SPN63-0623M Standing in The Gap VGR
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viendo las cosas que El hizo, llegando a suceder cada vez. Luego,
si la Columna de Fuego que acompañó a Israel por el desierto,
en los días de Moisés, que nosotros…o, ahora que Moisés fue
llamado: “El siervo de Jehová”, y él siguió una Columna de Fuego
de noche, y una Nube de día.
58 Y cuando Jesús estuvo sobre la tierra, El dijo que El era ese
Dios. El dijo: “Antes que Abraham fuera, YO SOY”. Y “YO SOY”
fue la Columna de Fuego que estaba en la zarza ardiente, que
le habló a Moisés en los—los días pasados. Hermano Vayle, yo
pienso que eso es correcto. Luego El dijo: “Yo salí de Dios y
vuelvo a Dios”. Y cuando fue crucificado, murió, y resucitó, y
subió a lo Alto, y colocó Su cuerpo en el gran altar del Dios
Eterno, para siempre estar ahí para actuar en lugar nuestro,
sabiendo que El había pagado la deuda de nuestro pecado. Y
luego El volvió a la tierra nuevamente en la forma de una gran
Columna de Fuego.
59 San Pablo, en camino, antes de que fuera llamado San Pablo,
era llamado Saulo de Tarso. Y estaba en camino hacia Damasco,
para arrestar a unas personas que estaban haciendo demasiado
ruido, y gritando, y predicando un Evangelio que era contrario
a la tradición de las iglesias. En el camino, un día, como a esta
misma hora del día, él fue tirado al suelo por una tremenda Luz.
Y viendo esta tremenda Luz, siendo él un Judío y sabiendo que
la Columna de Fuego había guiado a los hijos de Israel, y aquí
estaba ante él nuevamente, él clamó: “¡Señor!”
60 Ahora si se fijan en las traducciones, tanto la King James
como también la Standard [Traducciones de la Biblia en inglés.—
Traductor], y todas, está con mayúscula, S-e-ñ-o-r. Y cualquiera
que conoce bien su Biblia, sabe que cuando es mayúscula S-e-
ñ-o-r, eso es Elohim, el Ser todo suficiente que creó los cielos
y la tierra, en Génesis 1:1. ¿Ven?, mayúscula: “¡Señor!” Ahora,
Pablo no hubiera llamado así a alguna ilusión óptica, él no
hubiera llamado así a algo que no hubiera conocido, porque él
era un hombre entrenado en las Escrituras. Había estudiado bajo
Gamaliel, el gran maestro de aquel día, y él no hubiera llamado
“Señor” a ese, si no estuviera convencido que Ese era Jehová. El
dijo: “Señor, ¿Quién eres?”
61 Escuchen lo que le respondió la Voz: “Yo soy Jesús”, el mismo
ayer, y hoy, y por los siglos.
62 Entonces yo pienso, en medio de todo esto, antes de
proseguir, tanto aquí como a través del mundo, las personas que
estarán escuchando, y están escuchando ahora, conocerán que
ha sido probado por todo hecho ser Jesucristo el mismo ayer,
y hoy, y por los siglos. Se han hecho las mismas cosas que El
hizo, sanando a los enfermos, conociendo los pensamientos de la
mente, por cuanto mostró cosas que habrían de acontecer, y cada
vez perfectamente a través de estos años. Ya tengo cincuenta y
PA RA DO EN L A BRECH A 15
Dios, allá arriba sobre esa montaña, esa Espada cayó en mi mano;
con un mango de perla, y la guarda, y la hoja como de tres
pies de largo, y resplandecía como un metal o como el cromo,
bien afilada. Y yo no sabía qué era. Y dije: “Yo tengo temor de
estas cosas”.
90 Y en ese momento una Voz habló que estremeció el cañón.
Dijo: “Esta es la Espada del Señor”. Y la Espada del Señor es la
Palabra del Señor, porque la Palabra de Dios es más aguda que
una espada de dos filos.
91 Luego volviendo a eso, luego, durante ese tiempo, un noble
hermano aquí en la iglesia…Y él era un soldado y en el ejército
casi fue volado en pedazos y fue considerado muerto, y dijeron
que…Ellos no, los médicos no pensaron que viviría, y no valía la
pena perder el tiempo con él, era un caso tan perdido. Los nervios
principales en la pierna estaban partidos; casi perdió su brazo
completamente; casi perdió una pierna. Pero Dios tuvo gracia,
un día lo salvó y lo sanó.
92 El, el Hermano Roy Roberson, estuvo presente cuando se
tomó esa fotografía allá en Houston. Cómo fue que a su esposa se
le dijo por medio de una visión lo que había estado haciendo ese
día, y cómo tenía ella un problema y que sería sanada. Y eso lo
encaminó a él a ser un creyente. Pero él siendo un hombre militar,
era un poco (ojalá él me perdone por decir esto), del—del lado
áspero, preciso, dando órdenes en el ejército. Como un hombre
que tenía el mando de hombres, él tenía que hablar duro: “¡Haz
esto!” ¿Ven? Y sin embargo, él—él creía. Pero firme y llegando a
la iglesia y viendo lo sobrenatural, él dijo: “Yo creo eso, pero es
para alguien más”.
93 Pero una noche el Señor lo despertó, en la madrugada.
Parecía que él y yo estábamos sentados en Jerusalén, en la mesa
de Comunión del Señor, y yo estaba hablando. El no lo podía
entender. Y el Hermano Roy, sentado presente, mirándome ahora
mismo, y él lo vio. Y me llamó, en Houston…o en Arizona, o me
envió una carta y yo lo llamé a él. El dijo: “Hermano Branham,
Ud. estaba sentado ahí, y yo vi a esa gran Columna de Luz
bajar y recogerlo a Ud. y llevárselo de la mesa del Señor, y Ud.
se fue hacia el oeste”. Porque él estaba sentado del lado este,
mirándome ir hacia el oeste, y esta Luz entró y me sacó.
94 Dijo que era una mañana, como que era una visión. Se sentó
en la cama, como a las tres o cuatro de la mañana, algo como
eso, y vio que ocurrió todo esto. Y dijo que parecía que exclamó,
como por días: “¡Hermano Bill, vuelva!” Y Roy y yo hemos sido
verdaderos hermanos. Hemos vivido juntos, y cazado juntos, y
somos hermanos. Y él—él gritó por mí, hasta que se puso ronco
de la garganta: “¡Vuelva! ¡Devuélvelo! Devuélvelo”, clamando.
El dijo que yo…Allí venía esa Columna de Fuego, volviendo, o
una Nube volviendo, y El me puso a la cabecera de la mesa, y
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con el sentir que ahora tengo; todavía siento que debieran haber
escuchado ese Mensaje, lo debieran haber hecho. Y no tengo el
sentir por el pueblo, que debo tener. Hasta que pueda tener ese
sentir, no hay necesidad de que vaya, porque sería un hipócrita.
162 Y todos estos años he tratado de servirle con un corazón
sincero, y no voy a salir allá como hipócrita. Tengo que sentir
aquello, que no es Ricky y Ricketta, y no son este montón. Son
los hijos de Dios que están en la esclavitud, y debo ir a ellos.
Hasta que yo pueda sentir así, tendré que descansar, predicar en
algunas convenciones y cosas, pero esperar.
163 Tengo un canto. No sé cantar. Simplemente quiero citárselos.
Hermanos, este es apenas un diagrama, no lo tengo todo todavía.
No está escrito bien. Ni siquiera sé si lo podré leer o no. Es en
el tono de: El Himno De Batalla De La República, “¡Gloria!
¡Gloria, Aleluya!” Uds. lo han oído. “¡Gloria! ¡Gloria, Aleluya!”
¿Cuántos? Desde luego, todos lo hemos oído.
El predicador de circuito fue cabalgando por la
región,
Con un rifle en el hombro y una Biblia en la
mano;
Le dijo a la gente de los llanos de una bendita
Tierra prometida,
Mientras cabalgaba, cantaba también.
Libre, salvo,
Del pecado y del temor;
Libre, salvo,
En los brazos de mi Salvador.
El predicaba del juicio venidero, de fuego y de
azufre;
Y un glorioso e inacabable Cielo sólo para los
justificados.
Mientras iba por las montañas, uno lo podía oír
entonando este canto,
Mientras seguía cabalgando.
Hay poder, poder, sin igual poder,
En Jesús, quien murió;
Hay poder, poder, sin igual poder,
En la Sangre que El vertió.
164 El antiguo predicador de circuito. Uds. lo recuerdan. ¿Ven?
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