Prieto 2
Prieto 2
Prieto 2
sido
libre 167
r b i o "flete" bien como .
con cercos ni
"prendado" recorrías
pz&r
alambrados, te dedico
esa
inmensa y que
Quien lo escribe ha
pasado algunos este llanuramontado en tu so.
pdas horas, ha eseuchade 11o atiosfolleto
por.esa argentna sin tro.
sciones
Esas narTaci una--sino
cillas, que con tanta veces tuscamparña, donde
mil
uitaTa quenda, difícilmente nde a cada,y
ase rica, qu que Mve costa de
puede olvidarla, frecuencia lamento.
relatas al
ab ajoquien como tú, sufrecompás de tu
a
La lecfura de ste
este folleto, nuestro trahaie
te hará la
RSantes de tu mise ria y es el cu
comprender
prender tiranía de
que te quiénes han sido
recurso quióne
stus nquieres dejar de ser un sido
lo yy son
esclavo o judfo queda si
errante 48 aspiras a
son los
los
lhteo mejorar tu
la prèdicareemplazo
en
hle
nable pOr del
voseo, señalaba el
de la escuela publica, el uso de respeto indecli.
s
respetuosa distancia desde la
sigmos de identificación de la que el
político comillas
de la ciudad indicaha
Manipulado, cultura campesina. rescataba
slactiva., el
usado, requerido desde
criollismo fue igualmente tantas instancias de la
re. en nombre de algunos de los combatido, en su propio vida
el
en la cabeza de alguno fenómenos
de los
nomn-
que
Sin mencionarlo, en el
representaba,
instrumentos
parecía que o
contexto en el representar.
el reconocer las debía ser lefda, no sonaría
& ex ceso de que
ma cultural en
imaginación alusiones contenidas al
que se originó y mag.
diatriba dirigida por Paul expandió el criollismo, en la violenta
La Nación, con motivo Groussac, en 1897, al director del diario
de la
Ge Emilio
Zola. Groussac, que publicación,
había sido
en
folletín, de una novela
en
plena campaña de funcionario oficial en 1882,
La educación el
alfabetización, dirá ahora en su nota titulada
por folleto":
En cien
años la desbordada democracia ha
invadido el mundo, cada vez
22resiva
PLra
y disolvente, batiendo en brecha a la
religión y la sociedad, a la
y la familia. Toda revolución crea su instrumento: la del
0 la prensa diaria, que ha nacido cuando prescribiendo el siglo
xX ha in.
IV
uest
e.
lfneas sobre la
tuvo atento a lasconfiguración de un mapa de lectura
ese mismo manifestaciones literarias que no popula
dando
bri
mapa,
de los títulos paciente cabida en su tardaro avori3
y colecciones del biblioteca a la erés
y esta criollismo populista.51 Aquel int
lectual perseverancia,
que Quesada iîntroducen bien a las
quiso desempeñar ente los miembros a s inte
to
neración consagrada a
modalidades del papge
preservar el modelo de
en
práctica por sus mayores, modernizac1on ondo
las
prácticas alternativas vigilando, disciplin
capaces de corregir las ando, propalte
raban el modelo.
desviaciones
170
ADOLFOPRIW 1
de Buenos Aires, el 5 de
pronunciara
en El A teneo
la cuestión social
octubre de
sobre "La Iglesia
católicay
oresaba sus puntos
185
Impresionad895
con que la
Iglesia vista soho losa
franqueza
obreros en la Rerum
enciclica "R novarum" (difun.
reclamos
admitirá ién
tambiér con franqueza sus en
1891). Quesada
documento papal, Como
liberal conven
lo aplaudirkacuerdos
d
fondo con el
idea de mantener
el Estado lejos de injerencia
toda injerencia on
conservador
en la
resoluión
de los problemas
laborales; como iberal
ador y pragmático
de contener a la
marea socialista con
con lista todos los
aplau dirá la idea que se definía por su
cursos del espectro ideologico L0. Lasde
corporaciones gremiales, tuteladas en lo posible por el magiststeno
la Iglesia, parecían los instrumentos natura de negociación
encrucijada de la histona, Pero los negociadores de las clases en esa
dirige
tes debian evolucionar en la dirección adecuad si no querían "desen.
cadenar la revolución de
las clases oprimidas".33
También su vinculación a la polémica originada por el liha.de
Abeille temina por explicarse en función de sus preocupacione.por
la llamada cuestión social, A Quesada no le interesan, obviament
el aparato de demostración ni la eventual validez de las hindtbtesis
adelantadas en el trabajo de A beille, Le interesa, sí, que el mismo
apareciera publicado dos años después de la derrota espaH ola en la
guerra de Cuba, coyuntura cronológica que le permite, en la superfi.
cie de su exposición, levantar el uso del español -una vez excluida
la presencia física de España en América- a categoría de símbolo
de resistencia a la ex pansión del imperialismo yan qui, Pero a dirigir
ese uso, en lo profundo, a resolver los problemas previos que la Amé
rica hispana (léase Argentina) tenía que resolver:
Recortado así
el objeto de interés,
Quesada Ouesada dejara
Caoraen en
do08
nbios,
debida al poema de Soto yy
Calvo para segund
mogt
plano la
atencion
del fenómeno que se expresaba
en la acenoi
on genenc h mostrart
magnitud senalar las nada remotas relani.
literatura "criollista", y de
instalacion de la corriento
ciones de e8
literatura con
mayoritaria. Echa
modos
los
nmano de los
iado
demasiad
numerosos folletos ror
cierto pero on suficien-
nminidosgraentorisa
biblioteca y los
describe, sin
al lector de la realidad
te amplitud
como para
convencer
La denaterial de
la literatura
sobre la que fundaria su
examen.
y precisión
el cuu
dado de los detalles no
fueron nunca las virtudes sobresalientesuid
des sobresalia
los ensayos de Quesada, y en éste, por ejemp se permitirá asegura
que José Hernández decidió la redacción de La vuelta de M
contrarrestar los efectos perniciosos del éxito dol
Fierro para
de Juan Moreira, cuya primera entrega, Como se sabe, fue
blletin
sterior
en 8 meses a la aparicion del texto de Hernández. Distracción
mali.
cia, el error le permitirá, en todo caso, adelantar los pasos de emos
tración de lo que se perfila ya como una de las hipótesis fundamen
tales de su trabajo: la de la absoluta separacion entre la tradición de
la literatura gauchesca que culminaba en Martin Fierro y la uleai.
zación de algunos de sus procedimientos que siguió al éxito del fo.
lletín de Gutiérrez.
José Hernández escribió, en palabras de Quesada, una "verdade.
ra epopeya de la raza gaucha", pero su Martin Fierro no inaugura un
ciclo sino que lo clausura. El campesin0 que habia inspirado al per
sonaje de Hernández, arrinconado por el flujo de inmigrantes y por
las nuevas concepciones de explotación de la tierra, era casi un simple
recuerdo en la pampa bonaerense al producirse el deslinde de los si
glos XX y XX. Tomar los recursos que concurrieron a caracterzar
esa literatura; apoyarse en su prestigio para ganar el consenso soore
oDras que proponían no la evocación de un mundo desapareciao,
cian
sino el reflejo de una realidad artificiosamente construida, pare
entonces un abuso, un trucaje intelectual y moral que contribulda
confusión y ala falsificación final de los hechos.
Puesto a examinar el caudal especifico de la llamada literatur
"criollista", Quesada descubre pronto que en ella lo gauchesco ,es
decir el conjunto de signos que debía dar representación sim
al de Usos ex
campesino criollo, era sólo una superficie aglutinantediversa como
presivos correspondientes a una tipología social tan Cipo gau
extrana a la que alguna vez sirviera a la caracterizacio del
cno. El co0coliche, en primer término, la jerga atribulaa a.
italiano, con su mezcla de giros de los dialectos genovs yna
volitano.
o c h o desde
Bi dialecto orillero, magistralmente parodiado por Pray
CRIOLLISMO
FUNCIONEs 173
presencia efectiva
bien dilerenciados. Pero el lenguaje
Cada
tinos ociales
#inos soCl
de tipos sociale,
ese
patrimonio, entraban en el arbitrio de unos cuantos
patrimon
de
dados desalón y de algunos aprovechados autores de folletines,
a y a d o r e s
Moreira de Gutiérrez.
Juan
por el
Cualquiera fuera
alguiera fuera el éxito de esta seudogauchesca, cualesquiera
márgenes con que
las ediciones de algunos de sus títulos su-
fueran los
l e g e n d a r i a s tiradas del Martín Fierro, parecía
evidente que
las
peraran su propia artificiosidad y de sus falencias ar-
n esperarse de
n0 podia
y de controlar un proceso en el
isticas, la capacidad de conduCir. lunfardo intervenían con
dialecto orillero y el
UIe el cocoliche, el perspectiva, esta seudo
existencia. Desde esta
solidos derechos de no cumplir sus aspiraciones
de convertirse
gauchesca no sôlo podía función
argentinos: en la práctica, su
en la literatura
nacional de losS que debían
cobertura a lineas de expresión
servir de
consistía en
nacional.
de literatura
una
entenderse como extrañas
a la 1dea misma
agregara a su lengua familiar
recién llegado
Bastaba que un italiano bastaba que un compa-
de resonancia campera;
algún dicho o refrán modismos otros de proce-
injertara a sus propios
drito del suburbio sus con
un payador del centro mechara bien
aEncia gaucha; bastaba que del lunfardo, para que esa suerte de
tomados Ilancos y
rapuntos con giros abriera sus
la seudogauchesca
Senco constituido por protecelon,:4
de .2
unovilizara de inmediato sus reflejos provistos por esta
literatura, aquela
de los textos la plasma-
n la mayoría r r e s p o n s a b l e aparecía reforzada por cualquierac
iberalidad frívola e x t r e m o s de
los eextremo5
de un malevo aauchado,
ción de un personaje que r e s u m fa en sí agauchado,
el
titud permisiva: el aucho alzado, lel matrero,
matrero, el nuesto por el
modelo impuesto por e
del encarnadas
cada una todas las variant posibles sociales
Las transgresiones operadas en
uan Moreira de Gutiérrez. transgresiones la
en el de las por
moreirismo era el
correlato
de u n o s pocos
marginados
se cobija-
en el que
historias
gua. Las universo en aa
ley y las buenas costumbres abrían
un
propia
desafeccion
desafección
su
ban densos humanos para
legitimar
gru
las normas establecidas.
pasiones
todas las bajase c o n ó m i -
halagando ediciones
folletines,
de esgraciadamente los tales popularidad
colosal:
El antimoreirismo
itante, aunque oblicuo de Calandria
militante
rea-
timore del escándalo, tanto
del escandalo, tanto en la presentacion de los
Diedraque vuelven odiosa la figura del gaucho identifi
BIa itivos
tereslos rasgos de Moreira, como en explícit: referencias al tipo
CArac
cado
con
atribuye al personaje de Gutierrez, El protago
odirigirá
diri
asi, en algun momento, al peón penden-
se
el
drama
Juan oreira de carton, / que un hom
/ Juan
has
creido,
n i s t a
Quesada,
consistirá en el desplazamientoo del drama
de
eura
la lectura de
enl a seimponía como inevitable en el teatro argentino
hilleros que
d e cue
que el propio texto sugiere, por lo demas-, por
temporaneoy
desligado de condicionamientos
emp nasiones notoriamentecriollo".60
de pasi
un
drama
establecida del "drama
la retorica
El "criollismo"
En su doble aspecto, mostrativo y pragmatico,
provoco
lo literatura argentina
respuestas que deben incorporarse
en La carta con que Miguel
ahora a su propio movimiento
de escritura. del
Nación, la aparicion libro, indicaba desde
Cané saludó, desde La deliberadamente ajeno a la existencia
de
escritor
a perspectiva de un ocasionar tanto la
una literatura popular, la perplejidad que podía
del fenómeno, como el descu-
verificación de la magnitud material
internos. Sabia, como se de.
brimiento de algunos de sus desarrollos
la misma carta, de la participacion
duce de la anécdota incluida en instancias funda-
de juventud, Eduardo Gutierrez, en las
0e amigo enteraba ahora, o declaraba
enterarse a
aOras del fenómeno; pero se Quesada, del injerto de una
uaves de la información ofrecida porseudogauchesca de los versifi
uraura cocoliche en el tejido de la de la va-
criollistas. Y enteraba de la enorme popularidad
res se
rante.
me atrae, me hipnotiza",
dirá entre divertido, des
C aCina,
denoso, sorprendido. Pero
a la hora
de la y acaso
también auténticamente
Acepta,
juicio será tan radical como el de Quesada.
Por
por , Su aunque su
con-
colectiva presente.
VES DEL CRIOLLISMo 187
FUNIONE
asombrada del número y de la natura de
De la awhibición
exhibio
lo prueba la ya comen-
en la visión de sus ejecutores,
menos de acudir en rescate
de Lugones, en el ano 1913,
eNito, a l m e n
determinación
:orminación de. confundido durante treinta años con
de.Martín Fierro,
an de el tiempo justo de
de la folleteria criollista. Era
umagen
de la
de la negativos
más extravagantes
héroes el de volver aceptables sus
los
emprender el rescate; iniCiar a una sociedad que empezaba
razonamientos.
mipntos. EraEra el tiempo de
del proceso modermizador y de la
&Superar los tremendos ajustes
r los sus propios dioses tutelares. Y
tion cosmopolita, en
el culto de de grupo-de
en términos de comportamiento
tiempo-dichodicho
eraeltiempo mentales de muchos de los que contribuyeron a
reservas
las en una ceremo-
perar
Supe
suerte de consagración
oficial del Martin Fierro,
esa
prácticamente oficial.
nia de carácter de asistir a las confe.
Juan Agustín Garcia, muy poco después
preguntaba que es lo que había aplaudido en
Odeón, se
rencias del de Martín Fierro,
somero analisis de las figuras
ellas, porque de un
(observese que no menciona a Mo
Aniceto el Gallo, Santos vega la
certidumbre de que con su ignorancia de
reira), se desprendía la el egoísmo feroz
justicia, del honor y del deber; con la indisciplina y
fundarse y habrían sofoca
que los caracterizaba, nada habría podido
do todas las flores de la civilización. Garcia creía oír, entonces,
unas