El Cielo en La Tierra Sor Isabel de La Trinidad

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EL CIELO EN LA FE

1 DIA PRIMERO

Primera oración

1. *Padre, quiero que allí donde yo estoy estén conmigo los que me diste, para que ellos contemplen la gloria que
me habéis dado, porque me has amado antes de la creación del mundo+ (Jn. 17, 24). Tal es la última voluntad de
Cristo, su plegaria suprema antes de volver al Padre. Quiere que donde está Él estemos también nosotros, no sólo
durante la eternidad, sino ya en el
tiempo, que es la eternidad comenzada, aunque siempre en constante progreso.
Importa, pues, saber dónde debemos vivir con El para realizar su sueño
divino. "El lugar donde está escondido el Hijo de Dios es el seno del Padre,
que es la esencia divina, la cual es ajena a todo ojo mortal y escondida de
todo humano entendimiento", lo que hizo decir a Isaías: *Verdaderamente, tú
eres Dios escondido+ (Is. 45, 15). Y, sin embargo, su voluntad es que
nosotros seamos fijados en El, que habitemos donde El habita, en la unidad
de amor, que seamos, por decirlo así, como su propia sombra

2. Por el bautismo, dice San Pablo, hemos sido injertados en Jesucristo.


Y también: *Dios nos ha hecho sentar en los cielos en Jesucristo para
mostrar a los siglos venideros las riquezas de su gracia+ (Ef. 2, 67). Y más
adelante: *Vosotros ya no sois huéspedes o extranjeros, sino conciudadanos
de los santos y de la casa de Dios+ (Ef. 2, 19). La Trinidad, he ahí nuestra
morada, nuestra *casa+, la casa paterna, de donde no debemos salir jamás. El
Maestro lo ha dicho un día: *El esclavo no permanece en casa para siempre,
pero el hijo permanece siempre+ (San Juan) (Jn. 8,35)

3 Segunda oración

3. *Permaneced en mi+ (Jn. 15, 4). Es el Verbo de Dios quien da esta


orden, quien manifiesta esta voluntad. Permaneced en mí no sólo unos
instantes, algunas horas pasajeras, sino *permaneced...+ de un modo
permanente, habitual. Permaneced en mí, orad en mí, adorad en mí, amad en
mí, sufrid en mí, trabajad, obrad en mí. Permaneced en mí para presentaros a
cualquier persona, a cualquier cosa, penetrad siempre cada vez más en esta
profundidad. Es ésta verdaderamente *la soledad adonde Dios quiere atraer al
alma para hablarle+, como cantaba el profeta.

4. Mas para escuchar esta palabra llena de misterio no hay que quedarse,
por decirlo así, en la superficie; es necesario entrar siempre más en el Ser
divino por medio del recogimiento. *Voy siguiendo mi carrera+ (Flp. 3, 12),
decía San Pablo. Así también debemos nosotros descender cada día por este
sendero del Abismo que es Dios. Dejémonos deslizar por esta pendiente con
una confianza toda llena de amor. *Un abismo llama a otro abismo+ (Sal. 41,
8). Es ahí en lo más profundo donde se efectuará este encuentro divino,
donde el abismo de nuestra nada, de nuestra miseria, se encontrará cara a
cara con el Abismo de la misericordia, de la inmensidad del todo de Dios. Es
ahí donde encontraremos la fortaleza para morir a nosotros mismos y,
perdiendo nuestro propio rastro, seremos cambiados en amor. *Bienaventurados
los que mueren en el Señor+ (Ap. 14, 13).

DIA SEGUNDO

5 Primera oración

5. *El reino de Dios está dentro de vosotros+ (Lc. 17, 21). Hace un
instante Dios nos invitaba a *permanecer en El+, a vivir con el alma en su
herencia de gloria (Ef. 1, 18), y ahora nos revela que no hemos de salir de
nosotros para encontrarle: *El reino de Dios está dentro...+ San Juan de la
Cruz dice que es "en la sustancia del alma, donde ni el centro del sentido
ni el demonio pueden llegar", donde Dios se comunica al alma; entonces
"todos los movimientos de la tal alma son divinos; y aunque son suyos, de
él, de ella lo son también, porque los hace Dios en ella con ella".

6. El mismo Santo dice también que "el centro del alma es Dios, al cual,
habiendo ella llegado según toda la capacidad de su ser y según la fuerza de
su operación, habrá llegado al último y más profundo centro del alma, que
será cuando con todas sus fuerzas ame y entienda y goce a Dios". Antes de
llegar allá, el alma, "aunque esté en Dios, que es su centro..., no en el
más profundo, pues puede ir a más".
"El amor une el alma con Dios; y cuantos más grados de amor tuviere, más
profundamente entra en Dios y se concentra con El." Cuando "tiene un grado
de amor, ya está en su centro"; mas cuando ese amor haya alcanzado la
perfección, habrá logrado el alma llegar "hasta el más profundo centro",
transformada de tal suerte hasta el punto "que parezca Dios". A esta alma
que vive dentro de sí se pueden aplicar las palabras del Padre Lacordaire a
Santa Magdalena: *No preguntes por el Maestro a nadie en la tierra ni en el
cielo, porque El es vuestra alma y vuestra alma es El+

7 Segunda oración

7. *Date prisa a bajar, porque es necesario que hoy me hospede en tu


casa+ (Lc. 19, 5). El Maestro repite sin descanso a nuestra alma esta
palabra que un día dirigió a Zaqueo. *Date prisa a bajar.+ Pero )cuál es,
entonces, esta bajada que El exige de nosotros sino una entrada más profunda
en nuestro abismo interior?. Este acto no es "una separación exterior de las
cosas exteriores", sino una "soledad del espíritu", un desasimiento de todo
lo que no es Dios.

8. "Mientras nuestra voluntad tenga caprichos ajenos a la unión divina,


fantasías de sí y de no, quedamos en estado de infancia, no caminamos a paso
de gigante en el amor, pues el fuego no ha consumido aún toda la escoria; el
oro no está puro, todavía nos buscamos a nosotros mismos, Dios no ha
consumido toda nuestra hostilidad hacia El. Pero cuando la ebullición de la
caldera ha consumido *todo amor vicioso, todo dolor vicioso, todo temor
vicioso", "entonces el amor es perfecto, y el anillo de oro de nuestra
alianza es más ancho que el cielo y la tierra. He aquí la bodega secreta
donde el amor coloca a sus elegidos"; este "amor nos arrastra por los
caminos y veredas que El solo conoce; y nos arrastra sin retorno, y no
volveremos más sobre nuestros pasos"

9 DIA TERCERO
Primera oración

9. *Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y


vendremos a él y haremos en él nuestra morada+ (Jn. 14, 23). He aquí el
Maestro que nos manifiesta nuevamente su deseo de habitar en nosotros. *(Si
alguno me ama!+ El amor, eso es lo que atrae, lo que arrastra a Dios hacia
su criatura. No un amor sensible, sino el *amor fuerte como la muerte, al
que no pueden apagar las aguas abundantes+ (Cant. 8, 67).

10. *Porque amo a mi Padre, hago siempre lo que le agrada+ (Jn. 14, 31;
8, 29). Así hablaba el Maestro santo, y toda alma que quiere vivir en
intimidad con El debe vivir también observando esta máxima. El beneplácito
del Padre debe ser su alimento, su pan cotidiano. Debe dejarse inmolar según
la voluntad del Padre, según el ejemplo de su Cristo adorado. Cada
acontecimiento y suceso, cada sufrimiento y alegría son un sacramento que le
comunica Dios. Por eso, ella no hace ya diferencia entre estas cosas; ella
pasa por encima, las supera para descansar, por encima de todo, en su mismo
Maestro. Ella le "eleva" muy alto "en la montaña de su corazón"; sí, "por
encima de sus dones, de sus consuelos, y las dulzuras que de El proceden".
"La propiedad del amor es no buscarse nunca, no reservarse nada, sino dar
todo a quien ama". "Bienaventurada el alma que ama" de verdad. "El Señor se
ha hecho su prisionero por amor".

11 Segunda oración

11. *Estáis muertos y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios+
(Col. 3, 3). He aquí a San Pablo que viene a darnos
su luz, para alumbrar el sendero del abismo. *(Estáis muertos!+ )Qué otra
cosa quiere decir sino que el alma que aspira a vivir en contacto con Dios
"en la fortaleza inexpugnable del santo recogimiento" debe estar "separada,
despojada, alejada de todas las cosas" (cuanto al espíritu)? Esta alma
"encuentra en ella misma una sencilla inclinación de amor que va hacia Dios,
hagan lo que hagan las criaturas; tal alma es invencible por las cosas que"
pasan, "porque pasa por encima de ellas mirando a Dios".

12. *Quotidie morior+ (I Cor. 15, 31). *Yo muero cada día+, yo
disminuyo, me renuncio cada día más, para que Cristo crezca y sea exaltado
en mí. Yo "permanezco" en mi pequeñez "en el fondo de mi pobreza"; veo " mi
nada, mi miseria, mi impotencia; me veo incapaz de progresar, de perseverar.
Veo la multitud de mis negligencias, de mis defectos y me veo en mi
indigencia". "Me prosterno en mi miseria, reconociendo mi pobreza y la pongo
delante de la misericordia" de mi Maestro. *Quotidie morior.+ Pongo la
alegría de mi alma (en cuanto a la voluntad, no en cuanto a la sensibilidad)
en todo lo que puede inmolarme, destruirme, abajarme, pues quiero hacer
lugar a mi Maestro. No soy yo ya quien vive, es El quien vive en mí; no
quiero "vivir más de mi propia vida, sino ser transformada en Jesucristo,
para que mi vida sea más divina que humana", y el Padre, inclinándose sobre
mí, pueda reconocer la imagen del Hijo muy amado en quien El ha puesto todas
sus complacencias (Mt. 17, 5)

13 DIA CUARTO
Primera oración

13. *Deus ignis consumens+. Nuestro Dios, escribía San Pablo, es un


fuego devorador, es decir, "un fuego de amor" que destruye y "transforma en
sí mismo todo cuanto toca". "Las delicias de este divino abrazo son
renovadas en el fondo de nosotros mediante una actividad jamás interrumpida.
Es el abrazo del amor en una complacencia mutua y eterna. Es una renovación
que se hace continuamente en el vínculo del amor". Algunas almas "han
escogido este asilo para descansar allí eternamente, y éste es el silencio
en que ellas en cierto modo se han perdido". "Sacadas de su prisión navegan
por el océano de la Divinidad sin que ninguna creatura les sea obstáculo o
les moleste".

14. Para estas almas, la muerte mística de que nos hablaba San Pablo
(qué sencilla y suave es! Piensan mucho menos en el trabajo de destrucción y
de despojo que les queda por hacer que en sumergirse en el horno del amor
que arde en ellas y que no es otro que el Espíritu Santo, ese mismo Amor que
en la Trinidad es el lazo de unión del Padre y de su Verbo. Ellas "entran en
El por la fe viva, y allí, simplificadas y pacificadas", son "transportadas
por El" por encima de las cosas y de los gustos sensibles "a la tiniebla
sagrada" y "transformadas en la imagen" divina. Ellas viven, según la
expresión de San Juan, *en comunión+ (Jn. 1, 3) con las Tres adorables
Personas. Su vida es "común", y esto es "la vida contemplativa". Esta
contemplación "conduce a la posesión". "Ahora bien, esta posesión sencilla
es la vida eterna gustada en el lugar sin fondo. Es allí donde por encima de
la razón nos espera la tranquilidad profunda de la inmutabilidad divina"

15 Segunda oración

15. *He venido a encender fuego en la tierra y )qué otra cosa deseo sino
que arda?+ (Lc. 12, 49). Es el Maestro mismo quien viene a manifestarnos su
deseo de ver arder el fuego del amor. En efecto, "todas nuestras obras,
todos nuestros trabajos, no son nada delante de El. Nosotros no podemos
darle nada, ni satisfacer su único deseo, que es de realzar la dignidad de
nuestra alma". Nada le agrada más que verla "crecer". "Ahora bien, nada
puede elevarla tanto como el llegar a ser en cierta manera igual a Dios. He
aquí por qué El exige de ella el tributo de su amor, siendo la propiedad del
amor igualar en lo posible al amante con el amado. El alma en posesión de
este amor" "aparece con Jesús en pie de igualdad, porque su amor recíproco
hace todo común entre el uno y la otra". *Yo os he llamado amigos, porque os
he manifestado todo lo que he oído decir a mi Padre+ (Jn. 15, 15)

16. Pero para llegar a este amor el alma debe haberse "entregado toda
entera", su "voluntad debe haberse perdido dulcemente en la de Dios", para
que sus "inclinaciones", "sus facultades", "no se muevan más que en este
amor y por este amor. Hago todo con amor, sufro todo con amor: tal es el
sentido de lo que cantaba David: *Guardaré para ti mi fortaleza+. Entonces
"el amor la llena de tal manera, la absorbe y la protege" tan bien "que ella
encuentra en todo el secreto de crecer en el amor", "incluso en sus
relaciones sociales". En medio de las preocupaciones de la vida, puede
afirmar con todo derecho: *Sólo en amar es mi ejercicio+

17 DIA QUINTO
Primera oración

17. *Mira que estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien oye mi voz y
me abre la puerta, yo entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo+ (Ap.
3, 20). (Dichosos los oídos del alma suficientemente despierta,
suficientemente recogida para escuchar esta palabra del Verbo de Dios!
(Dichosos también los ojos (Mt. 13, 16) del alma que con la luz de la fe
viva y profunda puede estar presente a la "llegada" del Maestro a su
santuario íntimo. Pero )en qué consiste esta llegada? "Es una generación
incesante, una ilustración que no merma." Cristo "viene con sus tesoros,
pero es tal el misterio de la rapidez divina, que El llega continuamente,
siempre por vez primera, como si no hubiese venido nunca, pues su llegada,
independiente del tiempo, consiste en un eterno *ahora+ y un eterno deseo
renueva eternamente las alegrías de la llegada. Las delicias que El trae son
infinitas, porque ellas son El mismo". "La capacidad del alma, dilatada por
la llegada del Maestro, parece salir de sí misma para pasar a través de los
muros a la inmensidad de Aquel que llega. Y sucede este fenómeno: es Dios,
que en el fondo de nosotros recibe a Dios que viene a nosotros, y (Dios
contempla a Dios! Dios, en quien consiste la bienaventuranza".

18 Segunda oración

18. *Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él+


(Jn. 6, 56). "El primer signo del amor es que Jesús nos ha dado a comer su
carne y a beber su sangre." "Lo propio del amor es dar siempre y siempre
recibir. Ahora bien, el amor" de Cristo es "liberal. Todo lo que tiene, todo
lo que es, lo da; todo lo que tenemos, todo lo que somos El lo toma. Nos
pide más de lo que nosotros somos capaces de darle con nuestro propio poder.
Tiene un hambre inmensa que quiere devorarnos totalmente. El penetra hasta
la médula de nuestros huesos, y cuanto más le permitimos con amor, con tanta
mayor amplitud le gozamos". "El sabe que somos pobres, pero El no lo tiene
en cuenta y nos lo quita todo. El se hace en nosotros su pan, quemando de
antemano en su propio amor vicios, faltas y pecados. Después, cuando nos ve
purificados, El llega con las fauces abiertas, como un buitre, con ansias de
devorarlo todo. Quiere consumir nuestra vida para cambiarla en la suya, la
nuestra llena de vicios, la suya llena de gracia y de gloria, toda preparada
para nosotros con tal que nos renunciemos. Si nuestros ojos fueran lo
suficientemente limpios para ver esos anhelos ávidos de Cristo, que tiene
hambre de nuestra salvación, todos nuestros esfuerzos serían incapaces de
impedirnos volar a su boca abierta." Esto "parece un absurdo. (Los que aman
lo comprenderán!". Cuando nosotros recibimos a Cristo "con entrega íntima,
su sangre llena de calor y de gloria circula por nuestras venas, y el fuego
prende en el fondo de nosotros", "y la semejanza de sus virtudes se nos
transmite, y El vive en nosotros y nosotros en El, y El nos da su alma con
la plenitud de la gracia por la que el alma persiste en la caridad y
alabanza del Padre". "El amor arrastra hacia sí su objeto; nosotros
arrastramos a Jesús hacia nosotros y Jesús nos arrastra hacia El. Entonces,
arrebatados por encima de nosotros mismos en el interior de su amor",
mirando a Dios, "marchamos delante de El, delante de su Espíritu, que es su
amor, y este amor nos quema, nos consume y nos atrae hacia la unidad donde
nos espera la bienaventuranza". "A esto se refería Jesucristo cuando decía:
*He deseado ardientemente comer esta pascua con vosotros+".
19 DIA SEXTO

Primera oración

19. *Para acercarse a Dios es necesario creer+ (Heb. 11, 6). Es San
Pablo quien habla así. Y en otro lugar: *La fe es la sustancia de las cosas
que se deben esperar y la demostración de las que no se ven+ (Heb. 11, 1).
Es decir, que "la fe nos hace tan ciertos y presentes los bienes futuros,
que, mediante ella, adquieren ser en nuestra alma y subsisten antes que
gocemos de ellos". San Juan de la Cruz dice que ella nos sirve de "pies"
para ir "a Dios", e incluso que es "la posesión de Dios en la oscuridad".
Sólo ella "puede darnos un conocimiento verdadero" sobre Aquel a quien
amamos, y nuestra alma debe "escogerla como el medio de llegar a la unión
bienaventurada". "Es ella la que derrama a raudales en el fondo de nosotros
todos los bienes espirituales. Jesucristo, hablando a la Samaritana, se
refería a la fe al prometer a cuantos creyesen en El darles *una fuente de
agua viva que saltaría hasta la vida eterna+". "Así pues, la fe nos da a
Dios, aun en esta vida, encubierto, es verdad, en el velo en que le oculta;
pero, sin embargo, es el mismo Dios". "Cuando llegue lo que es perfecto", es
decir, la clara visión, *lo que es imperfecto+, o, en otras palabras, el
conocimiento dado por la fe, *recibirá toda su perfección+"

20. *Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y creído en él+
(I Jn. 4, 16). En esto consiste el grande acto de nuestra fe; es el medio de
dar a Dios amor por amor; es *el secreto escondido+ en el corazón del Padre
de que habla San Pablo, en el que nosotros penetramos al fin, con
estremecimiento de toda nuestra alma (Col. 1, 26). Cuando ella sabe creer en
este *demasiado amor+ (Ef. 2, 4) para con ella, se puede decir, como se dice
de Moisés: *Perseveró firme en su fe como si hubiera visto al invisible+
(Heb. 11, 27). Tal alma no se detiene en los consuelos o sentimientos; le
importa poco sentir a Dios o no sentirle, si le da alegría o sufrimiento:
ella cree en su amor. Cuanto más probada es, más crece su fe, porque ella
pasa por encima de todos los obstáculos para ir a reposarse en el seno de
Amor infinito, que no puede hacer sino obras de amor. A esta alma, siempre
alerta en su fe, la voz del Maestro puede decirla en su secreto íntimo la
palabra que un día dirigió a María Magdalena: *Vete en paz, tu fe te ha
salvado+ (Lc. 7, 50).

21 Segunda oración

21. *Si tu ojo es simple, todo tu cuerpo será luminoso+ (Mt. 6, 22).
)Qué otra cosa es ese ojo simple de que nos habla el Maestro sino esa
"simplicidad de intención" que "reduce a la unidad todas las fuerzas
dispersas del alma y une a Dios el mismo espíritu? Es la simplicidad la que
rinde a Dios honor y alabanza, la que le presenta y ofrece las virtudes.
Después, penetrándose y trascendiendo su ser, penetrando y trascendiendo
todas las criaturas, encuentra a Dios en su profundidad. Ella es el
principio y el fin de las virtudes, su esplendor y su gloria. Llamo
intención simple la que no mira sino a Dios, dirigiendo todas las cosas a
Dios". "Es ella la que coloca al hombre en presencia de Dios, la que le
comunica luz y valor, la que la hace vacío y libre de todo temor hoy y en el
día del juicio." "Ella es la tendencia interior" y "el fundamento de toda la
vida espiritual". "Ella pisotea la naturaleza perversa, da la paz, impone
silencio a los ruidos vanos que se levantan en nosotros." Es ella la que
"aumentará de hora en hora nuestra semejanza divina. Y después, dejando de
lado los intermediarios, nos transportará a la profundidad donde Dios habita
y nos dará el reposo del abismo. La herencia que el Señor nos ha preparado
en la eternidad nos la dará la sencillez. Toda la vida de los espíritus y
toda su virtud consiste, juntamente con la semejanza divina, en la
simplicidad, y su reposo supremo en la altura también se realiza en la
simplicidad". "Y siguiendo la medida de su amor cada espíritu posee una
búsqueda de Dios más o menos profunda en su propia profundidad". El alma
simple, "elevándose en virtud de su mirada interior, se concentra en sí
misma y contempla en su propio abismo el santuario donde ella es tocada",
con un toque de la Trinidad santa. Ella ha penetrado así en su profundidad
"hasta su fundamento, que es la puerta de la vida eterna"

22 DIA SEPTIMO

Primera oración

22. *Dios nos ha elegido en El antes de la creación para que seamos


santos e inmaculados ante El en el amor+ (Ef. 1, 4). "La Trinidad santa nos
ha creado a su imagen, conforme al ejemplar eterno que de nosotros poseía en
su seno antes de la creación del mundo", en este "comienzo sin comienzo" de
que habla Bossuet, después de San Juan: *In principio erat Verbum+ (Jn.1,1),
en el principio existía el Verbo. Y se puede añadir: en el principio estaba
la nada, pues Dios en su eterna soledad nos tenía ya en su pensamiento. "El
Padre se contempla a sí mismo" "en el abismo de su fecundidad, y he aquí que
por el acto mismo de comprenderse engendra a otra persona, el Hijo, su Verbo
eterno. La idea de todas las cosas que aún no habían salido de la nada
estaba en El eternamente y Dios las veía y las contemplaba en su idea, pero
en El mismo. Esta vida eterna que nuestras ideas ejemplares poseen sin
nosotros en Dios es la causa de nuestra creación".

23. "Nuestra esencia creada pide unirse a su principio". El Verbo,


"esplendor del Padre, es el ejemplar eterno conforme al cual han sido
modeladas las criaturas el día de su creación+. He aquí "por qué Dios quiere
que, librados de nosotros mismos, tendamos nuestros brazos hacia nuestro
ejemplar y que le poseamos", "subiendo" por encima de todas las cosas "hacia
nuestro modelo". "Esta contemplación abre" al alma "horizontes
insospechados", "ella posee en cierta manera la corona a que aspira". "Las
riquezas inmensas que Dios tiene por naturaleza podemos tenerlas nosotros
por la virtud de la caridad, por su inhabitación en nosotros, por nuestra
morada en El". "Es también en virtud de este amor inmenso" por lo que nos
sentimos atraídos al fondo del "santuario íntimo", donde Dios "imprime en
nosotros una especie de reflejo de su majestad". Es, pues, gracias al amor y
por el amor, como dice el Apóstol, como podemos ser santos e inmaculados en
la presencia de Dios (Ef. 1, 4), y cantar con David: *Seré intachable y me
defenderé del fondo de iniquidad que hay en mí+.

24 Segunda oración

24. *Sed santos, porque yo soy santo+. Es el Señor quien habla así.
"Cualquiera que sea nuestro género de vida o el hábito que nos cubre, cada
uno de nosotros debe ser el santo de Dios"
)Quién es, pues, "el más santo?". "Es el que más ama, el que mira más a Dios
y cumple más plenamente las exigencias de su mirada". )Cómo satisfacer las
exigencias de la mirada de Dios sino manteniéndose "sencilla y amorosamente"
vuelto hacia El, para que pueda reflejar su propia imagen, como el sol se
refleja a través de un puro cristal?. *Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza+ (Gen. 1, 26). Tal fue el gran deseo del Corazón de nuestro Dios.
"Sin el parecido que viene de la gracia, nos espera la condenación eterna.
Desde que Dios nos ve capaces de recibir su gracia, su libre bondad está
dispuesta a darnos el don que causa su semejanza. Nuestra aptitud para
recibir su gracia depende de la integridad interior con la que nos movemos
hacia El." Y Dios, "trayéndonos sus dones", puede, entonces, "darse a Sí
mismo, imprimirnos su semejanza, absolvernos y librarnos"

25. Dice un piadoso autor que "la perfección más alta en esta vida
consiste en permanecer unidos a Dios de tal modo que el alma con todas sus
facultades esté recogida en Dios", "que sus afectos, unidos en el gozo del
amor, no encuentren otro reposo que en la posesión del Creador. La imagen de
Dios, impresa en el alma, está, en efecto, constituida por el entendimiento,
la memoria y la voluntad. Mientras estas facultades no lleven la imagen
perfecta de Dios, no se les asemejan como en el día de la creación. La forma
del alma es Dios, que debe imprimirse en ella como el sello sobre la cera,
como la etiqueta en su objeto. Ahora bien, esto no se realiza plenamente más
que si la razón está completamente iluminada por el conocimiento de Dios, la
voluntad encadenada al amor del bien soberano y la memoria está plenamente
absorta en la contemplación y alegría de la felicidad eterna". "Y como la
gloria de los bienaventurados no consiste en otra cosa que en la posesión
perfecta de este estado, es claro que la posesión comenzada de estos bienes
constituye la perfección de esta vida". Para "llegar a conseguir este ideal"
es necesario "mantenerse recogido dentro de sí mismo", "permanecer en
silencio en presencia de Dios", mientras el alma "se abisma, se dilata, se
inflama y se funde en El con una plenitud sin límites".

26 DIA OCTAVO

Primera oración

26. *A los que Dios ha conocido en su presciencia, les ha predestinado


también a ser conformes con la imagen de su divino Hijo... Y a los que ha
predestinado, los ha llamado; y a los que ha llamado, los ha justificado; y
a los que ha justificado, los ha glorificado. Después de esto )qué decimos?
Si Dios está por nosotros, )quién estará contra nosotros?... )Quién me
separará del amor de Jesucristo?+. Tal aparecía a la mirada iluminada del
Apóstol el misterio de la predestinación, el misterio de la elección divina.
)*A los que El ha conocido.+ )No hemos sido nosotros de ese número? )No
puede Dios decir a nuestra alma lo que decía en otro tiempo por la voz de su
profeta: *Pasé junto a ti y te miré. Vi que había llegado para ti el tiempo
de ser amada. Tendí sobre ti mi manto, hice juramento de protegerte, hice
alianza contigo y fuiste mía+? (Ez. 16, 8).

27. Sí, nosotras hemos llegado a ser suyas por el bautismo. Es esto lo
que quiere decir San Pablo con las palabras: *Los llamó.+ Sí, llamadas a
recibir el sello de la Santa Trinidad. Al mismo tiempo que hemos sido hechas
*partícipes de la naturaleza divina+, según la expresión de San Pedro (II
Pe. 1, 4), hemos recibido *un principio de su ser+ (Heb. 3, 14). Después, El
nos ha justificado por sus sacramentos, por sus "toques" directos en el
recogimiento "en el fondo" de nuestra alma. Justificadas también por la fe
(Rom. 5, 1) y según la medida de nuestra fe en la redención que Jesucristo
nos adquirió. Por fin, El quiere glorificarnos y para eso, dice San Pablo,
El *nos ha hecho dignas de tener parte en la herencia de los santos en la
luz+ (Col. 1, 12); pero seremos glorificadas en la medida que seamos
conformes con la imagen de su Hijo divino (Rom. 8, 29). Contemplemos, pues,
esta imagen adorada, permanezcamos sin cesar bajo su irradiación, para que
ella se imprima en nosotras; después, vayamos a todas las cosas con la
actitud de alma con que iba nuestro Maestro santo. Entonces realizaremos el
gran deseo por el que Dios *determinó en sí mismo restaurar todas las cosas
en Cristo+ (Ef. 1, 9-10).

28 Segunda oración

28. *Me parece que todo es pérdida después que sé lo que tiene de
trascendente el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por su amor lo he
perdido todo, teniendo todas las cosas por estiércol, para ganar a Cristo.
Lo que quiero es conocerle a El, la comunión en sus padecimientos y la
conformidad con su muerte. Prosigo mi carrera, procurando llegar hasta allí
donde me ha destinado al tomarme. Todo mi cuidado es olvidar lo que está
detrás, tendiendo constantemente hacia lo que está delante. Corro derecha a
la meta, a la vocación a que me ha llamado Cristo Jesús+ (Flp. 3, 8-10 y
12-14). Es decir, no quiero otra cosa más que identificarme con El: *Mihi
vivere Christus est+, *Cristo es mi vida...+ (Flp. 1, 21).
En estas líneas queda manifiesta el alma ardiente de San Pablo. Durante
estos Ejercicios., cuyo fin es hacernos más semejantes a nuestro Maestro
adorado, más aún, fundirnos de tal manera en El que podamos decir: *No vivo
yo, es El el que vive en mí, y lo que vivo en este cuerpo de muerte lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, que me ha amado y se ha entregado por mí+ (Gal.
2, 20). (Oh! Estudiemos este divino Modelo: su conocimiento, nos dice el
Apóstol, es tan *sublime+ (Flp. 3, 8).

29. Y, en primer lugar, )qué ha dicho al entrar en el mundo? *Los


holocaustos no te agradan ya; entonces he tomado un cuerpo. Heme aquí, oh
Dios, para hacer tu voluntad+ (Heb. 10, 57). Durante sus treinta y tres años
esta voluntad fue de tal modo su pan de cada día que en el momento de
entregar su alma en las manos de su Padre podía decirle: *Todo está
consumado+ (Jn. 19, 30). Sí, todos vuestros deseos, todos, han sido
cumplidos. Por eso *Yo os he glorificado en la tierra+ (Jn. 17, 4). En
efecto, Jesucristo, hablando a sus apóstoles del alimento que no conocían,
les decía *que era hacer la voluntad del que le había enviado+ (Jn. 4, 34).
Por eso podía decir también: *Yo no estoy solo. El que me ha enviado está
siempre conmigo, porque hago siempre lo que le agrada+ (Jn. 8, 29).

30. Comamos con amor este pan de la voluntad de Dios. Si algunas veces
sus determinaciones son muy dolorosas, podemos decir sin duda con nuestro
Maestro adorado: *Padre, si es posible, pase de mí este cáliz+; pero
añadiremos inmediatamente: *No como yo quiero, sino como Vos queréis+ (Mt.
26, 39). Y con serenidad y fortaleza subiremos también nuestro Calvario con
el divino Crucificado, cantando en el fondo de nuestras almas, haciendo
subir hacia el Padre un himno de acción de gracias, porque los que van por
esta vía dolorosa son aquellos a quienes *El ha conocido y predestinado a
ser conformes con la imagen de su divino Hijo+ (Rom. 8, 29), el Crucificado
por amor.

31 DIA NOVENO

Primera oración

31. *Dios nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo, en


unión con El, conforme al decreto de su voluntad, para hacer resplandecer la
gloria de su gracia, por la que nos justificó en su Hijo querido, en quien
tenemos la redención por su sangre, la remisión de los pecados, según las
riquezas de su gracia, que ha sobreabundado en nosotros con toda sabiduría y
prudencia+ (Ef. 1, 58). "El alma que ha llegado realmente a ser hija de Dios
es, según el Apóstol, movida por el mismo Espíritu Santo: *Todos los que son
movidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios+". Y en otro lugar:
*Nosotros no hemos recibido el espíritu de servidumbre para movernos todavía
por el temor, sino el espíritu de adopción de hijos, por el que clamamos:
'(Abba, Padre!' En efecto, el Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu de que somos hijos de Dios. Pero si somos hijos, somos también
herederos; digo herederos de Dios y coherederos con Jesucristo, supuesto que
suframos con El, para ser glorificados con El+ (Rom. 8, 15-17). "Dios nos ha
creado a su imagen y semejanza para hacernos llegar hasta este abismo de
gloria". *Ved, dice San Juan, qué amor nos ha mostrado el Padre concediendo
ser llamados hijos de Dios, y de serlo de hecho... Ya desde ahora somos
hijos de Dios y todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que
cuando El se manifieste seremos semejantes a El, porque le veremos según es.
Y todo el que tiene esta esperanza en El se santifica, como El mismo es
santo+ (I Jn. 3, 13).

32. He aquí la medida de la santidad de los hijos de Dios: *ser santos


como Dios, santos con la santidad de Dios+. Y esto viviendo en contacto con
El en el fondo del abismo sin fondo, *dentro+. "El alma parece tener
entonces una cierta semejanza con Dios, el cual, aun teniendo sus delicias
en todas las cosas, nunca encuentra tantas como en Sí mismo, porque El posee
en Sí un bien elevadísimo ante el cual desaparecen todos los demás. Por eso
todas las alegrías que sobrevienen al alma son otros tantos avisos que la
invitan a saborear con preferencia el bien que posee, con el cual ningún
otro se puede comparar". *Padre nuestro que estás en los cielos...+ (Mt. 6,
9). Es en "este pequeño cielo" que El se ha hecho en el centro de nuestra
alma donde nosotros debemos buscarle y, sobre todo, donde debemos morar.

33. Cristo decía un día a la Samaritana que *el Padre buscaba verdaderos
adoradores en espíritu y verdad+ (Jn. 4, 23). Para alegrar su corazón,
seamos estas grandes almas adorantes. Adorémosle en *espíritu+, es decir,
tengamos el corazón y el pensamiento fijos en El, y el espíritu lleno de su
conocimiento mediante la luz de la fe. Adorémosle en *verdad+, es decir, con
nuestras obras, pues es sobre todo por nuestras obras como nos mostramos
veraces; es hacer siempre lo que agrada al Padre (Jn. 8, 29), de quien somos
hijos. En fin, *adoremos en espíritu y en verdad+, es decir, por Jesucristo
y con Jesucristo, pues sólo El es el verdadero adorador en espíritu y en
verdad.

34. Entonces nosotras seremos hijas de Dios; "conoceremos por


experiencia la verdad de las palabras de Isaías: *Seréis llevados a los
pechos y se os acariciará sobre las rodillas+" (Is. 66, 12). En efecto,
"todo el cuidado de Dios parece ser llenar al alma de caricias y de señales
de afecto, como una madre que cría a su hijo y le alimenta con su leche".
(Oh! (Estemos atentas a la voz misteriosa de nuestro Padre! *Hija mía, dice
ella, dame tu corazón+ (Prov. 23, 26).

35 Segunda oración

35. *Dios, que es rico en misericordia, movido de su mucho amor, cuando


estábamos muertos por nuestros pecados, nos dio la vida en Jesucristo+ (Ef.
2, 45). *Porque todos pecaron y tienen necesidad de la gloria de Dios; son
justificados gratuitamente por su gracia, por la redención de Cristo Jesús,
a quien Dios ha preestablecido como propiciación por los pecados, mostrando
juntamente que El es justo y que justifica a quien tiene fe en El+ (Rom. 3,
23-26) (San Pablo).
"El pecado es un mal tan espantoso que no debe cometerse ni para
conseguir cualquier bien ni para evitar cualquier mal." "Ahora bien,
nosotros hemos cometido muchos." )Cómo podemos no "desfallecer en adoración
cuando nos arrojamos al abismo de la misericordia y los ojos de nuestra alma
se fijan en este hecho: Dios nos ha perdonado los pecados?". El lo ha dicho:
*Borraré todas sus iniquidades y no me acordaré más de sus pecados+ (Is. 43,
25).
"El Señor en su clemencia ha querido dirigir nuestros pecados contra
ellos mismos y en favor nuestro. El ha encontrado el medio de hacérnosles
útiles, de convertirles en nuestras manos en instrumentos de salvación. Que
esto no disminuya en nada ni nuestro miedo de pecar ni nuestro dolor de
haber pecado. Pero nuestros pecados" "se han convertido para nosotros en una
fuente de humildad"

36. Cuando el alma "considera en lo íntimo de sí misma, con los ojos


abrasados en amor, la inmensidad de Dios, su fidelidad, sus pruebas de amor,
sus beneficios, que no pueden añadir nada a su felicidad; cuando después se
mira a sí misma y ve sus ofensas contra el inmenso Señor, ella se vuelve
hacia su propio fondo con un tal desprecio de sí misma que no sabe qué hacer
para acallar su horror". "Lo mejor que puede hacer es quejarse ante Dios, su
Amigo, de la insuficiencia de sus fuerzas, que la traicionan, no colocándola
tan bajo como ella quería. Ella se resigna a la voluntad de Dios y en la
abnegación íntima halla la paz verdadera, invencible y perfecta, que nada
turbará, pues ella se ha precipitado en un abismo tan grande que nadie irá a
buscarla allá"

37. "Si alguno dijera que haber encontrado este fondo es vivir sumergido
en la humildad, yo no le desmentiría. Me parece, sin embargo, que estar
sumergido en la humildad es estar sumergido en Dios, porque Dios es el fondo
del abismo. Por eso la humildad, como la caridad, puede crecer siempre". "Ya
que ese fondo de humildad es el vaso que se necesita, el vaso capaz de la
gracia que Dios quiere arrojar en él", seamos "humildes". "Jamás el humilde
colocará a Dios demasiado alto, ni a sí mismo demasiado bajo. Y ésta es la
maravilla: su impotencia se convertirá en sabiduría, y la imperfección de su
acto, siempre deficiente a sus ojos, será el mayor gusto de su vida. Quien
posee un fondo de humildad no tiene necesidad de muchas palabras para
instruirse. Dios le dice más cosas que las que se le pueden enseñar; los
discípulos de Dios se encuentran en esta situación"

38 DIA DECIMO

Primera oración

38. *Si scires donum Dei+ (Jn. 4, 10). Si conocieras el don de Dios,
decía una tarde Cristo a la Samaritana. Pero )cuál es el don de Dios sino El
mismo? Y, nos dice el discípulo amado, El vino a su casa, pero los suyos no
le recibieron (Jn. 1, 11). San Juan Bautista podría dirigir todavía a muchas
almas estas palabras de reproche: *Hay uno, en medio de vosotros, 'en
vosotros', a quien no conocéis+ (Jn. 1, 26).

39. *Si conocieras el don de Dios...+ Hay una creatura que conoció este
don de Dios, una creatura que no perdió ni una partícula, una creatura que
fue tan pura, tan luminosa que parece ser la misma luz: Speculum justitiae+.
Una creatura cuya vida fue tan sencilla, tan abstraída en Dios, que no se
puede decir casi nada de ella.
*Virgo fidelis+: es la Virgen fiel, *la que guardaba todas las cosas en
su corazón+ (Lc. 2, 19 y 51). Ella se mantenía tan pequeña, tan recogida
delante de Dios en el secreto del templo, que atraía las complacencias de la
Santa Trinidad: *(Porque ha mirado la bajeza de su sierva, en adelante todas
las generaciones me llamarán bienaventurada!+ (Lc. 1, 48). El Padre,
inclinándose hacia esta criatura tan bella, tan ignorante de su belleza,
quiso que ella fuese la madre en el tiempo de Aquel de quien El es el Padre
en la eternidad. Entonces, el Espíritu de amor, que preside todas las obras
de Dios, sobrevino. La Virgen dijo su fiat: *He aquí la sierva del Señor,
hágase en mí según tu palabra+ (Lc. 1, 38), y tuvo lugar el más grande de
los misterios. Y por la bajada del Verbo a ella, María fue para siempre la
presa de Dios.

40. Me parece que la actitud de la Virgen durante los meses


transcurridos entre la Anunciación y el Nacimiento es el modelo de las almas
interiores; de esos seres que Dios ha escogido para vivir dentro de sí, en
el fondo del abismo sin fondo. (Con qué paz, con qué recogimiento María se
sometía y se prestaba a todas las cosas! (Cómo, aun las más vulgares, eran
divinizadas por Ella! Porque a través de todo la Virgen no dejaba de ser la
adoradora del don de Dios. Esto no la impedía entregarse a las cosas de
fuera cuando se trataba de ejercitar la caridad. El Evangelio nos dice que
María subió con toda diligencia a las montañas de Judea para ir a casa de su
prima Isabel (Lc. 1, 39-40). Jamás la visión inefable que ella contemplaba
ensí misma disminuyó su caridad exterior. Porque, como dice un autor
piadoso, si la contemplación "tiende hacia la alabanza y a la eternidad de
su Señor, ella posee la unidad y nunca la perderá. Si llega un mandato del
cielo, ella se vuelve hacia los hombres, se compadece de todas sus
necesidades, se inclina hacia todas sus miserias. Es necesario que ella
llore y que ella fecunde. Alumbra como el fuego; como él, ella quema,
absorbe y devora, elevando hacia el cielo lo que ha devorado. Y una vez que
ha acabado su misión en la tierra se remonta y emprende nuevamente, ardiendo
en su fuego, el camino de la altura"

41 Segunda oración

41. *Hemos sido predestinados por un decreto de Aquel que obra todas las
cosas según el consejo de su voluntad, para que seamos la alabanza de su
gloria (Ef. 1, 11-12).
Es San Pablo quien habla así, San Pablo enseñado por el mismo Dios.
)Cómo realizar este gran sueño del corazón de nuestro Dios, este deseo
inmutable sobre nuestras almas? )Cómo, en una palabra, responder a nuestra
vocación y llegar a ser perfectas Alabanzas de gloria de la Santísima
Trinidad?

42. "En el cielo" cada alma es una alabanza de gloria del Padre, del
Verbo y del Espíritu Santo, porque cada alma está establecida en el puro
amor y "no vive más de su propia vida, sino de la vida de Dios". Entonces
ella le conoce, dice San Pablo, como ella es conocida de El (I Cor., 13,
12), en otras palabras: "su entendimiento es el entendimiento de Dios; su
voluntad, la voluntad de Dios; su amor, el amor de Dios. Es, en realidad, el
Espíritu de amor y de fortaleza el que transforma el alma, que, habiendo
sido dado para suplir lo que le falta", como dice San Pablo, "obra en ella
esta gloriosa transformación". San Juan de la Cruz afirma que "falta poco
para que el alma entregada al amor no se eleve en esta vida por virtud del
Espíritu Santo hasta el grado de amor de que acabamos de hablar", ya desde
aquí abajo. Esto es lo que yo llamo una perfecta alabanza de gloria.

43. Una alabanza de gloria es un alma que mora en Dios, que le ama con
un amor puro y desinteresado, sin buscarse en la dulzura de este amor; que
le ama por encima de sus dones, incluso cuando no hubiera recibido nada de
El; que sólo desea el bien del objeto así amado. Ahora bien, )cómo desear y
querer efectivamente el bien de Dios, si no es cumpliendo su voluntad,
ya que esta voluntad ordena todas las cosas a su mayor gloria? Entonces esta
alma debe entregarse plenamente, totalmente, hasta no querer otra cosa que
lo que Dios quiera.
Una alabanza de gloria es un alma de silencio que permanece como una
lira bajo el toque misterioso del Espíritu Santo para que El arranque de
ella armonías divinas; sabe que el sufrimiento es una cuerda que produce los
más bellos sonidos; por eso ella desea verla en su instrumento para conmover
más deliciosamente el Corazón de Dios.
Una alabanza de gloria es un alma que mira fijamente a Dios en la fe y
en la simplicidad. Es un reflector de todo lo que El es. Es como un abismo
sin fondo en el cual El puede verterse y expansionarse. Es también como un
cristal a través del cual El puede irradiar y contemplar todas sus
perfecciones y su propio esplendor. Un alma que de este modo permite al Ser
Divino apagar en ella su deseo de comunicar "todo lo que El es y todo lo que
tiene", es, en realidad, la alabanza de gloria de todos sus dones.
Una alabanza de gloria es, en fin, un ser que siempre permanece en
actitud de acción de gracias. Cada uno de sus actos, de sus movimientos,
cada uno de sus pensamientos, de sus aspiraciones, al mismo tiempo que la
arraigan más profundamente en el amor, son como un eco del Sanctus eterno.

44. En el cielo los bienaventurados no tienen "reposo día y noche


diciendo: Santo, santo, santo, el Señor Todopoderoso... Y prosternándose
adoran al que vive en los siglos" (Ap. 4, 8-10).
En el cielo de su alma la alabanza de gloria comienza ya el oficio que
tendrá en la eternidad. Su cántico no cesa, porque está bajo la acción del
Espíritu Santo, que obra todo en ella; y aunque ella no sea siempre
consciente de ello, porque la debilidad de la naturaleza no le permite estar
siempre fija en Dios sin distracciones, ella canta siempre, adora siempre;
ella se ha convertido, por decirlo así, en la alabanza y el amor, en la
pasión por la gloria de su Dios. En el cielo de nuestra alma seamos
alabanzas de gloria de la Santísima Trinidad, alabanza de amor de nuestra
Madre Inmaculada. Un día se descorrerá el velo, seremos introducidas en los
atrios eternos y allí cantaremos en el seno del Amor infinito. Y Dios nos
dará el nombre prometido al vencedor (Ap. 2, 17). )Cuál será?...

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