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La clase obrera rusa, a diferencia de las demás clases y sectores de la
sociedad rusa, revela un interés permanente por los conocimientos políticos, y su demanda de publicaciones clandestinas es siempre inmensa (y no sólo en períodos de efervescencia singular). Ante semejante demanda masiva, cuando se ha iniciado ya la formación de dirigentes revolucionarios experimentados, cuando la clase obrera ha llegado aun grado tal de concentración que la convierte de hecho en dueña de la situación en los barrios obreros de las grandes ciudades, en los poblados de las fábricas y en las localidades fabriles, la organización de un periódico político está plenamente al alcance del proletariado. Y a través del proletariado, el periódico penetrará en las filas de la pequeña burguesía urbana, de los artesanos rurales y de los campesinos, y será un verdadero periódico político popular. La misión del periódico no se limita, sin embargo, a difundir ideas, a educar políticamente y a conquistar aliados políticos. El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En este último sentido se le puede comparar con los andamios que se levantan alrededor de un edificio en construcción, que señalan sus contornos, facilitan las relaciones entre los distintos constructores, les ayudan a distribuirse la tarea y a observar los resultados generales alcanzados por el trabajo organizado. Con la ayuda del periódico, y en ligazón con él, se irá formando por sí misma una organización permanente, que se ocupe no sólo en la labor local, sino también en la labor general regular; que habitúe a sus miembros a seguir atentamente los acontecimientos políticos, a apreciar su significado y su influencia sobre los distintos sectores de la población, a concebir los medios más adecuados para que el partido revolucionario influya en estos acontecimientos. La sola tarea técnica de asegurar un suministro normal de informaciones al periódico y una difusión normal del mismo obliga ya a crear una red de agentes locales del partido único, de agentes que mantengan entre sí relaciones intensas, que conozcan el estado general de las cosas, que se acostumbren a cumplir sistemáticamente funciones parciales de una labor realizada en toda Rusia y que prueben sus fuerzas en la organización de distintas acciones revolucionarias. Esta red de agentes* será precisamente la armazón de la organización que necesitamos: lo suficientemente grande para abarcar todo el país; lo suficientemente vasta y variada para instaurar una rigurosa y detallada división del trabajo; lo suficientemente firme para saber proseguir sin desmayo su labor en todas las circunstancias y en todos los "virajes" y situaciones inesperadas; lo suficientemente flexible para saber, de un lado, rehuir las batallas en campo abierto contra un enemigo que tiene superioridad aplastante de fuerzas cuando concentra éstas en un punto, y para saber, de otro lado, aprovechar la torpeza de movimientos de este enemigo y lanzarse sobre él en el sitio y en el momento en que menos espere ser atacado. _________________________________________________________________ * [Nota original] Por supuesto, estos agentes podrían trabajar eficazmente sólo vinculados por entero a los comités locales (grupos, círculos) de nuestro partido. Y, en general, todo el plan que trazamos es irrealizable, desde luego, sin el apoyo más activo de los comités, que más de una vez han dado pasos para unificar el