Buscando Al Manati
Buscando Al Manati
Buscando Al Manati
Buscando al manatí
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¿Los héroes nacen o se hacen?
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Este libro cuenta la historia de Javier Ve-
lásquez, eterno enamorado de la Amazo-
nia, quien busca a través de su trabajo de
rescate de fauna silvestre y educación am-
biental, inspirar a las nuevas generaciones
a descubrir lo fantástica que es la selva y a
desarrollar una relación de profundo respe-
to por todas sus formas de vida.
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Capítulo Uno
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Capítulo Uno
De la Amazonia su niño
E
n el colegio llevábamos algunas semanas hablando
de las distintas regiones del Perú. De la costa, de la
sierra y la selva. La profesora dedicó muchas cla-
ses a cada una y cuando tocó el turno de conocer la
región más grande del país, quiso presentarnos a Javier
Velásquez, mejor conocido por sus amigos como Javi Ve-
lásquez. Él había nacido en la selva, la amaba con toda su
alma y desde hace muchos años rescata animales para de-
volverlos a sus hábitats naturales.
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Capítulo Uno
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río, paseaban en canoa y jugaban en el bosque.
Pero fue por esas épocas también que muchos de los lu-
gares en los que había pasado su infancia empezaron a
desaparecer. Aparecieron máquinas enormes llamadas
dragas que removían los ríos y árboles antiguos talados
sin pena. Javi veía desaparecer algunos de los lugares
que él y sus amigos consideraban sagrados.
Lo que había pasado era que la ciudad también había cre-
cido con él. Esto hizo que sus espacios naturales fueran
desapareciendo. Empezó a ver como se cortaban los ár-
boles y se contaminaban las quebradas y lagunas. “Ya no
podíamos disfrutar de estos espacios”.
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Capítulo Dos
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Capítulo Dos
¿Qué es un manatí?
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urante nuestra visita al zoológico aprendí mucho
sobre los animales y sus hábitats. El río Amazonas
es el hogar de muchas especies de todo tipo. Con
mis compañeros del colegio mirábamos asombra-
dos los cocodrilos y las pirañas. Daban un poco de miedo.
Pero luego vimos a un animal gordito y amigable. Con su
nariz grande, sus aletas y su cara de bueno, el manatí nos
conquistó a todos.
Nos enseñaron que pueden llegar a medir casi tres metros
de largo y pesar 450 kilos. Pero son tan buenos y mansos
que no asustan. Nos daban ganas de abrazarlos. Lo que
nos dio pena es que la gente los caza para comérselos y
los ríos donde viven están siendo contaminados. Javi
también pensaba como nosotros. Los manatíes
fueron muy importantes en su vida, nos contó.
Cuando tuvo que decidirse por una carrera en
la universidad, se inclinó primero por Econo-
mía. Y si bien era un tema que le encantaba, llegó a
un punto en que tuvo que tomar una decisión muy
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Capítulo Dos
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sola persona en el Perú que supiera cómo tratar a manatíes
bebé. Nadie conocía la cantidad de técnicas y protocolos
que se necesitan para atenderlos. Ni había ninguna institu-
ción capaz de recibirlo.
“Mi primera reacción fue querer llevármelo para ayudar-
lo”, relató Javi. “Quizás le podías buscar un lugar mejor,
pero no pudieron dármelo porque no formaba parte de
ninguna institución”.
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Capítulo Tres
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Capítulo Tres
Rescatemos Manatíes
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is compañeros y yo sentimos tanta alegría
cuando Javi nos invitó al Centro de Resca-
te Amazónico que creó junto a su equipo en
Iquitos. Nos dijo que podíamos alimentar
con biberones a los manatíes bebé y darles lechuguitas a la
hora del almuerzo. ¿Me pregunto cómo se sentirá su piel?
Se ven tan suaves. Javi nos dijo que son muy lisos de piel.
Tienen poco pelo pero sí muchos bigotes. Y también tie-
nen la barriga un poco más clara que el resto del cuerpo.
Pero la historia de Javier y el centro de rescate tuvo un lar-
go camino después de ese primer encuentro con el pobre
bebé manatí. Al poco tiempo se topó con un nuevo caso
de decomiso de una cría de manatí. Fue la primera acción
de la joven asociación. Era noviembre de 2007 y Javi y sus
amigos se ofrecieron para hacerse cargo del pequeño. El
problema era que realmente no tenían donde tenerlo.
“Por suerte un tío mío tenía un tanque de cemento atrás
de su casa, uno de acumulación de agua”, relató Javi. “Y
nos permitió utilizarlo como hogar momentáneo del
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Capítulo Tres
manatí”.
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tes de manatíes. Pero de pronto se vieron ante un nuevo
problema. El pequeño tanque de agua de la casa del tío
de Javi no era ya lo suficientemente grande para alber-
gar a más manatíes. Llegó el momento de tocar la puerta
del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
Ellos les prestaron sus instalaciones para trasladas ahí a los
manatíes. Fue en ese momento cuando Javi pudo decir de
manera oficial que él y su equipo habían empezado el Cen-
tro de Rescate Amazónico, nombre con el que luego serían
conocidos y reconocidos.
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Capítulo Cuatro
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Capítulo Cuatro
N e c e s i t a m o s t u ay u d a
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l año que el Centro de Rescate Amazónico empezó
a trabajar, se contabilizó quince bebés de manatíes
que habían muerto en cautiverio víctimas del tráfico
ilegal. Javi resaltó la importancia que tienen las crías
de esta especie. Que desaparezcan bebés de manatíes es un
golpe muy duro para una especie que esta en peligro de
extinción. El apoyo del Dallas World Aquarium fue deter-
minante en ese sentido. Javi y su equipo se prometieron a
sí mismos que trabajarían duro, con un compromiso altísi-
mo, para reducir a cero esas muertes de manatíes víctimas
del tráfico ilegal de especies en la Amazonia.
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Capítulo Cuatro
R O ERA E
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“...P AÚN QU
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Capítulo Cinco
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Capítulo Cinco
E
sta historia comienza en Canadá, donde un señor lla-
mado Ralf tenía un centro de rescate de aves. Cuan-
do inició esta labor se enteró de que las especies que
tanto cuidaba muchas veces morían cuando migra-
ban a la Amazonia durante ciertas épocas del año. Ante
este problema, Ralph no dudo en viajar a la selva para
educar a las personas sobre el valor de las aves y el trabajo
que hacía por cuidarlas allá en el frío y lejano país del norte
de América.
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Capítulo Cinco
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positivas en las personas hacia la naturaleza, en especial en
los niños”, contó Javi.
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Capítulo Seis
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Capítulo Seis
N a c e u n h é ro e
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iro a mis compañeros de clase que escuchan aten-
tamente a Javi y me pregunto si alguno de ellos se
volverá en un futuro defensor de los animales de
la Amazonia. O quizás de otras regiones del Perú.
¡O tal vez del medio ambiente y todos sus seres vivos! Javi
nos explica todo con tanta magia que es difícil no emocio-
narse. Como la chica que ayudó a Ralph, mis compañeros
y yo ayudaremos con lo que podamos para mejorar la vida
del planeta.
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Capítulo Seis
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nacionales donde no hay programas infantiles.
“¿Qué hacemos?”, se preguntaron Javier y Chichi. “Si
no podemos utilizar los héroes universales porque no los
conocen, ¿por qué no creamos uno? Así fue que nació la
siguiente aventura: crear un personaje que se convirtiera
en el héroe de los niños”, recuerda Javi.
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Capítulo Siete
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Capítulo Siete
H u ayo : E l f r u t o
mágico del bosque
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uenta la leyenda que hace miles de años en la Ama-
zonia existían árboles gente. Es decir, árboles que
podían caminar, hablar y moverse todo el tiempo.
Ellos eran los guardianes del bosque y crearon la
Amazonia. Cuando llegaron los primeros humanos a
esta parte del mundo, los árboles gente vieron que estos
seres eran buenos y decidieron hacer un trato con ellos.
Les dijeron que podían utilizar este hermoso lugar, pero
que a cambio lo tenían que cuidar. Los humanos acep-
taron y los árboles gente se fueron felices a hacer vida
de árbol, enraizaron sus pies y durmieron por cientos de
años. Cada tanto despertaban para poder ver cómo estaba
el mundo y siempre estaba muy bien. Los humanos lo es-
taban cuidando a la perfección.
Según esta leyenda, hace poco una niña encontró al árbol
más viejito de todos, el arbubuelo, y lo despertó. Le dijo:
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Capítulo Siete
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que la quiere comer. Al final esta se disfraza de la abueli-
ta para acercarse a caperucita verde. Cuando finalmente
se encuentran frente a frente, la shushupe le dice que no
la quiere comer, que lo que quiere es tener un jardín tan
bonito como el suyo. Y caperucita le dice que el majaz la
puede ayudar, que el es el animal que más sabe de jardines.
Fue una historia tan bonita de ver. Ya hemos hablado con
mis compañeros para reunirnos y ver más de las historias
contadas por Huayo.
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Capítulo Ocho
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Capítulo Ocho
La esperanza viene de
color amarillo
J
avier y Chichi dieron nacimiento a Huayo. Javi co-
menzó a escribir sus historias y Chichi a formar un
equipo de talentos para llevarlas al teatro. “El primer
año, fue en 2016, logramos junto a la comunidad Sal-
va Planeta llevar a 16 mil niños a ver sus aventuras en un
escenario”, nos contó Javi.
Muchos padres de familia se acercaron a él. Le hablaban
sobre cómo sus hijos estaban tomando conciencia. “Mi
hijo me tiene loco porque cuando andamos por la calle y
ve una botella tirada en el piso me hace detener la moto-
cicleta para que la recojamos y busquemos un tacho para
botarla porque su amigo Huayo le ha dicho que no deben
haber botellas en las calles o basura. Mi hijo tiene cuatro
años”, le dijo un padre.
Esta situación fue fascinante y Javi se sintió muy agrade-
cido. Los papás y mamás los llamaban a felicitarlos. Era
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hermoso ver cómo una conducta mala como echar basura
a la calle se podía cambiar rápidamente por la influencia
de los niños. “Como me dijo mi amigo Ralph. Si logras
emocionar a los niños, entonces tienes fuertes aliados para
la conservación. Hay una frase que a nosotros nos ha mar-
cado y trabajamos en base a eso. ‘Mucha gente pequeña
haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños puede cam-
biar el mundo’”.
De inmediato Javi recordó otras anécdotas bonitas. La
primera vez que liberaron manatíes, lo hicieron en una
de las reservas más grandes del Perú, es decir, Pacaya Sa-
miria. Fue en la laguna El Dorado. Lo primero que hi-
cieron fue un trabajo de conscientizar a la población. El
jefe de la comunidad dio unas palabras muy interesantes
a la hora de hacer la liberación de los manatíes. Él decía
que la primera vez que vio un manatí tenía ocho años.
El animal estaba muerto. Se lo iban a comer. Han pasado
40 años desde ese día y no había vuelto a ver otro mantí
hasta hoy, pero hoy era muy diferente, porque esta vez el
manatí estaba vivo y lo estaba liberando al lado de su hijo
que también tenía 8 años. El momento fue muy conmove-
dor. Ver que alguien de esa comunidad se conectaba tanto
con la liberación y se convertía en un elemento más de la
conservación.
Recordó también otra historia. Cuando transportan a
los manatíes para liberarlos normalmente se les lleva un
día antes en avioneta o botes y los tienen en piscinas ar-
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mables en la comunidad. Esto se hace para reducirles el
estres luego de un viaje tan largo. Piden por favor a la
gente que no se les acerquen.
Sin embargo, en una comunidad había un señor que no les
hacía caso. Era un viejito que se acercaba a ellos y ponía la
mano en el agua. Javi y su equipo se acercaron de manera
cautelosa para escuchar qué les decía. De pronto el viejito
se volteó y les dijo: “Miren, ahora tengo tres hijos más”.
Se refería a los manatíes que iban a ser liberados.
Estas historias llenan de esperanza a Javier y su equipo.
E P RO NTO EL
D TEÓ
E J ITO SE VOL
VI IJO:
Y LES D ORA
, AH
“MIREN S HIJOS
T RE
TENGO ÁS”.
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Capítulo Nueve
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F
ue en 2016 que el teatro ambiental de Javi y sus
grandes aliados de la comunidad Salva Planeta, que
llegaba a niños de diversas comunidades de la Ama-
zonia, ganarón el Premio Nacional Ambiental y fue-
ron premiados por el presidente de la república. Este fue
un gran reconocimiento para su trabajo. Pero también se
dieron con una nueva situación. En sus shows de teatro
y cuentos, promovían el contacto con la naturaleza. Esta
era una de las canciones principales. Qué bonito
pasar tiempo en la naturaleza, cantaban los ni-
ños. Pero luego los papás iban donde Javi y le
decían: “Mi hijo quiere ir a la naturaleza, ¿pero
adónde lo llevo?”.
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Capítulo Nueve
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Capítulo Diez
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Capítulo Diez
E l f u t u ro d e l a
amazonía depende de tí
T
ras varios años, Javi piensa que todo ha valido la
pena. Hasta el momento han podido rescatar en total
cincuenta manatíes, de los que veinticinco ya han re-
gresado a la naturaleza.
También están trabajando con otras especies como tor-
tugas y delfines rosados. Han logrado regresar a la natu-
raleza a tres de estos últimos. Además, han empezado a
rescatar primates, perezosos y aves. Continuán con su la-
bor de educación ambiental. Cuenta que por lo menos han
podido transmitir ese cuidado del bosque a 150 mil niños
de Iquitos y comunidades cercanas.
Todos estábamos fascinados con la historia de Javier. Y
queríamos saber cómo había hecho al inicio.
“En la vida uno tiene muchos sueños, pero llega un día en
que uno de esos sueños en particular hace que lata muy
rápido el corazón. Si sientes eso y sientes además que ese
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Capítulo Diez
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ción. Imaginé que cuando sea grande el Perú y el mun-
do serán lugares muy bonitos llenos de animales felices y
personas que los respetan. Y que nunca más un manatí o
un delfín rosado o una tortuga tendría que morir por no
haber estado con su mamá.
“Otra de las frases importantes que siempre nos mueven
es que nadie cuida lo que no ama y nadie ama lo que no
conoce. Es por eso que queremos que la infancia conozca
la Amazonia y pueda conocer la importancia de los ríos,
sus propias tradiciones y se sientan orgullosos de ser ama-
zónicos”, comentó Javi al final de todo.
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