Pequeñas Dosis 1-Clavo
Pequeñas Dosis 1-Clavo
Pequeñas Dosis 1-Clavo
CLAVO
remate y están todos mezclados. Por lo que puedo ver desde acá nomás…
hay tornillos de broca cincados, de hierro galvanizado, de madera dowel,
ahí veo… cabeza redonda, barraqueros y los clavos también son un montón…
terranos, de volcanita, para duplex, hasta clavos hilti hay.
Fernando: ¡Mirá vos, piba, cómo entendés...!
Marina: Conozco de mercadería para construcción, para plomería, madera,
bricolage, electricidad… ¿Sabe todo lo que podría ayudarlo?
Fernando: Pero es que este es un rubro de hombres. Los clientes quieren ser atendidos
por hombres. A no ser que sean muy babosos y se entusiasmen con una piba
linda como vos. Pero ahí se me complicaría a mí ¿no? Tendría que ajustar a
más de uno.
Marina: ¿Y las clientas mujeres? Cada vez vienen más señoras a las ferreterías
porque los maridos no les cambian ni un cuerito o no tienen maridos y
tienen que arreglarse solas. Y ustedes los hombres le pierden la paciencia
porque las mujeres no saben cómo pedir. Dicen “quiero una cosita redonda
que tiene después como un cabo alargado, no muy largo y de ancho así
como un tallo de perejil”. Y ustedes ahí ya las quieren matar. Y si les pierden
la paciencia pierden la venta. En cambio yo podría interpretarlas mejor,
porque las entiendo a ellas y entiendo de esto. Si la mujer se siente
respaldada por la ferretería de confianza, se anima a hacer ella el trabajo,
sino, llama a que se lo hagan y ahí usted ya no le va a vender nada.
Fernando: Piba, te felicito, sos muy despabilada.
Marina: Usted nota que lo llevo en la sangre ¿no?
Fernando: Se ve que te gusta el rubro, sí señor.
Marina: Y también tengo formación. Hice la escuela técnica. Leí cientos de catálogos
y estoy suscripta a las revistas Ferresur y Ferretero News. Me leí de arriba
Teatro: Teoría y práctica. Nº 008
trabajar con él, pensaba. Pensaba… y lo pienso ahora: yo quiero trabajar con
usted. Por lo menos que me pruebe.
Fernando: Mirá… ¿cómo te llamás?
Marina: Marina.
Fernando: Mirá, Marina, yo ya tuve una mala experiencia y decidí no emplear más
mujeres en mi negocio y cuando yo tomo una decisión la cumplo. Soy hombre
de una sola palabra. Y mi palabra es no. Hagamos una cosa: te regalo la soga
en recuerdo de esta agradable charla (le entrega la soga). Pero ahora, tengo
que cerrar. Sino, me voy a quedar sin almuerzo.
Marina: Por favor no me eche.
Fernando: ¡Pero…! No te estoy echando… no te lo tomes así, muchacha. Además,
cuando quieras darte una vuelta por acá, venís y conversamos otro rato.
Marina: No hay otro día para mí. Si no consigo trabajo ya, me tengo que volver a
Tandil.
Fernando: Bueno, bueno, no te desesperes… (Va hacia la puerta y la abre) Ya va andar
todo bien. (Invitándola a salir) Pasá. Cuidado con la cabeza.
Marina: (No sale) Ya me rechazó una vez. No me rechace otra.
Fernando: Piba, no sé de qué hablás, pero cortémosla acá. Esto no da para más, no me
hagás perder la paciencia.
Marina: (Resistiéndose a salir) Eva Núñez. (Pausa, Fernando queda paralizado y en
guardia) Se acuerda de Eva Núñez ¿No?
Fernando: ¿Qué querés?
Marina: Hablar con usted.
Fernando: Ya estás hablando, decí…
Marina: Así no… No me trate mal… por favor…
Fernando: (Bajando el tono, conteniéndose) ¿Qué querés? Teatro: Teoría y práctica. Nº 008
Marina: Yo sé que Eva Núñez trabajó acá y fue su amante y quedó embarazada. Y
usted la echó para no tener líos con su mujer y no le pagó indemnización
pero le dio la plata para el aborto.
Fernando: ¿De dónde sacaste todo ese cuento?
Marina: Yo soy ese aborto.
Fernando: ¿Cómo?
Marina: Con la plata que usted le dio, mi mamá se fue lejos y me tuvo.
Fernando: (Mascullando) ¡Qué hija de puta!
Marina: ¡¿Ella?!
Fernando: Si te mandó para sacarme guita andate y decile que no me joda. Que no hay
un mango.
Marina: Mi mamá ni sabe que vine. Es cosa mía. Y no quiero su plata ¿no se da cuenta
15 Adriana Genta