Jornadas de Caracas 1991
Jornadas de Caracas 1991
Jornadas de Caracas 1991
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Los trabajos presentados por los relatores nacionales: doctor Enrique Bulit Goñi
(Argentina), doctor Aurelio Pitanga Seixas Filho (Brasil), doctor Alvaro Arango Mejía
(Colombia), doctor José Vicente Troya Jaramillo (Ecuador), doctor Eusebio González y
doctor José Juan Ferreiro Lapatza (España), doctor Alfredo Vidal Henderson, doctor
Enrique Vidal Henderson y doctor Miguel Mur Valdivia (Perú), doctor James A.
Whitelaw (Uruguay), doctor Federico Araujo Medina y doctor Rodolfo Plaz Abreu
(Venezuela).
El informe del señor Relator General, Doctor José Luis Shaw.
Las comunicaciones técnicas y las opiniones vertidas sobre el tema en la Sesión
Plenaria inicial.
Concluyen:
En todos los países es preciso distinguir la tasa del precio, así como estos ingresos del
impuesto y de la contribución especial, dado el diferente régimen jurídico a que cada
uno de ellos está sujeto.
Particular importancia adquiere la distinción entre el precio y los ingresos tributarios
por la circunstancia de que estos últimos están sujetos al principio de legalidad o de
reserva de ley en materia tributaria, en tanto el primero puede – en principio – ser fijado
por la Administración. Esta distinción también es de suma importancia porque no
resulta jurídicamente admisible que se otorguen a la Administración, en el caso del
precio, las facultades especiales que el derecho positivo le pueda conceder en el caso de
los créditos de naturaleza tributaria. Todo intento de confundir tasa y precio con
regímenes legales híbridos o atípicos debe ser entendido como un mecanismo para
eludir las garantías individuales del contribuyente.
2. El elemento de distinción fundamental del precio con la tasa – así como con las otras
especies tributarias – es la fuente jurídica de la obligación, que en el caso del precio es
el acuerdo de voluntades entre el Estado y el particular y en el caso de los tributos la
voluntad unilateral y coactiva de la ley.
En los casos en que este elemento de distinción se desdibuja en la práctica porque los
servicios de naturaleza supuestamente contractual se encuentran monopolizados de
derecho o de hecho por el Estado, y además, su demanda resulta ineludible, es
aconsejable que el ordenamiento jurídico extienda a los mismos el principio de reserva
de ley para la fijación de todos los elementos de la obligación.
Cuando, además, la utilización del servicio monopolizado está impuesta
obligatoriamente por la ley, corresponde concluir que la fuente jurídica de la obligación
no es el acuerdo de voluntades – del cual existe una mera apariencia formal- sino la
voluntad unilateral y coactiva del Estado, razón por la cual estamos en presencia de un
verdadero tributo que debe cumplir con todos los requisitos constitucionales
correspondientes.
Por el contrario, en el caso del precio siempre se requiere que el obligado a su pago
demande o solicite el funcionamiento del servicio estatal para que se concrete una
prestación específica a su respecto.
Todas las otras sumas que se exigen por los servicios que no tienen las características
apuntadas pueden ser tratadas por la ley como precios.
9. Para que se configure una tasa es indispensable que el servicio sea prestado por el
Estado en su condición de tal; en cualquier otro caso se configura el precio.
10. La ley no debe asignar el producto de las tasas a un destino ajeno a la financiación
de la actividad estatal que constituye el presupuesto de hecho o hipótesis de incidencia
de la obligación.