Buscando Al Manati

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J av i e r Ve l á s q u e z

Buscando al manatí

© 2020 Teleo Producciones S.A.C

Teleo Producciones S.A.C

Colección: LEER PARA EL PERÚ


Dirección y diseño de la colección: Teleo Producciones S.A.C
Escritura, corrección y edición:
Stefano de Marzo
Teresa Boullon
Portada e Ilustraciones: Dominique Millán
Diagramación: Dominique Millán
Asistente de Diagramación: Mayte Cáceres

Editado por: UN MILLÓN DE NIÑOS LECTORES


Calle Las Camelias 877 -302, San Isidro.
Teléfono: (+51) 01 - 3057036
www.millondeninoslectores.org

Primera Edición: Diciembre 2020


Tiraje: 2500 ejemplares

Impreso en el mes de Enero del 2020 por:


Teleo producciones S.A.C
Calle Las Camelias 877 -302, San Isidro.
RUC: 20545588057

Hecho el Depósito Legal en


la Biblioteca Nacional del Perú
ISBN: 978-612-47974-1-5
ÍNDICE

1 De la Amazonia su niño ................................. Pag. 8


2 ¿Qué es un manatí? ....................................... Pag. 12
3 Rescatemos Manatíes ...................................... Pag. 16
4 Necesitamos tu ayuda ..................................... Pag. 20
5 Solo podemos amar lo que conocemos ............ Pag. 24
6 Nace un héroe ................................................ Pag. 28
7 Huayo: El fruto mágico del bosque ................. Pag. 32
8 La esperanza viene de color amarillo .............. Pag. 36
9 El bosque de los niños ..................................... Pag. 40
10 El futuro de la amazonía depende de tí ............ Pag. 44
Estos libros se han hecho en honor a los más de
2 millones de niñas y niños peruanos que aún no
tienen acceso a libros y bibliotecas escolares.

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¿Los héroes nacen o se hacen?

Hace unos meses Ema y sus compañeros iniciaron un proyecto en su


colegio llamado “Buscando al estudiante héroe”. Este consistía en
buscar personas que hayan creado emprendimientos que transforma-
ron el Perú e inspirarnos con sus historias para crear un proyecto que
ayude aunque sea a una persona de nuestro entorno.

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Este libro cuenta la historia de Javier Ve-
lásquez, eterno enamorado de la Amazo-
nia, quien busca a través de su trabajo de
rescate de fauna silvestre y educación am-
biental, inspirar a las nuevas generaciones
a descubrir lo fantástica que es la selva y a
desarrollar una relación de profundo respe-
to por todas sus formas de vida.

7
Capítulo Uno

8
Capítulo Uno

De la Amazonia su niño

E
n el colegio llevábamos algunas semanas hablando
de las distintas regiones del Perú. De la costa, de la
sierra y la selva. La profesora dedicó muchas cla-
ses a cada una y cuando tocó el turno de conocer la
región más grande del país, quiso presentarnos a Javier
Velásquez, mejor conocido por sus amigos como Javi Ve-
lásquez. Él había nacido en la selva, la amaba con toda su
alma y desde hace muchos años rescata animales para de-
volverlos a sus hábitats naturales.

En ese momento recordé nuestra visita al zoológico. Fue


muy bonita, pero los animales parecían un poco tristes de
estar en jaulas. Cuando Javi empezó su historia no dejé de
pensar en ellos ni un segundo. Y, qué sorpresa, nos habló
de uno de los animales que más me había sorprendido. El
manatí.
Javi siempre se consideró muy afortunado de haber naci-
do en la Amazonia. Desde pequeño hubo dos cosas que
siempre le fascinaron: la naturaleza amazónica con sus

9
Capítulo Uno

ríos, bosques y anima-


les. Y las historias que
contaban los ancianos
en las diferentes comuni-
dades.
Cuando creció pudo combinar esas dos pasiones. Se con-
virtió en biólogo conservacionista y, además, en contador
de historias como escritor y cineasta.
La primera persona que lo inspiró fue su abuelito, quien le
hizo conocer a fondo la Amazonia. Cuando era chico solía
andar atrás de él cuando iba a pescar o a la chacra. Siempre
tratando de imitarlo.

“El hecho de andar con él, que es alguien a quien quiero


mucho, me hizo conectarme bastante con el bosque”.
Es así que pasó su infancia en contacto con los ríos y los
árboles de la Amazonia. Javi cuenta que fue maravillo-
so porque tenía todo el
tiempo la oportunidad de
jugar con la naturaleza. “ES ASÍ
Q
Cuando se volvió adoles- SU INFA UE PASÓ
N
cente algunos de sus ami- CONTA CIA EN
CT
LOS RÍO O CON
gos empezaron a ir a fies- S
ÁRBOLE Y LOS
tas. Él, en cambio, junto a S D
AMAZO E LA
un grupo de compañeros N ÍA.”
iba a acampar cerca del

10
río, paseaban en canoa y jugaban en el bosque.
Pero fue por esas épocas también que muchos de los lu-
gares en los que había pasado su infancia empezaron a
desaparecer. Aparecieron máquinas enormes llamadas
dragas que removían los ríos y árboles antiguos talados
sin pena. Javi veía desaparecer algunos de los lugares
que él y sus amigos consideraban sagrados.
Lo que había pasado era que la ciudad también había cre-
cido con él. Esto hizo que sus espacios naturales fueran
desapareciendo. Empezó a ver como se cortaban los ár-
boles y se contaminaban las quebradas y lagunas. “Ya no
podíamos disfrutar de estos espacios”.

11
Capítulo Dos

12
Capítulo Dos

¿Qué es un manatí?

D
urante nuestra visita al zoológico aprendí mucho
sobre los animales y sus hábitats. El río Amazonas
es el hogar de muchas especies de todo tipo. Con
mis compañeros del colegio mirábamos asombra-
dos los cocodrilos y las pirañas. Daban un poco de miedo.
Pero luego vimos a un animal gordito y amigable. Con su
nariz grande, sus aletas y su cara de bueno, el manatí nos
conquistó a todos.
Nos enseñaron que pueden llegar a medir casi tres metros
de largo y pesar 450 kilos. Pero son tan buenos y mansos
que no asustan. Nos daban ganas de abrazarlos. Lo que
nos dio pena es que la gente los caza para comérselos y
los ríos donde viven están siendo contaminados. Javi
también pensaba como nosotros. Los manatíes
fueron muy importantes en su vida, nos contó.
Cuando tuvo que decidirse por una carrera en
la universidad, se inclinó primero por Econo-
mía. Y si bien era un tema que le encantaba, llegó a
un punto en que tuvo que tomar una decisión muy

13
Capítulo Dos

importante. Quería profundizar en su pasión por la natu-


raleza. Así es que eligió pasarse a Biología. Ahí se volvió
más científico y académico. Su amor por la naturaleza se
fortaleció. Y fue más sensible a la creciente desaparición
de fauna y flora que observaba. El impacto y la destruc-
ción de hábitats se habían convertido en un problema que
alguien debía frenar.
“Ni bien salí de la universidad me empecé a inte-
resar por el tema del tráfico de especies”,
continuó su relato Javier. Pero hubo un
momento muy significativo en su voca-
ción de conservar la Amazonia y sus ani-
males. Fue cuando estaba visitando una oficina
del Estado cerca de Iquitos. En un rincón pudo ver una
bandeja con muy poca agua donde había un manatí bebé.
El pequeño no tenía espacio para moverse. Se le veía tris-
te y su piel gris estaba muy opaca. Parecía extrañar a su
madre. Los manatíes no se vuelven independientes hasta
después de dos años. Pensar que debería estar paseando
por los ríos junto a su madre. Y en vez de eso estaba aban-
donado sin nadie que lo cuide.
“Me sorprendí muchísimo”, contó Javi. “¿Qué hacía una
especie en peligro de extinción en una bandeja de agua en
una oficina estatal?”. Pobre animalito. Lo habían traído
hace una semana. Había sido confiscado a unos trafican-
tes de animales. En ese entonces, cuenta, no existía una

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sola persona en el Perú que supiera cómo tratar a manatíes
bebé. Nadie conocía la cantidad de técnicas y protocolos
que se necesitan para atenderlos. Ni había ninguna institu-
ción capaz de recibirlo.
“Mi primera reacción fue querer llevármelo para ayudar-
lo”, relató Javi. “Quizás le podías buscar un lugar mejor,
pero no pudieron dármelo porque no formaba parte de
ninguna institución”.

Fue ahí que empezó a buscar gente, a contarles lo que ha-


bía visto. A tratar de interesar a las personas en rescatar al
pequeño manatí. Pero, muy a su pesar, nadie se interesa-
ba. Lleno de frustración recibió la noticia de la muerte del
manatí bebé. Fue un momento muy doloroso para Javi.
Ese pequeño manatí no tenía por qué haber muerto. Pero
de inmediato, junto a tres amigos, empezaron los trámites
para crear una organización que proteja a los animales de
la zona. Es así cómo empezó la Asociación para la Conser-
vación de la Biodiversidad Amazónica.

15
Capítulo Tres

16
Capítulo Tres

Rescatemos Manatíes

M
is compañeros y yo sentimos tanta alegría
cuando Javi nos invitó al Centro de Resca-
te Amazónico que creó junto a su equipo en
Iquitos. Nos dijo que podíamos alimentar
con biberones a los manatíes bebé y darles lechuguitas a la
hora del almuerzo. ¿Me pregunto cómo se sentirá su piel?
Se ven tan suaves. Javi nos dijo que son muy lisos de piel.
Tienen poco pelo pero sí muchos bigotes. Y también tie-
nen la barriga un poco más clara que el resto del cuerpo.
Pero la historia de Javier y el centro de rescate tuvo un lar-
go camino después de ese primer encuentro con el pobre
bebé manatí. Al poco tiempo se topó con un nuevo caso
de decomiso de una cría de manatí. Fue la primera acción
de la joven asociación. Era noviembre de 2007 y Javi y sus
amigos se ofrecieron para hacerse cargo del pequeño. El
problema era que realmente no tenían donde tenerlo.
“Por suerte un tío mío tenía un tanque de cemento atrás
de su casa, uno de acumulación de agua”, relató Javi. “Y
nos permitió utilizarlo como hogar momentáneo del

17
Capítulo Tres

manatí”.

Fue quizás el destino o una de esas hermosas coinciden-


cias que existen en la vida, pero por esas mismas épocas
se encontraba en la Amazonia el doctor Antonio Mignuc-
ci. Él se convirtió en una persona muy importante para
Javier y su equipo. El doctor Mignucci era el director
del Centro de Rescate de Manatíes de Puerto Rico, un
especialista mundial en este tipo de especie. Por razones de
trabajo había viajado a Iquitos. Javi y su equipo pudieron
participar en una capacitación con él acerca del manejo de
manatíes bebés y su rescate. Con lo aprendido pudieron
darle los cuidados necesarios a ese primer bebé rescatado.
No pasó mucho tiempo hasta que tuvieron un nuevo ma-
natí. Luego se sumó uno más. Y en ese momento se die-
ron cuenta que necesitarían de financiamiento para poder
continuar con la asociación. Entre otras cosas, la leche que
tomaban los manatíes bebés era muy costosa y el sistema
de tratamiento de agua para su hábitat también.
El buen doctor Mignucci pudo conec-
tarlos con el Dallas World Aquarium.
Las personas encargadas de este gran
centro de fauna marina en Estados
Unidos empezaron a asesorar a
Javi y su equipo. También em-
pezaron a financiar los resca-

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tes de manatíes. Pero de pronto se vieron ante un nuevo
problema. El pequeño tanque de agua de la casa del tío
de Javi no era ya lo suficientemente grande para alber-
gar a más manatíes. Llegó el momento de tocar la puerta
del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
Ellos les prestaron sus instalaciones para trasladas ahí a los
manatíes. Fue en ese momento cuando Javi pudo decir de
manera oficial que él y su equipo habían empezado el Cen-
tro de Rescate Amazónico, nombre con el que luego serían
conocidos y reconocidos.

19
Capítulo Cuatro

20
Capítulo Cuatro

N e c e s i t a m o s t u ay u d a

E
l año que el Centro de Rescate Amazónico empezó
a trabajar, se contabilizó quince bebés de manatíes
que habían muerto en cautiverio víctimas del tráfico
ilegal. Javi resaltó la importancia que tienen las crías
de esta especie. Que desaparezcan bebés de manatíes es un
golpe muy duro para una especie que esta en peligro de
extinción. El apoyo del Dallas World Aquarium fue deter-
minante en ese sentido. Javi y su equipo se prometieron a
sí mismos que trabajarían duro, con un compromiso altísi-
mo, para reducir a cero esas muertes de manatíes víctimas
del tráfico ilegal de especies en la Amazonia.

Cuando el trabajo en el Instituto de Investigaciones de la


Amazonia empezaba a dar sus frutos poco a poco, se die-
ron cuenta de algo. Ya habían empezado a rescatar más
manatíes, los rehabilitaban y los preparaban para su libe-
ración. Pero sintieron que de nada serviría su trabajo si
no creaban consciencia en la gente. El tráfico de animales
era hecho por personas y, entonces, había que educar a
la sociedad.

21
Capítulo Cuatro

Este fue un momento clave, lo que se llama un punto de


inflexión. Los primeros dos años de trabajo fueron de ha-
cer educación ambiental: de ir a los colegios y eventos a
hacer una presentación, hablar sobre los animales y la im-
portancia de cuidarlos.

“Sin embargo, nos topamos con que los niños ya tenían


mucha información sobre estos temas. Ya sabían que ha-
bía que cuidar el bosque y los animales. Pero era difícil
aún que se conviertan en agentes activos para la conserva-
ción”, contó Javi. Esa fue una encrucijada. Sintieron que
el trabajo de educación que hacían no estaba rindiendo sus
frutos. Empezaron las dudas. Quizás no lo estaban hacien-
do bien. Ahí es cuando entra Ralph en esta historia.

R O ERA E
E
“...P AÚN QU
CIL TAN
DIF Í ONVIER S
SE C AGENTE LA
EN S PARA .”
IVO ÓN”
ACT ERVACI
S
CON

22
23
Capítulo Cinco

24
Capítulo Cinco

Solo podemos amar lo


que conocemos

E
sta historia comienza en Canadá, donde un señor lla-
mado Ralf tenía un centro de rescate de aves. Cuan-
do inició esta labor se enteró de que las especies que
tanto cuidaba muchas veces morían cuando migra-
ban a la Amazonia durante ciertas épocas del año. Ante
este problema, Ralph no dudo en viajar a la selva para
educar a las personas sobre el valor de las aves y el trabajo
que hacía por cuidarlas allá en el frío y lejano país del norte
de América.

Con la idea de hacer eso, primero decidió que tenía que


reunirse con muchos empresarios y académicos para con-
tarles sobre su proyecto de conservación y recibir apoyo.
Él les relataba el proceso que había seguido y las ganas que
tenía de embarcarse en esa aventura hacia la Amazonia.
Ralph contó que conoció a gente muy culta y sensible.
También conversó con personas inteligentes e informa-

25
Capítulo Cinco

das. Sin embargo, ninguno pudo ayudarle. Le decían que


su proyecto no era una prioridad. Que no era lo más im-
portante en ese momento. Eso fue devastador para él. Para
Ralph estaba claro que estas personas entendían y com-
prendían la importancia del proyecto, pero no parecían
querer ayudarlo. Hasta que conoció a una señorita que se
comprometió a hacerlo.

Ella se interesó mucho por el trabajo que Ralph


hacía. Y le contó que cuando ella era niña fue un
señor a su escuela para hablarles sobre la im-
portancia de las aves. Este hombre llevaba
un águila en el brazo y les habló de manera
apasionada sobre el tema. Tanto que ella
quedó fascinada por las aves y entendió
la importancia de ellas en la naturaleza.
Fue en ese momento, le contó, que ella
decidió que ayudaría siempre a prote-
gerlas. Ralph se echó a llorar. Él había sido ese señor que
iba a las escuelas a dar charlas sobre las aves.

La historia fue muy reveladora para Javi y su equipo.


“Ralph había sido la persona que hace muchos años había
inspirado a esta niña. Él nos dijo: por un lado está la edu-
cación para el cerebro, que son los conocimientos que te
dan en la escuela. Pero hay otro punto, que es la educación
para el corazón que está orientada a generar emociones

26
positivas en las personas hacia la naturaleza, en especial en
los niños”, contó Javi.

También nos dijo que si uno hace una encuesta en los


adultos que cuidan la naturaleza, todos tienen algo en co-
mún: cuando fueron niños todos tuvieron la oportunidad
de pasar mucho tiempo en contacto con ella. “¡Como me
pasó a mí con mi abuelo!”, nos dijo.

27
Capítulo Seis

28
Capítulo Seis

N a c e u n h é ro e

M
iro a mis compañeros de clase que escuchan aten-
tamente a Javi y me pregunto si alguno de ellos se
volverá en un futuro defensor de los animales de
la Amazonia. O quizás de otras regiones del Perú.
¡O tal vez del medio ambiente y todos sus seres vivos! Javi
nos explica todo con tanta magia que es difícil no emocio-
narse. Como la chica que ayudó a Ralph, mis compañeros
y yo ayudaremos con lo que podamos para mejorar la vida
del planeta.

Entonces Javi empezó a dedicar todo su esfuerzo para


lograr inspirar a los niños de una forma más emocional
y así transmitirles conocimientos ambientales.
Al comienzo pensó en buscar maneras en la que los ni-
ños sientan emociones. “¿Qué nos emocionaba a noso-
tros de pequeños? ¡Nos emocionaban los héroes!”, con-
tó Javi. Pensó en el Hombre Araña, en Superman, en
Batman. Se volvió loco pensando en cómo crear histo-
rias en los que estos superhéroes luchaban contra el mal

29
Capítulo Seis

y villanos, pero también lo hicieran por la conservación


del ambiente.

Para resolver esta interrogantes, Javi se juntó con su gran


amigo y productor de cine Chichi Fernández-Moris, con
quien comenzó a investigar y pronto se dieron cuenta que
muchos niños de las comunidades a donde iban y tam-
bién los de la misma ciudad, no conocían a estos héroes.
“¿Quiénes los inspiran? ¿Como quiénes quieren ser de
grandes?”, les preguntaban. A lo que ellos respondían
nombres de chicos y chicas de programas concurso, de los
realities que hay en la televisión. Javi y Chichi pensaron
que quizás ellos no eran las figuras más adecuadas para
despertar valores ambientales.
No comprendían al principio porque los niños no te-
nían héroes como los que ellos habían tenido de chicos
en su infancia. Pero encontraron cuál era el proble-
ma. Y es que canales internacionales como Discovery
Kids, Nat Geo Kids o Nic-
kelodeon, que tienen
programas muy intere- O
santes sobre animales y IÑ OS N S
SN OE
medio ambiente, solo los “...LO AN HÉR UE
T ENÍ LOS Q N
pasaban por televisión O A
COM S HABÍ ICOS
por cable. Y los niños de O
ELL DE CH IA.”
IDO NC
las comunidades solo tie- TEN SU INFA
nen canales de televisión EN

30
nacionales donde no hay programas infantiles.
“¿Qué hacemos?”, se preguntaron Javier y Chichi. “Si
no podemos utilizar los héroes universales porque no los
conocen, ¿por qué no creamos uno? Así fue que nació la
siguiente aventura: crear un personaje que se convirtiera
en el héroe de los niños”, recuerda Javi.

31
Capítulo Siete

32
Capítulo Siete

H u ayo : E l f r u t o
mágico del bosque

C
uenta la leyenda que hace miles de años en la Ama-
zonia existían árboles gente. Es decir, árboles que
podían caminar, hablar y moverse todo el tiempo.
Ellos eran los guardianes del bosque y crearon la
Amazonia. Cuando llegaron los primeros humanos a
esta parte del mundo, los árboles gente vieron que estos
seres eran buenos y decidieron hacer un trato con ellos.
Les dijeron que podían utilizar este hermoso lugar, pero
que a cambio lo tenían que cuidar. Los humanos acep-
taron y los árboles gente se fueron felices a hacer vida
de árbol, enraizaron sus pies y durmieron por cientos de
años. Cada tanto despertaban para poder ver cómo estaba
el mundo y siempre estaba muy bien. Los humanos lo es-
taban cuidando a la perfección.
Según esta leyenda, hace poco una niña encontró al árbol
más viejito de todos, el arbubuelo, y lo despertó. Le dijo:

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Capítulo Siete

“Sabes una cosa arbubuelo, el mundo no es como la última


vez que te quedaste dormido. Los mares están contamina-
dos, las ciudades son más grandes y los bosques más pe-
queños. Muchos animales están desapareciendo”.
Arbubuelo no puede creerlo. Quiere levantarse otra vez
e ir y reclamar a los humanos sobre el trato que le están
dando a la naturaleza, pero él ya no puede moverse por-
que está enraizado. No puede hacer nada. Arbubuelo llora
desconsoladamente, pero luego tiene una idea. Ve uno de
sus frutos, uno que estaba ahí hace mucho y que nunca
había madurado. Arbubuelo utiliza toda su energía para
hacerlo madurar. El fruto cae al suelo, abre los ojos y nace
Huayo “el fruto mágico del bosque”. Arbubuelo le da
una misión: “Huayo, tú tienes que ir a todas las ciudades
del mundo e inspirar a los niños para que vuelvan a tener
amor y respeto por la naturaleza”.
Así nacieron las historias como “El casti-
go del bufeo”, “El árbol
del chullachaqui” o
“HUAY “Caperucita verde
O
QUE I , TÚ T IENE y la shushupe feroz”.
CIUDA R A TODAS S
L
E INSP DES DEL M AS Vimos esta última en
IRAR A UNDO el colegio. Una niña
PARA LOS N
Q
TENER UE VUELV ÑOS I iba a llevarle comida a
A
POR L AMOR Y RE N A su abuelita que estaba
A NAT S
URALE PETO enferma. Pero en el ca-
ZA”
mino una shushupe parece

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que la quiere comer. Al final esta se disfraza de la abueli-
ta para acercarse a caperucita verde. Cuando finalmente
se encuentran frente a frente, la shushupe le dice que no
la quiere comer, que lo que quiere es tener un jardín tan
bonito como el suyo. Y caperucita le dice que el majaz la
puede ayudar, que el es el animal que más sabe de jardines.
Fue una historia tan bonita de ver. Ya hemos hablado con
mis compañeros para reunirnos y ver más de las historias
contadas por Huayo.

35
Capítulo Ocho

36
Capítulo Ocho

La esperanza viene de
color amarillo

J
avier y Chichi dieron nacimiento a Huayo. Javi co-
menzó a escribir sus historias y Chichi a formar un
equipo de talentos para llevarlas al teatro. “El primer
año, fue en 2016, logramos junto a la comunidad Sal-
va Planeta llevar a 16 mil niños a ver sus aventuras en un
escenario”, nos contó Javi.
Muchos padres de familia se acercaron a él. Le hablaban
sobre cómo sus hijos estaban tomando conciencia. “Mi
hijo me tiene loco porque cuando andamos por la calle y
ve una botella tirada en el piso me hace detener la moto-
cicleta para que la recojamos y busquemos un tacho para
botarla porque su amigo Huayo le ha dicho que no deben
haber botellas en las calles o basura. Mi hijo tiene cuatro
años”, le dijo un padre.
Esta situación fue fascinante y Javi se sintió muy agrade-
cido. Los papás y mamás los llamaban a felicitarlos. Era

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hermoso ver cómo una conducta mala como echar basura
a la calle se podía cambiar rápidamente por la influencia
de los niños. “Como me dijo mi amigo Ralph. Si logras
emocionar a los niños, entonces tienes fuertes aliados para
la conservación. Hay una frase que a nosotros nos ha mar-
cado y trabajamos en base a eso. ‘Mucha gente pequeña
haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños puede cam-
biar el mundo’”.
De inmediato Javi recordó otras anécdotas bonitas. La
primera vez que liberaron manatíes, lo hicieron en una
de las reservas más grandes del Perú, es decir, Pacaya Sa-
miria. Fue en la laguna El Dorado. Lo primero que hi-
cieron fue un trabajo de conscientizar a la población. El
jefe de la comunidad dio unas palabras muy interesantes
a la hora de hacer la liberación de los manatíes. Él decía
que la primera vez que vio un manatí tenía ocho años.
El animal estaba muerto. Se lo iban a comer. Han pasado
40 años desde ese día y no había vuelto a ver otro mantí
hasta hoy, pero hoy era muy diferente, porque esta vez el
manatí estaba vivo y lo estaba liberando al lado de su hijo
que también tenía 8 años. El momento fue muy conmove-
dor. Ver que alguien de esa comunidad se conectaba tanto
con la liberación y se convertía en un elemento más de la
conservación.
Recordó también otra historia. Cuando transportan a
los manatíes para liberarlos normalmente se les lleva un
día antes en avioneta o botes y los tienen en piscinas ar-

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mables en la comunidad. Esto se hace para reducirles el
estres luego de un viaje tan largo. Piden por favor a la
gente que no se les acerquen.
Sin embargo, en una comunidad había un señor que no les
hacía caso. Era un viejito que se acercaba a ellos y ponía la
mano en el agua. Javi y su equipo se acercaron de manera
cautelosa para escuchar qué les decía. De pronto el viejito
se volteó y les dijo: “Miren, ahora tengo tres hijos más”.
Se refería a los manatíes que iban a ser liberados.
Estas historias llenan de esperanza a Javier y su equipo.

E P RO NTO EL
D TEÓ
E J ITO SE VOL
VI IJO:
Y LES D ORA
, AH
“MIREN S HIJOS
T RE
TENGO ÁS”.
M

39
40
Capítulo Nueve

41
Capítulo Nueve

El bosque de los niños

F
ue en 2016 que el teatro ambiental de Javi y sus
grandes aliados de la comunidad Salva Planeta, que
llegaba a niños de diversas comunidades de la Ama-
zonia, ganarón el Premio Nacional Ambiental y fue-
ron premiados por el presidente de la república. Este fue
un gran reconocimiento para su trabajo. Pero también se
dieron con una nueva situación. En sus shows de teatro
y cuentos, promovían el contacto con la naturaleza. Esta
era una de las canciones principales. Qué bonito
pasar tiempo en la naturaleza, cantaban los ni-
ños. Pero luego los papás iban donde Javi y le
decían: “Mi hijo quiere ir a la naturaleza, ¿pero
adónde lo llevo?”.

No fue del todo una sorpresa para Javi y su equipo.


Iquitos, a pesar de estar en el corazón de la Amazonia,
rodeada de agua, puede ser una ciudad caótica. “Mu-
chos de los lugares a los que yo iba de niño ya no exis-
ten, ya fueron destruidos. La ciudad los absorbió y no

42
Capítulo Nueve

hay más espacios. Somos la ciudad amazónica más grande


del Perú, pero nos encontramos con que el 70% de los ni-
ños de Iquitos nunca han visto el bosque”.
Fue en ese momento que decidieron que la siguiente fase
de su proyecto era generar un espacio natural donde los
niños pudieran conectar con la Amazonia y su fauna. Lo-
graron así contactarse con el señor Pompeyo Cambero
que se convertiría en uno de los más grandes aliados para
la educación ambiental, pues destinó un espacio importan-
te de terreno boscoso para fundar el Bosque de Huayo.
Este se convirtió en un área privada de conservación. En
2017 empezaron a llevar niños a ese lugar para un progra-
ma que llamaron “Un día en el bosque”. En dos años ya
habían llevado a 7 mil niños de primaria a tener esa prime-
ra experiencia con la naturaleza. Debido a eso recibieron
en 2019 su segundo Premio Nacional Ambiental a manos
del presidente del Perú.
Hoy Javi y su equipo si-
guen trabajando en el
ÑOS YA
parque. Lo tienen abier- EN DOS A VADO
LE
to al público y, además HABÍAN L OS DE

de niños, vienen familias A 7 MIL N TENER
AA
PRIMARI ERA
a tener encuentros con la ESA PRIM ON LA
naturaleza en distintos es- EXPERIENCIA C
EZA.
pacios de manera divertida. NATURAL

43
44
Capítulo Diez

45
Capítulo Diez

E l f u t u ro d e l a
amazonía depende de tí

T
ras varios años, Javi piensa que todo ha valido la
pena. Hasta el momento han podido rescatar en total
cincuenta manatíes, de los que veinticinco ya han re-
gresado a la naturaleza.
También están trabajando con otras especies como tor-
tugas y delfines rosados. Han logrado regresar a la natu-
raleza a tres de estos últimos. Además, han empezado a
rescatar primates, perezosos y aves. Continuán con su la-
bor de educación ambiental. Cuenta que por lo menos han
podido transmitir ese cuidado del bosque a 150 mil niños
de Iquitos y comunidades cercanas.
Todos estábamos fascinados con la historia de Javier. Y
queríamos saber cómo había hecho al inicio.
“En la vida uno tiene muchos sueños, pero llega un día en
que uno de esos sueños en particular hace que lata muy
rápido el corazón. Si sientes eso y sientes además que ese

46
Capítulo Diez

sueño va a ayudar de alguna forma a que el mundo sea


mejor, ve tras él, sin dudarlo pues pase lo que pase, se hará
realidad”.
En ese momento pensé en lo importante que es que cada
uno de nosotros colaboremos con pequeños actos para
salvar más manatíes y también otros animales y sus há-
bitats. Después de escuchar a Javi me quedó muy claro lo
hermoso que puede ser explorar la selva, que los animales
del bosque no son mascotas y que cada vez que recojo un
plástico de la calle puedo ayudar a salvar el mundo entero.
“Creo que esta misión en el que llevamos más de 13 años
trabajando en conservación y educación recién comienza.
Los frutos los vamos a ver en las nuevas generaciones. Es-
tos niños que llegaron a emocionarse con el manatí, con el
bosque, con Huayo, de acá a diez o quince años van a ser
los nuevos líderes de esta región amazónica tan grande. Y
nosotros tenemos la esperanza de que esta conexión, de
que esta semilla sembrada en su infancia pueda florecer
y pueda crecer en la adultez y ellos puedan manejar esta
región con ojos y corazón entregados a su
“LOS conservación, tomando decisiones
F RUT políticas y empresariales que vayan
LOS V OS
AMOS de la mano de un uso sostenible de
A VER
LAS E N la Amazonia”, dijo Javi.
GENE NUEVAS Me ilusioné pensando que mis com-
RACIO
NES”
pañeros y yo seríamos esos líderes de
los que habla Javi. Sentí mucha emo-

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ción. Imaginé que cuando sea grande el Perú y el mun-
do serán lugares muy bonitos llenos de animales felices y
personas que los respetan. Y que nunca más un manatí o
un delfín rosado o una tortuga tendría que morir por no
haber estado con su mamá.
“Otra de las frases importantes que siempre nos mueven
es que nadie cuida lo que no ama y nadie ama lo que no
conoce. Es por eso que queremos que la infancia conozca
la Amazonia y pueda conocer la importancia de los ríos,
sus propias tradiciones y se sientan orgullosos de ser ama-
zónicos”, comentó Javi al final de todo.

Cuando ese día llegué a mi casa, le dije a mis papás que mi


sueño era conocer la selva peruana. Que algún día quería
bañarme en el río Amazonas. Y que cuando sea grande no
haya necesidad de cuidar a los manatíes porque, para ese
entonces, vivirán felices y sin peligros.

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