La Ensalada Cesar
La Ensalada Cesar
La Ensalada Cesar
Ayer fue el Día de la Independencia de los Estados Unidos, aunque lo que en verdad es
importante, fue el aniversario número cien de la ensalada César, que se sirvió por primera
vez el 4 de julio de 1924 en el café restaurante Caesar's Place en Tijuana, México.
Ese día el restaurante estaba a reventar, pues muchos gringos, debido a la prohibición, (La
ley seca que duró 13 años) pasaron a Tijuana a celebrar el “Independence Day”. Quizá por
patriotismo estaban devorando todo: comida, cerveza, whisky, tequila y chifladuras
mayores. Era una marabunta que celebraba delirante. El restaurante había vendido hasta la
vajilla y seguía llegando gente con más apetito y mayor sed. Incluso había lista de espera.
El restaurante de Cesare Cardini, que después lo cambio por el, Caesar, y sin duda su sueño
de inmigrante, estaba a reventar. Aquí es importante aclarar que Alex con su visión
comercial decidió que su restaurante no sólo era italiano, sino franco italiano, a pesar de
que cualquier italiano que se respete, sabe que mezclar comida italiana con francesa, o
siquiera compararla, sería el equivalente a una guerra declarada, aunque Alex sabía que así
tendría más clientela.
Tener el restaurante a reventar, para Cardini pudo ser algo extraordinario a secas, pero
cambió su vida. Las hieleras, anaqueles y bodegas de la cocina estaban vacíos. Todo se lo
habían devorado los celebrantes. En las reales cocinas, al igual que en el teatro que también
tiene hoguera y fogón, el show nunca termina. Los cocineros, todos mexicanos, que por
intuición entendían los gritos de Alex, quizá por miedo, tal vez por orgullo o pensaré que,
por creatividad, decidieron improvisar. No había mucha tela de donde cortar, o pensaré que
mucha comida que picar. Ya no había casi ingredientes. Ya lo dije, sin embargo, cuando
existe la presión, uno se tiene que repetir infinidad de veces lo que ya cualquiera sabe, ¡no
se puede! Por supuesto que pasta ni soñarla. Lo que sí había era mucha lechuga.
¿Quién va a celebrar el día de la independencia de su país comiendo lechuga? Ni siquiera
un conejo si es que decide ser nacionalista o por lo menos patriotero. Si algún vegano
despistado me lee y ansía contradecirme, podrá ofrecerme sus comentarios y empáticos
insultos. Ambas opciones las aceptaré con gusto, aunque más por curiosidad y morbo que
por interés.
La clientela exigía comer. Así que un cocinero harto de los gritos, decidió dejar atrás el “no
se puede” de todos, y decidió, o se aventó a improvisar un plato. Así de sencillo y así de
poderosos son los acontecimientos. Alex Cardini que era mucho mejor publirrelacionista
que cocinero, ¡por supuesto que se adjudicó el crédito! Faltaba más y sobraba menos.
Después se dijo que no la creó él, sino su hija Rosa.
La realidad, ahora, la sabemos. Yo desde antes, pues en el Deportivo Italiano, que estaba en
las calles de Eugenia y Gabriel Mancera, al que cada vez que veníamos a la ciudad acudía
con mis padres, se comentaba esa anécdota. El real creador fue un cocinero de cuyo nombre
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no puedo acordarme, pues no lo conozco y quizá ningún ser vivo, aunque… ¡era un
indígena mexicano, sí señor!
Se dice que Rita Hayworth la probó en Tijuana y fue tal el gusto que le produjo que se llevó
la receta y donde iba, pedía que se la preparaban. En poco tiempo se le nombrará
patrimonio intangible de la humanidad.
La vida está llena de seres anónimos y de especímenes que han logrado la fama, gracias al
anonimato de otros. Es una pena que mucha gente termine en el olvido o quizá, ellos me
puedan decir lo contrario, y también tendrán razón.
PS: Perdón por lo extemporáneo del cuento. Me pasó lo mismo que al personaje de
Ibargüengoitia, que llegó el día 6 a la batalla del cinco de mayo.
Por cierto, ¿cuántas “ensaladas” has creado en el anonimato?