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Máster en Literatura Española e Hispanoamericana Tiempo de lectura: 18 min. La literatura de terror es un género que busca impactar al lector, creando una sensación de miedo controlado y explorando temas oscuros de la existencia. A continuación, se presentan dos relatos cortos en los cuales lo desconocido y lo sobrenatural invaden la realidad.
#### 1. Las manos de la fundadora - Fernando Iwasaki La historia comienza con una niña que asiste a un colegio de monjas donde teme el hábito de la madre fundadora, particularmente sus manos verdes como bizcochuelos podridos y su Virgen adornada con el pelo blanco de la madre. La niña es encerrada en la capilla por mentirosa y amenazada
con la cachetada de la fundadora. Sin embargo, en un giro inesperado, la figura de la Virgin cobró vida para amenazar a la chica, quien se defendió mordiéndola. #### 2. La soga - Silvina Ocampo La historia sigue el juego peligroso del niño Antoñito López que, cada vez más, busca nuevas formas de entretenimiento con una vieja soga. A partir de
hacer una hamaca hasta imaginar escenas de horca para reos o serpiente, la soga se vuelve un objeto mágico en sus manos. Sin embargo, el tono de juego cambia cuando sube detrás de Toñito las escaleras, trepa a los árboles, y se acurrucaba en los bancos. Fernando Iwasaki (Perú, 1961) es un destacado escritor latinoamericano cuya obra explora el
humor y la búsqueda de identidad. Su libro "Ajuar funerario" del 2004, compuesto por microcuentos de terror, mezcla sorpresa y perversidad. La narrativa en estos relatos cortos busca aterrorizar al lector con finales inesperados. Ambas historias invaden la realidad con lo desconocido y lo sobrenatural, buscando sorprender e impactar al lector con
sus temas oscuros de la existencia. A boy, Antoñito, had a rope that seemed to have a life of its own. It would slither and twist like a snake, and he'd manipulate it with ease, as if they were performing together in a circus. The rope appeared calm when it wasn't being used, but no one would have guessed its true nature: capable of hanging someone.
Over time, the rope became more flexible and dark, almost greenish and unpleasantly sticky to the touch. The cat wouldn't come near, and occasionally, toads would be found enthralled in its knots. Antoñito would often pet the rope before throwing it into the air, like a discus or javelin thrower, no longer needing to pay attention to its movements: the
rope seemed to spring to life on its own. If someone asked for the rope, Antoñito would always refuse, saying "No". The rope had developed a tongue-like appendage at its head, which was flattened and sported a beard; its tail, now frayed, resembled that of a dragon. Antoñito decided to hang a cat with the rope, but it refused, revealing its good
nature. The rope's diet was unknown, but Toñito assumed it was herbivorous, feeding it grass and water, and even baptized it Prímula. When he'd throw the rope, he'd say "Prímula, go Prímula", and Prímula would obey. Toñito developed a habit of sleeping with Prímula by his side, carefully placing its head on a pillow and tail between the bedclothes.
One December afternoon, the sun blazed like a fiery ball, drawing everyone's attention, including Toñito's as he threw the rope. On that occasion, the rope recoiled backward with its usual energy, but Toñito didn't back down. Prímula's head struck Toñito's chest, and her tongue pierced his shirt. Thus, Toñito died, and I saw him lying there, eyes open
wide. The rope, its bangs disheveled, wrapped around him like a shroud. La autora decidió darle una forma siniestra a lo que podría ser tratado de manera dulce e inocente. La historia se convierte en un viaje perturbador donde la vida adquiere una vida propia y termina con su dueño. Papá, el primer alfarero, le enseña a la protagonista cómo amasar
el barro para evitar que los grumos arruinen las cosas importantes. Desde pequeña, la niña disfruta viendo trabajar a su padre, quien le enseña "el oficio" como un regalo especial. Sin embargo, cuando le pide saber cómo creó al conejito, él se ríe y dice que lo hizo con barro del primer hombre, Adán. La escritora argentina Patricia Nasello muestra en
este cuento la microficción a través de una narrativa en primera persona. La protagonista aprende el oficio de alfarería junto a su padre, quien menciona a Dios como creador del universo y le explica que ellos también pueden confeccionar objetos a través del barro. Aquí es donde las cosas toman un giro perturbador. La figura de conejo creada por la
chica se hace real, lo que deja al lector en suspenso y debiéndolo adivinar cómo reaccionará su padre. El hombre estaba sentado en su sillón, leyendo una novela, cuando se sintió invadido por la realidad del libro. La historia que estaba viviendo se convirtió en su presente y comenzó a amenazar su estabilidad y vida. La escritora española María
Francisca Barbero Las Heras presenta una criatura misteriosa que tiene la capacidad de ocupar los cuerpos de los humanos, jugando con el miedo primigenio del ser humano hacia una naturaleza depredadora. Esta criatura afirma provenir de la familia de los Hydridae, un tipo de organismo capaz de regenerarse y reproducirse muy fácilmente. En
otro texto, la escritora argentina María Belén Alemán cuenta la historia del basilisco, una criatura parecida a una serpiente que es capaz de matar con su mirada. Después de encontrar el basilisco en un huevo roto, el protagonista se convierte en uno de estos seres repugnantes y amenazantes para el resto del mundo. La escritora argentina
Mariángeles Abelli Bonardi presenta una historia llamada Encantato, aunque su texto no está incluido aquí. La leyenda del Bufeo Colorado, un mito propio de América Latina, describe a una criatura que abandona el agua en días de fiesta y se transforma en un joven bello y elegante. Según la creencia popular, esta criatura conquistaba mujeres, pero
jamás se quitaba su sombrero, mostrando los orificios nasales. Esta historia solía usarse para explicar embarazos fuera del matrimonio. En el relato de Mariángeles Abelli Bonardi, la criatura seduce a una chica y la deja embarazada antes de regresar al agua, convirtiéndose en un delfín rosado conocido como Boto en Brasil. Perdido el control sobre mi
mano, que parecía tener vida propia y seguir órdenes para terminar lo que había empezado. Al día siguiente, emocionada con mi marioneta y la ilusión de mostrarla a mis estudiantes, me encontré con un sorprendente descubrimiento: mi creación había cobrado vida y se había anclado en las alfardas del techo, mirándome sarcásticamente y
agradeciéndome. Entonces, Patricia Morales Betancourt nos presenta una historia sobre un docente que intenta crear un títere para hacer clases más dinámicas vía internet, pero su invención cobra vida y decide utilizar a su creador como títere con intenciones desconocidas. Reinaldo Bernal Cárdenas, un escritor colombiano, nos ofrece dos
microrrelatos de terror para hacer nuestro día o noche más emocionante. El primer relato, "Insomnio", sigue la historia de una viuda que se siente observada por alguien o algo en su vieja mansión, y que intenta expulsar a los fantasmas con conjuros aprendidos de su madre. El segundo relato, "Con instinto de primera", nos presenta a un personaje
que sigue el rastro de su pasado en un mundo desolado, rodeada por la negritud crepuscular y los enormes muros derruidos. Sora desliza la mirada de la pantalla del computador hacia su pequeño hijo, un gesto maternal y lleno de paciencia lo invade. Solo es un niño indefenso, piensa ella, lo que le quita la irritación y se levanta para acercarse a él.
No entiende qué reclama hoy, qué necesita. Lo ha alimentado con papilla de manzana y le ha dado el sol, pero sigue gimoteando, aquellos ojos pequeños suplican y demandan. Sora desconoce si son cólicos, sueño, ansiedad o algún dolor... "Sé bueno y traga la pastilla, toma un poco más de agua. Shhh... tranquilo." Su instinto le dicta priorizar la
sangre que late en el pequeño y se sienta junto a él con gran devoción. Con voz baja y ternura, Sora comienza a cantar una canción, "la, la, la", extendiendo los dedos para masajear su pelo frágil y luego dejarlos resbalar mimosos por su cara atormentada. Por varios minutos sigue cantando... Sin resultado. Agobiada por la incertidumbre y la
extenuación de muchas noches difíciles, Sora se muerde el labio inferior y eleva la vista hacia el cielo a través del ventanal, buscando un respiro para ella misma.