Critica de La Razon Pura
Critica de La Razon Pura
Critica de La Razon Pura
KANT
Kant es un filósofo de la Ilustración, ese movimiento filosófico, ideológico y cultural que se
desarrolló a lo largo del s. XVIII, conocido como siglo de las luces. Parte de la exigencia de
clarificación y racionalidad en la comprensión de la actividad humana.
La RAZÓN ILUSTRADA será aquella que: Defiende la Autonomía de la razón (“La Ilustración
consiste en el hecho por el cual el hombre sale de la minoría de edad”, Kant), se cuestiona sobre los
Límites de la Razón (La razón es una sola en todos los pueblos, culturas, épocas y sociedades; tiene
una esencia o naturaleza fija, constante), defiende el carácter CRÍTICO de la Razón (para obtener
su independencia necesita clarificar antes aquello que ahogaba su funcionamiento: los prejuicios
que ciegan la razón, la tradición como carga del pasado, la autoridad no legitimada por la razón, la
superstición…), propugna el carácter analítico de la Razón y defiende su secularización.
INTERESES FILOSÓFICOS DE KANT: intentó realizar la síntesis entre las dos grandes
corrientes filosóficas de la modernidad, el racionalismo y el empirismo. En la época de Kant
coexistían diversas y opuestas interpretaciones sobre el objetivo y sentido de la tarea filosófica. Para
poner orden, Kant se propone someter a juicio la razón y descubrir la raíz de las interpretaciones
contradictorias: el dogmatismo racionalista que defiende que la razón, por sí sola y al margen de
la experiencia, basta para conocer la estructura de la realidad; el positivismo conducente al
escepticismo, que intenta reducir la realidad a los fenómenos aislados y no admite más que lo
empíricamente comprobable; y el irracionalismo entendido como sobrevaloración del sentimiento,
de la fe mística o del entusiasmo subjetivo, que rechaza todo discurso racional sobre la realidad.
Concepción kantiana de la filosofía. Según Kant, la filosofía obliga a una crítica de los usos
desnaturalizados de la razón y permite aventurar un nuevo estadio de libertad para la humanidad. Se
requiere, por tanto, conocer las leyes, principios y fines últimos que descubren la naturaleza más
genuina de la razón. Kant intenta hallar la esencia de la «razón pura», entendida como facultad que
establece: a) los principios y que rigen el conocimiento de la naturaleza; b) las leyes que regulan el
comportamiento y la acción moral; c) los fines últimos de la razón, y las condiciones para
alcanzarlos.
Concepto mundano y general de filosofía. A partir de una concepción tan general de la razón, la
filosofía es para Kant «la ciencia de la relación de todos los conocimientos con los fines
esenciales de la razón humana». Esta definición mundana de la filosofía supone que a la filosofía
corresponde:
[a] Establecer los principios dentro de los cuales es posible un conocimiento científico de la
naturaleza, e.d., responder a la pregunta: ¿qué puedo conocer? De ello se encargará la metafísica.
[b] Establecer y justificar los principios que deben regular la acción moral o política y precisar
las condiciones de la libertad: ¿qué debo hacer? Esta tarea corresponde a la moral.
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[c] Perfilar, de cara al futuro, el destino último del hombre y las condiciones y posibilidades de
su realización: ¿qué me cabe esperar? Es lo que intentan responder todas las religiones.
A la pregunta ¿qué puedo conocer? responde Kant en su obra Crítica de la Razón Pura. Intenta
señalar: los principios del conocimiento científico de la naturaleza y los límites dentro de los cuales
es posible tal conocimiento.
La doctrina kantiana del conocimiento parte de una distinción fundamental entre dos fuentes de
conocimiento opuestas: la sensibilidad (es pasiva y se limita a recibir impresiones del exterior,
colores, sonidos, etc., equivalentes a lo que Locke denominó ideas simples y Hume impresiones de
sensación) y el entendimiento (es activo y produce espontáneamente ciertos conceptos e ideas sin
derivarlos de la experiencia, como los de «sustancia», «causa», «necesidad», «existencia», etc.).
2) Abandono del racionalismo tras la lectura de Hume: Kant despertó del «sueño dogmático»
tras leer las críticas de Hume al racionalismo, y quedó convencido de que nuestro conocimiento
no puede extenderse más allá de la experiencia. Pero respecto a los conceptos que no proceden
de la experiencia afirma que son útiles en la medida en que no son aplicados fuera de los límites
de la experiencia. P. ej., el concepto de «sustancia» se aplica a objetos de los que sólo percibimos
cualidades o propiedades aisladas -colores, sonidos, movimientos, formas...- pero suponemos
que tras ellos existe un sustrato material que les sirve de soporte.
3) Conclusiones de Kant sobre el uso correcto de los conceptos que el entendimiento posee
al margen de la experiencia: 1ª) el entendimiento los utiliza para conocer los objetos de la
experiencia, ordenarlos y unificarlos; 2ª) no pueden ser legítimamente utilizados para referirnos a
algo de lo que no tenemos experiencia sensible. No tendría sentido, p.ej., aplicar el concepto de
sustancia a Dios, objeto del que no tenemos experiencia sensible.
De este modo Kant toma distancia frente al racionalismo y frente al empirismo. Mientras el
empirismo sostiene que todos nuestros conceptos proceden de la experiencia, Kant sostiene que el
entendimiento posee conceptos que no proceden de la experiencia, aunque solamente puedan ser
aplicados en el ámbito de lo empírico.
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b) El problema inicial, por tanto, era si es posible la MF como ciencia. Pero la respuesta a esta
pregunta exigía aclarar otra antes: ¿cómo es posible la ciencia? Establecidas y conocidas las
condiciones que hacen posible la ciencia, estaremos en condiciones de averiguar si la MF se
ajusta o no a ellas.
Empíricas: Son las condiciones físicas, temporales o instrumentales que hacen posible la
obtención de datos útiles para el conocimiento científico, por ejemplo: color del objeto a
percibir, distancia, superficie, volumen, etc. Sin tales condiciones empíricas, fácilmente
alterables, el conocimiento científico sería imposible.
A priori: Hay condiciones para extraer datos científicamente aprovechables que no son
alterables, son estrictamente necesarias y tienen un carácter general: afectan a cualquier
individuo, como p.ej.: el percibir la cosas en determinadas coordenadas espacio-temporales: en
un lugar concreto, en un instante preciso. Dicho de otra manera: las condiciones a priori son
universales y necesarias, y previas a la experiencia. Condicionan la estructura y experiencias
del sujeto que percibe, pero no proceden de la experiencia. Hacen posible la experiencia -
observar algo tiene que hacerse en el tiempo y en el espacio- y el conocimiento: son, pues
condiciones trascendentales.
¿Cuáles son los juicios de la ciencia, de las matemáticas y la física en concreto? Kant establece dos
grandes distinciones: analíticos/sintéticos, por un lado, y a priori/a posteriori, por otro:
A) Juicios analíticos: aquellos cuyo predicado está incluido -al menos implícitamente- en el
sujeto, y basta analizar el sujeto para conocer el predicado correspondiente; no son extensivos,
es decir, no nos proporcionan ninguna información acerca del mundo, y por ello no amplían
nuestro conocimiento. Ej.: «el conjunto es mayor que la suma de sus elementos».
B) Juicios sintéticos: aquel cuyo predicado no está incluido en el sujeto. Son extensivos y
amplían nuestra información sobre el mundo. Ej.: «Los bancos se enriquecen más en épocas
de crisis». Para saber si este juicio es verdadero o no, no basta analizar el sujeto «banco», porque
no incluye en absoluto la idea -predicado- de aumentar sus beneficios en épocas de crisis.
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C) Juicios a priori: aquellos cuya verdad puede ser conocida independientemente de la
experiencia. Por lo mismo, son universales y necesarios: no admiten ninguna excepción
posible. Ej.: «el conjunto es mayor que la suma de sus elementos».
E) Juicios sintéticos a priori. Ej: «La recta es la distancia más corta entre dos puntos» no puede
ser considerado analítico porque en el concepto de línea recta no entra para nada la idea de
distancia. Es, por tanto, sintético. Pero no puede ser considerado a posteriori, porque conocemos
que es verdadero sin necesidad de ir midiendo distancias entre dos puntos y sin tener que recurrir
a ningún experimento que lo demuestre. Además, es rigurosamente universal y necesario,
porque no admite excepción posible. Y Kant llega a la conclusión de que, frente a lo que Hume
creía, existen juicios sintéticos a priori.
Como son sintéticos, proporcionan nueva información sobre el mundo que amplía nuestros
conocimientos; y por ser a priori, son universales y necesarios. Su verdad no depende de la
experiencia. Kant estaba convencido de que los principales juicios de la matemática, la física
y la geometría son de este tipo.
Un juicio sintético a priori en geometría: «los ángulos de un triángulo suman dos rectos». Otro
juicio así en física: «Todo suceso o fenómeno tiene una causa». Hume consideraría un juicio así
a posteriori y no universal, resultado de una generalización a partir de observaciones sucesivas
que han creado en nosotros el hábito de poner una causa a la raíz de todo fenómeno.
• Los juicios fundamentales de las matemáticas, la física y la geometría son de este tipo.
• Preguntar por las condiciones que hacen posible los juicios de la ciencia lleva a preguntar por
las condiciones trascendentales que hacen posible los juicios sintéticos a priori.
• En la estética trascendental Kant estudia las condiciones sensibles del conocimiento, mostrando
cuáles son las condiciones que hacen posible que en las matemáticas existan juicios sintéticos a priori.
• En la analítica trascendental estudia Kant el entendimiento, para mostrar cuáles son las condiciones
que hacen posible que existan juicios sintéticos a priori en la física.
• Formas: Significa que no son impresiones sensibles particulares -colores, sonidos, etc.- sino la
forma o el modo como percibimos todas las impresiones particulares: colores, sonidos, movimientos,
etc. son percibidos en el espacio y en el tiempo.
• Intuiciones: No son conceptos del entendimiento, ya que tradicionalmente los «conceptos» se han
caracterizado por poder ser aplicados a multiplicidad de individuos -«hombre» se aplica a todos los
miembros de la especie humana-. Pero e-t son únicos, no se aplican a diferentes objetos de manera
distinta: en el universo newtoniano sólo existe un espacio y un tiempo. Además, mientras los
conceptos se forman por abstracción de ciertos rasgos comunes a varios individuos de la misma
clase -el concepto «mesa» por abstracción de sus formas, usos y aspecto característico-, e-t no
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proceden de abstracción alguna, sino que son condiciones de toda experiencia y, por tanto, a priori,
trascendentales).
• Puras: En Kant, «puro» significa vacío de contenido empírico. E-t son como dos coordenadas
vacías sobre las cuales se ordenan las impresiones sensibles -sonidos, colores, movimientos...-.
Puede resultar paradójico que Kant se ocupe de las matemáticas donde habla de la sensibilidad. La
explicación está en que para Kant la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en matemáticas
depende precisamente de que e-t son intuiciones puras:
[b] Las matemáticas formulan juicios acerca del e-t; y todos los objetos de nuestra experiencia se
dan en el e-t. Luego en todos los objetos de nuestras experiencias particulares se cumplirán
necesariamente los juicios de las matemáticas: son, por tanto, estrictamente universales y
necesarios.
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Los conceptos empíricos surgen de la experiencia -a posteriori-: «mamífero», «hongo», «reptil» se
extraen de la experiencia mediante observación de las semejanzas y rasgos comunes a ciertos
individuos.
iii) Los conceptos puros son condiciones trascendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de los
fenómenos
Lo mismo que el espacio y el tiempo se rellenan con impresiones sensibles, así también los conceptos
puros han de llenarse con los datos procedentes del conocimiento sensible. Esto significa que las
categorías sólo son fuentes de conocimiento aplicadas a fenómenos, surgidos en el e-t. Fuera o más
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allá de la experiencia, sólo hacemos un uso inútil, vano, de las categorías, pues sólo sirven para
proporcionar conocimientos ordenados y coherentes en el ámbito de la experiencia.
El juicio «Todos los ángeles son invisibles» tiene una estructura similar al de los universitarios rusos:
es universal, afirmativo, categórico, asertórico, etc.; en él se aplican las categorías de unidad, realidad,
sustancia y existencia; pero existe una diferencia radical: mientras en el primer caso -«Todos los
universitarios rusos tienen una cultura general muy por encima de la media española»- las categorías
se aplican a datos de la experiencia, en el segundo se aplican a algo de lo cual no tenemos experiencia
sensible. Hacemos, así, un uso ilegítimo de las categorías incapaz de proporcionar ningún tipo de
conocimiento riguroso. Es decir: 1º) el entendimiento conoce aplicando los conceptos puros a la
experiencia; 2º) los conceptos puros sólo tienen validez cuando son aplicados a los fenómenos, a
lo dado en la experiencia.
Los juicios fundamentales en los que se basa la física son los juicios sintéticos a priori, y uno de
ellos es el principio de causalidad, que constituye un elemento fundamental para nuestro
conocimiento de la naturaleza. El principio de causalidad es un juicio sintético y a priori por lo
siguiente:
1º. Está basado en la categoría de causa, pero ésta -como todas- es un concepto puro que no
procede de la experiencia, sino que es previo a la experiencia, a la cual se aplica; luego la
validez del principio de causalidad no depende de la experiencia, sino que es anterior a ésta.
Por tanto, es a priori.
2º. Los fenómenos sólo pueden ser conocidos si el entendimiento les aplica sus categorías.
Luego el principio de causalidad, basado en la categoría de causa, será aplicable a todos los
fenómenos que entendimiento conoce o pueda conocer. Es, pues, estrictamente universal y
necesario.
Las categorías no son aplicables más allá de la experiencia, de lo dado en el e-t. A lo dado o
intuido/conocido en el e-t se le llama fenómeno (= lo que aparece/se muestra). Pero el aspecto
visible de un objeto, lo que conocemos de él, parece presuponer algo subyacente a su aspecto
exterior que no vemos: a esto le llama Kant noúmeno o cosa en sí, el correlato del objeto
entendido al margen de su relación con la sensibilidad, con lo percibido o conocido de él.
Kant llama a su sistema «idealismo trascendental» porque afirma que el espacio, el tiempo y
las categorías son condiciones de posibilidad de la experiencia, de los fenómenos, y no
propiedades o rasgos reales de todas las cosas en sí mismas.
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7. LA DIALECTICA TARSCENDENTAL: la razón y su exigencia de lo incondicionado
Sin embargo, aunque la aplicación de las categorías más allá de la experiencia sea lógicamente
inválida, es también una tendencia inevitable de la razón, conforme a su más genuina naturaleza.
La razón tiende siempre a buscar lo incondicionado, a extender su conocimiento más allá de la
experiencia y formular preguntas acerca de Dios, el alma y el mundo.
b) Naturaleza de la razón
Además de formular juicios, el entendimiento establece conexiones entre unos juicios y otros.
Por ejemplo: 1) Todos los animales son mortales; 2) todos los hombres son animales; 3) luego
todos los hombres son mortales. El razonamiento -silogismo- funciona porque, espontáneamente,
deducimos que los hombres serán mortales si forman parte de un conjunto más amplio cuya
propiedad es ser mortales también. A partir de razonamientos así, podemos ir realizando otros
cada vez más generales: los vivientes son mortales, todos los animales son vivientes, luego todos
los animales son mortales. En este razonamiento último se incluyen todos los demás.
Esto significa que la razón siempre busca formular juicios, leyes e hipótesis cada vez más
generales que abarquen y expliquen mayor número de fenómenos. En Astronomía, por ejemplo,
los progresos más significativos han supuesto la unificación de las leyes y principios del
movimiento, comunes tanto para el movimiento de los objetos terrestres como para el
movimiento de los objetos estelares. Newton, con su ley de la gravitación universal, terminó por
unificar la explicación de los movimientos en ambos dominios empíricos, el terrestre y el solar.
No es de extrañar, por tanto, que la razón busque lo incondicionado, la causa última, la meta
final del universo.
c) La razón y la metafísica
La tendencia de la razón a buscar leyes, principios y condiciones cada vez más generales es útil
para ampliar nuestro conocimiento siempre y cuando se mantenga dentro de los límites de la
experiencia. Pero la razón tiende inevitablemente a unificar todos los fenómenos físicos -res
extensa- y explicar el mundo por medio de teorías metafísicas, en busca de lo incondicionado.
Esta pretensión, una vez traspasados los límites de la experiencia, da lugar a antinomias; al
intentar explicar los fenómenos psíquicos -res pensante- por medio de teorías metafísicas acerca
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del alma, se originan paralogismos. Y todo se intenta explicar y unificar a partir de una causa
suprema para ambos tipos de fenómenos, físicos y psíquicos: Dios -la sustancia infinita del
racionalismo, el ideal supremo de la razón-.
Dios, alma y mundo son tres ideas de la razón -ideas regulativas- que juegan un papel muy
especial dentro del sistema de nuestro conocimiento: aunque no proporcionan conocimiento
objetivo alguno, expresan sin embargo el ideal de la razón de encontrar leyes y principios cada
vez más generales: son el horizonte que nunca se alcanza, pero nos indican continuamente que
podemos seguir avanzando en nuestra capacidad de explicación y comprensión.
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