Evaluacion Preanestesica
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Evaluación Preanestésica
Evaluación Preanestésica
ASA II: Paciente con alguna enfermedad sistémica que no limita su condición fisiológica.
ASA III: Paciente con enfermedad sistémica que limita su condición, pero no lo incapacita
ASA IV: Paciente con una enfermedad incapacitante, que requiere de tratamiento continúo para vivir
ASAV: Paciente moribundo, que no se espera que viva mas de 24 horas con a sin cirugía.
Esta visión algo contemplativa de extrapolar el riesgo anestésico preoperatorio como riesgo
perioperatorio ha ido cambiando paulatinamente durante el tiempo. En la actualidad existe una gran
diversidad de recursos que permiten obtener el mismo resultado final, inducir un estado de anestesia,
con diferentes grados de repercusión en los distintos sistemas. Además, durante el intraoperatorio se
pueden realizar diversas intervenciones para corregir alteraciones previas del paciente o que se han
generado en el transcurso de la intervención. No hay que olvidar que, si bien el riesgo anestésico es
parte del riesgo perioperatorio global de un paciente, no lo es todo, ya que también influye el riesgo
inherente a la cirugía que se realizará.
La evaluación preanestésica debe ser realizada por un anestesiólogo y comprende las siguientes etapas:
4.- Educación respecto de las técnicas anestésicas que pueden utilizarse, así como del perioperatorio
inmediato.
La ficha clínica es un documento médico legal, privado, desde el cual se debe extraer la mayor cantidad
de información respecto de la condiciona actual del paciente que motiva al intervención o examen
diagnóstico. Es por esto que debe aparecer claramente cual es diagnóstico del paciente, así como que es
lo que se quiere realizar. El paciente, o los familiares si corresponde, deben estar informados al respecto
previo a la evaluación preanestésica.
Actualmente muchas de las fichas clínicas son electrónicas, lo que facilita que la información esta
ordenada y legible, de igual forma, es importante que lo que se escriba en la fiche sea lo más objetivo
posible. Debe quedar claramente escrito cual es el riesgo al cual se expone el paciente y si este los
acepta.
2.1- Anamnesis
La entrevista que se tiene con el paciente persigue obtener la mayor cantidad de información relevante
respecto de:
A.- Enfermedad actual, el paciente debe estar en conocimiento de su diagnóstico y respecto a lo que se
le hará.
B.- Hábito del consumo de tabaco, alcohol y drogas. Se ha demostrado que el tabaquismo crónico
aumenta las complicaciones pulmonares postoperatorias. El daño inducido por tabaco no es reversible.
La suspensión del habito tabáquico para que tenga algún sentido debe ocurrir al menos tres a cuatro
semanas previo a la intervención, ya que suspensiones menores sólo hacen que aumente la tos y la
secreción bronquial matutina de estos pacientes. El abuso de alcohol es bien evaluado mediante la
clasificación de Child-Pugh y el abuso de drogas favorece el desarrollo de arritmias, y colapso
cardiovascular.
C.- Antecedentes de enfermedades previas y la repercusión que han tenido cada una de ellas en los
distintos sistemas.
D.- Antecedente de anestesias previas. Hay que buscar dirigidamente complicaciones asociadas a las
técnicas de anestesia regional o general que se hayan utilizado. En el caos de la anestesia general
también son importantes los antecedentes que se puedan rescatar de lo sucedido a familiares cercanos
directos (padres, hermanos e hijos).
E.- Tratamiento farmacológico. Es importante conocer los medicamentos que consume el paciente.
Actualmente, se acepta que la mayoría de la medicación que reciben los pacientes debe mantenerse
hasta inmediatamente previo a la cirugía. La excepción a esta regla lo dan los siguientes medicamentos
antidepresivos inhibidores de la MAO (monoamino oxidasa), terapia anticoagulante, antiagregantes
plaquetarios y tratamiento hipoglicemiante. Respecto de la terapia anticoagulante, cuando se lleva a
cabo con anticoagulantes orales, estos deben suspenderse de 3 a 5 días previo a la cirugía, y requieren
de control con tiempo de protrombina e INR.
Si se utiliza dosis plena cada 12 horas de heparinas de bajo peso molecular, debe suspenderse por 24
horas. Debe considerarse que de las heparinas de bajo peso molecular que actualmente dispone el
mercado, dalteparina (Fragmin), es la que tiene menor acumulación en caso de falla renal. Existen
reportes que señalan que la protamina puede revertir parcialmente en efecto anticoagulante de las
heparinas de bajo peso molecular. Respecto de la infusión de heparina estándar, esta debe suspenderse
4 a 6 horas previo a la cirugía o revertirse con protamina, y requiere de un control con tiempo parcial de
tromboplastina activada. En el caso de utilizarse anestesia espinal o peridural, son válidas las mismas
recomendaciones, pero debe tenerse presente que en el caso de terapia profiláctica con heparinas de
bajo peso molecular, la última dosis debe haberse recibido 12 h horas previo, mientras que con la
heparina estándar subcutánea debe suspenderse por 4 a 6 horas.
En el caso de la terapia hipoglicemiante, cuando son orales, se suspenden y se controla la glicemia con
hemoglucotest (HGT) cada 6 horas, dependiendo de la evolución de esta se inicia un esquema con
insulina cristalina. Se reinician al empezar a comer por boca. En el caso de tos tratamientos con insulina,
el esquema del paciente se suspende el día de la cirugía y se pasa a un esquema de HGT e insulina
cristalina subcutánea cada 6 horas.
Por otro lado, existen trabajos serios respecto a que el uso de beta bloqueadores y estatinas previo a la
cirugía disminuyen las complicaciones cardiovasculares de los pacientes en el postoperatorio inmediato.
En el caso de uso crónico de esteroides se debe administrar una suplementación endovenosa durante la
cirugía, como respuesta al estrés que significa la misma.
F.- Ayuno del paciente. Este persigue disminuir las posibilidades de aspiración de contenido gástrico
durante la intubación del paciente, ya que en este periodo el paciente pierde sus reflejos de vía aérea.
Actualmente se acepta para los adultos un ayuno de 6 horas para alimentos sólidos o líquidos opacos
(leche), y de 4 horas para los líquidos claros (agua, te, jugo de fruta sin pulpa). Debe tenerse en cuenta
que existen condiciones (embarazo) o enfermedades (diabetes e insuficiencia renal crónica) que
retardan el vaciamiento gástrico y deben ser consideradas como estomago lleno siempre.
G.- Antecedente de alergia: Debe explicarse al paciente que las reacciones alérgicas son raras en
anestesia, pero que pueden ocurrir.
2.2.- Examen físico
No existe ningún trabajo que demuestre que el examen físico del paciente disminuya el riesgo
perioperatorio, sin embargo, no se puede negar la importancia de este en la planificación del acto
anestésico.
Uno de los aspectos que deben evaluarse es el nivel de conciencia y el grado de deterioro psicorgánico
del paciente. De ser necesario debe objetivarse con imágenes o estudios funcionales. Esto es importante
si previo a la intervención existió algún cambio brusco en el nivel de conciencia que pueda hacer suponer
la presencia de algún proceso en evolución. Los accidentes cerebrovasculares dejan zonas de penumbra,
susceptibles de nueva injuria por hipoxia o hipotensión, por un periodo de 4 a 6 semanas luego del
mismo. Los estatus epilépticos no convulsivos se traducen muchas veces en solo un compromiso del
nivel de conciencia, y si no son tratados adecuadamente pueden dejar secuelas neurológicas
permanentes. Por otro lado, existen cirugías que en el postoperatorio evolucionan con agitación y
desorientación, las cuales son mas importantes y frecuentes a mayor edad o si existe algún grado de
daño previo.
La evaluación de la vía aérea es sin duda una de las más importantes en la evaluación preoperatorio, por
las implicancias que tiene respecto de potenciales complicaciones, así como por la necesidad de requerir
apoyo tecnológico o humano al momento de realizar la intubación. Clásicamente se ha utilizado la
clasificación de Mallampati. Esta clasificación se basa en el grado de visualización de estructuras
faríngeas con el paciente sentado, máxima apertura de la boca, máxima protrusión de la lengua, sin
fonar. Los grados descritos son:
Está bien documentado que un grado IV se correlaciona con intubación difícil y apnea del sueño. Sin
embargo, no debe olvidarse que esta clasificación no es la única para evaluar las condiciones de
intubación. Debe tenerse en cuenta otros aspectos, como apertura bucal y prominencia de los dientes
superiores, movilidad cervical, estado de las articulaciones, así como el uso crónico de esteroides;
distancia tiromentoniana; la presencia de masa en el piso de la boca, que obstruyan la misma, o en
mediastino, que desvíen la traquea.
Respecto del control de signos vitales, existen algunos reportes que sugiere un cambio en la conducta
con respecto a la presión arterial. De no existir una crisis hipertensiva que indique la suspensión de la
cirugía electiva, los pacientes hipertensos deben manejarse en el perioperatorio con cifras tensionales
más menos un 20% de la basal al ingresar a pabellón. El tratar de llevar los valores de presión arterial a
cifras normales puede significar una hipoperfusión de territorios nobles como el corazón, cerebro y
riñón.
Muchas veces dada las patologías concomitantes del paciente, algunos signos o síntomas que presenta
durante la evaluación previa, se hace necesario objetivar algunas funciones o condiciones fisiológicas
mediante el uso de exámenes de laboratorio, o la interconsulta con determinados especialistas.
Respecto de los exámenes de laboratorio, se han diseñado estrategias para identificar que exámenes
realizar a una determinada población, estratificada por edad y el sexo. Estos algoritmos de trabajo sólo
tienen una justificación desde el punto de vista de costo beneficio. Considerando que un porcentaje
importante de los pacientes que son intervenidos ingresan el mismo día de la intervención y que el
anestesista no los puede evaluar sino inmediatamente antes de la misma, el establecer algoritmos en la
solicitud de exámenes pretende disminuir el número de suspensiones por falta de ellos. En el caso de las
interconsultas a especialistas, estas deben ser lo suficientemente claras en determinar cuál es el riesgo
que se quiere objetivar y si este es optimizable antes del acto anestésico o no, de manera tal de evitar las
respuestas ambiguas que conducen a nuevas reevaluaciones y exámenes innecesarios.
Finalmente, tanto en el caso de los exámenes como de las interconsultas que se solicitan, es importante
ver si los resultados que se obtienen traducen la repercusión sistémica de una enfermedad que
modifique el riesgo perioperatorio del paciente, y si existe la posibilidad de implementar una maniobra o
terapia que permita optimizar la condición del paciente, de forma tal de disminuir dicho riesgo.
No es un examen que se pida de rutina, salvo en niños y mujeres o pacientes que hayan sufrido
recientemente una intervención donde haya existido una perdida no cuantificada de sangre. No existe
consenso respecto a cual es el nivel mínimo de hemoglobina aceptable para un paciente. Es necesario
evaluar caso a caso como la disminución de la hemoglobina es tolerada por el paciente. Siempre esta la
posibilidad de indicar transfusiones de sangre, riesgo del cual debe ser informado el paciente.
Solo cuando existe el antecedente de una alteración funcional o cuantitativa de las plaquetas, se someta
al paciente a una cirugía con altas tasas de sangramiento, o presente una condición que cursa con
disminución de las mismas (preeclamsia, eclamsia, sepsis severa, purpura, etc.). También debe tomarse
en los casos que se sospeche un secuestro esplénico o consumo de las mismas.
3.4.- Glicemia
No es un examen que se justifique pedir de rutina en paciente sano. Solo debe ser solicitado en casos
donde la información que entregue de los lineamientos para modificar una conducta. Los pacientes con
insuficiencia renal y hepática tienen frecuentemente alteraciones en los electrolitos plasmáticos.
Algunos pacientes que usan antidepresivos desarrollan hiponatremias que se traducen en somnolencia o
compromiso de conciencia. El uso crónico de diuréticos puede inducir hipocalemia. Cirugías en las cuales
se esperan grandes transfusiones de soluciones salinas o hemoderivados, en la resección transuretral de
próstata y en la neurocirugía pueden verse trastornos importantes en la natremia. Las hipokalemias (K+ <
3,5 meq/L) aumentan la probabilidad de desarrollar arritmias. Las variaciones bruscas de la natremia
pueden causar trastornos graves del sistema nervioso central (mielinolisis pontina), por lo que las
correcciones de ésta deben ser de 0,5 a 1 meq/L por hora.
3.6.- Creatininemia
No es un examen que se solicite de rutina. Aproximadamente un 10% de los pacientes entre 45 y 60 años
pueden presentar creatininemias elevadas. Esto, sumado al hecho que las alteraciones en la
creatininemia traducen una alteración de la función renal que puede ser asintomático en sus inicios,
hace que se deba solicitar este examen a pacientes mayores de 45 años, con antecedentes de
enfermedades sistémicas que repercuten en el riñón, como es la diabetes y la hipertensión. Una
creatininemia sobre 2,0 mg/dL aumenta el riesgo de falla renal aguda en el postoperatorio. Debe tenerse
especial cuidado en aquellas cirugías donde pueden existir episodios de hipotensión o donde se pueden
utilizar soluciones nefrotóxicas (medio de contraste yodado o antiinflamatorios no esferoidales). La única
terapia que se ha demostrado disminuye la incidencia de falla renal es la sobrehidratación con
cristaloides. El uso profiláctico de infusiones con bicarbonato de sodio o de N-acetil-cisteina no se ha
evaluado como protección renal preoperatorio.
3.7.- Pruebas de coagulación
No se justifica pedir este examen de rutina a los pacientes que no tiene un trastorno de coagulación
conocido, estén utilizando una terapia anticoagulante, o presenten una condición que pueda significar
una alteración en la coagulación (falla renal crónica, sepsis grave, falla hepática descompensada,
preeclamsia o eclamsia).
3.8.- Electrocardiograma
En pacientes asintomáticos puede observarse hasta un 50% de alteraciones en el ECG, sin embargo, en
un porcentaje importante de los casos estas no condicionan ninguna modificación del acto anestésico. La
solicitud de este examen persigue la identificación de alteraciones importantes de la conducción
(bloqueos trifasciculares), arritmias graves o signos de isquemia reciente o antiguos, todas condiciones
que aumentan la morbimortalidad de los pacientes. Se acepta que este examen se solicite
rutinariamente en mayores de 40 – 45 años.
Este examen no se justifica como examen de rutina. Las alteraciones en la radiografía de tórax son
significativamente mas frecuente en los mayores de 60 años, respecto de los menores de esta edad. Las
alteraciones de este examen traduce patología pulmonar o cardiaca, sin embargo, en un bajo porcentaje
estas alteraciones condicionan una modificación en la conducta anestésica. Debe dejarse como un
examen dirigido para pacientes con patología pulmonar y cardiaca descompensada o cirugía de tórax.
Este no es un examen que se solicite de rutina. Debe dejarse para los pacientes con patología pulmonar
conocida sometidos a una cirugía de alto riesgo. No ha demostrado ser un factor predictor de
complicaciones pulmonares en el postoperatorio de los pacientes, sin embargo, su importancia radica en
la documentación de hipoxemia crónica (PaO2 < 60 mmHg) o retención crónica de CO2 (PaCO2 > 45
mmHg), ambas condiciones que pueden modificar las conductas en el acto anestésico propiamente tal,
ayudando en la evaluación de la decisión de intubación y extubación del paciente.
3.11.- Espirometría
Solo se justifica en los pacientes con función pulmonar limitada sometidos a cirugía de alto riesgo o
donde existe resección pulmonar. Los índices más utilizados en la valoración de la capacidad pulmonar
de los pacientes don la capacidad vital forzada y el volumen espiratorio forzado del primer segundo, o la
relación entre ambos. Valores por debajo de un 65 a 79 % son considerados negativos, a pesar de esto,
este examen tampoco predice la mayor tasa de complicaciones pulmonares en el postoperatorio.
3.12.- Evaluación cardiaca
La evaluación cardiaca preoperatorio se solicita con el fin de objetivar la función cardiaca o el riesgo de
isquemia que puede desarrollar el corazón. Los estándares actuales respecto de las conductas de
evaluación cardiaca están dados por el American Collage of Cardiology (ACC) y la American Herat
Association (AHA).
Según los lineamientos de estas sociedades, si la cirugía es electiva deben considerarse los siguientes
puntos antes de solicitar mas pruebas para la evaluación cardiaca.
C.- Presencia de morbilidades concurrentes en los pacientes clasificadas como indicadores de predicción
clínica mayor:
- arritmias importantes
- enfermedades valvulares
- angina estable
- antecedentes de ICC
- diabetes
- edad avanzada
Este se define como bueno o malo. Para objetivar esta condición se ha definido como mala condición
funcional si un paciente no es capaz de llevar a cabo actividades mayores a 4 equivalentes metabólicos
(MET) sin presentar síntomas de dolor precordial o disnea. Un MET es el índice metabólico en reposo o
la cantidad de oxígeno consumido estando sentado en reposo y es de 3,5 ml/kg/min.
Este se clasifica como alto, moderado o bajo dependiendo de si la tasa de acontecimientos cardiacos
perioperatorios en mayor a un 5%, va entre un 1 a 5 % o es menor del 1 %, respectivamente.
Un paciente sometido a una cirugía electiva no requiere de valoración cardiaca adicional si tiene una
cirugía de revascularización coronaria en los últimos cinco años, o si tiene una valoración cardiaca
favorable en los últimos dos años, sin cambios en la sintomatología cardiaca.
Si no se cumple ninguno de estos criterios, se hace necesario considerar las morbilidades del paciente, el
estado funcional y el riesgo de la cirugía propuesta, según las cuales existen tres condiciones que
ameritan seguir con la valoración cardiaca.
Lo que se persigue saber cuando se solicita una evaluación cardiológica en una evaluación objetiva de la
función y la irrigación del corazón, de manera tal de poder planear el grado de monitorización y
determinar cual sería el rango de valores aceptables para un paciente determinado.
Dentro de la evaluación de la función cardiaca, el índice más estudiado es la fracción de eyección del
ventrículo izquierdo determinada a través de ecocardiografía transtoráxica. Este índice se correlaciona
con la función sistólica del corazón. Valores por sobre el 40% no requieren mayor monitorización invasiva
en el intraoperatorio. Dentro de sus limitaciones está el hecho que es operador dependiente y tiene una
baja sensibilidad.
Respecto de los test de esfuerzo que pretenden entregarnos información de la reserva coronaria del
corazón y se ocupan con predictores de eventos isquémicos, tenemos el test de esfuerzo
electrocardiográfico y la ecocardiografía estimulada con dobutamina. El primero de estos no es realizable
o no se puede concluir hasta el final en todos los paciente, por lo que un número importante es no
concluyente. El segundo por su parte es operador dependiente, de baja sensibilidad (valores predictivos
positivos bajos), pero de alta especificidad (valores predictivos negativos altos).
A pesar de esto, debemos considerar que ambos exámenes evalúan la reserva coronaria estimulando el
consumo de oxígeno con taquicardia, en condiciones de normovolemia, niveles estables de hemoglobina
e hipertensión, Sin embargo, en el transcurso de una intervención quirúrgica, la isquemia miocárdica se
presenta en el contexto de un aumento en el consumo de oxigeno, dado por la magnitud de la
taquicardia, pero acompañado de un aporte disminuido en la oferta de oxígeno, dado por los diferentes
grados de hipotensión, hipovolemia y disminución de la hemoglobina.
Las valvulopatías requieren de una valoración ecocardiográfica, ya que es la única manera de objetivar
las eventuales repercusiones del acto anestésico en la función cardiaca. Esto es particularmente valido
en el caso de la estenosis aórtica, la cual ha demostrado ser un factor de riesgo de morbimortalidad
independiente.
Es importante que luego de la evaluación realizada por el anestesiólogo, apoyado por los exámenes de
laboratorio y las opiniones de los especialistas que fueron solicitadas, se comunique al paciente cual es
la conclusión respecto de su riesgo perioperatorio. Se debe explicar cuales han sido las conclusiones de
dicha evaluación, las cuales justifican el realizar una determinada intervención o no. Debe explicarse
cuales son las complicaciones mas frecuentes que conlleva la realización del acto quirúrgico anestésico
que se planea realizar. Esto obliga al anestesiólogo a tomar todas las precauciones necesarias respecto
de implementación, drogas, intervenciones, equipo o apoyo humano que requiera para la realización del
acto anestesiológico en forma segura y con la menor incidencia de riesgos.
Luego de la evaluación realizada y la conversación con el paciente, la explicación de los riesgos, las
principales complicaciones y la exposición del plan anestesiológico diseñado para disminuir las mismas,
es importante dejar constancia escrita de esto en la ficha clínica. Debe quedar claramente establecido
que el paciente entiende lo que se le ha dicho así como que acepta los riesgo y las complicaciones. Esto
no resta responsabilidad al anestesiólogo sobre posibles complicaciones.
Bibliografía recomendada
- Ali M, Davison P, Pickett W and Ali N. ACC/AHA guidelines as predictors of postoperative cardiac
outcomes. Can J Anesth, 2000, 47: 10 – 19.-
- American College of Cardiology and American Heart Association. ACC/AHA Guidelines on perioperative
cardiovascular evaluation and care for noncardiac surgery. Circulation, 2007; 116: e418 – e499.-
American Society of Anesthesiologists approved by the House of Delegates on October 16, 1987.-
- Fischer S. Cost-effective preoperative evaluation and testing. Chest, 1999; 115: 96 – 100.-
- Gibby GL, Gravenstein JS, Layon AJ, et al. How often does preoperative interview change anesthetic
management? Anesthesiology. 1992; 77: A1134.-
Miller Ronald (ed). Preoperative Evaluation. In Anesthesia. 5th Edition. New York, Churchill-Livingstone.
2000.-
Narr BJ, Hansen TR, Warner MA. Preoperative Laboratory Screening in healthy Mayo patients: cost
effective elimination of tests and unchanged outcomes. Mayo Clin Proc. 1991; 66:155-159.
- Takata M. The preoperative evaluation form: assessment of quality from one hundred thirty-eight
institutions and recommendations for a high-quality form. Journal of Clinical Anesthesia, Volume 13,
Issue 5, Pages 345-352
Goldman , 1977 El estudio o valoración prequirúrgica de pacientes que van a ser sometidos a cirugía no
cardíaca puede señalarnos problemas potenciales a nivel cardiovascular, pulmonar o metabólico, que
podrían poner en riesgo al paciente en la sala de operaciones.8 dic 2011
Guía de Procedimiento de Evaluación
Elaborado por:
Centro Quirúrgico y
Anestesiología
Revisado por:
Especializada
Anestesiología
Aprobado por:
I. Título........................................................................................................................... 3
II. Finalidad...................................................................................................................... 3
III. Objetivos..................................................................................................................... 3
a. Objetivo General......................................................................................................... 3
a. Definiciones Operativas.............................................................................................. 3
3. Consentimiento Informado...................................................................................... 4
c. Requerimientos Básicos.............................................................................................. 5
b. Indicaciones ................................................................................................................ 7
1. Indicaciones Absolutas..................................................................................... 7
2. Indicaciones Relativas...................................................................................... 7
e. Contraindicaciones...................................................................................................... 8
VIII. Recomendaciones........................................................................................................ 8
X. Anexos ........................................................................................................................ 8
I. Título
II. Finalidad
Unificar criterios de Evaluación Pre Anestésica para identificar factores que puedan incrementar
a. Objetivo General
b. Objetivos específicos
Brindar a los Anestesiólogos del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja, una
La evaluación Pre Anestésica se realizará en todos los pacientes que serán sometidos a cirugías,
a. Definiciones Operativas
La evaluación Pre anestésica pediátrica es aquella que se realiza antes del acto
quirúrgico con el fin de determinar según criterios, el estado de salud del paciente,
post operatoria. Es necesaria para identificar factores que puedan incrementar riesgos o
La evaluación Pre Anestésica se encuentra a cargo del anestesiólogo, quien revisara los
exámenes auxiliares, y si fuera necesario pedirá evaluaciones médicas por sub
bajo anestesia en el Instituto Nacional De Salud del Niño San Borja, lo que hace un
pediátrico. Todos estos protocolos incluyen una adecuada y minuciosa Evaluación Pre
influida por las actitudes personales, y por el clima y cultura de seguridad presentes en
postoperatorios.
un hito en los esfuerzos por parte de la anestesiología para promover unos cuidados
perioperatorios seguros.
3. Consentimiento Informado
b. Conceptos Básicos
La Evaluación Pre Anestésica del paciente pediátrico, es aquella que se realiza antes del acto
Anestésico con el fin de optimizar las condiciones de salud del paciente, para prevenir
Identifica factores que puedan incrementar riesgos o efectos adversos peri o posoperatorios
Esta evaluación se encuentra a cargo del anestesiólogo, quien revisara la Historia Clínica,
los exámenes auxiliares, y si fuera necesario pedirá evaluaciones médicas por subespecialistas. La
evaluación anestesiológica debe ser realizada posterior a la primera consulta
La evaluación Pre Anestésica tendrá una vigencia de 15 días. En caso que el tiempo de
c. Requerimientos Básicos
Se requiere Historia Clínica completa del paciente que será sometido a una cirugía o un
Anestésica en si misma.
Equipos Biomédicos
vitales.
Tensiómetro
Balanza
Bajalenguas
Guantes descartables
Medicamentos
No requeridos.
Otros
Útiles de escritorio
Esta guía deberá ser aplicada en todos los pacientes que van a recibir anestesia para cirugía o
procedimiento. En casos de suma urgencia esta Guía será modificada en beneficio del paciente a
Ser revisara exhaustivamente la Historia Clínica de pacientes y dado que los pacientes son
menores de edad, se interrogara a la madre, padre o tutor legal. Se realizara un examen físico
adecuado.
Antecedentes personales:
Alergias.
Medicación actual.
Antecedentes Familiares:
después de la anestesia.
Exploración física:
Nivel cognitivo según edad para valorar el grado de colaboración. Evaluar también
trastornos de vías aéreas conocidas (Ej.: síndrome de Down, Pierre Robin, Cornelia
Exploraciones complementarias
Finalmente:
Anestesia Americana.
decisión de no pre-medicar.
ya que los sentimientos de ansiedad de los padres pueden ser transmitidos a los
niños, así mismo, cualquier práctica que reduzca la ansiedad de los padres también
ley.
Se firmará y sellará la hoja de evaluación pre anestésica.
b. Indicaciones
1. Indicaciones Absolutas
En todo paciente que requiera anestesia, sea para una cirugía o un procedimiento.
2. Indicaciones Relativas
No existen indicaciones relativas puesto que esta debe ser realizada incluso en los casos
e. Contraindicaciones
No existen contraindicaciones.
VIII. Recomendaciones
Es importante valorar si algún miembro de la familia es apta para acompañar al niño durante
la inducción anestésica.
Autores:
Dr. Ronal Arellano Rodríguez harellani_r@hotmail.com
X. Anexos
ASA 2:
Paciente con enfermedad sistémica leve, por ejemplo, asma leve o hipertensión
ASA 3:
ejemplo, falla renal con diálisis o falla cardiaca congestiva clase 2. Impacto
ASA 4:
Enfermedad severa que es una amenaza constante a la vida o que requiere
terapia intensiva. Por ejemplo, infarto miocárdico agudo, falla respiratoria que
ANESTESIOLOGÍA (ASA)
presente autorizo a los anestesiólogos del INSTITUTO NACIONAL DE SALUD DEL NIÑO SAN BORJA a
realizar
____________________________________________________________
acto anestésico; también me ha informado de las ventajas, complicaciones, molestias y riesgos que
puedan
producirse, así como las posibles alternativas de los diferentes métodos anestésicos. Se me ha dado la
procedimiento anestésico.
las técnicas de monitoreo de las funciones vitales y colocación de catéteres para monitoreo invasivo si
fuera
necesario.
_____________________________________________________________________________________
___________________________________________
inclusive actuando según las reglas de la práctica clínica, los cuales pueden ser
_____________________________________________________________________________________
________________________________________
_____________________________________________________________________________________
________________________________________
8. Reconozco que me han informado que el acto anestésico, practicado con los debidos cuidados, puede
producir
efectos colaterales tales como dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómito, inflamación del sitio de
venopunción,
dolor de garganta, lesiones en los dientes, en mucosas y encías, además de otras complicaciones
asociadas al
9. Me han informado que en algunas ocasiones es necesario colocar al paciente en posiciones que son
necesarias
para realizar un adecuado abordaje quirúrgico, lo que puede producir lesiones de presión en piel.
HUELLA
Nombre:……………………………………………
HUELLA
DIGITAL
Certifico que he explicado los posibles riesgos de anestesia y que el tutor comprende(n) completamente
lo que
he explicado:
HUELLA
DIGITAL
Firma de Testigo
Nombre:……………………………………………
Nombre:……………………………………………
HUELLA
DIGITAL
XI. Bibliografía