Diaz & Heler El Conocimiento Cient - Fico Vol1
Diaz & Heler El Conocimiento Cient - Fico Vol1
Diaz & Heler El Conocimiento Cient - Fico Vol1
CONOCIMIENTO
CIENTIFICO
Hacia. una visión crítica de la ciencia.
Volumen 1
Esther Díaz
Mario Heler
~
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES
EUDEBA S.E.M.
Fundada por la Universidad de Buenos Aires
© 1989
E.D. Y M.H.
l. ¿QUÉ ES LA CIENCIA?
11
investigaciones requieren fuertes inversiones, las cuales son efectuadas por
gobiernos, fundaciones o empresas) es la rentabilidad obtenible de esas inver-
siones la que define la aceptación de los proyectos propuestos. En cuanto al
conflicto Norte-Sur (o de los países ricos versus los países pobres) se aduce: el
mayor desarrollo científico de los países del Norte, convierte a sus institu-
ciones científicas en centros de atracción para los hombres de ciencia de los
países subdesarrollados; formarse en aquellas instituciones, repetir y conti-
nuar sus líneas de investigación, se constituye en el ideal, y con ello se copian
modelos que responden a los proyectos que en el Norte hay interés en subsi-
diar (ver Varsavsky).
Los problemas contemporáneos llevan entonces a una crisis, la cual es
provocada por el desarrollo científico. En consecuencia, la ciencia parece no
poder dar solución a esos problemas. Sin embargo, resulta totalmente i!1ge-
nuo y desatinado proponer la eliminación de la ciencia. Nuestro ejercicio de
imaginación inicial sefiala el significado de una propuesta de este tipo.
Paul Feyerabend considera que el hecho de que en un determinado pro-
ceso histórico la ciencia haya vencido al mito, a la religión y a la brujería
muestra su poder: el éxito de la ciencia no hace que sea la mejor forma de co-
nocimiento. Piensa que hay que terminar con la primacía de la ciencia. De-
fiende la libertad y el respeto de las soluciones alternativas. La aceptación de
la ciencia no tiene que excluir otras formas cognoscitivas para la resolución
de los problemas humanos.
Jean Ladriere, por su parte, sostiene la necesidad de una "racionalidad
ampliada" para reflexionar sobre nuestra crisis. El conocimiento científico es
resultado de una forma peculiar de captar la realidad. Tal forma responde
a principios, métodos y procedimientos propios de la ciencia, los cuales defi-
nen la "racionalidad científica" . Bajo el influjo de su eficacia y de la concep-
ción positivista se tiende a pensar que la racionalidad científica se identifica
con la racionalidad en general: es "racional" sólo aquello que cumple con las
características de la ciencia o con su metodología. Más aun, atribuir el califi-
cativo de "científico" a una teoría, un procedimiento, una tarea o un objeto
es prestigiarlo. Así como negar ese calificativo desvaloriza. Sin embargo, la
racionalidad científica especifica los medios adecuados para lograr fines, pe-
ro nada dice acerca de esos fines. ¿Para qué llegar a Marte, dominar la fisión
atómica, construir enormes ciudades de cemento y acero o prolongar la
vida? son preguntas a las que la ciencia no responde. Ni puede decirnos por
qué se ha de actuar conforme a la razón científica. Comte, Bunge, Feyera-
bend o Ladriere no están haciendo ciencia, ni usando los procedimientos de ésta
cuando exponen sus posiciones. Para reflexionar acerca de la totalidad de la
vida humana y.su sentido hace falta una razón ampliada o totalizadora.
Ladriere sostiene la necesidad de esta racionalidad, la cual deberá ubicar y
orientar la racionalidad científica.
La humanidad ha llegado a un momento crítico de su evolución, al cual
contribuye la ciencia y sus aplicaciones. ¿La ciencia dará solución a esta crisis
como pretende el positivismo de viejo y nuevo cuño? , o bien, ¿la ciencia sólo
es una alternativa de solución entre otras posibles? o, ¿la ciencia debe ser li-
mitada y orientada por una racionalidad más amplia? Las posibilidades pro-
12
puestas quizá no sean las únicas. Pero para poder reflexionar sobre ellas hace
falta comprender en qué consiste esa racionalidad científica, si tiene límites y
~uáles.
El interrogante acerca de "¿Qué es la ciencia?" es una forma de iniciar
la reflexión exigida por nuestra época.
BIBLlOORAFfA
BUNGE, M., La ciencia, su método y sufilosofla,. S. XX, Bs. As. 19-72; La
causalidod, Eudeba, Bs. As., 1961.
CHALMERS, A., ¿Qué es eso cosa llamada ciencia?, Siglo XXI, Ma-
drid, 1984.
FEYERABEND, P., Tratado contra el método,Tecnos, Madrid, f981.
HABERMAS, J. Ciencia y tecnología como "ideología", Tecnos, Ma-
drid, 1984.
_ HEISENBERG, W., La imagen de la naturaleza en la física actual,Ariel,
Barcelona, 1976.
HORKHEIMER, M. Crítica de la razón instrumental, Sur, Bs. As., 1973.
LADRIERE, J., El reto de la racionalidad, UNESCO, Salamanca, 1977.
MARCUSE, M. El hombre unidimensional, Seix Barral, Barcelona, 1970.
RUSSELL, B., La perspectiva científica, Ariel, Barcelona, 1969.
VARSAVSKY, O., Ciencia, política y cientificismo. CEAL. Bs. As., 1969.
13
2. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
INVES'!IGACIÓN}- CONO~IMIENTO
CIENTIFICA CIENTIFICO
INVES:IGACIÓN}- CONO~IMIENTO
TECNOLOGÍA l..... -
CIENTlFICA CIENTlFIC0..r--=--
15
.-
1. Caracterice y ejemplifique:'
BIBLIOClRAFÍA
BUNGE, M., La causalidad. Eudeba, Bs. As. 1961.
GEYMONAT, L., Filosofía y filosofía de la ciencia. Labor, Barcelona, 1972.
16
3. EL LENGUAJE
1 La palabra 'objeto' está utilizada aquí en su sentido amplio; tanto puede referirse a co-
sas materiales, como inmateriales, reales o ficticias, etc. En última instancia, es el algo al que re-
mite un signo. Con respecto a la expresión "signo" y "símbolo", en sentido estricto habría que
diferenciar su significado. Si bien pueden tom~se como sinónimos, el "símbolo" es un signo
creado convencionalmente; v. gr., los signc~ jel idioma castellano.
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signo "silla" en tanto se piensa en Hun mueble-con respaldo para sentarse"),
o bien porque el signo actúa como un estimulo que provoca ciertas conductas
en el intérprete (la luz roja del semáforo provoca que el intérprete -un auto-
movilista- detenga su vehículo). Las tres posibilidades sefialadas responden
a sendas teorías lingüísticas.
Hay entonces distintas formas de entender la interpretación. Fundamen-
talmente, aquí interesa señalar que sin interpretación no hay signo. Dado que
no se intenta desarrollar un curso de lingüística, sino solamente exponer algu-
nos elementos mínimos necesarios para caracterizara! lenguaje científico,
podemos considerar -sólo para nuestro fin y sin entrar en detalles- que hay
interpretación cuando se "comprende" el signo.
Diremos que un signo posee significaci6n cuando un intérprete puede es-
tablecer la relación entre el signo y el objeto alcoal remite y/o tener una no-
ción o idea de ese objeto. Llamaremos entonces denotado al objeto o a los
objetos a los que refiere o se aplica el signo y designado a las caracterísicas o
propiedades a las que remite el signo. El signo UvasoH designa un objeto que
posee las características de ser un recipiente para beber líquidos y denota a to-
dós los objetos a los que es aplicable ese signo (todos los vasos). Podemos dar
el designado de "centauro" pero no encontraremos ningún objeto al que
aplicarlo; en consecuencia, el signo "centauro" no tiene denotado.
Hay signos que no tienen denotado; "hada", "la belleza", etc. Otros sig-
nos tienen un solo denotado: Napoleón, Manuel Belgrano, etc. Finalmente
pueden constituir el denotado un conjunto de individuos más o menos nume-
rosos y hasta innumerables: "alumno", "libro", "ciudad", "cosa". Pero
hay signos de los que no se puede especificar su denotado con suficiente pre-
cisión; Por ejemplo, un asiento con respaldo y brazos pero sin tapizado ¿es
una silla o un sillón?; los signos "montón" y "mucho" tampoco pueden
aplicarse con precisión. La denotación de un signo se determina por su apli-
caci6n, pero no siempre es posible precisar el denotado de los signos. En este
último caso hablamos de vaguedad de los signos.
El designado de un signo se determina por medio de la definici6n. Sin
embargo, muchas veces utilizamos correctamente un signo sin poder dar su
definición. Se recurre al diccioJil8.fi0 'paradef'mirlo; aunque una palabra f~u
ra, a veces,con varias acepciones; :pa1:a :decidiT cuál es la adecuad? es I V _ :-
sario ubicar el signo en el contexto correspondiente. También puede especifi-
carse el designado por el uso que se le da al signo. Podemos decir que se de-
termina lo que es el designado según se comprende en qué consiste la
interpretación. El hecho de que un signo tenga más de un designado se deno-
mina ambigüedad; v. gr., Hbanco" designa a la institución y a un tipo de
asiento. ..
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nifi~ y tambim la. viriculaci:6n con los usuarios de esos signos. De esta
manera, el conjunto· dét· signos pur.«fuutilizarse para la comunicación entre los,
hombres. Quienemita'uJT,mcn~aj~'en un lenguaje lo hará respetamk>esa8 re-
laciones y~ eDtonces~ cl; ¡;eceptordell mensaje podrá comprenderlo. --decodifi-
carlo- ateniéndose ai esas mismas relaciones.
En el lenguaje, se"'dan relaciones entre los signos mismos, entre éstos y su
significad() y entre los signos y los usuarios de los signos. En el castellano, por
ejemplo, el artículo precede al sustantivo; el adjetivo en general se pospone al
sustantivo, pero puede precederlo; el signo que funciona como sujeto coocdi-
na con el verbo. Estas son relaciones entre signos y se denominan sintácticas.
Semánticas son las relaciones entre los signos y los designados; v. gr., las
acepciones que da un diccionario. Indicar cómo los argentinos, usamos el
"che", o que tal expresión es usada con intención difamante en tal contexto,
son relaciones que se establecen entre determinados signos y la forma en que
son usados; constituyen relaciones pragmáticas.
Las reglas que rigen los signos de un lenguaje son de tres tipos: sintácti-
cas, semánticas y pragmáticas. Las primeras establecen el orden y relación
entre los signos. Las segundas, la relación entre los signos y sus significa-
ciones. Las terceras, la relación entre los signos y los usuarios. La comunica~
ción por medio del lenguaje se posibilita por el respeto a esas reglas.
El estudio de los signos lo realiza la semiótica. Sus ramas son la Sintaxis,
la Semántica y la Pragmática, cada una de las cuales atiende a uno de los tres
niveles de todo signo. Estas ramas pueden ser puras o descriptivas. El estudio
v. gr., de las relaciones entre los signos del castellano -de un lenguaje na-
tural- da lugar a una Sintaxis descriptiva. Si, en cambio, se investiga esas
relaciones en general, sin referencia específica a una lengua, se hace Sintaxis
pura.
Si se con~truye un lenguaje artificial, que a diferencia del lenguaje natu-
ral posea solo reglas sintácticas, se obtiene un lenguaje formal o simbólico. 1
En él no hay relación con designados, únicamente se establecen relaciones
aceptables entre signos. Como veremos luego, el lenguaje m~temático y lógi-
co es de este tipo.
Desde el punto de vista de la pragmática, pueden distinguirse usos del
lenguaje según la intención del hablante. Si se pretende dar cuenta de la reali-
dad, describirla, brindar información, la expresión corresponderá al uso in-
formativo. Por ejemplo: "La puerta está abierta", "El Paraná desemboca en
el río de la Plata" .
Cuando la intención es provocar, impedir o prohibir una conducta, se
trata de un uso directivo. Por ejemplo: "¿Qué hora es'?", "Se debe masticar'
con la boca cerrada".
Puede tenerse intención de manifestar o provocar sentimientos o emo-·
ciones, en cuyo caso se trata de un uso expresivo. Por ejemplo: "¡Qué
calor! ", "¡ Cuánto te quiero!".
Generalmente se puede reconocer a qué uso del lenguaje corresponde una.
expresión teniendo en cuenta cuál es la intención que predomina. Al pregun-
1 En realidad, tanto los lenguajes "naturales" como "formales" son artificiales, pero el
proceso de formación del primero es espontáneo.
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l
tar por algo se pretende obtener una respuesta, es un uso directivo, aún cuan-
do se tiene que brindar alguna información para provocar la respuesta apete-
cida. La decisión acerca de <;uál es el uso que predomina se efectúa teniendo
en cuenta el contexto en que la expresión se enuncia.
Las palabras y las frases poseen un sentido literal y un sentido emotivo.
Calificar a un hombre de "negro" puede ser sólo una descripción del color de
su piel (sentido literal), pero para un miembro del Ku-Klux-Klan, tiene ade-
más una carga emotiva negativa muy fuerte. El sentido emotivo puede estar
presente, pese a que en el discurso predomina el uso informativo.
En el uso informativo pueden distinguirse los términos y las proposi-
ciones. Los términos formados por una o más palabras, señalan o indican un
objeto. No afirman ni niegan nada, sólo refieren a algo. Por ej.: "mesa",
"El Santo de la Espada", "la rosa que cortaste", etc. Palabra y término no
son nociones idénticas. Puede haber dos palabras o conjunto de palabras di-
ferentes que sean el mismo término: v." gr. "Santo de la Espada" y "San
Martín". Una misma palabra puede ser distintos términos, por ej. "yo"
(emitido por distintas personas). Las proposiciones son expresiones que dan
cuenta de la realidad, informan, describen un estado de cosas, afirman o
niegan que los hechos son de una manera u otra. Su característica principal
consiste en ser verdaderas o falsas. Al pretender dar cuenta de los hechos
pueden tener éxito (verdaderas) o fracasar (falsas). Por ej.: "Todos los
hombres son fértiles"; "Juan es hermano de María"; "12 + 3 = 15".
Finalmente, el lenguaje tiene una posibilidad que lo enriquece, la
autorreferencia. Con el lenguaje se puede hablar del lenguaje. Los términos
"mesa", "azul", "yo", "Jorge", refieren a objetos extralingüísticos; es de-
cir, a objetos reales o no, pero que no son signos lingüísticos. En cambio:
"esdrújula", "bimembre", "verdad", "bisílaba". son términos cuyos deno-
tados son expresiones del lenguaje. Analicemos estas proposiciones:
1) La mesa es blanca,
2) 'Mesa' es bisílaba.
3) " 'Mesa' es bisílaba" es una proposición verdadera.
La primera proposición habla de un objeto real. Los términos que se uti-
lizan en ella se dice que son usados. La segunda proposición no se refiere al
objeto mesa, sino a la palabra 'mesa'. Cuando se hace referencia al signo
el signo está mencionado. En estos casos se coloca entre comillas simples la
expresión mencionada. En la proposición 3 aparece entre comillas la proposi-
ción 2, porque se la está mencionando (pero entre comillas dobles porque ya
se han usado las simples; en nuestro ejemplo para 'mesa').
Se considera que cada una de estas proposiciones pertenecen a un len-
guaje distinto. Si bien en los lenguajes naturales no están explícitas estas dis-
tinciones, se ha comprendido que la referencia al lenguaje mismo conviene
hacerle desde otro lenguaje. "Resulta entonces que tenemos tres lenguajes.
Llamamos LO al lenguaje al que pertenece la proposición 1; L 1 al de la propo-
sición 2 y L2 al de la proposición 3. Lo es un lenguaje objeto para L 1, el cual
es un metalenguaje porque menciona expresiones de Lo. A su vez L 1 es len-
guaje objeto para L2, que es un metalenguaje. Como además estos lenguajes
están relacionados -puesto que L 1 se refiere a Lo y a su vez L2 remite a L 1-
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podemos decir que L2 es un meta-metalenguaje. Se observa que se puede for-
mular un enunciado que mencione a L2 y qu~ será una proposición de un
nuevo lenguaje, será un meta-meta-metalenguaje. Así es posible continuar al
infinito.
Las expresiones "lenguaje objeto" y "metalenguaje" son relativas, esto
es, una refiere a la otra. Hay "lenguaje objeto" si y sólo si hay otro lenguaje
(metalenguaje) que hace referencia al primero. En éste se usan los signos, en
el metalenguaje, se mencionan. Si se está realizando un estudio sobre el len-
guaje utilizado en un libro de gramática, el lenguaje del libro es el lenguaje
objeto, en tanto que el lenguaje en que se estudia a éste es un metalenguaje.
Obsérvese entonces que no siempre el lenguaje objeto es un lenguaje de obje-
tos, es decir formado por signos que se refieren a objetos extralingüísticos.
Los distintos niveles metalingüísticos parten de un lenguaje objeto cual-
quiera, y por ello pueden numerarse a partir del cero que corresponda a ese
lenguaje.
Los niveles de lenguaje son los distintos lenguajes. Tener en cuenta estos
niveles evita contradicciones y paradojas en las formulaciones.
1) La mesa es blanca LO objeto
2) 'Mesa' es bisílaba L 1 Metalenguaje
3) "'Mesa' es bisílaba" es una proposición ver-
dadera. L2 Metametalenguaje
4) Las expresiones que hablan de la verdad o
falsedad de otras expresiones metalingüísticas
son metalingüísticas. L3 Metametametalenguaje
- Voy a A <::::::::: V
F
-Voy a 8 <:::::::: V
F
21
¿A dónde va Ud.?
-VoyaA < V
F
Juez decide:
no ahorcarlo
-Voy a B
<:::: V
F
ahorcarlo
~
"Voy a ser
ahorcado" [
no se lo ahorca que ahorcarlo
22
matemática y la lógica constituyen lenguajes especiales creados ex profeso;
son lenguajes formales, pues se construyen sólo mediante reglas sintácticas.
El lenguaje científico constituye una condición para ellogroo de la objeti-
vidad en ciencia. Por ser informativo, univoco, emotivamente neutro y exac-
to, posibilita su comprensión eliminando la subjetividad en la enunciación y
en la decodificación. Los procedimientos y métodos científicos, como vere-
mos luego, requieren que los enunciados de la ciencia sean controlados. Es
tarea de la ciencia la constante verificación y control de sus teorías. En conse-
cuencia el lenguaje científico está constituido por un lenguaje y un metalen-
guaje que toma al primero como lenguaje objeto. En el primero se informa y
explica acerca de la realidad estudiada; en el segundo se enuncian las condi-
ciones que permiten comprobar las proposiciones del lenguaje objeto y tam-
bién su grado de verificación y validación.
La respuesta a la pregunta" ¿Qué es la ciencia?" corresponde a un meta-
lenguaje, en tanto menciona al lenguaje científico. Por generalización, se
habla también de teorias y metateorías. El estudio de las características de las
teorías científicas constituyen una metateoría. Las reflexiones sobre la ciencia
que se hacen aquí pertenecen a un nivel metateórico. La epistemología o filo-
sofia de la ciencia es la disciplina encargada de este tipo de reflexiones.
l .. Caracterice y ejemplifique:
- signo - designado - denotado - semiótica - dimensiones sintácticas, se-
mánticas y pragmáticas - lenguaje formal simbólico - uso infonnativo, direc-
tivo y expresivo - término - proposición - lenguaje objeto y metalenguaje -len-
guaje científico - epistemología o filosofía de la ciencia.
2. Determinar el denotado de los siguientes signos:
• José de San Martín
• mesa
• República Argentina
• hipopótamo
• el actual rey de Uruguay.
3. Determinar el designado de los siguientes signos:
• luz roja en un semáforo
• triángulo
• alumno
• maceta
• mantel
4. Indicar en cada una de las siguientes expresiones, qué uso del lenguaje pre-
domina:
a) Jorge es ingeniero b) Hoy hace calor
c) Qué calor! d) Séquese el sudor
e) 2 + 3 = 18 t) Es correcto el resultado del
cálculo
23
;i
g) Debemos estudiar más h) ¿Dónde estudiaremos?
i) El triángulo es polígono de
tres lados j) ¡Fuego!
BIBLIOGRAFÍA
24
4. EL DISCURSO
25
L
quieran; hablo para que me obedezcan; hablo para que me consideren; aun-
que más no sea hablo para que me escuchen. Siempre hay un deseo; de lo
contrario, no hablaría. Imaginemos un ser feliz, totalmente satisfecho, sin
ningún tipo de necesidad, sin el más mínimo desequilibrio: ese ser no necesi-
taría hablar. ¿Qué es sino el deseo lo que acontece en el discurso?
No hay discurso sin deseo. Si realmente se considerara que todo está
dicho, si se gozara de una especie de nirvana (plenitud con ausencia de todo
deseo) y si se estuviera totalmente equilibrado, entonces no se hablaría. El discur-
so es el lugar del deseo. Quien habla es siempre un ser en mayor o menor
medida insatisfecho.
Hay ambigüedad en el deseo. Es deseo de hablar; y según en qué circuns-
tancias, es deseo de no tener que ser uno quien rompa el silencio. Por
ejemplo, comenzar a hablar ante un público numeroso, u hostil, o en una si-
tuación de examen. En esos casos desearíamos, ya que el discurso circula, que
fluyera delante de nosotros y mansamente pudiéramos "embarcarnos" en él.
Pero no hay alternativa, tenemos que asumir la rotura del silencio. Ahí está la
instituci6n para tranquilizarnos y para censurarnos. Cada institución nos
tranquiliza haciéndonos saber que nuestro discurso está en el orden de la le-
galidad, de las reglas y normas que la rigen. También nos coacciona y constri-
ñe marcándonos el rumbo que puede seguir nuestro discurso y señalando los pe-
ligros que acechan más allá de sus límites. LAS OOS CARAS DE LA MONEDA DEL
DISCURSO SON EL DESEO Y LA INSTITUCiÓN.
En toda sociedad la producción de la palabra está controlada, selec-
cionada y distribuida por ciertos procedimientos. La función de tales proce-
dimientos es evitar peligros, tratar de manejar lo azaroso y de esquivar la
terrible materialidad del discurso. La palabra pronunciada o escrita tiene una
realidad material, tiene peso propio. Esto no se da a causa de una "magia de
la palabra"" sino porque hay un orden y una práctica del discurso. "Las pa-
labras duelen", hay que controlarlas. Un ejemplo de la materialidad de las
palabras, aun de aquellas que no están avaladas por hechos, es lo que ocurrió
en EE.UU. en 1938. En esa oportunidad Orson Welles, en una emisión de su
programa radial, describió la llegada de los marcianos invadiendo la Tierra.
Hubo escenas de pánico, corridas e histeria. Durante algunas horas se con-
mocionó el país entero ... Y eran palabras, simplemente palabras. La mate-
rialidad del discurso se relaciona también con el deseo y con el poder. Está re-
gulado en la institución. Se trata de dominar al azar y esquivar el peso terrible
y salvaje de las palabras.
Hay distintos tipos de procedimientos restrictivos en la producción de
los discursos. Estos tipos son interiores y exteriores al discurso y prescrip-
ciones para el sujeto que habla.
En toda sociedad la
producci6n del
discurso está
~
Controlada
Seleccionada
Redistribuida
I con la
función de
Conjurar poderes
Dominar lo aleatorio
Esquivar la
mat~nalidad
26
Pro.'edimientos de exclusión externos
¡
se excluye del circuito discursivo considerado "normal". Al decir del loco, se
lo desvaloriza. Es el decir anulado, el sinsentido. "Está loco" decimos, y
con eso está todo dicho: nada tan aniquilador de un discurso que lograr con-
senso cuando se lo declara a alguien loco. Pontificar que un discurso pertene-
ce a la sin-razón es negarle totalmente el sentido. Galileo, Colón, Wilhelm
Reich fueron acusados de locos por sus opositores; es una manera común de
acallar al que dice cosas que no convienen. Aún hoy se descalifica a Nietzsche
apelando a su locura.
Palabra de loco: palabra anulada, desvalorizada, desprovista de verdad,
huérfana de importancia, sin valor jurídico, sin poder religioso, sin autoridad
intelectual. Paradojalm.ente suele otorgársele un sentido oculto. "Los nifios y
los locos dicen la verdad." La desnuda ingenuidad del loco puede enunciar
un saber que se le oculta al sano. El discurso del loco son las dos fases de una
medalla: o no se le otorga ningún valor, o esconde una verdad secreta. En
cualquiera de los dos casos, no existe; puesto que no pertenece al discurso ra-
cional. En la antigüedad los locos sagrados podían manifestar sabiduría, pe-
ro sus inconexas palabras debían ser interpretadas por el discurso de la ra-
zón. En la Edad Media se trataba de silenciar al loco alejándolo. "La nave de
los locos" se encargaba de poner distancia entre la palabra de la razón y la de
la locura.
En el siglo XVIII, cuando se comienza a encerrar a los locos, también se
los comienza a escuchar, pero siempre marcando la diferencia. Pareciera que
mientras las palabras consideradas racionales ingresan al discurso y circulan,
las que constituyen el decir de la sin-razón no alcanzan el flujo discursivo y
regresan al ruido. Voces sin sentido que son escuchadas bajo cierta condi-
ción: "Yo soy sano, te escucho, y es ese deambular tuyo, por palabras erra-
bundas, lo que marca el abismo. Tu decir es alegórico, no tiene la plenitud del
mío. Si hay verdad, está oculta. No has ingresado realmente en el discurso".
A partir del fin del siglo XIX parece que las cosas han cambiado. La pa-
labra del loco se escucha atentamente. La actitud del psicoanalista es recepto-
ra. La palabra loca es ahora atendida y valorizada. Es un rompecabezas al
que se le busca el significado. No por desordenada deja de pertenecer a una
figura que alguna vez fue coherente y que puede volver a serlo. Bastará con
rehacer pacientemente el discurso y surgirá nuevamente la significación sólo
esbozada por el loco. El discurso de la sin-razón tiene terribles desgarrones
que hay que integrar para reinstalarlo en su verdad. De cualquier manera per-
manecen dos discursos escindidos: el de la locura y el discurso calificado del
psicoanalista, esto es, de la interpretación racional.
Un tercer procedimiento de exclusión externo es la oposición entre lo
verdadero y lo falso. Cuando se considera la historia interna de la verdad se
encuentra que no es otra que la historia de la ciencia. En ella hay proposi-
ciones que se confrontan y resultan verdaderas o falsas. Pero todas son ver-
daderas o falsas por razones objetivas. No hay arbitrariedad ni violencia en
aceptar lo que a todas luces es verdadero y en rechazar lo falso. En última ins-
tancia lo que siempre perseguimos es la .verdad, y no sólo en la ciencia. La fi-
losofía es una busca de la verdad. Las religiones se dicen a sí mismas verdade-
ras. El arte puede llegar a definirse como la eclosión de la verdad. En la vida
cotidiana exigimos la verdad. En esta persecusión de la verdad no parece que
haya violencia, ni exclusión, ni separación alguna como hay en lo prohibido y
28
en la oposición razón-locura. Pero si nos ubicamos en otro plano, en el de la
historia externa de la verdad, encontramos que cada época está teñida por
una "voluntad de verdad". Hay condiciones de posibilidad que preceden el
encuentro del hombre con la verdad. Por lo tanto no es la verdad lo que pri-
ma sino un tipo de verdad condicionado por razones históricas y coaccionado
por las instituciones. Le resultó inútil a Aristarco (siglo III a C.) proclamar
que la tierra gira alrededor del sol; eso es verdad para nosotros pero no
correspondía a la voluntad de verdad que regía en esa época. Algo similar le
ocurrió a Copérnico varios siglos después. Recién en la época de Galileo se
empieza a violentar penosamente la voluntad de verdad en astronomía, pre-
parando el terreno para que finalmente se comience a aceptar la proposición
"la Tierra gira alrededor del Sol" como verdadera. La Tierra y el Sol no cam-
bian, cambió la disposición de la comunidad científica y no científica para
aceptar ciertas proposiciones, cambió la voluntad de verdad.
Mendel, en el siglo XIX, trabajó sobre las leyes de la herencia; sus
conclusiones no fueron tomadas en cuenta, porque la voluntad de verdad de
la biología de entonces estaba regida por un saber anatómico. Si Mendel hu-
biera hecho aseveraciones disparatadas sobre la forma de los vegetales, se las
hubiera considerado erróneas, pero, como se escapó de la voluntad de saber
de su momento, como habló de incidencias estadísticas en los elementos here-
ditarios, ni siquiera se lo eschuchó. Su discurso no se avenía con el discurso
biológico vigente. Hubo que esperar que cambiara la disposición a determi-
nado tipo de estudios, para que las leyes de Mendel se consideraran verdade-
ras. No cambiaron las arvejillas con las que investigaba Mendel, cambiaron
las condiciones de posibilidad para leer la verdad que revelaba.
Los cambios en la ciencia se pueden ver como el acceso a nuevos des-
cubrimientos, pero también cabe interpretarlos a la luz de una voluntad de
saber distinta. Cada período histórico y, dentro de él, cada disciplina se cons-
tituye según un plan que fija objelOs posibles de estudio, método para acce-
der a esos objetos, y técnicas para manejarlos. Hay una demarcación de ver-
dades posibles. Es entre el abanico de posibilidades marcadas de antemano
que triunfa alguna de ellas. Las que quedan fuera de esa figura ni siquiera son
consideradas. Esto no quiere decir que mueran para siempre. En muchos ca-
sos sólo se trata de esperar que una nueva voluntad de verdad arroje su luz
hacia otros ámbitos, lo que puede llevar unos meses o algunos siglos.
Los dos sistemas de exclusión externa tratados al principio: lo prohibido
y la oposición razón-locura, confluyen en el tercero: la voluntad de verdad.
Se prohibe o se permite, según los objetos hacia los que se tienda. Valga co-
mo ejemplo que en épocas de dictadura está prohibido hablar de libertad,
elecciones, o pluralismo. En épocas democráticas lo desprestigiado es defen-
der censuras, golpes de estado o totalitarismos. También encontramos la
impronta de la voluntad de saber en la manera de marcar los límites entre la
razón y la locura. Cuando se creía que la locura era el origen de la sabiduría,el
loco era sagrado. Cuando la voluntad de verdad marca que la locura no es-
conde sentido alguno, se la excluye. Cuando, como en nuestra época, hay una
tendencia a encontrar la verdad en las fracturas del discurso, la escucha está
atenta al decir desestructurado del loco (Lacan). Aún cuando hay distintos
procedimientos en cada uno de los sistemas de exclusión, es el tercero, la vo-
29
luntad de verdad, el que parece marcar la tónica de las incidencias externas en
la producción del discurso.
Las exclusiones externas del discurso -lo prohibido, la oposición razón-
locura, la voluntad de verdad- contribuyen a que se encuentre lo que se
quiere encontrar: verdades pre-determinadas. Se le teme al poder, al azar, ya
la materialidad del discurso. En la medida en que se lo delimita con los
controles pre-establecidos, se lo hace manipulable, más inofensivo, más so-
ciable o más científico.
Son: arbitrarios
modificables
Lo prohibido históricos
institucionales
Sistemas de eXclusiónLOposición razón- violentos
externos ~ locura (la palabra es
Voluntad de verdad siempre una violen-
cia que se le hace a
las cosas)
·.
Slstem~ de excI'ó
USI n ~ Autor
comentario} Mul'
~lPl'~~ 1as p ala b ras
mternos . Disciplina restnng¡endolas
32
La forma más evidente de este nuevo grupo de restricciones es el ritual.
Este califica al sujeto que habla, le marca su posición y qué tipo de enun-
ciados emitirá según sea dialogante, interrogante, disertante. Para ello se de-
finen los gestos, el comportamiento, las circunstancias y los signos. Aunque
nadie lo hable explícitamente, todos tenemos expectativas similares ante de-
terminadas situaciones. Si entramos al gabinete del psicoanalista esperamos
que se siente a escucharnos. Nos sorprenderíamos si el psicoanalista comen-
zara a levantar pesas en nuestra presencia. Si asistimos a una clase de flSica en la
Facultad de Ciencias Exactas, 'nos sentiríamos desconcertados si el profesor
utilizara sus horas de clase para comentar el partido del domingo. Sin embar-
go, levantar pesas y hablar de fútbol responden al ritual esperado en otros lu-
gares. En una boda, cada participante -novios, padrinos, sacerdote y asis-
tentes- se conducen apropiadamente a ese rito. Cumplir con los gestos y
comportamientos esperados, respondiendo· a las circunstancias y utilizando
los signos adecuados, garantiza la eficacia de la:s palabras.
Los sujetos del discurso son controlados por las sociedades de discurso
cuya función es producir y conservar discursos. En estas sociedades se hacen
escuchar las palabras o se silencian conforme a los criterios de los que ejer-
cen el poder, y ellos lo ejercen en tanto se rigen por las reglas que gobiernan
tales sociedades. Un modelo de sociedad de discurso eran los rapsodas, repe-
tían o modificaban los poemas, pero no se intercambiaban los papeles entre
orador y auditorio. El rapsoda mantenía el privilegio del decir protegido por
complicados ejercicios de memoria que le permitían retener los textos; de ese
modo la poesía era expresada pero no divulgada.
Se encuentran características similares en los escritores actuales. Los
libros llegan a muchísimas personas pero son pocos lo que tienen la capacidad
y los medios para escribir, publicar, vender. Hay divulgación y hay'secreto.
El secreto técnico o científico es a veces celosamente guardado. No obstante
hay acuerdo entre científicos y técnicos sobre los temas que se pueden publi-
car y los que no. En varios escritos de la Edad Media y Moderna se en-
cuentran recomendaciones de no divulgar indiscriminadamente ciertos cono-
cimientos. En nuestra época hay acuerdo entre países sobre la conveniencia o
no'de divulgar ciertas investigaciones. Los escritores, los científicos, los técni-
cos y los políticos funcionan como sociedades de discurso; son los que dosi-
fican cuándo, cómo y dónde se hacen circular las palabras. Las sociedades de
discurso económico deciden si conviene o no revelar si se espera aumento del
dólar o baja de acciones o quiebra de empresas. Las sociedades de discurso
manipulan la información, detentan un poder.
Una contrapartida de las' sociedades de discurso parece encontrarse en
los grupos doctrinales. Mientras en las primeras la participación está restrin-
gida, los segundos buscan expandirse. En unos prevalece el secreto, en los
otros la difusión. Lo que sirve de continente a los miembros del grupo doctri-
nal es el compartir un mismo discurso, aceptando ciertas reglas y defendien-
do las mismas verdades. Pero es el discurso el que juega en la dependen-
cia del sujeto al grupo. Si sus enunciados son acordes con lo establecido, se
mantiene la inclusión. De lo contrario, el individuo queda excluido. Cuando
sus palabras rayan en herejía, funcionan los mecanismos de rechazo. Perma-
nece integrado respetando la ortodoxia. La doctrina mantiene una sumiSión
doble: la dependencia del discurso a los sujetos que hablan -los que defien-
33
•
Ritual
Discurso científico
34
el sistema ptolomeico para entender el universo. Hasta el siglo pasado se
practicaba indiscriminadamente la sangría para muchos tipos de enfermeda-
des. Por una inspiración onírica, Kekulé determinó la fórmula de la estructu-
ra del benceno. En lo que concierne a los tres primeros ejemplos algunos epis-
temólogos dirían que la ciencia, en su progreso, supera las incongruencias.
Respecto al último ejemplo afirmarían que no importa cómo se llegó a des-
cubrirlo, lo. importante es justificar su validez. Nosotros decimos que el
hecho de que la ciencia haya funcionado y siga funcionando con esos elemen-
tos un tanto espurios para la razón, demuestra que en la ciencia existen ele-
mentos irracionales. Decir que hay elementos irracionales en la ciencia no es
negar la racionalidad de la ciencia, así como decir que hay partes del bosque
que no ardieron no es negar el incendio de un bosque. Tales elementos irra-
cionales pueden integrarse muy bien a la teoría y a la práctica de la ciencia.
Cuando los desajustes comienzan a molestar o a hacerse demasiado eviden-
tes, un cambio de perspectiva puede descubrirlos y reemplazarlos. Las nuevas
teorías llevan implícitos desajustes que surgirán o no según el azaroso devenir
histórico. Estas modificaciones pueden ser interpretadas de la siguiente ma-
nera: si creemos que la razón es una, inmutable y universal, diremos que hu-
bo desajuste de lo racional; si creemos que la racionalidad es progresiva,
diremos que las variaci0Il~s muestran el avance de la racionalidad; si, por
el contrario, creemos que la razón depende de las fuerzas de poder que se
juegan en cada época, diremos que el sentido de racionalidad cambia. En
cualquier caso, considerar el conocimiento científico en su dimensión huma-
na, nos permite buscar en este discurso particular los elementos que encontra-
mos en el discurso en general.
Retomamos la problemática del deseo y del poder. Hay deseo en el dis-
curso científico, deseo de investigar, de saber, de encontrar respuestas a los
misterios de la naturaleza y del hombre, de dominar la naturaleza, de benefi-
ciar a la humanidad. Deseo de ser reconocido por los demás, de publicar, de
trascender, de triunfar sobre sus rivales. Freud encuentra que "el impulso in-
cansable a una mayor perfección que se observa en una minoría de individuos
humanos, puede comprenderse sin dificultad como consecuencia de la repre-
sión de los instintos, proceso al que se debe lo más valioso de la civilización
humana" (Más allá del principio de placer, pág. 2528). Los instintos repri-
midos producen una fobia neurótica, la cual, en espíritus privilegiados da ori-
gen a inventos, descubrimientos, teorías y obras destacadas. Según esta teoría
el deseo reprimido llevaría también a la búsqueda de logros en los dominios
del saber.
Respecto del poder, el discurso no es solamente el medio por el cual se
obtiene cierto poder, sino también aquello por lo que se lucha. El científico
quiere ser escuchado. Comunica a la comunidad científica sus teorías, y
cuando éstas súñ aceptadas pasan a circular dentro del discurso científico.
Desde ese momento puede llegar a influir en la educación, en la justicia, en la
política, en todas las formas sociales, puede incluso tener dominio en otras
ciencias. Este poder no es unilateral, también los poderes provenientes de
otros ámbitos ejercen presiones sobre él.
En nuestra época es tal el prestigio de la ciencia que desde muchos secto-
res se disputa por el nivel científico. Sectas religiosas pretenden ser "científi-
cas". El mercado ofrece al consumidor productos garantizados por su cienti-
35
ficidad. Hay disciplinas que luchan por ser admitidas como científicas, epis-
temólogos que airadamente sostienen que el psicoanálisis, el marxismo y la
astrología no son ciencias, psicoanalistas, marxistas y astrólogos ·que se afa-
nan para ser reconocidos como científicos. Algún poder ha de haber en el dis-
CUJ~so científico para que desde tantos ámbitos se pretenda pertenecer a él.
La contrapartida del deseo en el discurso científico es la institución. Ella
re5palda y encausa el discurso. Este se enuncia en los institutos de investiga-
cic'nes, en las universidades, en las asociaciones y academias científicas. La
institución es un sistema de co~cción. Sobre el discurso científico _pesa tam-
bién lo prohibido. Dentro de cada ciencia y en cada momento histórico se
presentan dispositivos determinantes de lo que se puede y no se puede hablar.
Se delimita un campo de objetos, de métodos y de técnicas, para mantenerse
dentro del discurso científico.
La escisión razón-locura rige para este tipo de discurso. El loco no puede
ha·:;er ciencia ni hablar de ciencia. Es proverbial en la historia de la ciencia la
descalificación de un discurso mediante la acusación de locura: Colón, Gali-
leo, Freud.
El tema de las proposiciones verdaderas y falsas hace a la ciencia misma.
Cada ciencia dispone de medios para determinar la verdad o falsedad de las
proposiciones. Dispone de sistemas de exclusión para dejar "fuera de discur-
so" a aquellas proposiciones que no se encauzan en la voluntad de verdad.
Algunos de esos procedimientos de exclusión son especialmente tratados por
los lógicos de la ciencia.
El comentario es un hilo conductor de la ciencia. Hay fórmulas, leyes,
reglas que se repiten sin apelar siquiera a su enunciación originaria; pasaron a
constituir el acervo de la ciencia. Se actualizan, amplían o rechazan teorías ante-
riores mediante el comentario. El murmullo constante de los comentarios en
cit.~ncia reedita el discurso científico y contribuye a su modificación por enri-
quecimiento o refutación. El comentario científico posee características que
10 distinguen de otros tipos de discurso.
Si bien en ciencia la exigencia de autor no es tan puntual como en litera-
tura, no se prescinde de él. En la Edad Media la apelación al autor era la máxi-
ma garantía de seriedad. "¿Cómo no va a ser verdad si lo dice el Maestro
(Aristóteles)?". Actualmente no se acepta una teoría porque la enuncie un
autor prestigioso. A una teoría no se le exige que la haya enunciado Newton o
Einstein, sino que sea coherente, que sea factible de corroborarse con la expe-
riencia. No obstante, el foco de coherencia que significa un autor está presen-
te en enunciados y teorías. Se sigue remitiendo a él, incluso sin haberse despo-
jado totalmente del halo de seguridad que parecen emitir algunos autores des-
tacados. También en ciencia este principio de exclusión funciona: cada autor
excluye de su obra objetos, temas, modalidades, delimitando así su discurso.
Hay más disciplinas que ciencias, pero cada ciencia está encuadrada en
disciplinas. Por lo tanto lo que se ha dicho sobre las disciplinas en general,
vale para las disciplinas científicas. Son sistemas anónimos constituidos por
errores y verdades que cumplen una función positiva. Marcan el horizonte te-
órico, es decir lo que está en la verdad del discurso de cada época (voluntad
de verdad), y posibilitan la producción de nuevas proposiciones, siempre y
cuando se enuncien respetando las exclusiones.
El ritual, procedimiento propio del sujeto del discurso, acompaña al· dis-
36
curso científico. Pensemos en el orden médico y en los rituales de la consulta,
las operaciones quirúrgicas, las investigaciones. Imaginemos el desprestigio
de un científico que, dando una conferencia en una institución importante, se
sacara los zapatos. Hipócrates dejó minuciosas instrucciones en cuanto al
comportamiento de un "buen" médico. Se sabe para cualquier científico, lo
que "no debe haéer". Es decir que la exclusión rige no sólo para ciertas pa-
labras, sino también para ciertos gestos y comportamientos, según las cir-
cunstancias; todo lo cual contribuye a fijar la eficacia de la palabra científica.
Las sociedades de discurso son espacios cerrados que definen con preci-
sión a ciertos discursos científicos. Las instituciones de investigación, faculta-
des, fundaciones, laboratorios, observatorios y academias.manejan rígidamen-
te sus secretos, dosifican lo que puede o no comunicarse y compartirse. Sus sis-
temas excluyen no sólo proposiciones sino también sujetos. Hay mecanismos pa-
ra decidir quién puede entrar o no en la sociedad y a quién, cuándo y cómo se le
puede transmitir información; por ejemplo, la N.A.S.A., o laboratorios medi-
cinales cuyas investigaciones redituarán gran beneficio económico.
En ciencia es difícil diferenciar entre sociedades de discurso y grupos
doctrinales. La diferencia está en que los grupos doctrinales tienen la caracte-
rística de promover el ingreso de nuevos adherentes al grupo. No los une el
secreto como en las sociedades de discurso, sino la dependencia doctrinal. Es
excluido del grupo quien emite discursos contrarios a los postulados básicos.
Entrarían en esta categoría algunas asociaciones médicas, psicoanalíticas, so-
ciológicas y academias de ciencia, dedicadas a promover las ideas científicas y.
conseguir adherentes y defensores de la ciencia.
La educación permite el acceso de los individuos a cualquier tipo de dis-
curso,pero marca su distribución, su permisión o prohibición. El juego de
los poderes señala el rumbo de los temas de estudio y de investigación. Por
ejemplo: en estos momentos en nuestras sociedades hay una voluntad de di-
fundir la ciencia en todos los niveles de la enseñanza, incluso en los estudios
humanísticos se hace hincapié en la excelencia científica. La enseñanza de la
ciencia y la tecnología tiene preeminencia en los planes de estudio. Hasta en
filosofía hay una tendencia a ocuparse de la ciencia, en detrimento de otras
problemáticas. Los mecanismos que disponen de la educación contribuyen a
la primacía de lo científico.
~
Hemos hecho una separación artificial del deseo, del poder, de la inst. tu-
ción y de los sistemas de exclusión del discurso. En realidad todos estos ele-
mentos funcionan interactuando entre sí, oponiéndose, complementándose y
expandiéndose. El discurso científico es un constitutivo más de la sociedad.
No escapa al juego de las pulsiones sociales y se atiene a sus exclusiones.
Existe un esfuerzo renovado a través de la historia de la ciencia por "ob-
jetivizar" el lenguaje ciendfico. Leriche, un teórico de la medicina, dice que si
se quiere definir la enfermedad hay que deshumanizarla. Hay que olvidarse
de que la sede de la enfermedad es un hombre. Cuanto más racional y cientí-
fico se pretende un lenguaje, más parco, alejado de toda emotividad y asépti-
co debe ser. En nuestra época esto se ha logrado. En el discurso científico no
deberá entrar el azar, no deberán irrumpir los instintos, se deberá excluir el
humor. No siempre fue así J Galileo mechaba sus textos científicos con anéc-
dotas, ironías, comentarios ad-hoc. Esto está prohibido hoy en el discurso
científico, salvo en algunos textos llamados de divulgación.
Foucault dice que "las palabras son siempre una violencia que se les
hace a las cosas". No debemos creer entonces que si pudiéramos realmen-
te eliminar los sistemas de exclusión lograríamos recrear la realidad con
las palabras. Tampoco tenemos pruebas de que el mundo sea cómplice de
nuestro conocimiento y se deje atrapar por él. Ni siquiera podemos saber
si la realidad tiene correlatos absolutos con nuestra razón como para que
ésta nos dé totalmente cuenta de ella. Si pudiéramos incluir en el discurso lo
excluido, no tendriamos seguridad de expresar así la realidad. En última ins-
tancia, el conocimiento y el discurso colaooran en la conformación de nuestro
mundo, es decir, no es esperable que un discurso salvaje y cristalino nos refleje
al mundo tal cual es. Pero entendemos que tanto el discurso en general, co-
mo el discurso científico en particular~pueden aspirar a una mayor libertad, a
una soltura que permita entender la complejidad de los juegos negativos que
enrarecen el discurso, pero que a la vez lo constituyen. Podemos preguntar-
nos hasta qué punto las exclusiones del discurso -incluidas las del científi-
co- no están revelando el temor a los acontecimientos descarnados.
38
10. Formule su opinión sobre la relación discurso científico-poder. Fun-
daméntela.
BIBLIOGRAFÍA
39
5. EL CONOCIMIENTO
0) G
La función del sujeto es conocer al objeto; la de éste, ser conocido. El
vínculo entre ambos elementos es una correlación, esto es, uno es sujeto
para el objeto y el otro es objeto para el sujeto. Es irreversible porque el
sujeto no se convierte en objeto, ni a la inversa. En caso de intentar aprehen-
der a otro sujeto humano, éste puede también conocer (ser sujeto para) quien
lo conoce. Pero se trata, en realidad, de dos relaciones cognoscitivas parale-
las y simultáneas.
Hace falta poner en contacto a dos elementos enfrentados en el acto de
conocer, ya que son, como se dijo, trascendentes (están uno más allá del otro)
o independientes. El sujeto es el.encargado de trascender (ir más allá de sí
mismo). Para ello sale, llega hasta el objeto y regresa. Este movimiento del
sujeto le permite aprehender las características del objeto. Al volver, el sujeto
se ha modificado: posee ahora una imagen (1).
SALE
~VE_~"
El sujeto es receptivo, es decir, capaz de recibir las propiedades del obje-
to. Su trascender es sólo su acomodarse al objeto para poder aprehenderlo,
recibirlo. En la relación es modificado por el objeto, mientras que éste per-
manece idéntico. El objeto es el determinante: modifica al sujeto, quien po-
see ahora una imagen (las características del objeto) que antes no poseía. El
sujeto es determinado.
41
Según esta descripción el sujeto, cuando conoce, se atiene al objeto, y
obtiene una imagen (1), la cual refleja al objeto tal cual es. Sin embargo,
cabría preguntar:
El sujeto, ¿es sólo receptivo y por ende, pasivo? Por ej. un historiador, si
se atuviera a los datos que posee (imagen) se encontraría con una serie de
hechos, algunos sucesivos y otros simultáneos, entre los cuales pueden estar la
forma en que hizo sus empanadas la negra María el 22 de Mayo de 1810 junto
con el Cabildo Abierto de ese día. Sólo si el historiador selecciona esos hechos,
los organiza, interpreta y relaciona (estableciendo qué es causa, qué es antece-
dente, etc.) podrá aprehender lo que denominará "Revolución de Mayo".
El objeto, ¿no se modifica en la relación de conocimiento? Por ejemplo,
en la física clásica puede determinarse la trayectoria y velocidad de todo mó-
vil. Sin embargo, cuando se pretende observar un neutrón, al querer estable-
cer la trayectoria se modifica la velocidad, y a la inversa. La presencia del ob-
servador modifica aquí al objeto. Un test psicológico es una forma de cono-
cer ciertos aspectos de la personalidad de un individuo (objeto). Pero al reite-
rar el mismo test a la misma persona, los resultados variarán.
¿Sujeto y objeto son independientes, están enfrentados? Para que haya
conocimiento, el sujeto psicológico tiene que tener conciencia de la imagen
aprehendida. Quizá podría entenderse que el acto de conocer es justamente
un poner ante la conciencia aquello que ya en realidad, de alguna manera, sa-
bemos. Tenemos ciertos "saberes" por nuestro trato cotidiano con las cosas;
v.gr., manejamos el picaporte de la puerta con eficacia ("sabemos" cómo
hacerlo), aunque no nos hayamos nunca enfrentado al picaporte como objeto
cognoscible. Si el picaporte se rompe, nos llama la atención y, entonces,
nuestra mirada se dirige a él y lo aprehende ahora como un objeto con deter-
minadas características. En caso de que esta descripción sea cierta, hay una
relación familiar entre el sujeto y las cosas, que luego puede transformarse en
conocimiento. En consecuencia, no habria la separación entre sujeto y obje-
to (S y O) que Hartmann afirma.
Si sólo hay conocimiento cuando la imagen es verdadera y lo es si coinci-
de con el objeto, ¿cómo se determina la verdad de un conocimiento? ¿Qué
grado de adecuación tiene que existir entre imagen y objeto para considerar la
verdad del conocimiento? y ¿cómo conocemos ese ~rado de adecuación?
No resulta fácil contestar unívocamente a la pregunta "¿qué es el cono-
cimiento?". Algunos datos quedan claros, pero no hay una solución total. La
historia de la filosofía muestra numerosos intentos para encontrar la respues-
ta. Parecidos problemas se presentan cuando se reflexiona acerca de un tipo
de conocimiento: el conocimiento científico.
La descripción del conocimiento nos remite de la verdad. Ahora, se de-
sarrollará ese tema; luego veremos el problema de la justificación del conoci-
miento. Recién entonces estaremos en condiciones de tratar la cuestión del
conocimiento científico.
42
2. ¿Considera que hay otros elementos que juegan en el conocimiento y
que la descripción de Hartmann no toma? ¿Cuáles?
3. Sintetice con sus palabras los problemas planteados por la descripción
tradicional del conocimiento.
BIBLIOGRAFÍA
HARTMANN, N., Les principes d'une métaphysique de la connaissance,
Aubier, París. 1945.
HOSPERS, J., Introducción al" análisis filosófico, Alianza Editorial,
Madrid, 1980.
,..")
43
6. OTRA HISTORIA DE LA VERDAD·
l. Estructura de la verdad
a) Objetividad
b) Comunicabilidad
e) Unicidad
d) Conformidad con los principios lógicos
e) Correspondencia con lo real
44
Principio de identidad: "Si una proposición es
/ verdadera, es verdadera".
d)La verdad se " Principio de no contradicción: "Ninguna.
corresponde ~ proposición puede
con los principios ser verdadera y falsa a la vez".
lógicos.
Principio de tercero excluido: "Una
proposición es verdadera o falsa,
no existe otra posibilidad".
La verdad es igual a sí misma, no es contradictoria, no puede ser y no ser
al mismo tiempo.
e) La verdad se corresponde con lo real, hay una concordancia entre lo
que se enuncia y la realidad a la que se refiere.
______ La demostración
Esta concepción de la verdad es inseparable de:~-. La verificación
La experimentación
3/
Conjunto de
proposiciones ACCIÓN
ya establecidas. .1. Adecuación.
2. Eficacia ..
J!. Coherencia.
Nuestra idea de verdad es entonces la de una relación. Es sugerente que
también la noción común de conocimiento se establezca como una relación
dual:
45
R1E.lLACIQN:
Si esta relación cumple ciertas condicienes,
se da el conocimilfflto~
Pero hubo épocas en que la verdad como relación no era obvia, como lo
es para nosotros, ni siquiera se podía concebir un desdoblamiento entre. la pa-
labra y la realidad, porque en la verdad, la palabra y la realidad constituían
una unidad; dicho de otra manera: era la palabra verdadera la que instituía la
realidad.
Por un lado, se suele creer que la verdad es una, siempre ha sido y será la
misma, sin modificaciones. Por otro lado, la historia muestra que a distintos
sistemas de pensamiento corresponden distintas concepciones de verqad.
Foucault sostiene que no existe fragmento de verdad que no tenga que ver
con el poder. Las verdades se mantienen y siguen vigentes mientras, directa o
indirectamente, total o parcialmente, están avaladas por algún tipo de poder.
Esta afirmación no pretende referirse sólo a las verdades de la vida cotidiana,
sino también a las de las ciencias naturales, sociales y formales, yen general a
todos los ámbitos humanos. La verdad tiene que ver con la política.
Entendemos por políticas las relaciones de poder que se dan entre los
hombres. Estas relaciones no se limitan sólo a la forma de gobierno, al juego
de las luchas partidarias o a los asuntos de estado, sino que se extienden a la
comunidad entera, a la sociedad. Se refieren al mundo, donde, por el solo
hecho de haber hombres, se establecen relaciones de poder; por lo tanto abar-
can la economía, la religión, el ejército, la justicia, la ciencia, el arte, la edu-
cación y todo lo que tiene que ver con la sociedad.
En el concepto de polis, encontramos el sentido originario de la palabra
"política". Aristóteles considera que la esencia humana es la racionalidad, y
define al hombre como"animal político". En Grecia no se podía imaginar al
hombre independientemente del ciudadano y es justamente en un contexto po-
lítico en donde se constituye la razón. Se debía buscar el conocimiento por el
conocimiento mismo, la búsqueda de la verdad se consideraba "desinteresa-
da". Pero entre nosotros la ratón no se orienta a la mera contemplación co-
mo en sus inicios, sino que se ha vuelto experimental.' Podemos preguntarnos
si esta razón que está ligada a la ciencia y a la verdad, sigue teniendo algo que
ver con lo político o es absolutamente independiente de la dinámica social.
Afirmar que "son las prácticas sociales las que generan verdades susten-
tadas en fuerzas de poder" es ir contra toda una tradición pedagógica, la cual
ha. puesto todos sus esfuerzos para hacernos creer que la verdad es indepen-
diente--del maestro que la enseña y vale por sí misma. Además el maestro
simplemente debe propagar la verdad, como si la verdad no fuera un compro-
miso.
Intentaremos mostrar que la verdad, en tanto categoría mental, es soli-
daria con todo un sistema de pensamiento, y que los sistemas de pensamiento
cambian, según van cambiando las relaciones de poder que los constituyen.
Platón en el siglo v a.C. institucionalizó la verdad como la única, in-
mutable y racional, pero no siempre la verdad fue racional. No sabemos
46
si siempre lo va a seguir siendo. Aunque sabemos que la verdad ha cambiado
a través del tiempo. En consecuencia la verdad tiene historia, incluso se le
puede atribuir una pre-historia.
Tomar las primeras referencias griegas acerca de la racionalidad, prove-
nientes de los jónicos, y seguir las afirmaciones de la ciencia hasta nuestros
días sería hacer una historia interna de la verdad. Aquí sólo trataremos de
captar algunos aspectos de la historia externa de la verdad, es decir, de las
condiciones sociales que produjeron con éxito ciertas formas de verdad en
detrimento de cualquier otra posible.
47
• No se opone a lo falso, se opone al
olvido.
Características de la verdad . • Es eficaz.
arcaica: • Tiene connotaciones mágico-reli-
giosas.
• Es privilegio de pocas personas.
48
Con el advenimiento de la polis (s. VIII-VII a.C.) se prepara el terreno
para la nueva estructura de la verdad, que llamaremos "verdad como per-
suasión". Los problemas públicos, los temas que tienen que ver con la comu-
nidad, lo relativo a la ciudad, ya no se trata en el secreto del palacio, sino
en el ágora, esto es en el centro, en la plaza pública; allí se da la crítica, la
controversia, los debates. Los tópicos que antes estaban reservados al guerre-
ro o al sacerdote, ahora se abren a la discusión de los ciudadanos. Comienza
una trabazón entre política y logos; porque de eso se trata, de gan~r espacio
político por medio de la palabra. Se da una preeminencia de la palábra sobre
otros instrumentos de poder. La verdad va a ser la que logre convencer al
otro, la verdad es persuasión (peithó).
Acá no se busca verificar, sino persuadir. Al exponer algo a la luz del
día, se lo somete a juicio, y si se acepta, se convierte en verdad. Cuando las
verdades eran secretas, las manejaban sólo unos pocos privilegiados (poetas,
adivinos, reyes); cuando las verdades pasan a ser públicas, son dominio co-
mún. Los que manejan mejor esas verdades comunitarias son los capaces de
persuadir con ellas, independientemente de su adecuación a la realidad. Pero
si no se convence al otro, aparece la falsedad.
Se descubre la ambigüedad de la palabra. La palabra puede tener un es-
tatuto doble y ambiguo: dice algo para referirse aotra cosa. La ambigüedad
comienza a ser problema en Hesíodo (VIII a.C.); su pensamiento está en el pa-
saje del mito .allogos.
Verdad-eficacia Verdad-persuasión
50
Sistema de pensamiento:
NUEVOS
.. de Objetos ! NUEVAS
Prácticas
sociales·
I Engendran _
DommlOS .
saber tc?n~e.Ptos Formas de sUjeto
Tecrucas
52
cursos verdaderos son, en última instancia, discursos del poder, que no se
imprimen en el sujeto, sino q~e constituyen un nuevo tipo de sujeto.
3.1. La prueba
Prueba es una razón o argumento, o hecho, por medio del cual se preten-
de mostrar la verdad o falsedad de una proposición.
Se puede demostrar algo por medio de la definición, en la cual se hace
manifiesto lo que es, o por medio de la explicitación de sus fundamentos.
Tanto la ciencia como la filosofía utilizan la prueba como elemento con-
firmatorio de sus afirmaciones. Se puede demostrar racionalmente, con lo
cual se establece la relación entre principio y consecuencia, o entre causa y
efecto. La demostración empírica se hace contrastando una hipótesis con la
realidad. Otro modo de demostrar es partir de los hechos, abstraer simbóli-
camente, establecer relaciones y obtener conclusiones; si hay coherencia, si
no hay contradicciones, se obtuvo una prueba formal. En lógica se llama
prueba al proceso mediante el cual se establece la conclusión como conse-
cuencia de ciertas premisas. Probar es demostrar que la conclusión es correc··
ta, utilizando reglas de inferencia para obtenerla.
Encontramos la prueba como método para establecer la verdad, en dos
momentos históricos: Grecia arcaica y Edad Media. Para visualizarla en Gre-
cia tomaremos un pequefio fragmento de la Ilíada: hay una discusión porque
en una carrera de carros, uno de los contrincantes acusa al que llegó primero
de haber cometido una irregularidad. Los responsables del torneo habían co-
locado un testigo en el lugar del desafío, sin embargo no se lo cita al testigo.
El acusado insiste en que no cometió irregularidad, entonces el agraviado le
dice al presunto infractor que coloque su mano sobre la cabeza del caballo y
jure por Zeus que no cometió irregularidad. El acusado retrocede frente a es-
te desafío. Se produjo la prueba de su falta. Quien le había mentido a los
hombres no se atrevía a mentir a los dioses, porque en este caso el dios mismo
puede revelar la verdad mediante un rayo.
La prueba como· forma jurídica desaparece al comienzo de la Edad Me-
dia, reaparece alrededor del siglo XII. En el antiguo derecho germánico tam-
bién se dirimían los conflictos por medio de la prueba; no se consideraba tes-
tigo, ni indagación, ni confesión; lo que determinaba el triunfo era la prueba.
53
No había noción de culpa o inoéencia. sino de daflo y reparación. La acción
penal revestía las características de un duelo, entre el presunto agraviado o un
pariente (no era indispensable que se presentara el ofendido), y quien era acu-
sado de haber producido el dafio (también podía ser otra persona que lo
representara). La autoridad no intervenía, era una contienda entre indivi-
duos. Se producía una ritualización de la guerra. Existía la posibilidad de ter-
minar esa lucha por medio de un acuerdo o transacción. poniendo fin al
conflicto mediante un pago. El vencedor prueba con su triunfo, tener razÓn.
Había distintos tipos de prueba: una era demostrar el prestigio de los liti-
gantes; en ésta ganaba el que era capaz de hacer valer su importancia social,
sus influencias. Otra forma de prueba era la verbal: se pronunciaba una serie
de fórmulas. y el éxito dependía de articularlas correctamente; un olvido o un
error gramatical significaba perder el proceso. Un tercer tipo de prueba era la
ordalía, en la que se sometía al acusado a una lucha con su propio cuerpo o
con elementos naturales, como caminar sobre brasas o resistir bajo el agua.
También se practicaban los "juicios de Dios", en los que el acusado o los
contrincantes estaban sujetos a que se dieran ciertas condiciones totalmente
ajenas a lo que se litigaba. o a sus propias fuerzas, y de ellas dependía el
triunfo o la derrota.
Esta manera de producir verdad parece haberse escapado totalmente de
lo que se buscaba. Se pretende buscar la verdad. y en realidad lo que triunfa
es la fuerza. o la habilidad. o la casualidad. o el prestigio; sin embargo hay
formas culturales que se manejan con el sistema de la prueba: podemos conside-
rar a los sistemas de la ciencia y la filosofía como elaboraciones racionales de la
prueba y la demostración. Sistemas que determinan cómo producir la verdad, en
qué condiciones y con qué tipos de reglas. También la alquimia respondía a un
sistema de pruebas, consistente en saber qué invocaciones hacer, qué princi-
pios respetar. cómo actuar. Otro dominio de saber regido por esta forma ju-
rídica de la prueba era la universidad medieval. en la que se manifestaba el
saber a través de rituales. La disputatio era un enfrentamiento entre dos riva-
les, que por medio de armas verbales y procesos retóricos trataban de "pro-
bar" su sabiduría. En estos enfrentamientos valian más la cantidad de auto-
res prestigiosos citados que un estudio riguroso sobre el tema disputado.
Hacia el siglo XII desaparece el recurso de la prueba en pleitos, ~ causa de
que esa manera de litigar daba la posibilidad de acumular riquezas, ya que uno
de los contrincantes podía terminar el litigio pagando (con aromas. tierras, etc.);
esto fue aprovechado por los más poderosos,que instrumentaron la manera de or-
denar y controlar los pleitos judiciales, sacando partido en la intervención.
Ya no es un enfrentamiento entre individuos, porque se deben someter a un
poder exterior (el del sefior o rey), además aparece el procurador que repre-
senta al soberano lesionado. Si hubo daño, quien maneja la justicia se siente
afectado. Aparece la noción de infracción y de culpa, ésta se puede pagar me-
diante una multa. No se aplica la prueba (lucha) porque ni el rey, que simbo-
liza al ofendido, ni el procurador, que simboliza al rey, van a arriesgar la vida
en cada litigio. Se comienza a gestar una nueva forma de generar verdad: la
indagadón.
54
3.2. La .indagadón .
I Layo ?
Tiresias
(sombra, es ciego)
Yoc~sta Edipo
Lo mataron en una encrucijada Yo maté en una encrucijada
55
• Verdad casi completa: el asesinato de Layo.
Edipo
56
cuentL, es que este método surge en la Iglesia, la cual constituye desde el s. x el
únicc cuerpo económico y político coherente de Europa. En el juego de rela-
cione'i de poder cabe destacar el hecho de que la indagación como práctica jurídi-
ca está impregnada de categorías religiosas: lo que antes era "daño", ahora es
"infracción", "culpa", es decir algo muy parecido a "pecado" . Hay una re-
lación entre infracción a la ley y falta religiosa.
A partir de esta nueva forma de producir verdad, se reestructuran tam-
bién las relaciones de poder. Hacia final de la Edad Media se imponen formas
de indagación como modelo general del saber; aparecen dominios de saber
que procuran establecer la verdad, mediante la indagación: geografía, astro-
nomía, técnicas de viajes,medicina, botánica, zoología. Hay un gran movi-
miento cultural que hace eclosión en el Renacimiento. La indagación es una
forma política de ejercicio del poder, es una forma de autentificar la verdad y
de transmitirla, es una forma de entender las relaciones entre las determina-
ciones político-económico-sociales y los dominios de conocimiento.
3.3. El exa~en
Hay distintas vertientes que se originan a partir del siglo XVIII en Euro-
pa, pero que van a confluir en una misma noción de sociedad. Una so-
ciedad en la que el individuo es considerado en función de su peligrosidad po-
tencial; no se tiene en cuenta lo que el individuo realmente es, sino lo que
puede llegar a ser; no se lo ve a la luz de las infracciones reales sino de las vir-
tuales. Debido a esto el individuo no puede ser manejado por normas pena-
les, porque todavía no las infringió, sino por una serie de poderes laterales,
tales como la policía, las instituciones de vigilancia y control, de educación,
de psiquiatría, de psicología, medicina, laborales, etc. Cualquiera puede ser
un infractor. Se realizan los controles en función de la peligrosidad potencial
del individuo.
57
•
SOCIEDAD DISCIPLINARIA
Red de vigilancia y control
SUJETO
58
había mucha pobreza, y por el otro se comenzaba a almacenar mercadería en
gran t:scala. Se forma una especie de policía privada para preservar los depó-
sitos y los barcos anclados en los puertos.
1
~
Pedagógicas
't
In st1 UCl'on Médicas Tienen la propiedad de controlar el
es Pena es I ' tiempo. E'stan a l serVICIO
.. d e 1os
Industriales, etc aparatos de producción
~
Proposición - Realidad
La verdad es una relación Pensamiento - Pensamiento
entre
Proposición - Utilidad
VERDAD CONOCIMIENTO
~
No se opone a lo falso, se opone a lo oculto
Características de la Eficaz (instaura realidad)
verdad arcaica: Mágico - religiosa
Privilegio de unos pocos
Racional
Verdad - persuasión L Relativa
~ Ambigua
/ Racional
Verdad platónica: ~ Absoluta
Precisa
61
-
l Objetividad
Características de la ""- Comunicabilidad
verdad en una cultura ~ Unicidad
regida por la ciencia \ Correspondencia con lo real
Conformidad con los principios lógicos
DOMINIOS DE
SABER De la indagación: Medicina - Goograna
Zoologia -Botánica - Viajes
62
BIBLIOGRAFÍA
DETIENNE, M., Los maestros de verdad en Grecia arcaica, Taurus,
Madrid, 1983.
FOUCAULT, M., La verdad y los formas jurfdicas. Gesisa, Barcelona,
1980.
T ARSKI, A., La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la
semántica cientifica. Fac. de Filosofía y Letras - UBA, Bs. As., 1965.
VERNANT, J-P, Los orlgenes del pensamiento griego" Eudeba, Bs. As.,
1984.
63
I
7. EMPIRISMO Y RACIONALISMO
64
Hume (1711-1776) pretendió ser un empirista coherente. Para ello refle-
xionó sobre el conocimiento universal y necesario. Sometió a crítica las no-
ciones de esas características, las cuales son el fundamento pan. c0nceblr te-
orías científicas. La crítica consiste en revisar esas nociones para determinar
si se apoyan o no en la experiencia. Si son producto de lo percibido tendrán
validez; en caso contrario, Garecerán de valor cognoscitivo, serán sólo apa-
rente conocimiento.
Desde los griegos, un verdadero conocimiento es el que capta las causas
de los fenómenos. La comprensión de la realidad exige mostrar sus causas.
La noción de causalidad remite a la conexi6n necesaria entre dos hechos: uno
que se da primero (la causa) y un segundo producto de aquel (el efecto). Dada
la causa obligatoriamente se presenta el efecto. Si se percibe el efecto, ha
ocurrido la causa. Hay humo, entonces hubo fuego; hay fuego, habrá humo.
Se afirma incluso que la causa contiene, de algún modo, el efecto. En las nu-
bes ya está el agua.
Hume reflexiona sobre la noción de causa, teniendo en cuenta, que, de
acuerdo· a su empirismo, todo lo ·que sostenemos de esa noción tiene que
corresponderse con datos empiricos. Si esto no sucede, no hay conócimiento.
El procedimiento que utiliza Hume se basa en el hecho de que frente a una
afirmación universal basta encontrar un solo caso particular en que tal aflr-
maciónno se cumpla, para demostrar su falsedad. Porej: la proposición "To-
do alumno es reprobado" es falsa, puesto que existe por lo menos un alumno
aprobado. Por ello, la crítica la efectúa mostrando un ejemplo de causalidad,
bastará que en él no se encuentre percepción de un nexo necesario para refutar
la idea universal de causa.
Al chocar una bola de billar con otra, ésta se mueve, se considera a la pri-
mera causa del movimiento de la segunda (efecto). ¿Qué se percibe para aseve-
rar la conexión necesaria (causalidad) entre estos dos fenómenos'? En reali-
dad, se capta unasucesi6n de hechoS. En primer lugar, la bola A se mueve en
linea recta hacia la bola B. En segundo lugar, A y B entran en contacto. Final-
mente, B se mueve. No se percibe ninguna conexión necesaria, ni se visualiza
que en el movimiento de A esté el movimiento de B. En la experiencia se nos
presenta únicamente una sucesión de hechos. Pero esta sucesión se repite en
nuestras percepciones. Justamente en tal repetici6n se encuentra la clave. Co-
mo ha ·ocurrido muchas veces esta sucesión, se nos crea un hábito: tenemos
una costumbre, la cual nos hace esperar que los fenómenos vuelvan a darse del
mismo modo. Aunque no hay ninguna necesidad de que suceda asi.
La noción de causa, concluye Hume, no posee base empírica, lo que sig-
nifica negar que sea verdadero conocimiento. El hábito psicológico explica
las características de la noción. Esta tiene tina gran utilidad, si bien no tiene
valor cognoscitivo alguno. Las nociones universales abrevian la experiencia
del hombre y le sirven para su protección. "
El empirismo coherente debe negar la validez de los conocimientos uni-
versales. Un atajo para los defensores de esta posición es considerar que ese
tipo de conocimientos adquiere cierto valor por alguna referencia a la expe-
riencia. Pero se crea entonces el problema de determinar cómo· ha de ser esa
referencia y cómo se comprueba. La ciencia pretende que sus conocimientos
se basan en la experiencia. La reflexión acerca de la validez de las leyes cientí-
ficas se enfrenta, entonces, con la problemática mencionada.
65
La razón, para el empirista, desempeña en el conocimiento un papel to·
talmente secundario y dependiente de la experiencia. Desde la antigüedad se
diferencian la capacidad sensible, constituida por los sentidos, la memoria y la
imaginación, de la capacidad racional. Los sentidos captan datos en presencia
del objeto, la memoria los retiene y la imaginación reproduce los datos reteni-
dos sin estar presente el objeto. La razón opera con características propias y
distintas de la sensibilidad. Para el empirista, imaginación y razón parecen
confundirse. Todas nuestras capacidades operan asimiladas a los sentidos. El
intelecto combina sensaciones.
El racionalismo, en cambio, afirma que el origen de nuestros conoci-
mientos se encuentra en la razón. Reconoce la existencia de conocimientos
sensibles, pero juzga que no es verdadero conocimiento. Se conoce realmente
cuando las proposiciones son universales y necesarias. Ambas características
no las poseen los datos obtenidos por la experiencia, sino los conocimientos
adquiridos mediante la razón.
Descartes (1596-1650) muestra en un ejemplo que nuestra captación de
10$ hech!Js no depende de la experiencia. Un trozo de cera, a temperatura am-
biente, tiene ciertas propiedades sensibles: el color, la forma, el olor, la densi-
dad, etc. Si se la coloca en un recipiente y se lo calienta, el trozo de cera cam-
bia sus propiedades sensibles: se modifica el color y el olor, adquiere la fOflna
del recipiente, se licua, etc. Si nos basamos en los datos sensoriales, debe-
ríamos pensar en dos objetos diferentes. Sin embargo, sabemos que estamos
frente al mismo objeto, pese a sus distintas características sensibles. En am-
bos momentos reconocemos la cera. Tal reconocimiento no lo realizamos por
los sentidos. Es producto de la razón. Nuestro intelecto concibe al objeto cera
como algo "extenso" (se extiende en el espacio y en el tiempo), "flexible", y
"mudable". Tales atributos no son percibidos, ni resultado de la imagina·
ción, la cual no puede abarcar las infinitas posibilidades de extensión, flexibi-
lidad, o cambios de la cera. Aunque comúnmente creemos que la percepción
produce el conocimiento, el verdadero conocimiento es producto de la razón.
El intelecto capta en la realidad los elementos simples que la componen
{en el ej. de la cera: extensión, flexibilidad y mutabilidad). A partir de esos
elementos pueden reconstruirse los hechos. En realidad, la razón re-conoce
(vuelve a conocer) esos elementos. El alma posee esos elementos en forma de
ideas. Estas ideas son innatas, es decir, están en ('~in") el nacimiento (Una_
tus"), son independientes de la experiencia. La razón posee contenidos (las
ideas innatas) a partir de las cuales infiere -obtiene- nuevos conocimien-
tos. La matemática actúa aquí de modelo. Como en la geometría, se parte de
elementos simples indefinidos (punto, recta y plano) y a partir de ellos se de-
muestra las otras verdades. Descartes sostiene que se llegará a constituir una
"matemática universal", todas las disciplinas se organizatán racionalmente
como la matemática". " .
El racionalismo defiende las posibilidades cognoscitivas del intelecto.
Sostiene que el conocimiento se construye a partir de los contenidos propios
de la razón conectados por relaciones racionales (lógicas). No es necesaria,
entonces, la experiencia. Sin embargo, pese a carecer de esta base empírica, se
aplica a los hechos. En el caso de la matemática, la fórmula de la superficie
del rectángulo, v.gr., se aplica al cálculo de superficie de "terrenos; la física es
otro ejemplo claro de interpretación de conocimientos puramente racionales
66
para explicar fenómenos reales. ¿Cómo es posible que conocimientos pro-
ducidos por el intelecto, independientemente de la experiencia, sean eficaces
en la explicación de la realidad empírica? La respuesta tradicional es conside-
rar que los contenidos simples de la realidad son los mismos con que Dios
creó el universo. Esta coincidencia justifica el éxito de nuestras explicaciones:
la realidad fue creada racionalmente. El problema no termina de resolverse
con esta hipótesis controvertible.
La experiencia refiere a la realidad pero es particular y contingente. La
razón provee conocimientos universales y necesarios pero sin referencia a la
realidad extramental. Por una u otra vía surgen problemas. Importa un cono-
cimiento explicativo de muchos hechos en sus características invariantes.
Kant (1724-1804) ha realizado un importante aporte a la teoría del cono-
cimiento. Considera que la capacidad humana de conocimiento tiene límites.
Tales límites si, por una parte, indican negativamente hasta dónde se puede
conocer, por otra parte señalan positivamente bajo qué circunstancias es po-
sible conocer. Kant denomina "trascendental" a las condiciones de posibilidad
del conocimiento. Estas condiciones de posibilidad son además a priori; lo que
quiere decir independientes de la experiencia. No se dan en la experiencia, ni
por la experiencia sino que son condiciones de toda experiencia. Hay experien-
cia y,en general, conocimiento, sí y solo si están dadas las condiciones de posi-
bilidad del conocimiento. La reflexión trascendental -acerca de estas condi-
ciones- determina cómo es posible el conocimiento.
El hombre posee una razón finita. Por ello necesita, para conocer, que
algo le sea dado. Los datos sensibles son el material necesario para el conoci-
miento pero no son suficientes. Aun para recibir sensaciones hacen falta ciertas
condiciones de posibilidad. La receptividad del sujeto presenta dos condi-
ciones trascendentales: las intuiciones a priori de espacio y tiempo. Son in-
tuiciones por ser representaciones inmediatas y directas. A priori, porque no
se constituyen en o por la experiencia, sino que son independientes de ella.
Son representaciones que coloca, por así decirlo, el sujc:to como condiciones
que hacen posible la recepción de sensaciones. No existe entonces un espacio
y un tiempo objetivo y absoluto exterior al sujeto. Lo a priori es universal y
necesario. a diferencia de lo a posteriori (lo que depende de la experiencia)
que es particular y contingente. En consecuencia, cualquier sujeto recibe sen-
saciones en un espacio y tiempo universales y necesarios. *
Los datos sensoriales recibidos son, sin embargo, una materia amorfa,
una "sinfonía sin ton ni son". Están ubicados en un aquí (espacio) y en un
ahora (tiempo), pero carecen de sentido. Es necesario que operen aún otras
condiciones trascendentales. Son los conceptos puros o categodas a priori.
Son conceptos puros por ser nociones sin contenido empírico; categoría signi-
fica forma o modo de pensar la realidad. Porque son puros, son meras for-
mas vacías. Porque son a priori no dependen de la experiencia y tienen vali-
• En consecuencia, pueden distinguirse, en Kant, dos tipos de intuición:
<
SENSIBLES (a posterion): impresiones o
INTUICIONES datos sensoriales
PURAS «(1 priorI): espacio y tiempo
Las últimas son condiciones de posibilidad de la recepción de las intuiciones sensibles.
67
dez universal y necesaria. Las categorías son doce, según Kant: por ej.: sustan-
cia y accidente, causa y efecto, etc.
Los datos sensoriales son la materia amorfa; al ser recibidos por el sujeto son
ubicados en el espacio y el tiempo y organizados por las categorías trascendenta-
les. Al aplicarse una de las categorías se constituye el objeto.· "Intuiciones sin
conceptos son ciegas; conceptos sin intuiciones son vacíos". (Las sensaciones
también son intuiciones, pero no son a priori. Son representaciones inme-
diatas y directas. Percibo el rojo directa e inmediatamente. Aquí "conceptos"
debe entenderse por conceptos puros o categorías.) Los datos sensoriales por
sí mismos, las intuiciones aludidas en la cita, son Hciegos", carecen de senti-
do. Pero sólo con los conceptos puros tampoco hay conocimiento, puesto
que son "vacíos", meras formas o moldes.
El conocimiento para Kant es resultado de una especial conjunción de
experiencia y razón. El sujeto, podríamos decir, requiere de los datos sen-
sibles para poder construir con sus intuiciones y categorías trascendentales a
priori. el conocimiento de la realidad.
Si se diferencia "comienzo" en tanto inicio temporal de algo, de uori-
gen" en tanto fuente y fundamento, resulta que "si bien todo nuestro conoci-
miento comienza con la experiencia, no por eso se origina todo él en la expe-
riencia" re. R. Pura. Introducción).
Se siguen discutiendo hoy aspectos importantes del sistema kantiano. No·
puede aceptarse ya su idea de una razón única e inmutable que aplica sola-
mente las categorías por él descriptas. Importa, sin embargo, su descubri-
miento de la existencia de condiciones trascendentales de posibilidad del co-
nocimiento.
<
EMPÍRICOS (los cuales contienen elementos sensibles; por ejemplo: mon-
CONCEPTOS tafia, río, elefante)
68
8.a. "No hay conocimiento que no pueda referirse a una experiencia de
nuestros sentidos".
8.b. "Dios ha colocado en nuestra alma 'semillas', a partir de las cuales, por
medio de la razón, podemos desarrollar nuestro conocimiento: son las ideas
innatas."
8.c. "El verdadero conocimiento es conocimiento de ideas universales y nece-
sarias; mientras las ideas provenientes de la experiencia sensible son siempre
particulares y contingentes, aquellas ideas son permanentes y captables por la
razón."
8.d. "La ciencia formula enunciados de alto nivel de abstracción y generali-
dad, pero constituidos por proposiciones y términos que se refieren a la reali-
dad experimentable. Si aquellos enunciados tan generales y abstractos no
pueden ser verificados directamente en la experiencia sensible, sí lo pueden ser
estas proposiciones más simples."
S.e. "Conocer la realidad es encontrar tras la realidad sensible, múltiple y
cambiante, una realidad única e inmutable, fundamento de toda realidad.
Sólo podemos captar ese fundamento gracias a la razón."
8.f. "Toda la realidad a la que accedemos es producto de nuestra experiencia
sensible. Aunque la experiencia sensible es siempre de un objeto particular y
contingente, los hombres han inventado convenciones que permiten, por me-
dio del lenguaje, utilizar términos que pueden aplicarse a cualquier experien-
cia semejante, y por ende, son generales. Pero la verdad de las proposiciones,
en las cuales tales términos aparecen, está en su referencia a una percepción
concreta. "
8.g. "El entendimiento interviene en el conocimiento permitiendo simplificar
la acción humana, al organizar los datos sensibles -asociándolos, clasificán-
dolos, relacionándolos. Tal intervención debe limitarse a los contenidos em-
píricos, sin distorsionarlos, ni realizando agregados. Esta dependencia de la-
experiencia sensible hace que los conocimientos resulten eficaces en la prácti-
ca para satisfacer lás necesidades del hombre."
S.h. "La estructura misma de la realidad es matemática, y por lo tanto, ra-
cional. El desarrollo de la física es un claro ejemplo de ello: su progreso yefi-
cacia está dado en el uso de la matemática para explicar la realidad física. Es
cierto que también interviene la experiencia, pero sólo como factor adicional
y exigido por los límites de la razón humana. Una razón infinita -como la de
Dios- no necesitaría recurrir a los datos sensibles. El progreso científico se
dirige a convertir a todas las ciencias actuales en capítulos de una matemática
universal. " •
8.i. "La experiencia sensible siempre resulta una captación sensorial que se
ubica en un punto de vista o perspectiva. Las perspectivas son casi infinitas,
puesto que no solamente dependen de la relación entre el objeto y el órgano
sensorial, sino también de condiciones externas (por ejemplo: la luz, la cerca-
nía o lejanía de otros objetos) e internas (por ejemplo: las experiencias pasa-
das del sujeto, sus intereses, su estado de ánimo). Sin embargo, las ideas que
se poseen de los objetos, se piensan independientemente de los distintos pun-
tos de vista. La idea de mesa no corresponde a esta mesa, ni la toma desde
arriba, desde abajo o desde el costado, sino que abarca todas las posibles
perspectivas en que un sujeto puede captarla; mejor dicho: las perspectivas
69
más significativas para la identificación y comprensión del objeto mesa. Las
ideas que constituyen el conocimiento no son, por lo tanto, producto de la ex-
periencia. Para acceder a estas ideas es necesaria la razón."
S.j. "Como la experiencia sensible es siempre de un sujeto concreto, con ca-
racterísticas psicológicas peculiares, se ha afirmado que todo conocimiento
basado en los sentidos es subjetivo. Sin embargo, esto es sólo cierto parcialmente.
Sí es subjetiva la percepción de colores, olores, calor, frío, etc. En cambio,
las percepciones, v. gr., de la forma, el peso y el volumen de los objetos son
experiencias objetivas, iguales para todos los sujetos. Resultaría entonces que
hay propiedades sensibles de los objetos que son objetivas, otras varían con
cada sujeto -dependen de cada sujeto-o Las primeras son las que propor-
cionan conocimiento de la realidad."
S.k. "Nuestro acceso a la realidad se produce gracias a nuestras percepciones y
sensaciones. Sin tales datos sensibles no existiría el conocimiento. Pero en las di-
versas manifestaciones cap@das sensori~ente se deben diferenciar los da-
tos que son esenciales -es decir, distintivos del objeto- de aquellos otros
que pese a que varían no cambian al objeto. Por ej.: es accidental -puede
variar- que una olla sea de aluminio, pero para ser olla tiene que ser captada
como recipiente. El intelecto nos permite distinguir las propiedades esen-
ciales, con ellas conocemos el objeto."
8.1. "Para llegar al conocimiento es necesario organizar los datos sensoriales
en base a esquemas racionales. La capacidad de recibir sensaciones es necesa-
ria para que haya conocimiento, pero no suficiente. El conocimiento univer-
sal y necesario es producto de la acción de la razón sobre esos datos senso-
riales. De esta manera, el conocimiento refiere a una realidad empírica, a la
vez que se organiza racioalmenteen un todo estructurado y coherente."
8.11. "Al hombre se le presentan problemas y, utilizando su razón, trata de
solucionarlos formulando teorías explicativas. Tales teorías están formadas
por una serie de proposiciones relacionadas entre sí y que constituyen un todo
coherente. Pero pueden enunciarse teorías aparentemente muy interesan-
tes, que, en realidad,. no son verdaderas explicaciones del problema. La ex-
periencia permite comprobar la adecuación de la teoría para explicar la reali-
dad. Es decir entonces que razón y experiencia se compenetran en la tarea de
comprender la realidad."
S.m. "El hombre es una unidad y todas sus capacidades se compenetran para
lograr su adaptación a la realidad. No puede separarse en el acto concreto de
conocer la experiencia y la razón. La inteligencia humana es el producto de la
acción sobre la realidad, de las sensaciones y percepciones, así como de la ca-
pacidad de abstraer propiedades, establecer relaciones explicativas y obtener
conclusiones. La misma actividad de conocer es necesario integrarla a todas
las actividades humanas, es decir, a la vida humana."
70
BIBLIOGRAFIA
71
8. LAS CARACTERÍSTICAS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
No todo conocimiento es científico. Para serlo debe cumplir con ciertos
requisitos. Desde Grecia a nuestros días, tales requisitos no han sido siempre
los mismos, aunque algunas características han perdurado, fundamental-
mente aquellas que definen a la ciencia como un saber critico. Este tipo de
saber se distingue especialmente por justificar sus conocimientos, por dar
pruebas de su verdad.
La historia del pensamiento crítico en Occidente señala dos etapas pri-
mordiales: la época griega y la que va de la modernidad hasta nuestros días.
En la primera, el desarrollo filosófico estableció las bases del saber crítico e
influyó especial y profundamente hasta el s. XVII, y continúa influyendo. La
concepción del saber crítico fue sistematizada por Aristóteles (384/322 a.C.).
Tomó como modelo a la geometría.A partir de la Modernidad, el modelo de
ciencia es la física. Bajo la idea de este modelo, se comienza a desplazar a la
matemática como ideal y la caracterización de ciencia adopta los rasgos del sa-
ber acerca de la naturaleza (physis, en griego). La disciplina más desarrollada
y exitosa (primero la geometría y luego la fisica) provee el paradigma desde el
cual se juzga qué es científico.
Para Aristóteles la ciencia es "conocimiento por causas". Buscar las
causas -aquello que hace que las cosas sean como son y no de otra manera-
es la tarea científica. La actual concepción no se preocupa especialmente por
la explicación causal, o por lo menos, ya no entiende las causas a la manera
tradicional. Hoy la tarea de la ciencia es tratar de describir la realidad para
comprenderla en sus relaciones invariantes. Le preocupa "descubrir" las cone-
xiones constantes que se presentan entre los fenómenos. Las leyes cientfjictlJ
expresan esas relaciones. En consecuencia, la tarea cientfjica es buscar las leyes
que regulan la realidad. Si se reflexiona sobre cualquiera de las leyes más conoci-
das, se observará cómo establecen una conexión entre ciertos elementos.
Además, distintas leyes, a su vez, se complementan para dar cuenta de los
hechos. Incluso se intenta proponer leyes cada vez más generales que incluyan
otras leyes particulares. La ciencia formula teorfas que, en sus explicaciones
por medio de leyes, abarcan cada vez más fenómenos.
La fisica de Newton se creía que describía las mismas leyes de la natura-
leza; esto es, eran leyes absolutas por descubrir la verdadera estructura de la
realidad. Sin embargo, los desarrollos de fines del siglo pasado y de nuestro
siglo (por ej. la Teoría de la relatividad), manifiestan que tales leyes no son
formuladas de una vez para siempre. No son leyes absolutas. El avance de la
investigación científica ha modificado y reemplazado teorías. Las leyes
y teorías científicas $on hipótesis de explicación, cuya verdad podrá ser
72
confirmada y considerarse leyes, pero solamente si no son refutados' o
surgen nuevas hipótesis que las superen. El conocimiento científico es
provisorio porque la tarea de la ciencia no se detiene: prosigue sus
investigaciones con el fin de progresar en la comprensión de la realidad. La bus-
ca de la verdad en la ciencia es entonces una tarea abierta.
La ciencia, por lo tanto, explica la realidad mediante leyes. Una mera re-
colección de datos o una descripción o enumeración de los hechos no consti-
tuyen por sí mismo conocimiento científico. Es necesario formular enun-
ciados acerca de las relaciones constantes y generales de los f~nómenos. Las
leyes son proposiciones universales que establecen bajo qué circuns-
tancias ocurre determinado hecho. Por medio de las leyes se comprenden
hechos particulares. La ley de dilatación de los gases, v. gr., fija las condi-
cione:; (la temperatura) en que se produce determinado fenómeno (la dilata-
ción); en una situación particular (una cantidad de oxígeno en un cilindro ba-
jo los efectos del calor, se dilató), la ley permite encontrar, de todos los datos
observables, los elementos y la relación que explican esa situación (es-
quematizando: gas + calor = dilatación).
Las leyes científicas son universales y explican los hechos particulares.
También permiten adelantarse a los sucesos. Si se observan que se cumplen
en determinada situación las condiciones enunciadas en la ley, se puede saber
con anticipación lo que ocurrirá. Conociendo, por ej., las condiciones en que
se arroja un proyectil, las leyes de movimiento de proyectiles, permiten saber
cuál será su recorrido. Las leyes permiten la predicción de fenómenos. Tam-
bién pueden comprenderse con ellas hechos ya ocurridos. Por ejemplo, la
explosión del transbordador estadounidense Challenger puede ser explicada
en base a los datos registrados en el momento de su lanzamiento; salvo que
esos datos no sean suficientes. Hempel denomina a este resultado. obtenido
mediante leyes científicas, " retrodicción": "determimi.r datos del pasado en
término de observaciones dadas".
La posibilidad de explicar y predecir proporcionada por las leyes científi-
cas permite entender también las aplicaciones de la ciencia. Por conocer las re-
laciones entre los hechos, produciendo ciertos fenómenos o impidiendo que se
produzcan se ocasionan o evitan otros. Las predicciones a partir de las leyes del
movimiento de proyectiles permite especificar las condiciones de tiro de un ca-
ñ.ón para obtener un alcance determinado. Al establecerse por medio de predic-
ciones la dilatación de un gas bajo presión, puede evitarse que el recipiente que
lo contiene estalle: o bien calculando la presión máxima a recibir según el volu-
men del recipiente, o bien colocando el gas en un recipiente de volumen ade-
cuado para contener la dilatación del gas bajo la presión necesaria.
Podemos ahora comprender lo que afirma Hempel: "Las leyes generales
tienen la función ~e establecer conexiones sistemáticas entre hechos empíri-
cos de tal modo que con su ayuda sea posible inferir a partir de algunos suce-
sos empíricos, otros sucesos semejantes a modo de explicación, predicción o
retrodicción" (1979, pág. 181).
En general, las explicaciones de hechos particulares por medio de leyes
universales requieren inferencias o deducciones lógicas. En el próximo apar-
tado se estudiarán este tipo de relaciones lógicas entre las proposiciones cien-
tíficas. Mientras que los problemas de cómo se formulan las leyes científicas
73
y cómo se justifican serán planteados en el capitulo referido a las ciencias de
la naturaleza; ahora desarrollaremos otras caracteristicas del conocimiento
cientifico.
Se mencionó ya que las leyes se vinculan entre sí; tanto porque hay leyes
de mayor generalidad que abarcan a otras, como por complementarse, para
dar cuenta de un campo de estudio. Se constituyen así teorias cientificas. Estas
teorías están formadas por un conjunto de proposiciones entre las que existen
relaciones lógicas. Tales relaciones ordenan al conjunto de enunciados dán-
doles unidad. Por medio de ellas se establece, además, la fundamentación de
unas proposiciones por otras.
En cada ciencia particular el ideal consiste en formular una teoria que dé
explicación de todos los fenómenos de su ámbito de estudio e integre las te-
orias más restringidas elaboradas en su desarrollo histórico. La teoria de
Newton explica hechos celestes y terrestres, recuperando las teorias de Galileo
y Kepler.
U
Se denomina Uestructura a un conjunto de elementos relacionados
e~tre sí, de tal manera de constituír un todo, en el cual cada elemento (parte o
miembro) se relaciona con los otros y se comprende en función del todo. Un
"sistema" es una estructura con capacidad de desarrollarse o crecer. El cono-
cimiento científico es un cuerpo de proposiciones relacionadas entre sí, y, me-
diante la investigación cientifica, se desarrolla. El conocimiento cientifico es
sistemático. Por serlo constituye una unidad ordenada; los nuevos conoci-
mientos se integran al sistema, relacionándose con los ya establecidos.
El conocimiento científico es un conocimiento fundamentado. La justi-
ficación de su verdad supone poder mostrar las pruebas de su verdad. Se
puede considerar que hay dos dimensiones en la fundamentación de la cien-
cia. En un sentido, las relaciones lógicas entre las proposiciones científicas,
dentro del sistema que forman, establecen que unas son la justificación de
otras, y dan coherencia al conjunto de enunciados. Esta dimensión que pode-
mos denominar lógica es un requisito de la fundamentación de cualquier tipo
de ciencia. El lenguaje científico contribuye a cumplir con esta dimensión,
gracias a sus características, las cuales ya fueron expuestas en el apartado
sobre el lenguaje.
Con excepción de la lógica y la matemática -como veremos- las demás
ciencias estudian los hechos, la realidad extracientífica. La validez de sus te-
orías exige además otra dimensión de fundamentación. Exige la confronta-
ción de sus proposiciones con la realidad. Sus proposiciones serán verdaderas
o falsas, según exista o no adecuación con el estado de cosas al que refieren.
Los conocimientos cientificos se fundamentan también por la verificación de
sus enunciados. Aunque este requisito de confrontación empírica no siempre
es directo, ni total, para proposiciones universales. Ello plantea una seria
problemática para la validación de teorias científicas; trataremos la cuestión
en el capítulo 3.
La verificación de proposiciones cientificas se vincula a dos procedi-
mientos: la observación y la experimentación. La observación consiste en el
registro de los datos de un fenómeno, en forma atenta y objetiva. En la expe-
rimentación se provoca una situación bajo condiciones controladas. En
astronomía los fenómenos son, en la mayoría de los casos, observados; no
puede provocarse un eclipse, pero si se puede atender y registrar, con el ins-
74
trumental adecuado, lo que ocurre cuando el eclipse sucede naturalmente. La
aleación de un nuevo metal puede experimentarse: basta con provocar las cir-
cunstancias que permiten esa aleación. Para ello se requiere controlar las con-
diciones (el tipo y la cantidad de los metales combinados, la temperatura a la
que se somete y el tiempo durante el cual están bajo los efectos del calor).
La experimentación posibilita la verificación. En efecto, por un lado,
pueden crearse las condiciones que un experimento estipula y, provocado el
fenómeno, controlar si los hechos confirman o refutan lo enunciado. Por
otro lado, cualquier persona capacitada puede repetir los experimentos que
llevaron a la formulación de un nuevo conocimiento y comprobar, al reiterar
las condiciones de la experimentación, los resultados.
Las características señaladas manifiestan que el conocimiento científico
no se obtiene azarosamente. Por el contrario, el investigador sigue procedi-
mientos, desarrolla su tarea en base a un plan previo. Los conocimientos se
obtienen por la aplicación de métodos científicos. El conocimiento científico
es metódico.
En resumen: la ciencia se caracteriza por ser ún conocimiento sistemáti-
co. verificable y metódico que resulta así fundamentado. Sus resultados
son provisorios; por ende, la investigación puede llegar a reformularlos o re-
emplazarlos por otros nuevos. El conocimiento científico logra así ser objetivo.
"Subjetivo" es aquello que varía con cada sujeto, lo que está determina-
do por las peculiaridades de cada individuo. "Objetivo" puede comprender-
se como lo que corresponde a los objetos. Pero como noción opuesta a "sub-
jetivo". significa lo que no varia con cada sujeto, sino que se presenta de
igual manera para todo sujeto. El concepto de "objetividad" se relaciona con el
de "intersubjetividad". Esta noción refiere al acuerdo o coincidencia entre
los sujetos: la coincidencia entre todos los sujetos o, mejor aún, con cual-
quier sujeto. Se pretende que no se trata de un acuerdo entre los sujetos de un
grupo o de una época. Las creencias sobre las cuales coinciden un grupo de
fanáticos serían objetivas, si bastara el acuerdo de los miembros de ese gru-
po. Se requiere el acuerdo de cualquier sujeto.
La objetividad del conocimiento científico exige como requisitos un len-
guaje preciso y unívoco, comunicable a cualquier sujeto capacitado, quien
podrá disponer así de los elementos necesarios para corroborar la validez de
las teorías en sus aspectos lógicos y verificables.
La ciencia busca explicar la realidad mediante leyes, las cuales posibili-
tan además predicciones y aplicaciones prácticas (la tecnología). El conoci-
miento científico es un conocimiento objetivo que se estructura en sistemas
verificables, obtenidos metódicamente y comunicados en un lenguaje cons-
truido con reglas precisas y .explícitas donde se evita la ambigüedad y los sin-
sentidos de las expresiones.
75
saber crítico (fundamentado)
explica y predice hechos, por
medio de leyes
Características sistemático
del conocimiento ...:::--___verificable
científico metódico
objetivo
comunicable (lenguaje científico)
provisorio
76
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77
9. LAS RELACIONES LÓGICAS ENTRE PROPOSICIONES
CIENTlpICAS
Las proposiciones
Las expresiones lingüísticas que aquí interesan, son aquellas en que pre-
domina el uso informativo del lenguaje; es decir, las expresiones en que se
trata fundamentalmente de dar cuenta de la realidad. Hay oraciones que
describen, dan cuenta o informan acerca de los hechos y las cosas. Por
ejemplo:
a. Llueve
b. San Martín cruzó los Andes.
c. 2 + 3 = 8
d. El Santo de la Espada trasladó su ejército de Mendoza a Chile.
e. Carla está vestida de azul.
f. Mañana lloverá.
Obsérvese:
78
sintética, puesto que hay que especificar cuándo y dónde se expresa para po-
der establecer su valor de verdad. Si se enuncia un día radiante de sol, será
falsa. Para conocer el valor de la: verdad de "r' se deberá esperar a mai\ana,
siempre que sepamos en qué lugar se enuricia. El estado de cosas descripto en
las oraciones "b" y "d" coincide con los datos históricos que conocemos: es
verdadera. Para poder determinar el valor de verdad de "e" es necesario es-
pecificar quién es Carla y observar el color de su ropa.
Estas expresiones se denominan PROPOSICIONES (también "enun-
ciados"). Intentan dar cuenta de la realidad y resultan verdaderas o falsas.
No coinciden con las oraciones, ya que dos oraciones distintas pueden ser la
misma proposición; así como una misma oración puede ser proposiciones di-
ferentes; ("Llueve" dicho hoy en Buenos Aires, y dicho la semana próxima,
son proposiciones diferentes por poseer significado diferente, aunque grama-
ticalmente sean idénticas).
Aparentemente la determinación del valor de verdad de una proposición
es simple: basta confrontar el estado de cosas al que refiere la proposición
con lo dicho en la proposición. La adecuación entre lo expresado y la realidad
define la verdad; si no concuerdan, la proposición es entonces falsa. Esta es
una concepción de verdad. Coincide con la manera en que comúnmente
hablamos de la verdad. Además, no siempre resulta tan fácil establecer cuán-
do una proposición es verdadera o falsa. Tal dificultad remite al problema
de la verificabilidad, es decir, la cuestión de la contrastación de las proposi-
ciones con la realidad. Se está suponiendo que la experiencia sensible sumi-
nistra la p~sibi1idad de verificar el valor de verdad de un enunciado.
80
proposiciones que analizamos hasta el momento no suelen darse aisladas, si-
no que aparecen enlazadas formando estructuras más complejas. Estas
estructuras, en tanto son también verdaderas o falsas, son proposiciones.
Por. ejemplo:
- Llueve y truena.
-Carlos trabaja o estudia.
-Si María viene, entonces Juan estará contento.
-No es cierto que Carlos estu~ia y ~rabaja.
En cada una de estas proposiciones puede reconocerse que partes de ellas
son también proposiciones. Ade!l1ás aparecen términos como" ... y ... ", " ... o
... ", "si..., entonces ... ", "no es cierto que... ''t los cuales actúan como nexos
entre esas partes. "Llueve", "TrueIUl't, uCarlos trabaja", "Carlos estudia",
"María viene" y "Juan estarác()ntento" son proposiciones atómicas o
simples, porque sus partes no son proposición. En cambio, los ejemplos de los
que partimos son proposiciones moleculQres o complejas, puesto que sus partes
son proposición y/o puesto que contienen algtinos de los nexos mencionados.
Para establecer el valor de verdad de lasproposic~ones moleculares es ne-
cesario conocer el significado de los nexos: "no .... " (negación), " ... y ... "
(conjunción), " ... o ... " (disyunción), "si... entonces ... " (condicional) y
" ... si y sólo si ... " (bicondicional O equivalencia). Tales nexos se denominan
nexos o conectivas o constantes lógicas. Según el valor de verdad de las pro-
posiciDnes atómicas que afectan se obtiene el valor de verdad de la molecular.
Evidentemente si alguien afirma que "Estudio y trabajo", no es 10 mismo
que si afirmara que "Estudio o trabajo". En el primer caso, únicamente
habrá dicho la verdad (la proposición molecular será verdadera) cuando sean
verdaderas ambas proposiciones atómicas. En cambio, en el segundo caso se-
rá suficiente que esa persona efectúe, por lo menos, una de las dos cosas, pa-
ra ser verdadera la proposición molecular. Teniendo en cuenta las posibilida-
des que existen de combinar los valores de verdad de dos proposiciones ató-
micas, y llamando a éstas "p" y "q", podemos sintetizar lo dicho así:
p q ('V': verdad; 'F': falso. Pares de posibilidades de valores
de verdad de dos proposiciones atómicas relacionadas)
V V
F V
V F
F F
CONJUNCION DISYUNCION
PI. , q p v q
V V V V V V
F F V F V V
V F F V V F
F F F rF F FI
(' .' se lee 'y') ('v' se lee 'o')
8]
l
El significado de ia conjunción ('y') establece: solamente en el caso en
que las dos proposiciones atómicas unidas por conjunción sean verdaderas.
la proposición molecular es verdadera.
El significado de la disyunción ('o') establece: el único caso en que la
proposición molecular resulta falsa es cuando ambas proposiciones atómicas
son falsas.
En el caso del condicional ('si. .. entonces ... '), debemos comprender que
se está afirmando que la proposición precedida por 'si' (antecedente) es una
de las condiciones que hace que se afirme la otra proposición (consecuente).
antecedente consecuente
"Si María viene~ entonces 'Carlos estará contento"'.
Se afirma que la llegada de Maria pondrá contento a Carlos, pero evi-
dentemente no es la única condición que puede poner contento a Carlos.
CONDICIONAL
v V V
F V V
V F F
F V F
(' -+, se lee 'si... entonces ... ')
1 ·. a
2 ·. b
3y4 ·. c
5 ·. d
Sy6 ·. e
7 ·. f
l
esas expresiones, podemos darnos cuenta que: las proposiciones de la primera
columna, en tanto son verdaderas, son .
el fundamento
la justificación,
la razón
para poder afirmar la verdad de las proposiciones de ia segunda columna con
las que aquéllas se relacionan.
O bien que
las afirmaciones de la segunda columna
se derivan,
se infieren,
se justifican
86
tos I Y11 SÍ Jo seB., Sin: emhugu, no podemos considerar a éstos de igual ma-
nera.
Si es verdad lo que se'afirma.en las premisas del 1, necesariamente es ver-
dad la conclusióD~ Sttverdactse'desprende de lo dicho en las premisas; lo afir-
mado en éstas COBtiene impticitamente lo afirmado en la conclusión.
c
@
."
1a Premisa: 2 a Premisa:
'Todo paralelogramo es polígono'
'Todo cuadrado es paralelogramo'
= 'Todo A es B' = 'Todo C es A'
('A': 'paralelogramo' ('C': cuadrado)
'B': 'polígono')
,..
Conclusión:
'Todo cuadrado es polígono'
= 'Todo C es B'
FORMA DE RAZONAMIENTO
m 111
Conclusión Conclpsi6n Conclusi6n
- necesaria . :"·probable no se deriva de (ni justi-
- no agrega informa- fica en) las premisas.
ción - agrega información
Premisas Premisas
son fundamento . brindan algún funda-
suficiente para afirmar .mento para afirmar la
la conclusión conclusión
DEDUCTIVO NO DEDUCTIVO
Cuando un razonamiento pOsee las características seíialadas en la colum-
na I, se denomina DEDUCrIVO~ y NO DEDUCTIVO cuando tiene las ca-
racterísticas de la columna 11.
88
ElrazolUlmiento deductivo
V --------- ---exige-------------... V
~ -f-~~-
puesto que se garantiza el pasaje de verdad a verdad.
En cambio, si es inválida, entonces también puede darse el pasaje de ver-
dad a falsedad:
V V F F
V F V F
I
89
Por eso se' dice que basta para considerar, inválida a una fOrma' de razo-
namiento, encontrar un ejemplo de interpretación de esa forma de razona-
miento en que las premisas resulten verdaderas y la conclusión falsa.
Si se trata de la siguiente fOJ;ma de' razonamiento y nos preguntamos por
SU¡ validez:
Todo A es B
Todo C es A
Todo C es B
En consecuencia:
-que un razonamiento-tenga premisas verdaderas y
conclusión verdadera, no significa que sea válido;
-si en un ejemplo de interpretación las premisas son
verdaderas y la conclusión es falsa, la forma de razona-
miento es inválida;
-si un razonamiento válido tiene premisas falsas, la
validez nada asegura con respecto al valor de verdad de
la conclusión (puede ser verdadera o falsa).
El cuadro de la página siguiente sintetiza y ejemplifica la ,validez formal.
90
Validez formal de los razonamIentos aeauC:IlYu~
Razonamiento Interpretaciones
deductivo Forma de
razonamiento
1 2 3 4
VALIDO
' A': p~raIelogr. 'A': --- ' A': chileno 'A': argentino
~
Todo A es B
V FF Todo e es A 'B': poUgono 'B': --- 'B': argentino 'B': sudameric.
'e'! ~uadrado 'e': --- 'e': mendocino 'e': francés I
INVALIDO
1 234 Todo A es B 'A': mamífero 'A': argentino 'A': herbívoro 'A': argentino
VVFF Todo e es B 'B': vertebrado 'B': sudameric. 'B': vertebrado -'B': europeo -
VFVF Todo e es A 'e': cab~llo 'e;: chileno 'e': caballo 'e': africano
Result~: Resulta: Resulta: Resulta:
V
V
V
V ~}F F
F
- - - -
V F V F
Si A, B SiA, B
B noA
X- noB
El razonamiento inductivo
lo El alumno 1 es adolescente
El alumno 2 es adolescente
El alum8() 3 es adolescente
Los alumnos 4, 5 Y 6 son .adolescentes
En consecuencia, todos los alumnos son adolescentes
92
11. Solté un objeto y cayó
Solté otro objeto y cayó
He soltado muchos objetos y cayeron
Luego, todos los objetos que se sueltan, caen.
Las premisas brindan información sobre algunos casos (de alumnos y
objetos soltados). Aun cuando se aumentara la cantidad de premisas, nunca
se podría cubrir la totalidad de los casos posibles. Sin embargo, la conclusión
informa acerca de todos los individuos.
En los razonamientos inductivos se realiza una generalizaci6n, al pasar
de las premisas a la conclusión. Por realizar tal generación, se está aumentan-
do la información dada en las premisas. En el ejemplo 1, la conclusión es
falsa. Se acepta como verdadera la conclusión del ejemplo n. Pero si nos ate-
nemos a las premisas de este razonamiento, su verdad es sólo probable. Aun-
que, en otro cantexto; pueda derivarse deductivamente la misma conclusión
(a partir de la ley de gravedad).
La forma de un razonamiento inductivo es la siguiente:
Xl es A
X2es A
X3 es A
Xn es A
Luego, todos los X son A
I 93
l
"X" e uY'" son las personas que discuten; Ha", "b" Y "c" son los puntos en
los que hay acuerdo; "d" es el aspecto en conflicto, ya que "X" afirma que
"d" es verdadero e "Y" sostiene que es falso. Si se está discutiendo sobre
fútbol, "X" e "Y" estarán de acuerdo sobre qué equipos jugaban, cuál fue el
resultado, etc. Pero estarán en desacuerdo, por ejemplo, acerca de la justicia
en el penal decretado por el árbitro. "X" sostiene: "el penal estuvo bien
cobrado" ('d') e "Y", "el penal no estuvo bien cobrado" ('no-d').
¿Qué tratarán de hacer "X" e "y"? "X" intentará convencer a "y" de
"d" e "y" tratará de convencer a "X" de "no-d". ¿Cómo lo harán? Supo-
niendo que ambos discuten lealmente, deberán mostrarle a su contrincante
cuáles son las razones que justifican lo que cada uno defiende. Se dice enton-
cesJ¡ue uno argumentará en favor de ud", mientras que el otro lo hará en
contra. Para argumentar utilizarán razonamientos.
Si la discusión es leal y, por ende, los polemizado res pretenden aclarar la
cuestión y buscar la verdad, entonces es necesario que los razonamientos sean
válidos; en caso contrario, en la discusión sólo se intentará persuadir por
cualquier medio.
94
•
Todo A es B
x es A
x es B
Ejemplo de interpretación:
Todos los adolescentes presentan desequilibrios en sus conductas
Juan es un adolescente
Juan presenta desequilibrios en sus conductas.
96
de los fenómenos requiere vincular los distintos conocimientos~formandbun
sistema de explicación. (Aunque no todas las ciencias utilizan sistema&
axiomáticos). Para ello se estructuran razonamientos y establecen relacioo.es
lógicas entre las proposiciones, lo cual ,posibilita que los conocimientos <dm-
tificos se presenten ordenados, fundamentados, consistentes e: ime~
La lógica brinda instrumentos para el desarrollo de lJis; cienciE.. Tal ins-
trumental es necesario para ese desarrollo:, aunque no suficiente.
1. Proposición
II. Razonamiento
97
3. Dos amigos que tenían moto se ( ) Cariases hermano de Juan.
accidentaron .. Me han contado ( ) Se aburría.
de muchos accidentes más de mo- ( ) María se casa pronto.
tocicletas.
4. Algún hombre es médico. ( ) Si me refrío, me mojo.
5. María sofió que se casaba. ( ) Mónica es la hermana de Mirta:
6. Cantaba o se aburría, pero no ( ) Los alumnos del Profesor X de
.cantaba. este cuatrimestre aprobarán
7. Si llueve, me mojo y si me mojo, los dos parciales.
me resfrío. ( ) Todos los motociclistas tienen
8. Todos los alumnos del profesor accidentes.
X del cuatrimestre pasado, apro- ( ) Todo hombre es músico.
baron los dos parciales. ( ) Cantaba.
( ) Algún médico es hombre.
( ) María no se casará nunca.
( ) Carlos hoy está cansado.
98
3) En tres oportunidades he comprobado que los precios del negocio X
eran más caros. Luego, no compraré más en este negocio.
4) Las veces que el jefe de la oficina viene con el traje azul, está conten-
to. Hoy viste el traje gris. Por ende, creo que no estará contento.
5) Los 30 alumnos de SO afio que he entrevistado están conflictuados
con su elección universitaria. Hoy entrevistaré a 10. Luego,
a) seguramente los 10 estarán conflictuados.
b) todos los alumnos de 50 año están conflictuados con su elección
universitaria.
6) Los ejecutivos llegan a tener úlceras por sus preocupaciones. Las
secretarias se ponen muy nerviosas con las úlceras de sus jefes, y tam-
bién tienen úlceras. Los empleados que trabajan en el microcentro,
almuerzan con tensión y rápidamente, padeciendo úlcera. En conse-
cuencia, los trabajadores de oficina de (as grandes ciudades es pro-
bable que padezcan úlcera.
e) Caracterizar y ejemplificar:
- proposición atómica -proposición molecular
- proposición analítica o tautológica - proposición sintética o con-
tingente -razonamiento -razonamiento deductivo -razonamiento
inductivo -validez deductiva o formal-implicación -lenguaje for-
mal-abstracción -interpretación ~regresión al infinito -axioma.
h) Caracterice a la lógica.
99
BIBLIOGRAFÍA
100
10. LA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS
102
En conexión con la discusión que se acaba de mencionar, dentro de las
ciencias fácticas se distinguen las" ciencias naturales y las ciencias sociales, hu-
manas, culturales o espirituales. (La elección de uno u otro nombre propone
ya una concepción del hombre); La distinción tiene en cuenta peculiari-
dades de los objetos de estudio de cada uno de estos dos tipos de ciencias. Las
primeras se preocupan por la naturaleza; las segundas, por el ámbito de lo
humano. El hombre es un ser natural, pero su mundo ya no es natural. La na-
turaleza se desenvuelve en procesos independientes de la voluntad humana;
en cambio, el mundo del hombre es construido por él mismo. La naturaleza
está gobernada por la necesidad. Si el hombre logra dominar los procesos-na-
turales es porque conoce las leyes que regulan la realidad. Tales leyes permi-
ten explicar el estado actual por las condiciones del pasado inmediato y pre-
decir, por el estado actual, el futuro más o menos cercano. El ámbito huma-
no ya no pertenece al Reino de la Naturaleza, sino al Reino de la Libertad.
Entender al hombre como un ser libre supone que sus conductas y pro-
ductos no pueden explicarse por mecanismos naturales físicos y biológicos.
En su ámbito, el estado anterior no determina la situación presente, sino que
ésta se manifiesta como algo nuevo. Es decir, su mundo se caracteriza por la
creatividad. Además el hombre otorga sentido a sus acciones y sus productos.
Ese sentido es inexplicable, en sus cambios históricos, partiendo solamente de
la naturaleza.
Hay distintas interpretaciones. Para unos, las ciencias denominadas so-
ciales no han llegado aún al desenvolvimiento necesario para poder explicar,
como en las naturales, toda la actividád humana, por medio de leyes tan ne-
cesarias como las de la naturaleza. Si se llegara a esa etapa, ya no podrían
plantearse diferencias entre UlÍO y otro tipo de ciencia. Para otros, todo se
explica biológicamente. La estructura cerebral del hombre posee una comple-
jidad que le permite tener varias alternativas de respuesta. Este espectro
amplio· de respuestas cerebrales explica lo que se ha denominado libertad.
Hay quienes sostienen que no existe avance científico capaz de explicar
la conducta humana, ni el sistema cerebral puede dar cuenta de las vicisitudes
que el hombre debe enfrentar en las elecciones que ineludiblemente se le
presentan en su vida. Más aun, si pudiera comprenderse física y biológica-
mente la vida humana, tal comprensión no agotaría la problemática del
hombre en todas sus manifestaciones (históricas, políticas, culturales, so-
ciales, religiosas y personales).
Cada una de estas posiciones maneja presupuestos distintos. Las dos
primeras posiciones mencionadas suponen un único método, el de las ciencias
naturales, válido para la explicación de todo objeto de estudio. La tercera re-
marca las diferencias entre lo humano y lo natural, porque entienden que la
metodología debe adaptarse al objeto de estudio y no a la inversa. Defienden
el principio aristotélico llamado "principio de la claridad objetiva": "Es pro-
pio del hombre instruido buscar la exactitud en cada género de conocimientos
en la medida en que la admite la naturaleza del asunto" (Aristóteles. Etica
Nicomaquea. 1,3, 1094, b, 20-5). Cada ámbito de objetos requiere, de acuer-
do con sus peculiaridades, adecuadas exigencias metódicas de cientificidad.
En el capítulo II se desarrollarán las características y método de las cien-
cias formales. En el III, se tratarán los problemas metodológicos de funda-
mentación en las ciencias naturales. En el IV, volveremos a discutir la proble-
¡ 103
1
mática de las ciencias sociales. Sobre el tema de la objetividad científica, en
relación a lo expuesto en el primer apartado de este capítulo, se reflexionará
en el V.
OBJETO DE
ESTUDIO
TIPO DE
ENUNCIADO
MÉTODOS
TIPO DE
VERDAD
SUBDIVISIONES
EJEMPLOS DE
CiENCIAS
DE CADA TIPO
---------------
2. -¿En qué se diferencian la naturaleza y el ámbito de lo humano
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Hacia una politica cientifica nacional, Periferia, Bs. As., 1972.
ÍNDICE
PRÓLOGO............................................................................ 7
l. ¿QUÉ ES LA CIENCIA? .................................................... 9
1. La ciencia y la crisis de nuestra época ..................................... 9
2. El conocimiento científico ................................................... 14
3. El lenguaje .......... ...... ..... ............ ...... .......... ........ ...... ....... 17
4. El discurso ........................................................................ 25
5. El conocimiento ................................................................ 40
6. Otra historia de la verdad .................................................... 44
7. Empirismo y racionalismo ................................................... 64
8. Las características del conocimiento científico .......................... 72
9. Las relaciones lógicas entre proposiciones científicas ................. : 78
10. La clasificación de las ciencias r· . . • . . • . . •• . . • . . . . . . . . . . . · . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101