Historia

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historia

Pinar del Río, conocida también como la ciudad de los portales se distingue
por presentar, sus casas, una mezcla de portales con columnas, criollísimas
tejas rojas, capiteles, ventanas y puertas a dos hojas.

Cuenta la historia que, durante el mes de junio de 1494, en el segundo viaje


de Cristóbal Colón, se produce el recorrido por la costa sur de Cuba
transitando cerca del litoral de Pinar del Río. Se inicia la conquista de Cuba
en 1510 por Diego Velázquez, y no sería hasta 1514 durante la última etapa,
que Pánfilo de Narváez debió transitar por el actual territorio del municipio.

A finales del siglo XVI Pinar del Río, San Mateo, Cangre y Cerro de Cabras y
otras tierras mercedadas se dedicaban a la cría de ganado, pero en esos
mismos escenarios en el siglo XVII comienza a cultivarse tabaco cerca del
cauce de los ríos Feo, Seco, Guamá, Paso Viejo, Ajiconal y el arroyo Galiano.
Por lo mismo, a mediados del siglo XVII y el XVIII, el tabaco adquiere
importancia como actividad económica. El estanco del tabaco en 1717
ocasiona que varios cosecheros de La Habana se establezcan en la región.
Esto agrava las contradicciones entre vegueros y ganaderos. La llegada de
estos fugitivos no acelera la producción, pues esta región en el primer cuarto
de siglo XVIII poco había prosperado en cuanto a la utilización de terrenos
en el cultivo del tabaco.

Por lo que. la fundación del poblado de Pinar del Río parte del proceso de
mercedación de la tierra, cuando, según Jacobo de la Pezuela el poblado se
remonta al año 1571, en que Melchor de Rojas fundó el Hato de San Felipe y
seguidamente los corrales de Cangre, Guamá, Pinar del Río y Cabezas.

El 11 de abril de 1578 el Cabildo de La Habana concedió a Francisco de


Rojas la mercedación de Río Feo, más tarde se refundó el 29 de agosto del
mismo año bajo el nombre de San Mateo.

El 19 de julio de 1641 el propio Cabildo de La Habana concedió a Luis Rizo el


asiento denominado Pinar del Río, pero al igual que los anteriores no se
cumplieron las condiciones del contrato, por ello, en 1653 las haciendas San
Mateo, Santa Rita de Cangre y Taironas aparecen en propiedad de Ana de
Hevia. La creación de la ermita rústica de San Rosendo, para entonces,
concentra la población.
Consta en los documentos de la actual catedral de San Rosendo, de Pinar del
Río el registro del bautizo efectuado el domingo 2 de agosto de 1699 por el
sacerdote católico Simón de la Torre del niño Joseph Tomás, hijo legítimo de
Lázaro, moreno libre y natural de Jamaica, y Tomasa, india y natural de La
Habana, cuyos apellidos resultan ilegibles.

La existencia del poblado se remonta a 1750 y se trasladaba a la parte más


alta, donde se encuentra hoy, en la actualidad, el Parque de la
Independencia, así consta en la documentación dirigida por las autoridades
de la Jurisdicción al Capitán General de la Isla en 1858.

Desde 1863 se solicita a la reina de España Isabel Segunda el otorgamiento


del Título de Ciudad, denegado en ese año y en 1865, hasta que el 10 de
septiembre de 1867 se expide por Real Decreto tan distinguido Título
considerado una gracia especial.

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de Pinar del Río

El atractivo de las ciudades turísticas se basa también en una serie de


tradiciones y eventos como fiestas, festivales, exposiciones, etcétera, que
conforman la dimensión no material de la identidad turística de cada
localidad. En Pinar del Río se organizan ferias y fiestas. Las más importantes
y con capacidad de atracción de visitantes internacionales resultan la Feria
Internacional del Libro en la provincia y las fiestas populares tradicionales:
las laborales, las de inmigrantes, las carnavalescas y las campesinas, estas
dos últimas gracias a los esfuerzos por revitalizarlas del Gobierno provincial
y de la población (se celebran en casi todos los municipios de Pinar del Río.

Las fiestas religiosas de origen hispano, como las de la Cruz de Mayo, de


Nochebuena, de Navidad y de Fin de Año, se realizan actualmente a nivel de
las localidades en toda la provincia. Las fiestas patronales de origen católico
se festejan anualmente en muchos municipios de Pinar del Río; contienen en
su programa una primera parte dedicada al culto religioso, como novenarios,
dianas, misas y la imagen del santo patrón sacada en procesión por las
calles de los pueblos de la provincia, y algunas de ellas incluyen
celebraciones populares conocidas como verbenas, libres de matices
religiosos, realizadas en las calles y plazas del territorio (Vera, 2000).

Las patronales más usuales en Pinar del Río corresponden a La Candelaria,


referida en cinco municipios: Minas de Matahambre, Viñales, San Cristóbal,
Los Palacios y Consolación del Sur. También se celebran la de San Rosendo
y la de la Virgen de la Caridad del Cobre en el municipio Pinar del Río, y la de
San Juan Bautista en San Juan y Martínez. En menor medida ocurren las
dedicadas a San José, San Pedro y San Pablo, seguidas por las de La Virgen
del Carmen y Nuestra Señora de las Nieves.

Las fiestas de origen subsahariano, como la de Bembé a varios orichas,


principalmente a San Lázaro y a Santa Bárbara; la de los Congos y Las
Veladas, se practican en algunos lugares de la provincia; así como la del
tambor kinfuiti y del tambor yuka, que se realiza fundamentalmente en la
zona de El Guayabo en el municipio Pinar del Río (Rodríguez, 2015). Estas
festividades se evidencian en los tres componentes tributarios, congo,
lucumí y arará maginos, vinculadas al Palo Monte Mayombe con el plante de
ngangas.

Dichas festividades se han convertido en tradiciones populares del pueblo


pinareño, que reproducen, en nuevas condiciones, el legado sociocultural
hispano y africano que, durante los siglos del xvii al xix, tuvieron su etapa de
mayor presencia en Pinar del Río, por lo que constituyen rasgos de
fortalecimiento de la identidad pinareña y la pertenencia local. Aunque
muchas de ellas no están vigentes, y algunas se celebran en el interior de las
parroquias y en las casas de las localidades, la divulgación y la planificación
ajustada a sus calendarios y eventos les permitiría mejorar la diversidad
turística de la provincia en cuanto a su imagen turística cultural. Apoyadas
por el Gobierno provincial y los Gobiernos locales, los productores privados y
los trabajadores por cuenta propia, en cuanto a artesanía, pintura, escultura,
música, danzas y gastronomía, entre otros, pudieran generar nuevas ofertas
al turismo cultural, gran cantidad de empleos a la población y altos ingresos
económicos al territorio. Así la comunidad local aumentaría el índice de
desarrollo humano, mejoraría el nivel de vida y brindaría grandes
posibilidades al desarrollo local.

Los visitantes, cuya motivación principal radica en conocer el modo de vida


y la forma de ser de los residentes locales (turismo específico del lugar(,
valoran de forma positiva encontrarse con una población amable y en este
sentido el pueblo cubano resulta hospitalario y solidario (Valdez, Martín, Aza,
Del Valle & Delgado, 2011).

La identidad del pinareño es por naturaleza y tradición afable y de buen


trato, lo cual representa un elemento favorable para el destino turístico. La
posibilidad para los visitantes internacionales de poder interactuar con los
hospitalarios vegueros pinareños; conocer de cerca aspectos de su vida y
del arte del cultivo del mejor tabaco del mundo, cosechado
fundamentalmente en las vegas de los municipios San Juan y Martínez y San
Luis; poder observar directamente; y recibir información de la producción,
desde el inicio de la fase la agrícola hasta la industrial, resultaría un recurso
cultural muy importante para la oferta turística del territorio.

SciELO Cubahttp://scielo.sld.cu › scieloTurismo cultural, ¿una alternativa


para el desarrollo local de Pinar del Río?

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