Gracia Agustin
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Gracia Agustin
Historia
de la doctrina de la gracia
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Es Ireneo de Lyon el primer gran expositor de esta con-
cepcion. EI Hijo de Dios se ha encamado para que el hombre
fuese divinizado; de una u otra forma, tal pensamiento aparece
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repetidamente en su obra . «EI Verbo de Dios ... , a causa de su
inmenso amor, devino 10 que nosotros somos para conseguirnos
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que fueramos 10 que el es» ; el eco de esta sentencia ireneana
traspasa la entera patrfstica griega; seis siglos mas tarde , Juan
Damasceno escribira que «el Hijo de Dios . .. se hizo partfcipe
de nuestra pobre y enferma naturaleza ... a fin de hacemos a
nosotros partfcipes de su divinidad»5.
La encamacion es, pues , comunion de la persona divina
del Hijo con la condie ion humana y recapitulacion de toda la
humanidad -y todo 10 humano- en la divinidad filial del Logos
encamado. S610 asf era hacedero el designio primordial que
habia presidido la creacion del hombre: hacer de el un ser a
6
imagen de Dios •
EI caracter carnal , encarnatorio, de la gracia, tan vigoro-
samente subrayado por Ireneo , es silenciado por Orfgenes , en
virtud de una antropologfa claramente tributaria del dualismo
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neoplatonico . Sin embargo, no por ello dejo el pensador ale-
jandrino de destacar la funcion del Dios hecho hombre como
«fuente y principio» de la filiacion con que Dios gratifica a los
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seres humanos • Los creyentes «ven como desde entonces (desde
la encamacion) comenzaron a entretejerse la naturaleza divina
y la humana . As!, la naturaleza humana, por su comunion con
la divinidad, se torna divina no solo en Jesus, sino tambien en
todos los que, despues de creer, abrazan la vida que Jesus en-
sefi6, vida que conduce a la amistad y comunion con Dios»9.
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Verbo todos los individuos de la especie • Dicha solidaridad se
hace operativa cuando el don del Espiritu nos configura con
Cristo, imagen del Padre, y de este modo nos convierte en
participantes de la vida misma de Dios: «el Espiritu de Cristo,
nuestro Salvador, es como su forma , ~ue imprime en nosotros
la contextura (exeikoinismos) di vina» 1 •
Con Maximo el Confesor culmina la Ifnea reflex iva iniciada
por Ireneo: la salvacion del hombre es su divinizacion ; ella
ocurre ineludiblemente mediante la encarnacion del Verbo , que
tiene como objetivo primario no tanto la remision de la culpa
y lajustificacion del pecador cuanto la comunicacion a la criatura
que el hombre es de la condicion supercreatural de hijo de Dios
y participe de la naturaleza divina. He ahi por que , supuesto
que Dios quisiera divinizar al hombre , la encarnacion era ne-
cesaria. Pero no solo las criaturas humanas se benefician con
ella; toda la creacion esta presidida por Cristo y sera conducida
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por el hacia la plenitud gloriosa del eschaton salvifico •
Como se desprende de este apretado resumen , no existe en
la teologia oriental de la gracia una orientacion prevalentemente
antropologica. Los vectores de su discurso son de orden cris-
tologico y pneumatologico; ello es comprensible si se tiene en
cuenta que su preocupacion absolutamente prioritaria, yen cierto
modo absorbente , era el problema trinitario . En el marco de este
problema, el que la salvacion del hombre consistiese precisa-
mente en su divinizacion representaba el mas efectivo argumento
en favor de la divinidad del Verbo y del Espiritu .
Sirvan dos ejemplos para aclarar 10 dicho . Contra los ebio-
nitas , Ireneo observa: (,como pueden (los hombres) ser salvos
si aquel que ha obrado en la tierra su salvacion no es Dios? (,0
como podrfa el hombre devenir hijo de Dios si Dios no hubiese
devenido hombre?» 17. Contra los pneumatomacos (los enemigos
de la divinidad del Espiritu) , argumenta Gregorio Nacianceno:
2.1. EI pelagianismo
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Conocemos ya algunas de las tesis del pelagianism0 . Con-
vencido de la radical bond ad de la naturaleza humana, Pelagio
y sus seguidores construinin un sistema con el que pretenden
oponerse a los nefastos efectos del pesimismo maniqueo y del
fatalismo pagano. A tal fin, elaboranin una teorfa de la libertad
como facultad esencialmente autosuficiente , capaz de optar in-
condicionadamente por el bien, sin necesidad de instancias ex-
teriores de apoyo.
Si, en efecto, la opcion moral pende de una mocion exterior
ami voluntad, (,como puedo yo ser responsable de tal opcion?
Parece mas sensato estimar que Dios , confiriendo al ser humano
el libre albedrio, 10 constituye como entidad eticamente aut6-
noma. «Queriendo Dios dotar a la criatura racional de la potestad
del libre arbitrio ... , hizo propio de ella el ser 10 que quisiera,
de suerte que pudiese ser capaz natural mente del bien y del
mal»21.
(, Como explicar de otro modo -prosigue Pelagio-- la exis-
tencia de paganos «castos, pacientes, modestos, generosos, mo-
derados, benignos . .. ?». Hay, pues, «por asi decir, una santidad
natural en nuestro interior», que refleja «como hemos sido he-
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C h os por D lOS» .
20. Vid. supra, cap. 3,2.1; ala bibliograffa allf apuntada (nota 71) puede
aiiadirse: RONDET, 93-108; 478-480; FRANSEN, 6245 ,; B AUMGARTNER, 73-77.
21. PELAGIO , Ep. ad Demetr. 3 (R 1411).
22. Ibid. 3-4 (R 1411 - (412).
HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA GRACIA 275
23. R 1414.
24. R 1416. l,C6mo no admitir que estas formulaciones parecen llenas
de senti do comun ? Ello explica la permanente atracci6n que el pelagianismo
ejerce en primera instancia. Quien haya explicado alguna vez la teologfa de
la gracia habra podido comprobar que, antes de la explicaci6n , sus alum nos
eran pelagianos inconscientes. (Cabe esperar que no 10 hayan seguido siendo
despues).
25. Ep. 194, 8: «cum ab istis (pelagianis] quaeritur quam gratiam Pe-
lagius cogitaret sine ullis praecedentibus meritis dari ... , respondent. .. gratiam
ipsam humanam esse naturam in qua conditi sumus» . Tengase en cuenta, con
todo, que en aquel momenta el termino gracia no posefa aun el nftido perfil
tecnico que cobrani precisamente al hila del debate ocasionado por el pela-
gianismo.
26. Ep. ad Demetr. 8 (R 1412).
276 2.' PARTE: JUSTIFICACION Y GRACIA
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libertad sola ni gracia sola . La libertad debe poner en juego
sus posibilidades (<<hacer 10 que puede»); la gracia pedida en la
oracion amplfa su radio de accion capacitandola para «10 que
no puede» (por sf sola). Es entonces cuando se comprende que,
en el hombre de la actual economfa, La libertad es fruto de una
liberacion , y que La gracia, lejos de aboliria, es su mecanismo
liberador. Con otras palabras: el ser humane sera tanto mas libre
cuanto mas liberado, esto es, cuanto mas docil a la gracia mi-
sericordiosa de Dios. Agustfn expresa este pensamiento glosan-
, do In 8,36: «nadie puede ser libre para el bien, si no es liberado
por quien dijo: 'si el HiJo de Dios os liberare , entonces sereis
verdaderamente libres '» 7 . Nuestro autor remata final mente su
pensamiento con una brillante paradoja, muy propia de su ini-
mitable estilo: «seras Libre si eres siervo; libre de pecado, siervo
de la justicia» 38 .
La razon ultima de esta funcion liberadora de la gracia es
que ella nos da la deLectatio victrix que supera la concupiscencia.
Los pelagianos prefieren ignorar esta; por eso su idea de la
libertad humana es abstacta e irreal. Pero la concupiscencia - Ia
pulsion hacia el mal denunciada par Pablo en Rm 7- existe,
y por ella al hombre no Ie basta con conocer el hien ; para
practicario tiene que amarlo y para amarlo tiene que con tar con
un impulso que doblegue la delectacion concupiscente. Eso es
justamente 10 que hace la gracia en nosotros: «sana la voluntad
para conseguir que la justicia sea amada Libremente» . En vista
de 10 cual se hace evidente que «el libre albedrfo no es aniqui-
lado , sino antes bien foratalecido por la gracia»39.
Asf pues, y conviene insistir en este aspecto, la gracia, en
cuanto deLectatio, no es victrix contra la libertad, sino contra
36. " Para que no se estime que la voluntad puede hacer algo bueno sin
la gracia de Dios, lei ap6stoll aiiade (en I Co 15 , 10): ' no yo, sino la gracia
de Dios conmigo' ... Asi pues , ni la gracia de Dios sola ni el hombre solo ,
sino la gracia de Dios con el» (De gr. el lib. arb. 5, 12: R 1936) .
37. De cone. el gr. 1,2. La cita joanica aparece repetidamente: De nupl.
el cone. 2,3.8; Conlra duas episl. Pel . 1,2.5; In 10. ev. Ir. 41 ,8; etc.
38. «Eris liber si fueris servus; liber peccati , servus justitiae» (In 10. ev.
Ir . 41 ,8).
39. De sp. el litt . 52.
280 2.' PARTE: JUSTIFICACION Y GRACIA
2.3 . EL semipeLagianismo
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bablemente por Prospero de Aquitania hacia el ano 442 • Se
sostiene en el, entre otras cosas, que Dios obra de tal modo en
el corazon y el libre albedrfo humano que «todo buen pensa~
miento, todo piadoso deseo, todo buen movimiento de la vo~
luntad» procede de aquel «sin el que nada podemos» (DS 244::::
D 135).
Mas precisamente: el mismo initium fidei ha de adscribirse
ala gracia de Dios, cuya bondad para con el hombre es tal que
«ha querido que sean meritos nuestros 10 que es don suyo». Por
10 demas, esta «ayuda y don de Dios» , lejos de destruir ellibre
arbitrio, «10 libera» (DS 248=D 141), pensamiento, como ya
sabemos, muy querido de San Agustfn. En suma, pues, el In-
dicuLus reivindica vigorosamente la prioridad absoluta de la gra~
cia en toda obra saludable (incJuido el initium fidei) y devuelve
aDios la iniciativa de la accion salvffica, sin por ella ignorar
o derogar Los fueros de La libertad humana.
Casi un siglo mas tarde, el concilio de Orange II (DS 370~
397=D 173b-200t asestaba el golpe definitivo a la corriente
semipelagiana. De el nos son conocidos los canones relativos
al pecado original. Por 10 que toca a nuestro objeto, el texto de
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la aprobacion de Bonifacio U (DS 398-400=D 200a-b) recoge
10 esencial: es imposible hacer un acto de fe sin «la preveniente
gracia (intema) de la divinidad» (cf.DS 375-376=D 178-179).
Ademas, el canon octavo (DS 378=D 181) rechaza la divisi6n
de los hombres en dos cJases: la de los salvados por gracia
irresistible y la de los salvados por solo el libre albedrfo; nadie
puede ir a Dios a no ser que «el Padre 10 atraiga» (In 6,44); 0
10 que es 10 mismo, todo el que se salva, se salva por gracia.
Se rechaza tambien -y por cierto contundentemente- la pre~
destinacion negativa (que Dios «predestine al mal a algunos»)
y se subraya el papel de la libertad humana para la salvacion:
3. EI protestantismo y Trento
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3.1. Lutero y I os reformadores
56. «Facienti quod est in se, Deus non denegat gratiam»; cf. GONZALEZ
MONTES, A. (ed .). lustijicados en l esucristo. La justiflcaci6n en el did logo
ecumenico actual, Salamanca 1989 ,45-49; GARCIA VILLOSLADA , R. , Martin
Lutero I , Madrid 1973 , cap. 10 «<La tragedia de una conciencia atormentada»).
57. STAEHLlN, W. , «Allein». Recht und Gefahr einer polemischen For-
mel, Stuttgart 1950.
HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA GRACIA 287
58. WA 30,2 ,636; cf. PESCH , Frei sein ... , 228; GARCIA VILLOSLADA ,
3lOss.
59. FRANSEN , 67Iss. ; MARTIN-PALMA, 9 Y notas 5-6; GONzALEZ MON-
TES, Reforma ... , 170ss.
60 . De servo arbitrio (WA 18 ,767s.); Disputatio de justificatione (WA
39,1,116-118).
61. De servo arbitrio (WA 18 ,767-780).
288 2. ' PARTE: JUSTIACACION Y GRACIA
62 . Ibid. (WA 18,638 ,673 ,752); vid . PESCH, Frei sein . .. , 146 .
63 . Ibid. (WA 18 ,635) ; merece la pena citar el texto Iiteralmente: « ... sic
humana voluntas in medio posita est ceu jumentum; si insiderit Deus, vult et
vadit quo vult Deus ... Si insiderit Satan , vult et vadit quo vult Satan, nee est
in ejus arbitrio ad utrum sessorem eurrere aut eum quaerere». Cf. , en el
mismo sentido, Disputatio Heidelbergae habita (WA 1,354) .
64 . De servo arbitrio (WA 18 ,786,30) . Sobre la noci6n luterana de Ji-
bertad, vid . PESCH , «Freiheitsbegriff und Freiheitslehre bei Thomas von Aquin
und Luthef», en Catholiea (1963). 197-244; KOHLS, E . W. , Luther oder
Erasmus , Basel 1972.
65 . Vid . L6wENICH , W. VON, Luther' s Theology of the Cross , Minnea-
polis 1976, cap. 2; MARTiN-PALMA , 16s. ; PESCH, Frei sein .. . , 228s.
66 . Ad Galatas Commentarius, 1519 (WA 2,458).
HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA GRACIA 289
68 . Enarratio Psalmi 51 (WA 40, ,2,352; cf. Ibid. 354,421). Lutero otor-
ga a la doctrina de la justificaci6n una importancia unica. « ... jacente enim
articulo justificationis , jacent omnia» (Ad Galatas Commentarius, 1535 ; WA
40,1,72). De ahf surgi6 mas tarde la expresi6n «articulus stantis et cadentis
EccIesiae».
69. Enarratio Psalmi 51 (WA 40 ,2,352ss.). La influencia del nomina-
lismo es aquf facilmente rasteable; vid. en ROVIRA , 228ss. , textos de Occam
y Biel con la idea de que «de potentia Dei absoluta sine omni formaformaliter
inhaerente potest Deus animam acceptare».
70. MARTiN-PALMA, 17s.
71. PESCH, Frei sein .. . , 268ss.; segun este autor, Santo Tomas no seria
reo de esta cosificaci6n de 1a gracia (ibid. , 257-26 1).
HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA GRACIA 291
,
la salvacion» 72. La invencible seguridad en esta declaracion di-
vina apacigua toda inquietud malsana y devuelve al hombre la
serenidad y la paz.
La secuela inmediata de lajustificacion forense es la celebre
tesis del hombre «a la vez pecador y justo»: « .. .simul peccator
et justus. Pecador en realidad y de verdad (revera), pero justo
por imputacion y promesa» 73 . La formula, deliberadamente pa-
radojica, es tfpica del estilo de Lutero, mas preocupado por la
, eficacia expresiva que por el rigor academico. La simultaneidad
en el mismo sujeto de los predicados antiteticos pecador-justo
serfa inviable si ambos respondieran a la categorfa absoluta del
habitus: no 10 son si justicia y pecado se entienden como de-
notaciones de una relaci6n; en sf mismo el hombre es pecador,
y no dejara de serlo nunca; sin embargo , el hecho de que Dios
se relacione con el permite adjudicarle el calificativo de justo.
Lutero consideraba esta formula como la cifra compendiada de
74
su eI)(era -comprension de la justificacion
De 10 dicho hasta ahora resulta innegable que Lutero se
manifesto muy enfaticamente acerca del caracter forense de la
justificacion. (,Significa esto que el reformador pensaba en una
justificacion exclusivamente forense, es decir, en una mera im-
putaci6n extrinseca de lajusticia? (,0 hay lugar en su concepcion
para una justificacion efectiva? Con otras palabras: la justifi-
cacion luterana (,es una simple declaracion unilateral , por parte
de Dios, que no produce ninguna inmutacion real en el interior
del hombre justificado? La cuestion divide, todavfa hoy, a los
estudiosos, y no solo a los catolicos, sino a los mismos
75. Con respecto a estos , vid. la extensa bibliografia aducida por PHILIPS,
248, nota 2.
76. «EI justo fiel posee, sin duda , la gracia y el don ldel Espiritu], que
Ie hace completamente grato ... Mas aun, el don es infundido. como el fermento
en la masa ... EI pee ado ya ha sido redimido en la persona .. . lsi bien] hay
que seguir hablando de un pee ado que subsiste ... pero ya sin ira» (a este
proposito, Lutero distingue entre el peccatum regnans y el peccatum regna-
tum): Rationis Latomianae Confutatio (WA 8.107). He aqui otro texto sig-
nifieativo: «La segunda parte de la justificacion estriba en la colacion del
Espiritu Santo con todos sus dones .. . , la eastidad, la obediencia , la pacieneia,
para que podamos veneer. .. nuestras eoneupiseeneias ». Pero «solo al termino
de esta vida alcanzaremos la plenitud del Espiritu y seremos eomo el es»
(Enarratio Psalmi 51, WA 40,2,357s . , 428).
77. A nuestro objeto, la cuestion tiene una importaneia solo relativa.
Vid. PHILIPS, 251-257 ; MARTiN-PALMA. 15-17; PESCH. MystSal. 805-810;
837-844; Io., Frei sein .... 206-208. Tambien sobre este asunto -ya no re-
ferido al caso singular de Lutero, sino al pensamiento protestante en general-
volveremos mas adelante (infra , eap. 9,5 . 1).
HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA GRACIA 293
84
3.2. La justificaci6n en Trento
Enjunio de 1520, el papa Leon X condena 41 proposiciones
cuya formulaci6n se acerca mucho ---cuando no coincide- a
frases textuales de Lutero; entre ell as destacan las que se refieren
ados importantes tesis luteranas: la justificaci6n por la fe fiducial
(DS 1461=D 751) Y la corrupci6n del libre albedrfo (DS
1486=D 776). Era el primer aviso del magisterio eclesi<istico
al monje aleman.
En realidad, la primera reacci6n de los cat61icos ante Lutero
habfa sido de una cierta perplejidad, que se acrecentaba en 10
tocante a la problematic a de lajustificaci6n. Dicha problematica
---contrariamente a 10 ocurrido con la del pecado original- no
habfa sido tratada anteriormente por ningun concilio 0 asamblea
episcopal; faltaban, pues, precedentes autorizados 0 referencias
can6nicas que sirviesen de indicadores para evaluar la posici6n
luterana. Ciertos te610gos cat61icos, por reacci6n pendular, bor·
deaban el pelagianismo, exagerando las cualidades naturales del
pecador. Otros, los agustinos sobre todo ---con su general Se-
rip an do al frente-, se aproximaban sensiblemente a algunas de
las tesis de los reformadores . Pero los veinticinco afios de con-
troversia que precedieron al concilio fueron clarificando pau-
latinamente las respectivas posiciones .
Que los padres conciliares conocieran bien 0 no la mente
precisa de los reformadores no importa mucho, toda vez que
4. De Trento al Vaticano II