estas vibraciones llegan al oído interno transmitidas a través del aire, y a veces se restringe
el término ‘sonido’ a la transmisión en este medio. Sin embargo, en la física moderna se suele
extender el término a vibraciones similares en medios líquidos o sólidos. Los sonidos con
frecuencias superiores a unos 20.000 Hz se denominan ultrasonidos.
Características físicas:
Cualquier sonido sencillo, como una nota musical, puede describirse en su totalidad
especificando tres características de su percepción: el tono, la intensidad y el timbre. Estas
características corresponden exactamente a tres características físicas: la frecuencia, la
amplitud y la composición armónica o forma de onda. El ruido es un sonido complejo, una
mezcla de diferentes frecuencias o notas sin relación armónica.
Las ondas sonoras constituyen un tipo de ondas mecánicas que tienen la virtud de estimular
el oído humano y generar la sensación sonora. En el estudio del sonido se deben distinguir
los aspectos físicos de los aspectos fisiológicos relacionados con la audición. Desde un punto
de vista físico, el sonido comparte todas las propiedades características del comportamiento
ondulatorio, por lo que puede ser descrito utilizando los conceptos sobre ondas. A su vez, el
estudio del sonido sirve para mejorar la comprensión de algunos fenómenos típicos de las
ondas. Desde un punto de vista fisiológico, sólo existe sonido cuando un oído es capaz de
percibirlo.
El sonido y su propagación
Las ondas que se propagan a lo largo de un muelle como consecuencia de una compresión
longitudinal del mismo constituyen un modelo de ondas mecánicas que se asemeja bastante
a la forma en la que el sonido se genera y se propaga. Las ondas sonoras se producen
también como consecuencia de una compresión del medio a lo largo de la dirección de
propagación. Son, por tanto, ondas longitudinales. Si un globo se conecta a un pistón capaz
de realizar un movimiento alternativo mediante el cual inyecta aire al globo y lo toma de
nuevo, aquel sufrirá una secuencia de operaciones de inflado y desinflado, con lo cual la
presión del aire contenido dentro del globo aumentará y disminuirá sucesivamente. Esta serie
de compresiones y encarecimientos alternativos llevan consigo una aportación de energía, a
intervalos, del foco al medio y generan ondas sonoras. La campana de un timbre vibra al ser
golpeada por su correspondiente martillo, lo que da lugar a compresiones sucesivas del medio
que la rodea, las cuales se propagan en forma de ondas. Un diapasón, la cuerda de una
guitarra o la de un violín producen sonido según un mecanismo análogo.
No todas las ondas sonoras pueden ser percibidas por el oído humano, el cual es sensible
únicamente a aquellas cuya frecuencia está comprendida entre los 20 y los 20 000 Hz. En el
aire dichos valores extremos corresponden a longitudes de onda que van desde 16 metros
hasta 1,6 centímetros respectivamente. En general se trata de ondas de pequeña amplitud.
Cuando una onda sonora de tales características alcanza la membrana sensible del tímpano,
produce en él vibraciones que son transmitidas por la cadena de huesillos hasta la base de
otra membrana situada en la llamada ventana oval, ventana localizada en la cóclea o caracol.
El hecho de que la ventana oval sea de 20 a 30 veces más pequeña que el tímpano da lugar
a una amplificación que llega a aumentar entre 40 y 90 veces la presión de la onda que
alcanza al tímpano. Esta onda de presión se propaga dentro del caracol a través de un líquido
viscoso hasta alcanzar otra membrana conectada a un sistema de fibras fijas por sus
extremos a modo de cuerdas de arpa, cuyas deformaciones elásticas estimulan las
terminaciones de los nervios auditivos. Las señales de naturaleza eléctrica generadas de este
modo son enviadas al cerebro y se convierten en sensación sonora. Mediante este proceso
el sonido físico es convertido en sonido fisiológico.
Tipos de olas:
Las ondas se clasifican según la dirección de los desplazamientos de las partículas en relación
con la dirección del movimiento de la propia onda. Si la vibración es paralela a la dirección
de propagación de la onda, la onda se denomina longitudinal. Una onda longitudinal siempre
es mecánica y se debe a las sucesivas compresiones (estados de máxima densidad y presión)
y enrarecimientos (estados de mínima densidad y presión) del medio. Las ondas sonoras son
un ejemplo típico de esta forma de movimiento ondulatorio. Otro tipo de onda es la onda
transversal, en la que las vibraciones son perpendiculares a la dirección de propagación de
la onda. Las ondas transversales pueden ser mecánicas, como las ondas que se propagan a
lo largo de una cuerda tensa cuando se produce una perturbación en uno de sus extremos,
o electromagnéticas, como la luz, los rayos X o las ondas de radio. En esos casos, las
direcciones de los campos eléctrico y magnético son perpendiculares a la dirección de
propagación. Algunos movimientos ondulatorios mecánicos, como las olas superficiales de
los líquidos, son combinaciones de movimientos longitudinales y transversales, con lo que las
partículas de líquido se mueven de forma circular.
En una onda transversal, la longitud de onda es la distancia entre dos crestas o valles
sucesivos. En una onda longitudinal, corresponde a la distancia entre dos compresiones o
entre dos enrarecimientos sucesivos. La frecuencia de una onda es el número de vibraciones
por segundo. La velocidad de propagación de la onda es igual a su longitud de onda
multiplicada por su frecuencia. En el caso de una onda mecánica, su amplitud es el máximo
desplazamiento de las partículas que vibran. En una onda electromagnética, su amplitud es
la intensidad máxima del campo eléctrico o del campo magnético.
Monodimensionales: Son aquellas que, como las ondas en los muelles o en las cuerdas,
se propagan a lo largo de una sola dirección del espacio.
Bidimensionales: Se propagan en cualquiera de las direcciones de un plano de una
superficie. Se denominan también ondas superficiales y a este grupo pertenecen las ondas
que se producen en la superficie de un lago cuando se deja caer una piedra sobre él.
Una observación más directa de las ondas gravitacionales proporcionaría una confirmación
más profunda y detallada de la relatividad, y también abriría un nuevo campo en astronomía
al proporcionar nueva información sobre el colapso de las estrellas, la interacción de los
agujeros negros y la velocidad de expansión del Universo. Sin embargo, la detección de estas
ondas es uno de los mayores retos de la actual física experimental. La detección se basa en
observar tensiones en el espacio, cambios extremadamente pequeños en la distancia entre
objetos materiales provocados por las ondas.
En la mayoría de las situaciones, estos movimientos son mayores cuando las distancias
totales también son mayores. El análisis teórico sugiere que los detectores tendrían que ser
sensibles a tensiones del orden de 10–21 a 10–22. Esta relación equivale a un cambio de
aproximadamente el diámetro de un átomo, o menos, en la distancia de la Tierra al Sol. Esta
variación puede producirse en una escala temporal que va de milisegundos a horas, según
el tipo de fuente que se quiera detectar. El diseño de cualquier detector depende de la escala
temporal de las señales que debe buscar. Se están desarrollando varios experimentos para
la detección de ondas gravitacionales. Algunos se basan en observar las oscilaciones
inducidas por las ondas gravitacionales en barras de aluminio de varias toneladas de peso y
enfriadas a temperaturas por debajo de 1 kelvin. El primero en emplear esta técnica, a finales
de la década de 1960, fue Joseph Weber, de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Sin embargo, las técnicas más prometedoras para fabricar detectores muy sensibles
consisten en colgar masas de unas decenas de kilos en péndulos situados a varios kilómetros
de distancia sobre la superficie terrestre y emplear interferómetros láser para medir sus
movimientos, o realizar medidas entre satélites artificiales libres de rozamiento separados
por varios millones de kilómetros, en órbitas suficientemente altas para no estar sometidos
a los efectos de la atmósfera terrestre. En estos casos, los dos objetos de referencia se
colocan formando dos trayectorias en ángulo y se miden los cambios en la longitud relativa
de ambas trayectorias o brazos.
En Estados Unidos se están construyendo dos sistemas de detectores, cada uno con brazos
de 4 Km. de longitud, como parte del proyecto LIGO; el primero está en el estado de
Washington, y el segundo en Luisiana. En Europa, el interferómetro italofrancés VIRGO, con
brazos de 3 Km. de longitud, se está construyendo cerca de Pisa, en el norte de Italia.
Científicos alemanes y británicos están colaborando en la construcción del GEO 600, un
interferómetro más corto con brazos de 600 m y diseño tecnológico avanzado situado cerca
de Hannover, en el noroeste de Alemania. En Japón se está construyendo un detector con
brazos algo más cortos. Se prevé que estos detectores sean operativos hacia finales de siglo,
y que las observaciones realizadas en colaboración permitan la primera detección directa de
ondas gravitacionales. También se están desarrollando planes para realizar detectores con
líneas de referencia de gran longitud.
Luz:
Forma de radiación electromagnética similar al calor radiante, las ondas de radio o los rayos
X. La luz corresponde a oscilaciones extremadamente rápidas de un campo electromagnético,
en un rango determinado de frecuencias que pueden ser detectadas por el ojo humano. Las
diferentes sensaciones de color corresponden a luz que vibra con distintas frecuencias, que
van desde aproximadamente 4 × 1014 vibraciones por segundo en la luz roja hasta
aproximadamente 7,5 × 1014 vibraciones por segundo en la luz violeta.
El espectro de la luz visible suele definirse por su longitud de onda, que es más pequeña en
el violeta (unas 40 millonésimas de centímetro) y máxima en el rojo (75 millonésimas de
centímetro). Las frecuencias mayores, que corresponden a longitudes de onda más cortas,
incluyen la radiación ultravioleta, y las frecuencias aún más elevadas están asociadas con los
rayos X. Las frecuencias menores, con longitudes de onda más altas, se denominan rayos
infrarrojos, y las frecuencias todavía más bajas son características de las ondas de radio. La
mayoría de la luz procede de electrones que vibran a esas frecuencias al ser calentados a
una temperatura elevada. Cuanto mayor es la temperatura, mayor es la frecuencia de
vibración y más azul es la luz producida.
Naturaleza de la luz:
La luz es emitida por sus fuentes en línea recta, y se difunde en una superficie cada vez
mayor a medida que avanza; la luz por unidad de área disminuye según el cuadrado de la
distancia. Cuando la luz incide sobre un objeto, es absorbida o reflejada; la luz reflejada por
una superficie rugosa se difunde en todas direcciones. Algunas frecuencias se reflejan más
que otras, y esto da a los objetos su color característico. Las superficies blancas difunden por
igual todas las longitudes de onda, y las superficies negras absorben casi toda la luz. Por otra
parte, para que la reflexión forme imágenes es necesaria una superficie muy pulida, como la
de un espejo.
Velocidad:
La luz tiene un efecto importante en muchos compuestos químicos. Las plantas, por ejemplo,
emplean la luz solar para llevar a cabo la fotosíntesis, y la exposición a la luz de determinados
compuestos de plata hace que se oscurezcan en presencia de otros compuestos químicos,
característica empleada en la fotografía.
Rayos X:
Radiación electromagnética penetrante, con una longitud de onda menor que la luz visible,
producida bombardeando un blanco, generalmente de volframio, con electrones de alta
velocidad. Los rayos X fueron descubiertos de forma accidental en 1895 por el físico alemán
Wilhelm Conrad Roentgen mientras estudiaba los rayos catódicos en un tubo de descarga
gaseosa de alto voltaje. A pesar de que el tubo estaba dentro de una caja de cartón negro,
Roentgen vio que una pantalla de platino cianuro de bario, que casualmente estaba cerca,
emitía luz fluorescente siempre que funcionaba el tubo. Tras realizar experimentos
adicionales, determinó que la fluorescencia se debía a una radiación invisible más penetrante
que la radiación ultravioleta (véase Luminiscencia). Roentgen llamó a los rayos invisibles
“rayos X” por su naturaleza desconocida. Posteriormente, los rayos X fueron también
denominados rayos Roentgen en su honor.
Los rayos X formados por una mezcla de muchas longitudes de onda diferentes se conocen
como rayos X ‘blancos’, para diferenciarlos de los rayos X monocromáticos, que tienen una
única longitud de onda. Tanto la luz visible como los rayos X se producen a raíz de las
transiciones de los electrones atómicos de una órbita a otra. La luz visible corresponde a
transiciones de electrones externos y los rayos X a transiciones de electrones internos. En el
caso de la radiación de frenado o bremsstrahlung (ver más adelante), los rayos X se producen
por el frenado o deflección de electrones libres que atraviesan un campo eléctrico intenso.
Los rayos gamma, cuyos efectos son similares a los de los rayos X, se producen por
transiciones de energía en el interior de núcleos excitados.
Radio:
El nombre del pionero alemán de la radio Heinrich Hertz ha servido para bautizar al ciclo por
segundo (hertz, hercio o hertzio, Hz). Un kilohercio (Khz.) es 1.000 ciclos por segundo, 1
megahercio (MHz) es 1 millón de ciclos por segundo y 1 gigahercio (GHz) es 1 billón de ciclos
por segundo. Las ondas de radio van desde algunos kilohercios a varios gigahercios. Las
ondas de luz visible son mucho más cortas. En el vacío, toda radiación electromagnética se
desplaza en forma de ondas a una velocidad uniforme de 300.000 kilómetros por segundo.
Las ondas electromagnéticas dentro de una atmósfera uniforme se desplazan en línea recta,
y como la superficie terrestre es prácticamente esférica, la comunicación radiofónica a larga
distancia es posible gracias a la reflexión de las ondas de radio en la ionosfera. Las ondas
radiofónicas de longitud inferior a unos 10 m, que reciben los nombres de frecuencias muy
altas, ultraelevada y superelevada (VHF, UHF y SHF), no se reflejan en la ionosfera; así, en
la práctica, estas ondas muy cortas sólo se captan a distancia visual. Las longitudes de onda
inferiores a unos pocos centímetros son absorbidas por las gotas de agua o por las nubes;
las inferiores a 1,5 cm pueden quedar absorbidas por el vapor de agua existente en la
atmósfera limpia.
Frecuencia:
Término empleado en física para indicar el número de veces que se repite en un segundo
cualquier fenómeno periódico. La frecuencia es muy importante en muchas áreas de la física,
como la mecánica o el estudio de las ondas de sonido.
Las frecuencias de los objetos oscilantes abarcan una amplísima gama de valores. Los
temblores de los terremotos pueden tener una frecuencia inferior a 1, mientras que las
veloces oscilaciones electromagnéticas de los rayos gamma pueden tener frecuencias de
1020 o más. En casi todas las formas de vibración mecánica existe una relación entre la
frecuencia y las dimensiones físicas del objeto que vibra. Por ejemplo, el tiempo que necesita
un péndulo para realizar una oscilación completa depende en parte de la longitud del
péndulo; la frecuencia de vibración de la cuerda de un instrumento musical está determinada
en parte por la longitud de la cuerda. En general, cuanto más corto es el objeto, mayor es la
frecuencia de vibración.
En todas las clases de movimiento ondulatorio, la frecuencia de la onda suele darse indicando
el número de crestas de onda que pasan por un punto determinado cada segundo. La
velocidad de la onda y su frecuencia y longitud de onda están relacionadas entre sí. La
longitud de onda (la distancia entre dos crestas consecutivas) es inversamente proporcional
a la frecuencia y directamente proporcional a la velocidad. En términos matemáticos, esta
relación se expresa por la ecuación v = l f, donde v es la velocidad, f es la frecuencia y l (la
letra griega lambda) es la longitud de onda. A partir de esta ecuación puede hallarse
cualquiera de las tres cantidades si se conocen las otras dos.
La frecuencia se expresa en hercios (Hz); una frecuencia de 1 Hz significa que existe un ciclo
u oscilación por segundo. La unidad se llama así en honor del físico alemán Heinrich Rudolf
Hertz, el primero en demostrar la naturaleza de la propagación de las ondas
electromagnéticas. Las unidades como kilohercios (Khz.)—miles de ciclos por segundo—,
megahercios (MHz)—millones de ciclos por segundo—y gigahercios (GHz)—miles de millones
de ciclos por segundo—se usan para describir fenómenos de alta frecuencia como las ondas
de radio. Estas ondas y otros tipos de radiación electromagnética pueden caracterizarse por
sus longitudes de onda o por sus frecuencias. Las ondas electromagnéticas de frecuencias
extremadamente elevadas, como la luz o los rayos X, suelen describirse mediante sus
longitudes de onda, que frecuentemente se expresan en nanómetros (un nanómetro,
abreviado nm, es una milmillonésima de metro).
Una onda electromagnética con una longitud de onda de 1 nm tiene una frecuencia de
aproximadamente 300 millones de GHz.
Modulación de radio:
Las ondas de frecuencia de audio hay que mezclarlas con ondas portadoras para poder ser
emitidas por la radio. Es necesario modificar la frecuencia (ritmo de oscilación) o la amplitud
(altura) mediante un proceso denominado modulación. Estos dos procesos explican la
existencia de los dos tipos de estaciones AM o FM en la radio. Las señales son totalmente
diferentes, por lo que no pueden recibirse simultáneamente.
La ecuación de onda:
Y = A · sen peso
Y = A · sen (2pft)
Donde la elongación se representa, en este caso, por la letra Y, pues en ondas transversales,
como sucede en las cuerdas, equivale a una altura.
Dado que la perturbación avanza a una velocidad v, al recorrer una distancia r eso significa
que el estado de perturbación de cualquier punto P situado a una distancia r del foco O
coincidirá con el que tenía el foco t’ segundos antes. Se trata de un tiempo de retardo que
indica en cuánto se ha retrasado la perturbación al llegar a P respecto del foco.
Dado que t y r hacen referencia a instantes y distancias genéricos respecto del foco O, la
anterior ecuación describe el estado de perturbación del medio, medido por la altura Y en
cualquier punto y en cualquier instante, lo que constituye una buena descripción matemática
de una onda armónica.
La ecuación de onda recibe también el nombre de función de onda y puede referirse a una
perturbación genérica que no consista precisamente en una altura, si se sustituye por la letra
griega Y que designa la magnitud de la perturbación. En tal caso, la función de onda toma
la forma en donde Y puede representar la alteración, con el tiempo, de propiedades físicas
tan diversas como una densidad, una presión, un campo eléctrico o un campo magnético,
por ejemplo, y su propagación por el espacio.
Cuando dos ondas de igual amplitud, longitud de onda y velocidad avanzan en sentido
opuesto a través de un medio se forman ondas estacionarias. Por ejemplo, si se ata a una
pared el extremo de una cuerda y se agita el otro extremo hacia arriba y hacia abajo, las
ondas se reflejan en la pared y vuelven en sentido inverso.
En los puntos en los que una cresta de la onda incidente coincide con un valle de la reflejada,
no existe movimiento; estos puntos se denominan nodos. A mitad de camino entre dos nodos,
las dos ondas están en fase, es decir, las crestas coinciden con crestas y los valles con valles;
en esos puntos, la amplitud de la onda resultante es dos veces mayor que la de la onda
incidente; por tanto, la cuerda queda dividida por los nodos en secciones de una longitud de
onda. Entre los nodos (que no avanzan a través de la cuerda), la cuerda vibra
transversalmente.
Las ondas estacionarias aparecen también en las cuerdas de los instrumentos musicales. Por
ejemplo, una cuerda de violín vibra como un todo (con nodos en los extremos), por mitades
(con un nodo adicional en el centro), por tercios… Todas estas vibraciones se producen de
forma simultánea; la vibración de la cuerda como un todo produce el tono fundamental y las
restantes vibraciones generan los diferentes armónicos. En mecánica cuántica, la estructura
del átomo se explica por analogía con un sistema de ondas estacionarias. Gran parte de los
avances de la física moderna se basan en elaboraciones de la teoría de las ondas y el
movimiento ondulatorio.
Interferencia:
Efecto que se produce cuando dos o más ondas se solapan o entrecruzan. Cuando las ondas
interfieren entre sí, la amplitud (intensidad o tamaño) de la onda resultante depende de las
frecuencias, fases relativas (posiciones relativas de crestas y valles) y amplitudes de las ondas
iniciales; Por ejemplo, la interferencia constructiva se produce en los puntos en que dos
ondas de la misma frecuencia que se solapan o entrecruzan están en fase; es decir, cuando
las crestas y los valles de ambas ondas coinciden.
En ese caso, las dos ondas se refuerzan mutuamente y forman una onda cuya amplitud es
igual a la suma de las amplitudes individuales de las ondas originales. La interferencia
destructiva se produce cuando dos ondas de la misma frecuencia están completamente
desfasadas una respecto a la otra; es decir, cuando la cresta de una onda coincide con el
valle de otra. En este caso, las dos ondas se cancelan mutuamente. Cuando las ondas que
se cruzan o solapan tienen frecuencias diferentes o no están exactamente en fase ni
desfasadas, el esquema de interferencia puede ser más complejo.
La luz visible está formada por ondas electromagnéticas que pueden interferir entre sí. La
interferencia de ondas de luz causa, por ejemplo, las irisaciones que se ven a veces en las
burbujas de jabón. La luz blanca está compuesta por ondas de luz de distintas longitudes de
onda. Las ondas de luz reflejadas en la superficie interior de la burbuja
interfieren con las ondas de esa misma longitud reflejadas en la superficie exterior. En
algunas de las longitudes de onda, la interferencia es constructiva, y en otras destructiva.
Como las distintas longitudes de onda de la luz corresponden a diferentes colores, la luz
reflejada por la burbuja de jabón aparece coloreada. El fenómeno de la interferencia entre
ondas de luz visible se utiliza en holografía e interferometría (véase Holograma;
Interferómetro).
La interferencia puede producirse con toda clase de ondas, no sólo ondas de luz. Las ondas
de radio interfieren entre sí cuando rebotan en los edificios de las ciudades, con lo que la
señal se distorsiona. Cuando se construye una sala de conciertos hay que tener en cuenta la
interferencia entre ondas de sonido, para que una interferencia destructiva no haga que en
algunas zonas de la sala no puedan oírse los sonidos emitidos desde el escenario. Arrojando
objetos al agua estancada se puede observar la interferencia de ondas de agua, que es
constructiva en algunos puntos y destructiva en otros.
La difracción:
Las ondas son capaces de traspasar orificios y bordear obstáculos interpuestos en su camino.
Esta propiedad característica del comportamiento ondulatorio puede ser explicada como
consecuencia del principio de Huygens y del fenómeno de interferencias.
Así, cuando una fuente de ondas alcanza una placa con un orificio o rendija central, cada
punto de la porción del frente de ondas limitado por la rendija se convierte en foco emisor
de ondas secundarias todas de idéntica frecuencia. Los focos secundarios que a los extremos
de la abertura generan ondas que son las responsables de que el haz se abra tras la rendija
y bordee sus esquinas. En los puntos intermedios se producen superposiciones de las ondas
secundarias que dan lugar a zonas de intensidad máxima y de intensidad mínima típicas de
los fenómenos de interferencias.
Radiación:
Radiación electromagnética:
Ondas producidas por la oscilación o la aceleración de una carga eléctrica. Las ondas
electromagnéticas tienen componentes eléctricos y magnéticos. La radiación
electromagnética puede ordenarse en un espectro que se extiende desde ondas de
frecuencias muy elevadas (longitudes de onda pequeñas) hasta frecuencias muy bajas
(longitudes de onda altas). La luz visible es sólo una pequeña parte del espectro
electromagnético. Por orden decreciente de frecuencias (o creciente de longitudes de onda),
el espectro electromagnético está compuesto por rayos gamma, rayos X duros y blandos,
radiación ultravioleta, luz visible, rayos infrarrojos, microondas y ondas de radio. Los rayos
gamma y los rayos X duros tienen una longitud de onda de entre 0,005 y 0,5 nanómetros
(un nanómetro, o nm, es una millonésima de milímetro). Los rayos X blandos se solapan con
la radiación ultravioleta en longitudes de onda próximas a los 50 nm. El ultravioleta, a su vez,
da paso a la luz visible, que va aproximadamente desde 400 hasta 800 nm. Los rayos
infrarrojos o “radiación de calor” (véase Transferencia de calor) se solapan con las
frecuencias de radio de microondas, entre los 100.000 y 400.000 nm. Desde esta longitud
de onda hasta unos 15.000 metros, el espectro está ocupado por las diferentes ondas de
radio; más allá de la zona de radio, el espectro entra en las bajas frecuencias, cuyas
longitudes de onda llegan a medirse en decenas de miles de kilómetros.
Propiedades:
Las ondas electromagnéticas no necesitan un medio material para propagarse. Así, estas
ondas pueden atravesar el espacio interplanetario e interestelar y llegar a la Tierra desde el
Sol y las estrellas. Independientemente de su frecuencia y longitud de onda, todas las ondas
electromagnéticas se desplazan en el vacío a una velocidad c = 299.792 km/s. Todas las
radiaciones del espectro electromagnético presentan las propiedades típicas del movimiento
ondulatorio, como la difracción y la interferencia. Las longitudes de onda van desde mil
centésimas de metro hasta muchos kilómetros. La longitud de onda (l) y la frecuencia (f) de
las ondas electromagnéticas, relacionadas mediante la expresión l·f = c, son importantes
para determinar su energía, su visibilidad, su poder de penetración y otras características.
Teoría:
El físico británico James Clerk Maxwell estableció la teoría de las electromagnéticas en una
serie de artículos publicados en la década de 1860. Maxwell analizó matemáticamente la
teoría de los campos electromagnéticos y afirmó que la luz visible era una onda
electromagnética.
Los físicos sabían desde principios del siglo XIX que la luz se propaga como una onda
transversal (una onda en la que las vibraciones son perpendiculares a la dirección de avance
del frente de ondas). Sin embargo, suponían que las ondas de luz requerían algún medio
material para transmitirse, por lo que postulaban la existencia de una sustancia difusa,
llamada éter, que constituía el medio no observable. La teoría de Maxwell hacía innecesaria
esa suposición, pero el concepto de éter no se abandonó inmediatamente, porque encajaba
con el concepto newtoniano de un marco absoluto de referencia espacio temporal. Un famoso
experimento realizado por el físico estadounidense Albert Abraham Michelson y el químico de
la misma nacionalidad Edward Williams Morley a finales del siglo XIX socavó el concepto del
éter, y fue muy importante en el desarrollo de la teoría de la relatividad. De este trabajo
concluyó que la velocidad de la radiación electromagnética en el vacío es una cantidad
invariante, que no depende de la velocidad de la fuente de radiación o del observador.
Radiación ultravioleta:
Radiación electromagnética cuyas longitudes de onda van aproximadamente desde los 400
nm, el límite de la luz violeta, hasta los 15 nm, donde empiezan los rayos X. (Un nanómetro,
o nm, es una millonésima de milímetro). La radiación ultravioleta puede producirse
artificialmente mediante lámparas de arco; la de origen natural proviene principalmente del
Sol.
La radiación ultravioleta puede ser dañina para los seres vivos, sobre todo cuando su longitud
de onda es baja. La radiación ultravioleta con longitudes de onda inferiores a 300 nm se
emplea para esterilizar superficies porque mata a las bacterias y los virus. En los seres
humanos, la exposición a radiación ultravioleta de longitudes de onda inferiores a los 310 nm
puede producir quemaduras; una exposición prolongada durante varios años puede provocar
cáncer de piel.
La atmósfera terrestre protege a los organismos vivos de la radiación ultravioleta del Sol. Si
toda la radiación ultravioleta procedente del Sol llegara a la superficie de la Tierra, acabaría
probablemente con la mayor parte de la vida en el planeta.
Muchas sustancias se comportan de forma distinta cuando se las expone a luz ultravioleta
que cuando se las expone a luz visible. Por ejemplo, algunos minerales, colorantes, vitaminas,
aceites naturales y otros productos se vuelven fluorescentes en presencia de luz ultravioleta,
es decir, parecen brillar. Las moléculas de esas sustancias absorben la radiación ultravioleta
invisible, adquieren energía, y se desprenden del exceso de energía emitiendo luz visible.
Véase Luminiscencia. Otro ejemplo es el vidrio de las ventanas, que es transparente a la luz
visible pero opaco a una amplia gama de rayos ultravioleta, especialmente los de baja
longitud de onda. Algunos vidrios especiales son transparentes para los rayos ultravioleta de
mayor longitud de onda, y el cuarzo es transparente a toda la gama de rayos ultravioleta
naturales.
Rayos infrarrojos:
Dispositivos infrarrojos como los empleados durante la II Guerra Mundial permiten ver
objetos en la oscuridad. Estos instrumentos consisten básicamente en una lámpara que emite
un haz de rayos infrarrojos, a veces denominados luz negra, y un telescopio que recibe la
radiación reflejada por el objeto y la convierte en una imagen visible.
Microondas:
Ondas electromagnéticas de radio situadas entre los rayos infrarrojos (cuya frecuencia es
mayor) y las ondas de radio convencionales. Su longitud de onda va aproximadamente entre
1 mm y 30 cm. Las microondas se generan con tubos de electrones especiales como el
klistrón o el magnetrón, que incorporan resonadores para controlar la frecuencia, o con
osciladores o dispositivos de estado sólido especiales. Las microondas tienen muchas
aplicaciones: radio y televisión, radares, meteorología, comunicaciones vía satélite, medición
de distancias, investigación de las propiedades de la materia o cocinado de alimentos.
Los hornos de microondas funcionan excitando las moléculas de agua de los alimentos, lo
que hace que vibren y produzcan calor. Las microondas entran a través de aberturas
practicadas en la parte superior de la cavidad de cocción, donde un agitador las dispersa de
forma homogénea por todo el horno. Las microondas no pueden penetrar en un recipiente
de metal para calentar la comida, pero sí atraviesan los recipientes no metálicos.
Las microondas pueden detectarse con un instrumento formado por un rectificador de diodos
de silicio conectado a un amplificador y a un dispositivo de registro o una pantalla. La
exposición a las microondas es peligrosa cuando se producen densidades elevadas de
radiación, como ocurre en los máseres. Pueden provocar quemaduras, cataratas, daños en
el sistema nervioso y esterilidad. Todavía no se conocen bien los posibles peligros de la
exposición prolongada a microondas de bajo nivel.
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Xavier Pardell