SEMANA 6 Primer Año 2024

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SEMANA 6 PRÁCTICAS DEL LENGUAJE 1°Año

Profe MIRIAM

Hola chicos! Esta semana comenzamos a trabajar un tema nuevo. El género


fantástico. Espero que les guste…

EL GÉNERO FANTÁSTICO: cuando lo sobrenatural irrumpe en el mundo natural


La literatura fantástica tiene la particularidad de representar un mundo cotidiano en el que de
pronto irrumpe algún acontecimiento inquietante que no puede ser explicado racionalmente, es
decir que ocurre algo sobrenatural o inexplicable

CARACTERÍSTICAS
Los rasgos que caracterizan al relato fantástico se pueden dividir en :
AMBIENTE PERSONAJES TEMAS
El ambiente en el que Los personajes son Tienen un rasgo en
transcurre la acción es personas comunes y común: presentan un
un mundo cotidiano corrientes que, de hecho que quiebra el
reconocible y familiar pronto y sin orden lógico de las
para el lector. Los explicación aparente, cosas. Pueden tratar:
espacios habituales ven modificadas sus juegos entre lo visible
resultan propicios para vidas por hechos e invisible, con objetos
la sorpresa. inusuales o mágicos o con seres
extraordinarios. que desaparecen;
metamorfosis en
animales, vegetales o
bestias monstruosas,
aparición de espectros
o fantasmas,
confusiones entre el
sueño o la realidad.

Lee atentamente el siguiente relato:

LA SOGA de SILVINA OCAMPO


A Antoñito le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua,
tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo
entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles,
para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo
entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años,
Toñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que
quisiera. Primeramente hizo una hamaca, colgada de un árbol, después un arnés para caballo,
después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los
reos, después un pasamanos, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia adelante, la
soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A
veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos.
Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a

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la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes al principio,
luego, poco a poco, obedientemente.
Con tanta maestría Toñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y
retorcida, que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues
con la soga, que es peligroso”.
La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído
capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último,
un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las
mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba
antes de echarla al aire; como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar
atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse
hacia delante, para retorcerse mejor.
Si alguien le pedía:
—Toñito, prestame la soga.
El muchacho invariablemente contestaba:
—No. No y no.
A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada, con
barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón.
Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena cuando quería ser
desobediente.
¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las
tiendas, en los museos, en todas partes… Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio
agua.
La bautizó con el nombre de Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía:
“Prímula, vamos Prímula”. Y Prímula obedecía.
Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la
cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.
Todo el mundo decía a Toñito: “No duermas con la soga, es muy sucia”.
Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que
todo el mundo
lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez
la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre, pero Toñito no retrocedió. La cabeza de
Prímula le golpeó en el pecho y le clavó la lengua a través de la camisa.
Toñito se hizo el muerto como algunos perros amaestrados que no se mueven hasta que el amo
los llama.
La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo lloraba.
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Desde aquel día Prímula cambió de costumbres: se trepaba a los árboles sin permiso, para cazar
pajaritos; en la plaza hacía zancadillas a las personas mayores, se arrojaba al suelo enrollada, en
medio de la calle, para servir de barquinazo a los coches. Tuvieron que mandarla al Jardín
Zoológico. Hubo dificultades para que la admitieran. El director del Jardín Zoológico no sabía si
tenía que catalogarla entre los vertebrados o los invertebrados, entre los carnívoros o los
herbívoros. Por último, porque era muy impaciente, renunció a catalogarla y la puso en una jaula
vecina de las grullas, que cantaban escalas cromáticas a mediodía, y del osito lavandero, que
todo el tiempo lavaba sus manos y la comida que le daban, hasta las galletitas y los chocolatines,
que son tan difíciles de lavar.
Toñito visitaba diariamente a Prímula. Por suerte, el Jardín Zoológico quedaba a dos cuadras de
su casa. Una tarde que fue a visitar a Prímula la encontró instalada en la jaula vecina. El osito
lavandero le había lavado la cola y la barba. Estaba tan limpia que no parecía la misma.
—¿Me permiten que saque el grupo? —preguntó un fotógrafo.
—Un momentito, que me lave las manos —dijo el osito lavandero.
—Acércate más —dijo Prímula.
—Sonrían —dijo el fotógrafo.
Toñito me regaló la tarjeta postal, que guardo como recuerdo.

ACTIVIDADES
1. Busca y copia en tu carpeta las definiciones del diccionario las palabras que no conozcas.
2. Ordenen o enumeren las cosas que Toñito construyó con ella.
3. Describe brevemente a Toñito y a la soga.
4. ¿La soga está viva o es imaginación del protagonista?. Explica esto
5. Según tu opinión, ¿qué características hacen que este sea un cuento fantástico? Explica.
6. ¿Has tenido o conociste a alguien que tenga un juguete con el que hable y le responda, desde la imaginación? ¿O
el clásico amigo invisible?
7. Teniendo en cuenta la información del cuadro, responde:

8. ¿Qué lugares cotidianos aparecen en el cuento?

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