Duendes Aluxes y Chaneques Cortez Valle Anet 2008

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Duendes, Aluxes y
Chaneques
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Anet Cortez Valle

Duendes, Aluxes
Chaneques

Editorial Época, S.A. de C.V.


Emperadores 185
Col. Portales
C.P. 03300, México, D.F.
Duendes, Aluxes y Chaneques

Autor: Anet Cortez Valle.

© Derechos reservados 2008


© Editorial Época, S.A. de C.V.
Emperadores núm. 185, Col. Portales
C.P. 03300, México, D.F.
email: edesa2004@prodigy.net.mx
www.editorial-epoca.com.mx
Tels.:'''56-04-90-46
56-04-90-72

ISBN: 970-627-733-1
ISBN: 978-970-627-733-6

Las características tipográficas de esta obra no pueden reproducirse,


almacenarse en un sistema de recuperación o transmitirse en forma
alguna por medio de cualquier procedimiento mecánico, electrónico,
fotocopia, grabación, internet o cualquier otro sin el previo consenti¬
miento por escrito de la Editorial.

Impreso en México — Printed in México


Introducción

T engo que confesar que muy pocas cosas llegan a


asombrarme, creo que he perdido esa capacidad.
Primero porque es difícil, luego de haber cursado grados
superiores, creer en todo aquello que se dice; segundo,
porque me considero una persona apática a las cosas que
suelen suceder, sobre todo cuando tienden a repetirse; y
tercero, porque debido a que hemos perdido ciertos valo¬
res nos suele ser sencillo mentir. No obstante, la madre
de mi abuela (q.e.p.d.), era de origen francés y su fami¬
lia se trajo a nuestro país gran cantidad de libros entre los
que figuraban bestiarios, leyendas y mitologías celtas, es¬
candinavas, a pesar de ser ella muy católica, pues todavía
se creía en la existencia de ciertos seres fantásticos. Yo
crecí, evidentemente, leyendo este acervo abriendo paso a
la imaginación que de niño es verdaderamente fantástica.
¿Qué pasó conmigo?, sigo creyendo a cierto grado en lo
que ahí leía pero más enfocada a una explicación cientí¬
fica, evidentemente muchas criaturas dejaron de ser de mi

5
6 Anet Cortez Valle

interés por creerlas fuera de la realidad y otras más pienso


que evolucionaron como yo creo que lo hice.
Hace aproximadamente siete años, cuando me encon¬
traba cursando el segundo año universitario, uno de mis
primos se encontró con ciertos libros, debido a que co¬
menzaron a comercializar unas figuritas llamadas “Trolls”,
que aseguraban sus vendedores habían sido traídas de No¬
ruega, y comenzó a interesarse en este mundo místico se¬
ñalado por algunos autores como paralelo al nuestro. Se
vino una oleada de libros, algunos de buena calidad otros
no muy investigados que trataban de acercarnos a las cos¬
tumbres de estos portentosos seres. Este jovencito, fue
precisamente el que nos interesó a nosotros como edito¬
rial a investigar sobre los Duendes, Hadas, Elfos y demás.
Como resultado obtuvimos la aceptación de usted como
lector y es por ello que redoblamos nuestro interés por
darle cada vez mejor trabajo. No me avergüenza este tipo
de investigación, considerado por algunos como absurdo,
porque creo que la tradición oral es la más significativa
identidád de un pueblo, aunque sí soy muy cuidadosa a
la hora de compilar, pues como lo mencioné arriba suelo
ser demasiado crítica.
Quisimos, ahora, partir de adentro, es decir, escarbar
en la mitología mexicana acerca de seres de la naturaleza,
el resultado es este pequeño volumen dividido en cinco
partes. En la primera les hablaré sobre los Duendes, pe¬
queños elementales que habitan en los bosques y que su
vida, de ser cierta, es tan fascinante y forma parte de mu¬
chas costumbres. En la segunda nos fuimos a investigar a
Duendes, Aluxes y Chaneques 1

Yucatán sobre unas criaturas que dicen se aparecen y cui¬


dan las milpas, son conocidos como Aluxes. En la tercera,
un amigo muy querido me ayudó a compilar información
de Veracruz para hablar de los Chaneques. En la cuarta
parte, brincándome un poco lo pedido por mi director,
traje la increíble leyenda de los Balames, pues como po¬
cos han de saber, éstos son los Duendes de los cuatro pun¬
tos cardinales. En la quinta, conoceremos la vida común
de los Duendes, qué comen, de qué se enferman, cómo
visten, si llegan a casarse. Y, a modo de apéndice usted en¬
contrará cuentos y leyendas antiguas sobre estos elemen¬
tales. Así que sin creer haber errado espero que este libro
compilatorio le sea de su agrado y que muy pronto poda¬
mos encontramos en un tomo mucho más gmeso con his¬
torias fascinantes traídas del viejo continente.
P. V.

J
PRIMERA PARTE

Los Duendes

I nnegable es relacionar a los Duendes con las Hadas,


pues las viejas historias los ubican a ambos, y más se¬
res, en un mismo plano. Posiblemente sean de otro mundo,
pero también las leyendas los ubican nacidos en el nues¬
tro, siendo parte del mismo. En el libro pasado, hablá¬
bamos sobre la teoría de diez planos compartiendo un
espacio de tiempo, y tomábamos de ahí la posibilidad de
que existiera el viejo mundo o “Tierra Media” referida por
Tolkien en sus libros, pero no abordamos, no ahondamos
en el tema y no lo hafemos tampoco en este pequeño li¬
bro, pues se los prometo para el siguiente.
El país de las Hadas, mal dicho y ubicado por algunos,
como lo veremos en el próximo escrito, se describe como
una tierra donde no se conoce el frío ni el calor, las se¬
quías ni las heladas. El clima es templado, lo que propicia
una vegetación variada, árboles frondosos, frutales colma¬
dos de fruta, jardines con flores de todos los colores y un
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10 Anet Cortez Valle

aioma suave. De día, el sol luce de modo deslumbrante;


de noche, el brillo plateado de la luna ilumina la oscu¬
ridad. No conocen la enfermedad y el tiempo transcurre
lentamente, tan lento, que casi se diría que no transcurre,
por eso se tarda mucho en envejecer. Se cree que un año
mortal equivale a un día en el reino de las Hadas.
La fauna del País de las Hadas es muy variada. Cuen¬
tan que allí podemos encontrar la mayoría de los animales
que pueblan nuestros bosques, como los ciervos, cabras,
venados, pero también se descubren animales desconoci¬
dos. Entre las distintas especies de animales que se des¬
cubren, unas son benéficas para el ser humano, al que
conceden sabiduría o fecundidad, pero otras son salvajes
y peligrosas. El empleo que hacen las hadas de los ani¬
males es similar al de los hombres: domestican los perros,
los caballos, cuidan los rebaños, protegen los peces, etc.,
y, al igual que los humanos, también los domestican para
que les acompañen y les ayuden.
Además de sus habitantes y animales, la flora tam¬
bién tieñe un papel determinante en el País de las Hadas.
Desde la más diminuta flor hasta el árbol más frondoso
puede esconder un poder peculiar que lo hace mágico y
diferente. En el cuidado de los bosques, las Hadas ponen
un empeño especial, sobre todo protegiendo los árboles,
que son su morada predilecta; en ellos se esconden y arro¬
pan. Sus preferidos son los de mayor antigüedad, general¬
mente el roble, el fresno y el espino.
Y pues sí, en este ambiente es donde se cree viven
los Duendes, seres mitológicos conocidos por todos tal
Duendes, Aluxes y Chaneques 11

vez por una de las series animadas más bellas de todos


los tiempos; Los Pitufos. Los Duendes forman parte de la
raza elemental feérica, por lo que son parientes de los El¬
fos, Trolls y Hadas, y al igual que sus parientes son guar¬
dianes de la naturaleza apareciendo en miles de populares
leyendas celtas y nórdicas, ya que tanto vikingos como
celtas veneraban a la naturaleza.
Los duendes se distinguen de los elfos por su pequeño
tamaño, sus orejas son puntiagudas, algunas especies son
de nariz grande y otras pequeña, su cabello es largo y a
veces suelen ser peludos y portan largas garras. Gene¬
ralmente son semejantes a un niño pequeño en estatura,
aunque también son descritos subtipos más pequeños; los
cuales son denominados Duendecillos.
Antiguamente se relacionaba a los Duendes con las
brujas, se decía que eran sus consortes, conocidos como
familiares. Hoy en día, y escarbando un poco en los li¬
bros de hechicería antigua, determiné que dicho com¬
portamiento se debía a que pueden ser atrapados por un
hechizo que los obliga a fungir como espías o ayudantes,
de ahí la creencia de que podían ser los asistentes fieles de
las brujas, mejor dicho hechiceras. Todo esto no lo hu¬
biera podido decir unos meses antes, ya que tuve la opor¬
tunidad de hacer un viaje al viejo continente e increíble
fue enterarme que la gente, de alguna manera, cree en la
hechicería. No puedo dar mi juicio porque eso es algo que
no le compete a un investigador, pero de acuerdo con al¬
gunos periódicos locales, los cementerios suelen ser más
custodiados que antes debido a que los veladores han en-
12 Anet Cortez Valle

contrado personas enterrando “trabajos” de brujería en las


tumbas. Claro que me di a la tarea de preguntar cuáles
han sido los objetos más encontrados, aunque no diré el
nombre del camposanto y mucho menos el país, pero me
sorprendí de saber que eran los fetiches, muñecos que se
hacen utilizando la prenda de una persona para ocasio¬
narle enfermedad. ¡Suena atroz!, y precisamente en esos
libros encontré que se pueden encadenar elementales a un
hechizo, y es correcto que los seres elementales son los
provenientes de la tierra de las Hadas.
Se creía que los Duendes eran expertos en la magia,
adivinación y además ciencias ocultas, aunque de esto to¬
davía no puedo decir nada, aunque conozco, por cuentos
y leyendas, que todos estos hechizos pierden fuerza con-
Duendes, Aluxes y Chaneques 13

tra alguien que porte un trébol de cuatro hojas, además de


que son intolerantes a la imagen de San Patricio, el santo
patrono de Irlanda, ya que fue este quien los desterró de
la casa de Dios, aunque en su día, el 17 de marzo, se dice
que es cuando todos los seres mágicos emergen de sus es¬
condites haciendo calamidades por doquier.
Pero veamos rápidamente la leyenda de San Patricio
y los duendes. Cuenta la tradición irlandesa que San Pa¬
tricio, tras haber fundado su primera iglesia, invitó a los
paganos celtas a convertirse al cristianismo. Tras llevar
a cabo varios milagros, la fe cristiana comenzó a ganar
adeptos en Irlanda. Los druidas, siendo sacerdotes de los
dioses paganos, vieron esto con alarma. Invocaron una
tropa de Duendes y la enviaron a la iglesia con tal de hacer
la vida imposible a San Patricio y a los desertores, ahora
cristianos. Los feligreses comenzaron a quejarse que los
Duendes no los dejaban rezar y hacían un sin fin de des¬
manes en el templo, por lo que San Patricio decidió ha¬
cerles frente, sabiendo que era obra de los druidas. Una
vez dentro del templo, los enfrentó con las siguientes pa¬
labras: “En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso,
espíritus impuros”, y fue así como San Patricio desterró
a los Duendes de la iglesia. Es por eso que en Irlanda la
imagen de San Patricio es muy utilizada para exorcismos
de Duendes y protección contra éstos.
¿Qué mal pueden hacer estos seres?, esta es una pre¬
gunta que surge de inmediato. Antes que nada debemos
hacer caso un poco a la historia y saber que no todos los
Duendes son buenos, de principio porque su naturaleza
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es juguetona, alegre, aunque de algunos es perversa. No son


iguales, y de hecho existen muchas razas diferentes. Para
los de naturaleza salvaje, se les puede matar con hierro
forjado, aunque también se les atribuye vulnerabilidad a la
plata.
En España, la etimología de la Real Academia cita la
palabra Duende para señalar el carácter entrometido de
estos seres, se les suele llamar de casa, porque se insinúa
que habitan en los hogares, pero de acuerdo con sus des¬
cripciones, sólo es una raza de estos seres que utilizan por
lo general gorrito rojo. Son chiquititos y les gusta jugar
en los jardines. Normalmente se alimentan de pan, fruta
y verduras, aunque les encanta la miel y la leche. Se cree
que provienen de los bosques en donde las personas tie¬
nen poco o ningún acceso.
Se cree que los Duendes son seres elementales de la na¬
turaleza, guardianes de los bosques y de todos los seres vi¬
vos que habitan en ellos.
Son criaturas pertenecientes a la mitología que todavía
sobreviví en el folklore de Europa del norte. Los nórdicos
los consideraban una raza de dioses de la naturaleza y de la
fertilidad, aunque de menor importancia. La tradición de los
Duendes varía acorde al país donde se les conoce también
por diferentes nombres.
• Irlanda: Leprechauns.
• Escocia: Goblins y HobGoblins.
• Escandinavia: Trolls.
• Inglaterra y Gales: Gremlins.
• Alemania: Kobolde.
Duendes, Aluxes y Chaneques 15

• España: Trasgos, Trastolillos, Trentis, Tentirujos,


Bunerus o Folléis.
• México: Chaneques, Aluxes, Prestiños y Vieiros.
• Chile: Laftraches.
• Venezuela: Chinamitos.
• Perú: Muquis.
La mitología celta británica menciona que el rey de los
Duendes y Elfos responde al nombre de Lord Oberón. Se
le suele ubicar en la literatura, sobre todo en las obras de
William Shakespeare, y en el Fausto de Goethe donde apa¬
rece junto con un coro de silfos que invoca Mefistófeles con
tal de seducir al doctor Fausto. Según la historia de Fausto,
Lord Oberón contrae matrimonio con la reina de las Hadas,
Lady Titania, para así consagrar la unión de ambos reinos
elementales de la naturaleza. Oberón tiene un consorte que
lo acompaña a todos lados, Puck, un Duende menor eru¬
dito en la magia, prolongando así la dualidad clásica de la
literatura Rey-Mago. Sin embargo, en algunos textos anti¬
guos se relaciona a Oberón con la reina Mab, y en otras se
le sitúa como su hijo. Todo un enredo que pienso investi¬
gar en el próximo libro.
Pero bueno, ahora que sabemos que existen razas de
Duendes en México, vamos a introducirnos de lleno en
el tema.
J
SEGUNDA PARTE

Los Aluxes del


Mayab

M ayab es el nombre del territorio ocupado por la an¬


tigua cultura Maya, el cual abarcaba casi la tota¬
lidad de Guatemala, el occidente de Honduras, Belice, y
los actuales estados de Yucatán, Quintana Roo, Campe¬
che, parte de Chiapas y Tabasco, en México. Quise titular
esta parte como los Aluxes del Mayab, porque de acuerdo
con el Popol Vuh, o antiguo libros del Consejo, lo que
en otras palabras podría definirse como el Libro Sagrado
de los Mayas, menciona en la primera parte, capítulo se¬
gundo; Luego hicieron los animales pequeños del monte,
los guardianes de todos los bosques, los genios de la mon¬
taña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes,
culebras, cantiles, guardianes de los bejucos, antes que
esto menciona que se creó la tierra.

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Los antiguos indios creían que los montes estaban ha¬


bitados por seres guardianes, espíritus de los montes, lo
que para algunos no es otra cosa que Duendecillos, que
de acuerdo con lo descrito en el libro, fueron creados in¬
cluso antes que los hombres, pues vivieron en la era en
que los dioses caminaban por la tierra. En el mundo reli¬
gioso de los mayas todo tenía un carácter divino, se creía
en la existencia de tres grandes planos armónicamente re¬
lacionados: el cielo, la tierra y el inframundo.
Duendes, Aluxes y Chaneques 19

El cielo alojaba trece niveles, y era sostenido por cua¬


tro dioses bacabes, cada nivel tenía un dios particular. La
tierra, en su capa superficial era habitada por el hombre,
producto superior de la experimentación divina de acuerdo
con lo descrito en el Popol Vuh, así como los animales y
vegetales terrestres. Aquí también entran los seres que res¬
guardan los bosques. Por último, el tenebroso inframundo,
formado por nueve estratos y un número igual de divinida¬
des. Todo esto nos demuestra que los sacerdotes eran los
que aplicaban un control ideológico que no disminuyó ni
siquiera hasta nuestros días, pues todavía se creen y prac¬
tican actos religiosos propios de aquella época.
Desde la mal llamada Conquista, mejor descrita inva¬
sión, el Mayab ha sido evangelizado aunque nunca en su
totalidad, siempre ha prevalecido en la zona hechicería,
supersticiones e incluso idolatría. Los Aluxes, geniecillos
del bosque, como les llaman, son descritos en el Diccio¬
nario Maya editado por Cordemex, y en el Diccionario de
la Medicina Tradicional Mexicana editado por el Instituto
Nacional Indigenista. Se dice que son Duendes traviesos
que deambulan por milpas y montes después de la puesta
de sol. Portan sombrero y calzan alpargatas (tipo de cal¬
zado de lona con suela de esparto o cáñamo que se ajus¬
tan con unas cintas); son del tamaño de un niño de tres a
cuatro años. Generalmente se les describe inofensivo pero
si llegan a molestarse con algún ser humano pueden en¬
viarle un aire que produce escalofríos y calentura. Pero, si
se les ofrenda comida, se vuelven guardianes de la milpa
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de quien se la congratuló, asegurándole una buena cose¬


cha como recompensa.
Los indígenas de la región aseguran que los Aluxes
tienen la capacidad de secuestrar a uno de los chaakobl
(deidad de la lluvia) para poner sus recursos fluviales al
servicio de quien le ofrenda. Se cree que estos Duendes
son la encarnación de las figuras prehispánicas de barro
que abundan en los sembradíos de la Península de Yuca¬
tán, aunque ya hemos visto que el Popol Vuh los nombra
como seres protectores de los bosques, aunque no dice la
forma exacta en que fueron hechos. Los lugareños del Ma-
yab creen que los Aluxes pueden provocar polvaredas, re¬
molinos, gritos raros y otros fenómenos.
De modo que el Alux o Aluxe es un ser mágico Maya
del tamaño de un niño de cuatro o cinco años. Viste con
taparrabos y sombrero. Es un celoso vigilante y protector
de los montes, fiel a sus creadores. Cuentan que cuando
oscurece comienzan a pasearse alrededor de las casas, co¬
rren más rápido que un hombre. A estos seres se les atri¬
buye el órigen de varias enfermedades como la calentura,
no obstante es considerado como un ser benéfico, cuida¬
dor de las milpas.

Lo que se dice de su origen


Actualmente en el territorio del Mayab se cree que los
Aluxes fueron creados para cuidar las milpas y los mon¬
tes, algo muy cierto, aunque también corren muchas es¬
peculaciones que iremos observando. Suelen relacionarlos
Duendes, Aluxes y Chaneques 21

con Hmenes (sacerdotes) y con la desaparición de los ni¬


ños, lo que es posible aunque poco probable.
De antemano se conoce que sus orígenes son muy an¬
tiguos; una de las leyendas más comunes los ubica hechos
y formados de una mezcla llamada k"at (barro cocido)
con la sangre de un animal inteligente, fuerte y audaz.
De su velocidad nadie duda, pero un mito que circula
en la sierra dice que su cuerpo está conformado con par¬
tes de diversos animales del bosque, y que sus piernas
fueron hechas de los ciervos más rápidos que se hayan
encontrado. Ambas, afirman que cuando el Alux que¬
daba terminado, con una estatura parecida a la de un
muñeco, sus creadores lo llevaban entonces hasta el in¬
terior de los bosques y de las milpas, y lo ponían bajo
un árbol. Hasta allí se le llevaban ofrendas de han li
cool (comida del monte) y de agua fría. Al cabo de unos
días, el muñeco desaparecía de forma misteriosa por¬
que precisamente cobraba vida.
Las personas que todavía hablan el maya y el lacan-
dón, afirman que los Hmenes son sacerdotes que conocen
mucho del pueblo, de sus costumbres y de la vida. Cono¬
cen el dialecto en forma extraordinaria y son los que de al¬
guna forma asisten a los Aluxes, a quienes les gusta mucho
el agua fría. Tanto los Hmenes como los Aluxes, poseen
grandes conocimientos curativos que aplican para ayudar
a la gente de la zona. Algunos cuentan que sus bastos dis¬
cernimientos se los deben al Ca-cab (Casa de los Aluxes),
que les enseña las cosas maravillosas y luego las prac¬
tican con gran sabiduría.
22 Anet Cortez Valle

Sobre el mito de que los Aluxes suelen llevarse a los


niños que ven por casualidad en los montes, se cree que
son estos pequeños los que luego, ya dotados de grandes
conocimientos, se convierten en Hmenes. Esto no puede
ser comprobado, porque se considera falta de respeto el
preguntárselos, además de que ellos, según los relatos, no
lo dirán jamás, pues se dice que los Aluxes pueden ma¬
tarlos con una enfermedad incurable.

Más sobre los Hmenes


En la región del Mayab, hoy en día, existe un rito
poco conocido que se efectúa cuando un hombre se hace
propietario de milpas que ya no puede cuidar por sí solo.
Consiste en que los sacerdotes, precisamente los Hme¬
nes, convoquen de alguna manera a los Aluxes. Para ello
el brujo se encierra en su casa con barro, donde elabora
parte por parte el cuerpo de un muñeco que no debe me¬
dir más de dos palmos (antigua unidad de longitud espa¬
ñola que comprende la medida entre el extremo del dedo
pulgar y el extremo del meñique con los dedos extendi¬
dos; se estandarizó en 20,873 centímetros) de estatura.
Modela el vientre amasando el barro con agua de lluvia
serenada nueve noches a la luz de las estrellas, luego debe
añadirle al mismo componente sangre y carne de boa y
de mono. Después elabora el tórax, los brazos y las ma¬
nos que debe colocar cuidadosamente. Ya para terminar,
pone dentro del pecho un corazón de barro embebido en
jugo de corazón de paloma.
Duendes, Aluxes y Chaneques 23

Todo este trabajo lleva muchas horas, sobre todo por


la confección del cuello y la cabeza del Alux. Cuando
el Hmene tiene listo el muñeco, llama al campesino que
acude con toda su familia. Cada uno de los miembros de
esta estirpe debe asistir para recibirlo, pues debe el Alux
ir reconociendo a cada uno. Después, el campesino acude
a su milpa y escoge una piedra o un árbol para guardar
el muñeco en el interior del tronco. Se cree que en la no¬
che el muñeco cobra vida pudiendo servir para la labor de
custodia. Este lugar se convierte en un sitio ritual donde
se deben colocar ofrendas antes y después de cada cose¬
cha. Según esto, nadie puede deshacerse de un Alux así
creado, pues podría el intento desatarle calamidades, por
lo que es preferible, en caso de ya no necesitar de sus ser¬
vicios, devolvérselo al hmene para que sea este quien se
encargue de regresar aquel espíritu al bosque, lo que con¬
sigue luego de destruir el muñeco.
Esta es la razón por la que en un pueblo. Pisté, para
ser exactos, cercano a Chichén-Itzá, los Aluxes son como
enanitos de barro con sus sombreros del mismo material.
Viven en las cuevas y grutas con sus perritos de barro tam¬
bién. Sin embargo, en otros pueblos suelen venderse estas
figuritas que son muy vistosas, pero luego de conocer es¬
tas costumbres es mejor no comprarlas, o de hacerlo, cui¬
darlas con verdadero esmero.
Dicho ritual se relaciona con la siguiente creencia. Por
más de cincuenta años, el campesino que hacia y hace su
milpa utiliza al Alux como guardián de sus tierras. Con
este fin llevan una figurilla de barro para que sea esta la
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encargada de asustar a los ladrones y hacerle bromas al


que pase por el rumbo. Le añaden compañía remojando
barro con miel, con esto hacen la imagen de un perro que
lo colocan a un costado del Alux. Para darle vida al perro,
llevan a cabo una especie de ritual en el centro del mil-
pero, donde ofrendan la bebida de saka en trece ocasio¬
nes. Días martes y viernes efectúan el ofrecimiento hasta
completar los días pactados. Al bajar la bebida de las ra¬
mas de los árboles el milpero no la bebe y sólo la entie¬
rra debajo del altar en que hizo la ofrenda. Luego le unta
nueve gotas de su sangre en la boca del Alux y en el ho¬
cico del simulado animal. Esto lo hacen durante varios
días, igual, martes y viernes, para que éste pueda cumplir
como guardián de la milpa.
La recompensa; si alguien quiere entrar a robar en la
milpa, cualquiera de la nada le comenzará a arrojar pie¬
dras. Además, escuchará al perro ladrar dentro de la milpa,
aunque no lo vea. Esto por lo general ahuyenta a cualquier
amante de lo ajeno, sobre todo los que ya saben de los ri¬
tuales y temen por sus vidas. Cuando el milpero termina
de trabajar el terreno, destruye al Alux, estrellándolo con
una piedra. No puede dejarlo, siempre tiene que llevar un
muñeco de barro nuevo, porque si se le olvida estrellarlo,
éste creerá que es un intruso y comenzará a atacarlo en
cuanto comience las labores de reacondicionar el terreno
para la próxima siembra.
Actualmente son pocos los milperos que utilizan al
Alux para que cuide sus milpas, ya que regularmente son
los turistas quienes compran los muñequitos ignorando su
Duendes, Aluxes y Chaneques 25

procedencia y función, sobre todo porque estos muñequi-


tos fabricados en barro no son los mismos que mencioná¬
bamos al principio, es decir, los hechos con barro, sangre
y carne de animales, pues aquellos sólo pueden ser hechos
por los sacerdotes, mientras que los otros son una especie
de recuerdo que se llena de simbolismo cuando los mil-
peros los compran y alimentan de su propia sangre para
darle vida. No obstante, corren algunos mitos urbanos que
aseguran las figuritas de barro compradas en los pueblos
de Yucatán suelen cobrar vida por las noches, algo que no
ha sido comprobado todavía.

Siguiendo con los ritos


Las ofrendas a los Aluxes, debo confesar, al principio
se me hizo un tanto fuera de lugar, como que no estába¬
mos hablando de los mismos seres, pero luego encontré
una vieja noticia en la que se describía toda una cere¬
monia. Remontémonos, pues, al año 1993, la noticia se
dio a conocer en uno de los periódicos más importantes
de la capital mexicana, donde se hablaba de los trabajos
que se estaban realizando por los arqueólogos del Insti¬
tuto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Chi-
chén-Itzá.
Y es que se cree que los Aluxes son capaces de pro¬
vocar fuertes remolinos, razón por la que los hombres de
ciencia decidieron “pedir permiso a los dioses para pro¬
seguir sus labores”. La ceremonia fue oficiada por dos sa¬
cerdotes mayas en la zona oriente del estado, teniendo una
26 Anet Cortez Valle

duración de diez horas. Se puso una especie de altar de


dos metros de altura, recubierto con plantas de la región,
sobre él colocaron panes fabricados en maíz, bebida de
balché y saka. Ahí los asistentes, que eran todos los im¬
plicados en los descubrimientos arqueológicos, recibieron
una especie de limpia para protegerse de los “malos vien¬
tos”, como les llaman.
Se dice que gracias a esta ceremonia se pudieron con¬
tinuar con los trabajos. Esto reforzó la creencia de que la
zona está habitada por unos seres pequeñitos llamados
Aluxes, que viven cuidando la entidad porque la conside¬
ran muy suya. Aunque no son las únicas entidades sobre¬
naturales, se sabe que por el rumbo hay otros seres muy
parecidos que reciben el nombre de X-Tabay y Balames,
de los cuales nos ocuparemos en el apéndice. Todos estos
seres están dentro de una cosmovisión que influye de ma¬
nera determinante en la vida diaria del campesino maya.
Buenas y abundantes cosechas es lo que se obtiene siem¬
pre que se les ofrenda a los Aluxes.

Los tipos de aires de los Aluxes


Los pobladores de esa zona consideran que existen
tres tipos de malos aires: de milpa, de casa y de piedra,
que se dan cuando alguien tiene dolores generalizados, los
cuales a su vez fueron provocados por un Aluxe que des¬
cargó su furia contra la persona enferma. Contra estos ma¬
les también los Hmenes tienen una solución, muy a pesar
de que es contra los Aluxes, de quienes se supone apren-
Duendes, Aluxes y Chaneques 27

dieron todo lo que saben. La solución es también a base


de un ritual, que consiste en quemar cinco elotes y enfren¬
tar a los aires echados por los Aluxes. El sacerdote toma
un cigarro y agua ardiente, da a beber el agua a todos los
inquilinos para que no sean las futuras víctimas de los ai¬
res, y si no pueden bebería, basta con que se unten la cara
con ella. Luego encara a los aires y los expulsa del cuerpo,
algo así como un exorcismo cristiano. Se cree que esta es
la única forma de acabar con los malos aires provocados
por los Aluxes, que toman evidentemente su nombre por
el lugar donde se contagian. De modo que aquí lo más
importante es tratar de no ofender a estos seres evitando
pasar por los lugares que ellos custodian.
Con todos estos datos es posible hacerse a una idea
más concreta de lo que son los Aluxes. En primer lu¬
gar, y debido a que de ellos se habla en el Popol Vuh, se
puede deducir su naturaleza tangible aunque también sa¬
grada para los mayas, pues se encuentran en un plano in¬
ferior a los dioses ancestrales, pero creados por ellos para
la protección de la selva. Aquí cabe mencionar que la zona
del Mayab no ha podido ser completamente evangelizada,
ya que como mencionaba al principio, todavía conservan
prácticas de carácter religioso muy ajenas al catolicismo
que fue traído por los españoles. Podemos encontrar lu¬
gares donde se lleva a cabo hechicería e idolatría. Incluso
algunos de los Hmenes son sacerdotes de la religión cris¬
tiana católica que presiden una iglesia, pero que al mismo
tiempo realizan actos rituales muy antiguos. Las conoci¬
das “misas milperas”, combinan elementos prehispánicos
28 Anet Cortez Valle

tales como el sacrificio de pavos, empleo de números sa¬


grados (trece y nueve), y algunos occidentales que han
sido adoptados para darle mayor significado al uso de la
cruz en la mesa.
En segundo lugar, cada uno de estos seres tiene un
emblema de protección que adopta el campesino cuando
lleva hasta su casa una figurita de barro que los representa,
o simplemente cuando les ofrenda, sin figura, algún ali¬
mento o dulces con la ilusión de que le vaya bien en su
cosecha. Dicho de otra manera, la figura de los Aluxes
dan la oportunidad de creer que una fuerza que es parte
de la naturaleza los puede favorecer para que haya tiem¬
pos buenos en las cosechas. Toda vez que logramos en¬
tender esto podemos equiparar a estos elementales con los
de su misma especie y conocerlos como lo hemos venido
haciendo en los libros anteriores.

Aluxes y su naturaleza
Ahix es el nombre dado a un tipo de Duende en la tra¬
dición mitológica de algunos pueblos mayas. Se le des¬
cribe como uno de los más pequeños de su raza, apenas
le llega a un hombre a la altura de la rodilla. Es asociado
con la cultura Maya; también tuvo su origen en el princi¬
pio de la Creación, pues se le hizo para custodiar la selva,
lugar que habitó esta cultura, razón por la cual su vesti¬
menta es parecida a la de estos indígenas.
La mayor parte del tiempo se mantienen invisibles,
pero son capaces de asumir la forma física con fines de
Duendes, Aluxes y Chaneques 29

comunicarse con los seres humanos. Se asocian con facili¬


dad a los bosques, son custodios de ellos, pero también se
les puede encontrar en cuevas, piedras y los campos. Al¬
gunos relatos antiguos afirman que los dioses les dieron la
orden de acudir a los hombres cada que estos los necesita¬
ran, sobre todo para custodiar la milpa. Aquí voy a hacer
un pequeño paréntesis para explicar. En el mismo Libro
Sagrado de los mayas se menciona al maíz como principal
alimento de los indígenas, pero además se le da un carác¬
ter especial porque de acuerdo con el relato. El Abuelo y
La Abuela fueron quienes le dijeron a los dioses que este
sería el alimento de los hombres que debían venerarlos,
recordemos que ahí también se cuenta que los inmortales
deseaban crear al hombre, luego de haber creado a las de¬
más criaturas, sólo que no atinaban porque los antes he¬
chos no habían podido venerarlos como ellos lo deseaban,
pues se les olvidaba. Esto puede hacernos entender el por¬
qué es muy importante la milpa para los Aluxes.
Una vez llamado el Alux tiene la labor de custodiar el
maíz durante siete años, aunque esto depende de los re¬
latos y las leyendas, porque hay algunas que afirman que
es solo por temporada. Durante este tiempo de vigilia, el
Alux ayudará a crecer el maíz, convocar la lluvia y el pa-
trullaje de los campos corre por su cuenta, silba por las
noches a fin de que los depredadores crean que siempre
hay alguien. Al final de su tiempo, sean siete o un año, el
agricultor debe cerrar las ventanas y puertas de la casa, de
no hacerlo el pequeño ser deja de custodiar para dar paso a
su naturaleza juguetona y empieza a hacer trastadas en las
30 Anet Cortez Valle

propiedades. Y si se les echa con desprecio, pueden pro¬


vocar enfermedades debido a sus aires malos. De modo
que pueden ser muy útiles pero también caprichosos.
Y aunque suela decirse que la palabra Duende sólo
alude a unos determinados seres, la verdad es que la pa¬
labra en español que designa a una criatura sobrenatural
es aplicada a los elementales que se asemejan en función,
tamaño y anatomía, y los Aluxes son muy parecidos a los
Leprechauns, Trasgos, y demás tipos de diminutos seres
que arriba mencioné. Esa es la razón por la que inicié el
libro citando a los Duendes, y no únicamente traté a los
regionalmente mexicanos.
La presencia de los Aluxes es tan remota como la
civilización misma, todas las culturas precolombinas los
mencionan de una u otra manera. No es poco común en¬
contrar en los vestigios arqueológicos de los mayas re¬
presentaciones de diminutos seres fantásticos con cara
de pequeños demonios, rasgo que seguramente adopta¬
ron por conocefse su naturaleza juguetona y algunas ve¬
ces perversa. De modo que podemos llamarles también
Duendes mayas.
Sin embargo, no se sabe si son los mismos con cier¬
tos rasgos de reptil que forman parte de una antigua tradi¬
ción, o si aquellos son algo completamente distinto a los
Aluxes. Los Duendes mayas, se encuentran en ruinas que
datan de la era cristiana, no antes, pues sus rasgos anti¬
guos son muy distintos. Si algún día recorre la península
de Yucatán, ponga mucha atención porque es muy pro¬
bable que no únicamente vea diminutos seres tallados en
Duendes, Ahixes y Chaneques 31

piedra, sino que se vuelvan completamente animados y le


sigan a modo de juego.
Los guardias de la zona arqueológica de Chichén-Itzá
creen que los Aluxes trabajan reconstruyendo y mantenien¬
do las ruinas, aseguran que alrededor de las once de la noche
comienzan su labor de reconstrucción terminándola has¬
ta las dos de la mañana. Por esta razón algunos piensan
que los Duendes no son otra cosa que los antiguos ído¬
los de barro esparcidos por las ruinas que, de tiempo en
tiempo, cobran vida para llevar a cabo sus trastadas, pero
sinceramente, no lo creo así, ya que de ser esto cierto no
habría por qué mencionarlos en el Popol Vuh, así que yo
descarto esta teoría, aunque no hago de lado la posibili¬
dad de que persigan las estatuillas, pues son éstas las que
los representan y ellos son como el aire teniendo libre al¬
bedrío de presentarse de forma física.

Petición a un Alux
(Dialecto Maya)
ja’alibe’ yun Alux desde beoritasa’ yan a tak’
ka waalak’o’obo’, ts’ook ik inbitartikech, ts’ook ik
ch’a’chi’itkech; ts’ook in kajbe skech, tu’ux ka kalantke
santo semiya ich le santo koolo’, mu’ jach manba’alta
waalak’o’obo ka’ yanak a tuuxka waalak’ ch’uuyo’obo’
ti’ u kalanto’obe u jaal le koolo’, te’ ch’eelo’obo’, te’
xch’ojto’obo’ ka’ yanak a ja’asik yool lej k’ulbe’ mu’
jach xe’exe‘ek’ke grasia xano’, mu’ jach xe’exe’ek’ke se-
miyao, ka’ yanak ka’ semiyat tu jee anioi ti’ak chan kux-
32 Anet Cortez Valle

tali’, ti’ak ka’ meyajt ku paach tu ka’ateni’ in yum; desde


beoritas ka’ wojetka, ka’ yanak a kalantka waalak’o’obo’
tech kan kalantko’db te’elo’, ka’ patak u p’a’atle santo
semiya ich le santo koolo’ mu’ jach xek’iko’ob tulaakl u
klasesi semiyae mu’ jach manba’alkunsko’ob yum, leti’
bakan meetik ch’a’chi’itka k’aaba, ts’o’ok k’ajbeskech,
ts’o’ok k’ubka jo’olche’, binkajo’on eens u bo’oyi desde
beoritas bakan bin xana’ yum.
¿Qué significa?
Ahora señor Alux tienes que ahuyentar a tus anima¬
les, ya te invitamos a hacerlo, ya te adoramos en el lu¬
gar donde cuidas la santa semilla en la santa milpa. No
descuides tus animales y manda a tus gavilanes para que
desde los límites de la milpa cuiden a los ch’eelo’ob, a
los xpich’o’ob, a los xch’ojto’ob, que asuste también a los
mapaches, para que no desperdicien la gracia, que no des¬
truyan la semilla, y que haya para sembrar el próximo año
para seguir subsistiendo, y hacer los trabajos de otra milpa
Señor. Desde ahora sépase que tiene que cuidar a los ani¬
males y tú lo vas a hacer para que se conserve la santa se¬
milla y que no se malgaste. Por eso Señor, te recordamos,
ya te mencionamos y te hemos entregado tu jo’olche’.
Ahora vamos a bajar el altar que hicimos. Señor.

Leyenda Maya
Nos encontrábamos en el campo yermo donde iba a
hacerse una siembra. Era un terreno que abarcaba unos
montículos de ruinas tal vez ignoradas. Caía la noche y
Duendes, Aluxes y Chaneques 33

con ella el canto de la soledad. Nos guarecimos en una


cueva de piedra, y para bajar utilizamos una soga y un
palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva.
La comida que llevamos nos la repartimos. ¿Qué ha¬
cía allá?. Trataba de cerciorarme de lo que veían miles de
ojos hechizados por la fantasía. Trataba de ver a esos se¬
res fantásticos que según la leyenda habitaban en los cuyo
(montículos de ruinas) y sementeras: Los Aluxes.
Me acompañaba un ancianito agricultor de apellido
May. La noche avanzaba... De pronto May tomó la pala¬
bra y me dijo;
—Puede que logre esta milpa que voy a sembrar.
—¿Por qué no ha de lograrla?, pregunté.
—Porque estos terrenos son de los Aluxes. Siempre
se les ve por aquí.
—¿Está seguro que esta noche vendrán?
—Seguro, me respondió.
—¡Cuántos deseos tengo de ver a esos seres maravi¬
llosos que tanta influencia ejercen sobre ustedes! Y dí¬
game, señor May ¿usted les ha visto? Explíqueme, cómo
son, qué hacen.
El ancianito, asumiendo un aire de importancia, me
dijo:
—Por las noches, cuando todos duermen, ellos dejan
sus escondites y recorren los campos; son seres de estatura
baja, niños, pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran
piedras, hacen maldades, se roban el fuego y molestan con
sus pisadas y juegos. Cuando el humano despierta y trata
de salir, ellos se alejan, unas veces por pares, otras en tro-
34 Anet Cortez Valle

peí. Pero cuando el fuego es vivo y chispea, ellos le for¬


man rueda y bailan en su derredor; un pequeño ruido les
hace huir y esconderse, para salir luego y alborotar más.
No son seres malos. Si se les trata bien, corresponden.
—¿Qué beneficio hacen?
—Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si
se les trata mal, tratan mal, y la milpa no da nada, pues
por las noches roban la semilla que se esparce de día, o
bailan sobre las matitas que comienzan a salir. Nosotros
les queremos bien y les regalamos comida y cigarrillos.
Pero hagamos silencio para ver si usted logra verlos.
El anciano salió, asiéndose a la soga, y yo tras él, en¬
tonces vi que avivaba el fuego y colocaba una jicarita de
miel, pozole, cigarrillos, etc., y volvió a la cueva. Yo me
acurruqué en el fondo cómodamente. La noche era esplén¬
dida, noche plenilunar.
Transcurridas unas horas, cuando empezaba a lle¬
garme el sueño, oí un ruido que me sobresaltó. Era el ru¬
mor de unos pasitos sobre la tierra de la cueva: Luego,
ruido de pedradas, carreras, saltos, que en el silencio de
la noche se hacían más claros.
Tomado del libro: “Leyendas, ceremonias tradiciona¬
les y relatos de la zona maya”.
Gracias a estos relatos es que podemos darnos cuenta
de las costumbres de los Aluxes. Los ancianos de la selva
no se inmutan cuando se les pregunta por los Duendes ma¬
yas, ellos les tienen estima, pero sobre todo respeto, siem-
pi^ les guardan lo mejor de sus alimentos: pan, tortillas,
aguardiente, semillas, dulces. No se asustan por los gritos
Duendes, Aluxes y Chaneques 35

y risas que puedan escucharse por los montes cuando cae


la noche, al contrario, dicen que esa es la señal de que es¬
tarán bien, de que no habrá ladrón que entre a sus tierras
y que las plantas darán buena cosecha, de lo contrario sí
se sentirían angustiados, pues sería la muestra de que sus
antepasados ya no están para protegerlos.
Pero como soy muy testaruda, no pude evitar pregun¬
tar si creían que los Aluxes eran niños mayas como un
programa de televisión lo había mostrado como una po¬
sible explicación a la desaparición tan repentina que tuvo
esta cultura. Les dije que según esta versión los mayas an¬
tes de partir a su tierra (como se dice en el Popol Vuh), es¬
condieron a sus hijos en las cavernas de la zona para que
los invasores no pudieran acabar con ellos, el resultado fue
que los pequeños niños, al estar tan estrechos en los inte¬
riores de las cavernas, se hicieron pequeñitos y comenzó
a salirles pelo en todo el cuerpo, a modo de protección
contra el frío y la intemperie, de modo que se deformaron
y adoptaron otra fisonomía completamente distinta a la de
un humano. La respuesta fue que no lo creían así, porque
los Aluxes habían sido creados antes que a los propios
hombres, lo que hacía imposible esta teoría.

Leyenda de una tierra legendaria


En la tierra legendaria del Mayab suceden muchas
cosas misteriosas. Esta leyenda es una de tantas que sor¬
prenden a propios y extraños por los hechos tan impresio¬
nantes que hoy exponemos en esta narración.
36 Anet Cortez Valle

Este personaje, es el primer protagonista, según él lo


vivió de esta manera: Como él es un campesino, siempre
se levanta muy temprano para ir a su milpa, pues en los
años anteriores la tierra generosa le ha dado muy buenas
cosechas de todo lo que ha sembrado.
De esta milpa se alimentan los animales y aves del
bosque antes de que el campesino levante todo su pro¬
ducto para consumo familiar; y así todos vivían felices,
hasta que un día al llegar a su milpa encontró sus cultivos
muy destrozados por los pájaros y los animales; se puso
furioso y empezó a espiar a los pequeños y grandes des¬
tructores para cazarlos y comérselos; los habitantes del
monte vieron con tristeza como el campesino mataba al
venado, al puerco, al tejón, a la ardilla; los pájaros chi¬
cos y grandes caían por igual; así se pusieron muy ariscos
y también ellos espiaban el vuelo y chillaban con fuerza
para que lo escucharan los demás para huir con rapidez.
Pero un día viernes, el campesino salió de su milpa
muy temprano, al subir en la tranquera y antes de entrar
a su milpa, se extrañó del silencio que reinaba a su alre¬
dedor y, de pronto, escuchó una voz muy fuerte que le
dijo:
—Desde hoy no vuelvas a poner un pie en este suelo,
porque has de saber que eres un ingrato y la maldad se
adueñó de tu persona, porque ya no quieres a tu familia
que muchos años te acompañó en tu trabajo en esta tie¬
rra que les ha dado de comer por mucho tiempo, ya te
olvidaste de hacer los sacrificios que hacías con todo tu
corazón y como pago siempre levantaste muy buena pro-
Duendes, Aluxes y Chaneques 37

ducción, aunque tus vecinos no gozaban de las mismas


consideraciones.
“¿Dónde está el saká endulzado con miel, hecho con
los mejores frutos de la tierra?, ¿dónde está el Han-lil-col
que hacías en reciprocidad por todo lo que recibías?, ya
no quemas el pom o copal para perfumar el ambiente que te
da alegría y sus bondades con tu familia y tus hijos que
ahora lloran de dolor y miedo, por eso es que siempre has
cosechado lo que has sembrado y esta vez has sembrado
mucha maldad, mucho egoísmo en tu corazón y eso debe
tener su castigo.
El campesino le contestó;
—Tú no puedes impedir que yo entre en mi milpa,
porque yo la trabajé y tú no tienes ningún derecho, mira
a tu alrededor, todo el cultivo de las orillas de la milpa
está destrozado por los pájaros y animales, yo trabajo para
mí y no para ellos, pues todos los años así lo han hecho
siempre.
—Cállate mal hombre, todavía eres muy ciego para
ver bien, esta tierra te da el doble de lo que tus vecinos
cosechan porque aquí está lo que les toca a todos, por¬
que tú eres uno de ellos, pues vives de los productos de
la tierra. Por eso tú no puedes volver a esta tierra. El mar¬
tes próximo te espero para que nos matemos y dejes para
siempre este lugar antes de que salga el sol.
El campesino muy valiente le contestó:
—Así será, porque tú eres muy chiquito y muy feo,
seguramente no tienes ninguna educación.
38 Anet Cortez Valle

En ese momento una avispa sembró su aguijón en


la ceja del campesino, quien cerró los ojos por el dolor
del piquete, al abrirlos nuevamente ya no se encontraba
el hombrecito y solamente veían gran diversidad de ser¬
pientes venenosas que se enroscaban en la entrada de la
milpa y lo obligaban a alejarse rápidamente de ese lugar
cumpliendo sin querer las órdenes del Alux de no volver
a entrar a su milpa.
Cuando llegó a su casa su esposa se sorprendió y le
preguntó qué tenía, pues regresó más temprano que de
costumbre, y él muy enojado le contestó que él ya no
volvería a su milpa para traer maíz, frijol, calabaza, ca¬
mote, yuca, jicama, tomate, sandía, etc. porque un mal¬
vado hombrecito llamado Alux le dijo que el próximo
martes, antes de salir el sol, lo esperaba para matarse con
él ahí mismo.
La señora le contestó:
—Hace muchos años mi abuelo me contó que todo
aquél que recibe, amenazas y trata de eludir al Alux, no
vive para contar lo que pasó y yo no sé qué hacer pues no te
puedo ayudar. Tengo mucho miedo porque todos aquellos
que mata el Alux no se quedan en paz, pues se convier¬
ten en algún animal del monte.
—Con esto que me dices yo también tengo miedo por¬
que no sé cómo defenderme, ya que con las escopetas de
cacería dicen que no se les hace nada, pero cuando ellos
disparan con su pequeño rifle sí matan de verdad. ¡Estoy
desesperado!
La señora le dijo:
Duendes, Aluxes y Chaneques 39

—Mi abuelo decía que hay que preguntarle a las per¬


sonas más viejas de la comunidad, a los mejores Hmenes
o curanderos que conocen muchos secretos de la natura¬
leza.
El campesino fue a visitar a los abuelos más viejos de
la comunidad para explicarles su problema que no lo de¬
jaba tranquilo, pero todos le decían que ellos tampoco sa¬
bían nada y regresó a su casa muy preocupado, pues había
perdido hasta el apetito y ya se aproximaba el día de en¬
contrarse nuevamente con el Alux. Hasta que un buen día
llegó a la población un viejito muy cansado y le preguntó
al campesino qué le sucedía, y el campesino contestó.
_Yo no tengo nada—, pues había perdido la con¬

fianza consigo mismo.


—Yo conozco tu problema buen hombre, pero pri¬
mero regálame un pozo de agua y un cigarro para decirte

cuál es la solución.
Al campesino se le iluminaron los ojos de alegría al
escuchar al señor que lo miraba detenidamente, enseguida
le dio de beber agua y le pidió que se sentara para escu¬
charlo mejor y sin que el campesino le contara su pro¬
blema, esto lo dijo en un tono serio y fuerte:
_Hoy mismo compra cinco metros de manta cruda
y sin que la hayan remojado con agua, córtala para tu ca¬
misa, entera de la cabeza hasta los pies, cuida de no dejar
un solo agujero, porque por ahí te pueden matar, sola¬
mente deja para ver al Alux y cuando llegue el momento
no te vayas a molestar primero, deja que el Alux hable y te
ofenda todo lo que quiera y cuando te diga que le dispares
40 Anet Cortez Valle

primero no lo hagas, dile que él dijo que te quería matar


por eso él debe disparar primero y dile enseguida Xma-
ichquil, tzoroz y ya no podrá resistir, cuando él dispare no
te muevas de tu lugar, desde ahí le vas a disparar con unas
balas de sal ahumadas con chile seco quemado.
—Pues muchas gracias señor, si cuando regrese de mi
viaje me encuentras, invítame a tu casa y cuéntame con
tus nietos todo lo que sabes.
Cuando llegó el día martes muy temprano se levantó
el campesino, vistió como le explicaron, preparó su ri¬
fle y se fue pero antes de entrar le volvieron a llamar di-
ciéndole;
—Pues bien, eres muy hombre, lástima que te veas
muy feo. Con esa ropa que traes, quítatela para que mue¬
ras tranquilo y dispara primero, porque ya es muy tarde
y tengo que ir a hacer justicia en otra parte, dispara si no
tienes miedo porque eso es todo lo que te queda.
El campesino le dijo:
No, dispará tú primero ya que no quieres que yo
entre en ese terreno xmá-ichquíl, tzoros.
El Alux no aguantó más y disparó, todas las balas de
su rifle se regaron en el suelo ya que no lograron pene¬
trar la tela virgen, y todo el fruto del sip-chí quedó en el
suelo, enseguida el campesino le disparó con su rifle y se
escuchó un grito fuerte y el Alux cayó, pero antes de to¬
car el suelo se convirtió en una zorra y arrastrándose salió
de su milpa. El campesino observó que había un silencio
absoluto y asustado se quitó del lugar.
Duendes, Aluxes y Chaneques 41

Desde entonces toda la superficie de la tierra que


producía muy buenas cosechas para el campesino, nunca
más volvió a germinar ningún producto para alimentarse,
como un castigo, o justicia del Alux, el cual ya no puede
ni debe volver en esta tierra misteriosa y muy pródiga para
todos aquellos que trabajan y comparten, sin egoísmo, lo
que la naturaleza da para el hombre del campo.
José Norberto Uc Colí (n. 1917).
Calkiní, Cam.

Como podrá darse cuenta, las mejores leyendas sobre


Aluxes ya fueron escritas hace muchos años, siendo una
fuente muy digna de confianza debido a que hoy en día
la creencia va perdiendo fuerza y es fácil confundirla con
otras más que intentan señalar a los Duendes mayas como
entidades espectrales. Otra de las fuentes son los viejos
de la región yucateca, pero aquellos ancianos que hablan
el maya y han vivido muy apegados a la selva, de ahí re¬
cogí la siguiente información.

El bejuco
De gran significado místico y religioso para los indí¬
genas mayas, el bejuco conocido como Ak tiene tantos y
diversos usos relacionados con el mundo espiritual, siendo
aún usada en algunas comunidades mayas en la ceremo¬
nia del Chaa Chac. Se trata de una planta trepadora, de
la familia de las Vitáceas a la que pertenece la vid (uva).
Es una enredadera que puede alcanzar gran longitud, y
42 Anet Cortez Valle

se cree que posee poderes mágicos siendo utilizada con¬


tra los malos espíritus, brujos y otros seres de origen es¬
piritual, incluyendo a los Aluxes.
Una de las propiedades que se le atribuyen al bejuco
es el poder para atrapar a los seres antes mencionados,
para lo cual se debía cortar un pedazo suficientemente
largo y flexible de esta liana haciendo con ella un lazo
con la que se podía atrapar al ser indeseado. Se cree que
el bejuco tiene la capacidad de absorber toda la energía
del ente evitando que causara problemas.
Se dice que si al Alux se le atrapa con el bejuco, se
convertirá en piedra y nunca podrá recuperar su forma ori¬
ginal. Actualmente en algunos patios de Yucatán colocan
ídolos de piedra, el mito dice que fueron Aluxes atrapa¬
dos con bejucos, pero los dueños de las figuras claro que
lo niegan.
Y es que los Aluxes son considerados como superio-
les por ser creados por la voluntad de los dioses, pueden
existir durante cientos de años. Si el Alux es bien cuidado
por alguna familia, se quedará con esta hasta que el pa¬
dre muera, es entonces cuando vuelve al servicio de Yum
K'aax, dios de los bosques y las milpas, para ayudarle en
el mantenimiento del orden. Estas entidades han sido vis¬
tas no sólo en las milpas, se les ve en las cavernas, en los
cenotes de los viejos templos, y no falta quien dice que
custodian un sagrado tesoro.
Los abuelos de la región Mayab dicen que los Aluxes
subsisten y aún laboran en las tierras. Entre los habitantes
de los poblados rurales, entre la gente que por su ocupa-
Duendes, Aluxes y Chaneques 43

ción deambula en los bosques y campos, y se mantiene en


contacto con los manantiales misteriosos de la vida. Se les
ha visto correr, y se les describe como pequeños seres del
tamaño de un niño pequeño que viste como los indígenas,
lleva siempre sombrero y está acompañado de un perro.
A
TERCERA PARTE

Los Chaneques

L os Chaneques son dioses menores de la mitología


mexica, su nombre proviene del náhuatl ohuican, que
significa “los que habitan en lugares peligrosos”. Estos
seres también elementales, moran en los bosques y sel¬
vas, cuidando los manantiales, los árboles y animales sil¬
vestres.
Una tradición popoluca cuenta que Dios, después del
grandioso proceso de la Creación, observó que nadie se
encargaba del cuidado de los organismos por Él creados,
así que decidió hacer al Chaneco, o Rey de la Tierra, para
que los protegiera. De esta manera, el Chaneco se fue con¬
virtiendo poco a poco en el dios de la tierra, del agua, de
las plantas y de los animales. El Chañe, o Chaneco, vive
en el talogan, Cantaxotalpanota o ta’altampa, el mundo
subteri'áneo o paraíso donde la naturaleza es pródiga, ahí
disfruta con otros seres sobrenaturales la abundancia y el
bienestar. Su mundo inferior está comunicado con la tie-
45
46 Anet Cortez Valle

rra por la ceiba, ese árbol tan grande y bello que se en¬
cuentra en las selvas. De esta manera, utiliza los huecos
que hay en sus robustos troncos para vivir, además de
otros muchos lugares. Por esta razón, los Chaneques ron¬
dan principalmente por las ceibas, manantiales, saltos de
agua, cuevas y cerros.
Razón suficiente para creer que los Chaneques cui¬
dan los bosques, lo que a su vez los hace responsables
de los animales y todo lo que en su interior existe. Estas
creencias popolucas pueden resultar poco creíbles, aun¬
que tienen su fundamento en algo muy cierto, ya que en
la mayoría de las culturas tienen la firme convicción de
que los árboles son un portal a otro mundo, esto lo he¬
mos venido tratando desde nuestro primer libro sobre se¬
res fantásticos.
Los antecedentes de la presencia de los Chaneques
se encuentran desde el siglo IX, en la cultura Maya, re¬
lacionándoseles en otros territorios como Oaxaca, Gue¬
rrero y Michoacán, donde se conserva hasta la fecha la
firme creencia que los Chaneques existen. En ciertas po¬
blaciones de estos estados es un asunto cotidiano hablar
de ellos, nadie niega que existan aunque no todos hayan
tenido la primicia de un enfrentamiento. Se les puede en¬
contrar en los manantiales, arroyos, norias, pozos, por ello
se les considera espíritus del agua.
Al igual que los Aluxes, la figura del Chaneque está
rodeada de leyendas, mitos e historias que intentan de al¬
guna manera justificar su existencia y narrar su creación.
De esta manera podemos encontrar mitos que los ubican
Duendes, Aluxes y Chaneques 47

como almas de niños que no fueron bautizados en vida, y


que al morir sin poder entrar al limbo, o al paraíso, bus¬
can a un niño para robarle la sombra. Esta historia me pa¬
rece que tiene un mensaje moralizador parecido al que se
utilizó en los bestiarios de la Edad Media, pues si pone¬
mos un poco de atención podemos damos cuenta de que
posiblemente es una inspiración a que no haya niño sin
ser cristianado.
El ya fallecido escritor de Zirándaro, Teobaldo Gon¬
zález Palacios, en uno de sus libros explicaba la diferencia
entre un Chaneque, un nagual y un hechicero. Mencio-
48 Anet Cortez Valle

naba que los naguales tenían el poder o conocimiento de


transformarse en animales del monte, y con esta facilidad
podían meterse en las casas y cometer tropelías que se les
ocurrían. Mientras que los hechiceros, son mágicos em¬
belesadores, quienes trafican con sortilegios para traer la
buena suerte liberándose de daños y peligros, pero por lo
general se basan en trucos y mentiras. En tanto que los
Chaneques, son seres de estatura pigmea, pues aseguraba
que era una aberración citarlos más pequeños, que se pare¬
cen a los Duendes que habitaban en las:)easas antiguas de
Europa y muy similares a los tan conocidos pigmeos del

Africa.
Basarse en esta descripción podría encaminarnos a
imaginar a los Chaneques, pero como no menciona haber¬
los visto no podemos fiarnos del todo. Sobre todo porque
la figura del Chaneque es muy específica para los ancia¬
nos del pueblo mexicano, la mayoría coincide en que son
muy diminutos a comparación de la tribu africana que os¬
cila entre los ochenta centímetros y el uno veinte, aunque
podría §er que el tamaño dependa del hábitat del ser, pu-
diendo haber Chaneques pequeños en ciertas zonas y al¬
gunos un poco más altos en otras.
Se dice que en las noches de luna, los viejos de las re¬
giones indígenas suelen contar historias de Chaneques, la
mayoría de ellas coinciden en que se aparecen en los arro¬
yos, sobre todo en las orillas del Balsas, donde se cuenta
que al cruzarlo en 1803 el Barón Humboltd, sin imagi¬
narlo se enteró del asunto. Venía procedente de Acapulco
a México, el Barón viajaba en una canoa junto con gente
Duendes, Aluxes y Chaneques 49

de la región, en cuanto atravesaban las aguas del río, una


señora metió la cabeza de su hijo entre sus enaguas, lo que
llamó la atención del alemán, pues parecía que lo estaba
ocultando. No le falló, efectivamente la mujer estaba es¬
condiendo al niño, ya que aseguraba que los Chaneques se
lo podían llevar. El extranjero tomó nota de todo lo ocu¬
rrido en ese viaje, y es por ello que pudimos enteramos.
¿Por qué llevarse a los niños?, esta es una pregunta di¬
fícil que cuenta con una respuesta; sin embargo, primero
es conveniente que usted como lector sepa que los Chane¬
ques pueden ocasionar, al igual que los Aluxes, enferme¬
dades; se dice que son capaces de provocar fiebres altas,
sobre todo en los niños. Los ancianos indígenas suelen cu¬
rar a la “víctima” con albahaca, claras de huevo, agua ben¬
dita e imágenes religiosas; durante el ritual de sanación le
ordenan al espíritu del pequeño que vuelva a su cuerpo.
Esta creencia es muy antigua, se remonta a la época
prehispánica, cuando se creía que los Chaneques eran ca¬
paces de asustar a la gente hasta hacerles perder su tona-
lli, un espíritu asociado con el día de su nacimiento, algo
así como un ángel guardián, lo que si no era corregido
mediante un ritual destinado a recuperar el tonalli perdido
podría ocasionar la muerte del individuo.
Actualmente, en el sureste de México, los Chaneques
son espíritus traviesos con aspecto de niños que esconden
cosas y se aparecen a la gente distrayéndola para hacer¬
les perder el camino o desaparecerlos. Una creencia muy
popular es la de usar la ropa al revés al andar solo por el
monte para evitar que estos Duendes lo atrapen. Y es que
50 Anet Cortez Valle

ciertamente intervienen en la vida cotidiana, pues aunque


no se crea en ellos, el simple hecho de que una leyenda o
mito sobre estos seres nos altere y ponga a pensar nos de¬
muestra que son parte integral de nuestra existencia.

Costumbres de los Chaneques


El lugar donde los espíritus no descansan jamás se
llama bosque, porque es ahí donde siempre se escuchan
ecos de voces, de viento, y se ven sombras pasar. Muy an¬
tigua es la creencia de que cada árbol tiene vida, al igual
que las plantas y evidentemente los animales, lo que es
común y aceptado, pues al ser organismos que evolucio¬
nan demuestra que poseen individualidad. Si aceptamos
esta teoría, también debemos creer en la posibilidad de
que existan seres elementales que hacen que las cosas en
esa zona funcionen de una manera correcta.
Quienes los han visto los describen narizones, con
pies muy extraños como si les crecieran para atrás. Les
%
gusta vivir en los árboles de amate, en las cuevas y en
los ríos, de los cuales son guardianes, porque el agua es
la fuente de la vida. Los animales son sus amigos, sobre
todo los armadillos que les prestan sus caparazones para
que se sienten.
Cuando un cazador hiere alguno de los animales del
bosque, los Chaneques se enojan mucho y hacen malda¬
des, como llevarse al perro del cazador hasta sus cuevas
y no dejarlo salir, hasta que el hombre mismo entra por el
animal luego de bañarse con agua bendita. Si alguien cae
Duendes, Alwces y Chaneques 51

accidentalmente en un manantial, el Duende cree que es


de su propiedad y se apodera de su alma, por eso la per¬
sona sale pálida y fría, y para curarle hace falta prestarle
primeros auxilios.
Se cree que los Chaneques no tienen ni sombra ni
sexo, pero les gustan los juegos de azar, el alcohol y las
travesuras. Llevan siempre un sombrero y a diferencia de
los Aluxes, éstos suelen vestir de peto hecho de una ex¬
traña tela. Suelen ser como niños y todo lo que encuen¬
tran lo transforman en juego, así que bien pueden utilizar
brazas ardiendo como pelota y divertirse a lo grande con
las quemadas. Todo el tiempo están riendo, se juntan en
bandadas y parecen pillos.
Muchas de las leyendas dicen que los Chaneques es¬
cupen a la gente cuando se sienten agredidos, claro que
los que recibieron su saliva también se llevan a casa la sor¬
presa de los dolores, algo así como un rotavirus que no se
cura con nada, excepto una ofrenda a los propios Duen¬
des. Se cree que si de la nada comienzan los achaques,
luego de haber reñido con unos niños que parecían mal¬
criados en las calles, lo mejor que se puede hacer es lle¬
var flores al río más cercano, arrojarlas antes de que salga
el sol caminando a contracorriente, este ritual se hace dia¬
rio hasta que los dolores desaparecen, de lo contrario el
Chaneque acaba con el alma del enfermo.
Pero a los Chaneques les gusta también perder a las
personas, disfrutan desorientándolos y muchas veces se'
llevan a los niños hasta sus hogares. Aquí tengo que ha¬
cer un pequeño paréntesis para mencionar algo que creo
52 Anet Cortez Valle

y que estoy segura que muchos lectores coincidirán con¬


migo. Si tomamos en cuenta la naturaleza de los Duendes,
fijémonos en los europeos porque de los americanos poca
información tenemos, nos daremos cuenta de que aunque
pertenezcan a la misma especie existen muchas razas que
pueden o no torcer sus acciones, así llego a la convicción
de que no todos los Chaneques y Aluxes tienen la natura¬
leza perversa, sí traviesa, pero no puedo creer que si exis¬
ten sean todos malos, aunque claro esta es sólo una teoría.
Y lo digo porque en una visita que hice a Veracruz —un
amigo me invito a pasar unos días en Tierra Blanca— su
abuelito, un señor entrado en años, con título universitario
y profesión admirable, me confesó que a su nieto, o sea a
mi amigo, se lo habían llevado los Chaneques cuando era
apenas un bebé, claro que estuve a punto de reírme, pero
luego puse atención al relato y me dijo que lo sacaron de
la cuna y lo devolvieron a los tres días, lo que me puso a
pensar, pues de ser de otra forma ¿quién lo alimentó du¬
rante esos días?, luego supuse que alguien lo había se¬
cuestrado o algo así, pero el anciano lo cuenta con tanta
firmeza que me hizo dudar, y es por ello que creo que no
todos estos seres pueden ser tan malos, aunque no me ex¬
plicó el porqué del robo. Sin duda los Chaneques son de
costumbres extrañas.

El clima idóneo para estos Duendes


La neblina es un fenómeno meteorológico de un lí¬
quido en pequeñas gotas flotando en la atmósfera: es un
Duendes, Aluxes y Chaneques 53

aerosol. Ocurre de forma natural como parte del tiempo


o de la actividad volcánica. Es común en climas fríos deba¬
jo de aire templado. La niebla se diferencia por la inten¬
sidad del aerosol, que se expresa con la visibilidad. Si el
fenómeno meteorológico da una visión de un kilómetro o
menos, es niebla, si permite ver a más del kilómetro, es ne¬
blina. No obstante, pareciendo que los Duendes no alcan¬
zan a distinguir esto, ellos salen cuando indistintamente
las gotas de agua pequeñísimas están posadas en el am¬
biente. Ese es su clima idóneo.
Todavía recuerdo mi infancia en el rancho de la abuela
cuando en temporadas de lluvia, siempre en mis vacacio¬
nes escolares, bajaba o salía la neblina con aquellos agua¬
ceros torrenciales; los cuidadores, quienes vivían en una
pequeña casa al costado de la principal, siempre nos de¬
cían: “Van a salir los Duendes”, y nos hacían meter en la
morada donde observábamos hacia la huerta de aguacates
que se llenaba de un blanco casi perfecto; no se veía nada,
pero ahí esperando el momento indicado, tratábamos de
ver a los hombrecitos. La verdad, jamás vi uno.
Pero ahora que lo pienso, no entiendo cómo no me
daba miedo, verá, la casa en sí imponía, dejando a un
lado a los seres. Del lado izquierdo, tomando como punto
de partida la puerta principal, se hallaba un casco de ha¬
cienda; del lado derecho, las caballerizas que lindaban con
bosque; al frente, árboles enormes que impedían ver los
volcanes, aquellos que están unidos hasta por una historia
de amor; y hacia atrás, más bosque en desnivel, y ya para
54 Anet Cortez Valle

rematar, una zanja que limitaba el terreno de mi abuelita


con el de los vecinos que nunca iban.
Cada fin de semana eran como obligatorias las histo¬
rias de los peones, siempre que llegaba la manda más de
las tierras, se escuchaban esas cantaletas de: “Se lo ase¬
guro señora, y lo sacaron a la milpa y allí le pegaron”.
¿Quién contra quién?, me preguntaba poco antes de que
mi siempre oportuna madre me llevará adentro. Luego no
entendía tanto escándalo, pues bien nos permitían a mis
hermanos y a mí correr por la huerta, así que empecé a
descartar que hablaran de un ladrón.
Efectivamente, don Justo (q.e.p.d.), llegó a sustituir
a una familia que se hacía cargo del cuidado del rancho,
quienes por tener tantos hijos, tuvieron que mudarse al
pueblo para que éstos pudieran estudiar. Y era precisa¬
mente a este señor a quienes los supuestos Duendes lo
sacaban de la casa y lo llevaban a una loma donde le pro¬
pinaban ciertos golpes; sus hijos y esposa siempre le iban
con el cuento a mi abuela. Yo desconfiaba de sus relatos,
hasta dejé de mirar por las ventanas cada que llovía y se
presentaba la neblina, pero luego este hombre llegó con
otras historias de un “gatote gigante”, y tres semanas des¬
pués, ahí estaba, un puma recién cazado. Fue entonces que
se ganó mis respetos, aunque tuviéramos pendiente lo de
los Chaneques.
Pero es malo mentir, para ser sincera nunca mencionó
que fueran Chaneques, más bien lo digo yo ahora que re¬
cuerdo todas sus historias. Así que desde que soy niña,
como les venía diciendo desde el comienzo de este libro.
Duendes, Aluxes y Chaneques 55

he estado de alguna manera inmersa en leyendas y creo


que por eso decidí esta profesión. Pero como mencionaba,
el clima idóneo para los Duendes es la neblina.
Todavía hoy en día los indígenas creen que las llu¬
vias les traerán nuevas, buenas o malas, pero nuevas, y
siguen afirmando que con la neblina los cantos y risas
de los Chaneques se escuchan por los montes, entre más
atención se les pone más fuerte se oye. Dicen los ancia¬
nos que si se llega a oír voces en los montes nunca se
deben contestar, porque entonces estos seres juguetones
lanzaran un hechizo en nuestra contra haciendo que per¬
damos el camino.
La mayoría de los campesinos, sobre todo en las sie¬
rras, pegan con su machete en las plantas en cuanto co¬
mienzan a escuchar esos cuchicheos que parecen de niños,
esto los espanta y dejan de molestar, al menos por un rato.
En el estado de Puebla, se cuentan historias como la de un
niño que se perdió cuando su madre lo estaba preparando
para ir a la escuela, nadie lo encontró. Cuando salieron a
buscarlo, ya de noche, lo hallaron en una barranca enre¬
dado en unas matas. El niño, de seis años, dijo que afuera
de su casa estaba otro niño chaparrito que le hacía señas y
lo invitaba a jugar, él lo siguió muy contento y jugó sólo
unos minutos, que en verdad fueron horas. Luego ya no
supo decir por qué estaba entre los matorrales.
Historias como estas se cuentan a menudo, la mayo¬
ría tiene como escenario principal un día lluvioso en el
que la neblina hizo acto de presencia.
56 Anet Cortez Valle

Los Chaneques y el oro


En este año que se nos está yendo, se publicó una no¬
ticia poco creíble que aseguraba encontraron en el Edificio
de los Obreros Textiles de la fábrica de San Lorenzo, esto
en Nogales Orizaba, un Chaneque. Algunos se pregunta¬
rán ¿qué hace la prensa tras estos mitos locales?, pues se
sorprenderá de saber que los diarios de las zonas rurales
tienden a darle importancia a este tipo de hechos, razón
por la que no me asombré tanto, pero lo que sí me produjo
curiosidad es saber por qué luego de que determinaron las
autoridades haber detenido a un presunto Chaneque, lle¬
garon hasta el lugar buscadores de tesoros con equipo lo¬
calizador de ollas o vasijas de barro.
Se creía que el hombrecito, de treinta centímetros de
alto, el cual fue descrito con cara de viejo y grandes uñas,
escondió en el predio un tesoro y era preciso sacarlo an¬
tes de que la modernización de una tienda comercial lo
dejara ahí para siempre.
No^obstante, muchos aseguran que la noticia se circu¬
ló para darle resonancia a la zona y que los turistas lle¬
garan por la curiosidad de conocer al Chaneque, mas el
alcalde Miguel Romero lo desmintió todo y asegura que
el ser en verdad fue atrapado, pues es la versión de los
policías, aunque él no lo haya visto con sus propios ojos.
Mucha gente de estados como Puebla, Oaxaca y Tlax-
cala, llegaron buscando al elemental, aunque finalmente
se fueron sólo con la versión de algunos que aseguraron
haberlo visto.
Duendes, Aluxes y Chaneques 57

Hoy en día, el municipio de Nogales tiene dos atrac¬


tivos; la Laguna y el Chaneque, aunque una es comple¬
tamente tangible. Los lugareños, sin embargo, siempre
saben atrapar al turista diciéndole que en las construc¬
ciones viejas de los alrededores todavía hay Chaneques,
pero ¿qué hay del que arrestaron?, pregunté un buen día
que me animé a ir, me respondieron que ese se desvane¬
ció en cuanto estuvo tras las rejas, “muy obvio”, respondí
con sarcasmo, pero luego me retracté pues estos seres,
presentes o no, son parte de la idiosincrasia del mexicano
indígena. Aquella señora que se animó a responderme
todas mis preguntas, me dijo: “No es un Duende es un
Chaneque, éstos sobrevienen de la tradición prehispánica
mexicana, diversos grupos como los Nahuas, Olmecas o
Popolucas consideraban a los Chaneques como seres di¬
vinos que protegían la naturaleza, mientras que los Duen¬
des más bien pertenecen a la tradición europea, aunque se
puede decir que tienen diversos paralelismos como su ta¬
maño, el hecho de ser seres mágicos, y su hábitat”.
Me gustó la respuesta, necia yo en decir que era un
Duende. Sobre si son buenos o malos eso depende de
las creencias populares. Ahora bien, trataré de encontrarle
una explicación a esa creencia de que ocultan tesoros. En
la mitología irlandesa aparece un Duende muy caracterís¬
tico llamado Leprechaun, que se considera inmensamente
rico. Oculta su oro en lugares misteriosos, y de acuerdo
con la creencia del lugar sólo revelarán su ubicación a
la persona que los pueda capturar, lo que al parecer es
casi imposible. Se le describe juguetón, maldoso y muy
58 Anet Cortez Valle

codicioso, no hay relato que no remarque su naturaleza


avara. Viste un pantaloncillo corto color verde, una camisa
blanca y chaleco que hace juego con el pantalón; lleva un
sombrero chato adornado con listones y suele cargar algún
objeto de oro, como puede ser unos aretes, una moneda
o un reloj, el cual sólo le sirve de adorno, pues la hora y
el tiempo poco les importa. Se le ha visto deambular por
los bosques, que en Irlanda son muy frondosos.
No son los únicos, de forma generalizada los Duen¬
des tienen un mayor tesoro: su hábitat; bosque, selva,
ríos, arroyos. Todo lo que forme parte de este territorio
lo creen suyo porque ellos fueron creados para defenderlo.
De modo que si algún humano va y entierra dinero, ya sea
porque las guerras o revoluciones lo orillen o porque sim¬
plemente es un bandido que necesita resguardar lo robado,
estos seres al verlo en su territorio lo van a tomar como
propio y se lo adjudicarán como si en verdad ellos lo hu¬
bieran reunido. Esto mismo aplica para los que se dedi¬
can a custodiar las cavernas en donde hay toda variedad
de piedr^as preciosas. Claro que ellos también son alfare¬
ros y pueden crear piezas únicas y de gran valor, pero ge¬
neralmente las leyendas e historias nos han confesado que
custodian tesoros ajenos que creen propio.
Es tiempo de volver con algunas memorias. Cerca del
rancho de mi abuela existían unas grutas, o mejor dicho
ojos de agua, ya secos, de donde no se podía sacar ni una
gota de líquido vital. La mayoría de las personas asegu¬
raban que de ellas salían unos hombrecitos de unos cim¬
ienta centímetros de estatura que solían pegarle a quien
Duendes, Aluxes y Chaneques 59

pasara por ese sitio. No estoy hablando de los mismos que


molestaban a don Justo (q.e.p.d.). Los cuidadores de una
casita rústica que servía de resguardo para cuando reco¬
gían la siembra, aseguraban que el lugar estaba lleno de
oro proveniente de la hacienda, aunque no sé exactamente
de cuál, ya que por ahí son aproximadamente tres cascos
los que se levantan en la tierra, incluyendo al que estaba
cerca del rancho de mi familia.
Muchos de los llamados gambusinos (buscadores de
tesoros) llegaban con regularidad a los cascos en busca
del dichoso metal, hay versiones de que sí lograron sacar
algo, pero hay otras en las que unos enanos les impedían
buscar en las ruinas. Tiempo después, cuando yo tenía
como doce años de edad, corrió otra historia sobre los
Duendes. Para esto la mayoría de bosque dejó de serlo y
llegaron a comprar las vastas extensiones de terreno para
construir unas casas de campo, la gente que las habitaba
sólo iban como nosotros los fines de semana y de lunes
a viernes sus cuidadores hacían la labor de resguardo. La
última en ser construida fue una finca muy cerca del casco
de hacienda, demasiado cerca, de hecho por las ventanas
se podía ver el interior de lo que fue en otros tiempos una
prominente casa. Mas se tardaron en construir que en en¬
contrar un vigilante adecuado. Dicen que todas las no¬
ches se metía un enano de pelo anaranjado, con aretes y
una especie de machete a la casa para exigirle que aban¬
donara sus tierras, que el oro ahí enterrado era suyo. El
custodio era muy valiente, pues aguantó alrededor de un
mes, pero luego tuvo que ser llevado a una clínica por-
60 Anet Cortez Valle

que quedó completamente loco, o al menos así lo creyeron


luego de que dio su fiel versión sobre el Duende.
Poco después de que el custodio se fue, llegó otro, y
otro, todos dando la misma descripción del enano. A la
fecha la casa está abandonada, ni siquiera los dueños han
podido venderla. Es por ello que sí creo que los Duendes
tengan un tesoro qué resguardar, aunque más grande con¬
sidero que es su territorio.

Su alimento
Creo que para terminar con el tema de los Chane¬
ques nos hace falta hablar sobre lo que comen. Al igual
que todas las entidades elementales se nutren de las plan¬
tas, puntas de árboles que son de su agrado, aunque tam¬
bién les gustan los frutos. A diferencia de los Aluxes, los
Chaneques no reciben ofrendas, por lo que poca oportu¬
nidad tienen de comer pan de maíz, agua dulce o etílica,
tortillas y demás delicias que tiene la cocina mexicana;
no obstante, quienes los han tenido como huéspedes, es
decir, a quienes les hacen travesuras por estar invadiendo
sus tierras, dicen que se les desaparece mucho la leche,
el queso y la miel, sobre todo la de abeja, por lo que se
deduce que eso les encanta. También se dice que suelen
robarse galletas de la alacena, menos las saladas. Los ve¬
getales son de su agrado, presentando ciertas mordidas
extrañas parecidas a las de un roedor y los dulces pare¬
cen ser su especialidad, pues no desaparece uno que esté
húmedo o pisado. -
Duendes, Aluxes y Chaneques 61

Aquí voy a hacer otro paréntesis. Mi abuelita tenía un


amigo muy adinerado pero con ciertas prácticas extrañas,
siempre estaba metido en esos lugares donde supuesta¬
mente hacen limpias y predicen el futuro. Este señor, de
una familia muy reconocida en nuestro país, cuando lle¬
gaba a la casa de campo como invitado, lo primero que ha¬
cía era tirar a diestra y siniestra una cantidad considerable
de dulces muy finos, la verdad, de una marca que nunca
se veía por el pueblo, para los Duendes. ¿Cómo sabía que
ahí había Duendes?, luego me enteré que esta especie de
ritual lo hacía a todo bosque donde iba, porque él creía
mucho en las entidades fantásticas, y creía que así se ga¬
naría su favor y por ende la buena ventura. Bueno, pues
resulta que luego de alimentar a la madre tierra, como él
decía, se metía a la casa, después de unas horas salía para
ver si su obra estaba terminada. Y sí, los dulces desapa¬
recían, aunque de forma “extraña” aparecían en los bolsi¬
llos de los hijos de los trabajadores, sinceramente nunca
me atreví a decirle nada, él creía fervientemente que los
Chaneques llegaban y se los llevaban, pues una anciana
de una aldea le había dicho que esa era la mejor forma de
agradarle a estos seres.
A
CUARTA PARTE

Los Balames

E n la mitología maya, los Balamos son los espíritus


guardianes de los cuatro puntos cardinales, así como
del centro. Su tarea es proteger a los seres humanos y sus
cosechas de los peligros de la noche, aunque se cree que
pueden morir si no les hacen ofrendas. Vuelan a grandes
velocidades y se alimentan de las almas de los niños. Se
les describe como ancianos con caras horribles y barbas
blancas que visten túnica y sombrero y calzan sandalias.
Son adictos al tabaco, y se cree que las colillas de sus ci¬
garros son las estrellas fugaces.
Son considerados Duendes porque pertenecen a la
misma familia de los elementales que los Aluxes y los
Chaneques, aunque las leyendas los ubiquen en cuatro
únicamente. Al más importante se le conoce como Thup,
palabra que designa generalmente al más pequeño de una
serie, al más parvo de un grupo de enanos, o al dedo me¬
ñique; y se le llama así porque se le considera el más pe-
63
64 Anet Cortez Valle

queño de los cuatro. Algunas personas lo ubican como el


quinto balal revoloteando sobre el punto central de la po¬
blación. Este ser está listo para descender en auxilio de
cualquiera de los otros Balames que luchan contra los ani¬
males o los malos vientos.
El aspecto de los cuatro es; barba larga y blanca, ros¬
tros de ancianos, largas túnicas flotantes y sandalias. Su
Duendes, Aluxes y Chaneques 65

estatura es un tema de discusión, hay quienes afirman que


son muy altos y otros que son muy pequeños. Poseen la
antigua dualidad de otras deidades americanas y univer¬
sales, es decir, son buenos y malos, con naturaleza tra¬
viesa. Cuidan las milpas, pero son peligrosos porque se
alimentan de niños.
De noche los Balames están despiertos, previenen mu¬
chos accidentes relativos a la naturaleza. Se cree que las
señales de sus enfrentamientos contra las calamidades
son las ramas quebradas y desenraizadas, el suelo agrie¬
tado, las grandes rocas sueltas. Los Balames son invisibles
como el viento, que es su medio de transporte.
A los Balames muy a menudo se les compara con los
Aluxes, pero son muy distintos a ellos aunque también
sean parte de la cosmogonía de los mayas. Les gusta, al
igual que al resto de los Duendes mexicanos, el queso, los
dulces, la leche, el maíz y cosas que se les quiera ofren¬
dar, aunque sobre todo aman las frutas y verduras. Estos
seres son considerados sensibles y dignos de tratar con
respeto, se sabe que son muy viejos y que pueden alcan¬
zar una edad de 650 años, por lo que su sabiduría es casi
infinita. Aunque no pude recabar gran información de es¬
tos seres.
Jl
QUINTA PARTE

El mundo de los
Duendes

L os Duendes pertenecen al aire, y se hace referencia a


ellos en los mitos y la poesía europea, bajo este nom¬
bre más que bajo el de sílfides, inventado por Paracelso.
Se les puede considerar como espíritus caprichosos, de ta¬
lla diminuta pero de grandes poderes.
Su estatura es menor que la de un niño. Los podemos
dividir en buenos y malos, luminosos y oscuros. Llegan a
tener ojos tan brillantes como las mismas estrellas y ros¬
tros tan resplandecientes como el sol. Su cabello es de co¬
lor del oro, y en otros casos puede ser tan oscuro como
el mismo petróleo.
En el invierno se retiran a lo más profundo de las mon¬
tañas, donde viven de manera muy similar que el hom¬
bre, y en los primeros días de la primavera de sus grutas
corren hacia las laderas de las colinas y se columpian en
67
68 Anet Cortez Valle

las ramas de los árboles. Por las mañanas descansan en los


campos floridos, y observan a la gente que pasa por ahí,
pero al atardecer ellos se reencuentran, unen sus manos y
cantan y danzan bajo la luz de la luna.
En Inglaterra y Escocia ellos se convierten en “rubios”
en el primer país y “cafés” en el segundo, y están sujetos
a un rey y a una reina. En las Islas de Stem y Rügen, en
el Báltico, están bajo el mando de un rey de los gnomos,
quien monta en un carruaje tirado por cuatro caballos ne¬
gros y su paso de la isla se le reconoce por el relincho de
sus corceles.
En México, se cree que los Duendes fueron creados por
los dioses para que custodiaran los campos, las selvas y los
ríos, no se habla de un rey o una reina, y tampoco se cree
que habiten en un mundo paralelo, pero esto sería lo más
lógico luego de conocer las tradiciones europeas.
Aquí no tenemos una costumbre tan arraigada de es¬
tudiarlos, como se hace en el viejo continente, pues más
bien los indígenas aceptan su presencia y la respetan, aun¬
que póco sea lo que se hable más de un simple “se dijo,
se dice”, pocos escritores los han tomado en cuenta y los
contados libros que tenemos son más bien copias de los
que traen editoriales extranjeras, yo misma me he basado
en muchos, pero respetando siempre los derechos de au¬
tor. tratando luego de dar mi punto de vista después de
haber recabado la información.
Esta es la razón por la que hay muy poca información
sobre nuestros Duendes mexicanos, pero no he querido
concluir el libro sin antes mencionar lo poco o mucho que
Duendes, Aluxes y Chaneques 69

se sabe de estp^s seres feéricos, lo que a continuación verá


es un adelaftto de lo que publicaremos con mayor profun¬
didad en el siguiente libro.
Poco se habla de sociedades feéricas, pero las hay. Ge¬
neralmente los Duendes, pues son los seres sobre los que
estamos hablando, viven en comunidades, cada una de las
cuales tienen rasgos característicos que van desde la for¬
mación y. la fisonomía de los elementales, los rasgos ca¬
racterísticos de esa raza será su vestimenta, la forma de
organizarse y sus costumbres, que no es la misma entre
unos y otros.
Hablemos de forma generalizada, todas las razas o
clases de Duendes viven en grupos, poco se habla de un
ermitaño, pero los hay. Esa comunidad, que puede habi¬
tar en casas, cuevas o troncos, suelen tener una especie
de consejo, ancianos que se encargan de determinar qué
es lo correcto para la comunidad. Se dedican a custodiar
una zona determinada, que puede ser un bosque, una sie¬
rra o un arroyo; su territorio está perfectamente delimitado
y ningún otro ser parecido puede interferir en él.
El resto de los seres mágicos tienen que pedir permiso
para atravesar su territorio, y ellos harán lo propio si ne¬
cesitan cruzar uno ajeno. Tienen oficios, ninguno puede
quedarse án hacer nada, los hay vigilantes, carpinteros,
agricultores, esto en su tierra.
Cuando un Duende nace, se le otorga un árbol pe¬
queño, mágico, que crecerá con ellos, a éste se le pone el
nombre del ser y se desarrolla con sus mismos años. Si
algo le ocurre al árbol, también le pasará al ser, y si llega
70 Anet Cortez Valle

a morirse éste también lo hará. En la tierra encantada o


el mundo mágico, los árboles viven muchos años, razón
por la que estos elementales también.
Se cree que conforme van creciendo, se les enseña to¬
dos los oñcios que tienen en la aldea, hasta que el pequeño
determina a cual se dedicará el resto de sus días.
Todos tienen conocimientos básicos sobre las plantas, las
cortinas que los llevan al mundo de los humanos y las fórmu¬
las mágicas para conseguir cualquier cosa, hasta la volun¬
tad de los humanos.
Los Duendes no pueden revelar su nombre, ni siquiera
a sus amigos del bosque, sólo lo conocen entre ellos y
poco pueden hablar de ello.
Cuando cumplen los cien años, que es la cuarta parte
de lo que viven, son presentados a los ancianos para que
anoten en un libro la fecha que ellos mismos eligen como
cumpleaños.
A partir de entonces se les considera como adultos y
pueden decidir quedarse en la aldea o irse a otra donde
pueden ^er adoptados.
Les comentaba que su vestimenta va a depender de la
zona en que vivan y de la aldea a la que pertenezcan.
Pues bien, si un Leprechaun de Irlanda, decide venir
a vivir a nuestro país, debe cambiar su vestimenta y tradi¬
ciones. Así, si llega al estado de Yucatán, tendrá que adap¬
tarse al modo de vida de los Aluxes, lo que significa custo¬
diar la milpa, comer de las ofrendas y asustar a los ladrones,
y vestir como ellos, es decir, de usanza indígena, los que
se rehúsan a hacerlo pueden buscar una zona donde no
Duendes, Aluxes y Chaneques
72 Anet Cortez Valle

haya Duendes y custodiarla, ahí vivirá en solitario, como


un ermitaño.
Ser un ermitaño Duende tiene sus ventajas, según las
leyendas, pero considero que también sus desventajas.
Como ventajas se nombra el libre albedrío, descansar en
vez de trabajar, comer lo que se le antoje y esté a su mano,
continuar con sus costumbres, casarse sin pedir consenti¬
miento, y demás libertades. Sin embargo, considero que
sus desventajas se pueden englobar en una: poca protec¬
ción, pues creo que es presa fácil de los depredadores in¬
cluyendo a los humanos.
Algunos autores los señalan como polígamos, asegu¬
rando que se les permite tener hasta doce esposas siem¬
pre y cuando les pueda dar casa a cada una de ellas, y
otros aseguran que son fieles a una con la que pasan to¬
dos sus años.
Yo no puedo comentar nada al respecto, sólo he en¬
contrado en viejos relatos que para contraer matrimo¬
nio, los Duendes tienen que pedir permiso al consejo de
su aldea para hacerlo, luego el masculino debe construir
una casa con sus propias manos, sembrar una huerta, y es
hasta entonces que puede tener el consentimiento de los
consejeros para casarse.
El cortejo es algo especial en los Duendes, todo va¬
rón debe hacerle saber a la dama sus intenciones con una
rosa anudada del tallo, si la hembra corta el nudo y de¬
vuelve el obsequio, significa que rechaza la petición de
mano, mientras que si lo acepta, es señal clara de que ya
son pareja y pueden continuar con los preparativos de la
Duendes, Aluxes y Chaneques 73
74 Anet Cortez Valle

boda. Luego de efectuada la unión, el varón corta el nudo


del tallo de la rosa obsequiada y lo coloca en la puerta de
su casa como señal de buena ventura. No se permite el di¬
vorcio, de hecho no hay relato que lo mencione, por ello
deduzco que no hay en el mundo mágico desunión.

Cómo visten
La moda de estos traviesos seres es la misma y así
será siempre, no es como nosotros los humanos que cada
año estamos haciendo cambio de vestuario modificando
incluso hasta cuatro veces al año las prendas del armario.
No conocen el frío, de hecho se dice que en el mundo má¬
gico el clima es siempre templado, pero cuando vienen al
mundo material en época de invierno, sólo suelen llevar
una pequeña bufanda, nada más.
Odian portar piel de animales, pues lo consideran
cruel, aunque ellos pueden obtenerla sin necesidad de ma¬
tar porque son amigos de toda la fauna, pero aún así pre¬
fieren Iq forma sintética.
Usan zapatos que fabrican de una goma que extraen
de los árboles, llevan en ellos una especie de hebilla he¬
cha con un metal, generalmente de plata. Suelen lustrarlos
a menudo, y uno de sus oficios favoritos es precisamente
fabricar toda clase de zapatos, esto se ve reflejado en uno
de los cuentos de los Hermanos Grimm. No perdonan el
desorden. Las razas de Duendes mexicanos generalmente
llevan sandalias, lo que es común, pues recordemos que
los indígenas no usan zapatos, sino huaraches. Algunos
Duendes, Aluxes y Chaneques 75

usan pantalones cortos y otros largos, esto depende de la


zona geográfica y de la aldea a la que pertenezcan. Su ca¬
misa es de una tela que ellos mismos fabrican con la seda
de los gusanos, luego la coloran con material que encuen¬
tran en las plantas. No les puede faltar el sombrero, ese
es un rasgo característico, y los hay de todos tipos: pun¬
tiagudos, en forma de cono, de tubo, etcétera. Los colo¬
res, el largo y el ancho es dependiendo de la zona y la
aldea, ¡no lo olvide!

Su música y su danza
A los Duendes les gusta la música y la danza, que
siempre llevan a cabo los días de luna llena. Sus instru¬
mentos son fabricados por ellos mismos, todos de viento,
ninguno ha sido inspirado por la mente humana, de hecho
se cree que al contrario, muchos instrumentos que ahora
tenemos fueron tomados de estos seres. Sus tonadas son
bellas, distintas, extrañas a nuestros oídos, pero son extre¬
madamente melosas, tanto que hipnotizan y hacen perder
la razón. Pocos son los humanos que se resisten a ellas.
Había un cuento que en particular de niña me gustaba
mucho. El flautista de Hamelin, de origen alemán relatado
por los hermanos Grimm, y creo que de hoy en adelante
me voy a declarar fiel admiradora y seguidora de estos
desaparecidos cuentistas, porque ahora que caigo en ello
también me agrada Rumpelstinsky, el cuento del Duende
que ayuda a una pobre pueblerina a casarse con un prín¬
cipe, a cambio le pide el primer varón, y para deshacerse
76 Anet Cortez Valle

del trato, la joven tiene que averiguar el nombre del ser.


Aunque bueno, ya volviendo a lo que estaba, mucho se
especuló que el hombre aquél era un ser proveniente del
otro mundo y que allí se llevo a los niños de Hamelin
al valle de los Duendes, mundo de las Hadas, o como le
quiera usted llamar.
Ciertamente la melodía que interpretan estos y el resto
de los seres mágicos es tan encantada como ellos. Jere-
miah Curtain, en su libro “Los cuentos de hadas irlande¬
ses , menciona este arte feérico. Narra la historia de un
celebre Duende arpista de la región de Munster, al su¬
doeste de Irlanda, al que los lugareños habían apodado
El arpa de Jack . Este ser congregaba a la muchedum¬
bre cerc^ al pueblo de Shanlargh; todos los que acudieron
no olvi/laban mencionar que sus tocadas eran celestia¬
les. Después de un tiempo, según el relato, nadie le vol¬
vió a ver, aunque visitaban con frecuencia el mismo árbol
grueso al que se congregaban en tiempos atrás. Esta es
sólo una muestra de que las melodías emitidas por los ins-
trumeníos de los Duendes es bella, única e hipnotizante.
Ahora hablemos de su danza. Los Duendes son aman¬
tes de la música que acompañan, cuando están en grupos,
de danzas divertidas. Forman un círculo, llamado por algu¬
nos el círculo de la bruja”, generalmente en el centro hay
una gran fogata. Al sonido de la música, los elementales
se pofien a danzar y bailar en círculo, se mueven de forma
alegre, saltan sin parar. Se dice que si un hombre entra
al círculo, ya no puede salir, pues cae en un embrujo del que
no puede escapar. Puede parecer que la danza dura tinos
Duendes, Aluxes y Chaneques 11

segundos o minutos, pero en verdad cada danza dura siete


años de nuestro tiempo, razón suficiente para que un humano
muera de cansancio. Sólo hay una forma de salvarse de
este trance, y es que otro humano, quien deberá taparse los
oídos, entre al círculo y lo rescate.
Un arma que tenemos los humanos contra todos estos
seres provenientes del valle mágico, es el rezo, sin impor¬
tar religión. Es sumergirse e implorar a algo superior su
intervención para romper el encantamiento, aunque si el
ente es demasiado pesado y no se aleja con los rezos, po¬
demos optar por decirle cuanta grosería se nos ocurra, no
lo resisten y se irán.

Vicios de los Duendes


La danza, la música, son sólo uno de sus vicios, los
otros son la bebida y el tabaco. Ellos tienen una espe¬
cie de cerveza que consiguen de la fermentación de una
planta alucinógena, y el tabaco son hojas secas que en¬
cienden y disfrutan. Cuando el hombre comenzó a comer¬
cializar este tipo de productos, los Duendes los adoptaron,
aunque prefieren los suyos que sólo se consiguen en el
mundo mágico, o en una aldea bien establecida en nues¬

tro plano físico.

A qué juegan
La historia nos refiere que el juego de ajedrez fue in¬
ventado por un anónimo sabio chino de la dinastía Shang,
78 Anet Cortez Valle

no obstante, varios siglos antes el historiador Huáng Tsu,


último emperador de la dinastía Ch^in, consigna que, en
realidad, el juego fue desarrollado muchos milenios antes
por los Jai-Ki, una raza de Duendes originarios de la pro¬
vincia de Anhui-shen, quienes lo legaron a los humanos.
Algunas leyendas afirman que los Duendes solían ju¬
gar con los humanos, pero como las reglas eran muy dis¬
tintas a las de hoy, los torneos eran a tres partidas en las
cuales el que ganaba podía solicitar al perdedor la recom¬
pensa que se le ocurriera. Así, el Duende dejaba ganar
los dos primeros juegos al humano para que éste pidiera
premios, se imagina bien, oro, joyas, y demás cosas prin¬
cipescas, pero luego, el elemental ganaba la tercera y defi¬
nitiva partida siendo él quien terminaba imponiendo cosas
al humano imposibles de cumplir, y con ello le seguía la
muerte.

Un juego parecido al tenis también es practicado por


los Duendes aunque es ideal para los de menor edad, re¬
cordemos los de'menos de cien años. Este tipo de partidos
generan gran expectación entre las aldeas, la mayoría de
los viejos dejan sus quehaceres cuando ven que se pone
muy reñido, y aunque no les gusta admitirlo, se apasio¬
nan tanto como los competidores.
Ya en la multitud, es difícil para el que funge de arbi¬
tro considerar que los jugadores usan o no magia, porque
también puede que provenga de algún espectador. Al fi¬
nal de la contienda todos vuelven a ser tan amigos como
siempre.
Duendes, Aluxes y Chaneques 79

r
J 'tt
80 Anet Cortez Valle

El tercer juego entre los favoritos de los elementales


es el hurling, una especie de hockey sobre césped prac¬
ticado en todo el territorio irlandés, se remonta a tiem¬
pos inmemoriales, ya que se acepta que tuvo su origen
entre los tuatha de Danann, un clan feérico que a la lle¬
gada de los milesios, se refugiaron en los sidhe, túmulos
subterráneos frecuentes en la antigua Erín, esto lo trata¬
remos con más detalle en el siguiente libro. Ya desde la
época de los normandos, se ha tratado de prohibir la prác¬
tica, por su carencia de reglas y violencia empleada que
desataba guerras entre los clanes. No obstante, el carác¬
ter combativo pudo más que las prohibiciones. Este de¬
porte es practicado por los más grandes de la aldea, no
se les permite a los jóvenes jugarlo debido a la violencia
que puede generar.
De los juegos humanos han adoptado pocos, entre
ellos el más importante ha sido la baraja, aunque siempre
hacen trampa, pues con la magia se les hace fácil cambiar
las cartas. Este tipo de juegos siempre desencadena riñas,
pero luego son castigados los alborotadores.
Se cree que en los viejos tiempos, los Duendes juga¬
ban con los humanos pero siempre haciendo trampa. No
les gusta perder, sobre todo porque consideran a los hu¬
manos inferiores en inteligencia.
Les encantan las adivinanzas, siempre están buscando
una presa que se ponga a adivinar sus tonterías. Son de una
métrica complicada y la solución difícilmente un humano
la puede dar, pero como les encanta burlarse, suelen po-
Duendes, Aluxes y Chaneques 81

ner de premio su dinero, claro que no h£r.hábido humano


que se los pueda ganar.
Otro de sus pasatiempos favoritos aes jenredarles las
crines a los caballos.
Generalmente en las zonas rurales, que son los luga¬
res que ellos frecuentan, hay caballos, para la-siembra,
para la carga o para exposiciones, y es^hí donde los pe¬
queños Duendes hacen sus travesuras, primero porque les
encanta jugar trastadas, así que pueden hacer perdidizas
algunas herramientas, luego porque -suelen hacerles nudos
en las crines, incluso si se atreven, pueden entrar a las ca¬
sas con el fin de alborotarles el cabello, a Las damas, pero
sobre todo a las niñas.
Así que si un día duerme en el campo y amanece con
el cabello muy desordenado, seguramente fue visitado por
uno de estos traviesos seres.

Enfermedades de ios
Duendes
En las antiguas leyendas, los t>uenlJes más que pade¬
cer enfermedades son propagadores de las mismas; la más
común e inofensiva es-la erupción cutánea llamada alva-
blaas, que significa, “soplo de Duende”,
Para apaciguarlo, en Europa se le solía ofrecer man¬
tequilla o leche, para que el pequeño ser se tranquilizara
y retirara su mal. Aquí en México, ya hemos visto que se
le llama malos aires, y que para cumrse de ellos es nece¬
sario ofrendarle algo al elemental,'t) caitiinar contra co-
82 Anet Cortez Valle

rriente en un río arrojando flores, o enfrentando al Duende


con una camisa hecha sin pasarle tijera.
También se cree que el círculo que hacen con sus bai¬
les, es portador de enfermedad.
Se dice que si alguien orina en la zona donde los
Duendes suelen bailar, contraen una enfermedad venérea
que no puede curarse con nada. Esto sin olvidarlos el en¬
cantamiento que puede producir mirar a los seres danzar,
pues si el humano se hace participe de la fiesta, puede
morir ahí mismo.
En el libro de Tolkien, El señor de los anillos, se enfa¬
tiza este aspecto, cuando la comunidad del anillo descubre
que el tiempo parece haber transcurrido más lentamente
en la ciudad de los Duendes de Lothlórien.
Pero, los Duendes ya estudiados como sociedad feé¬
rica, sí enferman porque no son inmunes.
Durante su desarrollo, los elementales de esta espe¬
cie son dotados de conocimientos medicinales provenien¬
tes de plantas, algo así como herbolaria de la cual son
especialistas.
La razón por la que son capacitados es porque preci¬
samente pueden morir, y no precisamente de viejos. Todo
ser que habita el mundo mágico conoce su punto débil,
que es su árbol, así que regularmente si quieren hacerle
algún daño al Duende, se lo harán a su árbol porque si
éste muere el feérico también lo hará.
Aunque eso no es todo, padecen una especie de cata¬
rro que no les dura mucho gracias a sus remedios, y son
también dotados de magia, hechizos que pueden utilizar
Duendes, Aluxes y Chaneques 83

para defenderse de algún encantamiento, que en su mundo


son muy habituales. Leyendas antiguas narran a Duendes
convertidos en piedra, por ello deben aprender de todo
cuando son jóvenes, pues ellos serán los que después de
años defiendan su aldea.
i:

i
Apéndice

L os Duendes, hemos observado, son seres mitológi¬


cos elementales de la naturaleza, guardianes de los
bosques y de todos los seres vivos que habitan en ellos.
Forman parte de la raza elemental feérica, junto con sus
homólogos Elfos, Trolls y Hadas, son guardianes de la na¬
turaleza y son los seres más populares de las mitologías
celta y nórdica. Suelen ser expertos en la magia, adivina¬
ción y demás ciencias ocultas, sin embargo, su magia es
ineficaz contra alguien que porte un trébol de cuatro ho¬
jas. Según las leyendas se pueden crear mediante la ob¬
tención de unas plantas que sólo salen en La noche de
San Juan. Estas plantas se deben guardar en una botella
o recipiente fabricado en vidrio de color negro, que no
se vea el interior del recipiente. Se debe dejar la botella
cerrada durante toda la noche de San Juan y por la ma¬
ñana abrirla y así saldrá el duende creado. Claro que eso
es sólo un mito.
De todos los autores que han escrito sobre Duendes
los más destacados son los hermanos Grimm, hablando
85
86 Aneí Cortez Valle

de cuentos, porque creo que ellos en su labor de compi¬


ladores, pues iban de población en población buscando
leyendas, dieron vida a las narraciones más bellas que de
estos seres pueda haber. Veamos tres que en lo personal
me gustan y además muestran parte de la vida de los ele¬
mentales.

Rumpelstinsky
Autor: Los hermanos Grimm

Había una vez un hombre que era muy, pero muy


mentiroso, que tenía una hija muy bonita y laboriosa que
llevaba adelante el hogar. Un día, las historias de este
hombre llegaron a oídos del propio rey que lo mandó lla¬
mar.
Sin amedrentarse frente a la presencia del soberano,
el hombre le dijo:
—¿Sabéis majestad que tengo una hija tan talentosa
que es,capaz de hilar la paja? ¡Y no sólo eso! ¡También
la convierte en oro!
El rey estaba tan maravillado que mandó llamar a la
joven, pero aunque esta trató de explicarle que lo que ha¬
bía dicho su padre no era cierto, el rey sin escucharla la
condujo a una de las torres de palacio donde había man¬
dado llevar una parva de paja y un huso. Y ceremoniosa¬
mente le dijo:
—Deberás hilar esta paja y convertirla en oro. Si des¬
cubro que me han estado mintiendo, te cortaré la cabeza.
Duendes, Aluxes y Chaneques 87

En vano fue que la joven suplicara. El rey la encerró


en la torre dejándola sola. La muchacha comenzó a llorar
amargamente cuando escuchó una voz que le decía:
—¿Qué te ocurre bella doncella?
Ante la joven se apareció de la nada un extraño enano
que la miraba interrogador. Animada por la compañía le
relató su desgracia. El enano la escuchó atentamente y
luego le preguntó:
—¿Qué cosa me regalas si la hilo y la transformo
por ti?
Buscando en tomo suyo algo de valor, la muchacha
le contestó:
—Te puedo dar mi collar.
—Trato hecho —dijo el enano, y se puso a trabajar
enérgicamente.
Por la mañana, cuando el rey acudió a la torre, vio
satisfecho que la habitación se hallaba repleta de delica¬
dos hilos de oro.
—Muy bien, le dijo a la joven—. Como lo has hecho
tan eficientemente, esta noche deberás hilar el doble de
oro. Y nuevamente la dejó llorando en la torre.
Pero una vez más acudió a su llanto el enano que le

dijo:
—¿Qué cosa me regalas si la hilo y la transformo

por ti?
—Te puedo dar mi anillo —dijo la joven, y tomán¬
dolo, el enano trabajó toda la noche con afán. Al día si¬
guiente el rey estaba maravillado.
88' Anet Gortez Valle

—Espléndido, —dijo a la Joven—. Esta noche debe¬


rás hilar la paja en oro una vez más. Pero si lo haces bien,
no sólo no te cortaré la cabeza, sino que me casaré con¬
tigo y te convertirás en mi reina.
Pero por mucho que la joven intentó pasar la paja por
el huso, no logró hilarla, ni mucho menos convertirla en
oro. Cuando iba ya a desesperar, una vez más se apare¬
ció el enano y le dijo:
—¿Qué cosa me regalas...?
Pero la muchacha lo interrumpió:
—Lo siento enanito, pero ya no tengo nada que
darte.
—¿Nada de nada? Mmm eso es una lástima. Te pro¬
pongo algo. Yo trabajo una vez más para ti, pero cuando
te cases y seas reina, deberás darme a tu primer hijo.
Desesperada, la joven accedió, y cuando a la mañana
siguiente el rey vio una vez más la habitación repleta de
hebras doradas, se casó con la muchacha.
La pareja real'fue muy feliz durante un año, y cuando
pasado ese tiempo hubo nacido su primer hijo, la dicha se
extendió por todo el reino. Tan feliz estaba la reina que ol¬
vidó por completo la promesa que le hiciera al enano. Sin
embargo, éste no la había olvidado, y poco después del
nacimiento, se apareció frente a la reina y le dijo:
—Majestad, he venido a llevarme al niño.
Desesperada, la reina comen 3 a sollozar y a rogarle
al enano que le permitiera conservar a su hijo. Tanto, pero
tanto le rogó, que finalmente el enano le dijo:
Duendes, Aluxes y Chaneques 89

—Muy bien, podrás conservar al principito con una


condición: en el lapso de tres días deberás adivinar cuál
es mi nombre. Si lo haces me iré y no me volverás a ver.
Si no, me quedaré con el niño.
Sin demasiadas opciones, la reina accedió, y dedicó
los días siguientes a recolectar por todo el reino nombres
extraños. Cuando el primer día el enano acudió ante ella
la reina le dijo:
—¿Acaso te llamas: Totó, Ptolomeo, Hermenegildo,
Eustaquio, Guarampino, Revientacaballos...?—. Y así si¬
guió leyendo una lista interminable de nombres, cada uno
más extraño que el anterior. Pero a todos el enano negaba
enérgicamente:
Lo mismo ocurrió al segundo día. Cuando al tercer día
la reina estaba a punto de perder toda esperanza, uno de
sus mensajeros llegó jadeante junto a ella y le dijo:
—Majestad, ¡no sabéis lo que acabo de ver!
—Habla pronto —dijo la reina.
_Estaba buscando nombres como lo ordenaste cuando
en un claro del bosque vi a ese extraño enano que ha es¬
tado visitando palacio. Danzaba en tomo a una hoguera
y canturreaba “Nadie lo sabe, nadie lo sabe, yo soy Rum-
pelstinsky, yo soy Rumpelstinsky”.
Feliz, la reina esperó la llegada del enano, y cuando
éste la hubo interrogado por tercera vez, ella le contestó:
—¡Tú te llamas Ru^ipelstinsky!”.
"^“¡Nooo! —Gritó furioso el enano. —¿Quién te lo
dijo? ¡El Diablo! ¿Cómo lo sabes? ¡No es posible!” Y tan
90 Anet Cortez Valle

furioso estaba que dio una patada tan tremenda en el piso,


que partió al enano en dos.

Los Duendecillos

Cuento uno
Autor: Los hermanos Grimm

Un zapatero se había empobrecido de tal modo, y no


por culpa suya, que, al fin, no le quedaba ya más cuero que
para un solo par de zapatos. Cortólos una noche, con pro¬
pósito de coserlos y terminarlos al día siguiente; y como
tenía tranquila la conciencia, acostóse plácidamente y,
después de encomendarse a Dios, quedó dormido.
A la mañana, rezadas ya sus oraciones y cuando iba a
ponerse a trabajar, he aquí que encontró sobre la mesa los
dos zapatos ya terminados. Pasmóse el hombre, sin saber
qué decir ni qué pensar. Cogió los zapatos y los examinó
bien de todos lados. Estaban confeccionados con tal pul¬
critud que ni una puntada podía reprocharse; una verda¬
dera obra maestra.
A poco entró un comprador, y tanto le gustó el par,
que pagó por él más de lo acostumbrado, con lo que el
zapatero pudo comprarse cuero para dos pares. Los cortó
al anochecer, dispuesto a trabajar en ellos al día siguiente,
pero no le fue preciso, pues, al levantarse, allí estaban ter¬
minados, y no faltaron tampoco parroquianos que le die-
Duendes, Aluxes y Chaneques 91

ron por ellos el dinero suficiente con qué comprar cuero


para cuatro pares. A la mañana siguiente otra vez estaban
listos los cuatro pares, y ya, en adelante, lo que dejaba cor¬
tado al irse a dormir, lo encontraba cosido al levantarse,
con lo que pronto el hombre tuvo su buena renta y, final¬
mente, pudo considerarse casi rico.
Pero una noche, poco antes de Navidad, el zapatero,
que ya había cortado los pares para el día siguiente, an¬
tes de ir a dormir dijo a su mujer:
—¿Qué te parece si esta noche nos quedásemos para
averiguar quién es que nos ayuda de este modo?
A la mujer parecióle bien la idea; dejó una vela encen¬
dida, y luego los dos se ocultaron, al acecho, en un rin¬
cón, detrás de unas ropas colgadas. Al sonar las doce se
presentaron dos minúsculos y graciosos hombrecillos des¬
nudos que, sentándose a la mesa del zapatero y cogiendo
todo el trabajo preparado, se pusieron, con sus diminutos
dedos, a punzar, coser y clavar con tal ligereza y soltura,
que el zapatero no podía dar crédito a sus ojos. Los enani¬
llos no cesaron hasta que todo estuvo listo; luego desapa¬
recieron de un salto. Por la mañana dijo la mujei
—Esos hombrecitos nos han hecho ricos, y debería¬
mos mostrarles nuestro agradecimiento. Deben morirse de
frío, yendo así desnudos por el mundo. ¿Sabes qué? Les
coseré a cada uno una camisita, una chaqueta, un jubón y
unos calzones, y, además, les haré un par de medias, y tú
les haces un par de zapatitos a cada uno.
A lo que respondió el hombre:
—Me parece muy bien.
92 Anet Cortez Valle

Y al anochecer, ya terminadas todas las prendas, las


pusieron sobre la mesa, en vez de las piezas de cuero cor¬
tadas, y se ocultaron para ver cómo los enanitos recibi¬
rían el obsequio. A medianoche llegaron ellos saltando y
se dispusieron a emprender su labor habitual; pero en vez
del cuero cortado encontraron las primorosas prendas de
vestir. Primero se asombraron, pero enseguida se pusieron
muy contentos. Vistiéronse con presteza, y, alisándose los
vestidos, pusiéronse a cantar:
—“¿No somos ya dos mozos guapos y elegantes?
¿Por qué seguir de zapateros como antes?”.
Y venga saltar y bailar, brincando por sobre mesas y
bancos, hasta que, al fin, siempre danzando, pasaron la
puerta. Desde entonces no volvieron jamás, pero el zapa¬
tero lo pasó muy bien todo el resto de su vida, y le salió
a pedir de boca cuanto emprendió.

y '
Cuento dos
Eras^ una vez una pobre criada muy limpia y labo¬
riosa, barría todos los días y echaba la basura en un gran
montón, delante de la puerta. Una mañana, al ponerse a
trabajar, encontró una carta en el suelo; pero como no sa¬
bía leer, puso la escoba en el rincón para ir a enseñarla a
su señora. Y resultó ser una invitación de los enanillos que
deseaban que la muchacha fuera madrina en el bautizo de
un niño. La muchacha estaba indecisa; pero, al fin, tras
muchas dudas y puesto que le decían que no estaba bien
rehusar un ofrecimiento como aquel, resolvió aceptar.
Duendes, Aluxes y Chaneques 93

Presentáronse entonces tres enanitos y la condujeron


a una montaña hueca, que era su residencia. Todo era
allí pequeño, pero tan lindo y primoroso, que no hay pa¬
labras para describirlo. La madre yacía en una cama de
negro ébano, incrustada de perlas; las mantas estaban bor¬
dadas en oro; la cuna del niño era de marfil, y la bañera,
de oro.
La muchacha ofició de madrina, y, terminado el bau¬
tismo, quiso volverse a su casa; pero los enanillos le ro¬
garon con gran insistencia que se quedase tres días con
ellos. Accedió ella, y pasó aquel tiempo en medio de gran
alegría y solaz, desviviéndose los enanos por obsequiarla.
Al fin se dispuso a partir, y los hombrecitos le llenaron
los bolsillos de oro y la acompañaron hasta la salida de
la montaña.
Cuando llegó a su casa, queriendo reanudar su tra¬
bajo, cogió la escoba, que seguía en su rincón, y se puso
a barrer. Salieron entonces de la casa unas personas des¬
conocidas que le preguntaron quién era y qué hacía allí. Y
es que no había pasado, en compañía de los enanos, tres
días, como ella creyera, sino siete años, y, entretanto, sus
antiguos señores habían muerto.

Cuento tres
Los Duendecillos habían quitado a una madre su hijito
de la cuna, reemplazándolo por un monstruo de enorme
cabeza y ojos inmóviles, que no quería sino comer y be¬
ber. En su apuro, la mujer fue a pedir consejo a su vecina,
94 Anet Cortez Valle

la cual le dijo que llevase el monstruo a la cocina, lo sen¬


tase en el hogar y luego, encendiendo fuego, hirviese agua
en dos cáscaras de huevo. Aquello haría reír al monstruo,
y, sólo con que riera una vez, se arreglaría todo.
Siguió la mujer las instrucciones de la vecina. Al po¬
ner al fuego las dos cáscaras de huevo llenas de agua, dijo
el monstruo;
—Muy viejo soy, pasé por mil situaciones; pero jamás
vi que nadie hirviera agua en cascarones.
Y prorrumpió en una gran carcajada. A su risa compa¬
recieron repentinamente muchos Duendecillos que traían
al otro niño. Lo depositaron en el hogar y se marcharon
con el monstruo.
Indice

Introducción. 5
PRIMERA PARTE Los Duendes. 9
SEGUNDA PARTE Los Aluxes del Mayab. 17
Lo que se dice de su origen. 20
Más sobre los hmenes. 22
Siguiendo con los ritos. 25
Los tipos de aires de los Aluxes. 26
Aluxes y su naturaleza. 28
Petición a un Alux (Dialecto Maya). 31
Leyenda Maya. 32
Leyenda de una tierra legendaria. 35
El bejuco. 41
TERCERA PARTE Los Chaneques. 45
Costumbres de los Chaneques. 50
El clima idóneo para estos Duendes. 52
Los Chaneques y el oro. 56
Su alimento.
CUARTA PARTE Los Balames. 63
QUINTA PARTE El mundo de los Duendes. 67
Cómo visten. ^4
Su música y su danza. ^6
Vicios de los Duendes.
77
A qué juegan.
Enfermedades de los Duendes.
Apéndice.
Rumpelstinsky.
Los Duendecillos.
90
Cuento uno.
92
Cuento dos.
91
Cuento tres.
95
3 1125 00942 9737

Esta obra se terminó de imprimir en agosto 2012


En los talleres de Editores Impresores Fernández SA de CV
Retorno 7 de sur 20 num 23 Col Agrícola Otal C.P. 08500
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Son una divertida^ traviesa gente pequeña que puebla
no sólo el universo de ios sueños^ sino la fantasía
mitológica de casi todos ios países del mundo. Este
volumen reúne la información y las leyendas de ios
duendes que viven en ia tierra y en las casas, y que
forman parte de la vida familiar.

los aiuxes. ios astutos duendes del Mayab. y


ios chaneques, los pequeños ayudantes de ios dioses,
están presentes también en las páginas de este libro
lleno de divertidas anécdotas y de sorprendentes
revelaciones. Pespués de recorrer sus páginas, usted
ya no tendrá ia seguridad de si estos seres fantásticos
son producto de la imaginación, o si en verdad habitan
nuestro mundo cotidiano.

la obra es un auténtico tesoro de formación y


consejos que no por parr *ys son men
válidos y necesarios, y u| hará refl
xionar a los jóvei inmexico Itanjóve

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