Estos No Son Cuentos de Hadas PDF
Estos No Son Cuentos de Hadas PDF
Estos No Son Cuentos de Hadas PDF
ENRIQUE DE LA CRUZ
2
ÍNDICE
PERDIDA /4
LA ESPERA /6
ÁNGELA /9
3
PERDIDA
Esta noche hace mucho frío y presiento que será la última para
mí, cof, cof… Hace dos días, lejos de este callejón, yo conocí a
una dulce niña que me hizo creer en la amistad. Era de mañana,
y me encontraba sola y hambrienta en una esquina. Las
personas que pasaban por allí me miraban con asco. Tal vez mi
carita sucia o mi cuerpo extremadamente delgado les generaba
repugnancia, cof, cof… Al parecer ella había salido a jugar al
patio de su casa, pero al percatarse de mi presencia decidió
acercarse y preguntarme si estaba perdida. Le dije que sí y
enseguida me abrazó. Fue una sensación extraña, pero a la vez
cálida y reconfortante la que sentí en ese momento, cof, cof…
Después, como si una gran idea hubiera pasado por su mente,
entró en su casa y trajo una lata de sardinas que no dudé en
comer. Cuando terminé, le oí decir: «Papá y mamá no me
dejarán tenerte en casa. Pero si tú permaneces afuera yo puedo
traerte comida todos los días». Al terminar de decir estas
palabras, noté que se puso triste por no poder hacer más por mí.
Luego se fue prometiendo que volvería al mediodía para jugar
juntas. Y de hecho que pensaba quedarme ya que ella era la
primera persona que me había tratado tan bien en toda mi vida,
cof, cof… Sin embargo, el destino me tenía reservada una
sorpresa con menos dichas, porque unas horas más tarde pasó
4
por aquel lugar un niño malvado que me llevó consigo. Y cuando
llegamos a su casa, empezó a maltratarme e incluso llamó a sus
amigos para que mi tormento fuera mayor. Me ahorcaban, me
arrojaban al aire sujetándome de la cola y me usaban de blanco
lanzándome piedras. Era horrible. Yo me preguntaba qué daño
les había hecho a esos niños para que me trataran con crueldad,
pero por más que lo pensaba no entendía aquel actuar, cof, cof…
De esta manera continuaron maltratándome a la tarde siguiente,
hasta que en un descuido intenté escapar para buscar a mi
protectora, pero no pude porque al cruzar la calle me atropelló
un auto y ya solo logré arrastrarme hasta aquí, cof, cof… Ahora
que la temperatura de la noche a descendido aún más y que
siento demasiado cerca la muerte, agradezco a aquella niña por
haberme tratado con amor al menos por un rato, cof, cof… Yo sé
bien que hubiéramos llegado a ser mejores amigas…
5
LA ESPERA
Hay un viejo que visita este parque los mismos días que yo. Se
sienta en la banca de enfrente y permanece callado. Desde hace
unos días lo he visto sonreír y ponerse triste sin motivo, sin
embargo, no hemos cruzado palabras… Y hablando de él, aquí
viene otra vez. Se ha sentado y me mira como si quisiera
dirigirme la palabra. ¡Va! ¡Al diablo la timidez! Parece un buen
tipo. Le voy a hablar.
—Ja, ja, ja… No. Es real. Tan real como esta banca y como esta
conversación.
6
—Pues sí. Verá, mi papá…
—¿Tu papá?
—Ah, comprendo.
7
—No te preocupes, él siempre llega. Más bien, conversamos
otro día que puedas. Cuídate mucho.
8
ÁNGELA
9
—¡Max! —dijo ella y se refugió en sus brazos.
—Por lo visto el único imbécil aquí eres tú por no querer abrir los
ojos.
10
agredirme... ¡Fue horrible! —dijo tapándose la cara con las
manos.
11
sensualidad hasta el enorme espejo del ropero. Allí se contempló
hermosa y provocativa como todas las noches en que dejaba
aflorar por completo su verdadera personalidad. ¡Ya estaba lista!
Afuera, otro iluso la esperaba en un automóvil.
12