Oe Kenzaburo Dinos Como Sobrevivir A Nuestra Locur
Oe Kenzaburo Dinos Como Sobrevivir A Nuestra Locur
Oe Kenzaburo Dinos Como Sobrevivir A Nuestra Locur
Ariel Dilon
Dinos cómo sobrevivir a nuestra ocura
8El orfanato
con sus retretes
en el patio###
1ero <a los treinta % tres a0os###8 1
;7/KKE>
1or desgracia, de todas las personas a las que iba dirigida la circular, s)lo el hombre
gordo podía comprender su significado# 9a alusi)n a sus treinta % tres a0os
de edad % el apelativo despectivo de 8re%euelo8 s)lo pretendían aherirlo, % otro
tanto podía decirse del poema final (aunque 'l no estaba seguro de que fuera de
chida ;%akken", con aquella miserable indirecta acerca de los retretes de un
orfanato, como si su madre quisiera dar a entender que no era hi$o su%oF tan
1 Juego de palabras intraducible. Por una parte, "reyezuelo" es en japonés misosazai-, por otra, "treinta y
tres años" se escribe mediante cuatro ideogramas, que normalmente son leídos en japonés*
sanjusansai, pero que en teoría también podrían leerse mitosansai. (N. de las T.)
mequinas alusiones manifestaban a las claras el odio que la redactora de la
circular sentía por 'l# 4on todo, entre el hombre gordo % ella existía un indudable
vínculo de sangre, pues, al igual que su hi$o % su nieto, estaba hecha una boti$a#
4uando el hombre gordo le%) la circular, a pesar de que estaba seguro de que su
mu$er no creería que había contraído ninguna enfermedad en el extran$ero, le
deprimi) muchísimo la idea de que el impresor del pueblo vecino por fuera tenía
que haberla leído, % tambi'n que hubiera llegado a manos de sus parientes en los
cuatro puntos cardinales del ap)n# 1arad)$icamente, este incidente le hio darse
cuenta de lo importantes que habían sido para su bienestar personal las pesadas
cadenas que hasta entonces lo unían (o, al menos, eso pensaba 'l" a su hi$o, con
independencia de lo que pudieran suponer para 'ste# ?in embargo, despu's de la
terrible experiencia en el oo, veía con claridad que la existencia de tales cadenas
era sumamente dudosa % que m!s bien era 'l quien se había empecinado en
mantenerla# /dem!s, la libertad que había obtenido al liberarse de ellas no podía
desprenderse de sus manos ni de su cora)n, como si se tratara de un troo de celo
extraordinariamente adhesivo que le impidiera volver a la situaci)n anterior#
;asta el día en que estuvo a punto de darse un chapu)n en el estanque de los
osos blancos % al borde de perder la ra)n, el hombre gordo no se separaba de su
hi$o: iban $untos a todas partes, $ugaban revolc!ndose por el suelo, comían
$untos### 1or esta ra)n, % de una manera mu% concreta, para el hombre gordo su
hi$o representaba una cadena m!s pesada % m!s molesta que cualquier otra cosa
en el mundo, pues regulaba su vida cotidiana a la ve que pendía sobre ella como
una amenaa# 7 a pesar de que, en realidad, era 'l quien se lo había buscado, le
gustaba verse como una víctima pasiva % soportaba pacientemente todas las trabas
que la presencia de su hi$o le imponía# El hombre gordo era de esas personas a las
que por naturalea les gustan los ni0osF tanto es así, que se había licenciado en
tres especialidades distintas en el campo de las ciencias de la educaci)n, % al
acercarse el momento de que naciera su hi$o corrían por todo su cuerpo una
especie de convulsiones, mecla de esperana e inquietud, que no le de$aban
permanecer quieto ni un instante# /l reflexionar m!s tarde sobre este fen)meno,
dedu$o que depositaba en la llegada de su hi$o al mundo la esperana de iniciar una
nueva vida desembara!ndose de la sombra de su difunto padre# ?in embargo,
cuando el m'dico sali) del quir)fano, tras el nacimiento de la criatura, a la pregunta
impaciente que le formul) su padre, que en aquella 'poca todavía estaba delgado,
contest) con tono sereno diciendo: 8?u hi$o tiene un grave defecto cong'nitoF me
temo que, aunque le operemos, muera o quede retrasado mental8# En ese instante,
algo en su interior se resquebra$) irreparablemente# 7 el beb' llen) mu% pronto esa
brecha que se había abiertoF era como si un c!ncer ocupara ese lugar destru%endo
las c'lulas normales % avanara multiplic!ndose# 1ara realiar las gestiones previas
a la intervenci)n quirrgica, el hombre gordo, que entonces todavía estaba
delgado, corría de un lado para otro, de tal manera que estuvo a punto de
enfermar# Entre tanto, sus nervios presentaban un estado ca)tico, con unas onas
hipersensibles % otras embotadasF era algo así como si desde el fondo de una lcera
comenara la cicatriaci)n con brotes de te$ido nuevo en algunos puntos, % al
tocarlos con miedo no sintiera nada %, sin embargo, un momento despu's, cuando
%a estaba tranquilo, el dolor le hiciera temblar# 9leg) la fecha límite para inscribir al
reci'n nacido# % fue a la oficina del registro civilF pero no se le había ocurrido
pensar qu' nombre le pondría a su hi$o hasta que la empleada se lo pregunt)# 1or
esas fechas todavía estaba pendiente de la operaci)n, es decir, an no se había
decidido si el destino de su hi$o sería la muerte o el retraso mental# / una
existencia así, <podría pon'rsele algn nombre###
El hombre gordo (que, vuelvo a repetirlo, en esa 'poca estaba m!s delgado que
nunca por el exceso de traba$o", al recibir el formulario de inscripci)n, sin embargo,
record) una palabra latina de las que había aprendido en el primer curso de la
universidad: morí, que podía relacionarse tanto con la muerte como con la vida
carente de inteligencia de un vegetal, pues significa 8bosque8 en $apon's, % bauti)
a su hi$o con este nombre# 2espu's, se fue al retrete con el formulario en la mano,
% all! se mondo de risa durante largo rato sin poderse contener# Este acto repentino
tan despreciable era consecuencia, en parte, de los nervios que teníaF pero aquel
hombre gordo, desde peque0o, tendía a burlarse sin el menor reparo de su propia
vida % de la de los dem!s, en los momentos m!s cruciales#
Esto era algo que se le hio cada ve m!s evidente cuando comen) a vivir con
Mori una ve que su hi$o hubo de$ado la clínica# 4ada ve que llamaba al ni0o por
su nombre, creía oír, en las tinieblas del fondo de su espíritu, su propia risa,
espantosa, desconsiderada, por no decir indecente, que convertía en burla toda su
existencia# 2e modo que se propuso darle un sobrenombre a su hi$o para usarlo en
la vida cotidiana, hecho que no sabía c)mo $ustificar ante su esposa# /sí pues, le
puso el sobrenombre de Ee%ore, el asno mis!ntropo que aparece en Ninnie.the.
1ooh2# 1or lo dem!s, había vuelto a pensar que las relaciones con su padre, al cual,
cuando era ni0o, había visto vivir en reclusi)n voluntaria durante mucho tiempo
antes de su repentina desaparici)n, constituían la causa principal de la ambig6edad,
la falta de equilibrio % la falsedad en su ser actual, % se había propuesto intentar
reconstruir en su totalidad la imagen de aquel padre del que s)lo guardaba un
recuerdo difuminado# Ello dio origen a nuevos % reiterados conflictos con su madre,
quien, mediante el subterfugio de sus ataques de locura simulados, se oponía
sistem!ticamente a contestar a las preguntas con que 'l la apremiaba acerca de las
causas del encierro voluntario % la muerte de su padre# >o s)lo no consigui)
arrancarle ni una palabra sobre esta cuesti)n sino que, adem!s, en ve de cooperar,
aprovech) una estancia en su casa mientras 'l se encontraba de via$e por el
extran$ero para robarle las notas % el manuscrito todavía no concluido de la
biografía paterna que estaba escribiendo# B7 todavía estaba en su poder###D >o era
imposible que los hubiera destruidoF pero como esta posibilidad le daba ganas de
asesinarla, no tenía m!s remedio que evitar pensar en ello# 2icho esto, le era
foroso reconocer que era anormal que un hombre de su edad dependiera todavía
hasta tal punto de su madre#
na noche en que el whisk% que usaba como somnífero le emborrach) en exceso,
mientras $ugueteaba con una figurita de adorno que representaba a un perro,
recuerdo de M'xico, un artículo evidentemente falseado en serie, pues la arcilla s)lo
estaba decorada por la parte que debía quedar a la vista, descubri) por casualidad
un orificio deba$o de la cola del animal, sobre el cual sopl) con todas sus fueras,
como si se tratara de una flautaF % de ahí, para su gran sorpresa, sali) una espesa
nube de fino polvo negro que se pos) como un velo sobre sus pupilas# 4re%endo
que se había quedado ciego, conmocionado por el p!nico, grit) implorando a su
madre: 8BMam!D BMam!D BHen a a%udarme, por favorD ?i me quedo ciego % pierdo la
cordura como mi padre, <qu' va a ser de mi hi$o B&h, te lo suplico, dime c)mo
sobreviviremos todos a nuestra locuraD8 /unque an no tenía motivos para ello, no
paraba de pensar con inquietud en la cada ve m!s pr)xima ve$e de su madre: si
se moría de$ando las cosas tal como estaban, se llevaría con ella a la tumba el
secreto que le había ocultado durante tantos a0os, las explicaciones relativas no
s)lo a la reclusi)n voluntaria % a la muerte de su padre, sino tambi'n a las extra0as
causas de todo aquello### % de la inestabilidad de su hi$o, así como de la existencia
del peque0o retrasado mental, que no podía ser m!s aut'ntica, un retrasado
mental del que presumía que no podría separarse $am!s# En efecto, tanto la familia
como la gente de su barrio estaban perfectamente al corriente de que el hombre
gordo % su hi$o Morí, al que daba el sobrenombre de Ee%ore, iban siempre $untos#
4omo he dicho antes, la noche que sigui) a aquella terrible experiencia, en la que
poco falt) para que se remo$ara en el estanque de los osos, durmi) m!s solo que
nunca en una cama demasiado grande incluso para alguien de su talla# 1ero aquella
soledad tenía su explicaci)n# ;asta ese día decisivo, en efecto, 'l no había logrado