Pedagogía Crítica - Suplemento Mayo

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Pedagogía Crítica

La pedagogía crítica es un modelo educativo que traspasa la sola transmisión de conocimientos


y aborda temas tan fundamentales como es el de poder, justicia y transformación dentro del
ámbito educativo. En vez de limitarse a enseñar hechos y habilidades, este enfoque se centra
en desarrollar la conciencia crítica de los alumnos, promoviendo su capacidad para analizar el
mundo socio-político-cultural que los rodea y cuestionar los modelos de poder existente. En
nuestro país, este sería un pilar fundamental en el plano educacional, pues los estudiantes
requieren de conocer su realidad, de sus derechos y las instituciones que los defienden para
contrarrestar los abusos de un gobierno dictador. En ese sentido, implementar la pedagogía no
solo se vuelve una novedad, sino una necesidad.

Cuando un profesor asume la pedagogía crítica en su aula, propone un nuevo paradigma tanto
en su labor como docente como para la vida académica de sus estudiantes. Este proceso de
formación genera a lo largo de toda la experiencia educativa constantes preguntas como: para
quién, por qué, cómo, cuándo y dónde se desarrollan determinadas actividades y ejercicios
pedagógicos. En ese sentido, no es una tarea fácil, promover en el alumno un pensamiento
crítico, sin embargo, con las herramientas apropiadas y adaptando los temas a la realidad más
cercana se pueden conseguir grandes resultados. Así mismo, se debe decir que este paradigma
es solo el punto de inicio para que la escuela fortalezca un clima de pensamiento y crítica,
revise sus formas de construcción de conocimiento y refuerce la generación de esquemas,
ideas, saberes y ejercicios que promuevan la solución a los diferentes problemas sociales,
políticos y culturales.

Actualmente, si miramos la coyuntura nacional, recargada con problemas de diferentes índoles,


en especial, políticas, tendremos que admitir que la sociedad está muy dormida. No es que no
sepa del asunto, ni haga de la vista gorda de los tremendos actos de corrupción o el aumento
de la pobreza y de las enfermedades; simplemente, ha elegido la opción de aguantar en un
contexto donde los abogados engañan, los periodistas desinforman y la población queja todo
su descontento, pero en las redes sociales. Ciertamente, los mecanismos a los que recurren los
que aun quieren mantenerse en el poder es el de dividir, engañar y controlar. En ese sentido,
pocas son las propuestas civiles para contrarrestar todo el daño que se está haciendo a la
constitución, la separación de poderes y el estado de derecho. En ese sentido, la pedagogía
crítica, es muy necesaria, pues considera el contexto, la interacción comunicativa, analiza,
comprende, interpreta y brinda soluciones a los problemas que afectan a una comunidad en
particular. Para este modelo, la educación es un espacio para la identificación de problemas y
búsqueda de alternativas de solución que emanan de la propia cultura.

¿Qué es la pedagogía crítica?

Los orígenes de la pedagogía crítica, remontan a varios filósofos americanos, siendo sus
máximos referentes: el brasileño Paulo Freire, el canadiense Peter McLaren y el
estadounidense Herny Giroux. Todos ellos tomaron inspiración de las propuestas filosóficas de
Karl Marx y comparten la importancia de que los alumnos se involucren con su alrededor, a no
aprender de forma pasiva, sino aplicar lo aprendido en su ámbito social.

La pedagogía crítica es un modelo educativo que sostiene que la enseñanza no es un proceso


neutral ni desligado de su contexto. De hecho, una crítica desde este paradigma es que la
educación nunca debió estar alejada de su realidad socio-política-cultural. Por el contrario, esta
rama de la enseñanza implica nutrirse de toda ella para luego proponer un pensamiento crítico,
que cuestione sobre la realidad vivida, en base a lo aprendido en clase. En ese sentido,
tampoco desprecia el conocimiento impartido ya que lo considera de vital importancia como
medio para brindar soluciones al medio sociopolítico, abaratado de sesgos y opiniones ya
establecidas.

En ese sentido, la pedagogía crítica propone desbaratar los muros del aula y expandirse más
allá del colegio. A través del pensamiento crítico invita al estudiante a cuestionarse sobre su
vida en sociedad y proponer intervenciones políticas y sociales que permitan cambios
beneficiosos para todos.

Así mismo, en este modelo, la promoción del cambio social hace a los alumnos partícipes de los
movimientos socioculturales de su tiempo. En ese sentido, este paradigma se esfuerza en
transformar el sistema educativo tradicional en uno más contextualizado y capaz de incentivar
cambios en la sociedad en general.

Objetivos de la pedagogía crítica

Dentro de este paradigma educativo podemos destacar como objetivos principales de la


pedagogía crítica los siguientes:

 Transformar el sistema educativo tradicional.


 Incentivar el cuestionamiento de lo impartido.
 Ser aplicada de forma ética y política.
 Fomentar en el alumnado interrogarse sobre sus acciones sociales.
 Potenciar métodos de enseñanza desde una postura analítica.
 Transformar los valores y las prácticas educativas.
 Propiciar cambios sociales cuestionando los procesos políticos y sociales.

Supuestos teóricos de la pedagogía crítica

Entre los más importantes, se consideran los siguientes: la participación social, la comunicación
horizontal entre los diferentes actores que integran los estamentos, la significación de los
imaginarios simbólicos, la humanización de los procesos educativos, la contextualización del
proceso educativo y la transformación de la realidad social.

a. La Participación Social
Implica concientizar a los miembros de la comunidad educativa y al grupo social sobre
la responsabilidad que tenemos con el presente y el desarrollo futuro del contexto. En
este punto, el fortalecimiento del pensamiento democrático a la hora de asumir
problemas y darles solución es fundamental para crear un estado de bienestar y unión.
Gramsci (1975) señala que participar supone estudiar las prácticas concretas de los
actores comprometidos con el micropoder y el macropoder; analizar la hegemonía de
valores provenientes de una clase social específica y ser parte del éxito como también
del proceso que se lleva a cabo para lograrlo. En ese sentido, las practicas cooperativas
son espacios de acción social en la que cada miembro asume responsabilidades
específicas de gestión y de consolidación. Todos se comprometen por una causa común
y cada uno plantea soluciones desde sus sectores para la consecución de los objetivos
fijados.
b. La comunicación horizontal
Searle (1978) explica que la comunicación horizontal liga las voluntades de dos
personas en iguales condiciones de vida y acción. Durante este proceso, los
interlocutores validan el discurso del otro, analizan las visiones que subyacen y
proponen nuevas rutas de solución. Así mismo, al realizar este ejercicio, se legitiman
las intervenciones y se apagan las diferencias entre individuos (Prieto, 2004).
Esta reciprocidad en la comunicación, también, involucra el fortalecimiento hacia la
individualidad en los espacios sociales. El trabajo en el aula implica un escenario de
discusión y charla, sin embargo, cada una de estas voces debe originarse bajo el
consentimiento proporcionado de la sociedad y amparado bajo las leyes del estado.
Esta mecánica debe ser clara a la hora de implementar este modelo educativo, pues se
convertirá en parte del estilo de vida académica de estudiantes y profesores. En pocas
palabras, este paradigma educativo se realiza en la práctica (Gramsci, 1974).
c. La significación de los imaginarios
En este apartado se realiza una reconstrucción histórica, sociocultural y política de un
grupo. La reconstrucción histórica se toma en cuenta, pues se debe analizar cómo se
han ido construyendo los comportamientos y procedimientos propios de una sociedad
frente a diferentes fenómenos. Marx (1975) diría que, para facilitar la comprensión
esencial e inteligente de los procesos, se debe mirar la experiencia vital del hombre,
comprender sus propias experiencias y las circunstancias en las que se desarrollan. La
conciencia humana es la base de la estructura social. Por otro lado, la reconstrucción
sociocultural es fundamental en el proceso pedagógico, pues incluye el discernimiento
de los alcances y de las limitaciones de los estilos de vida que se encarnan en las
comunidades. Así mismo, la reconstrucción política permite conocer las ideologías y
constructos momentáneos y pautados por los organismos del gobierno, escuela,
sociedad y medios masivos de comunicación. La búsqueda de significado y de sentido
de las realidades y, en especial, el desbroce de la violencia simbólica, constituyen la
realización del sujeto histórico (Bourdieu, 1977).
d. La humanización de los procesos educativos
Esta pauta sugiere estimular la habilidad intelectual, agudizar el aparato sensorial y
cultivar los sentimientos; también, supone crear ambientes en los que la sociedad se
autogobierna, se autorregula y tenga una apertura hacia la sociedad (Castoriadis,
2002). La educación en este punto trasciende el aula de clase y recupera la integridad
orgánica del estudiante para ubicarlo en un mundo complejo de circunstancias
sociales, que habilitan y deshabilitan comportamientos. En este sentido, la
humanización de la educación no solo se refiere a cambiar los procesos de educación,
sino que exige a profesor y estudiante, la reflexión, el análisis y el discernimiento de
sus propias actitudes y valores. Reclama, entonces, una confrontación con su propio
actuar, el revisar las acciones del otro para mejorar sin censurar, excluir o descalificar.
De esta manera, los discursos se vuelven fuente de entendimiento, empatía y progreso,
pues solo relacionándonos unos con otros podemos hacer cambios en la política,
ideología y sociedad.
e. La contextualización del proceso educativo
Este apartado significa educar para la vida en comunidad, pero también confrontarnos
constantemente con la realidad existente; sugiere buscar la información en la sociedad
para encontrar señales de identidad que abiertamente cuestionen la crisis cultural y la
carencia de valores, la cual se manifiesta en la exclusión social, la marginación, la
política oscurantista, la seudodemocracia y la dominación simbólica (Bourdieu, 1977)
Así mismo, apunta a nuevos modelos de vida que sustituyan la noción de estado como
aparato represivo propio de una élite (Carnoy, 1993). Bajo estas condiciones, la escuela
se vuelve un escenario de crítica, la cual habilita el cuestionamiento de modelos
sociales hegemónicos y se refuerza la convergencia de lo educativo en lo cultural, lo
pedagógico, lo sociopolítico y lo histórico.
f. La transformación de la realidad social
Es un proceso y resultado de los anteriores acontecimientos. En este apartado la
escuela es entendida como un acontecimiento político, en donde la docencia propone
una aventura inagotable, dinámica y apasionante en la que se recoge la problemática
social para analizarla y proponer caminos conducentes a la búsqueda de soluciones.
Transformar la realidad no es simplemente cambiarla o adaptarla a las necesidades
inmediatas, también es conceptuarla desde la conciencia social, desde el
fortalecimiento del trabajo en equipo, desde la consolidación de la investigación
permanente, desde la resignificación histórica que dé cuenta explicita de un pasado, un
presente y un futuro
como procesos. Es sustituir la hegemonía de un discurso político preñado de
manipulación (Klaus, 1979).

¿Cómo implementamos la pedagogía crítica en el aula?


La pedagogía crítica desafía las estructuras de poder, así que una dinámica que sería
interesante cambiar, es la relación profesor-alumno. Una forma concreta de realizarlo es
cambiando la distribución de la clase. Es decir, en vez de hacer filas frente al profesor, podrían
colocarse los pupitres de manera que estén en un semicírculo o círculo. Este cambio posibilita
que todos los alumnos puedan observarse y observar al maestro, así mismo, es un ingrediente
perfecto para una conversación participativa, llena de debates y propuesta de ideas.

Así también, el profesor debe presentar problemáticas, narrativas y discursos que habiliten el
debate entre sus alumnos, los diferentes puntos de vista ante los juicios tradicionales y el
respeto mutuo entre compañeros. En ese sentido, el docente debe guiar la conversación
haciendo preguntas como: "¿por qué crees eso?" o "¿por qué es algo bueno?". También,
animará a los estudiantes a cuestionar a sus propias creencias, librarse de las narrativas
sociales coyunturales y pensar de manera independiente.

Los docentes deben proponer un modo diferente de evaluar. Si deseamos modificar las
estructuras tradicionales de poder, debemos empezar por las estructuras tradicionales que ya
ejercemos en el colegio. El modo de realizar evaluaciones debe centrarse en fomentar el
pensamiento crítico. Permita que los estudiantes no se limiten a realizar lo que creen que
deben hacer para tener una determinada calificación, sino que anímelos a debatir y escribir,
sustentando sus ideas bajo realidades históricas, culturales, literarias y experiencias de vidas

Finalmente, fomente el activismo. La pedagogía crítica tiene un carácter cíclico. Una vez que
uno se educa a sí mismo, anima a otros a pensar de forma crítica, y ellos, a su vez, llevan esta
forma de pensamiento hacia sus familias y comunidades. Esto se puede realizar informando a
los estudiantes sobre las oportunidades en su comunidad para combatir la opresión a través de
marchas, manifestaciones y la organización ciudadana. Incluso se puede animar a los
educandos para realizar discursos para concientizar sobre las problemáticas de la comunidad y
sus rutas de solución.

Finalmente, nunca se debe olvidar la interrelación estudiante, saber, profesor y sociedad. Por
ello, siempre se tiene que tener en cuenta:

1. La controversia o el conflicto de intereses sobre un contenido. Plantea el desacuerdo o


polémica sobre un tema o un caso particular de la disciplina objeto de estudio.
2. El objeto o problema real. Es el pretexto para generar conocimiento en el contexto de
la disciplina especial y, sobre todo, el estímulo para generar actitudes responsables
frente a la propia cotidianidad desde el saber.
3. El objetivo o fines del proceso. Son los propósitos epistemológicos de la disciplina
específica, las intenciones políticas y pragmáticas que impulsan el desarrollo de
actividades particulares.
4. El o los destinatarios. Son las personas quienes regulan y modifican el discurso y las
actividades, ya que se establecen como usuarios del proyecto. En otras palabras, son
los afectados por el saber en unas condiciones particulares de aplicación.
5. El lugar social. Es el factor que condiciona el diseño y ejecución del proyecto didáctico;
es la cotidianidad más cercana a los actores del proceso educativo. En conjunto con el
anterior componente, establece el contexto pragmático de aplicación del saber
específico.

Conclusión

La pedagogía crítica reconoce al alumno como un potencial agente de cambio, el cual requiere
de instrucción no solo en forma de conceptos sino también de modelos. Esto pone en escena a
un profesor, que reconoce su realidad político-socio-cultural, crítico de su sociedad, moderador
y brindador de rutas de solución. En ese sentido, el docente es un apasionado buscador de
teorías y prácticas científicas que posibiliten una mejor sociedad, la humanización de las
personas, y en especial, de la educación.

Así pues el aula de clase se vuelve un ambiente donde se comparten ideas, se debaten, se
respetan los unos a los otros y se brindan posibles soluciones. El alumno en la medida que se
involucra con su contexto también profundiza en los conocimientos y prácticas que funcionan
ya sea tanto en interior del país como a nivel internacional, adaptándolas a su realidad y
confeccionando su propia y personalizada propuesta de intervención.

Finalmente, la pedagogía de la crítica involucra a toda la comunidad educativa, pues cada uno
de ellos es un potencial agente de cambio con sus propias ideas y propuestas para mejorar la
sociedad. La escuela, entonces, se vuelve una celebración de conocimientos, donde todos
participan, proponen rutas de solución y generan cambios.

Referencias

Bourdieu, P. (1977): La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza.
Barcelona: Laia.

Carnoy, M. (1993): El estado y la teoría política. México: Alianza Editorial.


Castoriadis, C. (2002). La création humanine I. París: Seuil.

Gramsci, A. (1974). Antología. Madrid: siglo XXI Editores.

Klaus, G. (1979). El lenguaje de los políticos. Barcelona: Anagrama.

Prieto, D. (2004). La comunicación en la educación. Buenos Aires: La Crujia.

Searle, J. (1982). La filosofía del lenguaje, diálogo con John Searle. En varios autores (1982), Los
hombres detras de las ideas (pp. 190-211). México: Fondo de Cultura Económica.

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