Tema 3

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

TEMA 3

LA EDAD MODERNA

3.1 LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE


GOBIERNO. LA GUERRA DE GRANADA
LA UNIÓN DINÁSTICA

Para lograr el trono de Castilla, Isabel tuvo que hacer frente a una larga guerra civil sucesoria
(1474-1479), ocasionada por una nobleza castellana dividida entre sus partidarios, apoyados
por Aragón, y los de su sobrina Juana la Beltraneja, que recibía los apoyos de Portugal.

Tras la batalla de Toro y la posterior de Albuera, vencen los partidarios de Isabel y se firma la
paz con Portugal: la Paz de Alcaçovas (1479), por la que los portugueses renuncian a la
causa de Juana y, a cambio, los castellanos reconocen el dominio de los portugueses de las
costas africanas al sur de Canarias.

Hay que señalar que la unión matrimonial implicaba una unión dinástica, pero no la unidad
territorial en un solo reino. El heredero de los Reyes Católicos sería rey de Castilla y Aragón,
pero no podría unir ambos territorios, que mantendrían modelos e instituciones políticas
diferenciadas. En eso consistió la unión dinástica.

INSTITUCIONES DE GOBIERNO

Los Reyes Católicos darán un paso decisivo hacia la configuración del llamado ESTADO
MODERNO. Para ello reforzarán o crearán nuevas instituciones que fortalezcan su poder.

El Consejo Real de Castilla, que ya existía desde 1385, será un importante organismo de
toma de decisiones en materia interior y exterior, así como para los nombramientos de cargos
públicos y como tribunal supremo del reino.

Como los reyes no podían estar simultáneamente en ambos reinos se creó el cargo de
lugarteniente para Aragón (más tarde denominado virrey).

Se mantendrán las Cortes en ambos reinos (con más peso en el caso de Aragón).

Para el orden interno en las ciudades se crea la Santa Hermandad, cuadrillas armadas para
garantizar el control del bandidaje y a las órdenes de los corregidores.

Los órganos de justicia residían en las chancillerías: en 1489 se crea una en Valladolid para
todo el norte castellano y en 1494 se crea otra en Ciudad Real para el sur, posteriormente
trasladada a Granada en 1505.

En su afán por la unidad religiosa, los Reyes Católicos solicitan al Papa permiso para
establecer la Inquisición en 1478, tribunal eclesiástico encargado inicialmente de vigilar la
conducta de los judíos convertidos al cristianismo (conversos) para que se mantuvieran en su
nueva fe, aunque posteriormente el tribunal tendrá mayores competencias y se convertirá en un
instrumento de control ideológico al servicio del Estado.

LA CONQUISTA DEL REINO DE GRANADA

El reino de Granada era el último territorio musulmán que quedaba en la Península. Los Reyes
Católicos deciden conquistarlo una vez solucionados los problemas sucesorios. Varias causas
explican una guerra que durará diez años (1482-1492):
 Culminar el proceso de reconquista cristiana.
 Conjurar el peligro de una invasión turca con sus hipotéticos aliados peninsulares.
 Superar las divisiones en la nobleza cristiana en torno a un proyecto común.
 Fortalecer la monarquía desde el punto de vista político y económico.
La guerra implicó un gran esfuerzo militar y financiero (60.000 hombres, artillería, etc.) pero los
cristianos se vieron favorecidos por las divisiones internas entre los musulmanes.
Especialmente duros fueron los asedios de Baza (1487) y de Málaga (1489) cuya población
fue sometida a la esclavitud. La conquista de la ciudad de Granada fue mucho más sencilla, ya
que Boabdil, el último rey musulmán, terminó rindiéndola a los Reyes Católicos quienes
incorporaron Granada al reino de Castilla y permitieron a su población mantenerse en el islam,
aunque sus condiciones se irán endureciendo a lo largo del siglo XVI provocando una posterior
sublevación.

3.2 EXPLORACIÓN, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA (desde 1492


hasta el siglo XVI)

EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Aparte de los factores técnicos que a finales del siglo XV favorecieron la navegación, fue
decisiva la persona de Cristóbal Colón y su proyecto de viaje a las Indias navegando hacia
occidente, lo que permitía a los castellanos ir al mismo punto de llegada que los portugueses
sin tener por qué violar el Tratado de Alcaçovas. Este proyecto encontró buena acogida entre
los Reyes Católicos, quienes se decidieron a financiar el proyecto, una vez acabada la guerra
de Granada, en las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, por las que además se otorgaba a
Colón los títulos de almirante, gobernador y los derechos sobre la décima parte de las tierras
que se descubriesen.
En agosto de 1492 Colón zarpó del puerto de Palos con una expedición compuesta por una
nao y dos carabelas. Dos meses después llegaban a la isla de Guanahaní, lo que significó la
llegada al Nuevo Mundo, aunque el almirante pensó que estaba en Asia.
Portugal presionó para la revisión de las conquistas, lo que provocó la emisión de la bula Inter
Caetera (1493) del papa Alejandro VI, por la cual se concede a los castellanos todas la tierras
halladas a 100 leguas al oeste de las islas Cabo Verde. Pero finalmente se firma el Tratado de
Tordesillas (1494) por el que el meridiano de demarcación se desplaza a 370 leguas, lo que
permite a los portugueses dominar el Brasil a partir de 1500.
Colón completaría su expedición con tres viajes más, así como la de otros navegantes
posteriores. Todavía antes de la muerte de Fernando el Católico, Vasco Núñez de Balboa
atraviesa el istmo de Panamá alcanzando el océano Pacífico.
EXPLORACIÓN
A principios del siglo XVI comenzaron las exploraciones desde Cuba hacia el área
mesoamericana (México y parte de Centroamérica) a cargo de Hernán Cortés que, aliado con
otros pueblos indígenas, consigue dominar el gran imperio azteca en 1520 tras la conquista de
su capital: Tenochtitlán y la eliminación de su emperador Moctezuma.
El deseo por aumentar las riquezas de oro promovió otra gran conquista capitaneada por
Francisco Pizarro, que entre 1532 y 1533 desde Panamá atraviesa los Andes y somete al
imperio Inca del Perú entrando en Cuzco, su capital, sin apenas oposición.
Otras expediciones posteriores (Pedro de Mendoza: Río de la Plata; Jiménez Quesada:
Colombia; Francisco de Orellana: Amazonas) irían completando el dominio continental por
parte de la metrópoli.
COLONIZACIÓN
Paralela la conquista dio comienzo la colonización, es decir, la explotación de los recursos y la
administración de los territorios. La economía se puso al servicio de la metrópoli explotándose
las minas de plata mexicanas (Zacatecas) y peruanas (Potosí), También se llevaron a cabo
explotaciones agrícolas por parte de los conquistadores empleando la mano de obra indígena
bajo la forma jurídica de la ENCOMIENDA, que se basaba en asignar a los nuevos propietarios
amplias parcelas de tierras con grupos de indígenas asociados a ellas y que en la práctica
quedarían en manos de una clase terrateniente castellana, lo que daría lugar a muchas
situaciones abusivas, denunciadas en ocasiones por religiosos (Bartolomé de las Casas) y que
provocarían la intervención arbitral de la Corona (Leyes Nuevas, 1542).

3.3 LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVI. POLÍTICA INTERIOR Y EXTERIOR

CARLOS I (1517-1556)

POLÍTICA INTERIOR
Al poco tiempo de llegar a Castilla, el joven rey Carlos I (1517-1556) se tiene que ausentar al
quedar vacante el trono del Sacro Imperio romano-germánico Por ello deja como regente al
cardenal Adriano de Utrecht, quien tiene que hacer frente a dos levantamientos internos:

 El levantamiento de los comuneros de Castilla (1520-1521): consistió en la


sublevación de algunas ciudades castellanas, encabezado por sectores de la
aristocracia urbana con algunos apoyos campesinos, contra la actitud del monarca
ausente (cobro de tributos extraordinarios, nombramiento de extranjeros). Finalmente,
los sublevados fueran derrotados en la batalla de Villalar (1521) y sus líderes
ejecutados.

 La revuelta de las Germanías (1521-1523): fue otro levantamiento en la Corona de


Aragón: en Valencia y Mallorca. Supone una sublevación antiseñorial protagonizada
por menestrales urbanos (artesanos) y campesinos contra los abusos de la nobleza
rural. El propio virrey fue ejecutado por los sublevados, pero el ejército real consiguió
sofocar la rebelión que fue seguida de una durísima represión.

POLITICA EXTERIOR
Carlos V tuvo que enfrentarse a otros problemas dentro de su inmenso imperio europeo:
 La amenaza turca: estos son frenados en Viena en 1529, pero el problema persistía
en el Mediterráneo.
 La rivalidad con Francia respecto a territorios italianos (Ducado de Milán), que
termina con el dominio español en la zona. (Batalla de Pavía, 1525), aunque las
guerras por Italia continuarán contra la Francia de Francisco I.
 El estallido de la escisión protestante en Alemania, que consagra la división entre
principados católicos y luteranos dentro del Imperio alemán (Paz de Augsburgo, 1555).

FELIPE II (1556-1598)
En 1556, Carlos V se retira al monasterio de Yuste dividiendo su herencia: la corona imperial
recaería en su hermano Fernando y el resto de los territorios en su hijo Felipe II, que se
enfrentará a problemas internos y externos muy vinculados con el objetivo de la defensa del
catolicismo.
POLÍTICA INTERIOR
 Para el gobierno de la monarquía, Felipe II impulsó un modelo polisinodial, es decir,
un sistema de múltiples consejos que asesoraban al Rey en distintas materias. Los
consejos podían ser temáticos (Hacienda, Guerra, Marina o Inquisición), o bien
territoriales (Indias, Aragón, Italia, Flandes, etcétera). Asimismo, en 1562, Felipe II
estableció la capital en Madrid, como sede permanente de la corte y de las
instituciones de poder.
 Otros problemas internos fueron la sublevación de los musulmanes de las
Alpujarras (1569-1571) al ser obligados a convertirse al cristianismo y la persecución
de su secretario personal Antonio Pérez, acusado del asesinato de Escobedo.
 El gran logro de la unidad ibérica lo consigue Felipe II con la incorporación de
Portugal, aunque solo fuera por ochenta y cinco años (1580-1665). Felipe II, hijo de
Isabel de Portugal y tío del desaparecido rey Sebastián I, logra imponerse militarmente
consiguiendo que las Cortes de Thomar (1581) le reconozcan como rey de Portugal
con la condición de un compromiso de respetar la autonomía portuguesa.
POLÍTICA EXTERIOR
 Desde el punto de vista exterior, Felipe II hereda el conflicto turco del reinado
anterior, al que se pone fin con una coalición cristiana que vence a la escuadra turca en
la batalla de Lepanto (1571).
 Las tensiones con Francia persisten, pero el gran problema surgirá con la rebelión
de los Países Bajos comienza a calar también el protestantismo. La actitud
intransigente de Felipe II no hace más que agravar el problema y la rebelión no sólo no
fue sofocada sino que además añadió un poderoso aliado: la Inglaterra de Isabel I.
Felipe II intenta combatir a los ingleses intentando su invasión, pero la escuadra
española fue espectacularmente derrotada en 1588.
 Las diversas tensiones derivadas de los problemas religiosos y políticos continuarán y
se agravarán con los monarcas del siglo siguiente.

3.4 LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII. POLÍTICA INTERIOR Y EXTERIOR

El siglo XVII fue una etapa caracterizada por un contexto general de CRISIS económica, social
y política que desembocó en la pérdida de la hegemonía española en Europa. Esta situación
estuvo acompañada por los tres reinados de los llamados Austrias menores (Felipe III, Felipe
IV y Carlos II), monarcas alejados de la actividad política y que ponían el gobierno de la
monarquía en manos de los todopoderosos validos, dando lugar a situaciones de enorme
corrupción e incompetencia según la personalidad y la gestión de estos.

POLITICA INTERIOR
El reinado de Felipe III (1598-1621) se vio protagonizado por la corrupta gestión del Duque de
Lerma, valido del rey, quien llegó a enriquecerse enormemente a costa del poder. Aparte del
traslado temporal de la capital a Valladolid, durante este periodo se produjo la expulsión de los
moriscos en 1610, que supuso el abandono del territorio de casi trescientas mil personas, con
graves consecuencias económicas, especialmente en la agricultura.

En el reinado de Felipe IV (1621-1665) destaca la figura del conde-duque de Olivares, su


poderoso valido, y sus intentos de integración política mediante la creación de la llamada Unión
de Armas, un ejército nacional compuesto por hombres aportados de los distintos territorios que
componían la monarquía española. Este hecho, junto con la grave situación internacional,
provocó los levantamientos en Cataluña y en Portugal en la llamada crisis de 1640, que
desembocará en la independencia portuguesa en 1668.

Regencia de Mariana de Austria (1665-1675) y reinado de Carlos II (1675-1700). Estos últimos


periodos se caracterizan por una agudización de la crisis interior. La regencia de la viuda de
Felipe IV y madre del heredero estuvo dominada por el valimiento del confesor de la reina, el
jesuita padre Nithard. El reinado de Carlos II, último monarca de la dinastía y hombre enfermizo
y débil de carácter, estuvo en manos de su hermanastro Juan José de Austria y finalmente del
cardenal Portocarrero, validos que manejaban los hilos del gobierno y la voluntad de este rey
incapaz. Su muerte sin descendencia, tras dos matrimonios sin hijos, planteó un grave
problema sucesorio.

POLÍTICA EXTERIOR

El reinado de Felipe III, se caracterizó inicialmente por la ausencia de conflictos exteriores y


cierta paz al firmar un tratado con Inglaterra en 1604 y, sobre todo, al suspender
temporalmente los conflictos en Flandes con la firma de la Tregua de los Doce Años en 1609.
Pero la tranquilidad exterior se va a ver perturbada al final del reinado, cuando en 1618 surge
un conflicto interno dentro del Imperio austriaco al negarse algunos príncipes protestantes a
acatar la voluntad del emperador católico de la dinastía Habsburgo al igual que la familia real
española. Lazos de familia, por tanto, unido al eterno deseo de supremacía católica en Europa
impulsan la entrada de España en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).

Las primeras fases del conflicto favorecen a España y a las otras potencias católicas. En 1621
muere Felipe III y ese año expira la tregua con Holanda y, ni el nuevo rey español, Felipe IV, ni
los holandeses estaban dispuestos a renovar dicha tregua, con lo que España se abre dos
frentes de conflicto. Esos hechos, más la entrada de Francia en la guerra por recelos al
excesivo dominio español y las revueltas interiores de 1640 (Cataluña y Portugal), debilitaron
enormemente la posición española, quien a partir de esas fechas fue derrotada en la Guerra de
los Treinta Años.
La firma de los Tratados de Westfalia en 1648 supone el fin de la hegemonía española en
Europa con el reconocimiento de la independencia de Holanda (Paz de Münster, 1649), aunque
España todavía conservará el dominio en las provincias del Sur (Flandes).

Por otro lado, la Paz de los Pirineos firmada con Francia en 1659 supuso para España la
pérdida del Rosellón y de la Cerdaña, a la vez que la política exterior española va a perder
protagonismo y va a entrar en la órbita francesa.

Finalmente, en 1665 España tendrá que reconocer la independencia de Portugal, cuya


rebelión venía produciéndose desde 1640.

La crisis exterior se verá agravada durante el reinado de Carlos II con la cesión de algunos
territorios junto con el problema sucesorio que planteaba su próxima muerte sin descendencia.

3.5 SOCIEDAD, ECONOMÍA Y CULTURA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII


En términos generales, contrasta la situación de crecimiento en la primera mitad del siglo XVI con una
crisis que asoma a finales del siglo y que se manifiesta con toda su plenitud a lo largo del XVII.

ECONOMÍA

El descubrimiento y la colonización de América impulsaron la economía española con la entrada de


metales preciosos y el aumento de la oferta y demanda de productos diversos. Ello estimuló la economía
en la primera mitad del siglo XVI, aunque en su recta final aparecieron los síntomas de un retroceso, que
se manifestará en una profunda crisis en el siglo XVII, con los siguientes factores:

 Malas cosechas, que desencadenaron hambrunas y epidemias.


 Retroceso de las actividades agrarias en el interior de Castilla, agravado por la expulsión de los
moriscos, y avance de la ganadería ovina trashumante.
 Quiebra en la Hacienda estatal, provocada en gran parte por los gastos de los abundantes
conflictos en Europa e incrementada por las torpes soluciones desde la monarquía (emisiones de
moneda excesivas y resellos). El endeudamiento de la monarquía fue una situación crónica
 Decadencia de las manufacturas castellanas y su comercio, provocada en gran parte por la
inseguridad de los caminos y el descenso de la demanda.

SOCIEDAD

En el siglo XVI persistió el modelo de sociedad estamental con los dos estamentos privilegiados (nobleza
y clero) y el no privilegiado, compuesto por la burguesía, artesanos y una inmensa mayoría de población
campesina y enormemente dependiente de la tierra. En este tercer grupo, las diferencias venían
marcadas por la capacidad económica de los diversos grupos sociales.

A partir de la crisis del siglo XVII, esta se manifestó en la sociedad de la siguiente manera:

 La población se estancó en unos ocho millones de habitantes entre Castilla y Aragón, como
consecuencia del aumento de la mortalidad provocada por el hambre, epidemias y las frecuentes
guerras.
 Los grupos sociales más afectados por la crisis fueron los campesinos y los artesanos, a los que
la miseria los empujó a la mendicidad y a la delincuencia.
 Aumento de una baja nobleza (hidalguía), que se refugiaba en su condición para beneficiarse de
los privilegios y rehuir del trabajo.

El resultado se plasmó en un panorama social del siglo XVII en el que podía, aspiraba a ser un hidalgo
ocioso o delincuente, y el que no llegaba a esto, solía acabar en pícaro.

CULTURA

El llamado Siglo de Oro, que se extiende a lo largo de los siglos XVI y XVII, constituyó una brillante época
intelectual, literaria y artística con dos etapas concretas.

El Renacimiento en España (siglo XVI) tuvo un momento de apogeo con Felipe II, el príncipe
renacentista, quien mandará construir el Monasterio de El Escorial, como panteón, monasterio y palacio,
cuyo trazado será llevado a cabo por Juan de Herrera (estilo Herreriano). Se caracterizó este estilo por la
calidad de sus materiales de ejecución y por su sobriedad, muy en consonancia con el ambiente de la
corte.
El sentimiento religioso español quedará plasmado en las tallas policromadas, con autores como Alonso
Berruguete y en lo que respecta a la pintura, el monarca fue un enamorado de la pintura veneciana
(Tiziano) y flamenca (El Bosco). Al final de su reinado destacó en España el trabajo de El Greco.

El siglo XVII está dominado por el Barroco, estilo más recargado y expresionista, que acentúa los valores
de un espíritu de contrarreforma, donde los temas religiosos se alternan con retratos de Corte o escenas
costumbristas. En la literatura destacan novelistas como Cervantes o Quevedo (conceptismo) y poetas o
dramaturgos como Lope de Vega o Luis de Góngora. En pintura es el siglo de grandes artistas como
Velázquez, Murillo, Zurbarán o Valdés Leal.

3.6 LA GUERRA DE SUCESIÓN. LA PAZ DE UTRECHT. LOS PACTOS DE FAMILIA


LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL PAZ DE UTRECHT
Carlos II había declarado sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, a quien se
nombraba heredero de todos los territorios españoles y ultramarinos. Quedaba, por tanto,
descartado el otro gran pretendiente: Carlos, archiduque de Austria.
Aunque inicialmente no parece haber reacciones contrarias al nuevo rey, enseguida los
partidarios del archiduque Carlos van a plantar oposición originándose una larga y sangrienta
guerra, conocida como la Guerra de Sucesión (1701-1713).

Frente a la causa borbónica, obviamente apoyada por Francia, la réplica estará configurada
por una coalición internacional constituida por Inglaterra, Austria y más tarde Portugal (1703).
Aparte de esta dimensión internacional, la guerra generó una división interna ya que Castilla
se mostró partidaria de la causa borbónica, mientras que Aragón era claramente favorable a los
austriacos.
El archiduque Carlos llegó a entrar en Madrid provocando la huida de Felipe V. No obstante,
las decisivas batallas de Almansa (1707), de Brihuega y de Villaviciosa (1710) fueron
favorables a los Borbones. Estos acontecimientos junto con la inesperada muerte del heredero
del imperio austriaco en 1711, que convertía al pretendiente Carlos en nuevo titular imperial,
supusieron la retirada de Inglaterra de la guerra, hecho decisivo para la victoria borbónica.
El Tratado de Utrecht (1713) ponía fin a la guerra, aunque el reconocimiento de Felipe V
implicaba graves contrapartidas para España: la pérdida de todas las pertenencias europeas
(Milán, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, más el sur de los Países Bajos que pasaban al control
austriaco).
Inglaterra obtenía Menorca (que no sería recuperada hasta 1783) y la plaza de Gibraltar
(todavía hoy bajo soberanía inglesa). También los ingleses conseguían una serie de privilegios
comerciales con América como eran el “asiento de negros” o monopolio para la introducción de
esclavos, así como el “navío de permiso anual”, que permitía exportar hasta 500 toneladas de
mercancías a los territorios hispanoamericanos. También se consagraba la presencia inglesa
en algunos territorios canadienses (Nueva Escocia y Terranova).

LOS PACTOS DE FAMILIA

La política exterior de los Borbones se orientó en dos direcciones: la revisión del Tratado de
Utrecht y la defensa del imperio ultramarino. El instrumento militar será el nuevo ejército
permanente y, sobre todo, la marina de guerra potenciada para la conservación de los
territorios ultramarinos.
El instrumento diplomático será la alianza francesa, en los que han sido conocidos como los
Pactos de Familia (1733, 1743 y 1761).
En Europa se orientó hacia el irredentismo mediterráneo al tratar sobre todo de recuperar los
dominios perdidos en Italia.
En 1717 se ocupa Cerdeña y en 1718 Sicilia, pero la derrota española obliga al abandono de
ambas islas.
En 1733, firma del Primer Pacto de Familia que supondrá una alianza con Francia que
producirá la reconquista de Nápoles y Sicilia, lo que convertirá en rey a Carlos, tercer hijo de
Felipe V.
La guerra de sucesión en Austria fomentó el Segundo Pacto de Familia (1743), lo que permite
un segundo dominio borbónico en Italia con los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla, cuya
titularidad corresponderá al infante Felipe, cuarto hijo de Felipe V.
Con Fernando VI no habrá grandes conflictos exteriores gracias a una política exterior de paz,
limitándose su gestión al refuerzo de la Armada para proteger las comunicaciones con las
Indias.
Con Carlos III se firma el Tercer Pacto de Familia (1761), que arrastra a España a una guerra
contra Inglaterra con derrota franco-española (Guerra de los Siete Años).
1776, Declaración de independencia de las Trece Colonias americanas, que compondrán los
Estados Unidos. España apoya a los sublevados y en la Paz de Versalles (1783) Inglaterra
devuelve Menorca a España, pero no Gibraltar, que ya se había tratado de recuperar unos
años antes.

3.7 LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA.


MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS
Los Borbones, como nueva dinastía, van a proceder al refuerzo de la monarquía absoluta y a
una fuerte centralización administrativa. Para ello emprenderán una serie de reformas.
Para la cuestión sucesoria al trono, Felipe V promulgó la Ley Sálica (1713), por la cual solo los
descendientes varones podrían ser reyes, restringiendo a las mujeres el acceso a la corona
solo en caso de que no hubiera varones por la línea directa (hijos) o por la línea colateral
(hermanos o sobrinos).
Desde el punto de vista territorial, la centralización se materializó en los Decretos de Nueva
Planta (1716) que abolían el sistema foral en toda la Corona de Aragón y la implantación de un
nuevo régimen más acorde con las exigencias del absolutismo ilustrado. Los Decretos de
Nueva Planta también abolían las Cortes separadas y se establecía la incorporación de todos
los representantes aragoneses a las Cortes de Castilla, que quedaban unificadas en las Cortes
españolas con la salvedad de Navarra, que mantendrían las propias.
En definitiva, la Nueva Planta significó un nuevo paso adelante en la construcción de un
Estado centralizado.
También se suprimían los viejos concejos municipales de las principales ciudades al tiempo
que se establecía un sistema de corregimientos en todo el Reino de España y todos los cargos
eran designados por la autoridad real.
La remodelación de la Hacienda significó la transferencia de la gestión fiscal a manos del
intendente, nombrado por el rey, quien además de dicha función acumulaba otras como
gobernador provincial en materia de justicia, policía, guerra y abastecimientos.

La máxima innovación en el terreno gubernamental fueron las secretarías de Estado, órganos


de gobierno por excelencia que eclipsarían el papel de los viejos consejos (tan sólo el Consejo
de Castilla mantuvo sus atribuciones). Bajo Felipe V, en 1721, se establecieron cinco
secretarías: S. de Estado (exteriores, la más importante); S. de Gracia y Justicia; S. de
Hacienda; S. de Guerra; S. de Marina e Indias.
Las secretarías se acabaron integrando en un organismo superior, la Junta Suprema de
Estado (1787) que funcionó como un verdadero consejo de ministros.
Las relaciones Iglesia-Estado se movieron dentro del llamado regalismo, que consistió en
fortalecer el poder de la corona y ejercer un mayor control sobre la Iglesia. El Concordato de
1753 dotaba a los reyes del derecho de Patronato y de presentación de obispos. También se
apreció en un mayor control sobre el Santo Oficio. Un ejemplo de política regalista lo constituyó
la expulsión de los jesuitas, decretada por Carlos III en 1767.

3.8 LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LOS VIRREINATOS AMERICANOS

El reformismo borbónico también se extendió en la América española. Las reformas


administrativas supusieron la creación de dos nuevos virreinatos más: Nueva Granada (1717) y
Río de la Plata (1776), que se sumaron a los dos ya existentes y fundados en el siglo XVI
(Nueva España y Perú). También se erigieron nuevas audiencias para la administración de
justicia, así como el refuerzo de ejército colonial y la defensa de las ciudades americanas con
una red de fortificaciones costeras.

Las reformas económicas más importantes se dieron en la plata mexicana, lo que favoreció a
un empresariado minero e impulsaron el progreso tecnológico. También fue importante el
Decreto de Libre Comercio (1778), que abrió el tráfico a numerosos puertos españoles y
americanos, y permitió que los intercambios entre América y Europa se hicieran a través de
intermediarios particulares españoles. Esta iniciativa se plasmó en la creación de las
Compañías Comerciales a las que la Corona española cedía el monopolio sobre ciertas rutas o
productos por una serie de años a cambio de pagos al Estado. Esta iniciativa dificultó la
participación de los comerciantes criollos (americanos), que se vieron relegados a una
actividad comercial exclusivamente interamericana. Este impulso comercial llenó a su vez la
América española de productos europeos, lo que arruinó buena parte de las incipientes
industrias locales americanas. Todo esto irá sembrando un resentimiento antiespañol por parte
de esta burguesía criolla.
Por otro lado, Cádiz se convirtió en el puerto más importante del sur español en su tráfico con
América sustituyendo a Sevilla, que lo había sido en los siglos anteriores.

3.9 SOCIEDAD, ECONOMÍA Y CULTURA DEL SIGLO XVIII

ECONOMÍA

España seguía siendo un país principalmente rural y agrario.


La producción agraria experimentó un indudable aumento, especialmente con el incremento de
tierras roturadas que se ganaron a los bosques y al agua, y la colonización de nuevas tierras
como el proyecto de Sierra Morena, emprendido por el ministro de Carlos III, Olavide. En
algunos casos, la construcción de obras hidráulicas como el Canal de Castilla o el de Aragón,
favorecieron el aprovechamiento de numerosas tierras de secano. Pero el crecimiento agrario
fue más extensivo que intensivo, ya que no se consiguió aumentar mucho el rendimiento de las
tierras cultivadas, cuya propiedad siguió en manos fundamentalmente de la nobleza y la Iglesia,
y en menor medida de los municipios. Este lento avance de la agricultura no pudo impedir, sin
embargo, que todavía en la España del siglo XVIII siguieran produciéndose algunos motines de
hambre (Motín de Esquilache).
En cuanto a la producción artesanal, se notó un cierto crecimiento impulsado por el aumento
demográfico y la bonanza económica, especialmente en la primera mitad del siglo. La artesanía
se destacó especialmente en las ferrerías vascas (hierro), la seda valenciana o el textil catalán.
Asimismo, la política reformadora de los Borbones impulsó la creación de las llamadas
Manufacturas Reales (Reales Fábricas) para satisfacer la demanda de productos de lujo (R.F.
de cristal de San Ildefonso, R.F. de tapices de Santa Bárbara o R.F. de porcelana del Buen
Retiro).
El comercio fue la principal preocupación de la política económica borbónica, con el objetivo de
crear una balanza comercial exterior favorable, de modo que se fomentaron las Compañías
Comerciales que recibían privilegios de la Corona.
El comercio exterior fue el más favorecido, en especial con la América española. El mercado
colonial permitía colocar allí tanto alimentos como manufacturas, especialmente las textiles.
Asimismo, los virreinatos americanos nutrían a España de numerosas materias primas y
metales preciosos. Sin embargo, el comercio interior no resultó tan próspero por el lento
desarrollo agrario y la baja capacidad de consumo de la población española.

SOCIEDAD

En el siglo XVIII España experimentó un notable crecimiento demográfico: a lo largo de la


centuria la población aumentó en casi tres millones de habitantes. Las causas de este
incremento fueron principalmente: el retroceso de la mortalidad catastrófica (epidemias y
guerras) y, en menor medida, algunas mejoras higiénicas y sanitarias.

En cuanto a la estructura social, el reformismo borbónico poco cambió las cosas respecto al
modelo social aristocrático que ya existía durante siglos.
La nobleza continuó teniendo el predominio económico y la influencia política en la corte.
El clero mantuvo su preeminencia social y económica, y su influencia en la sociedad
permaneció inalterable a pesar de la influencia de los nuevos ideales ilustrados y de las
políticas regalistas de la monarquía.
Con respecto a la burguesía, aunque esta prosperó con los nuevos negocios mercantiles y
manufactureros, en general se mantuvo alejada del poder político, exceptuando los contados
casos de algún ennoblecimiento a iniciativa de la corona y que generaba recelos entre la vieja
nobleza.
Los grupos sociales marginales recibieron más o menos el mismo trato que en los siglos
anteriores y las autoridades respondieron ante este problema alternando medidas asistenciales
(encierro en hospicios o en casas de misericordia) con medidas represivas (cárceles, trabajos
forzados o reclutamientos forzosos en el Ejército o la Marina). Aunque la conflictividad social no
fue tan grande como en el siglo anterior, debido en parte a la mejor situación económica,
manifestaciones de pobreza como el bandolerismo, los motines de hambre, los motines
antifiscales o los levantamientos contra las quintas (reclutamientos forzosos en el Ejército).

CULTURA

La ILUSTRACIÓN constituyó el nuevo pensamiento en la Europa en el siglo XVIII. Supuso el


predominio de la razón y del método analítico, desechando la superstición y la religiosidad
mágica como criterios de autoridad. La premisa de este planteamiento es la confianza en el
progreso y el deseo de conseguir el bienestar material. La experiencia política reformista es el
DESPOTISMO ILUSTRADO en el que se utiliza el poder absoluto de la monarquía para llevar a
cabo el programa de la Ilustración. Esta monarquía tendrá como objetivo el bienestar de su
pueblo. El monarca que mejor ejemplificó el despotismo ilustrado fue Carlos III.
Se introdujeron las Reales Academias, de influencia francesa, que tenían como función el
cultivo y difusión del saber. La primera fue la Real Academia de la Lengua española, al que
siguieron la de Historia y la de Bellas Artes de San Fernando.
En literatura se desarrolla sobre todo la zarzuela, el sainete y el teatro. Merecen especial
atención D. Ramón de la Cruz y Fernández de Moratín, autores costumbristas.
En cuanto al arte, se abrazó el NEOCLASICISMO, de origen francés, que convivió con el
Churrigueresco netamente español. Autores y obras importantes del momento fueron Ventura
Rodríguez (capilla del Palacio Real), Villanueva (Museo de Ciencias Naturales, observatorio
astronómico) o Sabatini (Puerta de Alcalá).
En pintura sobresalieron pintores extranjeros que decoraron los palacios españoles: Tiépolo,
Mengs, etc. Y a finales de siglo, la personal y genial figura de Francisco de Goya

También podría gustarte